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Entre la mediación y la provocación


  1. Introducción
  2. Los hechos
  3. Espacio público mediático, imaginarios sociales y priorización de los conflictos
  4. A manera de conclusión

Introducción

Los recientes movimientos sociales ocurridos en el sur peruano, particularmente en Arequipa, han tenido un nuevo protagonista: los medios de comunicación y en especial la radio. Decimos "nuevo protagonista" porque su presencia no se ha dado al estilo tradicional; es decir, informar a la población acerca de la protesta social, o, en todo caso, generar opinión pública, sino que su papel ha sido de agitación, incitación a la violencia e incluso protagonista de algunos desmanes.

Este nuevo papel de los medios no sólo ha ocurrido en el sur peruano sino en todo el país lo cual nos obliga, desde la óptica de las ciencias comunicacionales, a reflexionar acerca del nuevo rol que han empezado a tener algunos medios de comunicación, ya sea para evaluar su pertinencia como constructores de imaginarios sociales que contribuyan al desarrollo y la paz de la sociedad, o para entender porqué hay un privilegio en el tratamiento y difusión de los conflictos azuzando así la violencia.

Los hechos

Una de las características que forman la identidad de Arequipa es su carácter rebelde o revolucionario. Desde la naciente república peruana (1821) hasta entrado el siglo XX, la presencia de Arequipa en los movimientos sociales fue de tal magnitud que historiadores de la talla de Jorge Basadre la calificaron como la protagonista del Perú republicano con lo que se ganó el denominativo de León del Sur[2]

El "rugido del León", tiene momentos memorables como los movimientos de 1950 y 1955, fechas históricas para Arequipa y el Perú porque significaron quiebres políticos y sociales de gran trascendencia[3]Desde esa fecha, hasta iniciado el s. XXI, no se produjo, en la también denominada Ciudad Blanca, grandes movilizaciones o protestas sociales, lo cual supuso que el León estaba adormitado.

Sin embargo, en el 2002, durante el gobierno de Alejandro Toledo, se produjo un movimiento social de tal magnitud que hizo tambalear al flamante gobierno toledista. La razón de la protesta fue el rechazo del pueblo arequipeño a los intentos de privatización de las compañías eléctricas Egasa y Egesur[4]Luego de varios días de protestas y movilizaciones que tuvieron impacto internacional gracias a los medios de comunicación y que incluso contagiaron a otras regiones del país, hicieron retroceder al gobierno en su intento privatizador para, finalmente, negociar un acuerdo con el que finiquitó la protesta generando un sentimiento de triunfo en la población arequipeña y, además, nuevos protagonistas y liderazgos en el espectro político local, destacándose la presencia del Frente Amplio Cívico de Arequipa (FACA).

Ya en esa protesta social, que muchos calificaron como "Gesta Heroica"[5], pudo observarse la participación protagónica de los medios de comunicación, especialmente la radio y, en particular, "Radio Melodía", emisora de alta audiencia para la época[6]y vinculada a los sectores populares. En esa ocasión, esa emisora prácticamente describía un ambiente de guerra para lo cual llamaba a la juventud arequipeña a inscribirse a una especie de milicia popular para "defender los intereses del pueblo". También convocaba a la población en general para dar sostén a ese "ejercito heroico" que iniciaría la resistencia contra los "enemigos capitalinos"; es decir, Lima.

En el presente año (2007), se han repetido las protestas. La última ocurrió en junio pasado y fue motivada por el alza del pan y los combustibles. Esta vez fue contra el gobierno aprista y sirvió, también, de termómetro para medir las fuerzas del FACA y del APRA que está en su segundo gobierno. Durante los días que duró la protesta, muchas veces cargada de violencia, pudo notarse el protagonismo, nuevamente, de la radio. Esta vez no fue "Melodía" como sucedió cinco años atrás, sino de noveles emisoras: "La Exitosa" y "La Caribeña" que, en realidad, forman parte de una misma corporación radial. Es más, en esta ocasión esas nuevas radios propiciaron un ataque contra las unidades móviles de "Radio Melodía" acusándola de "entreguista y vendepatria". Obviamente, esas emisoras, "La Exitosa" y "La Caribeña" se autoerogan la representatividad absoluta y auténtica del pueblo arequipeño. Su participación en la reciente protesta social fue medular; es más, ampliaron la agenda discursiva del movimiento social, pues ya no se trataba sólo del pan y de la gasolina, sino también del aumento general de sueldos y salarios, rechazo al Tratado de Libre Comercio, una nueva Constitución Política, e incluso la renuncia de todas las autoridades políticas, empezando por la del Presidente de la República. De no ocurrir los vociferantes mandatos que emitían esas radios, el único camino que quedaba era la revolución total.

Esta situación que ocurrió y viene ocurriendo en Arequipa cada vez que hay un movimiento social, está ocurriendo también en otras zonas del país[7]Es decir, los medios de comunicación, en especial la radio, vienen actuando como un instrumento agitativo y violentista, en lugar de informativo, y además construyendo un imaginario social que describe a la realidad como un escenario atravesado por profundas diferencias clasistas e injusticias sociales que sólo encuentran la solución a través del enfrentamiento con los bloques de poder, ya sea políticos, económicos e incluso institucionales[8]Un caso representativo es el ocurrido en la ciudad de Puno donde Hernán Fuentes Guzmán, propietario de "Radio Perú" usó su emisora con ese tipo de discurso logrando ganar las elecciones regionales y erigiéndose hoy como el nuevo Presidente Regional de la ciudad altiplánica. Actualmente, sigue usando su emisora para hacer agitación política y se ha convertido en representante y vocero del Chavismo en el sur peruano, a través de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA)[9].

Fuera de los periodos de protestas y movilización social, esas emisoras tienen programas que se han convertido en los verdaderos espacios de discusión y acuerdos de las organizaciones populares y políticas; es decir, en esos programas, que especialmente se transmiten entre las cuatro y seis de la mañana, los dirigentes gremiales, políticos y sindicales se reúnen para tomar acuerdos y trasmitirlos a sus "bases" que usualmente son la toma de tal plaza o calle o la marcha por tal jirón o avenida.

Esta situación nos plantea, con los instrumentos socio-comunicionales, una reflexión acerca del papel de los medios y el nuevo perfil que vienen adoptando algunos en su función constructora de imaginarios sociales. Una explicación fácil del asunto en cuestión es encontrar las razones políticas que animarían dichos actos comunicativos[10]Sin embargo, creemos que hay explicaciones más profundas que nos ayudan a comprender esa tendencia por la que han optado ciertos medios al privilegiar la violencia o el conflicto, resaltando el perfil y los puntos de vista de los diversos actores y aumentando la cantidad y calidad de las formas de acceso al debate social.

Espacio público mediático, imaginarios sociales y priorización de los conflictos

Que los medios tengan un papel en los sucesos medulares de la sociedad no es una novedad, pues en las sociedades masivas, los medios tiene especial participación; es más, su denominación de "masivo", proviene justamente de su integración a la sociedad "masiva". Es más, en la actual sociedad, denominada también de la "información" se está construyendo un nuevo espacio, llamado espacio público mediático. En las palabras de Jean-Marc Ferry: "…La redefinición del espacio público está justificada por el advenimiento de la ´sociedad de los medios´, un siglo después de la ´sociedad de masas´. Para ello se puede partir de una reflexión sobre el espacio público, entendido en su acepción más amplia. El ´espacio público´, que con mucho desborda el campo de interacción definido por la comunicación política, es -en sentido lato- el marco ´mediático´ gracias al cual el dispositivo institucional y tecnológico propio de las sociedades posindustriales es capaz de presentar a un ´público´ los múltiples aspectos de la vida social"[11].

En este nuevo espacio, lo público, como lo indica Ferry, no es sólo un conjunto humano de una Nación sino de todos los que son capaces de percibir y comprender los mensajes difundidos en el mundo, y lo mediático es aquello que mediatiza la comunicación de las sociedades consigo mismas y entre sí[12]

En este nuevo espacio, conceptos y prácticas tradicionales como opinión pública, política, y comunicaciones no van aisladas sino que se integran y complementan, configurando lo que hoy se conoce como comunicación política[13]respondiendo así a las principales características de la política contemporánea: la expansión de la esfera política con el aumento de los problemas y actores que se van integrando a él y la importancia creciente de las comunicaciones, además del peso de los medios y de la opinión pública expresada a través de los sondeos. Eso significa que no podemos hablar de democracia si obviamos el papel de las comunicaciones y en particular de los medios, pues en la actualidad es imposible gobernar sin retrovisor; es decir, ignorando lo que quiere la opinión pública. En ese sentido, mientras por un lado las encuestas se constituyen en los retrovisores de la opinión pública, por el otro, los medios cumplen el papel descendente y ascendente. O sea, del poder político a la ciudadanía y de ésta a aquella[14]

Por "Imaginario social", tomamos el concepto de Castoriadis. Para el autor: "El imaginario no es imagen de… es creación incesante y esencialmente indeterminada (social-histórica-psíquica) de figuras/formas/imágenes, y sólo a partir de éstas puede tratarse de 'algo'. Lo que llamamos 'realidad' y 'racionalidad' son obras de esta creación"[15].

Hoy sabemos que los medios de comunicación ocupan una posición estratégica en ese proceso de construcción de imaginarios sociales o colectivos, en tanto que constituyen, en muchas ocasiones, la única fuente de conocimiento para el público. La mayor parte del público se informa (y se forma) a través de ellos. En infinidad de ocasiones, se construyen mediáticamente aquellos acontecimientos que interpretamos como "malestares sociales". Eso no quiere decir que por ser construidos de esta manera no existan, sino que se presenta todo un proceso de reconocimiento y de maneras distintas de hablar de ellos. Indudablemente, se potencian unos u otros aspectos, según las maneras de construir el discurso y no es de extrañar que a través de los medios y especialmente de las radios que es el caso que venimos tratando, se construyan discursivamente las realidades sociales[16]

En un panorama general, los medios seleccionan determinados aconteceres para hacerlos públicos, a través de la creación y la difusión de informaciones, opiniones e ideas. De esta forma, en el marco de los sucesos públicos, se construyen determinados objetos de referencia por lo que las representaciones sociales juegan un papel muy importante al momento de construir imágenes, significados, marcos de referencia para la interpretación y la acción frente a las realidades sociales en general, y los conflictos, en particular.

Las representaciones sociales constituyen una forma de conocimiento socialmente elaborada y compartidas por los individuos que dan cuenta de la existencia de una realidad

social que permite acercarse a los fenómenos colectivos y pasar del nivel interpersonal al nivel social pues a partir de la información que recibe el individuo, de sus experiencias y modelos de pensamiento compartidos y transmitidos, permite la descripción, simbolización y características de los objetos del mundo social atribuyéndoles un sentido. Es decir, los medios de comunicación, al construir la realidad social, la dota de sentido y al momento de que toda realidad es representada y apropiada por el individuo se constituye en la realidad misma.

Las representaciones sociales no sólo son procesos cognitivos, sino también construcciones simbólicas de la realidad social, que juegan un papel importante como órganos ideológicos ante las masas, en tanto que legitiman el discurso de un orden social imperante, donde los grupos de poder se relacionan con los medios masivos de comunicación para acercarnos a la inteligibilidad de la realidad y dotarla de sentido[17]Por ello mismo, el estudio de las representaciones sociales permite indagar acerca de estas visiones del mundo, entender la dinámica de las interacciones sociales, determinar las prácticas sociales y comprender las regulaciones sociales que actualizan determinados funcionamientos cognoscitivos en contextos específicos.

Si aceptamos que los medios masivos de comunicación son los que al dar cuenta de la realidad del mundo acaban configurando nuestra realidad, entonces podemos advertir, que, por ejemplo, la paz no es mediática. En todo caso resulta más interesante, excitante e impactante el conflicto, la violencia, la guerra. La paz, desde esta perspectiva, tiene una imagen única, monótona, aburrida, carente de imaginación. En cambio la guerra, la violencia, es fotogénica y se entiende con toda facilidad: unos contra otros[18]

Abiertamente o en secreto, en público o en la intimidad, las caras del conflicto o la violencia son infinitas, parecen estar por todas partes y desde luego, los medios nos las muestran todos los días. El asesinato, la marginación, el desprecio, la falta de respeto son también caras que se nos exponen todos los días. Mirar el conflicto y la violencia es también una forma de hacerla[19]

Entender el conflicto y/o la violencia implica más allá de comentar los golpes y las agresiones físicas. La violencia "está presente cuando los seres humanos se ven influidos de tal manera que sus realizaciones afectivas, somáticas y mentales, están por debajo de sus realizaciones potenciales"[20]. La violencia aparecería, por tanto, cuando por motivos ajenos a nuestra voluntad, no somos lo que podríamos ser o no tenemos lo que podríamos tener, de tal forma que la violencia quedaría definida como la causa de la diferencia entre lo potencial y lo afectivo. Vale la pena distinguir, siguiendo el planteamiento de Tortosa[21]los casos en que la violencia manifiesta un problema anterior (frustración, opresión, marginación, fragmentación, alienación) y aquellos casos en los que la violencia es un medio para alcanzar un fin (territorio, poder, bienes, satisfacción, venganza); de tal forma que la violencia, lejos de ser un comportamiento violento, es una respuesta a un conflicto. Por su parte, los conflictos son entendidos como "aquellas situaciones de disputa o divergencia en las que existe una contraposición de intereses, necesidades, sentimientos, objetivos, conductas, perspectivas, valores y/o afectos entre individuos o grupos que definen sus metas como mutuamente incompatibles. El conflicto es algo consustancial e ineludible en la naturaleza humana, y puede existir o no una expresión violenta de las incompatibilidades sociales que genera"[22]. La idea negativa del conflicto permite, con mucha facilidad, confundir toda expresión de violencia como conflicto, y la ausencia de violencia con una situación sin conflicto.

A partir de la idea negativa de conflicto, en los medios aparecen conflictos los cuales hay que intuir, dado que lo que se presenta y representa son las acciones violentas. Aunque también es cierto que los medios de comunicación hablan del conflicto exponiendo los temas en controversia y sus diferentes interpretaciones, resaltando, como lo decimos arriba, el perfil y los puntos de vista de los diversos actores, aumentando así la cantidad y calidad de las formas de acceso al debate social.

Interesa entender, entonces, que el conflicto supone una pugna por la producción y reapropiación de significados, y tal como lo plantea Ramonet[23]durante los últimos veinte años la globalización de la información ha modificado de manera importante el tratamiento de los conflictos. Si la información que llega de otros espacios potencia a los conflictos, se hace necesario ver cómo se representan socialmente los actores de los mismos, ya que ello derivará en modelos interpretativos de la realidad, entendidos estos como los paradigmas argumentativos empleados por los hablantes.

La construcción del acontecimiento que hacen los medios de comunicación genera que la representación de los actores se encamine hacia procesos de violencia. Por ello mismo es importante comprender el tratamiento y la trascendencia que el medio le otorga al conflicto, el desplazamiento temático que se hace del mismo y que permite sea sujeto de atención mediática; la referencia y caracterización de los actores del conflicto que se representa; y la diferenciación o jerarquización con que se muestran sobre los actores, de acuerdo a la caracterización del objeto discursivo de la paz y/o de la violencia que se les otorga a cada uno de ellos.

A manera de conclusión

La importancia que guardan los medios de comunicación, especialmente en coyunturas atravesadas por movimientos sociales o de protesta, reside en dos hechos indisolubles: por una parte, en la inserción que tienen en la vida cotidiana, y por la otra, en que son productores y distribuidores de significaciones y de conocimientos acerca de la realidad. De tal forma que su estudio y análisis merece especial atención, sobre todo si se entiende que a partir de ellos se están tejiendo nuevos entramados sociales, si se parte del hecho de que a partir de sus discursos se reconstruye el sentido social. De esa manera, tal como lo hemos descrito en la primera parte del trabajo, podemos encontrar algunos rasgos que nos permiten entender cómo se abordan y manejan el tema de los conflictos y la violencia por parte de algunas radios locales: a) se enfatizan los conflictos de naturaleza estructural, b) se legitima el uso de la violencia, y c) se justifica la violencia como un medio para conseguir un fin.

Si bien este análisis nos permite comprender el papel de ciertos medios de comunicación, en especial los radiales de la ciudad de Arequipa, en coyunturas de conflicto social, queda la tarea de examinar cómo es que éstos se integran o comprometen al quehacer de formar opinión y, consecuentemente fortalecer la identidad, conciencia ciudadana y, finalmente, consolidar la democracia, labores aun pendientes en la agenda del país.

 

 

Autor:

José Luis Vargas Gutiérrez

Magíster PUCP, estudios doctorales UNMSM, Decano del Colegio de Sociólogos de Arequipa-Perú,

Post Director de Sociología UNSA,

Arequipa, junio de 2007

[1] Ponencia presentada al Seminario-taller nacional Movimientos sociales y democracia, junio de 2007.

[2] Nadie mejor que la escritora Flora Tristán para describir ese espíritu guerrero. Ella decía que mientras en Lima, cuando sonaba un tiro se cerraba todas las puertas, en Arequipa la gente salía a las calles preguntando por quién es la revolución. Puede verse de la autora Peregrinaciones de una Paria. Arequipa, UNSA, 1998.

[3] Una mayor explicación puede encontrarse en Caravedo, Baltasar. Desarrollo desigual y lucha política en el Perú, 1948-56, IEP, Lima, 1978, y en Vargas, José Luis, “Arequipa, en búsqueda del León perdido”, en Paradigmas 2, Revista científica de Concytec, Lima, 2002.

[4] Un amplio ensayo al respecto puede leerse en Vargas, José Luis “¡Erupcionó¡ La protesta de Arequipa y el nuevo escenario político”, en Quehacer 136, DESCO, Lima, 2002.

[5] Puede verse Luis Saraya. La gesta de junio, testimonio de lucha. Editorial UNSA, Arequipa, 2006.

[6] Medición hecha por Peruana de Opinión Pública (POP), 2002.

[7] Caretas, la revista más importante del país dedicó su número 1985 a ese tema. Puede verse “Violencia y radio bemba” (10-7-07).

[8] En una de las paralizaciones recientes, grupos de ciudadanos, encabezados por la Iglesia y la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa, propusieron una marcha para acabar con las protestas, debido al malestar que genera en la economía y el funcionamiento normal de la ciudad. Esa marcha se haría luciendo polos blancos como símbolo de paz y reconciliación. Inmediatamente, esas radios respondieron con los Polos Rojos, propulsando la continuación de la huelga y acusando a los Blancos de Pitucos, gringitos, opusdeisistas, etc. Es más, amenazaron con una contramarcha previendo lamentables resultados.

[9] Una mplio informe al respecto puede leerse en “Las dos caras de Fuentes”, en el semanario regional sureño El Búho Nro. 285, 17-7-07.

[10] Se ha informado que esas radios pertenecen o están estrechamente ligados al Partido Nacionalista de Ollanta Umala, principal opositor del gobierno, quien prometió que Alan García no llegaba al primer año de su segundo mandato. Puede verse “Todo por el rating, el secreto de La Exitosa”, en El Búho Nro. 284, 2007.

[11] Ferry, Jean-Marc. "Las transformaciones de la publicidad política", en El nuevo espacio público, Gedisa, Barcelona, 1992.

[12] Ibíd.

[13] Wolton, Dominique. "La comunicación política, construcción de un modelo" en El nuevo espacio público, Op. Cit.

[14] Ibíd.

[15] Castoriadis, Cornelius. El mundo fragmentado, Altamira, Uruguay, 1993.

[16] Es importante notar el peso e importancia que tiene la radio al interior del Perú. Muchas de ellas han producido, incluso, varios congresistas; es decir, locutores que han sido elegidos parlamentarios. Lo curiosos es que al llegar a las altas esferas del poder, se han olvidado de los discursos agitativos que animaron sus campañas.

[17] Jodelet; D. “La representación social: fenómenos, conceptos y teoría”, en Moscovici, S. (ed) Psicología social II. Piados. Barcelona, 1993.

[18] Riviére, Margarita. El malentendido. Cómo nos educan los medios de comunicación. Icaria, Barcelona, 2003.

[19] Otra forma de entender este fenómeno es a través de lo que Juan Gargurevich ha denominado “la expansión de la cultura chicha en los medios”. Ver del autor Perú: Cultura Chicha y Comunicación Masiva. Ponencia presentada al Seminario Internacional: Tendencias y retos de la investigación en comunicación en América Latina. Lima, 1999.

[20] Galtung, Johan. Investigaciones teóricas, sociedad y cultura contemporánea. Tecnos, Alicante, 1995.

[21] Tortosa, José María. El largo camino de la violencia a la paz, Universidad de Alicante, Alicante, 2001.

[22] Ruíz, José Ángel. “Conflicto”, en Enciclopedia de Paz y Conflictos. Tomo I. Eirene, Granada, 2004

[23] Ramonet, Ignacio. La tiranía de la comunicación. Temas de Debate, Madrid, 1999.