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Los insecticidas


Partes: 1, 2

  1. Generalidades
  2. Antecedentes
  3. Clasificación de los plaguicidas
  4. La etiqueta
  5. Diferentes tipos de formulaciones
  6. Modo de acción de los insecticidas
  7. Intoxicación por organoclorado
  8. Intoxicación por organofosforados
  9. El Malathión
  10. El clorpirifos
  11. Aldicarb
  12. Intoxicación con Fipronil
  13. Intoxicación por mercurio
  14. Insecticidas biológicos
  15. Métodos de aplicación de insecticidas
  16. Conclusión
  17. Bibliografía

Los sufijos son instrumentos del lenguaje que sirven para modificar el significado de una palabra, dando origen a una palabra derivada.

El sufijo "cida", proveniente del latín, ampliamente utilizado en el español, entra en la palabra para la creación de nombres y adjetivos que significan "matador", "exterminador", "destructor", o que mata, extermina o destruye.

De esta forma, un "biocida" es una sustancia que se emplea para matar organismos vivos o detener su desarrollo; un producto que elimine los callos será un "callicida"; el que mate que hongos "fungicida" y el que inhiba la acción del espermatozoide, "espermicida"………… Y así por estilo.

Dentro de ese contexto, los plaguicidas son sustancias que se utilizan para eliminar plagas. Suele utilizarse erróneamente el término pesticida para nombrar a los plaguicidas; y es que la palabra pesticida, por sus raíces etimológicas correspondería a un producto para acabar con la "peste", enfermedad contagiosa propia de los roedores producida por una bacteria, la Yersinia pestis. La peste pasa del roedor al hombre mediante la picada de una pulga que previamente ha picado a un roedor enfermo. (Ver: Causas y consecuencias de la peste negra).

Comercialmente, los plaguicidas se nombran según el tipo de plaga que ataquen, incluso se diferencian según su particularidad; por ejemplo, entre los herbicidas para matar hierbas, unos matan especies monocotiledóneas o de hoja fina, y otros afectan solo dicotiledóneas o de hoja ancha; unos actúan inhibiendo la fotosíntesis y otros inhibiendo la división celular. En muchos casos existe un producto que es de "amplio espectro", este no es especifico; por ejemplo, un herbicida amplio espectro afectaría dicotiledóneas y monocotiledóneas, o la gran mayoría de ellas.

Asimismo, los insecticidas son para matar insectos.

A finales del siglo 19, la necesidad de controlar las plagas agrícolas provocó el impulso de la industria de los plaguicidas, o sea, floreció la alternativa de la utilización de productos que

eliminaran las plagas que afectaban los diferentes cultivos comerciales. Hasta ese entonces se registran ejemplos particulares de utilización de insecticidas naturales en el control de plagas

agrícolas; de forma limitada se aprovechaba el efecto insecticida de sustancias naturales como los piretros, la nicotina y la rotenona. Las enfermedades de la uva promovieron la aparición de los fungicidas en bases a cobre y magnesio. También se usaron derivados del arsénico entre otros, contra la filoxera y otras plagas agrícolas, como la del escarabajo del algodón.

En realidad, la industria de los plaguicidas tiene sus raíces en la investigación de los venenos con fines bélicos. Ya la primera guerra mundial había sido catalogada como "guerra química", por la cantidad y variedad de venenos utilizados por uno y otro bando y lo que propició el establecimiento de un acuerdo internacional, que prohibía el uso de químicos tóxicos con fines bélicos.

Durante la segunda guerra mundial la utilización de venenos se hizo necesaria para la erradicación de los vectores (mosquitos, pulgas y piojos) que transmitían enfermedades que afectaban a los soldados como la malaria, dengue, Tifus, enfermedad del sueño, etc. También se practicó el uso de gases venenosos en los campos nazis de exterminio judío.

Es así como se desarrollan los plaguicidas orgánicos sintéticos (orgánicos por ser derivados del carbono); los aliados occidentales trabajaban en el desarrollo de hidrocarburos clorados, mientras los alemanes hacían lo mismo con los fosforados. Los carbamatos fueron desarrollados por los suizos a partir del 1940.

En el año 1939, el investigador suizo Paul Müller (1899-1965) descubrió la efectiva acción insecticida del dicloro-difenil-tricloroetano, conocido mundialmente con el nombre de DDT; este descubrimiento le valió el Premio Nobel en fisiología y medicina en 1948. Los éxitos alcanzados por el DDT fueron espectaculares. Su efectividad se manifestó no solo en campañas de salud pública, sino a nivel de cultivos agrícolas. Sin embargo, las plagas fueron adquiriendo resistencia a estos productos, lo que obligó a aumentar la concentración de las aplicaciones, adquiriendo las plagas mayor resistencia aun, a tal punto que muchas se hicieron inmunes.

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Los estragos provocados en el medio ambiente a causa de la utilización del DDT fueron enormes. Este insecticida no se diluye en el agua, pero si en la grasa animal donde se acumula provocando trastornos a la salud del hombre, animales, aves, peces e insectos. Su permanencia en el ambiente es larga debido a que es poco biodegradable; en el suelo puede durar hasta 50 años, en la grasa humana de 7 a 8 años.

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La alarma contra el DDT, fue el libro "Primavera Silenciosa" de Rachel Carson, cuyo tema planteaba una campiña sin vida silvestre por haber sucumbido victima de la acción de este y otros insecticidas.

Esta bióloga estadounidense, madre del ecologismo moderno, se dedicó a estudiar los efectos del uso de los insecticidas y sus repercusiones en el ambiente. Publicó su obra en el 1962. Carson afirmaba con razón que el DDT más que insecticida era un biocida y se refería a ese producto como el "elixir de la muerte".

"En una población en la que se pulverizaron las tierras con DDT para acabar con una invasión de escarabajos se inició un proceso de fatales consecuencias. Los escarabajos medio muertos atrajeron a los pájaros insectívoros, la lluvia arrastró los componentes químicos, los cuales afectaron a las lombrices y contaminaron los charcos donde bebían diferentes aves. Ardillas, ratas almizcleras, conejos o zorras tigrillo fueron los siguientes en morir. Los pájaros que sobrevivieron quedaron estériles, ya que el DDT impide que la cáscara de los huevos se endurezca, con lo que se rompían antes de su ciclo natural. Los gatos desaparecieron. A medida que el DDT iba escalando niveles tróficos, aumentaba su concentración en tejidos animales".

Este hecho sucedió en Sheldon, Estados Unidos, durante la cruzada que se llevó a cabo para exterminar al escarabajo japonés desde 1954 hasta 1961.

Lo peor de todo, dicho escarabajo continuó avanzando hacia nuevos territorios.

Este es uno de los tantos casos que ella narra en su libro. Cita también ejemplos reales de manifestación inaudita de nuevas plagas, de insectos que tradicionalmente eran inofensivos y que casi ni se veían, aumentaban su población desproporcionadamente; sus depredadores naturales habían muerto por la acción del plaguicida.

Hasta 1os años sesenta, los esquimales del norte no conocían el cáncer; cuando empezaron a manifestarse repetidos casos de esta enfermedad los estudios revelaron presencia de trazas de DDT en los cuerpos de los enfermos. Este hecho causó gran asombro en la comunidad científica. Se descubrió que el DDT y los clorados, tienen la capacidad de migrar a través de la atmosfera y depositarse en las regiones templadas.

Los argumentos de la Sra. Carson llevaron a la prohibición del uso del DDT en los EU, y dejaron abierto el debate de los efectos adversos de la utilización de los plaguicidas.

Primavera Silenciosa constituye un estandarte del pensamiento conservacionista. Loor a esta gran dama.

A partir del DDT, otros productos clorados aparecieron en el mercado, conformándose la primera generación de insecticidas, los órganos clorados, tales como los Drines (Endrín, Aldrín y Dieldrín), Endosulfán y Lindano. Las características residuales de los clorados, y las quejas y argumentos de los ecologistas, lograron desacreditar estos productos, dando nacimiento a una nueva generación de insecticidas, los órganos fosforados; solubles en agua y de menos acción residual; entre estos, Malatión, Paratión y Diclorvos. No obstante para los años 80, ya se había demostrado que los fosforados podían producir daños similares a los que producían los clorados. Posteriormente fueron desarrollados los carbamatos, derivados del acido carba mico, los cuales perdieron rápidamente su reputación debido a su alta toxicidad en animales de sangre caliente: Temik (aldicarb), Sevin (carbaryl) y Matacil (aminocarb).

Vale mencionar que el uso de todos los insecticidas hasta este momento mencionados, está prohibido en EEUU, y en los países de la Unión Europea, no así su fabricación. Estos países a pesar de no usarlos en sus territorios, los fabrican y hacen negocio con el tercer mundo.

La tendencia actual en la producción de los insecticidas es la utilización de productos naturales o productos naturales sintéticos, o sea, compuestos naturales de origen, pero producidos artificialmente los cuales tienen una acción inicial fuerte (efecto knock down) sobre el insecto, pero su efecto disminuye considerablemente rápido después de su aplicación. Tienen muy poca acción residual y no se acumulan en el organismo animal; predominan los insecticidas en base a los productos utilizados antiguamente: los piretros y la nicotina. A la rotenona que también solía aprovecharse, se le atribuye cierta relación con la manifestación del mal de Parkinson, por lo que se ha dejado de utilizar como insecticida.

El uso de plaguicidas se ha hecho prácticamente necesario, por lo que es importante conocer sus pro y sus contra, para estar en capacidad de saber escoger a que producto exponerse cuando sea necesario usarlos y correr el menor riesgo posible. Para el caso específico de las aplicaciones de insecticidas contra plagas domésticas, o sea, cuando las aplicaciones se hacen en las inmediaciones del hombre y sus animales, debe tenerse como norma general que el producto sea de origen natural: piretroides y nicotinoides con sus múltiples variantes, u otras opciones naturales, entre ellas, el neem, el limonelo y los biológicos.

Nota.

Existe un fenómeno denominado "efecto de destilación total" (global distillation effect, en inglés), mediante el cual, ciertos compuestos orgánicos volátiles tóxicos para la vida, unos fabricados intencionalmente y otros resultado de procesos industriales, pasan a través de la atmósfera desde las regiones del globo más calientes para condensarse en las regiones superiores más frías, depositándose en la vegetación, suelos y superficies acuosas. Estos componentes han sido bautizados con el nombre de Componentes Orgánicos Persistentes (COPs); son resistentes a la degradación química, biológica y foto lítica, y además se acumulan en el organismo animal y vegetal. Evidencias a nivel global señalan la presencia de este tipo de compuestos en pingüinos de la Antártida (Risebrough et., al 1976) y en osos polares (Derocher, 2003) en el Ártico. De igual forma se ha detectado la presencia de COPs en zonas de montaña tan remotas como el Aconcagua en los Andes (Quiroz, 2008), el Himalaya (Yang, 2008), los Alpes (Finizio, 2006) y los Pirineos (Gallegos, 2007) en Europa. Encabezan la lista de los producidos intencionalmente, el DDT y los organoclorados, hexaclobenceno -HCB-, el lindano -hexaclorohexano- y el Endosulfán; compuestos de utilización industrial: bifenilos poli clorados -PCBs- y los ésteres bifenilicos polibromados -PBDEs-. Otros son productos secundarios de procesos industriales, liberados a través de las chimeneas de industrias en que se fabrican algunos herbicidas: las dioxinas y los furanos.

La industria de los plaguicidas es amplia y diversa; bajo el calificativo de plaguicida, aparecen el mercado una amplia gama de ellos: herbicidas, insecticidas, raticidas, etc. Para su identificación se agrupan atendiendo a diferentes particularidades

Tipos de Plaguicidas

1. Según la plaga que controla:

Insecticidas……………………………….insectos.

Fungicidas…………………………………………..hongos.

Herbicidas…………………………………………. hiervas.

Acaricidas………………………………………….. ácaros.

Nematicidas-…………………………… Nemátodos (Gusanos de menos de 1mm de longitud).

Molusquicidas…………………………………… moluscos (babosas).

Raticidas……………………………………………. ratas y ratones.

Avicidas………………………………………………aves.

Bactericidas………………………………………… bacterias.

Parasiticida……………………………… parásitos.

2. Según su origen

Orgánicos Contienen carbono en su composición química

Inorgánicos No contienen carbono

Naturales Neem (azidarachtina), piretro nicotina

Naturales artificiales Piretroides, piretrinas, nicotinoides.

Biológicos Bacterias, depredadores (dipteros, coleópteros, ácaros, etc.)

3. Según la composición química:

– Órgano clorado.

– Órgano fosforado- Carbamatos- Piretroides- Bipiridilos- Fenoxiacéticos- Bromuros- Nitro fenólicos y Nitrocresólicos- Cloruros Orgánicos Sólidos- Arsenicales

– Mercuriales

4. Por su modo de acción

Contacto…………………………….. El producto actúa al tocar la plaga.

Ingestión…………………………….. Debe ser consumido, directa o indirectamente.

Inhalación……………………… Productos gaseosos.

Sistémico………………………… El insecticida sistémico es generalmente de uso agrícola y es formulado para penetrar al sistema circulatorio interno de la planta y dirigido hacia el estomago de insectos con aparato bucal chupador.

Todos los plaguicidas disponibles en el mercado, deben venir acompañados de una serie de informaciones propias del producto. Normas internacionales han sido establecidas para imprimirle un carácter universal a la nomenclatura con la que se identifican ciertas características de los plaguicidas. Dicha información debe venir impresa en la etiqueta del envase en el cual se expende el producto (frasco, funda, cubeta, etc.). No debe comprarse un plaguicida sin su etiqueta con las características del producto, advertencias e instrucciones correspondientes. Y si no se conoce el producto, no debe comprarse si la etiqueta del mismo está en un idioma que uno no pueda entender.

Las leyes fitosanitarias obligan a que la etiqueta de todo plaguicida que se comercializa, debe venir acompañado de una etiqueta en el idioma oficial del país donde se comercializa y en la cual debe aparecer la siguiente información:

Nombre Comercial. El nombre dado al plaguicida por el fabricante.

Nombre químico. (Principio o ingrediente activo). Es el nombre del compuesto químico que actúa como veneno. OJO: Debe tenerse en cuenta que es común encontrar el mismo producto químico con diferentes nombres comerciales.

Formulación. Las etiquetas de los plaguicidas siempre describen el tipo de fórmula; polvos, gránulos, pastillas, líquidos, soluciones y gases.

Composición. Describe los ingredientes que conforman el plaguicida y sus porcentajes. El ingrediente activo es el agente toxico del producto. Los ingredientes inertes son aquellos componentes que no tienen acción toxica, pero actúan como coadyuvantes.

Clasificación toxicológica. Viene dada por el color de una banda de color que generalmente es colocada en la parte inferior de la etiqueta.

Fabricante. La etiqueta debe tener el nombre y dirección del fabricante del producto.

Registro agrícola y números del producto. Según las leyes de cada país.

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Cuadro 6. Color banda etiqueta del envase según riesgo por OMS.

Palabra de precaución. Una parte del proceso de registro asigna una categoría de toxicidad a cada plaguicida y prescribe que palabra de precaución debe ser usado en la etiqueta.

Categoría

Palabra de precaución en la etiqueta

Toxicidad alta

PELIGRO

Toxicidad moderada

ADVERTENCIA

Toxicidad baja

PRECAUCIÓN

Relativamente no tóxico

NINGUNA

Indicaciones de precaución. Describe los peligros relacionados con el químico. Este menciona porque el plaguicida es peligroso, que efectos adversos pueden ocurrir y describe el tipo de equipo protector que debe ser usado mientras se trabaja con el producto.

Indicaciones de primeros auxilios. Describe que se debe hacer en caso de exposición accidental de contacto, inhalación o ingestión. Antídotos.

Indicaciones en clasificación de uso. Los plaguicidas son clasificados por las agencias de protección ambiental como de "Uso General" o "Uso Restringido". Estos últimos generalmente ameritan de técnicos registrados para su uso.

Instrucciones para el uso. Estas instrucciones describen como aplicar el plaguicidas, la dosis, cuanto usar, donde y cuando usar.

Indicaciones de uso inadecuado. Esta le recuerda al usuario aplicar el plaguicida de acuerdo a las indicaciones de la etiqueta.

Indicaciones sobre reentrar. Restricciones pueden aplicarse al tiempo que debe pasar para que una persona entre al área tratada con el plaguicida.

Indicaciones de almacenamiento o desecho. El almacenamiento inapropiado de algunos plaguicidas puede causar que estos pierdan efectividad, o peor aún, que cause explosión o fuego. Indicaciones para un almacenamiento apropiado y desecho de plaguicida deben aparecer claramente detallados en la etiqueta.

Garantía. Esta le informa a usted de sus derechos como comprador y limita la responsabilidad del fabricante.

Venta restringida. En algunos países, la venta de ciertos productos de acción controversial, y generalmente prohibidos en países desarrollados, existe esta figura; en este caso, el producto solo se vende en cantidades limitadas y a profesionales de grado especifico.

La Dosis

Se refiere a la cantidad de producto por unidad de volumen, o de área, necesaria para que el producto cumpla su función; y define una relación entre dos unidades de volumen, entre una de volumen y otra de peso o entre una de volumen y otra de área: centímetro cúbico del producto por galón o litro (cc/gal, cc/lt), mililitro por galón o litro (mm/gal, mm/lt.), litro del producto por hectárea (lt/ha), etc.

Las dosis que vienen dadas por unidad de área, generalmente corresponden a aplicaciones agrícolas.

Para plagas domesticas se trabaja con centímetros cúbicos por galón de agua (cc/galón), y centímetros cúbicos por litro de agua (cc/litro), para productos líquidos. O sea, tantos cc de un producto por litro o galón de agua, mezclados. Otros casos podrían también ser, gramos por litro o galón de agua, para productos en polvo o gránulos, pastilla por galón, o alguna medida por galón o litro de agua.

La Formulación.

Es la presentación del producto. La formulación es el proceso mediante el cual se combinan los componentes de un plaguicida, para hacerlo apto para su utilización y manejo. A través de la formulación, el ingrediente activo es combinado con aditivos que facilitan o estimulan su acción letal.

Un principio o ingrediente activo puede presentarse formulado de diferentes maneras lo que en ocasiones permite elegir la formulación a emplear dependiendo del objetivo buscado (seguridad, permanencia, equipo disponible, costos, etc.). Al momento de elegir que formulación utilizar, la seguridad del usuario y el respeto por el medio ambiente deben ser requisitos indispensables.

1- Formulaciones Sólidas

a) Polvo mojable (WP)

Se mezcla con agua la cual actúa como dispersante. No se diluye, cuando se seca el agua, el polvo queda. Ideal para superficies porosas.

b) Polvo soluble (SS)

Se mezcla con agua en la cual se diluye y forma un sistema homogéneo.

c) Gránulos solubles (SG)

Se presenta en gránulos mayores que el polvo, y que se diluyen en agua, comportándose igual que los polvos solubles.

d) Gránulos dispersables.

Gránulos como los anteriores pero con comportamiento similar al de el polvo mojable; al mezclarse con el agua el granulo se divide en partículas muy pequeñas, menores que el polvo.

e) Pastillas o tabletas. (TB)

Son los mismos polvos, pero presentados en tabletas o pastillas que al entrar en contacto con el agua, se diluyen o dispersan.

f) Gránulos o polvos para espolvoreo.

El principio activo se asocia a un inerte sólido, y el producto se aplica espolvoreado.

2) Formulaciones liquidas. Soluciones.

  • Concentrados Solubles.

Acuosas. Cuando el producto es para diluir en agua.

Oleosa. Para diluirse en aceite pues el ingrediente activo no se diluye en agua sino en aceite.

b) Concentrados emulsionables. (EC)

Muchos principios activos no son solubles en agua, pero pueden disolverse en otro tipo de solventes, a estos se les ha denominado Líquidos Emulsionables. Estos productos llevan como soporte un solvente y sustancias acompañantes que mejoran sus características, tales como agentes emulsificantes y otros coadyuvantes. Los solventes no son solubles en agua y se mezclan con ella con dificultad, pero la presencia de los emulsificantes permite que puedan mezclarse en forma muy homogénea, formando emulsiones de aspecto lechoso. Necesitan les sea aplicada cierta agitación para conservar la homogeneidad de la misma al momento de aplicación.

c) Suspensiones concentradas. (FS.)

Este tipo de formulación se utiliza cuando el ingrediente activo es un sólido insoluble en agua y también insoluble en solventes orgánico. El mismo se muele muy finamente y se mezcla con un líquido juntamente con emulsificantes y dispersantes, hasta formar una suspensión concentrada estable. A veces el activo se disuelve en un solvente muy volátil (acetona, por ejemplo), con esta solución se impregna un inerte el cual se luego sometido al proceso de formulación como suspensión concentrada.

d) Micro encapsulado

La micro encapsulación es una tecnología que se está aplicando a la formulación de plaguicidas. El principio activo, líquido o sólido puede ser cubierto de un material sintético y suspendida en un medio liquido. Después de la aplicación el principio activo es liberado gradualmente a medida que la cobertura que lo forma se va deteriorando.

e) Formulaciones gaseosas

-Fumígenos (FU)

Son insecticidas que actúan como humo y se presentan en tabletas comprimidas, bombonas, latas, potes, etc., y en su generalidad corresponden a formulaciones de insecticidas naturales sintéticos de uso domestico. El humo se consigue al encender el piloto del aparato de aplicación. El plaguicida alcanza un diámetro de gota que oscila entre 0.0001 y 1 micra.

– Fumigantes

El principio activo es un gas y puede presentarse en formulaciones sólidas (pastillas, comprimidos, cartuchos o polvos), líquidos o como gases licuados. La liberación del gas puede deberse a las reacciones con la humedad (fosfamina) o mediante reacciones químicas exotérmicas (gamexone), o mediante combustión (cartuchos fumígenos de azufre). Al final de la liberación del agente tóxico quedan los residuos y sustancias acompañantes que actuaron como soporte, como catalizadores o como oxidantes en las reacciones químicas. Son sumamente peligrosos; es mejor no usarlos en aplicaciones domesticas.

Dosis letal, DL50

La toxicidad es la capacidad de una sustancia para producir daño y se mide por la cantidad de miligramos necesarios por kilogramo de peso vivo de un animal, para matar el 50% de una población de dicho animal en experimentación y se representa como DL50. Cada plaguicida tiene su dosis letal y debe informar sobre el tipo de animal con que se determinó su valor. La dosis letal puede ser oral y dérmica, o sea por ingestión o por contacto con la piel.

La concentración.

La concentración está indicada en la composición. Es decir, el porcentaje de ingrediente activo por unidad de medida. En este sentido, una cipermetrina al 5% es diferente a una al 10%. La cipermetrina al 10% contiene el doble de ingrediente activo que contiene la cipermetrina al 5%.

La concentración condiciona la dosis de aplicación; una dosis de 1cc/litro de cipermetrina al 5% es igual a 1/2cc/litro de cipermetrina al 10%. Esto es importante conocerlo, porque además de evitarse el desperdicio del producto, paradójicamente, los productos más concentrados son más baratos.

La resistencia

La multiplicidad de insecticidas en el mercado es consecuencia de la capacidad que tienen los insectos de desarrollar resistencia a la acción letal de un producto.

Existen varias definiciones que explican el fenómeno de la resistencia, siendo la más aceptada la propuesta por la FAO (9), la cual menciona a la resistencia como la capacidad desarrollada por una población determinada de insectos, a no ser afectada por la aplicación de insecticidas. Técnicamente se define como la habilidad complementaria y hereditaria propia de un individuo o conjunto de ellos, que los capacita para bloquear la acción tóxica de un insecticida  y en consecuencia sobrevivir a la exposición de dosis que para otros seria mortal.

El primer caso de insectos resistentes a la acción letal de un producto cuenta del año 1887 cuando se verificó que el Aspidiotus perniciosus Comstock (escama de San José) había adquirido resistencia al sulfuro de calcio con el cual se controlaba tradicionalmente dicho insecto. En 1982 se tenían detectados 428 casos de insectos resistentes, dentro y fuera del área de la agricultura (6). Para 1991 Georghiou y Lagunes Tejeda (7) reportaron el último registro de casos de artrópodos resistentes con 504 insectos.

Se han definido varios tipos de resistencia.

La resistencia cruzada se considera cuando una población de insectos, sometida a presión de selección con un insecticida, adquiere resistencia a el y a otros insecticidas relacionados toxicológica mente y que no han sido aplicados.

Otro caso es resistencia es la cruzada negativa; cuando una población que ha adquirido resistencia a un insecticida, regresa a una susceptibilidad cercana a la original, como consecuencia de la aplicación de otro insecticida que es toxicológicamente diferente (11).

Por su parte, la resistencia múltiple se presenta en una población que ha adquirido resistencia a varios insecticidas, tanto a insecticidas a los cuales se haya  expuesto como a los que no haya sido expuesto.

En la práctica del control de plagas, el fenómeno de la resistencia se vence "cambiando el veneno"; intercalando diferentes insecticidas según tiempo o aplicación.

Niveles de toxicidad de algunos insecticidas expresa en dosis letal media oral para ratas y grupo a que pertenecen.

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El modo de acción de un insecticida puede definirse como la respuesta bioquímica y fisiológica de un organismo asociada a la aplicación de dicho insecticida. Aunque el modo de acción de los plaguicidas está más o menos establecido, resulta ser que dichos productos pueden afectar a los organismos de diferentes maneras y según la dosis; en sentido general la acción se verifica en el bloqueo de procesos metabólicos que terminan matando el organismo o evitando su desarrollo.

En términos de modos de acción los insecticidas se clasifican en siete grupos: tóxicos físicos, venenos protoplásmicos, venenos nerviosos, inhibidores metabólicos, toxinas cito líticas, venenos musculares y agentes alquilantes.

La forma cómo actúan se verifica a nivel de los procesos bioquímicos de las células de los organismos vivos a los cuales están dirigidos. Para entender estos procesos objetivamente, habría que ser prácticamente un experto en química, biología, fisiología, etc.; esto a pesar de que se acepta que la forma de acción de los plaguicidas no está absolutamente establecida.

Lo que sí es seguro, es que todos los venenos necesitan cierto tiempo para aniquilar sus víctimas y según la dosis, de forma que para todos hay una dosis mínima que mata más rápido, por encima de ella se perderá producto, por debajo la acción es más lenta o inefectiva, y precursora de resistencias. Esto quiere decir que cierto periodo de tiempo es necesario para verificarse la acción letal sobre el insecto, y según el caso podría ser cuestión de segundos, minutos, horas y días.

El organismo animal tolera el cianuro en pequeñas cantidades acumulándose progresivamente en el hígado, el cual pierde su función cuando la acumulación del veneno alcanza niveles insoportables, provocando la muerte del individuo. Las semillas del granadillo contienen cianuro, la yuca también. Para quienes gustan de las batidas de granadillo con todo y semillas, que sepan que ingieren cianuro en pequeñas cantidades. Con la yuca es diferente, ya que como es cocida al calor, el cianuro como la generalidad de los venenos, virus y bacterias, pierde su efecto letal, ante la exposición al calor intenso.

Insecticidas Orgánicos Sintéticos

Son productos fabricados por el hombre y que contienen átomos de carbono.

a) El DDT y los órgano clorados

Estos insecticidas están constituidos principalmente por cloro, hidrogeno y carbono; algunos tienen azufre y oxigeno. Su acción es por contacto y sobre el sistema nervioso del insecto matándolo lentamente. Los síntomas sucesivos son excitación, convulsión, parálisis y muerte. Tienen un alto poder residual.

El DDT y los órgano clorados (Drines-aldrin-bidrin-dieldrin, Endosulfán, Dimetoato, Lindano, heptacloro) efectúan su acción toxica sobre los insectos afectando el sistema nervioso central y

periférico (neurotóxicos), mediante un complejo proceso que tiene que ver con las células nerviosas (neuronas), produciendo variación en la permeabilidad de sus membranas con respecto al sodio y el potasio, causando un desequilibrio de sus concentraciones tal, que provoca disfunción en la transmisión de los mensajes neuronales.

La presentación comercial de estos productos es variada: el DDT es un polvo blancuzco; los Drines, Endosulfán y Lindano, líquidos; el heptacloro viene granulado; el Lindano también es comercializado en pomadas contra ectoparásitos.

El hecho de que en muchos países ya se haya prohibido el uso del DDT durante la primera mitad de la década de los 70, indica claramente la peligrosidad de esta sustancia. Esta peligrosidad se fundamenta en su alta persistencia en todos los ámbitos del medio ambiente, razón por la cual está distribuido por todo el mundo. En la evaluación del DDT, es determinante no sólo su aguda toxicidad sino, fundamentalmente, su propiedad de acumularse en los organismos, suelos y cuerpos de agua, con lo que genera efectos a un plazo imposible de determinar. Teniendo en cuenta que existen sustancias (aunque más costosas) que lo sustituyen, no sólo es ecológicamente inadmisible el uso del DDT, sino también que se lo continúe produciendo para comercializarlo en países subdesarrollados.

Los síntomas de la intoxicación por órgano clorados en humanos y animales de sangre caliente son variados; en el caso del DDT, existe un temblor como signo principal. En otros aparece cefalea, alteraciones visuales, vértigo, sudoración, malestar nauseas y vómitos. Posteriormente hay convulsiones con pérdida de conciencia, alternando con depresión neurológica profunda. En el caso del Lindano aparecen nauseas, vómitos, alteración del nivel de conciencia, ataxia, temblor, convulsiones generalizadas, pudiendo llegar incluso al estatus epiléptico. La causa principal de muerte es el fallo respiratorio por edema pulmonar no cardiogénico, de origen probablemente neurogénico.

La intoxicación crónica por exposición profesional origina dermatitis de diferentes tipos, alteraciones digestivas y/o respiratorias, astenia, anemia aplasia ligada al lindano, otras discrasias sanguíneas y epilepsia. En animales de laboratorio se ha demostrado que los organoclorados atraviesan la barrera de la placenta. En mamíferos, los neonatos presentan al nacer una carga inicial de plaguicidas.

En seres humanos uno de los primeros efectos de la ingestión crónica de estos compuestos es su depósito y almacenamiento en el tejido adiposo (grasas). Esto se ha asociado en humanos, a canceres primarios del hígado, leucemia, enfermedades neurológicas, cirrosis y tumores cerebrales.

Este grupo de insecticidas no tiene antídoto conocido. En caso de intoxicación con algún organoclorado, las medidas a tomar son de soporte y sintomáticos. El paciente debe ser colocado en ambiente exento de ruidos. Se recomienda ante la manifestación de convulsiones tratar con diazepán

a dosis de 5-10 mg o fenobarbital a dosis de 100 mg. En caso de insuficiencia respiratoria, proceder a intubación y ventilación mecánica; la deshidratación tratarla con líquidos. Se debe evitar el uso de medicamentos que contengan dopamina por el peligro de desencadenar arritmias cardíacas.

Si la vía de entrada es cutánea, se procederá a realizar un lavado con agua abundante durante varios minutos. Si la vía es digestiva y estamos dentro de las primeras cuatro horas, se debe realizar lavado gástrico, administración de carbón activado seguido de un laxante. Las medidas de depuración renal y extra renal no son eficaces, al tratarse de compuestos muy solubles en lípidos y con escasa eliminación renal.

A pesar de todo lo expuesto, lo más importante que debe considerarse sobre los órganos clorados es que nunca deben usarse. Rechácelos, húyale hasta a su olor, hasta a su envase, aunque este herméticamente cerrado.

b) Los insecticidas órgano fosforados.

El desarrollo de estos insecticidas data de la Segunda Guerra Mundial, cuando los técnicos alemanes encargados del estudio de materiales que podrían ser empleados en la guerra química, descubrieron y sintetizaron compuestos orgánicos del fósforo. El desarrollo de los insecticidas fosforados se atribuye a Gerhard Schrader, quien trabajaba en la compañía química Bayer a comienzos de la década de 1930. Bayer desarrolló organofosforados para ser usados en guerra química: la Sarina o Sarin, el Somán y el Tabún. La Sarina tiene una toxicidad oral aguda de aproximadamente 0,01 mg/kg. Estos productos se utilizaron en los campos de exterminio nazi.

Los insecticidas órgano fosforados son inhibidores enzimáticos; manifiestan su acción toxica bloqueando la acción de una importante enzima del sistema nervioso: la colinesterasa. Los organofosforados a pesar de ser solubles en agua, y no acumularse por largo tiempo en el organismo animal, son a corto plazo, más tóxicos en los mamíferos que el DDT y los clorados, ya que su acción sobre los animales es similar a su comportamiento en los insectos; disminuyen el nivel de la colinesterasa bloqueando la trasmisión nerviosa. Su permanencia en el organismo animal va desde tres horas hasta dos días, tiempo durante el cual disminuye el nivel de la colinesterasa causando trastornos variados; son eliminados en la orina después de ser metabolizados por el hígado.

Los síntomas de intoxicación por organofosforados son usualmente nausea, cefalea, fatiga, vértigo, parpadeo excesivo, visión borrosa -muchas veces descrita "como un velo sobre los ojos" y constricción pupilar. Dependiendo de la severidad de la intoxicación estos síntomas pueden agravarse agregándose vómito, dolor abdominal, diarrea, sudoración y sialorrea. El empeoramiento progresivo se caracteriza por espasmos musculares que usualmente inician en la lengua y los párpados, progresando a crisis convulsivas y finalmente parálisis. También hay bronco constricción e hipersecreción bronquial y en la etapa final se observa parálisis, convulsiones, depresión respiratoria y coma. En la intoxicación fatal por organofosforados la causa inmediata de muerte es generalmente la asfixia como resultado de depresión respiratoria.

La exposición prolongada puede producir, entre otros síntomas, fatiga crónica, cefalea, disminución en la libido, intolerancia al alcohol y nicotina e impresión de envejecimiento precoz, o presencia de síncope, defecto de memoria y demencia, daños que pueden persistir hasta por 10 años. Además debilidad muscular, afección de músculos de la respiración y flexores cervicales y alto riesgo de muerte por problemas respiratorios.

En caso de intoxicación por organofosforado coloque el paciente en lugar ventilado, proporcione ventilación artificial si es necesario (boca a boca, boca-nariz, boca-nariz-boca o mediante mascarilla y bolsa de respiración si se cuenta con ella), y suministre una cantidad apropiada de oxígeno (6-12 litros por min). En caso de que la contaminación haya sido por exposición cutánea, retire todo posible material contaminado incluyendo la ropa del paciente y descontamine la piel y mucosas lavando con abundantes cantidades de agua y jabón En caso de ingesta efectúe lavado gástrico con solución salina a temperatura ambiente. Si el producto cayere en los ojos, lavar con agua copiosamente.

Partes: 1, 2
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