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Viabilidad de la metáfora: "El fútbol es un combate"

Enviado por ammoraga


    1. "El lenguaje de la guerra" en El fútbol a sol y sombra (Galeano 1995: 19)
    2. Marco de análisis
    3. Dimensiones de la estructura de la guerra
    4. Dimensiones de la estructura del fútbol
    5. Bibliografía

    Introducción

    Este trabajo se inserta en el ámbito de las aportaciones de evidencias lingüísticas a la ampliación de las teorías del significado de George Lakoff y Mark Johnson en su Metáforas de la vida cotidiana (1980). Este es un aspecto interesante de tratar, porque sus comentarios se refieren a la importancia de la experiencia cultural en la estructura lingüística, superando las tradiciones sobre la lengua y filosóficas occidentales, conocidas hasta el momento en que empezaron su estudio.

    El marco más general de esta teoría se refiere a los procedimientos retóricos en el decir del discurso; uno de estos son las figuras de sentido o tropos que se asocian a los procesos de significación como la imagen, la comparación, la metáfora y la metonimia. Estas ponen en contacto dos mundos para lograr distintos efectos. Una de las funciones observadas por Lakoff y Johnson es la cognitiva, es decir, la metáfora es uno de los mecanismos a través del cual la mente organiza la realidad:

    Para la mayoría de la gente, la metáfora es un recurso de la imaginación poética, y los ademanes retóricos, una cuestión de lenguaje extraordinario más que ordinario. Es más, la metáfora se contempla característicamente como un rasgo sólo del lenguaje, cosa de palabras más que de pensamiento o acción. Por esta razón, la mayoría de la gente piensa que pueden arreglárselas perfectamente sin metáforas. Nosotros hemos llegado a la conclusión de que la metáfora, por el contrario, impregna la vida cotidiana, no solamente el lenguaje, sino también el pensamiento y la acción. Nuestro sistema conceptual ordinario, en términos del cual pensamos y actuamos, es fundamentalmente de naturaleza metafórica (Lakoff y Johnson, 1998: 39).

    Helena Calsamiglia y Amparo Tusón en Las cosas del decir (1999: 346) indican que esta forma de concebir la metáfora ya viene de Aristóteles. En ellas leemos: "la metáfora consiste en "transferir a un objeto el nombre que es propio de otro"; también se encuentra en Aristóteles la afirmación del carácter cognoscitivo de la metáfora "que nos instruye y nos hace conocer" y el reconocimiento de que la construcción de metáforas se debe al talento natural de las personas para "saber apreciar las semejanzas"" (las comillas en el interior de la cita pertenecen al texto).

    El hablante tiene distintas formas de decir algo, pero opta por alguna de ellas de acuerdo con lo que le parece más significativo; esta es una decisión social y, como tal, se manifiesta lingüísticamente. La elección de este tema pasa por la pregunta: hasta qué punto el hablante estructura su lengua más con lo que le parece "significativo" en su vida que con el "significado". Este trabajo no llega tan lejos, pero es un intento de mostrar los ejes de lectura de cómo se conforma el concepto de "metáfora" como clave de la comprensión de la comunicación. Específicamente, se revisará la viabilidad de la metáfora: "EL FÚTBOL ES UN COMBATE".

    Aquí se sigue el modelo propuesto por Lakoff y Johnson en su texto ya indicado (usaremos la edición de 1998 en los comentarios) y lo expuesto por el doctor Borrego Nieto en el curso de doctorado: "Creencias en la lengua y creencias sobre la lengua". Es el resultado de la lectura de "El lenguaje de la guerra" en El fútbol a sol y sombra (1995) de Eduardo Galeano. Centraremos el análisis de esta metáfora de la vida cotidiana: ‘el fútbol es un combate’, teniendo en cuenta, principalmente, los conceptos generales de metáfora y, luego, daremos cuenta de las bases de las metáforas estructurales -en términos de Lakoff y Johnson-. Dejaremos de lado algunos aspectos muy interesantes, pero que sobrepasarían los objetivos aquí trazados y que pueden desarrollarse en un próximo trabajo.

    Nuestro objeto de estudio es el que transcribimos a continuación y las preguntas centrales son: ¿por qué y cómo somos capaces de entender este texto?, ¿cuáles son los mecanismos que nos permiten comunicarnos en términos metafóricos de este tipo?, ¿somos todos capaces de ‘comunicarnos’ con este texto?, ¿cuáles son las condiciones mínimas para que este texto sea significativo para un potencial receptor?, ¿qué otras subestructuraciones implica?, ¿incluye otras categorizaciones más generales? Galeano evidencia a través del lenguaje el sistema conceptual que también usamos al pensar y actuar. Según Lakoff y Johnson (1998: 40), "la esencia de la metáfora es entender y experimentar un tipo de cosa en términos de otra".

    "El lenguaje de la guerra" en El fútbol a sol y sombra (Galeano 1995: 19).

    Mediante una hábil variante táctica de la estrategia prevista, nuestra escuadra se lanzó a la carga sorprendiendo al rival desprevenido. Fue un ataque demoledor. Cuando las huestes locales invadieron el territorio enemigo, nuestro ariete abrió una brecha en el flanco más vulnerable de la muralla defensiva y se infiltró hacia la zona de peligro. El artillero recibió el proyectil, con una diestra maniobra se colocó en posición de tiro, preparó el remate y culminó la ofensiva disparando el cañonazo que aniquiló al cancerbero. Entonces el vencido guardián, custodio del bastión que parecía inexpugnable, cayó de rodillas con la cara entre las manos, mientras el verdugo que lo había fusilado alzaba los brazos ante la multitud que lo ovacionaba.

    El enemigo no se batió en retirada, pero sus embestidas no conseguían sembrar el pánico en las trincheras locales y se estrellaban una y otra vez contra nuestra bien acorazada retaguardia. Sus hombres disparaban con la pólvora mojada, reducidos a la impotencia de la gallardía de nuestros gladiadores, que se batían como leones. Y entonces, desesperados ante la rendición inevitable, los rivales echaron mano al arsenal de la violencia, ensangrentando el campo de juego como si se tratara de un campo de batalla. Cuando dos de los nuestros quedaron fuera de combate, el público exigió en vano el máximo castigo, pero impunemente continuaron las atrocidades propias de un enfrentamiento bélico e indignas de las reglas caballerescas del noble deporte del balompié.

    Por fin, cuando el árbitro sordo y ciego dio por concluida la contienda, una merecida silbatina despidió a la escuadra vencida. Y entonces el pueblo victorioso invadió el reducto y paseó en andas a los once héroes de esta época victoria, esta hazaña, esta epopeya que tanta sangre, sudor y lágrimas nos ha costado. Y nuestro capitán, envuelto en la enseña patria que nunca más será mancillada por la derrota, levantó el trofeo y besó la gran copa de plata, ¡Era el beso de la gloria!

    Marco de análisis

    Según Lakoff y Johnson (1998: 39), nuestro sistema conceptual es central en la definición de las realidades cotidianas, así "nuestros conceptos estructuran lo que percibimos, cómo nos movemos en el mundo, la manera en que nos relacionamos con las personas". La base del pensamiento de estos autores es que todos los procesos del pensamiento humano se definen a través de un sistema conceptual metafórico y al ser definido de esta manera, las metáforas son posibles como expresiones lingüísticas, de lo contrario, la comunicación no sería posible.

    En relación con la metáfora que nos ocupa: "el fútbol es una guerra", tenemos que decir que si podemos conceptualizar el fútbol como una batalla o un combate; esto influye en la forma que adopta el fútbol y cómo hablamos acerca de lo que se hace al practicarlo. El fútbol generalmente sigue una pauta o algunas reglas, es decir, en él "hay ciertas cosas que hacemos y no hacemos característicamente" (Lakoff y Johnson: 43) Al ser sistemático, también el lenguaje lo es.

    Estaría de más volver a referirnos al léxico que Galeano usa en su texto; el suyo es un ejemplo sistemático para hablar de los aspectos bélicos del fútbol. Esta elección no es casual, porque la red conceptual del combate caracteriza algunos aspectos del fútbol y coincide con él; el léxico viene a ser la manifestación de este cruce de conceptos metafóricos. Esta sistematicidad que nos permite comprender un aspecto del fútbol en términos de una batalla necesariamente oculta otros aspectos de este concepto. De acuerdo con los autores indicados, "es importante ver que la estructuración metafórica que se implica aquí es parcial, no total. Si fuera total, un concepto sería en realidad el otro, no sería meramente entendido en términos del otro" (49).

    En Metáforas de la vida cotidiana, nos presentan tres tipos de sistemas metafóricos claramente definidos: metáforas orientacionales, metáforas ontológicas y metáforas estructurales.

    Las metáforas orientacionales son las que organizan un sistema global de conceptos con relación a otros. La mayoría tiene que ver con las orientación espacial: arriba-abajo, dentro-fuera, delante-detrás, profundo-superficial, central-periférico, cerca-lejos. La estructura de nuestros conceptos espaciales surge de nuestra experiencia espacial constante, es decir, nuestra interacción con el mundo físico. En términos de Lakoff y Johnson (1988: 50), "estas orientaciones espaciales surgen del hecho de que tenemos cuerpos de un tipo determinado y que funcionan como funcionan en nuestro medio físico".

    Una vez que hemos identificado nuestras experiencias como objetos podemos referirnos a ellas, categorizarlas, agruparlas y cuantificarlas y razonar sobre ellas. Estas son las metáforas ontológicas que sirven para referirse, cuantificar, identificar aspectos, identificar causas, establecer metas y motivaciones (cf. 64-65).

    En Metáforas de la vida cotidiana nos dicen que nuestro sistema conceptual está fundamentado en la experiencia cultural, o sea, "sería más correcto decir que toda experiencia es cultural hasta los tuétanos, que experimentamos nuestro mundo de tal manera que nuestra cultura ya está presente en la experiencia misma" (Lakoff y Johnson 1998: 97). Todo sin perder de vista que somos capaces de distinguir experiencias que son más físicas de otras que son más culturales.

    Para efectos de lectura del texto y de entregar algunas pruebas de la viabilidad de la metáfora que nos preocupa y, también, de contestar algunas de las preguntas que nos hemos hecho, lo más importante de esta teoría del significado son los términos en los que tratan las metáforas estructurales. Estas nos permiten mucho más que orientar conceptos, referirnos a ellos, cuantificarlos, etc., como ocurre con las metáforas simplemente orientacionales y ontológicas; nos permiten además utilizar un concepto muy estructurado y claramente delineado para estructurar otro.

    Las metáforas estructurales se fundamentan en correlaciones sistemáticas dentro de nuestra experiencia. Examinemos cómo podría fundamentarse la metáfora EL FÚTBOL ES UNA GUERRA. Esta metáfora nos permite conceptualizar lo que es un juego/deporte en términos de algo que entendemos de manera inmediata, a saber, la lucha física.

    Tendremos en cuenta lo indicado por Lakoff y Johnson para definir los términos de una lucha entre seres humanos, la experiencia conceptualizada de la siguiente manera y de lo que este deporte ha tomado como fundamento de su estructuración y hace posible una evidencia lingüística:

    La lucha se da en todas partes del reino animal y ninguna parte tan frecuentemente como entre los humanos. Los animales luchan para conseguir lo que desean -comida, sexo, territorio, control, etc.- porque hay otros animales que quieren la misma cosa o que quieren impedirles conseguirla. Lo mismo se puede decir de los animales humanos, con la excepción de que nosotros hemos desarrollado unas técnicas más sofisticadas para salirnos con la nuestra. Al ser animales racionales, hemos institucionalizado nuestra lucha de diversas maneras, una de las cuales es la guerra. Aunque, a lo largo de los siglos hemos institucionalizado el conflicto físico y hemos empleado muchos de nuestros mejores cerebros en el desarrollo de mejores formas de llevarlo a cabo, su estructura básica permanece esencialmente inalterada. En una lucha entre dos animales irracionales, los científicos han observado ciertas prácticas habituales como retar para producir intimidación, establecer y defender su territorio, atacar, defender, contraatacar, retirarse y rendirse. Las luchas humanas implican las mismas prácticas. Sin embargo, ser racional supone conseguir lo que uno desea sin someterse al peligro del conflicto físico real. (Lakoff y Johnson, 1998: 103).

    A pesar de la longitud de la cita, nos parece fundamental entregarla completa. Esta es la base experiencial de lo que nos ocupa. El resultado de esta sublimación de lo bélico es lo lúdico el ‘juego’, desarrollándose la institución social como el deporte o el fútbol.

    Nuestra experiencia infantil nos evoca constantemente métodos de ensayo para tratar de conseguir lo que queremos y para probar nuestras capacidades y probarnos en ellas. El juego es una forma de comportamiento muy "en serio", así se traspasa al deporte, pero cuando las reglas cambian y se transforma en otra cosa, ahí aparece siendo comprendido en los mismos términos que en las batallas físicas. El ser humano juega para probarse frente a los pares y también practica deporte como una forma de ponerse a prueba a sí mismo frente a los otros. En deportes colectivos como el fútbol, los participantes son los que representan a grandes grupos sociales, a saber, clanes, tribus, ciudades, pueblos, países, similares grupos étnicos, entre otros: "Y nuestro capitán, envuelto en la enseña patria que nunca más será mancillada por la derrota…". Ellos son los elegidos para actuar de una determinada manera. Cada uno de estos grupos se ven a sí mismos como los que tienen algo que ganar y algo que perder, territorio que establecer y territorio que defender: "las huestes locales invadieron territorio enemigo". En una "guerra" sublimada a través del juego/deporte, todo vale para conseguir el objetivo, se ataca, se defiende, se contraataca, etc: "nuestra escuadra se lanzó a la carga sorprendiendo al rival desprevenido". Las diferencias fundamentales son, por un lado, que en la guerra hay muertos físicos reales y aquí en el fútbol es una cuestión de lenguaje: el único ‘muerto’ es el arquero: "…disparando el cañonazo que aniquiló al cancerbero" y, por otro, que en una guerra las armas son blancas o de fuego y en el fútbol es la pelota. Además, en la guerra no hay nadie que controle las actuaciones de violencia o las faltas al reglamento cometidas por los participantes.

    Este tipo de metáfora no sería posible si no se echara mano de la imaginería colectiva compartida por los hablantes. La dificultad de su interpretación está directamente relacionada con el nivel de conocimientos compartidos entre interlocutores y a su capacidad de coincidir en los mundos evocados. Si alguien leyera las cinco primeras líneas del texto de Galeano sólo con el título y desconociendo el nombre del libro en el que se inserta, perfectamente puede decir que se trata de la descripción un conflicto bélico hecha por algunos periodistas desde algún frente de combate.

    En el fútbol se usa cualquier medio bélico que se tenga a mano: variante táctica de la estrategia prevista (cambio de juego), nuestra escuadra (cierto número de soldados a las órdenes de un cabo o conjunto de buques de guerra mandado, generalmente, por un vicealmirante) se lanzó a la carga (empezó a atacar con gran intensidad, decisión y violencia) al rival (competidor, el que contiende con otro, o aspira a conseguir lo que él) desprevenido (error en la actuación del contrario que se aprovecha en beneficio propio). Siguiendo a Lakoff y Johnson (1998: 103), diremos que lo importante de esta estructura es que no solamente nuestra concepción del fútbol se fundamenta en nuestra experiencia del combate físico sino también en la manera de llevarlo adelante.

    Las tácticas de lanzarse a la carga en un ataque demoledor, entrar por el flanco más vulnerable, colocarse en posición de tiro, batirse en retirada, disparar con la pólvora mojada, echar mano a un arsenal de violencia, están presentes tanto en el juego como en la guerra.

    Siguiendo a Lakoff y Johnson (1998: 120-121) en su definición de las dimensiones del concepto "guerra" y del concepto "fútbol", indicaremos las siguientes estructuras:

    Dimensiones de la estructura de la guerra:

    Participantes: La clase de participantes es gente o grupos de gente que desempeñan el papel de adversarios.

    Partes: Las dos posiciones, las estrategias, ataque, defensa, retirada, maniobras, contraataque, tablas, tregua, rendición/victoria.

    Etapas:

    Condiciones iniciales: Los participantes ocupan posiciones diferentes. Uno o los dos quieren que el otro se rinda. Cada participante asume que puede defender su posición.

    Principio: Un adversario ataca.

    Medio: Combinación de defensa, maniobras, retirada, contraataque.

    Final: Tregua, o tablas, o rendición/victoria.

    Estado Final: Paz, el vencedor tiene dominio sobre el perdedor.

    Secuencia lineal: Retirada después del ataque, Defensa después del ataque, Contraataque después del ataque.

    Causa: el ataque produce defensa, contraataque, retirada o final.

    Objetivo: la victoria.

    Dimensiones de la estructura del fútbol:

    Participantes: Dos equipos de once jugadores que desempeñan el papel de adversarios.

    Partes: Las dos zonas de juego, las estrategias, ataque, defensa, la contención, maniobras, contraataque, empate/fracaso/victoria.

    Etapas:

    Condiciones iniciales: Los participantes ocupan áreas diferentes. Los dos quieren insertar la pelota en el arco del contrario. Cada participante asume que debe defender su posición.

    Principio: Un adversario ataca.

    Medio: Combinación de defensa, maniobras, retirada, contraataque.

    Final: empate/rendición/victoria.

    Estado Final: Paz, el vencedor tiene dominio sobre el perdedor.

    Secuencia lineal: Dominio de la pelota, ataque, defensa después del ataque, contraataque después del ataque.

    Causa: el ataque produce defensa, contraataque, retirada o final.

    Objetivo: la victoria.

    En específico, podemos estructurar lingüísticamente este juego de la siguiente manera:

    Fútbol: balón, pelota de fútbol, partido, equipo, campo de juego, estadio, primer/segundo tiempo, medio tiempo, selección nacional, equipo local, equipo visitante, jugador, camiseta, pantalones cortos, medias, botas/botines, número en espalda, entrenador/director técnico, árbitro/juez/colegiado/referí, juez de línea/linier abanderado, liga, torneo, ganar/perder el partido, empate, prórroga.

    Campo: área, zona, arco/portería, palo/poste, travesaño/larguero, red, área de gol, línea de gol, meta, área grande/área de penalty, marca de penalty, (línea de) banda, línea de medio campo, círculo central, punto central, esquina/área de córner, banderín de córner.

    Posición: portero/guardameta, defensa/defensor, lateral (defensa) derecho/defensa lateral derecho, lateral (defensa) izquierdo/defensa lateral izquierdo, medio (volante) derecho/izquierdo, medio central/ medio campista, delantero/puntero/ala, extremo derecho/izquierdo, delantero centro, goleador, tirador, barredor, líbero, motor/alma/crack/pivote/, titular, suplente.

    Falta/foul: fuera de juego (de lugar)/posición adelantada/off side/ orsay, mano, cargo por la espalda, empujón, zancadilla, jalón, intento de agresión, obstrucción, juego duro, conducta no caballeresca, acarrear el balón, ley de la ventaja, amonestaciones, tarjeta (cartulina) amarilla/roja, expulsión.

    Juego: arranque/inicio/saque inicial, tanto/gol, gol en propia meta, a cero, tiro/chut/chute, pase, rebote, pase atrasado, saque de portería/saque de arco, córner/tiro/saque de esquina, penalty/tiro de once metros/tiro de penal, barrera defensiva, tiro directo (indirecto), saque de banda/lateral, juego de cabeza/cabezazo, tiro hacia atrás/chilena, taquito, punterazo, ofensiva, defensa, contraataque/contragolpe, marcaje individual (hombre a hombre) defensa por zonas, atajo, esprint/arrancón, formación, toque. Interceptar, centrar, marcar, cortar, cubrir, atazar, driblar, conservar (mantener) la pelota, decidir el partido por penaltys.

    Vemos que la metáfora "el fútbol es una guerra" funciona como tal, porque sabemos perfectamente que participamos en una actividad como el juego o el deporte en el que hay ciertas reglas que deben respetarse, comparte cierto número de características estructurales con ello. Pero al convertirse este juego/ fútbol en guerra, utilizamos solamente algunos elementos y la estructura es parcial.

    Respecto de la metáfora, podemos presentar las evidencias lingüisticas de la siguiente forma:

    El fútbol es una contienda: pelea, lucha, competencia, disputa.

    La pelota es un proyectil: cualquier cosa que se lanza contra un objetivo para producir efectos destructivos (bala, cohete, granada, misil, obús, etc.).

    Los jugadores son:

    una escuadra: en términos bélicos tiene dos significados. Puede ser un conjunto de buques de guerra mandado, generalmente, por un vicealmirante. También, cierto número de soldados a las órdenes de un cabo. En el fútbol, el equipo.

    las huestes: contingentes que tomaban parte de una campaña. En el fútbol, el equipo.

    los arietes: máquina de guerra que se utilizaba para romper las defensas o las puertas de una ciudad o de un castillo asediado. En el fútbol, delantero centro.

    los verdugos: Funcionarios de justicia que ejecuta las penas de muerte. En el fútbol, los que ejecutan los goles.

    los enemigos: los contrarios en la guerra. En el fútbol, los oponentes.

    la retaguardia: Fuerzas e instalaciones bélicas situadas detrás de la línea de fuego. En el fútbol, la defensa.

    los gladiadores: en el circo romano, hombre que combatía contra otros o contra animales feroces. En el fúbol, los jugadores.

    los rivales: competidores, los que contienden con otro, o aspira a conseguir lo que él. En el fútbol, los jugadores.

    los héroes: los que se distinguen por sus cualidades o acciones extraordinarias, particularmente en la guerra. En el fútbol, los jugadores que vencen.

    los artilleros: militar que sirven en la artillería, es decir, cuerpo militar que, con el carácter de arma está destinado a este fin. En el fútbol, el goleador.

    las murallas defensivas: fortificación permanente de una plaza, fortaleza o territorio, y, en particular recinto o línea continua cuando se los quiere distinguir de las obras exteriores. En el fútbol, los defensas.

    el puntero: se dice de la persona que o animal que va delante de los demás componentes de un grupo. En el fútbol, delantero.que juega en los laterales.

    el capitán: genéricamente caudillo militar, oficial de los ejércitos de tierra y aire, de grado intermedio entre el teniente y el comandante. En el fútbol, jugador que representa a su equipo e el terreno de juego.

    El arquero es:

    el guardián: persona que guarda una cosa o cuida de ella. En el fútbol, el que protege el arco.

    el custodio: el que guarda o vigila con cuidado una cosa. En el fútbo, el que cuida el arco.

    el cancerbero: portero o guarda severo. En el fútbol, guardameta o portero de los equipos.

    la gallardía: se dice del que es valiente y noble en el actuar.

    La cancha/campo:

    es un territorio (amigo/enemigo): porción de tierra perteneciente a una nación, provincia, etc.; término que comprende una jurisdicción. En etología, espacio delimitado elegido por un animal o grupo de animales para desarrollar sus actividades, y al que defienden frente a otros individuos.

    tiene flancos (más/menos vulnerable):costado, lado de un buque o de un cuerpo de tropa. Cada una de las dos partes laterales de un cuerpo.

    tiene zonas de peligro: Espacio más o menos delimitado en el que se puede producir algún daño; en fútbol, espacio de terreno de juego lindante con el arco.

    tiene dos arco: bastión, baluarte, es decir, obra que forma un ángulo saliente en un trazado fortificado. También se refiere a una defensa sólida, protección, defensa.

    las trincheras: zanja que permite moverse y disparar a cubierto del enemigo y que constituye una posición defensiva. En el fútbol, zona ocupada por los defensas y los mediocampistas que se incorporan en la defensa.

    Métodos:

    El fútbol es un juego que tiene reglas.

    Las reglas del fútbol son nobles.

    El fútbol es un juego limpio.

    El juego limpio es propio de caballeros.

    El que respeta las reglas es más hábil.

    El fútbol tiene que ser organizado usando todos los métodos para conseguir la victoria: "mediante una variante táctica de la estrategia prevista"

    Estrategia: arte de coordinar la acción de las fuerzas militares, políticas, económicas y morales, implicadas en la conducción de un conflicto o en la preparación de la defensa de una nación o de una comunidad de naciones. En el fútbol, coordinación organizada por el director técnico.

    Táctica: militarmente, es definida como una ciencia que estudia el modo de conducir un combate terrestre, naval o aéreo, combinando la actuación de los distintos medios disponible, con el fin de obtener un resultado determinado.

    Maniobra: evoluciones y simulacros en que se ejercita una tropa.

    Ataque/Ofensiva: militarmente, fase principal del combate ofensivo cuyo fin se materializa por la conquista de uno o varios objetivos. En el fútbol, acción ofensiva ejecutada por los jugadores.

    Embestida: arrojarse con ímpetu sobre una persona o cosa, especialmente un toro. En el fútbol, ataque.

    En el fútbol hay que sorprender al rival : "sorprendiendo al rival desprevenido"

    Actuar por sorpresa: operación militar que obliga al enemigo a combatir en el lugar o en el momento para él inesperado, o contra medio o procedimientos por él desconocidos.

    El fútbol es sorpresa

    La sorpresa es habilidad

    El fútbol es habilidad

    Los caballeros no rompen las reglas.

    El juego sucio es violento.

    El que no respeta las reglas es menos hábil.

    El menos hábil recurre a la violencia.

    La violencia es juego sucio.

    El juego sucio no es fútbol.

    En el fútbol no hay muertos. Esta es la idea más importante, si se recurre a la violencia y se "ensangrenta" la cancha ya no es juego. El fútbol se transforma en otra cosa, en guerra. Galeano (1995, 19) lo muestra así:

    Y entonces desesperados ante la rendición inevitable, los rivales echaron mano al arsenal de la violencia, ensangrentando el campo de juego como si se tratara de un campo de batalla. Cuando dos de los nuestros quedaron fuera de combate, el público exigió en vano el máximo castigo, pero impunemente continuaron las atrocidades propias de un enfrentamiento bélico e indignas de las reglas caballerescas del noble deporte del balompié. (la itálica es nuestra)

    Acciones:

    Lanzarse a la carga: atacar. En términos deportivos, acción de un jugador al abordar, con gran intesidad, decisión o violencia a uno de los contrarios.

    Invadir: acometer, entrar por fuerza o por violencia en una parte, especialmente en acción de guerra. En el fútbol, entrar en el área rival.

    Abrir una brecha: rotura que hace la artillería en una muralla o en obstáculo material. En el fútbol, buscar una jugada con oportunidades de convertir gol.

    Infiltrarse: progresar de la infantería utilizando al máximo los accidentes del terreno y las zonas no batidas por el fuego adversario; en el fútbol, penetrar subrepticiamente en el área contraria.

    Colocarse en posición de tiro: Preparar el disparo de la carga de un arma de fuego o un artificio de pólvora; en el fútbol, preparar el pelotazo de gol.

    Preparar el remate: preparar el término a una jugada o serie de jugadas lanzando el balón hacia la meta contraria.

    Culminar la ofensiva: terminar el ataque contra el área contraria buscando el gol.

    Disparar el cañonazo: lanzar un proyectil con un arma, en este caso, con un cañón.

    disparo: en el fútbol, tiro potente que impulsa el balón con gran fuerza, generalmente hacia la portería.

    Aniquilar al cancerbero: matar al portero o guarda severo. En el fútbol, convertir un gol.

    Fusilar: ejecutar a una persona con carga de fusilería. En el fútbol, convertir un tanto.

    Batirse en retirada: ceder el campo ante el empuje del enemigo. En el fútbol, generalmente se usa en términos negativos significando así, resistencia ante el ataque adversario.

    Sembrar el pánico: dar motivo u origen al terror o miedo muy grande, generalmente colectivo; en el fútbol, causar temor a los contrincantes.

    Estrellarse: quedar malparado o matarse por efecto de un choque violento contra una superficie dura. En el fútbol, chocar contra las "murallas" defensivas, es decir, la habilidad de los jugadores que defienden el arco.

    Disparaban con la pólvora mojada: dicho popular: "sin resultado, sin causar efectos dañinos" En el fútbol, actuar sin causar ninguna inquietud para los rivales.

    Batirse: pelear, combatir. En el fútbol, jugar para tener el control y el dominio del balón.

    Adjetivos bélicos:

    Los términos están organizados según criterios parciales: negativo-rival- ‘ellos’/positivo-’nosotros’:

    "Ellos" son los poco hábiles, los derrotados:

    … (el enemigo es) vencido: ha sido derrotado.

    … (rival) desprevenido: no preparado.

    "Nosotros" somos los que funcionamos, los vencedores:

    … (el equipo está) acorazado: lo que tiene sus elementos principales protegidos por el blindaje, es decir, revestido con planchas de fierro o acero buques de guerra, fortificaciones y otras cosas.

    … (la defensa es) inexpugnable: que no se deja vencer ni persuadir.

    hábil (variante): capaz, inteligente, dispuesto.

    diestra (maniobra): hábil, sagaz, experto, prevenido.

    (ataque) demoledor: (ataque) efectivo, que destruye, derriba, deshace las defensas.

    La victoria es

    una épica (victoria): digna de ser cantada en verso.

    una hazaña: hecho ilustre o heroico.

    una epopeya: acción realizada con dificultades y sufrimientos: "que tanta sangre, sudor y lágrimas nos ha costado". También poema narrativo extenso de acción bélica, acciones nobles y personajes heroicos.

    El triunfo es arriba:

    "alzaba los brazos ante la multitud"

    "paseó en andas…"

    "levantó el trofeo"

    La derrota es abajo: "cayó de rodillas con la cara entre las manos".

    Hasta aquí el comentario de esta metáfora, apto sólo para hinchas que la mantienen, la propagan por medio del ritual; sin este la cultura no podría existir. A modo de conclusión y en medio de la magia futbolística: "La guerra danzada" (Galeano, 1995: 18):

    En el fútbol, ritual sublimación de la guerra, once hombres de pantalón corto son la espada del barrio, la ciudad o la nación. Estos guerreros sin armas ni corazas exorcizan los demonios de la multitud, y le confirman la fe: en cada enfrentamiento entre dos equipos, entran en combate viejos odios y amores heredados de padres a hijos.

    El estadio tiene torres y estandartes, como un castillo y un foso hondo y ancho alrededor del campo. Al medio, una raya blanca señala los territorios en disputa. En cada extremo, aguardan los arcos, que serán bombardeados a pelotazos. Ante los arcos, el área se llama zona de peligro.

    En el círculo central, los capitanes intercambian banderines y se saludan como el rito manda. Suena el silbato del árbitro y la pelota, otro viento silbador, se pone en movimiento. La pelota va y viene y un jugador se la lleva y la pasea, hasta que le meten un trancazo y cae despatarrado. La víctima no se levanta. En la inmensidad de la hierba verde, el jugador yace. En la inmensidad de las tribunas, las voces suenan. La hinchada enemiga ruge amablemente:

    – ¡Que se muera!

    – Devi morire!

    – Tuez-le!

    – Macha ihn nieder!

    – Let him die!

    – Kill kill kill!

    BIBLIOGRAFÍA

    BORREGO NIETO, Julio (30 de marzo-4 de abril de 1999): Apuntes de clases. Curso de Doctorado: "Creencias en la lengua y creencias sobre la lengua". Universidad de Salamanca.

    CALSAMIGLIA B., Helena y Amparo TUSÓN (1999): Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso. Barcelona: Ariel.

    GALEANO, Eduardo (1995): El fútbol a sol y sombra. Madrid: Siglo XXI.

    LAKOFF, George y Mark JOHNSON (1998): Metáforas de la vida cotidiana. Madrid: Cátedra.

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    ANA MARÍA MORAGA ARMIJO

    Candidata a Doctora en Literatura

    Universidad de Salamanca

    Redactado 1999