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La crisis económica mundial es el verdadero fin del mundo (página 2)

Enviado por MONOGRAFIA


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Mientras, ABN e ING aún estudian dividirse los activos de Fortis, una de las firmas financieras más fuertes de la zona central europea. El sistema financiero estará dominado por menos instituciones, más reguladas, pero más seguras y poderosas, afirman los expertos y hasta yo mismo. ¡¡Viene una avalancha de Regulaciones!! Todo hace apuntar a que el mercado financiero será más estrictamente regulado. Para Sean Egan, director de Egan-Jones Ratings, las nuevas leyes no se concentrarán sólo en la banca. "Las regulaciones afectarán prácticamente a todos los sectores", asegura.

En el ámbito financiero, al obligar a los bancos de inversión a convertirse en holdings comerciales, las autoridades se aseguraron de tener un mayor control sobre sus balances. Esta semana, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, dio algunas luces sobre los cambios y dijo que la Fed debería tener más autoridad para exigir a los bancos mayores reservas de capital. "Es bastante posible que para el próximo año (2013 y 2014) vivamos la mayor revisión de regulación que recordemos, la mayor revisión en 75 años. Para buscar un símil hay que regresar a 1933 y la Gran Depresión", explicó en un debate del Wall Street Journal Vincent Reinhart, ex economista jefe de la Fed. El liderazgo de Wall Street será cuestionado ¿Seguirá siendo Wall Street el epicentro del mundo financiero? Después de los últimos eventos, muchos lo ponen en duda. Y entre esos muchos no sólo se apuntan académicos o economistas, sino también políticos. "Estados Unidos va a perder su estatus de superpotencia en el sistema financiero internacional. El sistema se volverá más multipolar", aseveró esta semana el ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbruck.

Wall Street y su modelo de banca de inversión entraron en crisis. La intervención estatal puso en duda los principios de libre mercado con los que se asociaba a ese país. Más aún, los US$ 700 mil millones que se espera inyectar desde las arcas estatales a la banca tendrán un efecto negativo en su presupuesto para los próximos años. "Estados Unidos continúa siendo la principal potencia militar, pero a nivel económico el escenario será más dinámico", explica Stephen Flanagan, académico del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos, uno de los think tanks más influyentes de Washington. A nivel más práctico, también hay quienes dudan de que la repartición de poderes cambie drásticamente. Al final de cuentas, Estados Unidos, a pesar de la crisis, sigue siendo el mejor lugar para hacer negocios. ¿Qué hacer entonces? Diversas economías en desarrollo están experimentando un incremento en el número de ofertas de trabajo. Sin embargo, las tasas de desempleo en estos países no están bajando. En algunos casos, hasta están aumentando. El problema es que muchos de los trabajadores que perdieron sus empleos a causa de la crisis no poseen las competencias que el mercado laboral exige."Este desajuste entre la oferta y la demanda de calificaciones significa que las personas desempleadas necesitan más tiempo para encontrar un nuevo trabajo, lo cual a su vez incrementa el desempleo a largo tiempo", afirmó el economista laboral Theo Sparreboom, uno de los autores del informe de la OIT. Esto tiene repercusiones sobre todo en los jóvenes, quienes suelen adquirir la mayor parte de su educación y formación antes de comenzar a trabajar o durante los primeros años de su trayectoria profesional. En países como Estados Unidos o España, los trabajadores de los sectores de la construcción o de las finanzas figuraron entre los primeros en ser afectados por la crisis a finales de 2008 y en 2009. Cuando perdieron sus empleos, se dieron cuenta de que los sectores que no habían sido afectados no necesitaban las competencias que ellos tenían. Es necesario hacer más para reducir las diferencias entre las competencias existentes y las que requieren los empleadores.

A medida que la crisis se propagó a través del comercio internacional, las ocupaciones en las industrias de la exportación también fueron afectadas. Estas profesiones enfrentaron y siguen enfrentando los mismos problemas. En Estados Unidos, por ejemplo, alrededor de 30 por ciento de los empleos en la construcción se perdieron entre 2007 y 2012, y el empleo en la fabricación de bienes duraderos es 15 por ciento inferior a los niveles anteriores a la crisis. Por el contrario, se estima que el empleo en la educación y en los servicios de salud ha aumentado en 20 por ciento. Esto ha suscitado preocupaciones sobre los desajustes de competencias profesionales que podrían aumentar las tasas de desempleo, ya que los sectores afectados por la crisis y los que se están recuperando necesitan competencias diferentes. En algunos casos, los trabajadores se han trasladado a otras zonas o países, donde hay empleos disponibles en su campo, como es el caso de los españoles que van a Alemania y los portugueses que se desplazan a Angola o los latinos que todavía prefieren emigrar a Estados Unidos. Algunos otros han optado por la "degradación profesional", al aceptar un empleo por debajo de su nivel de calificaciones lo cual conducirá a números cada vez mayores de trabajadores sobre calificados.La cuestión del desajuste de las calificaciones ha recibido atención especial en las economías desarrolladas como consecuencia de la crisis económica, pero es un problema que afecta a los mercados laborales de todo el mundo. Este desajuste entre la oferta y la demanda de calificaciones puede ser un fenómeno transitorio si se enfrenta de manera apropiada. Las políticas educativas bien orientadas pueden contribuir a superar el problema al garantizar que las personas que buscan empleo puedan encontrar trabajo en los sectores más dinámicos de la economía. Pero a medida que el número de trabajadores desempleados aumenta, así como la duración de su período de desempleo, el problema se hace cada vez más difícil de resolver. El desafío consiste en vincular las competencias a la productividad, el empleo y el desarrollo. La clave es la coordinación de políticas y la participación de los interlocutores sociales y de los principales actores del desarrollo de competencias.Recomiendo abiertamente que los responsables de la formulación de políticas emprendan una acción coordinada a fin de reducir el desempleo, incluyendo los servicios dirigidos a mejorar la eficacia de la búsqueda de trabajo y reducir las diferencias entre la oferta y la demanda de trabajo, como por ejemplo invertir en programas de formación y de reconversión profesional. Lo que la crisis ha puesto en evidencia es que es necesario hacer más para reducir las diferencias entre las competencias existentes y las que

requieren los empleadores, de manera que un mayor número de personas pueda regresar al trabajo. Recordemos que, después de todo, la crisis es una disonancia, una tensión entre lo que yo pienso que debería pasar y lo que está pasando. Esta contradicción nos hace entrar en una serie de tensiones que nos induce a pensar con miedo sobre lo que está sucediendo y/o puede llegar a suceder. La etimología de la palabra viene a indicar punto de inflexión o momento decisivo.

La vida es un conjunto de lecciones continuas. Los antiguos la sintetizaban en ciclos de 7 años. Aproximadamente cada 7 años aparece, por naturaleza, una época crítica en la vida. Es un ciclo natural aproximativo. En la actualidad existen diferentes momentos de crisis a lo largo de una vida: la toma de conciencia de existencia en la infancia, el paso de ésta a la adolescencia, la primera juventud, el paso a la edad adulta, la conciencia de la adultez, cumplir 40 años o 50 años, etc. En estos momentos críticos renunciamos a una parte de lo que somos para ser aquello que estamos llamados a ser. Cuando aprendemos una lección, viene otra, y así sucesivamente. Todo ello significa que cambiamos de hábitos, crecemos en valores, adaptamos nuevas ideas, tenemos nuevos aprendizajes relacionales, re educacionales, sociales, sentimentales, emocionales, etc. También, una despedida en el trabajo, un desamor, el primer hijo, una enfermedad, una muerte, que las cosas no salgan como esperamos o el desencanto de la vida, pueden ser crisis. Estas últimas son más circunstanciales o coyunturales, producto de la dinámica de la vida. Para una buena resolución de las crisis debemos de evitar el efecto "bola de nieve", es decir, evitar que el conflicto se haga más grande. Acostumbramos a no dar importancia a una crisis en sus inicios, y la dejamos crecer tomando poco a poco conciencia de que algo sucede, mientras que las señales de la crisis ya han sido evidentes y claras.La tentación frente a una situación de crisis es buscar las salidas fuera, mientras que probablemente estén dentro. Dentro de cada uno de nosotros mismo existe la posibilidad de un cielo personal o de un infierno personal; una posibilidad de realización o perdición, y esta posibilidad es solamente nuestra y de nadie más. Otra cosa es que en ciertas ocasiones necesitemos la ayuda de un profesional, porque nuestra visión de la situación sea tan parcial y difícil que precise un consejo especializado. En realidad nos dan miedo las crisis porque nos dan miedo los cambios. Somos animales de costumbres y nos sentimos seguros en lo que conocemos y dominamos, y cuando se presenta la crisis, somos conscientes de que, tarde o temprano deberemos de hacer un cambio. Y, habitualmente, el cambio significa dolor, sufrimiento, enfrentamiento con momentos de dificultad o encuentro con la realidad más patente.Normalmente nos cuesta salir de lo que se llama la zona de confort. Pero no puede existir desarrollo mental, emocional, psicológico, espiritual o físico si no salimos de la zona de confort, es decir, si no entramos en una dinámica de esfuerzo, o, más allá, de sobreesfuerzo. Es cierto que toda crisis implica un dolor. El dolor puede ser un gran maestro que nos puede enseñar cosas muy importantes (no es una llamada al masoquismo), porque en la vida hay cosas que sólo se pueden ver con lágrimas en los ojos.En las crisis podemos aprender desde el dolor o desde la aceptación, que no quiere decir aprender desde la resignación. Cuando llega la crisis, es mejor aceptarla y mirar cómo la podemos solucionar, desde la reflexión, desde el análisis ponderado, no nos podría estallar delante de nuestros ojos. Los cambios vienen por convicción o por compulsión. Es decir, porque tienes claro que has de cambiar y eres tú quien provoca la crisis, o porque de repente es la vida la que te da el efecto bofetada que te hace cambiar la visión de ti mismo, de los demás o de la vida. Cuando el cambio viene de afuera, genera pereza, resistencia, genera inercias; pero si somos nosotros los que aceptamos el cambio, los que vivimos abiertos al cambio, éste puede significar una experiencia positiva. Una analogía interesante para compartir: La lluvia es fantástica, la diferencia estriba en qué lugar estamos con respecto a ella, a cubierto o a la intemperie. Así sucede con las crisis, son muy beneficiosas porque la vida es una sucesión de crisis y cambios, pero, en cualquier caso, lo importante es saber en qué lugar estamos respecto a ella.

Desde un enfoque global a más local, la situación actual en la que se encuentra el planeta y quienes lo habitamos debido al sistema que lo rige está llegando a un punto crítico de viabilidad. Este sistema económico actual de mercado, es decir, el capitalismo, puede llevarnos al colapso de la civilización a nivel mundial debido a la convergencia de diferentes crisis que nos amenazan en el día a día y que se irán intensificando con el tiempo o a un paso de gigante hacia un nivel superior en el desarrollo de la evolución humana. Entre la gran cantidad de crisis en la que nos encontramos actualmente podemos enumerar algunas como la energética, social, cultural, económica, política y ecológica, en fin…la crisis como civilización.

Las diferentes manifestaciones de dichas crisis que se encuentran desde hace tiempo en el seno de nuestra sociedad se han podido constatar con más claridad a finales de la primera década del siglo XXI con el problema financiero que contagió al mundo pero que casualmente puede coincidir también con fechas cercanas al cenit del petróleo. Todas las personas del globo nos enfrentamos actualmente al intento por parte de las élites políticas y empresariales (la clase dominante) de mantener y reforzar totalmente su sistema, debido a esa "aldea global económica" que se impulsó a principios de los años 90 del siglo pasado y que deberá ir en retroceso ya que se ha demostrado que su funcionamiento no ha creado más que desigualdades evidentes con tasas crecientes de empobrecimiento de los pueblos a costa de transferencias a las capas altas de éstos. Ya por la segunda mitad del siglo XIX se hacía evidente que, "Donde no existe la igualdad, la libertad es mentira", y no les faltaba razón. Llegamos a ser esclavos al dinero, y con ello los poderosos mercantilizaron nuestras vidas.

Enumeremos rápidamente algunos de los grandes problemas a los que nos enfrentamos: escasez de petróleo (cenit del petróleo), crisis financiera (estafa global), cambio climático (exceso de CO2 en la atmósfera), contaminación de ríos y mares (vertidos descontrolados de metales pesados, químicos y otros), desertización, desaparición de especies, "epidemia" de enfermos de cáncer por contaminación interna (comida, aire, materiales, etc.), acumulación de riqueza en un porcentaje ínfimo de la población, aculturación de la población por la cultura occidental imperante, golpes de estado por tecnócratas, etc.

A nivel Estado podemos aglutinar los mencionados anteriormente más el desempleo descontrolado (tasas de paro históricas, 1 de 4 no tienen un trabajo formal), desahucios constantes y crecientes; juventud sin perspectivas y trabajadores sin seguridad; detenciones legalmente cuestionables con endurecimiento de leyes penales, incapacidad de la política institucional de solventar los problemas desde un parlamento; privatización del todos los entes estatales de uso público; aumento de impuestos y tasas. Junto a todo esto nos encontramos con un escepticismo espectacular en la población respecto a la política y debido a ello, un desapego a la realidad para afrontarla; despolitización de las masas perfectamente orquestada desde las pautas ministeriales a las escuelas y empresariales desde los medios de comunicación para tener analfabetos políticos que culpan al vecino de sus males sin preguntarse qué no ha hecho por cambiar su situación. Desconociendo su condición de clase. Ante este panorama donde queda demostrado que los estados son el mismo capital, tal como fueron diseñados y en épocas de crisis se manifiestan claramente. La herramienta clave de la clase dominante para el capital.

Ahora el trabajo asalariado escasea debido a que la riqueza que genera la economía no da la tasa de beneficio deseable, por lo que la financiación gana total prioridad. Los asalariados, los trabajadores ya no son tan necesarios, la mano de obra abunda, incluso la cualificada para sus designios. La crisis no es una consecuencia del propio sistema, sino aún más si cabe decirlo de la misma sociedad excluida de este rol, sumiso durante largas décadas para gozar de una vida medianamente digna, si es que es digno ser sumiso toda la vida. Tantas causas intolerables por las que manifestar un cambio integral en nuestras vidas que hoy ya empezaron a entrar las más duras por la puerta en los países "desarrollados" donde algunos pensaron que esa situación que vive el resto de la humanidad no les llegaría. Se sigue destruyendo el estado de bienestar que hizo de la contrarrevolución en los movimientos críticos anti hegemónicos que cedieron poco a poco terreno. La deshumanización y anulación del ser debido al trabajo monótono en su especialización nos ha alienado evitando capacidades que generen una iniciativa real de contestación que no sólo nazca de la necesidad de subsistencia, sino de un reclamo por el ser y no el tener, de la reflexión constructiva y no a una crítica destructiva, un anti materialismo frente al consumismo, realizando un elogio a la pereza para llamar a la inteligencia que nos lleve a la buena vida, por la que debemos encauzar tanto enérgica como urgentemente a esta nueva era post-capitalista.

Dado que nunca "el fin puede justificar los medios", tenemos en nuestras manos por primera vez la capacidad de crear una sociedad nueva y diferente, donde los medios sean humanos para conseguir unos fines justos para todos.

 

 

Autor:

Willi H. Golditz

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