Ahora bien, a pesar de toda esta reciente efervescencia teórica, cabe preguntarse si no estaremos poniendo de moda uno de los problemas más clásicos y fundamentales de la Ecología. En efecto, creo que la respuesta más general y sencilla a la pregunta inicial (¿Qué es Diversidad Biológica?), no es otra que la que emana de la propia Teoría Evolutiva: La diversidad biológica es el resultado más genuino del proceso evolutivo, que se manifiesta a todos los niveles jerárquicos de la vida: de las moléculas a los ecosistemas, pasando por los genes, las células, los individuos, las poblaciones y las comunidades. el problema esencial que afronta Darwin (1859) en su famoso libro, ‘Del origen de las especies por selección natural…’. Descendencia con variación, mutación y selección son, en términos ortodoxos, las causas que determinan la cantidad de seres vivos que existen en un tiempo y espacio determinados. Esta perspectiva histórica es la que manifiesta en toda su dimensión, la característica esencial del estado singular de la materia que denominamos Vida: el hecho de ser diversa, variable y variada.
La biodiversidad comprende la variabilidad de organismos vivos (flora, fauna y microorganismos) de una región, ecosistema o agroecosistema. En ella se incluyen la diversidad genética dentro de las especies, la diversidad entre especies y la diversidad entre y dentro de ecosistemas, y es el resultado de procesos evolutivos naturales, en interacción con procesos sociales y culturales propios de las comunidades locales. La biodiversidad constituye una de las riquezas naturales más importantes de un país y, junto al agua y al suelo, son los tres recursos naturales básicos con los cuales se desarrollan las actividades agropecuarias que son la base del sistema económico del país y parte fundamental del aparato productor.
Colombia al igual que otros países latinoamericanos como Brasil, Ecuador y Perú, es reconocida a nivel mundial por su gran Diversidad Biológica. La existencia de diferentes y extensos biomas que han sido poco o medianamente intervenidos y que cuentan con una alta riqueza de fauna y flora, nos pone en un lugar privilegiado pero lleno de responsabilidades respecto al manejo apropiado de nuestros recursos naturales.
Para poder tomar las decisiones más acertadas, es necesario entender como operan los procesos ecológicos que regulan la gran variedad de ecosistemas. No obstante, algunos procesos ocurren a escalas de tiempo que están fuera de alcance para nuestro periodo de vida, lo cual los convierte en lo que se ha denominado el "presente invisible", que es la escala de tiempo dentro de la cual nuestras responsabilidades para con el planeta tierra son más evidentes. Dentro de esta escala de tiempo, los ecosistemas cambian durante nuestro tiempo de vida, el tiempo de vida de nuestros hijos y el de nuestros nietos. (Magnuson 1990, Magnuson et al 1983 citado por Kattan, 1999).
Definitivamente, la principal causa de perdida de Biodiversidad en Colombia es el deterioro de los hábitats disponibles y el desconocimiento de lo que tenemos. La falta de investigación y las condiciones de orden publico imposibilitan el desarrollo de estrategias viables para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad y como resultado obtenemos un creciente numero de especies extintas frente a lo cual no podemos hacer mucho.
Por otro lado, la conservación y uso sostenible de la Biodiversidad requieren a menudo la valoración económica del objeto a conservar (bienes o servicios, tangibles o intangibles), con el fin de evaluar los costos y los beneficios de la actividad, no tanto para definir si se lleva a cabo o no, sino para determinar el mecanismo más eficiente para llevarla a cabo. El problema radica en que si una especie no tiene importancia económica o una supuesta "no importancia" ecológica, no se hace nada en pro de su conservación.
La valoración monetaria (poniendo un precio) de los diferentes recursos que nos aporta la naturaleza tiene mucho camino por recorrer y aún es muy incompleta. Se están valorando las utilidades que tienen en la actualidad los recursos naturales (especies animales, vegetales o espacios naturales), pero sin investigación, no podemos conocer cuáles serán los usos que tengan en el futuro, no podemos valorar lo que no conocemos (por ejemplo, desconocemos si una especie será de suma importancia en el futuro porque pueda aportar un principio activo indispensable para el tratamiento de una enfermedad).
Esta "monetarización" de la naturaleza, al ser un aspecto de la ciencia económica muy reciente y poco desarrollada, tiene otro importante inconveniente a superar. A las técnicas de análisis utilizadas actualmente les falta precisión, ya que se limitan a preguntar a los "consumidores" de naturaleza cuánto pagarían por seguir disfrutando de ella y éstos, en la gran mayoría de los casos, además de estar condicionada su respuesta por su renta personal, no son capaces de distinguir la Biodiversidad frente a la biomasa. Mientras que la biomasa se refiere a la cantidad de materia viva existente en un espacio determinado, la Biodiversidad define la riqueza de las formas de vida que ocupan ese mismo espacio. En este tipo de análisis primaría la valoración de la biomasa, que es la que más fácilmente perciben los consumidores y en la que Colombia no destaca especialmente, frente a la extraordinaria biodiversidad que muestra a nivel mundial.
Particularmente pienso que los elementos de la naturaleza son únicos, finitos e insustituibles, por lo tanto su valor es incalculable. Cuanto vale un pájaro o el placer de oírlo cantar en las mañanas?. No son necesarias más cuentas. No obstante, posiblemente la única forma de que la sociedad tome conciencia de la necesidad de conservar la biodiversidad pase por crear mercados ficticios y ponerle precio a la vida en el planeta y así esta sucediendo en Colombia.
A John Mario Rodríguez Pineda M. Sc. por la lectura y sugerencias al manuscrito original.
A mis compañeros Sebastián Martínez y Elizabeth Corrales por su apoyo y sugerencias.
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Jaime Andrés Carranza Quiceno
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