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El hospital rural de Venta de Casanovas, único de su tipo en Cuba antes de 1959


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones y recomendaciones
  5. Bibliografía

Resumen

El presente trabajo es parte de la investigación de los autores relacionada con la historia de los servicios de salud pública en el territorio de Contramaestre en la etapa pre revolucionaria. En el se hace referencia a los elementos fundamentales vinculados, a lo que se considera, como el único hospital rural en Cuba construido en la zona de Venta de Casanovas por los llamados "gobiernos auténticos" durante la república neocolonial, así como sus características fundamentales.

Abstract: This work is part of the research of authors connected with the history of public health services in the territory of Contramaestre before the revolutionary stage started in 1959. It puts forward the key elements linked to what is considered as the only rural hospital in Cuba, built in Venta de Casanovas area by "authentic governments" during the neocolonial republic and its fundamental characteristics.

Palabras Claves: Demagogia, hospital rural, Venta de Casanovas, corrupción.

Introducción

El presente artículo es parte de la investigación culminada por los autores, relacionada con la historia de los servicios de salud pública en el territorio actual de Contramaestre de la provincia de Santiago de Cuba hasta el año 1969, en el se recogen los elementos esenciales de la historia del único hospital rural que durante la etapa pre revolucionaria existió con un carácter público, pero con las consabidas dificultades y problemas generados por aquella sociedad.

Con ello se aporta a la historia de la localidad, pues hasta la fecha no se había sistematizado su investigación ni se habían obtenido resultados como los presentados en relación con las prácticas salubristas en esta parte del país.

El objetivo no ha sido otro que elaborar un material de apoyo a la docencia para la Filial de Ciencias Médicas de Contramaestre que contribuya al aprendizaje de la Historia de Cuba partiendo de la historia local y todo ello en función de posibilitar una formación mucho más integral de los egresados de las ciencias médicas.

Los métodos teóricos utilizados han sido el histórico-lógico, partiendo de las principales tendencias que se han presentado en el de cursar de la salud pública en la localidad de Contramaestre. También el inductivo deductivo jugó un importante papel para derivar conclusiones y establecer generalizaciones a partir del análisis de elementos particulares de la historia local.

Los métodos empíricos utilizados fueron: el análisis documental para la recopilación de información de la historia de la localidad. También se utilizaron las entrevistas a pobladores del territorio que resultaron ser, tanto protagonistas como testigos presenciales de los hechos acontecidos o conocieron de ellos en el transcurso de sus vidas. En ello el método de la triangulación desempeñó un rol determinante.

Desarrollo

Contramaestre, surgida como asentamiento poblacional el 5 de Febrero de 1913, no era considerada como una demarcación de relevancia en la antigua Provincia de Oriente de la antigua república de Cuba. Es por ello que de acuerdo con la división política administrativa de la etapa, pertenecía, desde el punto de vista geográfico y gubernamental al término jurisdiccional del Municipio y Villa de San José de Jiguaní en la que existía una alcaldía con su respectivo ayuntamiento y plenos poderes de gobernación y administración.

Subordinados a ella se encontraban las llamadas alcaldías de barrios, que para el caso de Jiguaní, se hallaban las de Santa Rita, Babiney, Los Negros, Baire, Bijagual, Rihito de Chupadores, Filé, Matías. De igual manera estaba la de Maffo, a la que pertenecían Laguna Blanca y Contramaestre, llegando sus límites territoriales hasta el río del mismo nombre.

El territorio que ocupa el actual Municipio de Contramaestre, adoleció de atención y servicios de salud por parte de los gobiernos de turno de manera directa hasta los finales de la década del 40 del pasado siglo XX. La población fundadora del poblado cabecera actual y sus descendientes solamente eran atendidos por algunos médicos, que de manera esporádica en tránsito ofertaban sus servicios a las familias pudientes cobrando importantes sumas de dinero.

Según testimonios de personas de avanzada edad y que aún conservan los recuerdos de la época, como es el caso de las señoras Rosario Pérez Igarza y Melba Rojas Arias, con 93 y 84 años de edad, respectivamente, así como anécdotas contadas por sus familiares, se oía hablar del médico de Jiguaní (presumiblemente el doctor José Reyes Benítez).

Benítez "(…) se dirigía por aquellos años a Baire, Guaninao y Xavier tratando algunas enfermedades que asolaban principalmente a la población campesina tales como: el tétano, difteria, tuberculosis, cáncer pulmonar, parasitismo intestinal y sobre todo el tifus, causando pérdida de muchas vidas humanas" (Pérez I. 2008) conjuntamente con el resto, que, según ellos- los campesinos- eran causadas por un "mal".

A todo esto se le sumaban el alto porcentaje de muertes maternas e infantiles, entre otras cosas por falta de higiene en los lugares escogidos para el parto, por la carencia de los conocimientos suficientes de las recogedoras o comadronas, y, evidentemente por la ausencia de servicios médicos y farmacológicos de manera estable y atendidos por los gobiernos, a pesar de ya contar el país con un sistema de salud.

El territorio de Contramaestre comenzó un despegue socio económico una vez construida la carretera central, es decir, a partir del año 1926 cuando algunos comerciantes isleños, españoles, catalanes, chinos y sus descendientes, situaron los establecimientos en la parte central del poblado. Sin embargo, el principal despunte, se produjo a partir de la caída, por acción revolucionaria de las masas, del tirano Gerardo Machado Morales en Agosto de 1933.

Machado, quien era propietario de la mayoría de las tierras de Venta de Casanovas, zona rural ubicada al norte del actual municipio y por donde cruzaba el antiguo camino real de la isla, con un área de 483 caballerías en calidad de gran latifundio, no permitía el establecimiento de los campesinos en ese lugar, los que de manera continua expresaron su descontento a través de luchas que se extendieron hasta los años cuarenta con evidentes resultados, entre ellos el más importante sería la ocupación de las tierras por esa clase social.

Toda la situación anteriormente descrita permitió que aumentara la producción del maíz en la zona de Venta de Casanovas, producto éste que, junto con el café proveniente de la Sierra Maestra, comenzaron a comercializarse en amplia escala en el pueblo. No resulta casual que Contramaestre a partir de esa fecha se caracterizara, entre otras cosas, por la existencia de almacenes privados (9 en total) destinados a acopiar en gran escala los productos mencionados, y en consecuencia, fuera bautizada como el "Granero de Oriente".

El despunte económico a su vez posibilitó una mayor afluencia de personas que en calidad de residentes ya, comenzaron a vivir y hacer vida social en el territorio a partir de 1940.

En los inicios de esa década, ofertaron sus servicios de salud, por la zona rural y montados a caballo, pues no tenían un lugar fijo de residencia, los doctores Ramiro Miranda del Pozo, en la zona de Filé, Matías y San Lorenzo; Pablo Luzón Lasalle, quien viviendo en Guaninao también se trasladaba hasta Tilitas, Xavier, Remanganagua y los Pasos, así como Daniel Ferrer Sánchez en el poblado de Maffo y sus alrededores.

Médicos estos que trataron de poner en práctica lo que aprendieron en la Universidad de la Habana, y paradójicamente se encontraron con la triste realidad cubana de: carencia de higiene, una alimentación inadecuada, y la imposibilidad de los enfermos de poder contar con los recursos financieros para poder comprar luego los medicamentos imprescindibles.

Esa era parte de la triste realidad. Evidentemente, aquellos no fueron servicios de salud, era una asistencia mínima que conducía, entre otras consecuencias, a la existencia de altos niveles de mortalidad materna e infantil por la prevalencia de "enfermedades de la pobreza" tales como: la tuberculosis, el parasitismo intestinal, la tosferina y otras, que no serían extinguidas hasta después del 1 de Enero de 1959.

Va a ser precisamente en esos años que los gobiernos de turno, concretamente el de Ramón Grau San Martín–1944 a 1948– se propusiera como parte de su propaganda llevar a cabo lo que llamaron una "Reforma Agraria."

Para dicha reforma se plantearon comprar por un valor de 554,226.25 pesos las tierras "pertenecientes" a la viuda de Machado, entregarles éstas a los campesinos que ya desde el año 1934 las habían ocupado, y que estos posteriormente la fueran pagando al Banco de Fomento Agrícola Industrial de Cuba (BANFAIC), además de los intereses consabidos que eran, evidentemente, otra forma de explotación ya en la década del cuarenta.

La llamada "Reforma Agraria", iniciada el 20 de Mayo de 1947, contempló en la zona de Venta de Casanovas el levantamiento, de lo que denominaron "centro agrícola modelo" para las casi mil familias que en ese año ya radicaban en el mencionado lugar.

Para este se construyeron: un taller de maquinaria, una tienda para la venta de productos alimenticios, un almacén para maíz, dos escuelitas rurales, un establecimiento para un cine, que nunca se equipó, un edificio con 4 viviendas, cinco cochiqueras, cinco tractores para arar la tierra a los campesinos que pagaran por ello, así como la construcción de lo que se considera como el único hospital rural de todo el país en la etapa pre revolucionaria puesto en funcionamiento el 27 de Abril de 1948 con la presencia de representantes del gobierno de Carlos Prío Socarrás.

En el día señalado con los pobladores del lugar, los trabajadores, más la comitiva gubernamental, se plantó una ceiba frente al inmueble como símbolo de la perdurabilidad del centro asistencial. "La ceiba fue sembrada por un señor muy elegante de cuello y corbata quien mencionó al presidente de la república y otras sandeces más" (Chacón, I.2011).

El citado hospital, conocido popularmente como : "El Hospitalito de la Venta", tenía como características, en su primer año de actividad: contar con seis camas para los pacientes que así lo requirieran, cocina, lavaderos, un almacén para medicamentos, quirófano, una morgue, sala de recepción a los enfermos, farmacia y enfermería.

Poseía también corriente eléctrica de manera permanente, agua potable proveniente de un tanque de grandes proporciones situado en la parte más alta, mejoramiento del camino con el material constructivo conocido como granzón, facilitando la transportación hacia dicho lugar de las personas que no tenían otro remedio que acudir allí para encontrar, a ocho kilómetros de distancia del principal centro urbano, la atención médica.

"También tuvieron suficiente instrumental quirúrgico para realizar algunas operaciones no complicadas, partos, así como curaciones de todo tipo. Era en realidad una maravilla, la atención fue exquisita durante los primeros ocho meses, y nos decían que en breve serían incorporados otros servicios" (Meireles: 2009).

El personal que laboró en el hospital estuvo compuesto inicialmente por los doctores Ramiro Miranda del Pozo y Rubén Isern Santiesteban. Ambos médicos, Miranda e Isern satisfechos por la labor que estaban realizando de llevar a vías de hecho en un centro asistencial para la salud la profesión que habían estudiado( a diferencia de otros de sus colegas, que no tenían un lugar fijo de trabajo en aquella etapa tan convulsa),

"(…) se trasladaban por sus propios medios al Hospital de Venta de Casanovas en horas tempranas de la mañana, y retornaban en horas avanzadas de la tarde conjuntamente con el resto del personal que laboraba y que vivía en lugares aledaños. Las consultas las iniciaban a las ocho y treinta, concluían a las cuatro, siempre evitando las lluvias de la tarde". (Rojas: 2009).

Entre los trabajadores estuvieron las enfermeras graduadas Pilar Isern, prima del médico, y Teresa Maceo, ésta última luego trabajaría en la clínica del doctor Isern de manera permanente. Como practicantes y auxiliares de esta profesión se hallaban Germán Vila, quien vivía en Lajas, Ángela Coscuyuela y Nilda Ramírez, la que realizó su actividad, por muchos años, en el hospital de Jiguaní, que unos meses después sería inaugurado también como parte de la política gubernamental.

Así transcurrió el primer año de funcionamiento de esa instalación dedicada a prestar servicios de salud a la población de la comarca, ¿pero, seguiría de esa forma después?

Parecía indicar que el anunciado programa de beneficios para el campesinado de Venta de Casanovas y para la población vecina de Contramaestre y Maffo, al fin, iba a surtir los resultados esperados, por lo menos, en lo que a salud pública se refiere, pues el mencionado hospital también sirvió hasta de escenario para la realización de una conferencia de divulgación sanitaria acerca de la profilaxis e higiene rural utilizando proyecciones cinematográficas la cual tuvo lugar en Mayo de 1949 con la presencia de representantes del Ministerio de Salubridad en la persona del Doctor Ortega, y del señor Walter Marín Collazo como periodista, radicado en Baire, con el propósito bien marcado de la acostumbrada propaganda amarilla.

Con estos acontecimientos, unido a la cacareada reforma que contemplaba el accionar del Centro Agrícola, también podría suponerse que no todo sería tan desagradable con estos "Gobiernos Auténticos que hasta se preocupaban por la salud de los campesinos".

Sin embargo, no fue así, el pueblo cubano continuó teniendo pruebas del nivel de latrocinio de los encargados de aquella "República" que no era con todos ni para el bien de todos como lo había soñado José Martí. Los asesinatos de los líderes Niceto Pérez, Aracelio Iglesias y Jesús Menéndez lo demostrarían, entre otras barbaridades cometidas durante esos años en Cuba.

Si bien el Hospital Rural de Venta de Casanovas inició sus servicios en Septiembre de 1948, ya a mediados del siguiente año 49, comenzaron a notarse y manifestarse serios problemas expresados en la no terminación constructiva de algunos locales, la no llegada a tiempo del salario para los trabajadores, el no completamiento de los instrumentos quirúrgicos, ni tampoco el incremento de las camas así como otras dificultades que, lógicamente, afectaban la calidad de la atención médica que la población, después de caminar tantos kilómetros, esperaba tener.

"Cuando regresé con mí mujer en diciembre de aquel año por un dolor que tenía en el costado, casi el doctor Miranda me tuvo que operar de apendicitis a sangre fría, y ya el instrumental era escaso" (Meireles: 2009).

Eran las acostumbradas falsas promesas, era como embullar, con un anunciado juguete a los niños, y nunca dárselos.

Otro de los testigos de aquella falacia, y director del hospital de Venta de Casanovas, el doctor Ramiro Miranda del Pozo escribiría el 24 de Mayo de 1949 en un artículo, no publicado como resultado de la censura de prensa, con el título "Venta de Casanovas, una luz que no debe apagarse":

"Después de un período de lucha ardua para convencer a la masa campesina (…), comenzó la tragedia del atraso de los pagos, los suministros insuficientes, de la falta de personal, camas, utensilios quirúrgicos, etc. Casi llegó a cerrarse en Febrero de este año, y previo al informe nuestro de más de 1000 consultas y como 200 ingresos (partos, servicio infantil, cirugía dental, etc) se ordenó su reapertura aunque ampliando sus servicios a los demás lugares próximos y con la futura finalidad inmediata de convertirlo en el Primer Hospital Campesino de Cuba."(Miranda.1946:2).

Más adelante, en el citado artículo el doctor Miranda relacionaba las solicitudes más inmediatas a tener en cuenta por el gobierno para salvar la situación del hospital, para que éste continuara prestando servicios a la población.

En ese sentido, en el pedido enumerado con el número cuatro planteaba entre otras cosas el completamiento del laboratorio, el envío de una ambulancia tipo comando para los caminos rurales de la Venta y lugares vecinos, la terminación del pabellón de infecciosos, mucho más camas y un presupuesto adecuado tras el creciente desarrollo poblacional.

De igual manera el doctor reclamaba la reposición de empleados, fundamentalmente para la limpieza, "(…) así como el nombramientos de otros que son indispensables, utensilios quirúrgicos que faltan así como arreglo inmediato a la instalación eléctrica que amenaza con serios peligros(…)"(Miranda.1949:3) .Una vez que los médicos, al cabo de los tres o cuatro años acumularon dinero, se cansaron de esperar las promesas de mejoría del hospital y no ver resultados palpables, entonces, establecieron sus propios negocios en Contramaestre. De ahí que a partir de 1952 el único hospital rural y público en la etapa pre revolucionaria de Cuba no contaría con personal, que de manera fija ofertara sus servicios de salud a la población del territorio.

Evidentemente, la reforma agraria, y sobre todo el único hospital rural público de Cuba quedaba en el olvido, se imponían los intereses de clases del momento.

Sería el doctor Andrés Gómez Pérez, galeno habanero y radicado en la localidad posteriormente, quien asumiría la atención médica, de manera esporádica en dicho centro asistencial. Atención ésta que, evidentemente no era ni la ideal, ni la prometida, ni la esperada por el pueblo humilde, pues los pedidos "a voz en cuello" realizados por los trabajadores de allí, en unión del periodista de la zona Oscar Rondón Áreas, no recibieron la respuesta del gobierno de Carlos Prío Socarrás.

Como consecuencia de tal situación, el personal técnico y de enfermería de allí, también, en su gran mayoría, se trasladó para las diferentes clínicas que tendrían su apertura a partir de 1951 tanto en Contramaestre como en Baire. Entre ellas las pertenecientes a los doctores Miranda, Isern, Guillermo Gonzales Masó, Alberto Gómez Pérez y Sergio Debró. Clínicas estas privadas que de una u otra manera, sus dueños pondrían en función de los intereses particulares.

El funcionamiento del consabido hospital de Venta de Casanovas, de manera anormal ya a partir de 1952 con el gobierno del dictador Fulgencio Batista Zaldívar, se mantuvo hasta el día 29 de Septiembre de 1958, fecha en que deja de funcionar de manera estable como institución de la salud, cuando las fuerzas del Ejército Rebelde decidieron trasladar la mayor parte del equipamiento médico para consolidar el hospital rebelde ubicado en la zona de La Lata, perteneciente al Tercer Frente guerrillero "Mario Muñoz Monroy" dirigido por el comandante Juan Almeida Bosque.

La irregularidad de funcionamiento estuvo relacionada con la insuficiente atención que las autoridades sanitarias brindaron al mencionado hospital rural que" (…) poco a poco solo sirvió para dar primeros auxilios cuando el médico Gómez Pérez estaba ahí junto a la enfermera Angela, después todo quedó en el olvido, quedó como un a Dios de aquella esperanza sanitaria (…)" (Pérez: 2009).

Los trabajadores del Hospital Rural de Venta de Casanovas, también se vieron esperanzados con aquel centro asistencial, que además de posibilitar un servicio gratuito de salud al campesinado, les posibilitaba tener una fuente de empleo, pero todo quedó ahí.

De este hospital, ubicado en la década del 40 del pasado siglo, sólo se conocía de su existencia a través del nombre, sin embargo de sus características, del personal que laboró, así como de su destino, había desconocimiento, prácticamente total.

Una vez triunfada la Revolución Cubana en enero de 1959, el inmueble, otrora hospital, se reconstruyó, remodeló y se adecuó a las condiciones del momento para ser luego convertido en viviendas entregadas a familias campesinas. Hoy en dicho paraje campestre y cercano al lugar de referencia, existe un consultorio donde laboran un médico especialista en medicina general integral, así como una licenciada en enfermería, los que permanecen de manera permanente durante las veinticuatro horas del día, brindando una atención esmerada, con la calidad suficiente y de manera gratuita.

El trabajo constituye un material de apoyo al aprendizaje de la Historia de la localidad. Su aplicación podría generalizarse al resto de los municipios de la provincia y del país donde existen filiales de Ciencias Médicas como experiencia que permitiera, a través de la investigación de la historia de los servicios de la salud pública en el territorio de que se trate, explicar la Historia de Cuba partiendo de la historia local y social. Ello contribuiría a la formación socio humanista de los futuros profesionales de la Medicina.

Conclusiones y recomendaciones

El llamado "Centro Agrícola Modelo", resultado de la supuesta reforma agraria a implementar en todo el país quedó para las "calendas griegas". Los Gobiernos Auténticos de Grau y Prío no cumplieron con lo prometido, y el hospital de Venta de Casanovas, en la antigua provincia de Oriente, también quedó como el único intento de llevar a las zonas intrincadas de Cuba, los Servicios de Salud Pública.

La demagogia se impuso, y el centro asistencial no recibió la ayuda gubernamental esperada que posibilitara contar con los recursos materiales, humanos y financieros que garantizaran darle continuidad a la noble labor de curar enfermedades y salvar vidas humanas en las zonas rurales de la nación, especialmente en Oriente.

Bibliografía

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Castro Ruz, Fidel."La Historia me Absolverá".

———————–Discurso en el acto conmemorativo del Aniversario 40 del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón, el 17 de Octubre de

2002. En Talleres de Historia de Cuba. Editorial Ciencias Médicas. LA Habana, 2006.

————————Discurso en el acto por el Aniversario 50 del Asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, efectuado en Santiago de Cuba, el 26 de Julio de 2003. En Talleres de Historia de Cuba. Editorial Ciencias Médicas. La Habana, 2006.

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Fernández Verdecia, Arnoldo."Contramaestre: un pueblo de emigrantes". En sitio Web "Emisora Grito de Baire".

Garófalo, Nicolás y Henríquez, Zoraida."Programa de Historia de Cuba II".La Habana, Abril de 2009.

—————————————– "Talleres de Historia de Cuba".Editorial Ciencias Médicas. La Habana, 2006.

Miranda del Pozo, Ramiro E. "Venta de Casanovas, una luz que no debe apagarse".En archivo personal inédito de William Miranda Andraca.

————————————-"Hospital Rural Wilfredo Pajés". En archivo personal inédito de William Miranda Andraca.

Testimonios:

Barrientos Campistrú, Blanca. Enfermera jubilada, vecina de calle 19, de Lumumba. Testimonio obtenido el 14 de Marzo de Abril de 2010.

Cardoso Águila, Ramón. Enfermero jubilado, entrevista efectuada el 14 de Mayo de 2010.

Fernández, Clara. Vecina de calle 17 del reparto "Rodolfo Rodríguez", entrevista realizada el 14 de Mayo de 2010.

Meireles Rodríguez, Héctor. Vecino del reparto "Rodolfo Rodríguez", Contramaestre.

Pérez Igarza, Rosario. Vecina nonagenaria de Venta de Casanovas.

Rojas Áreas, Melba. Vecina octogenaria de Venta de Casanovas.

edu.red

Interior del antiguo hospital de "Venta de Casanovas".

edu.red

Bajada a la morgue del antiguo hospital.

edu.red

 

 

 

Autor:

Jaime Severino Sánchez Pérez

Coautor

Ángel del Toro Fonseca.