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La familia en la educación de la sexualidad (página 2)


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Para los estudios de este grupo social resulta indispensable el enfoque sistémico, pues constituye una unidad funcional en la cual todos sus elementos, relaciones y procesos se entrelazan y condicionan mutuamente. Su aplicación se puede apreciar en las posiciones teóricas y en la práctica profesional de la Psicología y la Sociología. Se considera que aunque existe un intento importante para su utilización en la práctica pedagógica, realmente aún resulta insuficiente.

Desde el punto de vista filosófico la función se entiende como la manifestación externa de la esencia de las cosas, de fenómenos y objetos; de tal manera, al examinar las funciones familiares y su desempeño se puede conocer la esencia de este grupo.

Existen diferentes criterios clasificatorios de las funciones familiares. Entre ellos se encuentran las funciones de cuidado, socialización, afecto, reproducción y status (Anameli Monroy, s/a); biológica, ideológica y educativa (A. S. Makarenco, 1974); la socialización primaria de los niños y estabilización afectiva de los adultos (Parsons y Bales, centrados en la familia nuclear, referidos por Gerardo Meil Landwelin, 1992); el mantenimiento físico de sus miembros, la adición de nuevos miembros (función generativa), la socialización de los hijos, el mantenimiento del orden en el seno familiar y entre miembros familiares y extrafamiliares, el mantenimiento de la moral familiar y la motivación a cumplir con las tareas en y fuera de la familia y la producción de bienes y servicios necesarios para mantener la unidad familiar (Hill); Kaufman en 1980 concreta el funcionamiento familiar en la función que cumple para la sociedad desde lo generativo y desde la perspectiva para el proceso de socialización mediante la transmisión de los valores del sistema socio – cultural. Kaufmann asocia este análisis a la elaboración del concepto recursos; posteriormente se complementa con la clasificación de recurso externos e internos dada por Herlth. En 1982 los alemanes Kaufmann y Herth asocian este concepto al de condiciones de vida.

Aunque se presenta una amplia heterogeneidad conceptual para clasificar las funciones, se aprecia la prevalencia de criterios sociológicos y la denominación de las funciones de forma amalgamada, difusa y sin la precisión de los límites requeridos.

F. Engels realizó un análisis enriquecedor sobre las relaciones familia- sociedad, familia – individuo, según sus funciones. Dejó establecido, en una época tan temprana para el desarrollo de las ciencias sociales, que la familia no es una relación primordialmente biológica, sino que tiene un doble carácter natural y a la vez social; constituyendo las relaciones de cooperación entre sus miembros su esencia social. (Engels, F, 1984).

Los especialistas del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas de la Academia de Ciencias de Cuba dieron a conocer a mediados de la década del 80, las concepciones sobre las funciones familiares a partir de la reconceptualización realizada del modelo elaborado por del Instituto de Política Social y Sociología de la antigua RDA; en la cual predominaron los aspectos sociológicos. El modelo sociopsicológico utilizado integra conceptos analíticos y ordenadores de las condiciones de vida objetivas y subjetivas de la familia y la categoría modo de vida.

En este modelo queda expresada la relación existente entre funciones familiares, condiciones de vida y modo de vida, y permite su aplicación a otros estudios, por las siguientes razones:

  • Demuestran que las formas en que se cumplen las funciones familiares en correspondencia con las condiciones de vida tanto objetivas como subjetivas es lo que determina el modo de vida familiar siendo muy peculiar a cada familia
  • Revelan la interpretación subjetiva del modo de vida, con una repercusión específica para cada uno de sus miembros, quienes lo reelaboran e incorporan en el proceso de autodesarrollo de su personalidad.
  • El Modelo Sociopsicológico de funcionamiento familiar sirve de referencia para cualquier estudio de familia en nuestro país, ubica a la familia con un enfoque sistémico.
  • Caracterizan a la familia cubana actual con mayor descripción y explicación de sus rasgos sociológicos

En ese modelo se considera que en este grupo se satisfacen y desarrollan complejos procesos materiales y afectivos estrechamente relacionados, expresados a través de las funciones BIOSOCIAL, ECONÓMICA Y CULTURAL -ESPIRITUAL. Con posterioridad este centro y otros autores cubanos (P. Ares, P.L Castro, L. Fernandez) han dimensionado los aspectos psicológicos de las diferentes funciones. Sin embargo, aunque se ha revelado la repercusión educativa de cada una, siendo consecuentes con la idea de que en la familia todo educa, aún no existe un análisis sistematizado de la relación entre las funciones familiares y su incidencia en la educación de la sexualidad.

La función biosocial:

Comprende la procreación y crianza de los hijos, así como las relaciones sexuales y amorosas de la pareja y las relaciones afectivas entre los restantes miembros (entre padres e hijos, entre hermanos, entre estos y otros miembros), conforme a su estructura; son de vital importancia para el equilibrio emocional y familiar, proporciona sentimientos de identificación y pertenencia.

Estas actividades y relaciones son significativas en la satisfacción de las necesidades de apoyo, seguridad y protección, que condicionan el proceso de identificación personal y familiar. Constituyen la base para el aprendizaje de las relaciones interpersonales y la comunicación en otros grupos de pertenencia, en los cuales se inserta el individuo durante su ciclo de vida; toda influencia educativa estará matizada por el tipo de comunicación que predomine y del vínculo íntimo que se establezca. Tiene gran valor en la educación; pues constituye la base de las condiciones pedagógicas necesarias para esta tarea. Se incluye en ella el desempeño de la paternidad y la maternidad responsable, de acuerdo con la estructura familiar.

Tiene un significado especial en la educación sexual, en lo referente a la estructura psicológica de la sexualidad, incide decisivamente en la educación de roles sexuales, de la identidad de género y en la orientación sexoerótica. Esta función se desarrolla a través de las actividades sexuales de la pareja y los intercambios amorosos entre sus miembros, en el dar y recibir afecto, mediante caricias, donde está presente el contacto físico, directo, cuerpo a cuerpo entre sus miembros.

La función económica:

Tradicionalmente ha caracterizado a la familia como la célula básica de la sociedad y en gran medida el modo de vida familiar; incluye el presupuesto del tiempo libre, su empleo, y la forma de descanso familiar (en diferentes estudios realizados en nuestro país se ha podido conocer que los motivos presentes en la forma de utilizar el tiempo libre son de tipo hedonístico, de preferencia por el descanso pasivo, promoviendo una posición de automarginación, de alejamiento del enriquecimiento cultural).

En este sentido se distinguen los límites y continuidad entre esta función y la cultural-espiritual. Resultan importantes los cuidados para asegurar la salud de sus miembros. Las relaciones familiares que se establecen para la realización de las actividades según los roles hogareños son de gran valor pedagógico. A través de su desempeño se desarrolla la educación sexista con la asimilación de diferentes roles de género, influye en la educación de la identidad de género y se fortalece la orientación sexual

Función cultural-espiritual:

Comprende la satisfacción de las necesidades de superación, el esparcimiento cultural, de recreo y de vida social. Algunos autores consideran que esta función es básica en la educación, lo cual no se niega ni se absolutiza, por el valor educativo de las restantes. Incluye además las actividades que realiza la familia de seguimiento al estudio de los hijos y de preparación profesional, así como sus relaciones con la escuela y su participación en las actividades que convoca, en acercamiento y el seguimiento de las tareas escolares de sus hijos/as.

El modo en que se realizan las actividades y las relaciones familiares en el cumplimiento de estas funciones se constituyen como condiciones de educación familiar: la organización de la vida familiar, la autoridad, la actitud hacia los hijos/as, entre otras; que se integran en el régimen de vida de la familia, la organización de sus actividades y horarios, la comunicación intrafamiliar, el clima emocional que reina.

Para realizar el análisis de la repercusión del funcionamiento familiar en la educación de la sexualidad, se requiere la revisión de las formas en que se han elaborado los diferentes roles familiares, sus asignaciones y su reproducción.

Maternidad, paternidad y figuras de apego en el funcionamiento familiar.

La familia, ha heredado un modelo de maternidad y paternidad de una cultura que enraizó muchas actitudes, prejuicios, creencias, que no pueden ser eliminadas solo mediante voluntad política, expresada en decretos, leyes o pronunciamientos de eventos y Forum nacionales e internacionales, pues son cargas milenarias que se trasmiten mediante acciones conscientes e inconscientes, algunas de manto místico o biologizante.

Aún la cultura exalta el rol madre y discrimina o minimiza al rol padre. Como plantea P. Arés (1998), se concibe a la madre sobreimplicada, que llega a sentir a los hijos (as) como su propiedad, muy posesiva, a tiempo completo, de perfección moral, de abnegada entrega como un don natural, como una maternidad instintiva; se ha generado un culto al valor de la madre, de papel predominante y decisivo, conforme a los roles asistenciales reservados para la mujer, los roles hacia el adentro, de mayor presencia física, contacto afectivo más cercano, de mayor responsabilidad en el hogar, es la persona indispensable. De tal modo este constituye el principal rol de realización personal de la mujer. Se produce un proceso de identificación introyectiva. Este modelo genera en muchas ocasiones culpas y tensiones.

Por el contrario, al hombre, que es educado desde la infancia temprana, para los roles instrumentales, para el afuera, a partir de una estructura de poder, de espacio público, de competencia. Representa la autoridad, es el proveedor, el sustentador de la familia, el que más decide. Así la cultura reserva un modelo de paternidad de papel secundario, expropiado de una paternidad cercana empática y nutriente; asume roles compensatorios y reemplazables, con una relación periférica con los hijos/as, de identificación proyectiva (permanece como espectador). De tal modo los padres son los proveedores y los que ejercen la mayor autoridad.

En las condiciones actuales los hombres padres se ven cada vez más sobrexigidos por las presiones cotidianas y refuerzan su rol instrumental, cobrando cada vez más distancia física y emocional. (Patricia Arés(1998), Beatriz Castellanos(1999), Alicia González(1999, 2001) , Feliz López(1998))

Además de la existencia de estos modelos tradicionales de maternidad y paternidad, aparecen otros con emergentes de cambio. A las funciones expresivas, empática, afectivas propias de la madre, actualmente se le añaden las instrumentales (de competencia y destrezas), propias del padre tradicional, para dar paso a nuevos modos, según las potencialidades y capacidad de cada persona, que no estén determinados por los estereotipos genéricos.

Las relaciones de mayor incidencia en el proceso de formación y desarrollo de la personalidad son las existentes entre la pareja y/o entre padres e hijos. El Dr. Fernando González Rey (1995) presenta algunos de los estilos inadecuados y deformantes de la relación entre padres e hijos, según la manera en que se satisfagan importantes necesidades psicológicas de afecto; según la seguridad, independencia, autoconfianza, aceptación y autoridad se clasifican los tipos de padres (René Vega). Por su parte A. Mudrik (1983), lo hace atendiendo al clima psicológico o tipo de relación predominante entre padres e hijos/as.

Una de las cuestiones que más afectan las relaciones tienen que ver con las expectativas no cumplidas que los integrantes de la pareja mantienen uno con relación la otro; expectativas que por otra parte suelen ser exageradas y poco realistas y conducen a la desilusión y al desinterés en la relación (Zaldívar D, 1997)

La realidad es mucho más compleja que la descripción que al respecto se hace. Es necesario utilizar esta propuesta como una aproximación interesante que refleja de alguna manera la realidad y permite reflexionar sobre algunos temas que en la actualidad van cambiando, para acercarse a una comprensión más adecuada dentro del proceso del crecer. Se integra al análisis la forma de ejercer la autoridad y los procesos compensatorios en el grupo familiar.

En la familia se manifiestan dinámicas de relaciones muy diversas que matizan todo el clima familiar e involucra a todos sus miembros. Los nexos que se establecen pueden ser explícitos o implícitos, que subyacen bajo las manifestaciones directas y aportan gran cantidad de información, generalmente expresada a través de la comunicación no verbal.

En la familia existen formas complejas y profundas que actúan sobre el desarrollo de la personalidad, por la intensa identificación psicológica que se produce entre sus miembros y su enorme carga emocional. Esa carga emocional se sustenta en las necesidades que el ser humano satisface en este grupo: de afecto (tanto dar como recibir) comunicación íntima, reconocimiento sano, de valoración social y autoestima

El pensamiento del DEBER SER, estrechamente relacionado con las demandas sociales, hace que los padres crean ilógicamente que deben ser siempre perfectos, que los demás deben ser siempre correctos; lo cual se relaciona con las expectativas de los adultos hacia los más pequeños. Esta tendencia conduce a la falta de tolerancia y aceptación de las fallas que se pueden haber cometido durante la crianza y educación de los hijos, daña la autoestima de los padres, sobretodo en personas que encuentran su valía en los éxitos o fracasos que obtengan en sus roles familiares. Se tornan inflexibles, rígidos, no queda espacio a la espontaneidad, necesitan tenerlo todo bajo control; interviene la autoridad paterna desmedida, la lucha por el control absoluto de la vida de los hijos generando dependencia. Buscan incluso, en algunos casos la realización personal a través del hijo (a), es decir que sus hijos lleguen a ser lo que ellos no pudieron ser.

Conducta semejante, fundamentalmente durante la adolescencia de los hijos (as), matizan la contradicción dada por la necesidad de independencia, ante el sentimiento de adultez y la búsqueda de autoafirmación y el control desmedido, se generan conflictos difíciles de resolver sin orientación. Los padres necesitan poseer mucha valentía para asumir sus propios retos y los que va imponiendo a sus hijos el mundo cada vez más cambiante y complejo en que le ha correspondido vivir

Conclusiones.

En las últimas décadas se ha multiplicado el interés desde diferentes ciencias por el valor social de la familia, en especial en lo relativo a la formación de las nuevas generaciones, para tratar asuntos relacionados con procesos de desarrollo humano.

La naturaleza del tema requiere un abordaje sistémico, más profundo y sistemático, que propicie acciones restructuradoras de la personalidad de padres, madres o tutores para regular factores potenciadores de conflictos y crear las condiciones pedagógicas necesarias para la educación de la sexualidad durante la adolescencia.

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  • _____ (1998) Hacia una sexualidad responsable y feliz. Para maestros de secundaria básica. Parte I y II La Habana; Ed. Pueblo y Educación

 

 

 

Autor:

Lic. Greccy Castro Miranda

Lic. Alina González Rodríguez

Lic. Nuriaysis Avilés Espinosa

 

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