La innovación, bases conceptuales, breve acercamiento a su gestión en Cuba (página 2)
Enviado por Alberto Perez Valdés
Las organizaciones actuales han de identificar el entorno, evaluar amenazas y oportunidades, definir estrategias, adquirir o generar conocimientos y tecnologías según lo necesiten y, al mismo tiempo, integrar todo esto y aplicarlo en la gestión del cambio sin perder la oportunidad de aprender en el proceso.
Existen otros criterios a la hora de evaluar la gestión de la innovación, según las funciones que deben ejecutar las organizaciones.[25]
Vigilar el entorno en busca de señales sobre la necesidad de innovar y sobre oportunidades potenciales que aparecen para la empresa. Su objeto es el de preparar a la organización para afrontar los cambios que le afectaran en un futuro más o menos próximo y conseguir así su adaptación.
Focalizar la atención y los esfuerzos en alguna estrategia concreta para la mejora del negocio, o para dar una solución específica a un problema. Incluso las organizaciones mejor dotadas de recursos no han de plantearse abarcar todas las oportunidades de innovación que ofrece el entorno y deben seleccionar aquellas que en mayor medida contribuyan al mantenimiento y mejora de su competitividad en el mercado.
Capacitar la estrategia que se haya elegido, dedicando los recursos necesarios para ponerla en práctica. Esta capacitación puede implicar sencillamente la compra directa de una tecnología, la explotación de los resultados de una investigación existente, o bien realizar una costosa búsqueda para encontrar los recursos apropiados.
Implantar la innovación, partiendo de la idea y siguiendo las distintas fases de su desarrollo hasta su lanzamiento final como un nuevo producto o servicio en el mercado, o como un nuevo proceso o método dentro de la organización.
Aprender de la experiencia, lo que supone reflexionar sobre los elementos anteriores y revisar experiencias tanto de éxito como de fracaso. En este sentido, es necesario disponer de un sistema de valoración que alimente y asegure la mejora continua en el propio proceso de cambio tecnológico.
Figura No. 1 Funciones básicas.
Fuente: TEMAGUIDE, COTEC:
En otra literatura sobre el tema se identifican también como funciones básicas que aseguran resultados positivos en la gestión de la innovación[26]las siguientes:
Inventariar: Recoger información y agrupar todo el caudal de conocimientos y capacidades tecnológicas que domina la organización en ese momento.
Vigilar: Atención cuidadosa sobre la nueva tecnología, prestarle atención no solo a la propia sino también a la de los competidores.
Evaluar: Cuantificar la competitividad y el potencial tecnológico propio. Determinar las estrategias posibles a seguir.
Enriquecer: Incremento del patrimonio de la empresa. A través del desarrollo de tecnología propia, externa o incluso mixta.
Optimizar: Emplear los recursos de la mejor manera posible.
Proteger: protección de las innovaciones propias y la actualización de los conocimientos generados u obtenidos en su gestión.
Las dos fuentes consultadas muestran diferentes definiciones sobre las funciones básicas. En esencia describen los mismos objetivos y las herramientas a usarse en cada una de ellas son compatibles.
En ambos casos habrá que ejecutar: la observación del entorno y las necesidades del cliente, la evaluación del conocimiento inmediato con que cuenta la organización para determinar la necesidad de incorporación tecnológica o de conocimiento nuevo. De igual modo, evaluar si la organización puede generar su propio conocimiento, su forma de hacer o si es necesario establecer estrategias para lograr ambas.
Así también, se aprecia la necesidad de la evaluación oportuna de los resultados de manera que cumpla con las expectativas del cliente o incluso que las supere y la idea de proteger las innovaciones o su forma de comercializarlas. Su planteamiento difiere en las funciones enriquecer, inventariar y proteger que se muestran por separado, mientras que en el primer ejemplo se consideran implícitos en la etapa de implementación cuando se aborda la evaluación previa de factibilidad técnica, económica-comercial y legal.
Aunque no se describa textualmente, la organización debe admitir de cara a la gestión de la innovación que sobrevendrán cambios organizacionales y estructurales que soporten todo el andamiaje de la gestión de la innovación antes descritos, estos cambios no tecnológicos dicen mucho a la hora de evaluar el desempeño y el éxito de las innovaciones.
Las funciones básicas que se identifican en la gestión de la innovación están soportadas por herramientas y métodos con que cuenta la organización a la hora de gestionar la innovación. Se caracterizan por rasgos particulares – en el sentido de que hay que adaptarlas y aplicarlas a las necesidades y peculiaridades de cada organización- y universales – por su aplicabilidad a cualquier tipo de empresa.
Repasando gráficamente (Figura. No. 1) se muestra cómo a partir de las funciones básicas mencionadas y entendiendo que el aprendizaje es continuo y abarca cada una de ellas, se puede, para cada etapa, mostrar a modo de ejemplo, algunas herramientas claves para la gestión de la innovación.
Figura No. 2. Funciones básicas y herramientas de evaluación.
La Gestión de la Innovación en Cuba
La innovación en Cuba y su evolución en el tiempo presenta interesantes peculiaridades que han sido matizadas de una u otra manera de acuerdo al desarrollo económico, político y social de la sociedad desde la colonia hasta la actualidad.
Un acercamiento histórico sobre el tema se encuentra en la tesis doctoral Procesos Mundiales, Innovación y Competitividad Internacional de Mario L. Fernández Font. En este trabajo su autor establece una periodización que resume los sucesos que marcan antecedentes importantes para Cuba. Font diferencia tres etapas para el análisis: la colonia, la República y el período revolucionario.
En la etapa colonial se destaca el impacto que tuvieron en nuestra isla acontecimientos internacionales como las revoluciones industriales europeas y más adelante en el siglo XVIII la Revolución Francesa. Entre los siglos XVI y XVII resalta el modo en que Cuba se insertó en la época moderna a partir de la explotación de sus recursos naturales y de la fundación de instituciones académicas, personalidades e instituciones con marcados intereses científicos y culturales en sentido general, así como la introducción de tecnologías e invenciones de reciente creación.
La llegada del siglo XX y con él la etapa republicana constituye el inicio de una penetración norteamericana más profunda en la economía cubana que significaría una pausa a todo el progreso de actividades científicas que había comenzado el siglo anterior. En función de los intereses estadounidenses, la economía de la isla no presentaba rasgos de diversificación económica y progreso y tampoco se generaron tecnologías nacionales en ningún sector a no ser en aquellos que sirvieran al capital yanqui.
Las inversiones norteamericanas de aquella época se pueden considerar relativamente modernas. Como aspecto positivo Font destaca la formación de ingenieros y técnicos cubanos que aunque solo actuaban como operadores en estos procesos se incorporaban de alguna manera al desarrollo técnico de estos sectores.
A modo de resumen el investigador puntualiza que "a pesar de haberse recibido los influjos de las dos primeras revoluciones industriales, las relaciones sociales de producción en Cuba se encontraron siempre muy retrasadas en relación incluso con un posible e insipiente desarrollo productivo y esto determinó la configuración de una estructura tecno-económica típica de una economía de plantación".[27]
La segunda parte del siglo XX se ve marcada por el Triunfo de la Revolución, el hecho más transcendente para el país por las transformaciones que se establecieron en todas las estructuras de la sociedad cubana.
El estudio presentado por Font identifica tres períodos a partir de 1959 posteriores al triunfo de la revolución, el primero de ellos lo denomina "El despegue" y se extiende desde ese año hasta 1976.
En esta primera etapa el investigador resalta como prioridad de la Revolución la formación de nuevos profesionales, la sustitución tecnológica y el inicio de la mecanización agrícola con la intención de lograr el desarrollo rural. A su vez, de manera acelerada, se forman centros de investigación vinculados a universidades, tecnológicos y ministerios, además de que se crean los institutos tecnológicos. Se organiza la academia de Ciencias de Cuba y se fundan alrededor de cien centros de investigación adjuntos a ella. En este proceso jugó un papel importante el Ministerio de Industrias fundado bajo la dirección del comandante Ernesto Che Guevara y que a la par de poner en funcionamiento y crear nuevas industrias priorizó la inauguración de los primeros institutos con perfiles tecnológicos e industriales, así como la apertura de centros de investigaciones tecnológicas y de apoyo al desarrollo industrial.[28]
Paralelamente se comienza a incentivar la labor inventiva y de adaptación tecnológica por parte de los cubanos. En fecha tan temprana como 1960, Fidel definía la visión estratégica de la dirección de la Revolución para con la ciencia: "El futuro de nuestro patria, tiene que ser, necesariamente, un futuro de hombres de ciencia y de pensamiento"[29].
A nivel de país la necesidad de mejorar las bases técnicas que soportaban la agroindustria y la investigación quedaba refrendada en la Tesis sobre Política Científica durante el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba.
Dos etapas se manifiestan, la primera marcada por el desarrollo de una política efectiva en función de ampliar el conocimiento para utilizar nuevas tecnologías. Una segunda etapa del período revolucionario, "La expansión", según el estudio de Font, abarca los años que corren entre 1976 y 1990, lapso de tiempo en el que se produce un cambio en el desempeño de la sociedad cubana y la estructuración de lo que sería el Sistema Nacional de Ciencia y Técnica.
En los años 80, el escenario de adquisición de tecnologías del país se orientaba en mayor grado al campo socialista donde existía un relativo atraso en relación con el resto del mundo.
La necesidad de innovar contrastaba con la realidad del momento: se recibían de forma centralizada los recursos del campo socialista y el mercado interno se hallaba predestinado y reducido. Estos elementos constituyen la base en el adormecimiento en la investigación e innovación en función de la economía por estos años y muestran la insuficiente correlación entre la capacidad científica y tecnológica instalada y los impactos en la economía, a ello se le suma además una pobre incorporación de los resultados de investigación nacional al sistema productivo empresarial. La inconformidad al respecto ya se hacía notar por parte de la dirección del país.
La caída del campo socialista provoca el despertar definitivo y una tercera etapa identificada por Font en su tesis doctoral. Se inicia un nuevo escenario en el país en relación con la innovación. Se produce un cambio conceptual en cuanto al sistema de desarrollo existente, de un sistema de ciencia y tecnología se evoluciona hacia un sistema de ciencia e innovación que tiene la intención "de contribuir de forma determinante al desarrollo de la economía cubana y al alcance cada vez mayor en el mercado internacional, para ello es preciso la generación de nuevos conocimientos y desarrollar la tecnología y los avances científicos en los productos competitivos y éxitos comerciales, mediante un conjunto de acciones que fomenten el desarrollo de innovaciones en el sector empresarial y permitan llevar al mercado nuevos o mejorados productos, procesos, servicios y procedimientos organizacionales"[30].
Durante el Período Especial se empleó la estrategia de potenciar los centros de investigación teniendo en cuenta las premisas establecidas y derivadas de la práctica cubana para el desarrollo del modelo de Gestión de Ciencia, Tecnología e Innovación.
De igual forma, la reorganización del sistema empresarial y la transformación del mismo con la intención de lograr la máxima eficiencia, eficacia y excelencia en la gestión, además de la estimulación de la cultura de innovación y que estos elementos se basaran en el desarrollo científico y tecnológico, se concebirían dentro del Sistema de Dirección y Gestión para el Perfeccionamiento Empresarial (SDGE).
Por otra parte, la nueva conceptualización que definía que los centros de investigación científica y tecnológica, así como las universidades, ejecutaran la investigación en un marco muy vinculado a los problemas más importantes para las empresas, permitió trazar las estrategias que definieron las prioridades y la interacción que debía existir entre los diversos actores del sistema para cumplirlas. Así también, estableció las pautas para el financiamiento y seguimiento con el objetivo de que los resultados significaran un impacto económico en el incremento de rubros exportables o la sustitución de importaciones, mejoras en la competitividad de los productos, servicios y procesos productivos. Sin embargo, se considera insuficiente aún la actividad de innovación.
La ausencia o presencia limitada de las interfaces necesarias y de las capacidades tecnológicas, sobre todo en la etapa de desarrollo cuando la "conversión" a tecnología aplicable y difusión de los resultados de investigación como etapa final de la innovación no se ejecutan, se reflejan luego en los avances o la obtención y desarrollo de investigaciones. Este es un problema que se ha visto reflejado en la mayoría de los países subdesarrollados y viene dado por la ausencia de recursos -la etapa de desarrollo final suele ser generalmente más costosa que la investigativa-, marcos regulatorios, falta de integración entre los actores del sistema de I+D, de los factores empresariales y productivos y las altas cotas de competitividad nacional e internacional.
En Cuba el Sistema de Gestión de la Innovación toma forma dentro del Decreto Ley 252 y el Decreto 281 que establecen las pautas para el Perfeccionamiento Empresarial, con una visión al sistema empresarial al declarar que "El proceso de Perfeccionamiento Empresarial es un gran programa de innovación, en el campo de la organización empresarial, que procura impactar en las condiciones de vida de la sociedad, con empresas que logren sostenidamente mayor eficiencia y aportes a la sociedad"[31].
La urgencia del país en organizar el escenario empresarial y convertir la situación actual hacia un modelo de empresa competitiva, organizada y más eficiente que aproveche las capacidades existentes y a su vez sea capaz de asumir nuevas tecnologías y entrenar a su personal, llegando incluso a convertirse en fuente de creación y generalización, justifican sobradamente todo el proceso de reordenamiento empresarial estipulado en este decreto.
Sin embargo, el texto es inconsistente en ciertos criterios, entre ellos la carencia de un concepto preciso de innovación y al abordar el Sistema de Gestión de la Innovación se parte de la apreciación de los resultados de la gestión de la innovación y no se enfoca esta actividad dentro de la estrategia de la organización.
Existen además otras inconsistencias al exponer como innovaciones incrementales "el montaje de nuevas máquinas de producción más productivas". Si estas máquinas son resultado de adquisición de un fabricante externo se trata de transferencia tecnológica.
Los ajustes organizacionales necesariamente no son fuente de innovación, por ejemplo, el redimensionamiento empresarial no constituye una innovación si en realidad la disminución de puestos de trabajo no genera un cambio trascendental. En este sentido, la definición respecto a las "innovaciones organizacionales" resulta confusa.
En el artículo 496 se plantea: "El diseño e implementación de los objetivos estratégicos de la innovación en la empresa, debe distinguir entre: la adquisición de conocimientos y tecnología, el uso y asimilación de los mismos y la mejora permanente de estos. La distinción de estos momentos es la garantía para lograr el equilibrio entre el aprovechamiento de las capacidades del presente y la orientación hacia el futuro (exploración y explotación)", lo cual realmente se denomina como transferencia, asimilación y generación de tecnología. En este caso se aprecia un exceso de reglamentación.
La definición de seis procesos a tener en cuenta para la gestión de la innovación constituye una camisa de fuerza a la empresa y al propio proceso de innovación, en tal sentido es recomendable establecer las etapas del proceso de gestión de innovación y las herramientas a utilizar en cada caso.
Otros elementos a señalar tienen que ver con la colaboración efectiva que ha de existir entre los factores que intervienen en el proceso innovativo, sin embargo en el resto de los sistemas no se hace referencia a la innovación y cada uno se describe de manera independiente.
Tampoco se menciona en el artículo 507, que versa sobre la observación del impacto de la innovación en cada empresa, la medición del aumento de los niveles de ventas de productos y servicios con menos costos, mayor calidad y oportunidad, y no se tiene en cuenta medir la satisfacción del cliente, elemento de éxito de la innovación (artículo 505). Por tanto, es inconsistente la orientación del proceso de innovación y su medición en la organización.
Finalmente, este decreto, establece las pautas solo hacia el interior de las empresas, en tanto no describe u orienta sobre la necesaria interrelación de las organizaciones empresariales con el entorno, más allá del marco regulatorio o medio ambiental, hasta el científico, los centros de investigación, las universidades, los tecnológicos y los laboratorios.
Este enfoque, que no intenta ser una generalización del tema, estaría en correspondencia con la evolución misma del concepto de innovación que ha llegado a nuestros tiempos en los que desde un invento básico hasta uno muy complejo para su difusión y éxito necesita de la ciencia, que en muchos casos se encuentra fuera de la organización, situación que pudiera devenir un freno al estímulo de la innovación.
Conclusiones
El acercamiento a las bases conceptuales de la innovación ha permitido evaluar la dinámica evolución del concepto en el tiempo y a su vez observar la importante clasificación por tipos lo cual ayuda a elegir cuales van a ser las pautas a seguir por las organizaciones para su desarrollo.
Aunque no se ha abordado de lleno en este trabajo es importante destacar la gran interacción que debe existir entre la estrategia de la organización y la gestión de la innovación para lo cual la organización debe admitir de cara a la gestión de la innovación que sobrevendrán cambios organizacionales y estructurales que soporten todo el andamiaje de la gestión de la innovación antes descritos. Estos cambios no tecnológicos dicen mucho a la hora de evaluar el desempeño y el éxito de las innovaciones.
Una rápida lectura a lo que hoy constituye la gestión de la innovación presenta a las funciones básicas que soportadas por herramientas y métodos demostrados permiten para establecer los pasos a seguir para implementar el proceso innovativo.
Mas allá de todo esto, el acercamiento a la gestión de la innovación en Cuba permite observar como se ha manifestado este fenómeno en la isla hasta el triunfo revolucionario de enero del 59 y los intentos posteriores del gobierno cubano por su desarrollo e implementación. La correcta y acertada visión de incluir la innovación y su gestión dentro de un decreto ley ayuda a entender la importancia que se le otorga al tema.
Sin embargo, como todo proceso en desarrollo no está exento de problemas e insuficiencias en las precisiones las cuales ya están de lleno en el debate nacional a la luz de la necesidad del perfeccionamiento empresarial al que ha llamado la dirección del país.
Autor:
Alberto Perez Valdés
[1] G.Velázquez López: Por qué y cómo innovar en las pequeñas y medianas empresas. Por qué y cómo innovar en las pequeñas y medianas empresas. Disponible en URL: http://www.gestiopolis.com/. Consultado en línea el 9 de septiembre de 2011.
[2] Carlota Pérez: Las nuevas tecnologías: una visión de conjunto. (Documento digital).
[3] OECD: Manual de Frascati, 1992. (Documento digital).
[4] M. Machado Fernández. Gestión tecnológica para un salto en el desarrollo industrial, CDTI-CSIC, Madrid, 1997, p.14.
[5] Nelson RR, Winter S: An evolutionary theory of economic change. Cambridge-Harvard University Press, 1982, p.135
[6] Comisión Europea: Libro verde de la innovación.1995.(Documento digital), p. 4.
[7] P. Andreu: La cultura de la innovación en la empresa. Análisis conceptual. Formación para la Innovación, 1995, (Documento digital). p.127.
[8] Cilleruelo E.: Compendio de definiciones del concepto «Innovación» realizadas por autores relevantes: diseño híbrido actualizado del concepto, Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao, Bilbao, 2005, p. 66.
[9] Pavon, J y Goodman, R.: La planificación del desarrollo tecnológico, CDTI-CSIC, Madrid, 1981, p.56
[10] OECD: Manual de Oslo, Comunidad Europea, 2005, p. 56.
[11] Kenneth Sandven Ernst & Young: El secreto de la Innovación: volver a lo elemental, 2002, (Documento digital).
[12] Comisión Europea: Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones. Política de la innovación: actualizar el enfoque de la Unión en el contexto de la estrategia de Lisboa, Bruselas, 2003. Disponible en URL:http://europa.eu.int/eur-lex/es/com/cnc/2003/com2003_0104es01.pdf. Consultado en línea el 30 de noviembre de 2011.
[13] Consejo de Estado de la República de Cuba: Decreto Ley 252 y Decreto 281. Sobre la continuidad y el fortalecimiento del sistema de Dirección y Gestión Empresarial Cubano. En Gaceta Oficial, La Habana, 16 de agosto de 2007.
[14] Carlos Marx: El Capital, T-1, Ediciones Venceremos, C. Habana, 1965, pp. 328-333.
[15] Ibidem.
[16] Ibidem.
[17] Ibidem.
[18] OCDE: La innovación tecnológica: definiciones y elementos de base. En Redes, Volumen 3, Nro. 6, Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 1996, p. 37.
[19] J. Schumpeter: Capitalismo, socialismo y democracia, Folio, 1942, pp.118-124.
[20] P. Drucker: La Innovación y el empresario innovador, Edhasa, 1985, pp.25-44.
[21] Rózga Ryszard: Entre Globalización Tecnológica y Contexto Nacional y Regional de la Innovación. Un aporte a la discusión de la importancia de lo global y lo local para la Innovación Tecnológica, (s.e.), México, 1999. (Documento digital). .
[22] Club de excelencia en Gestión: La innovación presente y futuro. En Excelencia, No. 49, Madrid, 2008, pp. 9-12.
[23] E. Roberts: Gestión de la Innovación tecnológica, Clásicos Cotec, nº 1, Madrid, 1996, (Documento digital).
[24] P. Drucker: La Innovación y el empresario innovador, (s.l.), Edhasa, 1985, p. 112.
[25] Marco de referencia utilizado por el proyecto TEMAGUIDE, realizado por la fundación COTEC en colaboración con CENTRIM( Universidad de Brighton), Manchester Bussines Schooll ( universidad de Manchester y Socintec)
[26] Colectivo de Autores: Curso Innovación para el desarrollo, La Habana, 2009, p. 14.
[27] Mario L. Fernández Font: Procesos Mundiales: Innovación y Competitividad Internacional, (Trabajo en opción al grado científico de Doctor en Ciencias Económicas), CIEI, La Habana, 2001, p. 126.
[28] Miguel Figueras: Aspectos Estructurales de la Economía Cubana, Ciencias Sociales, La Habana, 1994, p.105.
[29] Fidel Castro: Discurso en el acto conmemorativo del XX aniversario de la sociedad Espeleológica de Cuba. En Antonio Núñez Jiménez: Veinte años explorando Cuba, Imprenta Nacional de la Reforma Agraria, La Habana, 1961, pp. 292-309.
[30] CITMA: Sistema de ciencia e innovación tecnológica (Proyecto), La Habana, 1994, p.11.
[31] Consejo de Estado de la República de Cuba: Decreto Ley 252 y Decreto 281. Sobre la continuidad y el fortalecimiento del sistema de Dirección y Gestión Empresarial Cubano, Cap. IX, Sistema de Gestión de la Innovación, Art. 486. En Gaceta Oficial, La Habana, 16 de agosto de 2007, p. 177.
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