Algunos aspectos teóricos y prácticos sobre la habilidad de escribir en lengua inglesa
Enviado por Esperanza
Resumen
El presente trabajo tiene como objetivo compartir con los profesores y maestros de inglés algunas estrategias docentes que por una parte faciliten en el estudiantado el desarrollo de una actitud positiva frente a la escritura, es decir, promover el gusto por la misma, lo cual sólo es posible promoviendo la producción textual a partir de situaciones reales de comunicación y por otra les permitan mejorar la misma.
En tal sentido, se hace necesario trabajar una didáctica de manera que la escritura, como producción del pensamiento, incida favorablemente en la producción textual de los alumnos de las carreras de la salud de la Universidad de Ciencias Médicas de Sancti Spíritus en los diferentes escenarios de estudio. Este trabajo se refiere a tanto una producción en Inglés General o Inglés con Fines Específicos, tanto en el contexto nacional como otro contexto donde laboren por concepto de misión internacionalista.
Abstract
The current work has the objective of sharing with teachers and professors of English some teaching strategies which, on one hand, supply in the students the development of a positive attitude towards writing, that is, to promote the pleasure for writing which is only possible by promoting the text production from real communicative situations and to improve it on the other.
Thus, it is necessary to work on a didactics in such a way that writing as a thinking production influences favorably in the text production of the students of the health careers of the University of Medical Sciences of Sancti Spíritus in the different study scenarios. This work deals with a production not only in General English but in Medical English in national and international contexts as well.
Introducción
Para todo maestro, cuando se habla de la escritura en lengua inglesa como proceso cognitivo, requiere un breve recorrido por lo que ha sido su enseñanza en Cuba. Se puede generalizar que hasta la década de los setenta esta habilidad fue considerada como una habilidad determinada esencialmente por variables motrices y espacio-temporales, donde el pensamiento y el lenguaje eran concebidos sólo de manera ambigua y tangencial, esta era solo propiciada bajo la orden del profesor y estaba circunscripta a oraciones sin relación alguna con la vida real donde se desarrollaba el que aprendía.
El modelo perceptivo-motriz de la escritura inspiró una enseñanza mecánica y simplista de esta habilidad. Es por ello, que el que aprende requiere de un entrenamiento que propicie una extensa serie de actividades, dirigidas a favorecer la destreza motriz, el manejo del tiempo y el espacio, para luego someterlo a diferentes actividades de la vida real que le rodea. La enseñanza de la escritura hacía más énfasis en el aspecto psicológico que en el saber específico de la lengua, se pretendía verificar el nivel de "madurez" en el que se encontraba el alumno para iniciar o continuar la "enseñanza" de este saber. El objetivo del presente trabajo es compartir con los profesores y maestros de inglés algunas estrategias docentes que por una parte faciliten en el estudiantado el desarrollo de una actitud positiva frente a la escritura.
Desarrollo
La didáctica de la enseñanza de lenguas al ocuparse del proceso de escritura, ha investigado acerca de los ciclos en los que dichos procesos de estructura y operaciones que se realizan en cada uno de ellos. Estos son:
a) Ciclo senso-perceptual.
Percepción auditiva (sonidos) y visual (símbolos gráficos). El buen receptor utiliza índices perceptivos mínimos y no se detiene en información irrelevante.
Reconocimiento de las palabras y signos auxiliares. Supone captar lo que cada palabra significa en el contexto en que se encuentra.
b) Ciclo sintáctico.
Reconocimiento de las relaciones que establecen las palabras en la oración, y las oraciones entre sí, teniendo en cuenta que "el texto es una unidad semántica que se realiza en oraciones interrelacionadas".
c) Ciclo semántico.
Es el más importante de todos pues en él se produce la comprensión de los significados, que constituye la operación fundamental de todo el proceso.
Todo texto, según apuntan diferentes autores (Romeo, A. Concepción Villar y otros), es portador al menos de tres significados:
a) Literal o explícito es lo que se expresa de manera directa en el texto.
b) Intencional o implícito no se dice literalmente, pero se descubre entre líneas, subyace en el texto. Una vez descubierto, se hace también explícito.
c) Complementario o cultural – tiene que ver con el universo del saber y se expresa en la riqueza léxica, profundidad del contenido, cultura general y experiencia del autor reflejada en lo que el texto significa (riqueza y profundidad en el tratamiento del tema, vocabulario, etc.). Al escuchar a una persona o al leer un escrito, si poseemos un buen nivel de comprensión, estaremos en condiciones de captar tanto lo que el autor dice de manera explícita como implícita, de acuerdo con nuestro universo del saber.
Esta habilidad como acto simple, determinado por la motricidad y no por el lenguaje y el pensamiento, hizo que se perdiera en la educación de manera general, y en los primeros momentos del aprendizaje del aprendiz una gran posibilidad de desarrollar el pensamiento, la creatividad y la capacidad de argumentar.
Las investigaciones muestran cómo la escritura ha sido fundamentalmente un proceso cognitivo, en el cual la lógica que siguen los que aprenden para construir la lengua escrita era diferente a la lógica de la lengua. Estas investigaciones nos demuestran que si se estudian los procesos de lectura y escritura se comprenderá mejor el funcionamiento de los procesos mentales.
Desde esta perspectiva constructivista y psicolingüística de la escritura, dicha habilidad es ante todo una actividad simbólica, en la medida que está determinada esencialmente por el lenguaje y el pensamiento y no por funciones motrices y espacio temporales, como tradicionalmente se consideró.
Las nuevas tendencias de la didáctica de la enseñaza de lenguas permiten hacer una escritura vivida como elemento de la comunicación de manera que el que aprende descubre otra forma de relacionarse y expresarse, además, le permite liberarse de las barreras del espacio y del tiempo, y a su vez, encuentra una manera de evitar el olvidar lo que ya ha aprendido. Es decir, aprender a escribir transforma la mente del sujeto, el uso escrito de la lengua tiene algunas propiedades que facilitan el desarrollo de nuevas capacidades intelectuales, tales como el análisis, el razonamiento lógico, la distinción entre datos e interpretación o la adquisición del metalenguaje que necesita el que aprende y en este caso el nuevo profesional de la salud que egresa de estas universidades.
Sería bueno destacar que estas características no son exclusivas de la escritura, las nuevas tecnologías que han cosificado la oralidad creando nuevos productos (grabaciones audio y vídeo) y contextos (televisión, radio, contestador) el alumno también desarrolla nuevas formas de pensamiento creador que le permite su desarrollo con la ayuda de los demás alumnos y la guía del profesor.
La escritura, por tanto, es un proceso complejo en el cual, se involucran diversas operaciones cognitivas que le permiten al alumno no sólo representar y comunicar lo que siente, piensa y conoce del mundo en que vive y se desarrolla profesionalmente; sino comprender mejor lo que comunica, es decir, movilizar y desarrollar su pensamiento.
En efecto, cuando se habla de los procesos cognitivos en la escritura, se hace referencia a las actividades de pensamiento superior que realiza el alumno para escribir un texto dado, en el periodo de tiempo que abarca desde que se crea una circunstancia social que exige la escritura, hasta el momento que se da por acabado, según las exigencias y la guía del maestro.
En el de escritura intervienen los conocimientos previos que el alumno ha ido acumulando a través del currículo, su competencia cognitiva, lingüística y comunicativa. Competencias que le permiten, en un conjunto diverso de ideas, seleccionar el tópico central y alrededor de él, presentar en forma coherente y cohesiva las ideas que la sustentan, con lo que se crea, un texto con todos sus componentes (coherencia – cohesión – adecuación – concisión – precisión…) hasta construir la unidad textual necesaria para que comunique con claridad la intención que se desea o se exige. La práctica de la escritura en situaciones comunicativas diferentes exige escribir diversos tipos de textos, los cuales, a su vez, obligan al alumno a utilizar otros procesos cognitivos; al respecto Liliana Tolchinsky considera lo siguiente:
No es la adquisición del sistema de escritura en si lo que desarrolla el intelecto, si no su uso en una multiplicidad de funciones. La escritura afecta nuestra manera de pensar en los procesos de lectura, en la interpretación en la discusión y producción de textos. […] es precisamente la multiplicidad de funciones la que promueve el desarrollo del pensamiento hacia niveles de formalización más altos. Cuando un alumno pregunta a cerca del significado de una palabra; cuando indica a su compañero de clases "así no se dice"; cuando cita lo que escucho decir a su compañero, está ofreciendo diversas variantes la función metalingüística. Está recortando una palabra o una expresión del flujo comunicativo y trabajando sobre este recorte: pregunta su significado, comenta su adecuación o lo reproduce. La diferenciación de funciones, incluyendo la función metalingüística, es la que promueve formas superiores de pensamiento.
Escribir de acuerdo a las condiciones de una determinada situación comunicativa orientada por el profesor para el aula o fuera de ella supone, como mínimo, la gestión de un conjunto de actividades complejas (la activación del conocimiento lingüístico y temático relevante o la organización de la información según los objetivos y finalidades discursivas) que se llevan a cabo de forma particular en función del contexto social y cultural en el que cobra sentido la producción de un escrito.
De manera general, definir la escritura como un proceso cognitivo, significa reconocer que esta habilidad exige del sujeto un compromiso de sus facultades intelectuales más complejas, desde la clasificación, la jerarquización, la comparación, el análisis, y la síntesis, entre otras. Ésta es una actividad esencialmente cognitiva, el texto se produce primero en la mente y luego se registra o se comunica en el papel, lo propio de la escritura es el pensamiento y no la motricidad.
La producción textual es ante todo un proceso psicolingüístico que involucra lenguaje y pensamiento, y no sólo elementos perceptivo-motrices; en consecuencia, el texto se construye primero en la mente, por lo que necesita de estímulo y ello se logra cuando a los alumnos se les enfrenta a la escritura en contextos y situaciones de uso, reales y efectivas, por tanto, el énfasis no debe ser puesto en los aspectos gramaticales de la lengua, sino en el pensamiento que se produce, obviamente sin abandonar aspectos lingüísticos que faciliten la comunicación. A continuación se presentan algunas sugerencias para mejorar la producción textual en los jóvenes adultos de las Ciencias Médicas, aunque pudieran generalizarse a otros alumnos y contextos docentes educativos.
La producción textual posee diferentes fases tal como muestran Daniel Cassany (1993) y Pedro Díaz (1995), que se repiten y recrean en el acto de escribir.
Ellas consisten en:
Planeación: esta es la fase previa al acto de escribir y facilita la creación y organización del texto donde el maestro tiene un papel fundamental. Es el momento en que el alumno a partir de una situación particular de comunicación, puede elaborar cuadros sinópticos, mapas conceptuales o notas, con la ayuda de sus compañeros y discutirlas sobre la base de lo que se desea escribir, la orientación del profesor hacia lo que se quiere es de vital importancia.
Redacción: este es el punto de partida para esta fase, se toman las estrategias utilizadas en la etapa anterior, pero se pasa ya a la organización en palabras, frases, ideas, de lo que se desea comunicar para que el texto exprese en forma clara el mensaje que se requiere, es de gran beneficio ofrecer al alumno indicios para el mejor ajuste al tema.
Revisión: éste es uno de los momentos más importantes en el proceso de la producción escrita, een el, el alumno, a partir de la relectura y la reescritura de su propio texto, toma conciencia de aquellos aspectos lingüísticos y cognitivos que debe considerar para mejorar su comunicación escrita, es decir, el léxico, las estructuras gramaticales, los tiempos verbales, etc, además de otras palabras, coordinantes y subordinantes que le dan mucha belleza a la escritura).
El profesor puede promover diferentes estrategias pedagógicas que faciliten la revisión y la autocorrección; para esto es importante precisar qué aspectos deben tenerse en cuenta para lograr un texto "bien escrito", es decir, que comunique con claridad las ideas. Dentro de estos componentes podemos mencionar: la superestructura textual, la legibilidad, la precisión, la concisión, la coherencia, la cohesión, la corrección gramatical y la fluidez escritural. En esta fase es esencial que los alumnos tomen conciencia de sus dificultades y las posibilidades de superarlas, no se trata simplemente de señalar o corregir las faltas que han tenido en la escritura, este fase debe ser un instrumento eficaz para el aprendizaje, debe concebirse como una técnica didáctica más y no como una operación de control obligatoria al final de cada texto, que vale la pena hacerla en el aula, por los alumnos y al azar, de manera que cada cual sea responsable del control de la actividad realizada por sus propios compañeros.
Edición: cuando se logra comunicar con claridad el orientado y se considera que éste responde a la intención con que fue escrito, termina el proceso de producción textual, entonces es el momento para que la audiencia lo conozca. Es el momento de de hacer notar los mejores trabajos y estimular aquellos que aun pueden hacer algo mejor.
Una buena escritura debe estar provista de componentes básicos necesarios para la mejor producción, comprensión, intención, etc, entre ellos se citan:
1. La superestructura textual: este componente hace referencia a la estructura organizativa de los textos, es decir, al formato propio que los caracteriza: una noticia, una composición, una escritura guiada (guided writing), un reporte, un ensayo, etc.
2. Legibilidad: aspecto significa que el texto debe llevar claridad en aspectos que hacen que el alumno se ajuste al tema; consiste en que las ideas usadas se entiendan y tengan una relación unas con las otras. En estos tiempos cuando tanto se lucha por un buen idioma es meritorio referirse a la ortografía, la caligrafía, aspectos que cada día hará a los egresados mejores profesionales, no importa la ciencia que hagan.
3. La economía y variedad en el lenguaje: ambas son interdependientes; la economía, dentro de este contexto de la escritura, se define como la capacidad de un alumno para comunicar el máximo de ideas con el menor número de palabras, y evitar los rodeos innecesarios en su discurso para así ser directo y conciso. La variedad, por su parte, se entiende como la riqueza lexical que permite llamar a los objetos por su nombre y no caer en la repetición.
4. La coherencia: esta está relacionada con el orden lógico en el que se presentan las ideas, es decir, se asocia con la manera como se introducen, desarrollan y concluyen. Según Daniel Cassany, es la "propiedad del texto que selecciona la información (relevante/irrelevante) y organiza la estructura comunicativa de una manera determinada¨(1993:30)
De ahí que analizar la coherencia en un discurso sea ver qué clase de acto comunicativo es realizado en la expresión de proposiciones y cómo los diferentes actos se relacionan en forma lineal y global para, finalmente, formar piezas de lenguaje que se pueden determinar como explicación, descripción, generalización o hipótesis. Como se sabe, el escritor parte de un conocimiento dado, de una conceptualización que desea desarrollar en un escrito; su problema principal es cómo organizar dicha información de base, de manera que impacte y establezca una comunicación con el lector.
En síntesis, la coherencia tiene que ver con el orden del discurso, es de naturaleza semántica y trata del significado. Es un proceso cognitivo directamente proporcional al conocimiento y a la claridad temática, es decir, a mayor conocimiento y claridad del tema, mayor coherencia.
5. La cohesión: si la coherencia nos exige presentar ordenadamente las ideas, una después de la otra para facilitar la unidad de sentido, la cohesión nos dice cómo conectarlas y enlazarlas para que no se pierda la coherencia y se garantice el significado del texto. "La cohesión se refiere al modo como los componentes de la estructura superficial de un texto están íntimamente conectados con la secuencia" (Alvaro Díaz, 2005: 38).
Dentro de esta gama de recursos que utiliza la lengua para garantizar la cohesión de un texto, es preciso detenerse en los signos de puntuación como elementos cohesivos, y se focaliza la atención en el diseño de estrategias de intervención pedagógica que faciliten su aprendizaje significativo.
Conclusiones
1. Para que se desarrolle una buena escritura es preciso que el alumno sea capaz de reconocer la función comunicativa que juegan los signos de puntuación para que esta sea clara y precisa.
2. Para la descripción de un buen texto se hace necesario además de las estrategias que cada docente plantee para que esta escritura que esta se produzca según las pretensiones, que cada aspecto expuesto sea interdependiente y por tanto, se construyan simultáneamente.
3. Es así que, las estrategias propuestas pueden ser retomadas igualmente para abordar cada uno de los componentes del buen escribir: superestructura, coherencia, cohesión, fluidez, economía, variedad, legibilidad, corrección gramatical.
4. Cada docente pretende siempre producir avances o ratificar conocimientos, pero también debe tratar de colaborar para que los textos queden "lo mejor posible", cuando, en efecto, llegan a otros lectores.
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Autor:
Rafael Garcia Rodríguez
Profesor de inglés de la Universidad de Ciencias Médicas de Sancti Spíritus, Cuba.