- Atlántida
- El relato de Platón
- La caída del imperio atlante
- En la Antigüedad
- En el Renacimiento
- La obra de Ignatius Donnelly
- La Atlántida después de Donnelly, hipótesis sobre la Atlántida en actualidad
- Falsa ubicación de la Isla en Google Maps
- Congresos sobre la Atlántida
Atlántida
es el nombre de una isla legendaria desaparecida en el mar, mencionada y descrita por primera vez en los diálogos Timeo y el Critias, textos del filósofo griego Platón. La Atlántida ha servido de inspiración para numerosas obras literarias y cinematográficas, especialmente historias de fantasía y ciencia-ficción.
Atlántida, en la tradición de la antigüedad clásica, una extensa isla en el océano Occidental (el océano al oeste del mundo conocido), cerca de las Columnas de Hércules. Los primeros relatos registrados sobre la Atlántida, de la que se dice que fue tragada por el océano como resultado de un terremoto, aparecen en el Timeo y en el Critias, dos diálogos de Platón. Según la narración del Timeo, la isla fue descrita al estadista ateniense Solón por un sacerdote egipcio, quien sostenía que la Atlántida era más extensa que Asia Menor y Libia juntas. El sacerdote reveló además que una floreciente civilización se desarrolló en la Atlántida supuestamente alrededor del año 10.000 a.C. y que la nación había conquistado a todos los pueblos mediterráneos excepto a los atenienses. En el Critias, Platón registra la historia de la Atlántida y pinta a la nación como una república utópica. Aunque la historia y el material descriptivo de Platón son probablemente ficticios, existe la posibilidad de que él haya tenido acceso a testimonios no muy remotos.
La tradición de que una isla perdida como la Atlántida haya tenido un desarrollo floreciente ha fascinado siempre a la imaginación popular, y la tradición continua sobreviviendo. En el siglo XX algunos oceanógrafos han defendido la teoría de que la Atlántida fue una isla griega en el mar Egeo. La isla, llamada Thyra, fue sepultada por una erupción volcánica alrededor del año 1500 a.C. Otras teorías se han basado en descubrimientos arqueológicos, y distintos investigadores han identificado a la isla con Creta, las islas Canarias, la península Escandinava y América.
La precisa descripción de los textos de Platón y el hecho que en ellos se afirme reiteradamente que se trata de una historia verdadera, ha llevado a que, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XIX, durante el Romanticismo, se propongan numerosas teorías sobre su ubicación. En la actualidad se piensa que el relato de la Atlántida, según la interpretación literal de las traducciones ortodoxas de los textos de Platón, presenta anacronismos y datos imposibles. Una opinión muy extendida es que la Atlántida descrita por Platón nunca existió, y que sólo es un mero vehículo literario o un mito inventado por él. Por otro lado, como ya se ha dicho, Platón describió el relato como historia verdadera y no como mito. Se ha apuntado que la leyenda pueda haber sido inspirada en un lejano fondo de realidad histórica, vinculado a alguna catástrofe natural pretérita como pudiera ser un diluvio, una gran inundación o un terremoto.
El relato de Platón
El Timeo y el Critias
Las primeras referencias a la Atlántida aparecen en el Timeo y el Critias, textos en diálogos del filósofo griego Platón. En ellos, Critias, discípulo de Sócrates, cuenta una historia que de niño escuchó de su abuelo y que este, a su vez, supo de Solón, el venerado legislador ateniense, a quien se la habían contado sacerdotes egipcios en Sais, ciudad del delta del Nilo. La historia, que Critias narra cómo verdadera, se remonta en el tiempo a nueve mil años antes de la época de Solón, para narrar cómo los atenienses detuvieron el avance del imperio de los atlantes, belicosos habitantes de una gran isla llamada Atlántida, situada frente a las Columnas de Hércules y que, al poco tiempo de la victoria ateniense, desapareció en el mar a causa de un terremoto y de una gran inundación.
En el Timeo, Critias habla de la Atlántida en el contexto de un debate acerca de la sociedad ideal; cuenta cómo llegó a enterarse de la historia y cómo fue que Solón la escuchó de los sacerdotes egipcios; refiere la ubicación de la isla y la extensión de sus dominios en el mar Mediterráneo; la heroica victoria de los atenienses y, finalmente, cómo fue que el país de los atlantes se perdió en el mar. En el Critias, el relato se centra en la historia, geografía, organización y gobierno de la Atlántida, para luego comenzar a narrar cómo fue que los dioses decidieron castigar a los atlantes por su soberbia. Relato que se interrumpe abruptamente, quedando inconclusa la historia.
Descripción de la isla
Los textos de Platón sitúan la Atlántida frente a las Columnas de Hércules (lugar tradicionalmente entendido como el estrecho de Gibraltar) y la describen como una isla más grande que Libia y Asia juntas. Se señala su geografía como escarpada, a excepción de una gran llanura de forma oblonga de 3000 por 2000 estadios, rodeada de montañas hasta el mar. A mitad de la longitud de la llanura, el relato ubica una montaña baja de todas partes, distante 50 estadios del mar, destacando que fue el hogar de uno de los primeros habitantes de la isla, Evenor, nacido del suelo.
Según el Critias, Evenor tuvo una hija llamada Clito. Cuenta este escrito que Poseidón era el amo y señor de las tierras atlantes, puesto que, cuando los dioses se habían repartido el mundo, la suerte había querido que a Poseidón le correspondiera, entre otros lugares, la Atlántida. He aquí la razón de su gran influencia en esta isla. Este dios se enamoró de Clito y para protegerla, o mantenerla cautiva, creó tres anillos de agua en torno de la montaña que habitaba su amada. La pareja tuvo diez hijos, para los cuales el dios dividió la isla en respectivos diez reinos. Al hijo mayor, Atlas o Atlante, le entregó el reino que comprendía la montaña rodeada de círculos de agua, dándole, además, autoridad sobre sus hermanos. En honor a Atlas, la isla entera fue llamada Atlántida y el mar que la circundaba, Atlántico. Un segundo hijo se llamaba Eumelo en griego, siendo su nombre original Gadiro, Gadeiron o Gadeirus, y gobernaba el extremo de la isla que se extiende desde las Columnas de Heracles hasta la región que, posiblemente por derivación de su nombre, se denominaba Gadírica, Gadeirikês o Gadeira en tiempos de Platón.
Favorecida por Poseidón, la tierra insular de Atlántida era abundante en recursos. Había toda clase de minerales, destacando el oricalco , traducible como cobre de montaña, más valioso que el oro para los atlantes y con usos religiosos (actualmente se piensa que debía ser una aleación natural del cobre); grandes bosques que proporcionaban ilimitada madera; numerosos animales, domésticos y salvajes, especialmente elefantes; copiosos y variados alimentos provenientes de la tierra. Tal prosperidad dio a los atlantes el impulso para construir grandes obras. Edificaron, sobre la montaña rodeada de círculos de agua, una espléndida acrópolis plena de notables edificios, entre los que destacaban el Palacio Real y el templo de Poseidón. Construyeron un gran canal, de 50 estadios de longitud, para comunicar la costa con el anillo de agua exterior que rodeaba la metrópolis; y otro menor y cubierto, para conectar el anillo exterior con la ciudadela. Cada viaje hacia la ciudad era vigilado desde puertas y torres, y cada anillo estaba rodeado por un muro. Los muros estaban hechos de roca roja, blanca y negra sacada de los fosos, y recubiertos de latón, estaño y oricalco. Finalmente, cavaron, alrededor de la llanura oblonga, una gigantesca fosa a partir de la cual crearon una red de canales rectos, que irrigaron todo el territorio de la planicie.
La caída del imperio atlante
Los reinos de la Atlántida formaban una confederación gobernada a través de leyes, las cuales se encontraban escritas en una columna de oricalco, en el Templo de Poseidón. Las principales leyes eran aquellas que disponían que los distintos reyes debían ayudarse mutuamente, no atacarse unos a otros y tomar las decisiones concernientes a la guerra, y otras actividades comunes, por consenso y bajo la dirección de la estirpe de Atlas. Alternadamente, cada cinco y seis años, los reyes se reunían para tomar acuerdos y para juzgar y sancionar a quienes de entre ellos habían incumplido las normas que los vinculaban.
La justicia y la virtud eran propias del gobierno de la Atlántida, pero cuando la naturaleza divina de los reyes descendientes de Poseidón se vio disminuida, la soberbia y las ansias de dominación se volvieron características de los atlantes. Según el Timeo, comenzaron una política de expansión que los llevó a controlar los pueblos de Libia (entendida tradicionalmente como el norte de África) hasta Egipto y de Europa, hasta Tirrenia (entendida tradicionalmente como Italia). Cuando trataron de someter a Grecia y Egipto, fueron derrotados por los atenienses.
El Critias señala que los dioses decidieron castigar a los atlantes por su soberbia, pero el relato se interrumpe en el momento en que Zeus y los demás dioses se reúnen para determinar la sanción. Sin embargo, habitualmente se suele asumir que el castigo fue un gran terremoto y una subsiguiente inundación que hizo desaparecer en el mar la isla donde se encontraba el reino o ciudad principal, "en un día y una noche terribles", según señala el Timeo.
En la Antigüedad
Se conservan no pocos párrafos de escritores antiguos que aluden a los escritos de Platón sobre la Atlántida; ciertamente se han perdido muchos otros. Estrabón, en el siglo I a. C., parece compartir la opinión de Posidonio (c. 135-51 a. C.) acerca de que el relato de Platón no era una ficción. Un siglo más tarde, Plinio el Viejo nos señala en su Historia Natural que, de dar crédito a Platón, deberíamos asumir que el océano Atlántico se llevó en el pasado extensas tierras. Por su parte, Plutarco, en el siglo II, nos informa de los nombres de los sacerdotes egipcios que habrían relatado a Solón la historia de la Atlántida: Sonkhis de Sais y Psenophis de Heliópolis. Finalmente, en el siglo V, comentando el Timeo, Proclo refiere que Crantor (aprox. 340-290 a. C.), filósofo de la Academia platónica, viajó a Egipto y pudo ver las estelas en que se hallaba escrito el relato que escuchó Solón. Otros autores antiguos y bizantinos como Teopompo, Plinio, Diodoro Sículo, Claudio Eliano y Eustacio, entre otros, también hablan sobre la Atlántida, o los atlantes, o sobre una ignota civilización atlántica.
En el Renacimiento
Si bien conocida, durante la Edad Media la historia de la Atlántida no llamó mayormente la atención. En el Renacimiento, la leyenda fue recuperada por los humanistas, quienes la asumirán unas veces como vestigio de una sabiduría geográfica olvidada y otras, como símbolo de un porvenir utópico. El escritor mexicano Alfonso Reyes afirma que la Atlántida, así resucitada por los humanistas, trabajó por el descubrimiento de América. Francisco López de Gómara en su Historia General de las Indias, de 1552, afirma que Colón pudo haber estado influido por la leyenda Atlántida y ve en voz náhuatl atl (agua) un indicio de vínculo entre aztecas y atlantes. Duante los siglos XVI y XVII, varias islas (Azores, Canarias, Antillas, etc.) figuraron en los mapas como restos del continente perdido. En 1626, el filósofo inglés Francis Bacon publica La Nueva Atlántida (The New Atlantis), delirante utopía en pro de un mundo basado en los principios de la razón y el progreso científico y técnico. En España, en 1673, el cronista José Pellicer de Ossau identifica la Atlántida con la península Ibérica, asociando a los atlantes con los misteriosos tartessios.
La obra de Ignatius Donnelly
No será hasta la segunda mitad del siglo XIX, que la historia de la Atlántida adquiera la fascinación que provoca hasta hoy en día. En 1869, Julio Verne escribe Veinte mil leguas de viaje submarino, novela que en su capítulo IX describe un alucinante encuentro de los protagonistas con los restos de una sumergida Atlántida. Tiempo después, en 1883, Ignatius Donnelly, congresista norteamericano, publica Atlántida: El Mundo Antediluviano (Atlantis: The Antediluvian World). En dicha obra, Donnelly, a partir de las semejanzas que aprecia entre las culturas egipcia y mesoamericana, hace converger, de modo muchas veces caprichoso, una serie de antecedentes y observaciones que lo llevan a concluir que hubo una región, desaparecida, que fue el origen de toda civilización humana (véase difusionismo) y cuyo eco habría perdurado en la leyenda de la Atlántida. El libro de Donnelly tuvo gran acogida de público (fue reeditado hasta 1976), en una época en que el avance de la ciencia permitía a su hipótesis aparecer seductoramente verosímil. Tanto fue así, que el gobierno británico organizó una expedición a las islas Azores, lugar donde el escritor situaba la Atlántida.
La Atlántida después de Donnelly, hipótesis sobre la Atlántida en actualidad
La mayoría de las conjeturas que postulaban la existencia de la Atlántida como el "continente perdido", como la de Donnelly, fueron invalidadas por la comprobación del fenómeno de la deriva continental durante los años 1950. Por ello, algunas de las hipótesis modernas proponen que algunos de los elementos de la historia de Platón se derivan de mitos anteriores, o se refieren a lugares ya conocidos.
El éxito de Donnelly motivó a los autores más diversos a plantear sus propias teorías. En 1888, la ocultista Madame Blavatsky publica La Doctrina Secreta, texto basado, supuestamente, en un documento escrito en la Atlántida, El Libro de Dzian. Según Blavatsky, los atlantes habrían sido una raza de humanos anterior a la nuestra, cuya civilización habría alcanzado un notable desarrollo científico y espiritual. En 1938, el jerarca nazi Heinrich Himmler organiza, en el contexto del misticismo nacionalsocialista, una serie de expediciones a distintos lugares del mundo en busca de los antepasados atlantes de la raza aria. En 1940, el médium norteamericano Edgar Cayce predice que en 1968 la Atlántida volverá a la superficie frente a las costas de Florida. Sorprendentemente, en 1969, en las aguas de la isla de Bimini, frente a la península de Florida, será descubierta una formación rocosa a la que se dio el nombre de Carretera de Bimini, y respecto de la cual aún se discute si se trata o no de una construcción humana.
Al margen de lo esotérico, el impulso generado por la obra de Donnelly motivará también a numerosos historiadores y arqueólogos, tanto profesionales como aficionados, quienes durante el siglo XX desarrollarán teorías que ubicarán la Atlántida en los más distantes lugares, asociando a los atlantes con diferentes culturas de la Antigüedad. Es así como en 1913, el británico K. T. Frost sugiere, con poco éxito, que el imperio cretense, conocido de los egipcios, poderoso y posiblemente opresor de la Grecia primitiva, habría sido el antecedente fáctico de la leyenda Atlántida. La tesis de Frost, en un principio menospreciada, acabó convirtiéndose en una teoría bastante aceptada y difundida. En 1938, el arqueólogo griego Spyridon Marinatos plantea que el fin la civilización cretense, a causa de la erupción del volcán de Santorini, podría ser el fondo histórico de la leyenda. La idea de Marinatos será trabajada por el sismólogo Angelos Galanopoulos, quien en 1960 publicará un artículo en donde sugerentemente relacionará la tesis cretense con los textos de Platón. Si bien el propio Marinatos sostuvo siempre que se trataba de una simple especulación, la tesis de la Atlántida cretense ha tenido amplia aceptación y captado muchos seguidores, entre los que se contaba el ya fallecido oceanógrafo francés Jacques Cousteau.
Por su parte, en 1922, el arqueólogo alemán Adolf Schulten retoma y populariza la idea de que Tartessos fue la Atlántida. Tesis que cuenta con varios seguidores hasta el día de hoy. Otras hipótesis sobre la Atlántida la sitúan en la isla de Malta, el mar de Azov, los Andes en Sudamérica , el Próximo Oriente , el norte de África , Irlanda, Indonesia, el Sur de España y en la Antártida.
Sin embargo, ante la cantidad de sitios propuestos como el emplazamiento de la isla, algunos escépticos como Michael Shermer, fundador de la Skeptics Society, y dueño de la revista Skeptic, sostiene que las hipótesis de la ubicación de la isla Atlántida tienen defectos de fondo y de forma. Tal y como es la tendencia más ampliamente aceptada desde las esferas científicas y académicas, Shermer propone que Platón realmente elabora un relato mítico con base en hechos y locaciones reales de la época. Según Shermer, la historia de la Atlántida presenta un mensaje moral alrededor de una sociedad que al hacerse rica se torna belicosa y corrupta, y por ello es destruida por un castigo divino. Shermer rechaza en general todas las distintas teorías, y en particular el supuesto descubrimiento de la ubicación de la Atlántida en el sur de España por el investigador alemán Rainer Kühne; y señala que el mito de la Atlántida propuesto por Platón recoge su percepción acerca del costo de la guerra en lo económico y social, derivado de su observación del conflicto armado entre los siracusanos y los cartagineses.
Falacias y conjeturas de los partidarios de una "Atlántida maravillosa" (en su mayoría esoteristas, teósofos y nacionalistas).
1. La Atlántida fue la "cuna de las civilizaciones".
En ningún momento en el Timeo ni en el Critias de Platón se dice (ni siquiera se insinúa) que la Atlántida fuera cuna de las Civilizaciones ni de Egipto ni de ninguna otra civilización. Solamente es presentada como una civilización fuerte o poderosa, que colonizó a una cantidad (nunca determinada) de pueblos del interior del Mediterráneo, por un período de tiempo (tampoco indicado).
2. Las pirámides egipcias y mesoamericanas (entre otras), y las construcciones megalíticas, son obras de los sabios arquitectos de la Atlántida.
No existe en el relato de la Atlántida de Platón mención alguna de nada parecido a una pirámide o a un megalito.
3. Los Atlantes eran portadores de grandes poderes tecnológicos que les permitía volar en máquinas voladoras y hasta poder alterar el eje magnético de la tierra.
No existe en relato de la Atlántida de Platón mención alguna de ningún tipo de super-tecnología ni que los atlantes hayan sido portadores y/o transmisores de ningún arcano y misterioso poder. La mayor tecnología descrita (a nivel de ingeniería y arquitectura) es la construcción de canales y acueductos, pero en cualquier caso, esta no puede ser incluida en ningún tipo de super-tecnología misteriosa.
4. Existían varias "Columnas de Hércules" (en el Mediterráneo, en el Atlántico, en el Mar Rojo).
En los tiempos anteriores a Platón, las fuentes conocidas demuestran que los griegos solamente conocen y mencionan claramente a unas únicas "Columnas de Hércules", las del estrecho marítimo de Gibraltar, junto al Atlántico y a Gadeira.
5. En la Atlántida habían piñas y/o cocos.
En las fuentes primarias (códices y MSS) del Timeo y el Critias no existe mención a ninguna fruta que se pueda identificar claramente con una piña ni con un coco. Por otro lado, el clima descrito es templado mediterráneo, no tropical, pues lo atlantes cosechaban la tierra dos veces por año, en invierno con las aguas provenientes de Zeus, y en verano mediante la conducción del agua a través de canales, mientras que construían termas y baños calientes (sistemas de calefacción) para los meses de invierno.
6. La Atlántida se hallaba localizada, "más allá" de las Columnas de Hércules", en el medio del Océano.
En el Timeo se dice claramente "ante las Columnas de Hércules" (p?? t?? st?µató?), en el "piélago del Atlántico" (?t?a?t???? pe?a???). La preposición p?? 'ante/delante' siempre era usada para ubicar algo que se hallaba muy próximo, por ejemplo, "ante las puertas", "él estaba delante (a la cabeza) del ejército", "delante de la desembocadura del río", etc. En resumen, algo situado siempre al "alcance de la vista". La expresión "más allá" (en el sentido de lejanía), en griego se expresa con otras preposiciones como pe?á? y pó???, pero jamás mediante p??. Por otro lado, la palabra griega que se traduce como Océano, O?ea?ó?, no aparece escrita ni una sola vez dentro del relato de la Atlántida de Platón.
Falacias y conjeturas de los detractores del sustrato histórico (académicos en su mayoría).
1. Un continente tan grande como la Atlántida no puede haberse hundido en el Atlántico.
No existe en relato de la Atlántida de Platón mención alguna a que la misma haya sido un continente. La Atlántida siempre es denominada con la voz griega ??s??, "isla", según la interpretación académica más extendida, pero también "península", o "tierra fluvial" (entre otras acepciones similares).
2. Platón es la única fuente para la Atlántida, o los atlantes.
No es cierto. Existen otros autores que también hablan sobre Atlantis, o los atlantes, o sobre una civilización Atlántica, y a juzgar por las diferencias y los elementos originales, así como la no mención a Platón, puede sostenerse incluso que bebieron en otras fuentes ajenas a Platón.
3. No existen referencias sobre la Atlántida, o pueblos atlantes, en época anterior a Platón.
No es cierto. Existen referencias en varios autores griegos y africanos, contemporáneos con Solón y Hecateo, y en un autor fenicio; y también en tradiciones representadas en ritos y en relieves de importantes templos griegos -igualmente anteriores a Platón- como por ejemplo, las referencias de que el peplo de la Panatenea menor se decoraba con imágenes que representaban la lucha entre los atenienses y los atlantes, y la existencia -aún en el siglo XVIII- de unos relieves en la primitiva naos del Hefestión (actualmente desaparecidos), que también representaban dicha gesta.
4. La Atlántida es un mito inventado por Platón.
Es una mera opinión o especulación –sin fundamento documental- que simplemente ha sido adoptada casi como un dogma, y que además atenta contra la propia concepción de Platón sobre el mito, para quien era algo realmente deleznable, símbolo de falsedad histórica. Por ello, en el Timeo y en el Critias se afirma que la narración sobre la Atlántida era una "historia verdadera" (alêthinon logon), "no un mito fabricado"[1] , y los mayores expertos en Platón saben que él siempre diferenciaba entre aquello que era un mito, y lo que no lo era y estaba sustentado en "antiguas tradiciones" (ek palaias akoês), como ocurre con la historia del Atlántico. Todo ello sin entrar a valorar la cuestión ética de no concedérsele a Platón el derecho natural a la presunción de inocencia, y honestidad intelectual, invirtiéndose el verdadero valor de la "carga de la prueba", puesto que quien afirma o sostiene que la narración sobre la Atlántida es un mito inventado por Platón, es quien tiene que aportar pruebas para sustentar tal afirmación, puesto que Platón niega que lo fuera, y de hecho, no existe ninguna prueba irrefutable que nos obligue a asumir lo contrario.
5. La Atlántida es un mero "recurso literario" inventado por Platón para representar sus ideas políticas sobre el estado ideal.
Es otra opinión especulativa sin un verdadero fundamento objetivo, no solo porque en los diálogos se indica que no es un "mito" o "fábula inventada" sino más bien una "historia verdadera" (alêthinon logon), basada en "antiguas tradiciones" (ek palias akoês) sino porque además la narración sobre la Atlántida no guarda apenas relación con la República de Platón y sus ideas sobre una ciudad-estado ideal, salvo en pequeños detalles generales que son comunes a casi todos los sistemas políticos de gobierno de la antigüedad clásica conocidos en su tiempo.
6. La Atlántida es una ficción de Platón, porque es imposible que 9000 años antes de Solón (fue un poeta, reformador y legislador ateniense, uno de los siete sabios de Grecia) –en pleno paleolítico- haya existido una civilización como la que él describe.
En los textos en griego (en los códices y manuscritos conservados del Timeo y el Critias) no se dice que los atlantes hayan tenido guerra con los atenienses hace 11.560 años (9000 antes de Solón) ni que dicha civilización haya desaparecido en tal fecha. Se trata de un grosero error de interpretación donde se ha confundido la cronología que los sacerdotes egipcios ofrecen a Solón para la antigüedad de sus ciudades, Sais 8000 y Atenas 9000 (Tim. 23c), con la fecha del fin de la civilización. De hecho, en realidad la guerra es fijada en los tiempos en que reinaban los reyes de la dinastía micénica de los Cecrópidas (Critias 110a-b), mientras que el final de Atenas (el cual ocurre evidentemente, después de derrotar a la Atlántida) se fija poco antes de los tiempos del Deucalión, catástrofe que sucedió (según las antiguas cronologías clásicas) alrededor del 1500 a.C (+ – 100 años).
7. La mayoría de los autores de la antigüedad no creyeron en la pretendida historicidad de la Atlántida.
No es cierto. Todo lo contrario. La mayoría sí creyó a Platón y asumió la narración de la Atlántida como una historia verdadera o basada en hechos o acontecimientos históricos remotos, y sólo una minoría dudó de la misma.
8. Aristóteles, el más importante de los discípulos de Platón, no creyó en la Atlántida y dijo que "Platón mismo, tal como la inventó la hizo desaparecer".
Falso. No existe ninguna referencia de Aristóteles (o atribuida al mismo) que sustente esta afirmación. Se trata de un grave error de interpretación de un pasaje de Estrabón sobre unos comentarios de Posidonio, los cuales, lejos de cuestionarla, en realidad ofrecen credibilidad a la historia.
9. La Atlántida es una invención de Platón, inspirada en la erupción volcánica de Santorini, y en la civilización minoico – cretense.
Especulación que no tiene fundamento alguno documental, puesto que en las fuentes primarias (textos en griego del Timeo y Critias) no existe ninguna mención a nada parecido a una erupción volcánica. Por otro lado, la descripción de la Atlántida, especialmente de su metrópolis, apenas guarda relación con la civilización minoica, más allá de lo meramente general, o común, a todas las antiguas civilizaciones y ciudades-estados de finales del Bronce. Por otro lado, es obvio que Creta -según las fuentes conservadas- jamás ha estado en un mar Atlántico ni al oeste de unas "Columnas de Hércules" ni ha tenido una región llamada Gadeira.
10. La Atlántida es una invención de Platón inspirada en la catástrofe de Hélice, ocurrida en el año 373 a.C.
Especulación que, además, no tiene en cuenta las referencias de antiguos autores como el escéptico Timón de Fliunte (citado por Aulio Gellio ), Jámblico, Proclo, y el autor desconocido de los " Prolegómenos a la filosofía de Platón ", quienes afirman que Platón había comprado un poema de un autor pitagórico (algunos creen que Timeo de Locris ) el cual usó como base principal para redactar la mayor parte del Timeo. De ser ciertas estas referencias (y no hay pruebas de lo contrario), entonces la historia de la Atlántida podría ser bastante más antigua que el 373 a. C., a lo que debemos sumar también la referencia sobre la verificación que hizo Crantor en Egipto de unas estelas con la historia sobre la Atlántida.
11. La Atlántida era "más grande que toda la Libia y el Asia juntas, o reunidas".
Esta afirmación –que es la más extendida- de que la Atlántida era "más grande que Libia y Asia juntas", está sustentada en una deficiente lectura de las fuentes primarias, primero, porque la palabra griega para 'juntas', o 'reunidas' ni siquiera existe (en ningún códice conocido) en tal secuencia del Timeo ni en el Critias; segundo, porque la palabra usada, µe????, tenía varios significados importantes y habituales como por ejemplo, 'mayor', 'más poderosa', 'más potente', 'más importante', 'más rica o fértil', e incluso 'más vieja' o 'más antigua', siendo este último significado de un uso bastante frecuente. De hecho, el contexto demuestra que las dos únicas veces que se usa en el relato, se hace dentro de un contexto relacionado con el "gran poder" de expansión y conquista de Atlantis, nunca en la parte de la descripción geográfica, por lo que una traducción mucho más correcta sería "más poderosa". Varias evidencias en autores antiguos, especialmente en Estrabón y en Proclo, confirman lo anterior. Estrabón, a través de una referencia donde al referirse al tamaño de Atlantis dice que era "no más pequeña que un continente", lo que demuestra que Estrabón -quien con toda seguridad tendría copias bastante cercanas a los diálogos del Timeo y el Critias de la primera edición docta de la Academia- no leyó por ninguna parte que esta fuera "más grande que toda la Libia y el Asia juntas, o reunidas", como se ha venido sosteniendo tradicionalmente, al menos desde el renacimiento. Es evidente que una tierra insular (ya sea una isla o una península) que "no es más pequeña que un continente" (o sea, que un único continente), no puede ser a la vez "más grande que dos continentes juntos". Estrabón es el testimonio más antiguo que tenemos, y por ello el más próximo a Platón, pero también tenemos a Proclo, el mayor exegeta de Platón que ha existido, y escolarca de la Academia platónica, quien afirma en su comentario al Timeo que µe???? es usado en la historia de la Atlántida por Platón en su sentido de "expansión y alcance del poder atlante" o sea, que la traducción correcta sería entonces, "más poderosa que Libia y Asia".
Falsa ubicación de la Isla en Google Maps
En febrero de 2009, el periódico Telegraph, del Reino Unido, "publicó un artículo insinuando que usando Google Ocean (una extensión de Google Earth) se podía ver un misterioso rectángulo cerca de las Islas Canarias, bajo el mar en las coordenadas 35°15'15?N 24°15'30.53?O? / ?35.25417, -24.2584806 . Inmediatamente, expertos y fanáticos de la Atlántida comenzaron a especular, asegurando que la imagen correspondía a la ciudad hundida. Google afirmó que la imagen corresponde a un típico error de procesamiento de imagen al momento que se recolectaron los datos de Batimetría de varios sonares de botes en la zona".
Congresos sobre la Atlántida
En julio de 2005 se celebró en la isla griega de Milos el primer congreso de las hipótesis sobre la Atlántida, donde los participantes expusieron sus tesis sobre la base histórico-geográfica del relato de la Atlántida reflejado en los diálogos de Platón. Como resultado del congreso, se elaboró una lista de 24 criterios para la localización de la Atlántida. Se convocó un segundo encuentro en Atenas en noviembre de 2008. También realizó un tercer congreso en Santorini en el año 2010.
Autor:
Jorge Alberto Vilches Sanchez