1.5.2.- PRINCIPIOS.-
Es obvio que la ciencia y la técnica son formas de la actividad humana y, por tanto, como toda expresión del comportamiento de los hombres, deben estar sujetas a la ética, o a los valores y normas que regulan dicho comportamiento.
Por otra parte, la ciencia, de hecho hoy frecuentemente dependiente en la elección y desarrollo de sus investigaciones de los poderes políticos y económicos, no es tan autónoma que sea ajena al problema de los fines, que es la cuestión ética por excelencia. Antes bien, como vimos, la actividad científica y técnica tienen unos fines definidos que se concretan en último término en el bien del hombre, los cuales, como tales, deben orientar sus operaciones. Asimismo, la ciencia es ética porque, dado el carácter instrumental de sus aplicaciones técnicas, en último término puede ser utilizada por el hombre, como todo instrumento, para el bien o para el mal.
1.5.2.1. Virtudes Morales.-
Por otra parte, la actividad de investigación científica es ética en sí misma porque, como se deriva de todo lo precedente, exige la práctica constante de importantes virtudes morales, tales como la paciencia, la perseverancia, el desprendimiento, el sacrificio, el orden, la disciplina, etc.
En conclusión, la ciencia, como todo lo humano, está sujeta a la ética y, por tanto, es reprobable si se desentiende de toda orientación moral y de las consecuencias que de ella o de sus aplicaciones se puedan derivar. Por ello mismos los científicos son responsables ante Dios, ante los hombres y la sociedad.
Los cometidos que debe cumplir la ética, respecto de la ciencia, son determinar los objetivos y fines que debe pretender y establecer los valores y prioridades que debe utilizar como criterios de juicio en sus decisiones. Ya hemos indicado antes que los fines de la ciencia son: el próximo, descubrir la verdad; el intermedio, el servicio de los hombres y de la naturaleza en que vive el hombre; y el fin último, la abertura a la sabiduría y a Dios.
1.5.2.2.Valores que deben servir de criterio a la ciencia.-
Los valores que deben servir de criterio a la ciencia se deriva de los fines indicados. Entre ellos hay uno fundamental, que es el siguiente: El valor de "lo que, el hombre, posee como más precioso: la dignidad de su persona, destinada a un verdadero progreso, a la unidad de su ser físico, intelectual y espiritual". Esta persona humana, que, también según Juan Pablo II (Discursos de 3/10/1,981 y 27/10/1,980) "es medida y criterio de bondad y de culpa en toda manifestación humana".
Consecuencia de la sujeción de la ciencia a la ética y al valor superior de la persona humana es la existencia de orden de prioridades fijadas por Juan Pablo II: "la prioridad de la ética sobre la técnica". "la primacía de la persona sobre las cosas", "la superioridad del espíritu sobre la materia" (Discurso de 2/06/1,980).
1.5.2.3. Especificaciones de este orden de valores.-
Las especificaciones del orden de valores indicados son:
a) "En un lugar más alto, dentro de la gradación de los valores, está justamente el derecho personal del individuo a la vida física y espiritual, a su integridad psíquica y funcional" (Discurso de 27/10/1,980).
b) "cuanto llevan a cabo los hombres para lograr más justicia, mayor fraternidad y un más humano planteamiento en los problemas sociales, vale más que los progresos técnicos".
Asimismo, principios que según la DSI se derivan de las prioridades anteriores son los siguientes:
"Si un nuevo método de investigación lesiona o corre el riesgo de lesionar los derechos fundamentales del hombre y de modo especial su derecho a la vida, no debe considerarse lícito por el solo hecho de que aumente nuestros conocimientos" (Discurso 27/10/1,980). Según esto, los métodos tampoco son necesariamente neutros éticamente.
"Toda investigación debe ser realizada y aplicada teniendo en cuenta todas las cautelas necesarias para garantizar, en la medida de lo posible, la salvaguardia de la vida, juntamente con los bienes fundamentales de la persona" (Discurso de 19/02/1,987).
En fin, dada la falta de coordinación entre ellos, el gran desafío que plantea hoy al hombre los enormes avances científicos es "armonizar los valores de la ciencia y de la tecnología con los valores de la conciencia".
La obra de creación es siempre respuesta, y toda respuesta supone responsabilidad. ¿Ante quién? Ya lo sabemos. Ante los demás hombres, ante uno mismo y ante el secreto e indefinible. Quien por el que todos los demás hombres y yo mismo tenemos verdadera realidad y ejecutamos acciones dotados de un valor y un sentido realmente satisfactorios. PEDRO LAÍN ENTRALGO. |
1.5.3.- EXIGENCIAS.-
Respecto a la ética, se pueden distinguir sus exigencias en la investigación según se refiera al planteamiento o proyecto de la investigación y a su realización. En cuanto al planteamiento en general, es preciso prever y evaluar éticamente las consecuencias de los resultados de la investigación para la humanidad y la naturaleza. Si estas consecuencias van a ser claramente perjudiciales para el hombre o destructoras injustificadamente de la naturaleza, entonces se estará ante investigaciones inmorales.
En el caso de investigación de o con seres humanos, la más elemental ética de modo particular que:
a) Se les informe todos los aspectos de la investigación que pueden influir en su participación.
b) Se respete totalmente su libertad de ser o no investigados.
c) Se asegure su anonimato y el secreto de los datos personales obtenidos.
Sobre la realización, el objetivo primario de toda investigación es el conocimiento de la realidad investigada, lo que implica que los resultados obtenidos sean objetivos, es decir, que se correspondan lo más exactamente posible con dicha realidad. Ahora bien, la objetividad no se deriva necesariamente de la investigación científica. Además de que ésta siempre es selectiva y, por tanto, parcial, y de los inevitables errores humanos de observación y medida, la objetividad puede resultar influenciada por las propias convicciones, creencias, ideología y juicios de valor previos del investigador. Respecto a este punto, la ética reclama en el investigador un esfuerzo por lograr la neutralidad valorativa de modo que su labor investigadora sea afectada en la menor medida posible por sus juicios de valor particulares, y para que éstos no condicionen su trabajo de observación y análisis de los hechos.
Es necesario que así sea en toda ciencia, para que las apreciaciones científicas se basen, como debe ser, en los hechos y no se vean desvirtuadas por juicios ajenos a la realidad, y de modo especial en las ciencias sociales, dada su conexión más estrecha con los valores que las ciencias naturales.
La objetividad de las ciencias, entendidas de esta manera, no supone una concepción aséptica de éstas ni es contraria a unas ciencia "críticas" y "comprometidas" con las cuestiones de cada tiempo. La investigación científica debe observar, respecto a la observación y análisis de los hechos, una objetividad valorativa, tan perfecta como humanamente sea posible. Sin embargo, en el objeto y orientación de sus investigaciones no debe ser ajena a los grandes problemas sociales que agitan en cada momento al mundo en que vivimos.
Desde un punto de vista personal, el requisito de objetividad no es fácil de cumplir en la práctica, porque el científico es un hombre y, como tal, tiene sus creencias y convicciones, de las que es imposible despojarse totalmente. Sin embargo, lo que está obligado es a evitar toda falta de objetividad consciente.
Se ha de tener en cuenta que la neutralidad valorativa no significa desprenderse de los propios valores, lo que es imposible, sino que exige únicamente atenerse a los hechos y que se los respete. Es decir, que en ningún momento debe velarlos, adulterarlos o falsificarlos porque le sean molestos o contrarios a sus convicciones. Este modo de proceder es contraproducente. LA realidad se venga. Las cosas no dejan de ser como son porque las disfracemos.
Otro aspecto de la ética de la investigación, que se puede referir tanto a su planteamiento como a su realización, es la relación del propio trabajo de investigación con el de otros científicos.
En este punto la justicia exige que no se presenten como trabajos o investigaciones propios los realizados por otras personas, aunque hayan sido hechos bajo nuestra supervisión; que se reconozcan y agradezcan las ayudas y colaboraciones; que se haga mención de las ideas y trabajos anteriores de otros científicos que nos han servido de inspiración o estímulo o utilizamos en nuestras obras; y que, en fin, huyamos del "secretismo", que ahoga la comunicación base del trabajo científico, es decir, de la obsesión por ocultar nuestros descubrimientos, iniciativas, ideas y trabajos por temor a que nos los usurpen. "El guardar en secreto un descubrimiento está en contra de las normas de la ética universal en la comunidad científica" (afirma el Prof. R. Villanueva, 1,986, 95).
La actividad científica es una escuela moral, por exigir la adquisición o el afianzamiento de los siguientes hábitos o actitudes normales (sic): 1) La honestidad intelectual (o "culto" de la verdad), el aprecio por la objetividad y la comprobabilidad, el desprecio por la falsedad y el autoengaño. La observancia de la honestidad intelectual exige: 2) La independencia de juicio, el hábito de convencerse por sí mismo con pruebas, y de no someterse a la autoridad. La honestidad intelectual y la independencia de juicio requieren, para ser practicadas, una dosis de 3) Coraje intelectual (y aún físico en ocasiones): decisión para defender la verdad y criticar el error cualquiera que sea su fuente y muy particularmente, cuando el error es propio. La crítica y la autocrítica practicadas con coraje infunden 4) Amor por la libertad intelectual y, por extensión, amor por las libertades, individuales y sociales, que la posibilitan; concretamente, desprecio por toda autoridad infundada -sea intelectual o política– y por todo poder injusto. La honestidad intelectual y el amor por la libertad llevan a afianzar el 5) Sentido de la justicia, que no es precisamente la servidumbre a la ley positiva que nos imponen y que puede ser injusta- sino la disposición a tomar en cuenta los derechos y opiniones del prójimo, evaluando sus fundamentos respectivos.
MARIO BUNGE |
CONCLUSIONES
1.- Las técnicas generales de investigación científica tienen aspectos fundamentales que las diferencian de las técnicas generales que se refieren al trabajo de investigación; así, son formas de actuación práctica y se concretan en reglas que especifican y orientan la acción investigadora; son generales, en el sentido indicado de no peculiares de una ciencia determinada sino comunes a todas ellas; se refiere al trabajo de investigación propiamente dicho y no a la investigación científica en toda la amplitud de su significado; y, en general, las actuaciones de la investigación científica presuponen en los investigadores una actitud: la actitud científica.
2.- La actitud científica debe conducir a la formulación de cuestiones desconocidas o problemas científicos y a la realización de investigaciones científicas para resolverlos.
3.- Si se toma como punto de partida el hombre, microcosmos que comprende todo lo observable, en el universo se pueden distinguir dos mundos: Mundo exterior, de la realidad espacio-temporal, dotado de una existencia independiente del pensamiento; Mundo interior, de la razón y de la conciencia y sus manifestaciones. Ambos mundos son de naturaleza diferente, pues, el mundo exterior es el mundo verificable de los cuerpos, es decir, de la extensión y la localización, y el mundo interior no se ha podido comprobar hasta ahora su materialidad, ni que posea las propiedades indicadas de los cuerpos: la extensión y la localización propias e independientes en el espacio. Sin embargo, aunque sean de naturaleza diferente, no dejan de estar relacionados. Si bien parece que haya que admitir que las diversas modalidades del mundo exterior condiciona de alguna manera al mundo interior, es sólo este mundo y no al revés el que tiene la capacidad de captar, y hacer suyo en cierto modo, mediante el conocimiento, el mundo exterior, lo que hace posible que el hombre actúe sobre la realidad material y la transforme.
4.- Entre ellos, es decir entre el mundo exterior, el mundo interior y la capacidad de éste de captar aquél, es el presupuesto de la existencia del mundo exterior el que presenta particularidades más acusadas en el conocimiento científico. En él no se trata, como en el conocimiento vulgar, de captar los fenómenos y sus aspectos únicamente, sino que lo que se pretende es lograr el conocimiento más completo y profundo de ellos posible, y no de manera estática e independiente, sino en su cambio y en sus relaciones con los demás.
5.- Se subraya el hecho de que especialmente el conocimiento científico viene después de otros conocimientos anteriores, cualquiera que sea su procedencia, los cuales pueden condicionar la actividad científica. Por tal razón es necesaria una ruptura con ellos no total – que sería imposible – sino en el sentido de adoptar una posición independiente y un distanciamiento crítico de los mismos. Sin embargo, el fundamento último de esta regla se encuentra en dos de las ideas básicas del método científico: la duda y la prueba empírica como criterio último de verdad científica. LA DUDA científica implica la independencia de juicio postulada por esta regla, la no aceptación, desde un punto de vista científico, de ninguna idea como absoluta o definitiva. Y LA PRUEBA EMPÍRICA como criterio último de verdad, supone condicionar la aceptación de cualquier teoría científica, no sólo a las pruebas empíricas realizadas, sino también a las que se pueden realizar en lo sucesivo.
6.- Del mismo modo que la vida supone un espíritu que la anima, igualmente se puede afirmar que la tesis o investigación supone un espíritu y exige la integración y conjugación de los dos factores internos y externos indicados. En el espíritu que debe animar la investigación se pueden distinguir cuatro aspectos: El deseo de saber o curiosidad científica. La pasión por la verdad. La búsqueda de la satisfacción de descubrir algo nuevo y de realizar obras que perduren y nos sobrevivan; y, La voluntad de ser útil a los hombres.
7.- La norma más importante que se pueda dar, quizá, en el caso de hallazgo del problema, presenta carácter previo y es la que pone de relieve la importancia básica en la investigación de centrar el problema certeramente. A este respecto, las reglas que se pueden ofrecer han de ser también de carácter previo. Tal carácter tiene la norma que subraya en la investigación científica la necesidad de trabajar con hipótesis. Implica la capacidad de derivar ideas nuevas, dados los términos de la cuestión investigada y las circunstancias conocidas de la misma, no sólo sobre su solución, sino también sobre la razón de ser, motivos, condiciones y rasgos no conocidos del fenómeno estudiado, a efectos de su verificación posterior a lo largo de la investigación. Generalmente el investigador, frente al problema de estudio delimitado se plantea algunas posibles explicaciones o respuestas provisionales, cuyos enunciados vienen a constituir las hipótesis de la investigación.
8.- Operación central en el contexto de justificación significa la observación de la realidad investigada con el fin de obtener datos referentes a la misma y contrastar, en su caso, las hipótesis formuladas. En la investigación no se puede prescindir del sentido común, y mejor nos irá si poseemos algunas de aquellas anticuadas virtudes que inexplicablemente parecen haber caído en descrédito. Es decir, la aplicación, la diligencia, el sentido del propósito, el poder de concentración, de perseverar y no dejarse vencer por la adversidad al encontrar, por ejemplo, después de larga y trabajosa investigación, que una hipótesis que nos era cara en gran medida es errónea"
9.- Sin embargo, se debe tener en cuenta que lo principal es la tenacidad, la imaginación y la intuición y que frecuentemente grandes realizaciones científicas han tenido lugar en situaciones de escasez y deficiencia de medios y condiciones materiales.
10.- El conocimiento, como actividad humana, consiste en una aprehensión intelectual o cognoscitiva del objeto que le interesa conocer. Esto significa a su vez que el saber de algo no es idéntico o igual al objeto aprehendido o no conocido.
11.- Es obvio que la ciencia y la técnica son formas de la actividad humana y, por tanto, como toda expresión del comportamiento de los hombres, deben estar sujetas a la ética, o a los valores y normas que regulan dicho comportamiento.
12.- La actividad de investigación científica es ética en sí misma porque, como se deriva de todo lo precedente, exige la práctica constante de importantes virtudes morales, tales como la paciencia, la perseverancia, el desprendimiento, el sacrificio, el orden, la disciplina, etc.
13.- La ciencia, como todo lo humano, está sujeta a la ética y, por tanto, es reprobable si se desentiende de toda orientación moral y de las consecuencias que de ella o de sus aplicaciones se puedan derivar. Por ello mismo los científicos son responsables ante Dios, ante los hombres y la sociedad.
14.- Desde lo personal, el requisito de objetividad no es fácil de cumplir en la práctica, porque el científico es un hombre y, como tal, tiene sus creencias y convicciones, de las que es imposible despojarse totalmente Pero está obligado a evitar toda falta de objetividad consciente.
15.- Se ha de tener en cuenta que la neutralidad valorativa no significa desprenderse de los propios valores, lo que es imposible, sino que exige únicamente atenerse a los hechos y que se los respete. Es decir, que en ningún momento debe velarlos, adulterarlos o falsificarlos porque le sean molestos o contrarios a sus convicciones. Este modo de proceder es contraproducente. La realidad se venga. Las cosas no dejan de ser como son porque las disfracemos.
BIBLIOGRAFIA
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McGraw – Hill. "La Investigación Jurídica", Edición internacional, impreso en México, 1,994.
- SIERRA BRAVO, RESTITUTO
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- SOLIS ESPINOZA, ALEJANDRO
"Metodología de la Investigación Social", Lima, Perú, 1,991, 1ra, Edición.
- UMBERTO ECO
"Cómo se Hace una Tesis", técnicas y procedimientos de investigación, estudio y escritura, Gedisa S.A., Barcelona, 9na. Edición, 1,983.
Autor:
Luis Alfonso Rodríguez Cazorla
Abogado.
Estudios de Maestría en la UNMSM.
Estudios de Doctorado en la UNMSM.
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[2] BRIONES, GUILLERMO. "Métodos y Técnicas de Investigación para las ciencias sociales"; México, Ed. Trillas, 1,986.
[3] MARIN, GERARDO, "Manual de Investigación en Psicología Social, México, Ed. Trillas, 1,975. Citado por ALEJANDRO SOLIS ESPINOZA en Metodología de la Investigación Jurídico Social, Lima Perú 1,991, pág. 141.
[4] BEST, JHON. "Cómo investigar en Educación", Madrid, Ed. Morata, 1,972. Citado por ALEJANDRO SOLIS ESPINOZA en Metodología de la Investigación Jurídico Social, Lima Perú 1,991, pág. 142.
[5] WITKER, JORGE, "La Investigación Jurídica". Edición Internacional, Impreso en México, 1,995. Pág.
[6] BUNGE, MARIO.- "La ciencia su método y su filosofía", Bs. Aires, Ed. Siglo Veinte, 1,972. pág. 251.
[7] CRAIG, J.P y L.P. METZE. "Métodos de la Investigación Psicológica", México, Ed. Interamericana, 1,982. Citado por ALEJANDRO SOLIS ESPINOZA en Metodología de la Investigación Jurídico Social, Lima Perú 1,991, pág. 139.
[8] ARNAU, JAIME. "Psicología Experimental: Un enfoque metodológico", México, Ed. Trillas, 1,978. Citado por ALEJANDRO SOLIS ESPINOZA en Metodología de la Investigación Jurídico Social, Lima Perú 1,991, pág. 147.
[9] PICK, SUSANA y ANA LOPEZ. "Cómo investigar en ciencias sociales", México, Ed. Trillas, 1,986. Citado por ALEJANDRO SOLIS ESPINOZA en Metodología de la Investigación Jurídico Social, Lima Perú 1,991, pág. 141.
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