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Los proyectos pedagógico-productivos (página 2)


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Segundo principio: La escuela está estrechamente vinculada con la vida cotidiana. La escuela debe reconocer el valor de la vida del educando y promover, desde la educación, el estímulo a su cuidado y su desarrollo.

John Dewey planteó la idea de la educación como necesidad de vida. La vida está relacionada con costumbres, creencias, las victorias, las derrotas, las instituciones, las ocupaciones; la vida es una lucha por continuar siendo; es un proceso de autorrenovación. En este proceso, la transmisión se da mediante la comunicación. Se trata de compartir la experiencia hasta que ésta se convierta en una posesión común.

Teóricamente, los pioneros de las escuelas nuevas plantearon estos principios de vitalidad atendiendo a miradas como: le educación es lo mismo que el crecimiento, la educación se refiere a la vida y la educación rehace la vida.

  • La vida es la gran cosa, después de todo. La vida del niño, a su tiempo y a su medida; por ello, todo lo demás son medios, instrumentos, destinados a acrecentarla. Por supuesto que el crecimiento es la característica de la vida, la educación es lo mismo que el crecimiento; no tiene un fin más allá de la misma. (Dewey);
  • La educación se refiere a la vida, para hacer a la vida mejor. Para una mirada penetrante, la educación no aparece como algo fuera de la vida, aplicada como un instrumento, digamos como una palanca, con la cual empujar o levantar la vida; no, la educación está dentro de la vida, en tanto que la vida tenga valor. La educación es un proceso de la vida, que rehace la vida. Es la reconstrucción continua de la vida, en niveles cada vez más elevados, más ricos. (Kilpatrick);
  • El fin de la educación es el desarrollo de la vida, ya que el destino del hombre es, ante todo, el de vivir (Decroly);
  • El educador, inspirándose en un profundo culto a la vida, debiera respetar, observando con hondo interés humano, el desenvolvimiento de la vida del educando. (Montessori).
  • La escuela debe considerar la cultura como uno de los elementos más importantes en el mundo de la vida.

La cultura como el conjunto de todas las formas de vida y expresiones de una sociedad determinada. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, maneras de ser, de vestirse, de concebir el mundo, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. La cultura entendida como el acervo de saberes de que quienes participan en el proceso de rehacer continuamente su vida, es decir, en el proceso educativo, y para ello se abastecen de interpretaciones para entenderse sobre algo en el mundo de la vida.

  • La escuela debe estar integrada al sistema social. Esta integración se hace con la sociedad entendida como el conjunto de ordenaciones legítimas a través de las cuales los participantes regulan sus pertenencias a grupos sociales.

El sistema social está colonizando el mundo de la vida. La vida cotidiana, el mundo de la vida ha sido fundamento de toda creación (ciencia, tecnología, arte, cultura,…). Sin embargo no es el punto de partida para el continuo rehacer de esa vida, esta siendo colonizada (desde el punto de vista de la verdad, de las interacciones, de la comunicación) por el sistema social.

  1. Tercer principio: La escuela debe coadyuvar a la formación de una personalidad independiente o autónoma, como espíritu de iniciativa, de originalidad y de solidaridad, en las formas de la autonomía escolar, de las actividades del mundo de la vida, y de la participación social. En otras palabras la escuela coadyuva la formación de la personalidad, la formación que le permite a un sujeto responder por sus acciones.

En la escuela, la idea de libertad consiste en una coincidencia de la vitalidad, de la autonomía en participación. La actividad no impuesta al educando, se trata del pleno ejercicio de su autonomía y de su conciencia de solidaridad con los demás integrantes de la comunidad escolar. Se trata de una libertad de participación dentro de un proceso educativo, del continuo rehacer de la vida, de aceptar responsabilidades. "Cada alumno trabajará razonablemente hasta el límite de su capacidad y recursos, en empresas que sienta, hasta el grado mayor posible, que son suyas, y por las cuales acepta una responsabilidad".

La escuela debe tener en cuenta al aplicar el concepto de libertad que:

  • La libertad se construye desde los procesos de socialización y se materializa en el pacto de convivencia. En la aplicación de estos manuales es decisivo el maestro; él debe construir con el estudiante, debe contribuir a la autofundación de la libertad y el respeto por el otro. En teoría, el maestro debe interferir lo menos posible en la autodeterminación de los alumnos y orientar, señalar o sugerir actividades.
  • La condición esencial del principio de libertad es la convivencia y el respeto al otro, la colaboración, el auxilio mutuo y la solidaridad.
  • En el mundo social, las ideas de colectividad nacional no pueden estar aisladas de la educación. Por ello, la escuela debe construir para el bienestar democrático de la nación o del Estado.

La aplicación de estos principios es difícil, por no decirlo imposible, si se concibe que la libertad está condicionada por las exigencias de un plan o programa de estudio o de trabajo, en el cual no participa el niño; si el Proyecto Educativo Institucional y los manuales de convivencia son impuestos, si el trato con los demás está sujeto a los dictámenes de los adultos.

La escuela no ha enfrentado aún su compromiso con la formación humana, persiste en transmitir conocimiento, en lugar de construirlo, no tiene aún herramientas para enfrentar el reto de la formación de la autonomía. Este concepto es aún algo ambiguo en la escuela y en la familia.

Cuarto principio: La educación debe realizarse teniendo en cuenta las necesidades peculiares de cada alumno en particular.

Alfredo Binet dice al respecto: "En cuanto a mí, después de una experiencia ya larga, creo que la determinación de las aptitudes de los niños es el asunto más grave de la enseñanza y de la educación; según sus aptitudes se les debe instruir y también dirigirles hacia una profesión. La pedagogía debe tener como preliminar, un estudio de psicología individual".

Édouard Cleparède expresa que: "La pedagogía debe pues partir del niño. La escuela para el niño y no el niño para la escuela; los programas y los métodos gravitando alrededor del niño, y no el niño gravitando, mejor o peor alrededor de un programa confeccionado fuera de él. Tal es la revolución copernicana, a la que invita la pedagogía al educador".

La escuela se propone en cuanto al principio de individualidad las siguientes consideraciones:

  • Respeto absoluto a la individualidad del educando, actuando dentro de su propia capacidad, así en contenidos por ofrecer como en trabajos por exigir.
  • Reconocimiento de la individualidad, no como algo dado sino como algo que se debe formar o conquistar.
  • Desarrollo al máximo las capacidades de cada uno para alcanzar la plenitud personal.
  • Aceptación de la personalidad como producto de la individualidad cultivada dentro de sus características propias.

Quinto principio: La escuela debe desarrollar actividades escolares en común (grupos o equipos) para generar en el alumno hábitos positivos de convivencia y cooperación social que lo preparen para la vida y, siempre que sea posible, que sirvan a otros.

En la relación escuela-comunidad no es posible separar comunidad y escuela: "reconocer que la escuela es, ante todo, comunidad escolar; y no puede haber otra educación que la educación en comunidad, que la educación en que la comunidad se educa así misma".

La Escuela en cuanto al trabajo colectivo se propone:

  • El trabajo escolar colectivo tiene que partir de una congregación de los alumnos en pequeños grupos o equipos.
  • La educación en comunidad debe tener como apoyo decisivo el concepto y la práctica de la autonomía escolar, puestos al servicio de toda la participación de los educandos.
  • En la organización de la educación colectiva es necesaria la participación, real e indirecta, que representan los padres y los propios alumnos, por la proyección de sus efectos en el ambiente social.

El trabajo escolar colectivo fue uno de pilares de la propuesta de la escuela Unitaria, que adoptó el PEN y más tarde la Postprimaria Rural: el trabajo en pequeños grupos y la conformación del gobierno estudiantil y sus respectivos comités.

Este principio fue clave en el programa de Escuela Nueva al plantear desde un comienzo la relación escuela comunidad como básica en la estrategia. Sin embargo, como ya se dijo, la participación de los padres de familia se redujo a realizar trabajos de pintura de la escuela, arreglo de tanque del agua, etc.

Si bien el trabajo en grupo es uno de los pilares de la propuesta, no es claro cómo el trabajo escolar prepara para la vida. El trabajo en grupo es planteado de nuevo como una alternativa necesaria porque no hay maestros suficientes.

El trabajo escolar desde un comienzo se planteó con asignaturas que no están relacionadas. Esto fue el legado de la escuela urbana, de la cual copió el modelo. En el manual de capacitación estuvo planteada la interrelación, pero en la práctica los planes de estudio se basaron en el aprendizaje de asignaturas completamente desconectadas. Se intentaron varias estrategias para utilizar este principio: los autocontroles, el diario del niño, los comités, el gobierno escolar, etc.

El trabajo en equipo es uno de los pilares de la pedagogía que se experimentó en la Escuela Unitaria y se consolidó en la propuesta pedagógica del Programa Escuela Nueva. Roger Cousinet (1889-1973) fue quien propuso un método basado en dejar que los alumnos se agruparan libremente en equipos de cuatro a ocho niños; su actividad se fundamenta en el trabajo grupal y se basa en la misma naturaleza infantil, en su espontaneidad, en su cotidianidad fuera de la escuela, en sus juegos, agrupaciones, ocupaciones; se trata de poner al niño en condiciones de actuar, fundamentado en la vida social de los grupos. El trabajo en grupo se fomentó cuando los niños trabajan en comités. El trabajo en grupo también fue clave en la propuesta de materiales educativos para la Postprimaria Rural. En estos, las principales actividades son las individuales, las grupales y las intergrupales.

Sexto principio: Supuesto el hecho pedagógico de que el niño percibe las cosas en totalidades y no en sus partes, los contenidos deben organizarse en núcleos problémicos de conocimiento que integren las disciplinas alrededor de la búsqueda de explicaciones a los problemas que plantea la interacción sujeto-realidad.

El principio de globalidad comienza a ver el currículo como un todo: "Si es acertada nuestra idea de que la práctica del currículo es un proceso de representación, formación y transformación de la vida social en la sociedad, la práctica del currículo en las escuelas y la experiencia curricular de los estudiantes, debe entenderse como un todo, de forma sintética y comprensiva, más que a través de las estrechas perspectivas de especialidades de las disciplinas particulares". Por lo tanto, el manejo de los contenidos por áreas de conocimiento mediante guías que solo abordan una disciplina debe ser reconsiderado ya que el niño percibe la realidad en totalidades y no en sus partes.

  1. La necesidad de atender, en forma contextualizada y calificada, la educación de los niños, las niñas, los jóvenes y las jóvenes de los sectores rurales debe suscitar en la educación el desafío de generar e implementar experiencias educativas pertinentes y congruentes con las condiciones y expectativas de la población. Específicamente, todo modelo educativo para los sectores con características rurales debe buscar dar al proceso de formación una verdadera capacidad de respuesta frente a los desafíos, las expectativas y los problemas que caracterizan al contexto y la relación de este con el mundo.

    Desde esta perspectiva, todo modelo educativo que se desee implementar a favor de los pobladores rurales debe asumir la misión de generar una propuesta educativa que, recogiendo críticamente lo que ha sido la educación en el mundo rural, dé una sólida respuesta, no solo a los problemas de calidad y cobertura, sino también de continuidad y pertinencia. En tal sentido, la institución educativa debe encarar, primero que todo, la tarea de pensar nuevamente la naturaleza, el sentido y las características de los medios rurales como condición básica para plantear lo que debería ser, no sólo, una escuela sino también una educación realmente rurales. Existe para estos tiempos la convicción de que las escuelas y los modelos educativos hasta ahora implementados presentan, como unos de sus problemas claves, serios vacíos y carencias con respecto a la interpretación de la realidad rural. Se requiere y se plantea la necesidad de una escuela y de una acción educativa articulada y pensada desde lo rural y para lo rural. Esta seria una las cuestiones centrales que debería guiar la formulación de todo proyecto educativo.

    Igualmente, llama la atención el hecho de que si bien es cierto que, con los modelos educativos imperantes en las áreas rurales se lograron, en lo pedagógico, algunos resultados relativamente exitosos, es necesario realizar un replanteamiento de tales modelos pedagógicos con el fin de ofrecer una educación y un proceso formativo que, atendiendo la naturaleza y las características socio-culturales y económicas de las poblaciones rurales, permita asegurar, mediante una contextualizacion más clara y explícita de la propuesta educativa, mejores logros educativos y con ello, disminuir las desigualdades y las distancias que marginan cada vez mas a los contextos rurales del proyecto social. La educación rural debe estar interesada en ofrecer una propuesta pedagógica y educativa que atendiendo a la pluralidad y multiculturalidad de toda nación permita, a través de la formación integral de los y las jóvenes, una mayor participación e inclusión de los contextos rurales en el proyecto nacional.

    En este sentido, se debe incorporar en el análisis de la propuesta educativa la consideración de las condiciones de vida y de desarrollo de los ámbitos rurales, dado que se asume que el conocimiento y la institución tienen un importante papel que desarrollar en el proceso de transformación de las condiciones de vida de los contextos en los que opera; por consiguiente, los análisis relativos a los problemas del tejido social comunitario, la caracterización de la identidad y sus problemas, los procesos migratorios, el impacto de la violencia y la pobreza en las condiciones del desarrollo local y regional de las comunidades rurales, son temas que deben ser importantes y recurrentes en la discusión de la propuesta educativa. Desde esta perspectiva, la vulnerabilidad socio-cultural y económica de los entornos rurales se convierte en un desafió para el quehacer educativo y, por lo mismo, en un factor primordial a la hora de pensar y desarrollar la respectiva propuesta educativa. Educación y desarrollo local y regional deben encontrar en la escuela un ámbito de dialogo y realización.

    Así mismo, el reconocimiento de la naturaleza y las características de los contextos rurales deben conllevar a que en la estructuración y la implementación de la propuesta educativa los diferentes actores sociales rurales encuentren un espacio que no sólo contribuya a su expresión como una cultura dotada de identidad, sino también a su expresión y fortalecimiento como realidad social. Por ello, el modelo educativo debe generar un real y constructivo acercamiento entre la institución escolar y la comunidad que justifica y espera su presencia y su acción; acercamiento que debe caracterizarse por un permanente y positivo diálogo en torno a la naturaleza de la propuesta educativa y su impacto real en la comunidad. El modelo educativo a proponer en las áreas rurales debe tener como uno de sus principios básicos la misión de fortalecer el tejido comunitario y sus diversas relaciones, a través de la elaboración e implementación de un Proyecto Educativo Rural Comunitario, que debe ser a la vez, carta de navegación y conjunto de compromisos contraídos por los diferentes actores frente a la propuesta educativa.

    Desde esta perspectiva es que la presencia del Proyecto Pedagógico Productivo, estrategia y a la vez escenario de desarrollo de la propuesta educativa, se constituye en elemento central en todo modelo educativo para los sectores rurales, en tanto que permite, no solo articular y hacer pertinente la propuesta curricular sino también direccionar las relaciones que deben suscitarse entre escuela y comunidad. Dentro de la propuesta educativa, el Proyecto Pedagógico Productivo, implica, a la vez, continuidad y ruptura por cuanto no solo recoge la idea de hacer más vivénciales los procesos de educabilidad y enseñabilidad, sino que lo proyecta con el propósito de que sea herramienta esencial, en la idea de generar no sólo una formación integral, sino también en el desarrollo de un tipo de mentalidad especifica, la emprendedora, que permita a los y las jóvenes rurales realizar significativos procesos de cambio y desarrollo social dentro de sus comunidades. Ello es, precisamente lo que suscita la idea del Proyecto Pedagógico Productivo, como elemento articulador del lo pedagógico-curricular que recoge un hecho de la historia y la vida cotidiana de la comunidad, como lo es la producción de opciones de vida y convertirse en la estrategia y el escenario que articula el saber escolar con la experiencia comunitaria

    Por lo tanto, una característica importante para la propuesta educativa rural está en que asume como escenario básico para el desarrollo del proyecto de formación el denominado Proyecto Pedagógico Productivo. Este concepto, como lo señala Ángel Ramírez, (2004), involucra e integra tres referentes conceptuales muy importantes como lo son: el de proyecto, entendido éste como la disposición de ordenar en forma racional diversos elementos para generar algo específico; lo pedagógico-curricular, como estrategia de trabajo característica y propia de la institución educativa y la productividad, respuesta de la comunidad a los desafíos de la vida material y espiritual, como referencia para que el trabajo escolar genere un producto-intelectual, personal y colectivo, que responda a sus expectativas de vida y desarrollo. Es decir, esta noción tiene como cometido esencial integrar mediante un ejercicio, inteligente y planificado,-el proyecto- un hecho de la vida cotidiana de la comunidad- el hecho productivo- con lo característico del quehacer escolar-lo pedagógico-curricular. Y de esta manera, generar una dinámica de trabajo educativo que permita el dialogo constructivo y creativo entre vida cotidiana y saber escolar.

    Por lo tanto, el proyecto pedagógico productivo, no solo es un pretexto, sino más que ello, toda una estrategia de trabajo que convoca la vida cotidiana de la comunidad, el saber científico y académico establecido, el saber propio de la comunidad y la naturaleza y el ambiente de la institución educativa para generar una propuesta de trabajo, educativa y comunitaria, que dé sentido y pertinencia al quehacer de los escolares y docentes, en cuanto cada acción de este proceso empieza a dar una respuesta cualificada a las expectativas de vida y de conocimiento que se generan en dicho encuentro. Por lo mismo, el proyecto pedagógico productivo es, igualmente, un escenario en cual inteligencia, saberes, conocimientos y actores desarrollan procesos de aprendizajes que responden a desafíos tanto intelectuales como de la vida práctica.

    Desde el punto de vista curricular conviene reiterar que el Proyecto Pedagógico Productivo se convierte en el generador de los denominados problemas de conocimientos, es decir, en el generador de los interrogantes, las preguntas y las hipótesis de trabajo que luego de ser ordenadas y puestas en una lógica determinada van a dar origen al plan de estudios. Así mismo el Proyecto Pedagógico Productivo se convierte en un laboratorio pedagógico, a partir del cual y en el cual, docentes y escolares desarrollan procesos de aprendizajes que no solo permiten generar conocimientos y saberes pertinentes, sino también concretar respuestas a los problemas básicos de la vida y el desarrollo de la comunidad, dentro de la cual la escuela se inscribe.

    Ahora bien, los hechos productivos siempre han estado ahí, propios y característicos de la comunidad y como tal, de una u otra manera, han dado respuesta a algunos de los problemas del contexto; aún más, se puede afirmar, incluso, que los hechos productivos han estado presentes desde hace varios años en la rutina del trabajo escolar, prueba de ello son las denominadas granjas escolares y otros proyectos económico-productivos; sin embargo, sus implicaciones pedagógicas y curriculares han sido más bien superficiales y sus efectos en la vida comunitaria más bien tenues, e inclusos insignificantes. La diferencia está en que esta nueva visión los convierte en un poderoso, activo y dinámico articulador de: saberes cotidianos y saberes escolares; vida comunitaria y vida escolar; docentes y escolares y otros agentes educativos; contexto y escuela. Pero quizás, lo más importante sea, que sin la presencia de este tipo de proyectos el trabajo escolar no encuentra un sentido muy claro, excepto que se considere como único sentido de la escuela, la instrucción en torno a los saberes establecidos y la satisfacción de determinados mínimos socialmente establecidos.

    Por ello mismo, la presencia del Proyecto Pedagógico Productivo, requiere además de consultar a la comunidad y lograr un consenso, participativo, democrático e inteligente, en torno a su naturaleza (producción y/o transformación), sus características, los compromisos, las condiciones de realización, entre otros, ciertos requerimientos pedagógicos y técnicos que lo conviertan en un proceso tendiente tanto a la formación integral de los escolares, como a la generación de respuestas frente a las expectativas, presentes y futuras, tanto de los escolares como de la comunidad misma. En tal sentido, además de ser un proyecto pedagógico, el proyecto pedagógico productivo, debe ser pensado y estructurado como un proyecto de inversión y en tal sentido, debe considerar todas las herramientas, presupuestos y características de este tipo de proyectos. Solo así la escuela responderá a su misión y a la vez dará una respuesta eficiente a las expectativas que sobre el desarrollo se presentan dentro de la comunidad.

    Ello quiere decir que las relaciones entre escuela y vida económica adquieren a través del proyecto pedagógico productivo un nuevo sentido y una nueva connotación; ya no se trata de que la actividad escolar desarrolle aquellos saberes que cualifican la mano de obra y desarrollan una ética del trabajo conducente a la demanda de empleo, sino que genera un proceso intelectual y práctico que debe conducir al desarrollo de una mentalidad y una nueva ética frente al trabajo, donde lo característico sea el espíritu creativo, proactivo y emprendedor, de tal manera que a partir de ello se generen posibilidades de desarrollo, individual y colectivo, que den forma y sentido no solo al proyecto de vida individual sino también al proyecto mismo de la comunidad.

    De esta manera, la institución educativa responde, igualmente, al desafió de ser una institución capaz de generar alternativas frente a los agobiantes problemas de pobreza, exclusión y subdesarrollo que hoy identifican a las comunidades rurales; es decir, la escuela se torna en una institución capaz de asumir una posición y dar algunas respuestas frente al desarrollo local. Desde esta perspectiva, es aconsejable que la propuesta de todo proyecto pedagógico productivo implique la formulación de una estrategia organizacional que se haga cargo del manejo operativo y financiero del proyecto, que bien puede ir desde una precooperativa hasta una empresa solidaria, siempre y cuando no se olvide que sus actores más importantes deben ser los-las escolares.

    En síntesis, la idea del proyecto pedagógico productivo es no solo plantear un nuevo y más eficiente horizonte para el trabajo escolar sino también generar un espacio y una estrategia de trabajo que permita la plena expresión de la propuesta de una pedagogía crítica y activa, de un currículo que problematiza la realidad vista en toda su complejidad, así como de generar nuevos y más dinámicos diálogos entre los diferentes actores de la comunidad educativa y los distintos componentes de la vida y la realidad escolar. De esta manera, la escuela no circunscribe su espacio de acción y su actuar mismo al espacio y la acción tradicional, sino que se convierte en un auténtico escenario social y comunitario donde los diversos actores de la comunidad educativa, en su más amplia acepción, se congregan para llevar a cabo todo un proyecto educativo y comunitario.

  2. El proyecto pedagógico productivo: el desafío de la pertinencia y la articulación

  3. Prospectiva

Hay una nueva etapa del desarrollo histórico de la Humanidad en marcha, y ello implica profundas transformaciones en todos los ámbitos de la vida personal y social; la sociedad, las instituciones y los seres humanos deberán poner en una nueva y distinta perspectiva sus diversos referentes de vida y de acción Frente a tales escenarios, en marcha y en conflicto, encontramos el mundo rural que exige de la sociedad y de las instituciones que agencian su desarrollo, repensar los referentes y las relaciones que hasta ahora han caracterizado su concepción y su operacionalización en el mundo concreto de la vida, de las decisiones que tomen dependerá el destino y la presencia histórica del campesinado y su cultura:

Ahora bien, existe la posibilidad de una globalización alternativa, es decir, marcada por la solidaridad con el mundo rural, que en ningún modo constituye una vuelta atrás en la historia, pues como señala Rubio, (1996:635), "no se trata de volver al pasado, sino de impulsar la incorporación plena de los campesinos al desarrollo nacional sobre bases nuevas, es decir, el derecho a vivir de su trabajo, la búsqueda de la soberanía alimentaría y la defensa del ambiente. Su concreción, sin embargo, pasa necesariamente por el campo político."

Ahora bien, la educación entendida como proyecto y proceso encaminado al desarrollo de la condición humana, es decir, aquello que mejor define nuestra condición de personas tiene, por lo tanto, un reto en doble sentido:

  • Primero, aprehender el sujeto rural desde una perspectiva distinta; es decir, reconstruir los imaginarios que sobre el mundo rural y sus pobladores tradicionalmente han guiado, de manera consciente o inconsciente, su quehacer y su acción y plantearse la necesidad de re-descubrirlo no solo educativa, sino también antropológica, social, productiva y culturalmente.
  • Segundo, para tales efectos, la educación, los maestros y las maestras, y, por supuesto, la escuela, deben volver sobre las viejas preguntas y responderlas no solo a la luz de las nuevas circunstancias históricas, sino también en diálogo y en relación directa, democrática y participativa, con los actores rurales y sus realidades concretas. El Proyecto Pedagógico Productivo, es la herramienta y la estrategia adecuada para tales fines.

Bibliografía

MEIRIEU, Ph. (2004). En la escuela hoy. Barcelona: Octaedro.

DEWEY, J. (1963). Democracia y Educación.

VILLAPANDO, J. (1998) La pedagogía de la acción. México: Mexicana de Pedagogía.

CLAPARÈDE, É. (1932). La escuela: la psicología experimental y la psicología funcional. Madrid: Nancea.

REMIREZ, Ángel. (2005). Pedagogía para aprendizajes productivos. Bogotá: Ecoe Ediciones.

KEMMIS, S. (1993). El currículo: más allá de la teoría de la reproducción. Madrid: Morata.

 

Josué Norberto Ramón Suárez

JOSUE NORBERTO RAMON SUAREZ.

CARLOS JOSE GIL JURADO

Profesores Facultad de Educación

Universidad de Pamplona

Grupo de Investigación en Educación Rural

Partes: 1, 2
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