Radio Reloj…..Diez de la Mañana.
Es lunes siete de noviembre y… ¿Qué hacer, qué hacer? La desesperación invade mis sentidos. No tengo ningún tema para el trabajo final de Literatura Cubana. Debo salir sobresaliente, no solo por ser escritor sino porque quedar bien conmigo mismo es mi lema favorito. Los temas propuestos por la profesora ya tienen dueño. Solo me queda una opción…
Oración al Espíritu Congo
Oh, glorioso espíritu negro, que por tu virtud has alcanzado de Dios la Santa bendición y has llegado hasta la corte celestial para rodearte de Ángeles, Arcángeles y Serafines. Yo, admirador tuyo por tu fuerza, conocimientos y gran benevolencia, te pido en el nombre de Dios radies mi cuerpo con tus santos fluidos para alejar de mí los malos pensamientos que quieran enviarme mis enemigos.
Líbrame, oh Congo mío de toda acechanza de espíritus malos, ata de pies, manos y malos pensamientos a mis contrarios. Oh, gran espíritu Congo, con tu compañía venceré, con tu fuerza me protegerás, con tus fluidos bendecirás y con el santo poder que Dios te ha dado, tú, oh gran Congo me ayudarás en todas mis necesidades.
Te pido, oh, espíritu Congo, divino protector que te dignes guardar los alrededores de mi hogar, contra la envidia, los celos y la mala fe.
Líbrame, Congo mío, de toda mala influencia y no me dejes abandonado en el olvido.
Te enciendo esta vela perfumada para que perfumes mi cuerpo, mi hogar y todo lo que a mi pertenece. Amen +
Voces de tambores desconocidos invaden mi casa. La visión se me torna borrosa, tengo mareo, el repique de tambores en mis oídos, una imagen se revela ante mis ojos…
No puedes negar tu origen.
¿Quién eres?
No puedes negar tu origen.
¿Gladys Felicia Gutiérrez Rodríguez?
Escuchamos repique de tambores.
¿Puedo hacerte una pregunta?
Escuchamos repique de tambores con mayor intensidad.
¿Por qué no estiras tu pelo?
Yo solo busco mi identidad en el fondo del África.
Hazlo saber a las personas que olvidan que África es la cuna de la vida.
Si, Ayá Atá,
El mundo es un momento,
Matanzas y Ayá Atá son las mismas para los lucumies. Sed esclava llegada para conformar al criollo en la mezcla transcultural. Deudores somos del continente negro. Mantener su cultura, su aporte en la cultura matancera, no es un deber, es una obligación.
Un timpani infantil da siete golpes. Los orosus conservan sus raíces.
La entrega de sus valores, costumbres a los pobladores matanceros, conformando la estructura móvil en el tiempo sangriento y dando los primeros pasos de independencia. Este es legado defendido por Gladys Felicia Gutiérrez Rodríguez escritora, poeta, profesora de danza e investigadora representando su pedazo de tierra, Aya Ata, en diversas partes. Publicando en la Antología de las religiones del Caribe de la universidad de York, Canadá, Revista Matanzas, la Antología VI de los poetas en Matanzas y el libro Emi Laará: pequeñas historias para soñar, pagó parte de una deuda interminable con sus raíces.
Emi Laará: pequeñas historias para soñar
La historia del surgimiento de Emi Laará, el único libro de cuentos afrocubanos para niños y jóvenes en la provincia de Matanzas hasta la fecha, es interesante. Gladys dormía a su hijo contándoles algunas de las historias presentes en el libro. Hebert al crecer y comenzar a incursionar en el mundo de las letras pensó que la mejor forma de homenajear tantos años de insomnio literario en aras de dormir a un niño hiperactivo con la magia ilimitada de las palabras, era terminar el libro, pues Gladys relego su carrera artística a un segundo plano para convertirse en: UNA MADRE DIEZ ESTRELLAS.
Emi Laará fue un bestseller. A pesar de eso la Editorial Matanzas no lo ha vuelto a reeditar, constituyendo esto una prueba que en Matanzas, La Atenas de Cuba, el único lugar en América donde más se preservan etnias de origen africano, es uno de los sitios donde más se subvalora la cultura afrocubana.
Las temáticas universales se suceden unas tras otras en el libro. Alaró (Azul en lengua lucumí) y Flor de Yoka, nos incitan a proteger la Madre Naturaleza. El collar de Oshún y El Casamiento nos advierten que debemos cumplir el octavo y noveno mandamiento de la Sagrada Biblia: No robarás y no codiciarás la mujer del hermano. El Baile de los muchachos logra trasmitir lo dicho por uno de sus personajes "… ¿Puede alguien dudar que la juventud logra todo lo que se propone? Ni el mismo diablo porque…ya lo vencieron…" La gran carrera nos enseña la veracidad de una frase pronunciada por el Reverendo Martin Luther King: Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos. Entre otros temas importantes para las generaciones presentes y futuras.
Emi Laará es la espada de Gladys Felicia Gutiérrez Rodríguez, Yoka como les decían sus seres queridos, para defender sus raíces. Es la promoción de su triple identidad cultural: su identidad como negra, como artista y como matancera. O como diría sobre el libro el etnólogo, historiador y fundador de los estudios afromatanceros Israel Moliner Castañeda:
"Al escribir estos orimos o cuentos, partiendo de lugares de la herencia Yoruba- Lucumí, los autores dan vuelos a su imaginación, para de un modo muy singular recrearnos parte de ese mundo tan mágico y real a la vez. Madre e hijo, al arrullo de la brisa tropical, perpetúan la tradición de los pueblos…que los niños aprendan lo mejor de cuanto conocen los mayores…para que sean útiles…para que sean sabios…o mejor aún…para que sean buenos".
¿Qué decir de tu morena gracia?
Refleja en su creación artística como poetisa, el sentimiento de la unión de la ínsula con el continente Africano. Sin importar la marginación, desafiando los rigores de la estética y la censura, humanizó y decoró sus dioses negros de poesía.
En su poemario Los Orishas hablan, estos semi- dioses capaces de hacer surgir la vida en cualquier hábitat, toman decisiones, dudan, reflexionan, son autosuficientes deficientes o eficientes, aman los libros, conjugan a veces el verbo pensar; llevándonos a preguntarnos:¿Los Orishas padecen nuestros mismos males?
Gladys Felicia refleja en ellos la necesidad desde su voz, que investiguen, que se transformen sin perder las características esenciales de cada uno de ellos.
El Amor de Guerrero.
Vengo librando batallas.
Reposaré cansado
a la orilla de tu río.
Gusto ver tu falda
Mojada en agua dulce.
Sueño y siento…
Estas manos acostumbradas al fuego,
quieren saber de extrañas rosas,
voy hacia el monte pensando en ti.
¿Quién ha dicho que el guerrero no ama?
Abanico de plumas
forrado de estrellas.
¡Quiero ser tu amante!
No me hables de guerras;
báñame en tu miel,
déjame sentir el desafío
de tu pecho listo.
No estoy loco,
El amor enreda y desenreda.
¡Que rían violines y tambores!
Los ancestros vendrán
protegiendo tu risa,
miraré al cielo
y sabré diferenciarte de Venus.
Me siento anclado
entre espinas amarillas.
Guardo mi laurel.
Ven,
¡Enséñame a abrir girasoles!
Romance entre Oggún, Orisha de la Guerra en la mitología afrocubana con Oshún, Orisha de las calabazas y el amor.
El tiempo perfecto de la muerte. Gladys echa andar su raíces más allá de su Ayá Atá, vuelve su mirada a las Antillas, hacia hechos históricos ocurridos en Haití, pero manteniendo su enfoque afro cubano. Sus guerreros se bañan en sangre transformada en versos, los muros no pueden frenar su furia de palabras, pero tiemblan cuando hieren a una paloma.
Canto Primero
Entonces yo no era yo
ni mi sombra proyectada
en los cuatro caminos,
ni mi tierra esta tierra…
Apenas la serpiente sibilante,
vulgar, sinuosa,
tímida del pie que pudiera aplastarla
y el antepasado de mi abuelo,
cuidando no herir su carne torcida.
Era otra tierra,
otra vida y otra muerte.
El antepasado de mi abuelo
tomó en sus manos la serpiente
y la llamo Dambaláh.
Fue abierta como una flor
y sus entrañas parieron
gotas de rocío.
Era otra tierra,
otra vida y otra muerte.
El antepasado de mi abuelo
introdujo sus manos
y fue sacando loas buenos
y loas malos.
Era otra tierra,
otra vida y otra muerte.
Llamó a uno Legbá
y este, sobre la encrucijada
de los cuatro vientos
plantó una bandera roja y negra.
El antepasado de mi abuelo,
con sus pies libres,
sus manos libres,
su boca libre,
echó a andar
hacia los cuatro tiempos,
pues era otra tierra,
otra vida y otra muerte…
Podría hacer una maestría sobre Gladys Felicia Gutiérrez Rodríguez pero… la Señora Síntesis me ordena ser breve.
Solo les diré que la obra de Gladys fluctúa en época de híbridos en la polvorienta nave del olvido, autóctona, única con sello afrocubano, local, nacional, internacional, irreconocible por las visiones de hombres ciegos que no observan la luz del sol. Misionera de las tradiciones marcha con la elegancia de haber sido siempre precursora de sus ideas, sin dejar el mínimo espacio para la contaminación de tendencias que pudieran emborronar su arte poético.
Este es el paradigma a seguir por los artistas, nuestro reto consiste en solidificar las bases de nuestra cultura para no dejar que tendencias enajenadoras arrastren a nuestra juventud a la pérdida de valores, desarrollar en ellos el amor a lo local, nacional y sean defensores de nuestra cultura matancera que tanto les debe a sus antepasados.
No voy a decir en conclusión, es una manera muy tradicional para terminar los escritos y soy una persona un poco postmoderna. Solo quiero dejar bien claro que mi objetivo con este artículo, comentario, decidan como clasificarlo, no es conjugar el verbo destruir muchísimo menos criticar. Cualquier duda o queja dirigirse a la razón de ser de todos los artistas: EL PÚBLICO.
Un timpani infantil da siete golpes. Los orosus conservan sus raíces.
Voces de tambores desconocidos invaden mi casa. La visión ya no es borrosa, desaparece el mareo y el repique de tambores en mis oídos, la imagen…¿qué imagen? No es Gladys Felicia Gutiérrez Rodríguez la que me llama, son mis raíces. ¡Eso es! ¡Ayá Atá! No puede ser otro mi tema.
Ayá Atá
Un tímpani infantil da siete golpes.
Los orosus conservan sus raíces.
¿Qué decir de tu morena gracia?
¿Cuál de tus deidades olvidó el sol yerto y humilde?
Hay quienes escuchan tus ríos
con la inocencia entre los pliegues del alma.
Tus puentes se muestran firmes
al paso del hombre pensativo
O del poeta ebrio.
Tu tambor no es la voz de los misterios,
si no el misterio de tu voz.
Rejas que nunca duermen,
mientras que un pájaro perdido,
hace nido entre vitrales viejos.
Y cuando el ron del invierno
incendia la memoria,
Evocamos tu historia irremediable
Que apenas hoy comienza.
Si, Ayá Atá,
El mundo es un momento,
¡Pero tú no huyes del amor!
Para mi madre Gladys Felicia Gutiérrez Rodríguez
Dios nos separó
Pero… aún siento su espíritu.
Autor:
Lic. Hebert Poll Gutiérrez
ASIGNATURA: LITERATURA CUBANA