Con respecto a la teoría de la Gestalt, el hombre es ante todo un organismo, es decir, una organización particular de la vida, donde se incluyen la cultura, la sociedad, el cuerpo y los fenómenos psicológicos. Es, además, un organismo vivo en relación con su entorno de manera que ambos conforman una totalidad indisociable. Es así que, el hombre y su contexto conforman lo que se denomina un campo organismo/entorno. Siguiendo las ideas de Edgar Morin con respecto a la relación entre un organismo vivo y su entorno, "la relación ecosistémica no es una relación externa entre dos entidades cerradas, sino una relación integradora entre dos sistemas abiertos que, constituyendo cada uno de ellos un todo por sí mismos, no dejan de formar parte el uno del otro".
Sin embargo, la escuela "revolucionaria" y que dio origen a las anteriores fue el Psicoanálisis, con su mayor exponente y creador, Sigmund Freud, quien se interesó por el comportamiento humano, sus motivaciones y todo lo que guardaba relación con él, y planteó que el aparato intrapsíquico se fragmenta en consciente e inconsciente, teniendo la conciencia una relación con la mente activa del ser humano, y el inconsciente con los conceptos de Yo, Superyo y Ello[1]Su práctica es realizada en, con y para la salud. Está fundada y determinada desde la ética y se encuentra abierta a las actividades interdisciplinarias. Tiene como actitud científica la revisión constante de sus supuestos; como metodología, la investigación del psiquismo humano; como eje, una ética; como objetivo, la salud; y como supuesto, una concepción del hombre que procura el conocimiento, la libertad y la dignidad. Esta nueva ciencia dice que todo lo que tenga a un ser humano como protagonista tiene sentido y trabaja haciendo consciente lo inconsciente.
Según el psicoanálisis, cada hombre debe poder alcanzar el mayor grado posible de libertad, procurando ser dueño de uno mismo, siendo capaz de decidir qué rumbo tomar en su vida y es un ser que se encuentra determinado desde su saber inconsciente, al que debe conocer para conocerse íntegramente.
En la actualidad, existe una psicología psicoanalítica recreada a partir del surgimiento del psicoanálisis, afín con éste, pero no equivalente; cuyo objeto es el estudio del aparato psíquico[2]cómo se origina y se articula, las interrelaciones entre sus instancias y las formas de exteriorización.
Este aparato psíquico se encuentra divido en tres instancias: la conciencia, el preconsciente y el inconsciente.
En primer lugar, la conciencia se halla vinculada a las percepciones de los órganos sensoriales externos, a la información consciente del interior del cuerpo y a las sensaciones, en particular las de placer-displacer. Entonces, las percepciones, las sensaciones y todo lo evocado por la palabra constituyen el sistema de la conciencia.
Por otro lado está el preconsciente, que se caracteriza por todo aquello que no es consciente pero puede serlo con facilidad, es decir, es inconsciente en un momento dado pero es totalmente susceptible de concientizarse.
En tercer lugar, se encuentra el inconsciente, que consiste en procesos que no pueden ser concientizados porque algo –una resistencia– se opone a ello. Allí se encuentran las ideas o experiencias latentes, es decir, que existen pero de manera oculta. Es importante destacar que todo lo que sucede o se aloja en el inconsciente, puede influir en gran forma en cada uno, o hasta determinar ciertas conductas. Aludiendo al inconsciente, Sigmund Freud dijo: "Ahora estamos preparados para suponer que en la vida anímica existen procesos, tendencias, de los que uno no sabe absolutamente nada, no sabe nada desde hace mucho tiempo y aún quizá nunca ha sabido nada."[3]
Esta instancia no se manifiesta directamente, sino que lo hace a través de distintos mecanismos: los actos fallidos, los chistes y los sueños.
Los actos fallidos son los errores u olvidos que generalmente se cometen al hablar: se dice una cosa cuando la intención era decir otra, o incluso lo contrario.
En el caso del chiste, se produce un fenómeno de condensación[4]También se aprecia el proceso de desplazamiento, que consiste en desplazar el significado o la importancia de un objeto inaceptable para la conciencia (reprimido) hacia otro aceptable. Puede haber chistes en los que su gracia no se encuentra en lo expresado, sino en la idea latente, inconsciente que conlleva.
Los sueños son formaciones del inconsciente que se realizan de acuerdo a la condensación y el desplazamiento anteriormente explicados.
Según Freud el sueño es una realización alucinada de un deseo inconscientemente reprimido que consigue abrirse paso hacia la conciencia de forma disfrazada.
Lo anteriormente mencionado es uno de los puntos que Freud sostuvo de manera más persistente a pesar de las críticas que argumentaban que, si el sueño es una realización de deseo, no puede jamás tener contenido angustiante. A esto Freud respondió que si bien a nivel manifiesto algunos sueños presentan rasgos angustiosos, se debe tener en cuenta que no hay que confundirlo con el contenido latente del deseo inconsciente.
Aquel deseo del que se habló y que no es conocido para el soñante, se denomina contenido latente del sueño, que ha sido transformado por los mecanismos del trabajo onírico y al que sólo se accederá luego de la interpretación del sueño. Su elemento más intenso es la moción pulsional[5]reprimida que se ha procurado una expresión, aunque mitigada y disfrazada. Por otro lado, el sueño recordado, aquello que se puede "contar", es el llamado contenido manifiesto del sueño. Puede ocurrir que "un elemento manifiesto pueda subrogar a varios latentes, o uno latente puede estar sustituido por varios manifiestos."[6]
Se ha dicho que el sueño es la realización alucinada de un deseo inconscientemente reprimido, pero debe aclararse que aún tiene otra función, y es la de preservar el dormir del sujeto.
A partir de los sueños infantiles –en que el contenido latente no ha sido censurado y por lo tanto la realización del deseo es observable directamente en el contenido manifiesto- Freud concluyó que el sueño es el guardián del reposo, en el sentido de que la realización fantaseada permite a la persona seguir durmiendo ajena a toda perturbación provocada por el deseo.
Sin embargo, lo olvidado, aquello desconocido para la conciencia, implica algo chocante, repugnante, inaceptable para el sujeto. El sólo recuerdo produciría temor, dolor, vergüenza, displacer para sus exigencias morales; y es justamente por eso que se le olvidó, es decir, no permaneció consciente o no pudo acceder a la consciencia. Aquella fuerza psíquica que se opone a la satisfacción de la tendencia inaceptable para las exigencias del sujeto es conocida como represión.
Es el trabajo del sueño quien logra que los deseos reprimidos permanezcan inconscientes y que el contenido manifiesto llegue a nuestra consciencia de manera deformada y disfrazada: lo censura. Esta deformación es la que hace al sueño extraño e incomprensible al propio sujeto, y la que participa en la resistencia.
La censura representa la instancia moral del sujeto, lo que a su conciencia le parece reprensible, indecente o repugnante. Es a ella a quien ha de atribuirse una cuota de participación en la desfiguración onírica y "sólo ha alcanzado su meta cuando logró hacer inhallable el camino de regreso de la alusión a lo genuino"[7]
Ésta adopta varias formas que se agrupan en diversas categorías. Por un lado se encuentra la omisión/atenuación por la cual se elimina el material problemático y su cadena asociativa; las modificaciones como las insinuaciones, alusiones y elipsis, que son variantes de la atenuación y en el sueño los detalles minimizados pueden ser muy relevantes a nivel inconsciente. Por otro lado se encuentra la simbolización: los elementos latentes se expresan de forma simbólica. Es importante aclarar que los símbolos suelen parecerse tanto física como funcionalmente al objeto que simbolizan. La dramatización es otra función que cumple la censura, y consiste en la representación gráfica de una palabra; la revisión secundaria o elaboración, por la cual el sueño aparece más agradable y deja a lo censurable desdibujado y olvidado; y por último, el trabajo de elaboración del sueño, que se relaciona con la satisfacción del deseo y consiste en pasar el deseo inconsciente al contenido manifiesto mediante las operaciones anteriormente señaladas.
El trabajo del sueño tiene tres operaciones básicas para lograr que el deseo permanezca en su condición de inconsciente. La primera es la condensación (también producto de la censura) y puede producirse porque ciertos elementos latentes se omiten; porque de muchos complejos del sueño latente sólo una parte se traspasa al manifiesto; o bien porque varios elementos latentes tienen algo en común y son fundidos en una nueva unidad.
La segunda operación es el desplazamiento, que al igual que la condensación también es obra de la censura onírica, y tiene dos exteriorizaciones: la primera consiste en un elemento que no es sustituido por un componente propio, sino por algo más alejado, una alusión; y la segunda, en que el acento psíquico se traspasa de un elemento importante a otro sin importancia.
Por último, la tercera operación del trabajo onírico, que es quizás la más interesante desde el punto de vista psicológico, consiste en la trasposición de pensamientos en imágenes visuales. Esta pieza del trabajo del sueño es la segunda entre sus rasgos más constantes y se la conoce como figuración plástica de palabras.
A pesar de que el trabajo del sueño se encargue de transformar pensamientos en imágenes, el sueño se sirve de sucesos del día o los días anteriores para formarse. A esto Freud lo llamó "restos diurnos" y los separó de los pensamientos oníricos latentes, designando con este último a todo lo que se averigua a raíz de la interpretación del sueño. Los restos diurnos solamente son una parte de ellos, entre los cuales aparece disfrazado el deseo inconsciente.
Resumiendo lo visto hasta ahora, los deseos que pretenden perturbar al soñante no son conocidos y por este motivo tienen un carácter inconsciente, que sólo llegará a conocerse luego de una interpretación del sueño.
La misma se concibe como el reverso del trabajo del sueño. Interpretar un sueño consiste en desplegar mediante la asociación libre el contenido latente a partir del contenido manifiesto y se debe indicar cómo en la vida anímica del soñante este último se convirtió en el primero.
La técnica que el psicoanálisis emplea para interpretar los sueños se llama asociación libre. Ésta consiste en expresar todos los sentimientos, pensamientos, fantasías y producciones mentales en general, según vayan surgiendo en la cabeza y sentimientos sin exclusiones o restricciones algunas, a pesar de que contra ellas se eleve alguna de las cuatro objeciones, a saber: que es demasiado trivial; demasiado disparatada; que no viene al caso; o que es demasiado penosa para comunicarla. Este procedimiento permite hacer consciente lo inconsciente, porque en el discurrir de la asociación libre, aflorarán las formaciones del inconsciente que el analista podrá interpretar.
Es importante tener en cuenta que el aspecto exterior del sueño, su relato y presentación para el paciente o para el analista, por muy extraño o inusual que parezca, no debe ser objeto de preocupación.
También debe aclararse que las asociaciones no son todavía el pensamiento onírico latente. Éstas aportan puntualizaciones, transiciones, conexiones que el intelecto del paciente debió producir mientras se iba aproximando a los pensamientos oníricos. Es frecuente que la asociación se detenga delante de los pensamientos oníricos genuinos, y es aquí donde interviene el analista completando las indicaciones y extrayendo conclusiones irrefutables.
Sin embargo, los pacientes suelen utilizar una variedad de maniobras conscientes e inconscientes para manejar su propia ansiedad y conflicto, y para evadir su trabajo terapéutico de asociación libre, conocidas como resistencias.
Esto último es más evidente cuando se intenta interpretar un sueño propio: uno nota que algo opone dificultades al trabajo, no todas las ocurrencias se toleran. Es aquí donde surgen las objeciones mencionadas más arriba. Pero estas objeciones críticas nunca tienen razón y las ocurrencias que querían sofocarse, terminan revelándose como las más importantes, las decisivas para descubrir lo inconsciente.
Cuando la resistencia es escasa el sustituto no está muy alejado de lo inconsciente; pero una resistencia mayor conlleva mayores desfiguraciones, y, por lo tanto, una distancia mayor desde el sustituto hasta lo genuino. También cuanto más larga y sinuosa es la cadena de asociaciones, se observa una gran resistencia.
Una vez superadas las dificultades que opone la resistencia, "no hay duda de que mediante nuestra técnica hemos obtenido aquello que es sustituido por el sueño y en lo cual ha de hallarse su valor psíquico, pero, al mismo tiempo, algo que ya no muestra las propiedades extrañas del sueño, su ajenidad y confusión."[8]
Conclusión
Luego de un extenso trabajo de investigación, se ha llegado a ratificar la hipótesis planteada en la introducción: la interpretación de los sueños lleva a un mejor conocimiento del inconsciente, y, por lo tanto, a un mayor crecimiento personal.
A lo largo del desarrollo se ha podido observar esto al decir que el inconsciente se manifiesta de diversas formas, entre ellas, los sueños. También se ha dicho que el llamado trabajo del sueño es responsable de que el contenido latente permanezca inconsciente, y que sólo llegará a conocerse luego de una interpretación del mismo. El procedimiento utilizado para lograr la interpretación –asociación libre- permite hacer consciente lo inconsciente; y es así como trabaja el psicoanálisis para procurar el conocimiento y desarrollo personal: develando lo que se oculta detrás del velo de la conciencia.
Refiriéndose al tema, Sigmund Freud dijo: "Sólo queremos apuntar que hemos obtenido nuevas pruebas a favor de la existencia de actos anímicos inconscientes- los pensamientos oníricos latentes son eso-, y que la interpretación del sueño nos promete un acceso insospechadamente amplio al conocimiento de la vida anímica inconsciente"[9]
Sin embargo, teniendo en cuenta el concepto de resistencia, surge la siguiente cuestión: si la gente emplea estas técnicas para no llegar a revelar su propio inconsciente, ¿realmente quieren tener noción absoluta de su condición de humanos constituidos por la conciencia, el preconsciente y el inconsciente?
Bibliografía
Freiría, Jorge Eduardo; "Psicología Básica"; Editorial Biblós; Buenos Aires, 1999.
Freud, Sigmund; "Conferencias de Introducción al Psicoanálisis"; en apuntes UBA; código 50-1-12
Freud, Sigmund; "Nuevas Conferencias de Introducción al Psicoanálisis"; en apuntes UBA; código 50-50
Masotta, Oscar; "Lecciones de Introducción al Psicoanálisis"; Editorial Gedisa*
http://es.wikipedia.org/wiki/Chiste 3/10/2009
http://es.wikipedia.org/wiki/Escuelas_psicol%C3%B3gicas 28/9/2009
http://es.wikipedia.org/wiki/Escuelas_psicol%C3%B3gicas Humanismo 28/9/2009
http://psicologia.costasur.com/es/pulsion.html 24/10/2009
http://sobreconceptos.com/index.php?s=inconsciente 3/10/2009
http://www.apsique.com/wiki/PersKlepp 28/9/2009
http://www.e-torredebabel.com/Uned-Parla/Asignaturas/IntroduccionPsicologia/ResumenManual-Capitulo3.htm 12/10/2009
http://www.monografias.com/trabajos12/psicol/psicol.shtml 28/9/2009
http://www.uaq.mx/psicologia/lamision/universitarios12.html 28/9/2009
Ruíz Sánchez, Juan José; "Trabajando los sueños, interpretaciones en psicoterapia"; en http://www.avizora.com/publicaciones/psicologia/textos/0116_trabajando_suenos.htm 12/6/2009
Autor:
Constanza Ilarraz
2do Polimodal, 9 de Noviembre de 2009
Instituto Privado San Luis.
Metodología de la Investigación.
[1] Yo: consiste en la identidad consciente del individuo y su relación con el mundo exterior. Superyo: es el aspecto moral y judicial de la psiquis porque reúne las exigencias y las normas sociales. Ello: es la parte más oscura e inaccesible de nuestra personalidad, por lo que su conocimiento se obtiene indirectamente por el estudio de los sueños y de los síntomas neuróticos.
[2] Con esta expresión, Freud se refiere a la mente humana; utiliza la palabra "aparato" para subrayar la capacidad que tiene la mente para la transformación de la energía psíquica, y la existencia de partes o instancias que modulan y controlan los recorridos de dicha energía.
[3] Freud, Sigmund; Conferencias de introducción al psicoanálisis, 9na conferencia "la censura onírica", pág. 135.
[4] Consiste en la fusión de dos o más palabras o imágenes en una sola, adquiriendo el todo características de cada una de las partes.
[5] El psicoanálisis define como pulsión a aquella energía psíquica profunda que dirige u orienta el comportamiento de una persona hacia un fin. Esta energía se descargaría una vez conseguido ese fin.
[6] Freud, Sigmund; Conferencias de introducción al psicoanálisis, 9na conferencia "la censura onírica", pág. 113
[7] Freud, Sigmund; Conferencias de introducción al Psicoanálisis, 11ra conferencia "El trabajo del sueño", pág. 159
[8] Freud, Sigmund; "Nuevas Conferencias De Introducción al Psicoanálisis", 29na Conferencia "Revisión de la doctrina de los sueños"; Pág. 12
[9] Freud, Sigmund; "Conferencias de Introducción al Psicoanálisis"; 11ra Conferencia, "El trabajo del sueño"; pág. 169
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