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Debilidades de la ortografía en la actualidad

Enviado por Oswaldo Marta


Monografía destacada

    1. Introducción
    2. El buen escribir
    3. La escuela
    4. Las redes sociales e Internet
    5. Conclusión
    6. Fuentes consultadas:

     

    Introducción

    El presente ensayo es producto de una investigación que intenta dar con las posibles causas que originan la debilidad y dificultad para el correcto uso de las reglas y convenciones ortográficas actualmente en la lengua española.

    Al comenzar esta investigación lo primero que pudimos comprobar es la cantidad de estudios independientes, opiniones de expertos y datos estadísticos que versan sobre este aspecto, y en casi todos existe un tema recurrente: Preocupación por la cantidad de errores ortográficos que cometen los usuarios de las redes sociales. Usuarios que, en su mayoría, son estudiantes de educación (primaria, secundaria y superior); aunque no escapan de esta situación muchos profesionales de casi todas las áreas –incluyendo periodistas y profesores–, pero en su mayoría son profesionales ligados al deporte y el espectáculo.

    Surgen entonces algunos interrogantes: ¿Qué origina la mala ortografía en los escribientes de la lengua española?, ¿será el uso de las redes sociales (Twitter, SMS, Facebook, WhatsApp, Hangouts y otras similares) que, por la brevedad y rapidez con que se transmiten los mensajes, induce –sobre todo a nuestros jóvenes– a escribir dichos mensajes “como salgan”?, o, por el contrario, ¿será el problema más profundo y necesitaría una mirada más amplia, más profunda, en perspectiva, introspectiva y retrospectiva? En este contexto podríamos incluso hacernos una pregunta más: ¿Qué tan importante es la ortografía para nuestra vida?

    El buen escribir

    La ortografía (del latín orthographia y del griego ) no es más que el conjunto de normas y reglas que nos imponemos para escribir correctamente las palabras y letras que componen nuestro lenguaje.

    Estos principios y normas comenzaron a establecerse en el año 1727[1], poco tiempo después de crearse la Real Academia de la Lengua Española (1713).

    Pero las dificultades para poder escribir correctamente lo que hablamos –nuestro tema de investigación–, comenzaron casi desde el mismo momento en que se produjo la primera gramática de la lengua hispana.

    Antonio de Nebrija, autor de la Gramática castellana (1492), ya proponía en su libro primero que “tenemos de escribir como pronunciamos, y pronunciar como escribimos, porque en otra manera en vano fueron halladas las letras”.[2] Este enunciado lo presentó como concepto de la ortografía fonética española[3] que acompañó su gramática, y luego lo repitió en el texto Reglas de ortographia de la lengua castellana (1517).[4]

    Vemos pues que, ya en aquella oportunidad, los primeros gramáticos vislumbraban la dificultad que representa tener una lengua con grafemas que no siempre responden a un fonema y, a la vez, tener fonemas que no siempre pueden ser representados con un único grafema. Proponían una gramática, y por añadidura, una ortografía, ajustada a los fonemas.

    No obstante, las cosas no son tan simples como aquellos señores creían (Gonzalo Correas primero, Andrés Bello luego y algunos otros connotados estudiosos de la lengua castellana posteriores a ellos), ya que, por distintas causas, nuestra lengua tiene aportes de otras lenguas, y una ortografía basada únicamente en la fonética no le hacía justicia a la cantidad de voces, vocablos y giros que nuestra lengua castellana (española) ha sufrido desde tiempos remotos, y ponía en riesgo –hecho que se ha podido comprobar luego– la integridad de la lengua. Por tanto, la visión etimológica se impuso a la fonética, y desde 1815, por decisión de la Real Academia de la Lengua Española, dejó de considerarse tal posibilidad.[5]

    Y cabe preguntarse entonces, ¿Los problemas ortográficos que discutían estos señores hace más de quinientos años… habrán desaparecido? Pues al parecer, por todos los comentarios, reportajes, entrevistas y “posts” publicados en Internet, no.

    Es más, hay opiniones –bastante agoreras, por cierto– que alertan sobre la posibilidad de que, si no se hace nada para mejorar la mala escritura, la lengua española puede verse seriamente amenazada. No es cualquier cosa lo que se plantea.

    Sin embargo, preferimos apoyar la opinión de los que argumentan que esto es solo una exageración. Lo que sí consideramos firmemente es que la gramática garantiza integralidad (integridad), cohesión, unidad. Y la ortografía permite a esa gramática su adecuación y permanencia.

    Entonces, ¿por qué se presenta este empobrecimiento de la ortografía?

    La escuela

    La ortografía correctiva ha sido el método más utilizado por décadas para instruir a los estudiantes sobre el correcto uso de la escritura.

    La metodología implementada casi siempre es la misma: El maestro o profesor dicta unos párrafos que los alumnos deben copiar en sus cuadernos; utiliza las inflexiones adecuadas, anuncia los signos ortográficos para dividir las oraciones y párrafos (comas, puntos [seguido, aparte, final], puntos y comas, dos puntos, comillas, paréntesis, etc.) y recibe el material escrito por los estudiantes para su corrección (normalmente se utiliza la pizarra o pizarrón para tal fin). Sin embargo, a pesar de que esta práctica se repite incesantemente, los resultados son pobres, cuando se revisan los apuntes y trabajos de estos estudiantes.

    Podemos inferir entonces que el método correctivo parece ser insuficiente. Incluso, cada vez son más los profesionales que desaconsejan su uso por considerarlo poco pedagógico.

    Hoy se habla de ortografía preventiva. Es decir, anticipar las posibles dificultades que se originan en la escritura y trabajar en las soluciones que minimicen los errores.

    Dificultades que, por cierto, no siempre nacen en la escuela, pero que lamentablemente se agudizan en ella.

    Psicólogos y didactas coinciden en la propuesta de erradicar de una vez por todas el uso del dictado tal como se aplica todavía en muchas escuelas hispanoamericanas –sobre todo cuando se leen textos desconocidos para los pequeños estudiantes–, colmado de palabras poco escuchadas por los niños y que, seguramente, contienen consonantes de difícil identificación fonética, que provocarán el inexorable error ortográfico en el niño, dejando en su mente la huella de esa palabra mal escrita que, según afirman, puede costar muchísimo más tiempo en borrarla, del que se empleó en pronunciarla.

    Al respecto citaremos: “Coincidimos plenamente con Esteban Villarejo Mínguez en considerar «tan estéril como inadecuado, presentar a los escolares palabras técnicas o de uso poco frecuente, en lugar de darles ocasión de escribir aquellas otras que naturalmente usan y que habrán de utilizar cuando sean adultos.  La enseñanza de la ortografía –puntualiza Villarejo– se comprenderá que debe versar principalmente sobre el vocabulario usual, tomado en sus dos sentidos de universalidad y frecuencia». (Por universalidad de empleo entiende Villarejo el uso de determinadas palabras por un gran número de sujetos; y por frecuencia de uso, su intervención habitual en el lenguaje espontáneo).”[6]

    Al dictado podría sustituírsele por la proyección de un video cuidadosamente seleccionado (a tal efecto recomendamos leer el trabajo realizado por Carmen Agulló Vives “Consideraciones en torno a la ortografía”, publicado por el Centro Virtual Cervantes, el cual puede ser consultado en la página Web: http://cvc.cervantes.es/literatura/cauce/pdf/cauce03/cauce_03_013.pdf. Arroja resultados interesantes de un experimento pedagógico).

    O pudiera intentarse el ejercicio en el cual alguno de los niños relate un hecho cotidiano (real o imaginario) en el aula y el resto de sus compañeros lo siga en la escritura. Luego se puede pasar a la corrección ortográfica y sintáctica. Seguramente será una experiencia innovadora y, tal vez, con una huella positiva más profunda.

    ¿Y qué decir del hecho por el cual sólo en las clases de lengua se acostumbra a corregir la mala ortografía? Al parecer olvidamos que es a través de nuestro idioma que aprendemos todo lo que se nos enseña en la escuela: geografía, historia, matemáticas o biología. ¿Por qué entonces los maestros o profesores de esas materias no corrigen los errores que encuentran en la lectura de los ejercicios y trabajos ordenados? Allí también radica parte del problema.

    Esta ortografía preventiva –opinamos que se debe ahondar un poco más en la investigación de sus alcances y ensayar su metodología– se apoya en la visión que algunos pedagogos, sociólogos, lingüistas y psicólogos han venido desarrollando a partir de la década de los 60 del siglo pasado, y que ha decantado en dos nuevas disciplinas que intentan dar respuesta sobre estas y otras dificultades en el aprendizaje de la lengua. Estas disciplinas son la sociolingüística y la sociología del lenguaje.

    Bien sabemos que a partir de los aportes de Saussure queda claro que “la lengua es un producto social de la facultad del lenguaje”.[7] Entonces, la sociedad es determinante en el ámbito de la lengua.

    Es recomendable entonces apoyarse en estas novedosas disciplinas, ya que es evidente que algo está fallando en cuanto a las formas y normas de la correcta escritura.

    La sociolingüística es una disciplina relativamente joven. Nace, como ya adelantamos, alrededor de la década de los 60 y comienza su desarrollo en las décadas siguientes.

    Veamos el siguiente extracto: “En 1972 aparecen tres antologías importantísimas para el desarrollo de la disciplina: Directions in Sociolinguistics, Sociolinguistics y Language and Social context; tras esto las grandes figuras de la investigación: W. Labov, R.A. Hudson, A. Fishman, o D.H. Hymes, por citar algunos. En España, también se muestran algunos intereses por relacionar lengua y sociedad. Como antecedentes también podemos hablar de la dialectología y de la geografía lingüística.”[8] Ya es evidente y categórica la importancia de lo social en el lenguaje.

    La sociología del lenguaje también es una disciplina de corta data y aunque pueda parecer que hablamos de lo mismo, no es así. Ambas disciplinas tienen lo social como el principal objeto de estudio en lo que al lenguaje se refiere, pero lo hacen desde perspectivas distintas.

    Para R.A. Hudson, quien se ha dedicado con profundidad a estos aspectos, la sociolingüística es “el estudio del lenguaje en relación con la sociedad”, mientras que la sociología del lenguaje es “el estudio de la sociedad en relación con el lenguaje”.[9]

    Si entonces la lengua, como fenómeno social, es una facultad del lenguaje humano, valdría la pena preguntarse qué están haciendo esos seres humanos encargados de enseñar el uso de la lengua en las instituciones educativas: los maestros y profesores. ¿Están haciendo lo debido? ¿Están poniendo el esfuerzo necesario?

    Emilia Ferreiro, sicóloga, escritora y pedagoga argentina, reconocida profesional que ha revolucionado las técnicas pedagógicas con sus propuestas en el tema de la lectoescritura, opina que “el docente no puede seguir haciendo tareas burocráticas, que debe profesionalizarse, que todos los chicos pueden aprender si tienen un maestro que crea que pueden lograrlo y que la escuela se resiste a los cambios que no genera ella misma.”[10]

    Tratando de sintetizar sus enunciados –que son muchos, pero confluyen en un solo objetivo–, la Dra. Ferreiro nos dice que hay que tratar de que el niño escriba su propio discurso. Que dejemos –los maestros– de darle textos que no le dicen nada. Que indaguemos un poco en su contexto (familiar, social) para, desde ahí, hacerlo sentir capaz de producir sus primeros textos, hallar su propio lenguaje escritural.

    Entonces, ¿dónde radica el problema según estos estudiosos? Todo parece indicar que nace en el hogar y se desarrolla en la escuela.

    Las redes sociales e Internet

    Entonces, ¿por qué existen tantos comentarios y críticas acerca de la mala ortografía en las redes sociales?

    El World Wide Web (WWW), el recurso más popular de Internet, aparece en 1990 y junto al e-mail (correo electrónico), nacido con anterioridad, son dos de las invenciones más revolucionarias y poderosas que nos ha traído el siglo XX. Esta poderosa herramienta de comunicación (Internet) significó la masificación de información de todo tipo. Internet comenzó a ser el mecanismo de transmisión de conocimiento más importante y popular de universidades y academias alrededor del mundo entero. Gracias a sus protocolos y su interconectividad se pueden enviar y recibir fotos, videos, programas y prácticamente cualquier tipo de información que pueda ser digitalizada. Hoy, muchas universidades ofrecen carreras totalmente a distancia (On Line[11]) utilizando los poderosos recursos que Internet ofrece. Es, según opinión de muchos, la democracia perfecta.

    Pero esa libertad conlleva riesgos. Casi inmediatamente después de su popularización, se pudo comprobar que, una vez se conocen los códigos para producir sitios Web, esta metodología puede ser aprovechada por personas o grupos inescrupulosos para perpetrar delitos. Así vimos como surgieron –y siguen apareciendo– páginas fraudulentas que intentan timar a las personas o generar daño. Las primeras incursiones fueron los virus informáticos, generados por verdaderos genios de la informática, creados con el único fin de hacer daño en los equipos donde eran instalados, casi siempre sin el conocimiento del usuario de esos equipos (computadores); luego le han seguido una serie de delitos, cada uno con mayor intensidad al anterior, superándose en creatividad y sofisticación que han servido para la suplantación de identidad (phishing[12]), robo informático, prácticas de pedofilia, redes de prostitución infantil, tráfico de órganos  y de seres humanos, y un largo etcétera de delitos que se fraguan en los oscuros espacios de algunas mentes perniciosas.

    Comprobamos, pues, que Internet sirve también para mostrarnos el feo y oscuro lado de la humanidad.

    Pero, ¿era de esto que queríamos hablar? Directamente no. Pero consideramos que, antes de entrar en el tema que nos ocupa y del cual Internet tiene un porcentaje importante de participación, debíamos poner en contexto lo que ha significado Internet para la humanidad desde el momento en que apareció en nuestras vidas.

    Con Internet llegaron las redes sociales y con las redes sociales la comunicación alcanzó nivel universal. Ya no importa donde vivamos ni a que estrato social pertenezcamos; solo necesitamos tener un perfil (identidad) y una conexión.

    A través de los teléfonos inteligentes (Smart Phones, por su denominación en inglés) esta conectividad se hizo más expedita y menos controlada. Ahora es más difícil saber si nuestros hijos, cuando están en sus habitaciones, hacen los deberes (las tareas) o sencillamente chatean.[13]  Mucho más difícil es saber si tal chateo lo hacen escribiendo correctamente.

    Y eso, lamentablemente, la mayoría de los jóvenes –y no tan jóvenes– parece no estarlo haciendo.

    Cada vez se incrementa la cantidad de personas que se unen al ejercicio de escribir mal. Sustituir unas letras por otras, escribir con desenfado y hasta intencionadamente palabras de manera inapropiada, parece ser la costumbre de nuestros tiempos.

    Pero cabría preguntarse, ¿es intencionada esta actitud?, ¿escriben correctamente los niños y jóvenes en otros espacios sin estos errores? Por ejemplo, a la hora de copiar un dictado o presentar un trabajo escrito al profesor en su colegio, ¿lo presentan limpio de errores ortográficos o no?

    Si esto no es así y se repite la forma de escribir usada en las redes sociales se podría suponer que existe una conexión entre una actividad y la otra. Podría pensarse –y creemos no pecar de especulativos– que se está trasladando un modo de escritura nacido en las redes al resto de las formas de escritura.

    Mas, de acuerdo a lo investigado, esa no parece ser la conclusión de estudiosos y académicos. No existen pruebas concluyentes hasta el momento de que exista una conexión entre la mala escritura en las redes sociales –con su bajo nivel de censura y crítica– y la continuación de esa mala escritura en el salón de clase y en otros escenarios donde la escritura está presente.

    Pedro Luis Barcia, hasta 2013 presidente de la Academia de la Lengua de Argentina y miembro de la Real Academia de la Lengua Española, fue entrevistado en 2012 para conocer su opinión sobre la influencia de las redes sociales en la mala ortografía, ya que era un tema que estaba “en el tapete”. El académico opinaba al respecto que, lo que han hecho las redes sociales, más que contribuir a la mala ortografía, es “desnudar” las deficiencias ortográficas de los hispanoparlantes.

    Este académico no se atrevió a responsabilizar directa y exclusivamente a las redes sociales de este fenómeno. Sin embargo opina que es notable el uso, cada vez más frecuente, de códigos y grafías equívocas en las redes sociales.

    Como experto en materia lingüística, y conocedor de la realidad de la educación en Argentina, opinaba lo siguiente en esa oportunidad:

    La escuela misma ha perdido mucho en su capacidad docente de la ortografía. En la secundaria se enseña Lengua como una asignatura que se corrige (cuando se lo hace) en la hora de lengua. La Lengua es la enseñanza de todas las asignaturas, por lo tanto todos los docentes deberían enseñar Lengua en el momento en que exponen o cuando corrigen las lecciones orales o escritas.

    Recordemos el proceso evolutivo de la corrección ortográfica argentina: se desterró el rojo, por sanguinario; se prefirió el verde ecológico, y ahora el blanco: ausencia de toda corrección. Los maestros no manejan métodos firmes de enseñanza y corrección de la ortografía. No se los han enseñado en los institutos. Un agujero más de su formación docente.[14]

    En esa misma entrevista, la profesora de Lengua Castellana Nelly Rueda, de la Facultad de Lenguas de la Universidad de Córdova, asegura que “Es difícil que entiendan lo importante que es escribir correctamente” –refiriéndose a los estudiantes.[15] Sin embargo cree que la responsabilidad no es de las redes sociales, sino de la falta de políticas educativas y lingüísticas concretas y coherentes. Agrega más adelante:

    Los 160 espacios del celular o los 140 del tuit pueden ser buenos desafíos para la garrulería argentina y para el sabido ingenio nacional. Pero en nuestros muchachos y chicas ambos, en general, brillan por su ausencia, por falta de motivación y cultivo.

    Y esa no es la única reseña que habla del tema en estos términos. Hallamos la opinión del recientemente fallecido periodista, escritor, novelista y crítico literario colombiano óscar Collazos (1942–2015), publicada en su Prodavinci.com.[16] Allí menciona lo siguiente:

    La queja no viene solamente de los docentes de educación media y superior. Cualquier persona acostumbrada al uso escrito del idioma se escandaliza de las incorrecciones en que incurren sistemáticamente los jóvenes universitarios cuando escriben “ensayos” o presentan breves excusas por su ausencia en clases.

    Soy pesimista sin ser apocalíptico. Si se da el salto de la enseñanza secundaria a la universitaria sin haber aprendido a escribir con un poco de corrección y a ordenar las palabras para expresar conceptos coherentemente, la mitad de la causa está perdida. La otra mitad es esperanzadora, como la alfabetización nocturna para adultos. Pero esa no es la prioridad de muchos jóvenes que estudian y no aprendieron a redactar.

    Opinamos, reforzados por la opinión de Collazo y los precitados especialistas, que existe también responsabilidad por parte del individuo. El niño o joven debe interesarse en conocer las reglas ortográficas que rigen la lengua que habla, lee y escribe.

    Pero cuando ese niño o joven muestra su precariedad al escribir, ahí debe estar el maestro o profesor, quien, en teoría, cuenta con las herramientas (didácticas, pedagógicas, de conocimientos) para corregir estas incorrecciones al momento, y contribuir a la comprensión de las leyes o reglas que dictan cómo y porqué deben escribirse esas palabras oportunamente observadas.

    Bien dijo el escritor colombiano, premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, cuando le preguntaron sobre la mala ortografía en la redes sociales “Lo importante de escribir bien en Internet, es escribir bien.”[17]

    ¿Queremos más evidencia? “Todavía se recuerda el cartel de campaña que publicó el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) andaluz en Tuenti, que dio la vuelta por las redes sociales. Todo, por culpa, o gracias, a una ‘j’ en lugar de una ‘g’. El eslogan con la falta de ortografía fue descubierto por un estudiante de medicina, Pedro R. V. Llorente (@llorente_r). Al entrar en su perfil de Tuenti le “asaltó” un banner de publicidad del partido. El joven estuvo rápido e hizo un pantallazo con la prueba del delito, y lo difundió por Twitter:

    ‘Elije el camino hacia tus derechos’ Y yo que habría jurado que elije es con ‘g’ XXD #confuso’.”[18]

    Por tanto, no creemos que haya sido el uso desmedido de las redes sociales el que haya provocado el “tamaño error” cometido por los publicistas del PSOE. Creemos que los problemas de ortografía son realmente una “calamidad social” y debemos hacer algo por ello.

     

    Conclusión

    Somos de la opinión de que no debemos “satanizar” las redes sociales por la cantidad de errores ortográficos que observamos a diario. Si tienen alguna responsabilidad –cosa que no descartamos a priori–, ésta no es su exclusividad. Nos atrevemos a ir más allá, opinamos que su porcentaje puede ser incluso menor del que se le puede atribuir al descuido o laxitud en el uso de métodos de enseñanza eficaces en  nuestras instituciones educativas.

    Volvamos la mirada hacia el hogar, al entorno social, a la escuela; aprendamos de las exitosas experiencias implementadas por pedagogos tan comprometidos con la enseñanza como Paulo Freire y Emilia Ferreiro –por citar dos solamente. Provoquemos en nuestros alumnos el interés por la lectura –pero de forma natural, espontánea; que sientan que sale de ellos ese interés, aunque esté inducido por nosotros–; que de leer bien, seguramente, se aprende a escribir bien.

     

     

     

    Autor:

    Oswaldo F. Marta Santana

    C.I. N°: 4886995, 1er. Semestre de Lengua y Literatura, Curso #6, UPEL-IMPM

     

    Fuentes consultadas:

    https://www.youtube.com/watch?v=dtrqbl4EW3g&ebc=ANyPxKrNGv9a2Ci0eb75r_eomsTxGGHrBMf5XDtnm4-cjQxJSfE-pdKGje8ocxSvFWVNAiQohmKcabEqK8yjQ5J4KlRbqsD4eA Ref.: Ling?ista y Dr. en Filosofía José María Gil (Argentina)

    http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:http://www.infobae.com/2013/09/25/1511397-los-diez-problemas-ortografia-mas-comunes-los-jovenes&num=1&strip=0&vwsrc=0 (Argentina)

    http://repositorio.utp.edu.co/dspace/bitstream/11059/1655/1/372632G216.pdf (Colombia)

    http://www.aragonliberal.es/noticias/noticia.asp?notid=64638 (España)

    http://elrinconcitomagicodelalengua.weebly.com/daniel-cassany-la-cocina-de-la-escritura.html (España)

    http://www.otraescuelaesposible.es/entre_emilia_f.htm (España)

    http://comunidad-escolar.pntic.mec.es/740/tribuna.html (España)

    http://cvc.cervantes.es/literatura/cauce/pdf/cauce03/cauce_03_013.pdf (España)

    https://docs.google.com/file/d/0Bycgs6c4IsukaUR6cHMwODVRN0k/edit (España)

    http://blogdesonia.com/2013/04/24/mala-ortografia/ (España)

    https://www.youtube.com/watch?v=iDKeLve9OXs (México)

    http://www.taringa.net/post/info/16474986/La-Moda-en-la-Escritura-Muerte-a-la-buena-Ortografia.html(México)

    http://libretademar.blogspot.com/2011/03/la-mala-ortografia-es-como-el-mal.html (México)

    http://www.oei.es/fomentolectura/leer_escribir_mundo_cambiante_ferreiro.pdf (México)

    http://hoy.com.do/la-mala-ortografia-se-ha-convertido-en-una-enfermedad-en-las-redes-sociales/ (Rep. Dominicana)

    http://www.estampas.com/cocina-y-sabor/150811/cuando-la-mala-ortografia-destruye-un-buen-menu (Venezuela)

    http://www.movilnetmensajesgratis.com/Sms-es-la-causa-de-mala-ortografia.html (Venezuela)

    http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/26319/1/articulo22.pdf (Venezuela)

    https://es.wikipedia.org/wiki/Ortograf%C3%ADa_de_Bello (Wikipedia)

    http://pensemospaisbizarro.blogspot.com/2011/04/las-causas-de-la-mala-ortografia.html

    http://luismiguelgardunohernandez.blogspot.com/2012/01/la-mala-ortografia-en-el-adolescente-de.html

    [1] Wikipedia. Artículo principal: Ortografía del español

    [2] De Nebrija, Antonio (2007). ?Libro primero, en que trata de la ortographia ? Capítulo quinto, de las letras y pronunciaciones de la lengua castellana?. En Asociación Cultural Antonio de Nebrija. Gramática de la lengua castellana. Wikipedia ?Nota 1?.

    [3] Lope Blanch, Juan Miguel (1990). ?Notas sobre los estudios gramaticales en la España del Renacimiento?. Estudios de historia ling?ística hispánica. Madrid: Arco Libros. P. 55 ISBN 978-8476350898. Wikipedia ?Nota 1?.

    [4] Esteve Serrano, Abraham (1982). ?I. Los principios ortográficos?. Estudios de teoría ortográfica del español. Murcia. Universidad de Murcia. pp. 15-105. ISBN 84-86031-14-1. Wikipedia ?Nota 1?.

    [5] Fuente: Wikipedia. Artículo: ?Ortografía de Bello?.

    [6] García, Beatriz Elena y Ramírez Ramírez, Marisol (2010). ?FACTORES SOCIALES QUE INFLUYEN EN EL BUEN O MAL USO DE LA ORTOGRAFíA? (PDF), p. 41. Tesis de Grado. Universidad Tecnológica de Pereira, Facultad de Educación, Pereira.

    [7] García, Beatriz Elena y Ramírez Ramírez, Marisol (2010). ?FACTORES SOCIALES QUE INFLUYEN EN EL BUEN O MAL USO DE LA ORTOGRAFíA? (PDF), p. 12. Tesis de Grado. Universidad Tecnológica de Pereira, Facultad de Educación, Pereira.

    [8] Ib. p.12

    [9] Ib. p.14

    [10] Entrevista por Mariana Otero (Página Web) (2008). http://www.otraescuelaesposible.es/entre_emilia_f.htm

    [11] Término inglés que significa ?En Línea?, usado con frecuencia para indicar que una comunicación se está realizando en tiempo real.

    [12] El término phishing es de origen inglés y se utiliza para referirse a uno de los métodos más utilizados por delincuentes cibernéticos para estafar y obtener información confidencial de forma fraudulenta, como puede ser una contraseña o información detallada sobre tarjetas de crédito u otra información bancaria de la víctima. Fuente: InfoSpyware.

    [13] Chatear es un verbo creado a partir de un anglicismo derivado de la palabra inglesa ?chat?, que significa charla. Fue incorporado a nuestra lengua a través de su uso en Internet y fue aceptado oficialmente por la Real Academia de la Lengua Española.

    [14] Aragón Liberal (2012). ?Causas de mala ortografía según análisis de expertos?. (http://www.aragonliberal.es/noticias/noticia.asp?notid=64638)

    [15] Ibidem.

    [16] Collazos, óscar (2010). ?Ortografía y sociedad sin sintaxis?. (Publicación Digital). http://prodavinci.com/2010/09/24/actualidad/ortografia-y-sociedad-sin-sintaxis

    [17] Leído en http://blogdesonia.com/2013/04/24/mala-ortografia/

    [18] Ibidem,