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Los precursores en la historia de las ciencias

Enviado por gtreboux2002


Partes: 1, 2, 3

    1. Heurística en la Astronomía y en Física (Estática, Dinámica y Cinemática
    2. La historia de las ciencias positivista y la Filosofía de la Historia de las Ciencias de Alexandre Koyré
    3. La actitud mental en el marco de pensamiento organicista
    4. De "Mélanges de Duraciones", a las Heterocronías e Interfases. (El orden en la complejidad

    "Nada ha tenido una influencia más nefasta sobre la historia que la noción de "precursor". Considerar a alguno como "precursor" de algún otro es, muy ciertamente, impedirse comprenderlo" Alexandre Koyrén Introduction a Des Révolutions des Orbes Celestes de Nicolás Copérnico.p.6

    Hay algunos factores constantes en la forma de interpretación de Alexandre Koyré a lo largo de sus Etudes de la Pensée Scientifique, y de sus Etudes de la Pensée Philosophique. Koyré hace un esfuerzo por mantenerse dentro del sistema de ideas de cada filósofo y científico estudiado. Ese esfuerzo sostenido por analizar las ideas de sus autores dentro de los marcos de pensamiento que animan a cada uno de ellos, antes de realizar una exploración más profunda desde puntos de vista comparativos, o de trazar una fenomenología de las distinciones, diferencias y diferimentos, o de trazar cuadros epocales o contraponiendo los distintos sistemas de ideas unos con otros. Ese es el momento empático. En cierta forma, hay alguna economía en la técnica historiográfica, cierta compleja simplicidad, aunque no sencillez. Sus análisis y perspectivas de monografista se despliegan adentrándose en las obras de antiguos, clásicos y modernos, de contemporáneos, para comprender y exponer, desde el interior mismo cada sistema de ideas que ha recorrido.

    Solamente después de haber ingresado en el interior de cada sistema de ideas y ha realizado una recomposición de las relaciones entre Ciencias y Filosofía teniendo a la vista otras historias, como las de Crombie y Duhem, Koyré abandona casi podríamos decir que parece olvidar las monografías, y se sitúa en un conjunto epocal más amplio, en sus tesis panorámicas de El mundo cerrado al Universo Infinito. Las influencias cercanas y lejanas en el tiempo reacomodan –diríamos con Jean Piaget– sus ontologías, sus materialismos, y la conservación de sus significados.

    En la compleja simplicidad koyreana aparecen dos criterios complementarios: en un lado su insistencia en dejar hablar a los filósofos y científicos a través de sus propias obras, sobreabundando en largos comentarios a pie de página en lenguas de uso antiguo como latín y griego, tanto como en inglés, francés, alemán e italiano. Estilísticamente, el recurso de temporalización que proveen las lenguas es extraordinario, tanto para los hermeneutas como para los efectos ambientales de un historiador que quiere inducir al lector a vivir (en) el pasado. La reconstrucción de dibujos con los datos originales, acaso indujeron a los historiadores experimentales de las ciencias a reconstruir los laboratorios de Galileo, Pascal y Targaglia. 1 Por otro lado Koyré recusa sistemáticamente el empleo indeterminado y abusivo de la noción de "precursores". Y logró renovar la crítica historiográfica en este campo.

    Antes de los trabajos de Koyré, el empleo de la noción de "precursor" resultaba un lugar común de la narrativa, que a fuerza de indeterminación de su uso, no dejaba ver la diversidad de matices que podía derivarse en ese concepto. Que podía establecer conectivas donde había hiatos, esperas, bifurcaciones, olvidos, metamorfosis, y quizás también nada y vacío. Si el concepto de precursor era un puente, al naturalizarse el paisaje olvidábamos el río. Después de Koyré, Georges Canguillhem, y en un estudio más reciente, Helgue Kragh 2 han resumido las variantes de ese concepto en la Historia de las Ciencias. Pero fue Koyré quien advirtió que, detrás de un uso conceptual descuidado, se perdían posiciones interpretativas especialmente en torno a las imágenes del tiempo histórico, que son como veremos, muchas.3

    Una de las imágenes del tiempo histórico es progresiva-lineal. Y relacionar en las ciencias los descubrimientos o aportes en la investigación de filósofos y científicos mediante el recurso de los precursores, es conducir la narración al relato progresivo y lineal, siguiendo el decurso pasado-presente-futuro. Ya Auguste Comte sabía que así no se podía entender el desarrollo del espíritu positivo .Incluso el propio Auguste Comte se asignaba un precursor, en el "ilustre y desafortunado Concorcet"4 . Pero las ciencias en particular, como la Física, han tenido historiadores que han tomado dos criterios narrativos combinados: eliminar la metafísica (y con ella muy buena parte de la filosofía) del relato histórico, y luego ensamblar teleológicamente a los precursores que "anticiparan" las líneas de investigación.

    Una Historia de la Física de esas características es la de Desiderio Papp. Allí leemos "el legado de los precursores" que había influido en el joven estudiante Galileo Galilei. Leemos también de un "gran precursor, Guillermo Gilbert" y de –en torno al siglo XVII, "un genial precursor del siglo venidero: Daniel Bernouilli.5 En efecto, la Historia de la Física de Desiderio Papp se aleja proporcionalmente de la Filosofía tanto como se acerca a la Tecnología. Es evidente que el tratamiento teórico que Desiderio Papp realiza de Newton es mucho menos filosófico que el de Koyré en Newtonian Studies. En cambio, no se podría decir que The Astronomical Revlutin es un estudio menos físico-Matemático y Astronómico que la Historia de la Física de Desiderio Papp. ¿En qué difieren entonces? Papp apenas si retrocede del siglo XVII. La Física comienza realmente con Galileo. Y desde allí su recorrido es cronológico: cuantos más siglos pasan más aumenta la capacidad explicativa de la Física. Y con el uso de instrumentos, hay una segunda naturaleza, una ontología tecnológica nueva que se torna indiscernible de los niveles fenoménicos observables y determinables experimentalmente. Y no hay –aparentemente- saltos en la continuidad paralela del orden de los acontecimientos y el orden de los descubrimientos.

    Pero, si Desiderio Papp escribe una ciencia continuista y en progreso, en cambio, expulsa la filosofía y la metafísica del mundo. Alexandre Koyré, que recurre a Arquímedes y Zenón aún cuando se refiera a Galileo y Descartes, o al platonismo místico cuando explica a Kepler, o al teólogo Brawardine cuando habla de Newton, desacomoda en cambio todos los presente históricos que la cronología de Desiderio Papp deja en estado de sucesión narrativa. Pero Papp utiliza su término clave: los precursores para una historia evolutiva lineal. Como los planetas que periódicamente retrogradan, en cambio, Koyré combina una evolución lineal con una evolución circular, con ciertos retornos parciales.

    ¿Se trata de un efecto de la narración, escribir en una clave verbal de futuro anterior?6¿O es acaso una ficción, una filosofía del como sí, inherente al historiador que decide metodológicamente situarse en la antinomia? ¿Tiene la misma significación Aristóteles leído por sus contemporáneos que Aristóteles leído por Simplicio? ¿Tiene sentido referirse a los contemporáneos del pasado? Todas estas preguntas no representan dificultad alguna para una Historia de la Física como la de Desiderio Papp: son preguntas filosóficas, no la manera de interrogar de un físico. Y es que entrañan niveles fenomenológicos de muchos materialismos. Además son preguntas de fundamento, suponiendo que hubiera algunos que fueran algo más que la duración contingente de ciertas premisas. Pero Desiderio Papp hace deslizar el sentido sobre los hombres de ciencia, hace teleología, trae al presente el efecto resultante de las técnicas y las teorías. No piensa empáticamente, no se sitúa como quieren los fenomenólogos, en la conciencia, en el espíritu de Kepler o de Newton, narra siempre desde el exterior. No hay ninguna Psicología en la Historia de la Física de Desiderio Papp, en cambio en Koyré pueden encontrarse muchas. No hay exámen de las teorías del conocimiento en el –con todo erudito- libro de D. Papp.

    En cambio, en Koyré constantemente hay un ambiente de análisis de teorías del conocimiento, como una música de fondo. Desiderio Papp es fuertemente experimentalista, no admite ningún platonismo en Galileo. Escribe al modo continuista y positivista. Se trata de las antípodas estilísticas y metodológicas con las que trabajaba Koyré. Sin embargo, hay que decir también que, aún más allá de hacer una apreciación dialéctica, Alexandre Koyré necesitaba ese tipo de versiones del pensamiento científico, y más aún, para comprender mejor la crítica a la noción de "precursores", es conveniente leer literatura científica como la de D. Papp. –escrita hacia 1945- para advertir la evolución de la filosofía de las ciencias que se ha producido luego de que Koyré, y también Gastón Bachelard, cambiaran el marco de pensamiento, la actitud mental de los historiadores de las ciencias. Koyré se entiende mucho más en relación a Pierre Duhem el físico teórico de la termodinámica que escribió diez tomos de una historia de las ciencias de los sistemas cosmológicos.

    Pero Desiderio Papp es uno de los típicos historiadores de la Física que prescinden de las ontologías y las filosofías naturales. No podemos reprochar esta actitud, que es válida, sino advertir los cambios historiográficos. Actualmente (porque también debemos asignarle sentido a esta especial manera de percibir) los historiadores de las ciencias son también filósofos, y algunos con formación especializada en ciencias particulares, pero todos ellos conocen libros como el de Papp y críticas como las de Koyré. Y tanto Helge Kragh en Dinamarca, Gérard Jorlan en Francia como Jean Françoise Stoffel en Bélgica; Guillermo Boido en la Argentina y José Manuel Sánchez Ron en España, han asimilado la relativa vigencia del positivismo como de la crítica de Koyré en los últimos años.

    No leer ninguna filosofía como precursora de alguna otra. ¿Por qué? Para evitar la deriva teleológica del sentido. Para evitar la clarividencia implícita de las teorías destinadas a encontrar sus sucesores. Par evitar asignar influencias construidas ad hoc en las reconstrucciones racionales. Pero, en particular, para situarse en un modo de comprensión más bien inmanente, y no trascendente: como las monografías y ensayos, la unidad de análisis y selección propendía a un sistema cuasi-monadológico.

    Al estudiar a Valentín Weigel, un místico protestante del siglo XVI, y encontrar algunas analogías en su filosofía con algunas temáticas epistemológicas de la Crítica de Kant, Koyré dice: "Queremos ensayar un estudio de las doctrinas de Weigel en función y a la luz de sus maestros y de sus derivaciones, y no a la luz de sus sucesores lejanos", contra el hábito de "considerar a Weigel como un precursor de la filosofía idealista alemana"7.

    En su trabajo de presentación del primer libro de Nicolás Copérnico, "Des révolutions des orbres celestes", también hace distinciones del mismo tono: "la primera precaución a tomar es la de no ver en Nicolás Copérnico un precursor de Galileo y Kepler, y de no interpretarlo a través de ellos (p.6). En "Science de la Renaissance", publicado en la compilación de René Taton, "La Sience Moderne", leemos: "Nicolás de Cusa no es precursor de Copérnico" (p.54) Si bien no pudo evitar una reacomodación de los precursores, puesto que a éstos los elegimos libremente en gran medida, en una sorprendente actitud anacrónica y hasta postmodernista8, Koyré dejó en cuestión los eslabonamientos con que se habían presentado las historias de las ciencias que habían relegado a la metafísica a la pre-historia del conocimiento humano, y retenido en cambio a las ciencias particulares (paradigma institucional y pragmático), desplazando la Filosofía Natural que todavía para Auguste Comte era muy semejante a la Filosofía del Espíritu Positivo.9 Alexandre Koyré, en torno a los ancestros y precursores, como advirtieron Kragh y Jorland, no puede evitar el recurso a este concepto-llave, una conectiva cuasi-causal diseñada especialmente para reconstrucciones históricas. Y es, muy probablemente por esta proximidad de explicación cuasi-causal lo que produce su mayor potencial explicativo.

    ¿Cómo modificar la impresión de que los precursores no significan causalidad material? Podríamos recurrir a una imagen fisicalista, diciendo que la fuerza impelida a un móvil se transmite al chocar éste con otro, y a otro más. Pero la conservación de la cantidad de fuerza se modifica por el rozamiento. Tal cosa acontecería con el concepto de precursores, y la conservación del significado, por así decirlo, se modifica por el transcurso del tiempo y por las distorsiones de la transmisión del significado. Así, en cierta forma. Weigel no era kantiano antes de Kant, ni Hiparco, copernicano antes de Copérnico. Pero las cosas acontecen como si los precursores fueran antecedentes lógicos e históricos a la vez. Y el acuerdo entre lógica e historia no suele producirse más que por tramos, momentos, circunstancias epocales. Además, Koyré también emplea el concepto, pero con una resultante sorprendente. Arquímedes fue precursor de Galileo, nos dice en los Estudios Galileanos10 Precisamente para que podamos advertir que, a pesar de los dieciocho siglos transcurridos para una historia internalista, en términos lógicos esos dieciocho siglos atraviesan, sencillamente, una nada de tiempo internalista. ¿Cómo pueden existir dieciocho siglos para una forma de la historia, y un "ayer nomás" para otra forma de la historia? La contraposición del tiempo calendárico y el tiempo lógico es el resultado directo de la existencia de la Historia de las Ciencias. Koyré se dio cuenta de esta situación precedido parcialmente por Engels, Hegel y Dilthey, y en menor medida, por Auguste Comte, aunque su sistema de Filosofía del Espíritu Positivo lo hubiera llevado, quizás, a la misma concepción epistemológica, a la misma concepción filosófica de la historia de las ciencias. Para ello, si ya en Comte se hallaban los esquemas formales básicos de lo que luego se haría evidente para Engels en la Dialéctica de la Naturaleza, de 1890, y mucho más aún para el joven Koyré que lee a Jacob Boheme y estudia la teoría de conjuntos de Rusell, entonces, si esos esquemas formales de Comte sólo necesitaban evolucionar para llegar a Koyré, nos preguntamos aquí qué es lo que hace que los esquemas lógicos se relacionen con el tiempo, o también, como se temporalizan los esquemas lógicos.

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