Las telenovelas argentinas de 1972 a 1992 y los cambios en la sociedad argentina
Enviado por Alejandra La Fontaine
Hipótesis
Observación a los cambios de comportamiento de los "arquetipos" tradicionales de las telenovelas argentinas, de la década del 70 al 90, en base a los diferentes fenómenos políticos, sociales, económicos y culturales que sucedieron en el país.
Objetivo
El objetivo de esta investigación es analizar las telenovelas más exitosas de la historia de la televisión argentina en veinte años para mostrar como cambiaron conforme cambió la sociedad argentina.
Introducción
"Toto, siento que no estamos más en Kansas2"
Con estas palabras, Dorothy le dice a su fiel Toto que las cosas ya no son lo que eran y que han entrado a un mundo nuevo donde las cosas son diferentes. Tales palabras claramente pueden aplicarse a los cambios culturales y sociales que han ocurrido en la Argentina desde la década del 70 hasta la del 90. Basta con ver a un personaje de Francella3, "Enrique el antiguo" para que las generaciones más jóvenes puedan entender los grandes cambios culturales de nuestra Argentina.
Ciertamente no estamos más en Kansas: nuestros usos, costumbres y manera de vivir cambiaron rotundamente desde la década del 70 al 90. Y ha sido la televisión, a mí parecer el medio masivo de comunicación de mayor entrada en todos los sectores sociales la que muestra rotundamente estos cambios. La sociedad argentina cambio, mutó, sufrió una metamorfosis de proporciones bíblicas que la televisión ha reflejado.
Y esos cambios continúan hasta el día de hoy. Del "¡¡¡Con seguridad!!!!"4 de Roberto "Cacho" Fontana al "¡¡¡Dale!!"5 de Iudica, del Noticiero Primera Edición al mediodía de los setenta a los actuales programas de noticias a las 6 de la mañana; del "Argentinísima6" a "Soñando por cantar" 7 y de los recatados besos a boca cerrada de Claudio Levrino y Gabriela Gili8 a los cachetazos de "Amo y Señor"9 hemos recorrido un largo camino… largo ciertamente.
Y justamente este trabajo de investigación demostrará como las telenovelas como género han reflejado estos cambios en la sociedad argentina al punto de redefinir el género y hasta cambiando su premisa a través de esas dos décadas. A través de un estudio de los mayores exponentes del género veremos como a medida que la sociedad argentina cambió, también ha cambiado el género.
Justificación
"Patricia Isabel no está muerta, Patricia Isabel está viva, ¡Patricia Isabel… soy yo!"
La telenovela como género ha sido ridiculizada y vilipendiada infinitas veces como simple entretenimiento para el ama de casa que estaba en su hogar. Reducida a ser el vehículo de escape de mujeres que necesitan huir de su realidad cotidiana con historias muchas veces 6 inverosímiles de pasión y romance y lenguaje que se codea con el ridículo, es objeto de la mofa de la población masculina y por qué no, de mujeres profesionales, que se consideran superadas.
A través de este trabajo quiero demostrar que este género en la Argentina es mucho más que eso y rescatar el verdadero valor del mismo. El éxito de las telenovelas, no solo a nivel nacional sino también a nivel internacional, ya que la producción de telenovelas argentinas es un producto de exportación que ha logrado grandes éxitos en el exterior, muestra que la telenovela ha evolucionado de sus comienzos como objeto de entretenimiento femenino a ser un vehículo para identificar la realidad social, cultural y económica de nuestro país.
Esta evolución ha sido acorde también, con lo sucedido en otros países de América Latina y es por eso que Jaime S. Gómez, en su ensayo Telenovelas from the Rio Grande to the Andes10 define que "…la telenovela latinoamericana, que antes era un evento altamente melodramáticamente ficticio, se ha convertido en un medio para identificar la realidad… "
Esta investigación mostrará que esta evolución ha convertido a la telenovela en una verdadera cápsula del tiempo donde podemos examinar que pensaban, cuáles eran los paradigmas sociales y como percibían la realidad los argentinos de otras épocas. Este es un transitar del melodrama épico de los dobles apellidos y las escaleras de mármol a hablar de temas candentes en nuestra sociedad como la homosexualidad y el HIV.
Lo personal
Soy mujer. Y como soy mujer, me gustan las telenovelas. A mi madre le gustan las telenovelas, a mi abuela le gustaban las telenovelas y seguramente a mis hijas les va a gustar las telenovelas. Las telenovelas nos transportan a otros mundos y hacen volar nuestra imaginación porque soñamos con las historias de amor que se nos presentan en cada una de ellas. Semana tras semana se nos presenta como el galán lucha para lograr el amor imposible de la 7 dama a pesar del o la villana de turno.
Elegí este tema porque creo que somos espectadores y protagonistas de épocas donde la sociedad argentina ha cambiado con una velocidad sorprendente. Nuestros valores, nuestras costumbres, las cosas que nos hacen y nos han definido como argentinos por décadas cambiaron. En 1972 el divorcio era algo de lo cual sólo se hablaba en la farándula y en ciertos círculos muy reservados, mientras que en 1992 ser divorciado no era tabú.
De la misma manera, en la década del 60 hubiera sido impensable tener en una tira televisiva a un personaje que se identificara como homosexual mientras que en 1992 esto tampoco era un tema tabú. La manera que hablamos, en la que pensamos, nuestros miedos, sus sueños, cambiaron radicalmente en 20 años.
Por un lado, ahora tenemos acceso a muchísimas cosas a las cuales no teníamos en la década del setenta. Nadie sabía lo que era el sushi en la década del setenta y nuestro consumo de pescado se limitaba a la milanesa de merluza. El ícono del auto de todos los días era el Siam Di Tella11 que manejaba Rolando Rivas y la gente se hubiera reído de la noción de que un auto japonés algún día iba ser considerado un "fierro". Probablemente, la mayoría de los porteños pensaban que la línea 60 era una magnífica línea de colectivos y que nuestro servicio de transporte público era uno de los mejores del mundo.
Nadie hubiera gritado "¡Violencia de género!" al ver los sonoros cachetazos que Arnaldo André le propinaba a Luisa Kuliok en "Amo y Señor" en 1984. Hoy, el personaje de André no solo estaría preso, sino que estaría escrachado y desgraciado en Facebook y en Twitter. Es más, en nuestro mundo posmoderno, hasta Víctor Hugo Morales denuncia a la ópera "Carmen12" como un execrable ejemplo de mujericidio.
Nuestro vocabulario etílico no incluía las palabras "Malbec" o "Cabernet," ya que el mismo estaba reducido a la botella de tres 8 cuartos del "Toro Viejo13." Santa Teresita y San Clemente eran playas fantásticas, porque jamás habíamos escuchado de lugares como Cancún, Playa del Carmen o Punta Cana.
No teníamos una grilla de 90 canales de cable, ya que nos teníamos que conformar con sólo cuatro. Digo esto ya que muchas veces el canal 2 de La Plata no se podía sintonizar en un día de tormenta; el 7 francamente no tenía nada interesante, y luego solo nos quedaban el 9, el 11, y el 13. Y sin embargo, a pesar de una selección tan aparentemente escasa, el país prácticamente se paralizaba los martes a las 22 para ver Rolando Rivas, taxista. O la gente no veía la hora de llegar a casa los viernes a las 21.30 para no perderse Piel Naranja.
¡Días en los que no existía el video grabador!
Pero al mismo tiempo siento que hemos perdido mucho. No quiero caer en el fenómeno alemán llamado ostalgie14, en el cual los alemanes de la desaparecida Alemania Oriental sienten nostalgia por la forma de vida bajo el régimen comunista donde sus necesidades básicas eran satisfechas por el gigantesco estado de bienestar comunista a pesar de todas sus otras carencias. Teníamos una vida más simple…
¿Éramos más ingenuos? Quizás. Cuentan varias anécdotas que después del trágico final de la telenovela "Piel Naranja"15, donde en vez del tradicional final feliz los protagonistas no pueden consumar su amor y son brutalmente asesinados, que Alberto Migré, el autor de la telenovela, fue increpado varias veces por mujeres televidentes por haber escrito tal trágico final. Como lo describe esta nota de Roberto Maurer: "Tampoco fue convencional el desenlace sangriento, con el marido asesinando a los amantes y suicidándose16. Las masacres sin sobrevivientes entre los protagonistas no son comunes en las telenovelas. "Era un destino trágico que se cumplía, no podían escapar de esa locura que se había desatado", explicó Migré años después. "Ni ella iba a tener tranquilidad, ni ese hombre que estaba totalmente loco los iba a dejar en paz. No fue gratis. En la calle, a Migré le gritaban "asesino", y hasta le tiraron un baldazo desde un balcón. Es el precio que pagan los innovadores. Hoy, los fanáticos del "Sodero de mi vida" le habrían arrojado un sifón."17
¡Quien se hubiera imaginado que 20 años después los argentinos estaríamos gritándole asesinos a un grupo de militares que gobernaron tiránicamente nuestro país y cometieron lo que probablemente es el genocidio más grande de la historia argentina!
Como dije anteriormente, muchas cosas cambiaron en Argentina en esos 20 años. De la misma manera, también cambiaron muchas cosas en las telenovelas: los arquetipos, los vínculos de pareja y el rol del hombre y la mujer. Por eso propongo este trabajo para poder ver cómo las telenovelas de esos 20 años reflejaron los cambios, no sólo de nuestros valores, sino también en nuestra realidad social. Asimismo quiero, a través de este trabajo redimir este género televisivo y establecer que más que un entretenimiento barato para mentes débiles, es un válido testimonio de los tiempos que vivimos.
Antecedentes históricos
Para hablar de la evolución de la telenovela es importante entender el génesis de este género. Mucho se ha discutido en diversos libros y diversos artículos acerca de la diferencia entre la soap opera y la telenovela. Más que la madre, se puede afirmar que la soap opera es definitivamente una lejana antecesora de lo que conocemos como telenovela.
James Wittebols, en su libro "El paradigma de la soap opera: Programación televisiva y prioridades corporativas"18 nota que el prototipo de la soap opera llegó al aire en 1929 con "Los Goldbergs". Este radioteatro de 15 minutos semanal comenzó en noviembre de 1929 en la cadena radial NBC. El mismo era una comedia que contaba las historias de una familia judía que vivía en la ciudad de Nueva York, más precisamente en el Bronx.
Wittebols destaca que el propósito de estos programas no sólo eran para proveer de entretenimiento barato durante los duros días de la Gran Recesión en 1929 sino que también, al ser las amas de casa las destinatarios de estos programas, también era usada como un vehículo para poder promocionar e influenciar a la audiencia a comprar ciertos productos. El término con el cual lo conocemos hoy, soap opera, no llegará sino hasta 1933. Fue en este año que la empresa Procter & Gamble empezó a patrocinar y producir un radioteatro, el cual fue usado para promocionar su producto Oxydol, un detergente para lavar la ropa. Otras empresas siguieron el ejemplo y de allí quedó el nombre que hoy conocemos para este género.
La primera soap opera televisada apareció en 1946 y se llamó "Faraday Hill." Algunas de las más famosas de la historia televisiva estadounidense comenzaron en la década del 50 y siguen hasta el día de hoy, como por ejemplo "General Hospital", "As the World Turns" "The Young and the Restless" y "All my Children."
Se deben señalar aquí algunas de las grandes diferencias entre la soap opera estadounidense y la telenovela argentina. En primer lugar, el horario: la soap opera siempre se transmite, invariablemente, de día: más precisamente a partir de las 13 horas y hasta generalmente las 15. Por el contrario, las telenovelas, comenzaron siendo transmitidas en el mismo horario diurno pero luego pasaron al prime time nocturno.
En segundo lugar, la duración. Las estadounidenses no tienen principio y fin sino que desarrollan los llamados arcos de historia (story arcs); esto quiere decir que en estas soap operas que han durado por décadas hay diferentes historias que se desarrollan a lo largo de diferentes temporadas. Por el otro lado, en las telenovelas argentinas y, mayormente todas las latinoamericanas tienen comienzo y fin, teniendo la mayoría de ellas entre 180 a 200 episodios.
En tercer lugar, la temática. Las soaps estadounidenses se concentran en familias (All My Children), o en un grupo de personas (General Hospital) como centro de sus historias mientras nuestras telenovelas mayormente se basan en la relación amorosa entre dos personas; obviamente el galán y la heroína. Los personajes clásicos en cualquier telenovela argentina son: el galán, la heroína, y, la malvada o el malvado, cuyos esfuerzos durante toda la trama estarán centrados en que no se concrete el amor de los dos protagonistas. Gustavo Perea define: "…En el caso del género telenovela el tema específico es la felicidad de una pareja. Se trata de historias que giran alrededor de la constitución de al menos una pareja monogámica y heterosexual que llevará la construcción de una familia por medio de la institución matrimonial cristalizado en una ceremonia religiosa. Por lo tanto resultan centrales las relaciones interpersonales en los ámbitos domésticos. Éste no es el único tema posible, pero sin su presencia no hay telenovela. Relacionado con otros o como tema singular resulta un rasgo indispensable dentro del horizonte de expectativas que constituye este género. La felicidad de una pareja es central, pues cierra la historia y construye uno de los rasgos fundamentales del género: el final feliz…"19
En algo que atañe particularmente a nuestras culturas latinoamericanas, debe de hacerse notar que otra diferencia entre estos dos géneros es que en la telenovela argentina se aborda el tema de la movilidad social, lo cual está total y absolutamente ausente en la soap opera del país del norte. El galán pobre que se enamora de la chica rica, el magnate que siente un amor prohibido por la chica pobre, la lucha angustiante por tener algo más en la vida, todos ellos, temas clásicos de nuestra sociedad argentina, y están totalmente ausentes en las tramas de las estadounidenses.
Los romances, las relaciones secretas, el adulterio, y las relaciones pasionales son el corazón de la soap opera. Estas historias tejen melodramas confusos, intrincados y retorcidos de diferentes personajes que encuentran otros personajes extraños, se enamoran apasionadamente y tienen amores prohibidos. Todo esto está condimentado con vuelcos inusitados e inesperados, con gente muerta que no estaba muerta, amantes que descubren que son hermanos; herencias perdidas y luego encontradas e hijos que aparecen luego de desaparecer por 20 años.
Ciertamente todo esto está muy lejos del Rolando Rivas que era taxista y del Juan Arregui que manejaba un interno de la línea 60 en Un mundo de 20 asientos. Por ende, mientras que la soap opera estadounidense tiende a hablar de entornos y familias exóticas, la mayoría de nuestras telenovelas tienden a ser costumbristas y a reflejar las costumbres, los usos y los valores de la sociedad de su tiempo.
Nora Mazziotti plantea que la telenovela argentina o teleteatro argentino ha heredado del melodrama, el folletín y el radioteatro. Del melodrama afirma que toma las matemáticas como la vida, la muerte, el amor no correspondido, los gestos y las acciones exageradas. Del melodrama también heredará los cuatro protagonistas básicos: el villano, la víctima, el héroe y el bobo.
Del folletín y del radioteatro también heredarán elementos al afirmar que: "…del primero la telenovela toma no sólo la complejidad de la trama, sino fundamentalmente la serialidad, la estructura iterativa, episódica, las secuencias repetitivas, y la fragmentación del suspenso. Aún le es más cercano el radioteatro. No sólo ambos géneros coexisten hasta alrededor de 1970 sino que la circulación entre ambos medios de autores, títulos, libretos, actores, y técnicos – es decisiva hasta esos años. Inclusive hasta aún hoy algunas telenovelas conservan la presentación, con la voz en off, del narrador de radio teatro que se encargaba de abrir el ciclo."20
Mazzotti señala aquí un gran recuerdo de muchas de sus seguidoras al mencionar al relator con la voz en off ya que Alberto Migre uso en varias ocasiones a un famoso relator de radioteatros llamado Julio Cesar Barton. Éste hizo famoso el comienzo de cada episodio al decir con una dramática voz en off por ejemplo "…Un programa de Alberto Migre: Pobre Diabla."
Finalmente, en esta comparación entre la telenovela y la soap opera será muy útil considerar el grado de verosimilitud de ambas. Como se mencionó anteriormente, lo intrincado y retorcido de las tramas de la estadounidense le dan un grado de verosimilitud muy bajo, algo hecho totalmente a propósito ya que la meta de estos programas a través de historias tan retorcidas es de brindar un grado de fantasía muy alto a sus televidentes.
Marita Soto, coordinadora de la obra "Telenovela/Telenovelas: los relatos de una historia de amor," aporta datos muy interesantes para abordar este tema. Según ella, Oscar Steimberg desarrolló la primera clasificación estilística de las telenovelas a partir de sus diferentes grados de verosimilitud. Serán estos grados de verosimilitud que modelarán los personajes las situaciones los espacios las lógicas y los móviles de las historias.
Esto lo hace en el trabajo "Nuevos presentes, nuevos pasados de la telenovela." Allí, el autor clasifica el estilo de las telenovelas en tres momentos: el momento primitivo, el moderno y el post moderno o neobarroco. Steimberg lo define de esta manera:
"En el estilo primitivo el verosímil de género -algo es creíble en tanto posibilidad dentro de una telenovela- impone sus reglas frente a un verosímil social -algo es creíble socialmente- debilitado y tímido. Dos universos de personajes sin fisuras ni rastros de la psicología compleja, entregados y confiados en su destino, sin la más mínima duda sobre su lugar en el mundo, entran en conflicto facilitando u obstaculizando el encuentro de una muchacha con el hombre de su vida…
…En el momento moderno, en cambio, los verosímiles -de género y social- se enfrentan más francamente. La telenovela entreabre sus puertas a otros conflictos y otros espacios. Nuevas relaciones laborales, referencias o momento político, espacios de una interacción más diversa y compleja violentan por un momento la intrincada historia de amor. Los personajes, aunque netos, dudan, reflexionan, acompañando la historia con sus propios cambios.
El tercer momento, el neobarroco, la autorreferencialidad del género hace que la telenovela se vuelva sobre sí misma; se mira y se burla 14 de sí misma, juguetonamente, sin críticas ni culpas. El reinado del verosímil genérico se reitera sin ocultamientos ni vergüenza. La mirada de la cámara se sobresalta acercándonos o alejándonos de una visualidad compleja en la que los personajes mantienen su artificialidad pero pierden nitidez embarcados en una historia que al perder las fortalezas de sus nexos lógicos se fragmenta."21
Esta clasificación será muy útil más adelante en este trabajo al analizar la las telenovelas que son el objeto de este estudio. Claramente podemos ver que las primeras telenovelas a las cuales nos referiremos (las de Alberto Migre de la década del 70) pertenecen al grupo primitivo y moderno, mientras que las últimas a las cuales nos referiremos (como por ejemplo Celeste y Antonella) pertenecen al tercer grupo, denominado neobarroco o posmodernas.
Pero lo destacable de la diferencia entre estos dos géneros es que mientras que la estadounidense no ha evolucionado en el tipo de personaje que se encuentra en sus tramas, los personajes de las telenovelas argentinas han evolucionado y cambiado, particularmente en estos 20 años de análisis. Y es por ello que este trabajo usará telenovelas que se emitieron desde 1972 hasta 1992 para describir los cambios que ocurrieron en la sociedad argentina en esas dos décadas.
Objeto de estudio
Rolando Rivas, taxista (1972) Creador: Alberto Migre. Protagonizada por Claudio Garcia Satur y Soledad Silveyra. La historia gira alrededor de la relación entre Rolando Rivas, un humilde taxista del barrio de Boedo22 y Mónica Helguera Paz, una jovencita de una familia adinerada que toma el taxi de Rivas y se arroja del mismo en un momento de desesperación. De allí en más comenzará una relación que mostrara las diferencias de clases sociales en el Buenos Aires de 1972.
Un 1972 que conmovió a la Argentina por su situación social, política e institucional: eventos como el asesinato del empresario Oberdan Sallustro24, la vuelta de Juan Domingo Perón25al país, el final de la dictadura de Lanusse26, y la escalada de violencia en general en el país filtraron a esta telenovela al punto que el hermano del personaje principal es un guerrillero quien muere en un enfrentamiento con la policía. La dura e inevitable realidad del país (la guerrilla era tema constante en los medios masivos de comunicación) se filtraba a la ficción.
Esto fue un hito ya que hasta el momento incluir un contenido así hubiera sido absolutamente impensable en un programa de la televisión argentina. Esta telenovela también fue pionera por otrosfactores como por ejemplo en ser una de las primeras de grabar en exteriores e incluso hasta dentro de un vehículo, el taxi de Rolando.
Sin embargo la verdadera genialidad de Rolando Rivas, taxista (y a lo que muchas fuentes atribuyen el verdadero elemento de su éxito) es el abandono del lenguaje acartonado y alejado de la realidad de las telenovelas anteriores y la adopción de un lenguaje de todos los días.
La cursi y surrealista muletilla "¡te amaré por siempre Claudia Cecilia Elena!" de tantos culebrones fue reemplazado por un muy simple "Claro que te quiero tontita."
Pobre Diabla (1973) Creador: Alberto Migre. Protagonizada por Soledad Silveyra y Arnaldo André. La historia cuenta las aventuras de Marcela Morelli, que se casa con un millonario y al morir éste, se enamora de su hijastro. La lucha por la herencia y el rechazo de la familia adinerada de su esposo son el tema principal de la historia.27
La trama de esta novela se entrelaza profundamente con el momento social e institucional del país ya que en 1973 la Argentina vuelve la democracia de la mano de la fórmula Cámpora-Vicente Solano Lima28 y se produce el retorno definitivo de Juan Domingo Perón a la Argentina que da lugar a la masacre de Ezeiza29. Un hijo que después de muchos años reclamará ser reconocido como hijo legítimo, una mujer dejada atrás que reclamará ser reconocida como un amor verdadero y una viuda que también reclamará ser aceptada por una familia: todos esos elementos se entrelazan con los reclamos de los muchos grupos que reclamarán su legitimidad en la incipiente democracia de la sociedad argentina de 1973.
Piel naranja (1975) Creador: Alberto Migre. Cuenta la historia de un dramático triángulo amoroso integrado por Clara (Marilina Ross), Juan Manuel (Arnaldo André) y Joaquín (Raúl Rossi). Este último casado con ella, llevando una gran diferencia de edad entre ellos y un matrimonio infeliz dominado por los celos posesivos de él.
El conflicto comienza cuando Clara (o la Sra. Clarita, como es llamada en la historia para marcar su irreal apariencia y ocultando su juventud) conoce a Juan Manuel, un muchacho paraguayo humilde, dueño de un almacén de barrio. Allí comienza poco a poco a nacer entre ellos un amor que los enfrenta a prejuicios familiares muy fuertes, puesto que si bien ellos son de la misma generación, ella está casada con un hombre mayor que la asfixia con sus celos cada vez mayores.30
Su final es recordado como épico porque por primera vez en el género, los protagonistas de este amor prohibido (la protagonista estaba casada y se escapa con su amante a otro país) no sólo no pueden consumar su historia de amor, sino que son brutalmente asesinados.
Tristemente, los asesinatos estaban a la orden del día en la Argentina en 1975. Trasmitida en un año donde hubo 860 muertos por causas políticas, en un país donde se produjo una devaluación del 150% y un aumento de tarifas del 200%,31 el caos de la relación entre Juan Manuel y Clara refleja claramente el caos en el cual estaba inmersa la sociedad argentina.
Un mundo de 20 asientos (1978) Creadora: Delia González Márquez. Protagonizada por Claudio Levrino y Gabriela Gili y en la segunda temporada por Claudio Levrino y María de los Ángeles Medrano, la trama se centraba en la historia de amor entre un colectivero y una muchacha que se hacía pasar por la mucama de una familia de buena posición económica.32
Una chica linda, un muchacho lindo, una linda historia. Usando un término muy de nuestros días, podría decirse que esta telenovela fue muy políticamente correcta. Rodada durante el apogeo de la dictadura militar esta telenovela fue "muy pulcra" y no presentó ningún rasgo "incorrecto" o "riesgoso". Contrario a las obras mencionadas anteriormente, no vamos a encontrar en esta telenovela ninguna referencia a la realidad política social excepto quizás, el mensaje que el gobierno militar quería transmitir al mundo y los propios argentinos: "en Argentina está todo bien".
Quizás el silencio de esta obra sobre la realidad argentina delata y da testimonio del manto de silencio que la dictadura militar había impuesto sobre los medios masivos de comunicación argentinos. Esta será la triste época del censor máximo de la Argentina, Miguel Paulino Tato33, cuya tijera se asegurará de que ningún mensaje erróneo llegue a los oídos o los ojos de cualquier audiencia argentina.
Amo y Señor (1984) Creador: Carlos Lozano Dana. Protagonizada por Luisa Kuliok y Arnaldo André. La historia gira en torno al recio y adinerado Alonso Miranda (André), el poderoso mandamás de una ciudad llamada Puerto Caliente. A pesar de su fortuna, Miranda no es un hombre de alcurnia, sino un "nuevo rico". Por ello, en pos de conseguir el tan deseado status social busca el amor de Victoria Escalante (Kuliok), cuya familia es muy aristocrática pero -a la inversa- está atravesada por apremios económicos. Toda la trama se desarrolla en una ficticia ciudad subtropical del norte argentino, en la que se mezclan negocios ilícitos como el contrabando y el juego clandestino.34
Considerada una novela "bisagra" en la historia de la televisión argentina, "Amo y Señor" ocupa un lugar preponderante en el género. Trasmitida en el verano de 1984 a pocos días del retorno de la democracia durante la presidencia del doctor Raúl Alfonsín35 esta telenovela fue el comienzo del llamado "destape" argentino.
La vuelta a la democracia significó el fin de la censura y también el fin de las restricciones que los militares habían impuesto sobre los contenidos de los programas de radio y televisión. Fue por eso que durante este tiempo se empezaron a ver cosas en los medios masivos de comunicación que antes hubieran sido impensables y escandalosas como la relación entre el sexo y la violencia.
Por primera vez, una telenovela agrega una dosis de erotismo a sus contenidos, los cuales se expresan a través de diferentes cosas; el nombre del pueblo donde ocurre el relato (Puerto Caliente), la presencia del sexo en las relaciones, y las conversaciones de elevado (para ese tiempo) tono erótico retratado en la frase con la que termina el ciclo: "Señora Miranda, su marido volvió sediento."
La protagonista aparece con camisas blancas que traslucían y con otros vestidos blancos que no dejaban mucho a la imaginación. Comparado con la exhibición masiva de desnudos femeninos en la televisión de este segundo milenio, parece absurdo pensar que la gente se escandalizaba con tales cosas, pero lo cierto es que para su momento esto fue algo que apareció por primera vez.
La extraña dama (1989) Creador: Marcia Cerretani – Alma Bressan – María José Campoamor. Protagonizada por Luisa Kuliok y Jorge Martínez y con la participación antagónica de María Rosa Gallo como la terrible Hermana Paulina. Relata la historia de un amor que sobrepasa las fronteras de lo prohibido y el destino de una separación forzosa los cuales son los enemigos que una mujer deberá enfrentar para curar las heridas del pasado36.
Trasmitida durante el convulsionado año 1989, la extraña dama es en cierta manera un retorno a una telenovela fantasiosa con un grado de verosimilitud totalmente alejado de la realidad. La chica pobre que se enamora del muchacho rico, que da a luz una hija prohibida que casi muere a su nacimiento, que luego se va otro país para convertirse en religiosa, quien retorna a presentarse ante el muchacho rico como una baronesa a quien el muchacho rico no reconoce hace que esta novela sea el culebrón de todos los culebrones. El retorno a diálogos ridículos, con palabras y expresiones totalmente alejadas de la realidad de su audiencia, nos da en este programa un ejemplo clásico de escapismo televisivo.
Sin embargo esta telenovela por primera vez aborda la idea de de corrupción en la Iglesia Católica. El personaje de la terrible hermana Paulina, una monja sin escrúpulos y totalmente perversa, y la puja de poder dentro del convento donde la protagonista ha buscado asilo, nos habla de algo inédito en la televisión argentina. Esto va en paralelo con la decepción de la población argentina con la Iglesia Católica, la religión oficial de la Argentina, a partir de la revelación de que la misma había colaborado con los militares en los centros de detención clandestinos a donde iban los detenidos que eran torturados y muchos de ellos luego desaparecidos.
Celeste (1991) Creador: José Nicolás y Enrique Torres. Protagonizada por Andrea del Boca y Gustavo Bermúdez, fue emitida por Canal 13. La trama gira alrededor de la historia de Celeste, una humilde joven que va a trabajar como mucama a la casa de su adinerado padre y luego se enamora de uno de sus hijos, creyendo que se trataba de su hermano.37
Esta telenovela marcó un hito también en la historia argentina por hablar abiertamente de dos temas que hasta ese momento habían permanecido ausente en los contenidos de la mayoría de los programas en la televisión de nuestro país: la homosexualidad y el flagelo del HIV. Bruno Rossetti, uno de los malvados de turno, no sólo es homosexual sino que también esta contagiado del virus del HIV.
Antonella (1992) Creador: Enrique Torres. Emitida por Canal 13 y protagonizada por Andrea del Boca y Gustavo Bermúdez. Su éxito fue rotundo, convirtiéndose en uno de los programas más vistos de ese año. Dirigida por Nicolás Del Boca (padre de Andrea) esta telenovela combinaba toques clásicos de melodrama acompañados por toques de comedia. Fue protagonizada por la diva de las telenovelas, Andrea Del Boca y Bermúdez y con la participación antagónica de la villana Virginia Innocentti.38
Sin lugar a dudas, Antonella marcó otro hito en las telenovelas y generó, en la opinión de muchos, un nuevo género dentro de la misma y revolucionó el código de la telenovela al presentar a una heroína muy diferente que las anteriores. Temas muy presentes en la sociedad argentina de la década del 90 como el HIV, los trasplantes de órganos, la homosexualidad y el aborto, aparecen una y otra vez, capítulo tras capítulo.
Aparecerán también en los capítulos referencias a relaciones sexuales informales, sexualidad entre gente de mayor edad y otros temas que denotan la apertura de la sociedad argentina de la década del 90.
Queda muy atrás el "Claro que te quiero tontita" de Rolando Rivas para ser reemplazado por el mas noventoso "deberías pensar con la cabeza y no con eso que tenés entre las piernas". Resalta más este contraste que esta es una frase dicha por la heroína, la cual ya no es la débil mujer que espera ser rescatada por el amor de su vida sino la irreverente Antonella.
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