INTRODUCCION
La Convención Interamericana para Prevenir, sancionar y erradicar la violencia Contra la Mujer "Convención Belén Do Pará" en su artículo uno (1) define como violencia hacia la mujer, a "Cualquier acción o conducta que, basada en su condición de género, cause muerte, sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer tanto en el ámbito público como en el privado"
La Constitución Política del Perú establece la defensa de la persona, el derecho a la vida, a la integridad física y al respeto de su dignidad como el fin supremo de la sociedad y del Estado1. Sin embargo, las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INEI) evidencian que estos derechos son vulnerados sistemáticamente con actos de violencia extrema hacia la mujer; urgiendo afinar a todo nivel, mediante evidencias y acciones concretas la Política del Estado.
Según la Encuesta Demográfica y de Salud (ENDES 2010), 3.9% de las mujeres en edad fértil alguna vez unidas, manifestaron que su pareja había intentado estrangularla o quemarla, 1.9% que fue atacada por su cónyuge con un cuchillo o con otro tipo de arma. Finalmente como resultado de la violencia, la misma encuesta señala que el 14.9% de las mujeres que reportaron violencia física por parte de sus parejas tuvo heridas, lesiones, dientes rotos, fracturas de huesos y quemaduras.
La organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la violencia contra la mujer constituye un importante problema de salud pública y una violación de los derechos humanos y que estas formas de violencia producen problemas de salud física, mental, sexual, reproductiva y de otra índole. (OMS, 2011)
El feminicidio es la violencia extrema hacia la mujer que ejercen los hombres contra las mujeres y causa la muerte de forma inmediata o diferida. Ocurre en un contexto de violencia familiar, violencia sexual o de discriminación por el "hecho de ser mujer". La gravedad de este problema implica desafíos de la política pública en materia de seguridad, desarrollo familiar y derechos humanos.
Los registros oficiales de feminicidio (MIMP2 y Ministerio Público) señalan que cada mes mueren entre 7 a 10 mujeres a manos de su pareja. Los registros administrativos del Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual (PNCVFS), establecen que al menos 10% de los casos que registran los Centros Emergencia Mujer presentan un riesgo severo para la vida de las ciudadanas que acuden a los CEM en busca de ayuda frente a hechos de violencia familiar y sexual que, aunque afectan gravemente, no siempre configuran delitos dentro de nuestra legislación penal.
La muerte de mujeres, por el hecho de ser mujeres, principalmente a manos de sus parejas es un hecho cotidiano, que aunque evidenciado desde hace una década por las organizaciones pro derechos de las mujeres, recientemente ha sido incorporado en instrumentos oficiales de la agenda pública, entre ellos el Plan Nacional Contra la Violencia Hacia la Mujer (2009-2015) y los Registros oficiales de Feminicidio implementados en el año 2009.
En el marco de estos instrumentos: la realización del inventario de las muertes de las mujeres asesinadas por razones de género y de quienes sobrevivieron, fue asignada como tarea permanente al Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual (PNCVFS). Este contacto sistemático con los casos – para su registro – propició que los Centros de Emergencia Mujer (CEM) asumieran el desafío profesional de dar atención a las mujeres sobrevivientes y/o a las familiares de las mujeres que no lograron hacerlo; como también que identificaran, casos de mujeres afectadas por hechos de violencia familiar, que aunque no generaron evidencias para ser considerados como lesiones graves o tentativas de homicidios, tenían todos los elementos de una crónica de muerte anunciada3, que no en pocos casos fue contemplada en su realidad cruda y directa por los profesionales de los CEM.
La publicación Intervención profesional frente al feminicidio: Aportes desde los CEM para la atención y prevención presenta los aspectos centrales de la sistematización de esta experiencia realizada por el PNCVFS del MIMP, habiéndose identificado líneas de acción prioritarias, fortalezas y debilidades; así como lecciones aprendidas con la finalidad de contribuir al desarrollo de un modelo de prevención y atención que contribuya a movilizar a la población peruana y al Estado para defender la vida y dignidad de las mujeres del Perú.
RESUMEN EJECUTIVO
El cuestionamiento que diez años atrás se hicieron las organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres, sobre ¿Cuántas mujeres son asesinadas en el Perú por razones de género?; fue el hilo conductor que las llevó a iniciar la tarea de contabilizar con una perspectiva de género los asesinatos de mujeres4. De esta manera nacieron desde al año 2001 los primeros registros no oficiales de feminicidio a cargo de las ONG "Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer" (DEMUS) y Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán que cubrieron el vacío de los registros administrativos, que no necesariamente clasificaban los homicidios por sexo5.
Ocho años después de iniciadas las primeras acciones de denuncia social del feminicidio, esta problemática fue reconocida de manera concreta en el Plan Nacional contra la Violencia hacia la Mujer 2009-2015, que denomina el feminicidio como "todos aquellos homicidios de mujeres en condiciones de discriminación y violencia basados en género". A la par de ello, se hizo tangible una significativa estrategia para posicionar el feminicidio en la agenda pública: La implementación de los registros oficiales de feminicidio.
Mediante Resolución Ministerial Nº 110-2009-MIMP del 6 de marzo de 2009, se crea el Registro de Feminicidio del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables como instrumento que permite contabilizar y visibilizar las muertes de las mujeres en contextos de violencia familiar, violencia sexual y discriminación. Simultáneamente también el Ministerio Público implementa desde el Observatorio de la Criminalidad un Registro de Feminicidio6.
Ambas estrategias, permitieron desde el año 2009, evidenciar con alcance nacional y oficial la magnitud del feminicidio, y posicionarlo como un problema social que trasciende la connotación de crimen pasional. El feminicidio se incorpora en los servicios de atención de la violencia familiar y sexual, develando que más allá de los titulares periodísticos que señalan: "la mató por infiel", "por llegar tarde a casa", "por contestarle mal", "por celoso", "por no servirle la comida", "por coqueta" entre otros, se encuentran estructuras machistas que toleran, justifican y perpetúan la violencia contra la mujer, y que constituye el punto final de un largo proceso de maltratos que pudieron prevenirse.
Esta vinculación del feminicidio con las instituciones del Estado que se inició con el registro y se fortaleció con la cobertura en los medios de comunicación de masas, dio lugar a desafíos de una intervención eficaz y concreta en las instituciones responsables de la atención y prevención, como es el caso del MIMP. Pasamos a detallar:
Lo primero fue la demanda de atención requerida por las propias mujeres sobrevivientes y por los familiares de las mujeres asesinadas, identificados y captados a través del registro de feminicidio. Todos ellos esperaban ayuda, solidaridad, una respuesta organizada desde el Estado. Los Centros de Emergencia Mujer, aceptaron el desafío, mostrando un gran compromiso social y maximizando el uso de sus recursos7.
Lo segundo fue implementar mecanismos para identificar el riesgo y prevenir el feminicidio; entonces se dirigió la mirada no solo a los casos de tentativa de homicidio atendidos en los CEM, sino también a los casos de mujeres afectadas por lesiones graves producto de la violencia familiar y sexual; y a los de riesgo severo así estos no presentaran lesiones graves.
Lo tercero, fue generar las bases de un modelo para atender y prevenir eficazmente los casos antes descritos en todas sus etapas de la escalada de la violencia, y en todos los ámbitos de violencia hacia la mujer que plantea la Convención Belem Do Para, aún cuando los servicios del MIMP estén organizados para intervenir en contextos de violencia familiar y sexual principalmente.
La experiencia de atención iniciada por los Centros Emergencia Mujer a partir del 2009 se ha sistematizado en el marco de un proceso participativo que ha involucrado a centenares de profesionales que laboran en los CEM. Durante la sistematización se ha recopilado y analizado las estrategias para identificar las más efectivas y se ha identificado los elementos comunes entre los diferentes servicios y prestaciones que forman parte de la atención a los casos de feminicidio y tentativas. Este proceso ha permitido también la revisión del marco teórico del trabajo, identificando enfoques y conceptos comunes que permitan una visión integral sobre el problema e impulsando procesos de capacitación del personal8.
Aunque esta publicación no busca ser un manual, su lectura le permitirá conocer el marco teórico que sustenta la atención y las bases del modelo de atención propuesto para los casos de feminicidio y tentativas desde la intervención de los CEM, para profundizar la comprensión del problema y articular los elementos relativos a la intervención.
La introducción del concepto violencia feminicida que propone esta publicación en sus conclusiones, conlleva a no centrarse únicamente en los casos de feminicidio, sino también en aquellos que pueden convertirse a corto o mediano plazo en un nuevo feminicidio. Es decir, implica ver antes y después para actuar de manera oportuna y con la debida diligencia.
1. Fundamentación, Objetivos y Metodología
El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables creó el Registro de Feminicidio9 encomendando al Programa Nacional contra la Violencia Familiar y Sexual su implementación. Los Centros de Emergencia Mujer, servicios locales articulados al Programa, iniciaron la identificación y registro de casos, debiendo intervenir también en la atención de estos casos ante la dramática situación de las mujeres sobrevivientes o de los familiares de quienes fueron asesinadas.
La experiencia de registro fue sistematizada y publicada en el libro "El Poder de los Datos: Registro de Feminicidio para enfrentar la violencia contra la mujer10". La experiencia señala que los datos generados han contribuido a visibilizar la magnitud de la situación y que han sido una herramienta para la incidencia política. También se evidenció que las acciones de registro movilizaron procesos que plantearon desafíos ineludibles a los Centros Emergencia Mujer al tener que atender las impostergables necesidades de las mujeres sobrevivientes o de los familiares (hijos menores de edad, padres, etc.) de las mujeres asesinadas.
La sistematización de la experiencia profesional de los CEM frente a los casos de feminicidio y tentativas se convertía así en una prioridad para contar con elementos de juicio para que esta acción – incorporada a partir de la demanda –se institucionalice, presupueste y logre la cobertura y calidad técnica más alta posible. Se buscaba identificar las principales líneas de acción y recomendaciones para su implementación.
En este contexto la sistematización se planteó como una actividad necesaria para generar un proceso reflexivo que permita identificar también pautas y consensos para profesionalizar la intervención en la atención y prevención del feminicidio y tentativas. Se tenía todos los elementos para generar, a través de esta práctica, el conocimiento necesario para intervenir de manera eficaz en prevenir este tipo de violencia y atender a las mujeres sobrevivientes, así como a los familiares de las mujeres asesinadas.
Identificar dificultades y soluciones de bajo costo y alta eficacia era urgente e inaplazable, máxime porque los CEM no sólo se enfrentan al dato estadístico, sino principalmente a casos en los que peligra la vida de las propias mujeres que buscan ayuda o de las personas que intentan socorrerlas. Como lo demuestran las estadísticas, las mujeres asesinadas han tenido historias previas de maltrato y han llegado a presentar denuncias en alguna institución oficial. Sus muertes podrían haberse evitado si se hubiese tenido parámetros para identificar los casos críticos y recursos para prevenir eficazmente.
La sistematización se planteó el reto de contribuir a profesionalizar la intervención, y prevenir oportuna y eficazmente el feminicidio y tentativas, dotando al Plan Nacional Contra la Violencia Hacia la Mujer 2009-2015 de herramientas de gestión en esta materia. Las limitaciones y fortalezas para intervenir en el antes y después de un feminicidio11, reflejan la capacidad o incapacidad del Estado para operativizar sus herramientas de planificación e implementación de su política social, la sistematización de la experiencia de los CEM se enfoca por tanto hacia el fortalecimiento de la capacidad de gestión del Estado en esta materia.
Señalar los errores y caminos desde la experiencia local es seguramente el insumo más útil para identificar medidas de probada eficacia para asegurar a las mujeres el derecho a la vida y a su integridad física y psicológica. Reconocemos que la política social se optimiza mediante la gestión del conocimiento que emerge de la realidad de la práctica diaria, en interacción con los avances que plantea la academia. En este contexto, sistematizar la intervención permite generar información de primera mano al analizar bajo parámetros académicos intervenciones que han sido adecuadas a las distintas realidades socioeconómicas y culturales del Perú en las que funcionan los Centros de Emergencia Mujer.
1.1. Objetivos y Productos
Objetivo General
Sistematizar la experiencia de la intervención profesional de los CEM frente a los casos de feminicidio y tentativas para institucionalizar y dotar de mayor eficacia al accionar preventivo y asistencial.
Objetivos Específicos
a) Mejorar la calidad del modelo de intervención de CEM, incorporando conceptos y herramientas que mejoren y articulen la intervención basadas en la identificación de buenas prácticas.
b) Identificar los procesos de gestión administrativa y de transmisión de capacidades para lograr eficiencia, eficacia y control de calidad de procesos y servicios.
c) Generar un espacio de reflexión que recupere la experiencia lograda en dos años de intervención en distintas realidades socioeconómicas y culturales del Perú.
d) Afinar la identificación de los factores de riesgo y las acciones inmediatas de prevención para reducir la incidencia del feminicidio y tentativas.
e) Posicionar en la agenda pública la atención y prevención de los casos de feminicidio en sus etapas previas y posteriores.
Productos
01 documento que identifique y consolide fortalezas, dificultades, así como las alternativas de intervención profesionalizada (recomendaciones y consensos) frente a los casos de feminicidio y tentativas.
01 documento que contenga las bases para una guía de intervención para la atención y prevención en el antes y después del feminicidio.
1.2. Preguntas de Investigación e Hipótesis
Para el desarrollo de esta sistematización nos hemos planteado las siguientes interrogantes.
• ¿Cómo se atiende en los CEM los casos de feminicidio y tentativas?
• ¿Qué dificultades tienen los Centros Emergencia Mujer para atender los casos de feminicidio y tentativas?
• ¿Cuáles son las buenas prácticas?
• ¿Cuáles son las principales líneas de acción para un protocolo de atención y prevención?
Supuesto:
A través de la gestión del conocimiento – estudio de la intervención profesional de los CEM – es posible profesionalizar la intervención, contribuyendo con ello a disminuir los homicidios de mujeres por violencia familiar, violencia sexual o discriminación de género.
1.3. Metodología
La investigación de tipo descriptiva utilizó el método inductivo, analítico y sintético. Se centró en la descripción y en el análisis de la intervención en los Centros Emergencia Mujer. De manera complementaria se estudió la intervención de la Línea 100 y el Centro de Atención Institucional frente a la Violencia Familiar (CAI)12 . El periodo analizado fue Enero – Diciembre 2010 y primer trimestre 2011.
1.3.1.Población
La población estudiada se desempeña en distintas unidades gerenciales del PNCVFS, técnicos y profesionales de los Centro Emergencia Mujer y los operadores de la línea 100.
a. Unidades técnicas que contribuyen a la gestión de los servicios de atención y prevención del feminicidio y tentativas.
Unidad Gerencial de Diversificación de Servicios
Unidad Gerencial de Atención Integral
Unidad Gerencial de Prevención y Desarrollo de Capacidades
b. Profesionales que operan en la atención y prevención del feminicidio y tentativas
Abogados de los Servicios de los Centros Emergencia Mujer Psicólogos de los Servicios de los Centros Emergencia Mujer Trabajadores Sociales de los Servicios de los Centros Emergencia Mujer Admisionistas de los Servicios de los Centros Emergencia Mujer Especialistas de la sede central del PNCVFS vinculados al tema Operadores de la Línea 100 Operadores del CAI (Centro de Atención Institucional de la Violencia Familiar)
1.3.2.Técnicas Aplicadas
La sistematización se desarrolló en dos etapas utilizando:
1) Sondeo a nivel de CEM de Lima Metropolitana.
2) Encuesta a nivel de CEM de todo el país.
3) Trabajo de grupo.
4) Revisión de bases de datos.
5) Se aplicó cuestionarios y entrevistas.
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