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La orientación educativa, una necesidad para la educación en valores humanos (página 2)

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Es por eso que a través de ese sistema es que se puede diseñar las acciones de influencias educativas y diseñar la estrategia de intervención para la formación de la personalidad que exige nuestro tiempo. A la vez, el determinar los componentes de cada valor, que proporciona los elementos de unidad entre ellos, permite dimensionar las acciones que conforman el proyecto educativo en cada nivel.

Si aceptamos la idea de que los valores humanos se forman y/o fortalecen, si pueden ser realizados, descubiertos e incorporados por el ser humano, precisamente aquí radica su importancia pedagógica y orientadora.

Pero en otro sentido, es criterio de los autores, partiendo del significado de la palabra educación como sinónimo de formación y del valor como el significado socialmente positivo de "algo" para satisfacer necesidades humanas, entonces la Educación en Valores Humanos podemos definirla como el proceso de formación de la personalidad capaz de asimilar la realidad natural y social en un sentido positivo y en pos del progreso humano, en otras palabras: educar, preparar, formar al individuo en función de la valoración positiva de la realidad en un sentido critico y responsable, creador y transformador. (Bujardón, 2005)

El núcleo del fortalecimiento de valores humanos desde las instituciones docentes se expresa en la estrategia educativa de intervención concebida con ese fin. Una estrategia educativa se concibe como la determinación de los elementos básicos que ponen de manifiesto la dirección principal de la actividad educativa que sirve de sustento a la incorporación ininterrumpida y sistemática de todas las posibilidades educativas que brinda la propia vida del centro docente, el entorno social, la comunidad, el territorio, la sociedad y el mundo en cada momento y en cada lugar.

Desde las posiciones actuales sobre la orientación educativa y su propio enriquecimiento teórico, pero sobre todo durante las tres últimas décadas, ha transitado hacía un modelo socio-psicopedagógico en el que, además de estar presente los padres, la familia, tutores, los maestros, también ha de estar presente la sociedad, unas veces como "sujeto-objeto" de orientación, y otras como facilitadora de la misma, aportando los medios para que los agentes puedan asumir su rol con mayor garantía.

De esta manera la determinación del sistema de valores en correspondencia con las áreas de intervención de la orientación educativa, permite el desarrollo de la educación en valores humanos dirigida hacia objetivos y fines precisos en respuesta a los problemas que se detecten a través del diagnóstico educativo veraz.

No hay contradicción en nuestras posiciones con la variedad de tratamientos que desde diferentes propuestas asumen autores al valorarla como orientación vocacional, profesional, etc., o en relación a la variedad y extensión de la acción orientadora en cuatro áreas de intervención: orientación profesional, orientación de los procesos de enseñanzaaprendizaje, atención a la diversidad y orientación para la prevención y el desarrollo humano. (Molina, 2002)

De esta manera, se ve la orientación educativa como estrategia en función de las necesidades de atención al individuo, es decir, personalizada atendiendo a la dialéctica de lo diverso y lo diferente, considerando la orientación profesional, como una ayuda para atender a los alumnos, en los problemas relacionados con la escuela orientación escolar, y orientación personal a través de la cual se promueve el conocimiento de sí mismo para que sea capaz de resolver los problemas de la vida, y en la orientación encaminada a valorar las consecuencias de las acciones, la reflexión de la conducta hacia los demás y consigo mismo en consonancia con los valores humanos universales y socialmente reconocidos.

También se debe comprender, como la orientación educativa tiene que tener un carácter sistémico, respondiendo a:

– La naturaleza de la orientación: ¿qué es?, un proceso que no escapa de la posibilidad de definirlo como una actividad, como técnica, pasando por considerarla una relación (que es la tendencia más frecuente), restando así importancia a otros aspectos de la orientación.

– La justificación del proceso: ¿por qué? atiende a una situación que no es abordada por otros procesos dentro de la estructura social.

– El propósito: ¿para qué se orienta?, la intención y la justificación contribuirán a definir el objetivo, tanto de la sociedad como del individuo.

– El método: el ¿cómo? significa la manera de abordar el proceso de asesoría, según los procedimientos, técnicas e instrumentos utilizados para ofrecer orientación preventiva.

  • El momento del proceso responde a la pregunta ¿cuándo se orienta?, que se refiere a un proceso permanente, a lo largo de toda la vida. (Santacruz, 1990:15)

Nuestra concepción sobre la orientación educativa no puede encerrarse en la idea de su carácter integral, sino debe añadirse la idea de lo armónico, pues esto último garantiza la relación dialéctica entre la multivariedad de fenómenos y áreas de actuar del individuo, con la simultaneidad de roles sociales y personales que debe asumir a lo largo de su vida, no separados por momentos, sino interconectados en el enramado mundo social, visto así desde los enfoques de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología y de la complejidad.

El carácter sistemático de la orientación educativa se logra en la medida que se atiendan a:

– Tomar en consideración y transcender el ámbito escolar. La orientación se concibe como un conjunto de actividades preventivas, de desarrollo y atención a los sujetos en formación que integra a los agentes educativos (padres, familia y comunidad).

– La orientación exige la definición permanente de estrategias y programas de intervención dirigidos a atender la diversidad de alumnos. (Molina, 2002)

Además del carácter sistémico y sistemático, el carácter docente organizacional de la orientación educativa está condicionado por:

La orientación es competencia de especialistas y de todos los agentes educativos, jugando un rol protagónico el profesor tutor, como agente promotor de cambios.

La orientación tiene que ser vista como un proceso integrado al currículo, de carácter permanente, a lo largo de toda la vida, en el contexto tanto formal como informal, donde actúe el individuo e intervengan activamente los agentes educativos.

Es así, como la orientación educativa se convierte en un instrumento esencial para el desarrollo del proceso de la educación en valores humanos en nuestros centros de educación y en particular en la Educación Superior

Los autores coincidimos con la apreciación de Molina (2002) al considerar la orientación educativa como un proceso interdisciplinario, multidisciplinario y transdisciplinario, sustentado en los principios de intervención preventiva, desarrollo y atención a la diversidad del alumno, cuyos agentes educativos (orientadores, padres, docentes-tutores, familia y comunidad) asumen la función de facilitar y promover su desarrollo integral para que se constituyan en seres transformadores de sí mismos y de su entorno.

La significación de la orientación educativa como guía del proceso de la educación en valores humanos se manifiesta en su carácter complejo, integral y armónico, a través de las propias dimensiones del proceso formativo de la educación superior cubana.

DIMENSION CURRICULAR

Proceso docente

Proceso socializador

Proceso ideopolítico.

Proceso ambientalista

Proceso de formación y fortalecimiento de valores humanos.

DIMENSION EXTENSIONISTA

Proceso docente.

Proceso socializador

Proceso ideopolítico

Proceso ambientalista

Proceso de formación y fortalecimiento de valores humanos.

DIMENSION SOCIOPOLITICA

Proceso docente

Proceso socializador

Proceso ideopolítico

Proceso ambientalista

Proceso de formación y fortalecimiento de valores humanos.

DIMENSION AMBIENTALISTA

Proceso docente

Proceso socializador

Proceso ideo político

Proceso ambientalista

Proceso de formación y fortalecimiento de valores humanos.

Tomado de (Bujardón y Quintana, 2002)

Hay un proceso que sin ser visto como dimensión específica penetra en todas las que se han determinado, es decir, el proceso de formación y fortalecimiento de valores humanos. Por tanto, la Educación en Valores Humanos se convierte así, en nuestra opinión, en el eje conductor del sistema educativo en las Universidades.

Si la categoría de valores humanos se obvia en el sistema educativo, se podría lograr egresar un profesional conocedor, diestro, pero deshumanizado y calculador, aislado de las necesidades sociales e individualista, entonces no se cumple estrictamente con el encargo social de la Educación.

Al asumir el lugar de categoría rectora de la educación superior y del sistema educativo en general, entonces la dimensión curricular, extensionista, sociopolítica y ambientalista tienen y de hecho están penetradas por el proceso de formación y fortalecimiento de valores humanos.

Al final, sólo así, la Educación podrá ser para todos, de calidad, con equidad, menos costosa, crítica, flexible, democrática, tolerante, pertinente, eficiente, etc. Podrá enseñar y producir ciencia y tecnología para realizarse y lograr financiamiento, pero ante todo en bien de la humanidad.

Si a lo largo del trabajo se ha referenciado como momento esencial de la orientación educativa para el proceso de la educación en valores, solo nos queda proponer, como las dimensiones expresadas del proceso formativo de la educación superior cubana, se complementan con las áreas de intervención de la orientación educativa, atendiendo a valores humanos que se deben formar o fortalecer en cada una de ellas:

En el área de orientación profesional los valores propuestos son los siguientes:

Responsabilidad.

– Laboriosidad.

Honestidad.

– Profesionalidad.

– Sentido de pertenencia.

– Valentía.

– Científicidad.

En el área de orientación de los procesos enseñanza- aprendizaje los valores serían:

– Valores cognitivos (precisión, coherencia, etc.).

– Apego a la verdad.

– Juicio crítico.

– Reflexividad.

Creatividad.

– Participación cooperativa.

En la atención a la diversidad proponemos la formación o fortalecimiento de valores como:

– Empatía.

Democracia.

– Autonomía.

– Ayuda mutua.

Solidaridad.

Respeto.

v En el área de la orientación para la prevención y desarrollo humano los valores:

Actitud racional ante la naturaleza.

Autoestima.

– Consideración mutua.

– Solidaridad.

– Juicio crítico y autocrítico.

– Argumentación.

Comunicación.

Justicia Social.

Sería un error desconocer que la relación entre la orientación educativa y la educación en valores puede darse al margen del fenómeno de la subjetividad humana, es en este sentido que los autores comparten las ideas de Fuentes Ávila, cuando define la subjetividad como una construcción particular que se erige como producto de una permanente interpretación de lo individual, lo grupal y lo social, y se expresa en contextos sociales específicos, como las formas de actuar, de pensar, y de sentir desde las cuales se organizan y se hacen tangibles las individualidades que acompañan el recorrido de lo humano en el seno de su mayor y más compleja construcción: la Sociedad. (Fuentes Ávila, 2000).

Se debe recordar siempre que la educación es preparar para el mundo de la vida, ello implica tener presente dos dimensiones de acción o de comportamiento: el mundo de la vida individual y el mundo de la vida social. La subjetividad se abre a las dos dimensiones, la individual o el autoconocimiento y la autoestima personal y la subjetividad colectiva o el autoconocimiento y la autoestima como, parte de un todo, desde los diferentes niveles de interacción social.

La educación es un ejercicio socializador en el que nos incorporamos a un torrente de un mundo ya existente cargado de contenidos y jerarquías y esto hace volver al conocimiento psicológico y retomar el concepto Proyecto de Vida (D"Ángelo, 2000) como un sistema principal de la persona en su dimensionalidad esencial de la vida, es un modelo ideal sobre lo que el individuo espera o quiere hacer y ser, que toma forma concreta en la disposición real y sus posibilidades internas y externas de lograrlo, definiendo su relación hacia el mundo y hacia si mismo, su razón de ser como individuo en un contexto y tipo de sociedad determinada.

Así los autores comparten la idea de que: "…es necesario implementar un nuevo paradigma educacional que promueva el desarrollo global de los seres humanos en todas sus múltiples dimensiones y competencias, para que se dé una respuesta adecuada a los desafíos presentados. Ello posibilitará un nuevo paradigma científico, con los requisitos anteriormente referidos, y también permitirá un desarrollo civilizatorio orientado a la justicia social y la felicidad de los seres humanos." (Viegas Fernández, 2002)

CONCLUSIONES

Del análisis realizado, podemos inferir que:

– Entre la orientación educativa y el proceso de la educación en valores humanos se da una relación dialéctica, esta permite el diseño de la estrategia educativa para lograr los objetivos del proceso formativo.

– La orientación educativa en sus diferentes áreas de intervención contribuye a la formación y fortalecimiento de valores humanos en correspondencia con las dimensiones del proyecto educativo en la educación superior cubana.

-Se hace obligatorio el reconocimiento del fenómeno de la subjetividad en la relación entre la orientación educativa y el proceso de la educación en valores, como aspecto que nos permite comprender los intereses y necesidades de los individuos en la relación de lo personal y lo social en el proceso de socializaci

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Autor:

Evelio Elías Orellana Orellana

Profesor Instructor Educativo de la Residencia Estudiantil del Centro Universitario de Sancti Spiritus José Martí Pérez

Yakeline Acosta Rodríguez

Profesora Instructora Educativa de la Residencia Estudiantil del Centro Universitario de Sancti Spiritus José Martí Pérez

Minerva Mena Valdés

Partes: 1, 2
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