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Ontogénesis de la Psiquis y del Sentido ? Debato la idea con cualquiera (página 2)

Enviado por Armando Iván OJEDA


Partes: 1, 2

2. Evolución, Inteligencia y Sentido

Me he preguntado muchas veces, ¿por qué la Inteligencia aparece desde la conjunción de ciertos elementos materiales, fisiológicos, generando la Mente, un sí mismo inmaterial? Es como si fuese de pronto una conciencia de sí, con un fuerte impulso de buscar, conocer, solucionar problemas. Como una pulsión del cuerpo. Y si es una pulsión, ¿todas las demás pulsiones que conocemos, tienen las mismas características? En segundo lugar, si la Inteligencia es el resultado explícito y consciente de la evolución de la materia, donde por fin la Naturaleza se mira a sí misma, adquiere conciencia de sí y se transforma, ¿de dónde sale esa proyección obstinada, a la complejidad creciente? A nivel de otro estado de la Naturaleza –el de los seres vivos- observamos el fenómeno de una especie de entropía negativa de la que nos habla Schrodinger, que, a diferencia de la materia inerte que tiende al equilibrio termodinámico en el cero absoluto, esa entropía negativa de los seres vivos, en cambio, se resiste obstinada y persistentemente al desorden, atrasándolo, hasta que muere y se disgrega, quedando al fin ella también inerte. En tercer lugar, si se está produciendo la entropía de la materia inerte enfriándose, disgregándose hacia sus componentes más simples pero que paradójicamente permite nuevas combinaciones, otras relaciones, al punto que parece que la materia viva que ahora se resiste explícitamente y además evoluciona hacia estados de complejidad creciente negándose al desorden y a la disgregación y que da como resultado a la Inteligencia que continúa con la evolución, pero en un sentido cualitativamente superior, porque en ese mismo sentido, ¿cómo es que ésta transforma a la Naturaleza material e "inmaterializa" a su vez, construyendo estructuras intangibles y generando ideas? Porque si bien la Inteligencia tiene una base fisiológica, natural, pulsional, también es o se sirve de estructuras que ella misma construye -como alguna Lógica por ejemplo- para razonar, inferir, deducir, y también otras estructuras lingüísticas de expresión del Pensamiento; que son todas inmateriales e intangibles.

En cuarto lugar, -y este último punto es tan real- hay un funcionamiento en ella tanto virtual como tangible sobre la posibilidad de diseñar, idear y construir también materia inerte artificial. En esa dirección, la Inteligencia sería algo intangible que une lo que existe a nivel virtual –ideas- con lo que existe a nivel material, para dar existencia a otras cosas, como dice Aristóteles.

En quinto lugar, llegamos a observar que esto inmaterial produce no sólo inmateriales y objetos materiales artificiales, sino también elabora propósitos, fines, objetivos inéditos, lo que nos lleva a recapitular y a preguntarnos más a fondo: ¿por qué este impulso de la Naturaleza inerte a producir la Vida, y ésta a generar a la Inteligencia, que no sólo contiene todo el proceso en su memoria, sino que inclusive le da una dirección, un Sentido? Ello se ve muy bien en las acciones cotidianas del hombre, quién trata de conocer, ordenar, clasificar, darle una dirección a sus tareas, a sí mismo y a la Naturaleza. Solamente en esa acción, en ese intento de comprender o de explicarse de dónde viene y adónde va, en ese sentido el hombre se siente vivo, un sí mismo, el ser en sí y para sí de Hegel.

Ahora bien; puede existir un abismo entre el resto de lo seres vivos y el hombre como ser vivo e inteligente, pero pareciera que se podría discutir si es él quien imprime el Sentido básico a su existencia ó el origen del Sentido es anterior a él. El hecho es, que pareciera que la Naturaleza inerte y la Naturaleza viva previa a lo humano con esta entropía negativa, con esta complejidad creciente, con esta evolución que se resiste a desaparecer, prepararon las condiciones para que ése impulso, esa misteriosa y obscura fuerza, se manifieste como un sentido, que logra al fin expresarse a sí mismo con la inteligencia, pero que la supera y trasciende.

Pero en el hombre y en su inteligencia nos encontramos con otro problema más, que lo plantean algunas percepciones que experimentamos además del sí mismo; tales como la captación subjetiva de la belleza, la producción o vivencia de experiencias estéticas y la construcción de la obra de arte, lugares donde se supera la dicotomía tan humana de la Ley y el Deseo, al decir de Dellacampagne pero que va más allá, hacia la percepción y el disfrute de una plenitud efímera pero total; percepción que ocurre en el arte, en los niveles del cuerpo, del afecto y del espíritu.

Si damos por entendido que el hombre puede separar mentalmente esos niveles pragmáticamente, en realidad, por un lado pareciera ser que constituirían una misma cosa, que puede manifestarse en distintos estados o no, y que depende del hombre de cómo lo hace. Se expresaría, de alguna manera, con elementos distintos, pero no se puede atribuir solamente a una percepción del cuerpo, del Yo o de los distintos componentes teóricos de la mente, tal como tradicionalmente se ha querido interpretarla, fragmentándola. Porque así como está demostrado que aquélla funciona como un todo, aún con desequilibrios, –trátese ya de disfunciones de la Inteligencia, de la voluntad, de las emociones, de los sentimientos o de las pulsiones, que independientemente no constituyen un sí mismo por sí solos; del mismo modo ocurre con el cuerpo, la mente ¿y por qué no decirlo? del Espíritu.

También el afecto en el hombre es diferente del resto de los seres vivos que pueden manifestarlo. Pero ¿qué es aquéllo que lo hace distinto? El afecto puede ser tal vez netamente pulsional, pero también tiene otras manifestaciones que solamente el hombre experimenta y que no son fáciles de caracterizar ni tampoco su desarrollo, -el cual veremos más adelante- por lo cual estaríamos hablando de un atravesamiento diferente, más espiritual; que también sería otro fenómeno y otro problema.

Entonces, ¿cuándo, dónde, aparece este fenómeno? Porque aparentemente si es el portador del Sentido, entonces si bien parece presente desde la irrupción del hombre, estaría incluso antes que la Inteligencia y la construcción de lo simbólico. ¿Es el espíritu el portador del Sentido? ¿Del sentido primigenio de la Naturaleza? ¿Es el que ha esperado la aparición del a Inteligencia -como dijimos- para expresarse? Si es el portador del Sentido hasta llegar al hombre, comprende de algún modo todo lo que ha existido y existe, y con el hombre se manifiesta; y éste, además, al experimentar que lo trasciende, implica que está más allá de él. Las construcciones culturales y estéticas son un ejemplo claro de esa trascendencia, que en el plano de las acciones se manifiesta en la Historia; en el plano material en sentido amplio, se observa en lo artificial y tecnológico; y en el plano de lo inmaterial en lo formal; trátese ya de Ciencias, de Leyes, de constructos teóricos, estructuras mentales, lingüísticas y de estados emocionales. Esta dirección evolutiva, estas manifestaciones y ordenamiento de la mente y de lo que es la persona como un todo, aún con la expresión espiritual, parecen ser características de la presencia de ese Sentido que nos llevaría a reformular hasta el concepto de Vida, de lo que está vivo, de la complejidad evolutiva, de los inmateriales, porque aparece como una fuerza que lejos de ser ciega e irracional, es algo que está vivo y es inteligente. ¿De dónde entonces apareció este nuevo fenómeno de pura inmaterialidad concreta y que por el hombre expresa -como vemos en sus realizaciones- en lo material y lo inmaterial? Porque vemos cosas concretas tangibles e intangibles entre nosotros. ¿Nos lleva esto también a plantearnos el concepto de inmaterialidad? ¿O a plantearnos que la inmaterialidad es parte de nuestra existencia?

¿Cómo podríamos llegar a conciliar el concepto de Ley Natural como algo construido por el hombre, con el de un Sentido que ya estaba presente a partir de afirmar la existencia de una dirección profunda que estaba antes que el Hombre llegara y que lo trasciende? Aunque parezca paradójico, -y esto está ínsito en toda la Naturaleza- la entropía permitió la complejidad, lo cual nos da un perspectiva cualitativamente más fantástica de la Evolución.

  1. 3. La desestructuración de la Personalidad

Nunca como antes, se había hecho tan patente en nuestra Sociedad, el vacío y a la vez el deseo, de espiritualidad y afecto. Las presiones, las exigencias de la vida cotidiana, la marginalidad afectiva, económica, cultural y política, sumergen a las personas en un desconcierto paralizante y destructivo.

Sucede que vivimos en un Sistema que no manejamos y que desestructura nuestra Personalidad, que hace imprescindible para nuestra salud, saber conocer, eludir y combatir. Esto implica trabajar sobre el logro, el refuerzo y la permanencia de un equilibrio interior que el psiquismo por sí solo no puede alcanzar; en primer lugar, porque percibimos una desestructuración creciente de la Psiquis Individual cuya recomprensión personal no basta; no alcanza y no soluciona la enfermedad mental que sufrimos. Y en segundo lugar, porque si existe un Psiquismo Social, también es responsable de lo que nos pasa y que no se lo tiene en cuenta. Y ello está muy claro cuando vamos al médico y después de un tratamiento que teóricamente nos recompondría, salimos a la vida de las relaciones sociales y allí nos encontramos con que continúa reinando el caos que tarde o temprano no podremos manejar. ¿Cuándo nos pasa esto? Cuando insistimos erróneamente sólo en la búsqueda de una coherencia exclusivamente individual del sí mismo.

Hay una percepción sintomatológica en la lucha diaria que los pacientes de los psicólogos, psiquiatras, analistas, orientadores psíquicos y espirituales llevan, tratando de conciliar la estructuración racional y/o afectiva que se imprime o logra en aquéllos, con una sociedad llena de conflictos psíquicos, con Historias de Profundas Neurosis, con reglas que se relativizan, que son caóticas o están ausentes, lo que explica largos y a veces infructuosos años de tratamiento

Se continúa profundizando en cada paciente –en el más científico de los casos- la investigación de los orígenes de sus neurosis acompañando acciones psicoterapéuticas que van desde la búsqueda del reconocimiento de su problema y para abrirle el horizonte de una supuesta "normalidad" que no existe –en todo caso sería una nueva estructuración racional, una adaptación a determinada mirada de las cosas, para que modifique su comportamiento recuperándose de alguna patología, o adhiera a una visión ideológica o propia de la subjetividad del médico que olvida el necesario cuestionamiento de sí mismo- hasta llegar a solicitarle al paciente que la elabore él mismo. Y esto no le ayuda a la persona realmente a reconocer, a eludir y combatir la desestructuración de su personalidad.

Algunos de los síntomas de esta desestructuración se manifiestan en la parálisis psicológica y el descontrol emocional; parálisis que proviene del sentimiento de impotencia abrumador que experimentamos ante situaciones que creemos que no podemos manejar, y son el umbral de la desorientación y la pérdida del sí mismo. Y por otra parte, tenemos que el instinto de conservación, ante esto, reacciona con la evasión, el bloqueo, y/o la liberación descontrolada de energía y pulsiones agresivas.

Uno de los problemas de fondo, en realidad, estaría en la ‘Psique Social’; porque existe –por ejemplo- un Conflicto Psicológico Social entre las generaciones; ya que unas fueron formadas -más que educadas- en determinados paradigmas económico-culturales homogeinizadores del psiquismo, que son diferentes a los de las generaciones posteriores; y si bien cada paradigma es hegemónico, no evita que la práctica social de las personas produzca en su psiquismo consecuencias heterogéneas, con mayor o menor grado de neurosis.

De este modo, el conflicto estaría presente en la percepción y en el sentimiento de lo que se considera "normal" y "saludable" de lo que no lo es; como el modo de enfrentarse a lo cotidiano, tanto para una generación como para la otra. Así mismo, el paradigma económico-cultural vigente en cada época es lo único instituido, contra el cual chocan no sólo lo instituyente, sino también lo post-instituido. Los padres –representantes de lo post-instituido- están desorientados frente a los valores actuales de la sociedad, porque fueron formados con otros parámetros; no comprenden el pensamiento de los jóvenes y mucho menos de aquéllos –representantes de lo instituyente-, que se adelantan a cada época cuestionando el statu-quo. Contrariamente a lo que se cree, el modelo económico-cultural hegemónico –lo instituido- no es, -como quizás en otro tiempo– conservador; es algo muy dinámico, y avasalla cualquier modo de pensar que no se adecua a él, sin importarle demasiado las tradiciones, las instituciones sociales básicas, los valores del humanismo entre otros, que sí constituyen –en su contenido más que en su forma- el esqueleto estructurante de la sociedad, sin el cual sería imposible la evolución hacia nuevas formaciones sociales de cuyo contexto dependerá la salud de las personas.

Estos Conflictos Generacionales Psíquicos, sumados a la anomia, al caos de reglas, son algunos de los elementos que se encuentran en la Psiquis Social, que van configurando una Historia de Neurosis en las personas y en la sociedad, que rompe el Equilibrio Psíquico, sumamente contagioso en las relaciones humanas, y que se traduce en condicionamientos para la interpretación, la internalización, la comunicación, para el entendimiento y para el encuentro saludable.

Por otra parte, desde un abordaje exclusivo a la Piquis Individual, donde actualmente se concibe a la mente como un complejo de componentes, de ninguna manera las pulsiones –por ejemplo el Deseo-, en sí mismas, son una estructura o una construcción simbólica, –aunque sí de alguna manera lo es la sublimación, por más que estén obligadas a la representación y se las constriña a un significante. Son absolutamente libres, tanto el Deseo como el Afecto, la Inteligencia u otras pulsiones; Algunas se vuelven sumamente poderosas en cuanto más prohibidas, ocultas y castradas, pudiendo utilizar el afecto, la inteligencia y la voluntad para aumentar su poder. Las pulsiones necesitan estar canalizadas; necesitan ser expresadas –de hecho lo hacen permanentemente en forma simbólica- y ser expresadas con naturalidad, en lugar de que se liberen compulsivamente o se aniquilen, como el Deseo, por cuestionar el orden establecido. no de los elementos desestructurantes de la personalidad es la lucha entre el Deseo y la Ley, pero también la carencia del Afecto, porque en realidad se puede aceptar lo que dice Lacan que "no hay fronteras entre el sí mismo y la sociedad, porque el Lenguaje y la Ley también habitan en el interior del individuo". En Una sociedad con caos de reglas, o sin ellas, el instinto prevalece, e imperan las pulsiones, como sucede en la guerra. Las pulsiones existen también de un modo social, y unas de las fragmentaciones mentales ocasionadas por las contradicciones que el esquizofrénico sufre en las conexiones entre el sí mismo y la sociedad sustrayéndose a lo simbólico, se pueden tratar haciendo que cobre conciencia del desorden y la fragmentación, ocasionados por la familia y/o por la sociedad.

El Afecto –considerado otro componente importante del psiquismo- no es sólo una manifestación de la sensibilidad, de las emociones en cuanto expresión de los sentimientos, pasión del ánimo, necesidad de contener y ser contenido, de amar y ser amado, sino también un poderoso equilibrador de las emociones, un impulsor de la Voluntad, un estabilizador del ánimo, un aceptador, un asegurador, un protector de la persona. Su carencia o represión o suele ser crucial para las personas. También necesita ser expresado naturalmente. Pero, a igual que el Deseo, es pulsional, contagioso, y también conlleva una capacidad de resistencia. Puede guiar a la Inteligencia y a la Voluntad. Al romperse patológicamente el equilibrio en y con las personas, es el primer afectado, e incide de modo decisivo en el equilibrio interior si no está fortalecido y guiado por el Sentido.

El afecto implica el cuidado y el respeto, tanto de sí mismo como el de los Otros; implica dejar que los demás sean como son y se promuevan. Tiene como base la confianza en esa reciprocidad o en el logro de la misma.

Nos suele suceder con frecuencia, que determinadas situaciones, recuerdos, acciones, nos afectan de un modo particular. Nos ocurre casi permanentemente, sobre todo cuando entran en juego las personas; y más aún, las personas de de nuestro entorno, aquéllas con las cuales trabajamos, o son nuestros amigos o seres queridos.

Estas situaciones producen tantos Estímulos en nosotros, que despiertan constantemente Sentimientos; y de los más variados. Hay toda una gama de sentimientos que experimentamos; que van desde el amor hasta el odio, y los solemos expresar de las maneras más variadas y a través de diversos medios, como la palabra, los gestos y el cuerpo. Comprometemos todo nuestro ser ante estos sentimientos.

Los sentimientos remiten –según el estímulo- a las pulsiones, fundamentalmente al Deseo o al Afecto, que son netamente energéticos y muy fuertes. Es desde ellos, que los seres humanos descargamos todo nuestro potencial de lujuria, de amor, odio y bondad. Y lo hacemos concretamente sobre las personas.

Estas pulsiones nos pertenecen, están en nosotros, pero su liberación no depende totalmente de nosotros, también son sociales, están en la Sociedad, en la Psiquis Social. Y la Sociedad, el Sistema, los introduce en nosotros desde edad muy temprana, por medio de la estructura simbólica, y no siempre de una manera positiva.

Las pulsiones son poderosas, capaces de manejar unas a las otras, y producen en nosotros Niveles Emocionales que pueden arrasar, tal como suele hacer el Deseo con la Inteligencia y la Voluntad, manejándolas directamente.

Se hace muy difícil controlar el impulso que configuran a las emociones. La Emoción, una vez establecida, hace participar de esos sentimientos a todo el cuerpo, y entonces los gestos, las actitudes, las palabras, se comprometen como un todo en la Emoción.

Cuando se produce una Emoción, sentimos y pensamos a la vez. Es como tener de pronto, en medio de la vorágine que nos arrastra, cierto nivel de conciencia de la lucha pulsional, pero como el impulso que la origina es tan fuerte, a veces no podemos controlarla. ¿Por qué sucede esto? ¿Es malo expresar las emociones? de ninguna manera; creo que es bueno expresarlas, son una descarga que nos hace bien y hace bien a los otros, según cómo y en qué momento las expresemos.

La Emoción requiere de una dosis equilibrada de la Inteligencia para interpretarla y de otra buena dosis de la voluntad para canalizarla debidamente o refrenarla. Se nos vuelve dificultoso, accionar cuando la emoción, ya configurada, está en marcha para la acción. Es como una brasa caliente en las manos. Si llega a desbordarse, nos traerá grandes complicaciones, inclusive somáticas; podríamos enfermar, por ello. Además, no debemos olvidar que es contagiosa, despierta idénticos o antagónicos sentimientos en los otros. Generalmente, se suele instalar la emoción más enérgica que la de la pasividad, fuere cual fuere la carga de amor, odio, deseo o cordura que contenga.

Pero todo esto que hemos hablado no atañe nada más que al plano fisiológico y psíquico. ¿Hay algo más? ¿Qué o quién determinará el equilibrio emocional en nuestra vida psíquica? ¿Qué es lo que hace que el Deseo, el Afecto, la Inteligencia y la Voluntad intervengan cada uno con lo suyo para que las emociones sean positivas para nosotros y los demás? La Inteligencia por sí sola, aún acompañada de la Voluntad, no alcanzan. Porque la Inteligencia puede estar condicionada por una historia de neurosis y experiencias que la pueden haber desestructurado y ya no tiene, la claridad y la fuerza suficiente para ponderar y encauzar la Emoción como corresponde a una situación planteada. Y a veces, sumadas la historia psíquica personal y un entorno enfermo que nos supera, sobreviene -si no actúa el instinto de supervivencia- la catástrofe.

Lo único que podría, -a mi criterio- armonizar nuestra personalidad y darle claridad y orientación a la Inteligencia –tal vez el elemento central de la Personalidad– es el encuentro del Sentido. Buscarlo, sentirlo, vivirlo. Y sólo se busca, se siente y se vive en aquéllo que vive desde tiempo inmemorial en cada hombre y lo trasciende; aquéllo que solamente hay que dejar aflorar por sí solo y atraviesa nuestro cuerpo y nuestra mente como un todo: el Espíritu.

4. Ontogénesis de la Psiquis

a. He observado que cuando nace un ser vivo –por ejemplo un animal- lo primero que aparece es un Imperativo de Conservación de la Especie; Imperativo que viene dado por aquello que expresa las funciones de lo establecido genéticamente, y que primariamente llamamos Instinto. Cuando se habla de la Psiquis, y de la Teoría de las Pulsiones, se considera al Instinto como generador y regulador, en principio, de aquéllas funciones.

b. Creo que el organismo tiene pautas sensoriomotrices que son estimuladas en correlación con una necesidad, y estos estímulos obrarían como causas de las metas, ante las cuales se produciría una descarga de energía originando una función, y que por su continua y compleja interrelación con el medio, el organismo desarrollaría, para organizarla, el Instinto. El Instinto sería una primera organización de esas funciones. Estas funciones primigenias serían la que darían lugar más tarde a la pulsiones, especializándolas progresivamente. El Deseo sería una de las primeras pulsiones, y que comenzaría como un mecanismo fisiológico.

c. Otra cosa que ha determinado, a mi criterio, la aparición del Instinto, ha sido la capacidad del organismo vivo de retener informaciónpropiedad netamente fisiológica- en función de la supervivencia y en conjunción con otros mecanismos para lograrla. Ese mecanismo al principio sería inconsciente y actuaría para que el organismo no desaparezca, pero llevaría a la necesidad de que él, ante las continuas interacciones, se diese una primera organización de las funciones -como dijimos- que remite, y lo haría a través del Instinto. En este sentido, lo primero que parece que impulsaría éste, sería el Deseo.

Dentro de este marco, el Deseo tiene por finalidad mantener vivo al organismo, conservar su existencia y preservar a la Especie. Para esto, se dirige a la búsqueda de la comida, del refugio y la reproducción. Como no siempre está presente el objeto, se busca. El deseo se constituiría como una atracción del objeto al cual el organismo se dirige, ya sea por necesidad o por estímulo, separados en un desarrollo posterior por la presencia aleatoria del objeto. El Deseo se dirigiría a él para su uso y satisfacer una necesidad, o sea que habría ambivalencia, y también un principio de conservación.

d. El Deseo satisfecho, genera una afección al objeto, que sería más tarde la base del Afecto. Cuando el Deseo no ha sido satisfecho, es porque se ha encontrado con una dificultad: la ausencia del objeto o el impedimento a su acceso. Cuando la realidad no responde al Deseo, el impulso remitiría al Instinto la ausencia del objeto produciéndose un desequilibrio entre el organismo y el medio, creando en éste un Principio de Realidad, que lo comprimiría necesariamente a restaurar el equilibrio perdido. Este principio de Realidad, sería el germen del sí mismo instintivo.

e. El instinto necesita, entonces, restaurar el equilibrio perdido ante la posibilidad de desaparecer, que es muy fuerte y originaría la angustia, por lo cual generaría o impulsaría otro tipo de carga energética, otra pulsión luego del Deseo y de la base del Afecto: la Agresión, para que se cumpla la finalidad. Con la negación que se le produjo con el objeto, se ha generado una frustración de la consecución del objeto para la necesidad o el placer, y de la pérdida del afecto también; surge una angustia ante el peligro, y un debilitamiento del yo instintivo y una medición de la demanda. Todo esto impulsa a la agresión que, a la inversa del deseo, produce una repulsión al objeto que impide el uso por necesidad a fin de obtener el uso por dominio por una parte, y conservar la supervivencia por el otro, lo que significaría la destrucción -aunque no total- del objeto, pero también puede llevar a la destrucción del organismo.

Con la Agresión puede dominar o defenderse. Pero las defensas en este caso se darían por ataque. Es, también, ambivalente. La Pulsión de la agresión sería el resultado, a esta altura, de una conjunción de elementos que percibiría el instinto además de la negación y de la angustia, como la frustración, el debilitamiento del yo, la medición de la demanda y la necesidad del uso por dominio y la defensa por ataque.

f. Si la respuesta del objeto es agresiva o indiferente, o tal vez de huída -negativa en todos los casos- el Instinto genera una tercera pulsion totalmente diferente, que es la Represión. Ésta le sirve para defenderse –en este caso como huída y conservación de la existencia- pero sin dejar de perseguir el mismo fin: buscar, lograr usar el objeto. Aquí estaríamos ante el uso por pasividad. Hay ambivalencia.

La Represión aparece como una pulsión más elaborada, relacionada con la defensa del organismo y sin renegar totalmente del objeto. Se observa en ella una vinculación entre la experiencia lograda por las pulsiones anteriores –conservada en la memoria y de la cual se ha hecho un reconocimiento- con la experiencia surgida de la ineficacia presente y el incipiente desarrollo perceptivo-cognitivo del Instinto, elementos éstos que lo impelen a la organización de una defensa ambivalente para regular las demandas que se han agudizado.

g. La Represión, en su desarrollo –sobre todo al vincular defensa y conocimiento– conduce, aunque no necesariamente, a que el Instinto, ante una nueva negación, promueva otra pulsión: la Adaptación, siempre persistiendo en alcanzar el objeto por un lado y seguir conservando el organismo, aunque puede inhibirlo.

La Adaptación busca una relación recíproca entre el organismo y el medio (interior y exterior), modificando al propio organismo y/o al medio. Sin embargo, la Adaptación conserva por un lado la capacidad pulsional del Deseo, de la Agresión y de la Represión, pudiendo llegar a generar inclusive un equilibrio patológico, es decir inestable, si se reprime, huye, se vuelve complaciente y/o dependiente del objeto. Es también ambivalente. En este nivel pulsional, el desarrollo perceptivo-cognitivo ha madurado considerablemente en el reconocimiento tanto de las experiencias y de los mecanismos pulsionales que han construido la organización defensiva, como en la ponderación de los impactos logrados, lo que le ha permitido cualitativamente llegar a un nivel donde no le está vedado totalmente la acción de las pulsiones anteriores, pero que ahora pueden ser reguladas dinámicamente, acomodándose a la situación. Esta pulsión, que evalúa la situación según el desarrollo de su experiencia y busca la acción más conveniente, es la base instintiva del desarrollo de la inteligencia en el hombre.

h. Como hemos visto precedentemente, hemos realizado, desde esta pequeña investigación analítica, una somera descripción ontogenética del Instinto, y de cómo se fueron desarrollando cuantitativa y cualitativamente las pulsiones; algunas de sus características; complejizándose tanto la carga energética como la aparición del si mismo instintivo.

En el Instinto, sus pulsiones y su sí mismo constituyen elementos psíquicos básicos que dan lugar a una organización de funciones, configurando un todo unitario psíquico de la animalidad. Encontramos que el Instinto se impulsa a la realidad; pero también la percibe por sensación o por estímulo de la sensación, respondiendo con distintos niveles de complejidad, con alguna variedad de respuesta en unos animales que en otros. También aparecen elementos constitucionales como la Memoria, la detección de demandas y lo perceptivo-cognitivo, que darán lugar al reconocimiento, la ponderación, la evaluación y la decisión. Ya encontramos, además del Principio de Realidad, el de Organización. Sin embargo, llegado a este punto y con la Adaptación, las funciones instintivas parecieran cerrarse, desplegándose fuertemente la repetición, que conduce a la automaticidad de las mismas. Ignoramos aún si es sólo una fase del proceso evolutivo, lo cual es probable.

Sucede que por la Evolución, cualitativa y cuantitativa, -esto último en cuanto a las funciones- es en el Principio de Conservación, que dio el impulso inicial; en el Principio de Realidad, que generó el sí mismo instintivo; en el Principio de Organización y en la Adaptación, donde el nivel de búsqueda de respuestas para reestablecer el equilibrio por el logro del objeto, amplió el horizonte de posibilidades, rompiéndose -y he aquí que aparece el hombre- la determinación instintiva, que tenía un horizonte cerrado y limitado de posibilidades de respuesta, comenzando el sí mismo instintivo a construir la Inteligencia para poder actuar en la indeterminación.

j. La aparición de la Inteligencia generó un yo consciente del sí mismo instintivo, cuantitativa y cualitativamente superior, donde las pulsiones continúan netamente ligadas a lo fisiológico, con un sí mismo instintivo que se conserva automático en su reacción hasta la descarga de energía, y que permanece en la base de la Inteligencia. Ésa es la razón por la que nosotros postulamos que también ésta es una pulsión.

La Inteligencia, complejiza el impulso vital de conservación al percibir y configurar –además de necesidades, estímulos y datos – problemas, dado el nivel de desarrollo perceptivo-cognitivo alcanzado. A tal punto que ella trata de hegemonizarse como pulsión, basándose en el Conocimiento.

j. El yo consciente, al configurar la realidad como problema y como estímulo, pondera el medio interno y externo para la respuesta más adecuada de equilibrio en relación a sus propósitos que en el hombre, van más allá de una simple respuesta a la realidad. Pero para ello, se encuentra con que tiene que trabajar sobre las pulsiones, reprimiendo o canalizando la energía pulsional provocada por excitaciones hipertensas interiores o exteriores ante ciertas necesidades o estímulos, cambiando o inhibiendo las metas instintivas, quitando las intenciones originarias de las pulsiones para el logro no sólo de un buen rendimiento psíquico interior o exterior, o empleando la energía en otros campos, reorganizando sus funciones y su lugar, sino también para hacer realidad sus propósitos. Pero siempre teniendo como fundamental la búsqueda de un equilibrio orgánico que por necesidad se proyecta a lo social. Esta conversión de las pulsiones, esta modificación, esta transformación o dirección o desplazamiento de esas energías se realiza con esquemas, mecanismos o estructuras, y que consiste, a mi criterio, en la sublimación.

El hombre, al sublimar las pulsiones con las primeras reglas, y sumado a esto la experiencia acumulativa almacenada como memoria a largo plazo, que da conocimiento, crea la Cultura. Ahora ésta es intermediaria en su interrelación con el medio, apareciendo también distorsiones en la sublimación si no logra el equilibrio deseado en la interrelación con un grupo cultural dado, distorsiones que permanecen en la memoria pero semiocultas, -también obedeciendo a la función de la supervivencia- que afecta a toda o parte de la psiquis expresándose en psicopatologías que producen Neurosis o Psicosis.

l. Hemos dejado para esta oportunidad el tratamiento del Afecto, que a igual que el Deseo, es una pulsión. Sin embargo, no está muy claro cómo aparece y cuál es su lugar en el desarrollo de las pulsiones del Instinto. Tiene características parecidas al Deseo, pero va más allá de él por ser autónomo. Si es una de las tres necesidades básicas del Deseo descriptas primariamente, esto es: la alimentación, el refugio o abrigo y el placer, la encontramos más apropiadamente en el desarrollo de la segunda, al buscar y necesitar el organismo cuidado y contención. Posee la capacidad de recepcionar y emitir una gran carga de energía, como también indicar su carencia. Detecta la presencia o ausencia de estímulos que tienen que ver con el exterior, con el apoyo y el cuidado social, pero a nivel personal y exclusivo como básico. Percibe estímulos interiores que se corresponden con estímulos exteriores en su interrelación intra e interpersonal. Es una manifestación subjetiva consciente o inconsciente de estímulos y energía, manifestando cómo reacciona el organismo en el placer y el displacer. Es ambivalente, genera y percibe amor y odio, apego y rechazo, y provoca sentimientos de celos, rencor, venganza, envidia, desinterés, altruismo, compasión entre otros. Es motivador, contenedor, pero puede ser obsesivo y compulsivo. Contiene elementos de ternura y sensualidad. Muy significativo para la vida de las personas. Se relaciona con todas las pulsiones, pero sobre todo con el impulso vital. Es un equilibrador por excelencia y el más eficaz; sin embargo, es preciso darle un sentido.

m. Los Sentidos, afectan a la Percepción. En ésta, encontramos un lugar que llamaremos el Nivel de la Impresión, donde se captan los Estímulos e Información, tanto exteriores como interiores. Los estímulos, producen sentimientos que van directamente a las pulsiones, que reaccionan con impulsos que dan forma a las Emociones. Éstas pueden o no ser interpretadas y/o retenidas y/o canalizadas y/o sublimadas por la Inteligencia. La Información, en cambio (también lo puede hacer el Estímulo), pasa al Nivel de Configuración, estructurado por la Memoria y el Pensamiento, quienes interpretan lo ofrecido por las Impresiones dando lugar a la asimilación de las mismas como dato, problema, estímulo o necesidad.

El paso siguiente es toda una acción de Procesamiento, donde se ponen en funcionamiento los esquemas que permiten mantener el equilibrio del organismo, relacionándolo directamente con la Memoria. Ya desde el sí mismo instintivo, cuando se produce el Principio de Realidad, hay una impresión de la experiencia que se almacena, desarrollando aún más la Memoria. Según el nivel de la Impresión, su grado, la memoria es a corto o a largo plazo. En este proceso, cuando se recurre a la memoria, se busca el dato. Si no se encuentra, se almacena. Se si halla, no se almacena. Si aparece algo similar, se compara y analiza el más óptimo para reestablecer el equilibrio, almacenando el nuevo dato o modificándolo, construyendo un mejor esquema y quedando en la memoria, en la percepción y en el mecanismo cognitivo y funcional del procesamiento como aprendizaje, tal cual me parece que acertadamente formuló Piaget

n. En el yo consciente, que aparece como resultado de la interrelación entre la memoria y la inteligencia, se han desarrollado también funciones que involucran no sólo a las específicas de la inteligencia, sino también aquéllas que son producto de la necesidad de equilibrio y gobierno de todo el organismo por parte del yo consciente en razón de su interrelación con el medio; lo que ha implicado controlar o manejar de algún modo las pulsiones. Precisamente, esta relación de las funciones del yo consciente con las pulsiones y el medio, mediada por las actividades de la Inteligencia, han generado las primeras sublimaciones y también sus distorsiones, con relación a la consideración que el Yo ha hecho de la realidad y de cómo le ha respondido a ella, y desde luego, del lugar que ocupa en ella o en relación a ella. La relación ahora del Yo consciente con la realidad, con la sublimación y las pulsiones, da lugar a la estructura del carácter, o sea a la Personalidad. Esto no significa de modo alguno hablar de un Yo autónomo, puesto que la incidencia de cada uno de estos factores influye total o parcialmente en sus acciones.

n. Por último, de acuerdo a toda esta ontogénesis, podemos deducir que en el Imperativo de Conservación de la Especie, -que en el mundo animal se expresa en el Instinto, y que la Inteligencia complejiza conservando a aquél- encontramos el finísimo hilo conductor de la entropía negativa y de la complejidad evolutiva, que aquí vamos a definir como el Impulso Vital en sentido amplio, que persiste y se desarrolla, pero que puede aniquilarse y no necesariamente implica la supervivencia; porque se puede destruir por una patología de la psiquis ó en función de la Especie. En el ser humano se estaría expresando en principio, como una cierta explicitación de una dirección, de un Sentido total que es equilibrador, contenedor y sustentador de la vida también en el sentido amplio como evolución. Pareciera ser el núcleo que está en la base de lo material, de lo fisiológico y de lo psíquico.

ñ. Entonces tendríamos, hasta aquí, una aproximada configuración a una Ontogénesis de la Psiquis. De acuerdo a esto, el proceso continuaría con la aparición de la Cultura. En síntesis tendríamos:

A: Una estructura Psíquica Básica con

-Un Yo consciente y Sublimaciones Pulsionales

-Un Instinto que está en su base y que maneja las pulsiones en su estado natural

-Un Impulso Vital de complejidad creciente de Sentido.

B: Una Estructura Psíquica Actual con

-Una estructura del Carácter: la Personalidad

-Sublimaciones Distorsionadas conscientes e inconscientes.

Todo esto Constituiría un todo unitario orgánico y psíquico. La Cultura, hace que la relación del individuo con su familia, el lenguaje, la Naturaleza y el medio social, sea mediada -destacando que en el individuo, su Familia, sus propias experiencias y el mundo social, tienen toda una Historia de Neurosis y/o Psicosis relativas. Con ese bagaje, la persona sublima las pulsiones generando la estructura de la Personalidad, pero como también se producen distorsiones en este proceso, muchas de las cuales son inconscientes, aparecen psicopatologías que la desestructuran.

5. La Psiquis Social

a. Me atrevería a postular, que la Psiquis Social es la Proyección Colectiva del Yo. Sería como un espejo confuso, del Yo; y al punto de cómo se ha desarrollado hoy la Cultura, estaría desestructurando a la Personalidad. Algunos filósofos opinan que se está generando un vacío existencial. No es, la Cultura en sentido estricto la responsable; es la Psiquis Social, constituida, en principio, por un conjunto básico de elementos que configurarían un todo orgánico, unitario y funcional. Aquéllos serían: la Cultura, el Deseo Social, el Aparato y el Imaginario Social.

b. La Cultura, abarcaría todos los hechos y acciones sociales que constituyen la identidad de un grupo humano o de un Pueblo; pero en el sentido global, estaría formada por un entramado de concepciones del mundo, de aspiraciones, costumbres y realizaciones de todo tipo. Es en gran medida, el ideal explícito y la realización fragmentaria de ese ideal en la realidad.

El Deseo Social, es el lugar de la Pulsión Social. Allí se encuentra la energía, el dominio, la agresión, el apego, la búsqueda, la insatisfacción, el erotismo de lo humano como grupo, en tanto remolino, vorágine y fuerza compartida. Es implícito, desordenado, no quiere ser representado ni estructurado totalmente y su condición natural es la libertad absoluta del Instinto. Es revolucionario y cuestionador.

El Imaginario Social, es el entrecruzamiento colectivo de interpretaciones y representaciones intersubjetivas del conjunto de la Psiquis Social y sus acciones. Allí, los significados son múltiples y variados, con ciertos grados de configuración y adhesión por parte de las personas, grupos humanos y Culturas.

Lo que llamaremos Aparato, serían las estructuras Jurídico-Polìticas, Económico-Tecnológicas y Científico-Ideológicas que permiten la canalización formalmente legitimada de las acciones de los otros componentes de la Psiquis Social. Es pura actualización, implícita y explícita.

c. Creo que esta Psiquis Social Básica, se expresa en Acciones estructuradas en el Lenguaje, y que se dirigen al Yo y al Imaginario Social estructurándolos permanentemente, en una dinámica que abarca a toda la Psiquis. La Cultura está estructurada fragmentariamente, el Deseo Social en sí mismo totalmente desestructurado, y el Aparato sobreestructurado.

En las Acciones, se pueden expresar –directa o indirectamente- como en un gran escenario, en una fantástica representación, los componentes de la Cultura, del Deseo Social, y las Sublimaciones Distorsionadas de ambos. El Aparato, en cambio, lo hace siempre directamente, aunque se canalicen por él las Sublimaciones Sociales.

d. La acción indirecta, se realiza a través del Aparato cuando la Cultura, por medio de la Ideología y la Política, explicita en lo Jurídico sus acciones, legitimándolas a los ojos de la Sociedad. El Deseo Social lo hace, en cambio, desde lo Económico y lo político, que subliman y también distorsionan la Sublimación. La sublimación Distorsionada también se expresa directamente en el escenario de las acciones sin pasar por el Aparato. Todo este conjunto de elementos que desembocan en el gran escenario de la Acción, producirían Neurosis Sociales y/o Psicosis.

e. Tendríamos que ver, entonces, lo que hace y dice el Lenguaje Social; para investigar, desde la Acción, el Imaginario (que influye, como dijimos, en la Cultura y en el Deseo Social), para ver, detectar, y comprender la Distorsión de la Sublimación, y hacerlo por una parte- con las energías de cualquiera de los Campos de la Psiquis Social, trátese de la Cultura, del Deseo Social, del Imaginario y/o el Aparato, y por otro lado, también desde la acción y el Yo personal. Impulsar esas energías significaría acciones para lograr el Cambio, terminando con la Distorsión de la Sublimación.

f. También por otro lado, como el Deseo es necesario porque conlleva el Impulso Vital que cuestiona, devela, subvierte, permitiendo expresar y construir concientemente el Sentido de la Humanidad, necesitamos liberarlo de las ataduras estructurantes del Lenguaje, abraccionándolo para generar las condiciones del Cambio Social. Esto no es fácil, porque liberar responsablemente el decir, el contar y el hacer, produce la libertad, la creatividad y la buena conciencia, liberando a la Humanidad de los prejuicios, la intolerancia y la hipocresía.

g. Las "Zonas Liberadas" de la Distorsión, sanearían y producirían contextos con niveles de interrelación humana más óptimos, para que las personas continúen con su desarrollo.

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Prof. Armando Iván Ojeda

Villa Mercedes –San Luis

Datos personales: Ojeda, Armando Iván, 54, Profesor titular de Filosofía en la Facultad de Cs Médicas de la Universidad Católica de Cuyo en Villa Mercedes, San Luis, y Director de Centro Educativo "Juan W. Gez" en la misma ciudad. Ensayos sobre Lógica, Filosofía Política, Pedagogía y Antropología. Tel. 02657-15584330/ 02657-431748.

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