Elementos a considerar en las soluciones locales de riego en condiciones de un desarrollo sustentable (página 2)
Enviado por Arturo Luis Romero
Durante muchos decenios, el agua ha desempeñado un papel sólo secundario en la historia del desarrollo mundial. Se creía que mientras existieran tierras que regar, ríos en los que construir presas y fuentes subterráneas de las que extraer agua, sólo las limitaciones que imponían la tecnología y las inversiones podían detener el proceso.
Las sequías que asolaron Africa durante los años setenta y ochenta del pasado siglo y las actuales, hicieron comprender a muchos que la causa última del fracaso de las cosechas es a menudo la escasez de agua.
Pronto comenzó a considerarse el problema del agua una cuestión de alcance mundial, estimándose que la clave para la futura acción sobre el agua y el desarrollo agrícola sostenible es integrar los programas y las políticas sobre la conservación del agua y de la tierra.
Hasta ahora, ha sido frecuente que las cuestiones relacionadas con el agua se trataran por etapas. Generalmente, había un órgano que se encargaba de mejorar los suministros de agua potable, otro de mejorar el saneamiento, otro del riego, otro de la conservación de la tierra y otros aún para detener la degradación de los bosques de las cuencas hidrográficas, mejorar la pesca continental y expandir la acuicultura.
Se ha tendido también a tratar estas cuestiones con un enfoque técnico, dedicando escasa atención a los factores sociales, económicos y culturales que determinan si una solución es viable y cómo hay que abordarla. La participación de la comunidad (de hombres y mujeres igualmente) constituye un medio eficaz de garantizar que las soluciones técnicas sean adecuadas y duraderas.
ACCIÓN INTERNACIONAL SOBRE EL AGUA Y LA AGRICULTURA SUSTENTABLE.
El Programa de Acción Internacional sobre los Recursos Hídricos y el Desarrollo Agrícola Sostenible (IAP-WASAD), fue iniciado por la FAO en el año 1990, en colaboración con otros organismos. Su objetivo es ayudar a los países en desarrollo a utilizar de forma sostenible los recursos hídricos destinados a la agricultura sin dañar el medio ambiente. El programa tiene nueve prioridades: políticas, recursos y planificación; aprovechamiento del agua; anegamiento, control de salinidad y drenaje; ordenación de recursos hídricos escasos; suministro de agua para el ganado; y pesca continental y agricultura.
En el referido período, en la estimación del costo del programa se tuvo en cuenta:
a. Realizar inversiones y préstamos a interés bajo proyectos concretos.
b. Subvenciones para reforzar la capacidad nacional en ordenación de recursos hídricos y elaborar políticas y normas.
c. Financiación anual para reforzar la capacidad de las instituciones internacionales en apoyo de los programas nacionales.
Por esa fecha, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente y Desarrollo, estimó que el costo para los países en desarrollo de sus recomendaciones sobre la utilización sostenible de los recursos de agua dulce sería de 54 800 millones de dólares al año durante el periodo de 1993-2000.
El Programa de Acción Internacional sobre los Recursos Hídricos y el Desarrollo Agrícola Sostenible estimó que el costo total, en inversiones, préstamos a interés bajo y subvenciones, de su programa será de casi 10 000 millones de dólares al año durante el decenio 1990.
ASPECTOS GENERALES A CONSIDERAR EN LOS PROYECTOS DE RIEGO EN CONDICIONES DE UN DESARROLLO SUSTENTABLE
El desarrollo sustentable no puede lograrse a largo plazo con comunidades que sean hostiles al medio ambiente. En muchas ocasiones, es necesario enfrentar el problema de la presión ejercida por la población creciente cuyo bienestar económico ha sufrido como consecuencia de un inadecuado manejo de sus recursos naturales. Las características culturales y socio-económicas de la población local en la cual se pretende alcanzar un desarrollo sustentable, constituye un elemento de primordial importancia; esta información es tan importante, como la relativa a los recursos naturales que desean preservarse, cualquiera sea la estrategia de desarrollo a aplicar en relación a la actividad de irrigación.
Al enfrentar la tarea de proyectar un sistema de irrigación basados en el concepto de un desarrollo sustentable resulta de una trascendental importancia tener presente las siguientes consideraciones.
1.- Adecuar el proyecto a las características de los recursos del agroecosistema.
Es necesario en todos y cada uno de los casos en los cuales se vaya a ejecutar un nuevo proyecto de riego, o realizarle alguna transformación a uno existente, tener presente los recursos necesarios y los disponibles, de modo tal que se puedan realizar las adecuaciones oportunas y pertinentes, de tal manera que las decisiones a tomar no conduzcan a un rotundo fracaso.
De este modo, es necesario conocer y evaluar los recursos naturales, sociales, humanos, de capital y de producción; las posibilidades de acceso a los mismos y en el momento requerido, y su cantidad y calidad.
2.- Posibilidad de concebir el proyecto sobre los cimientos de la cultura local.
En muchas ocasiones es posible aprovechar los elementos culturales de manera que contribuyan positivamente a la conservación, protección, y manejo adecuado de todos los recursos naturales vinculados directamente o indirectamente a la actividad de irrigación. Por esto, se debe considerar como elemento importante que cualquier ley o normativa vinculada al proyecto, así como el método de riego a emplear debe ser adaptado de modo tal que aproveche las predisposiciones locales.
No debe soslayarse el hecho de que, por lo general, la diversidad cultural es análoga a la diversidad ecológica, y que las formas locales de adaptación tradicional al medio son a menudo, aunque no siempre, más sensata desde el punto de vista medio ambiental.
Por tanto, al proyectar un sistema de riego, o al establecer las normas de operación de uno ya existente, una tarea a la cual debe concederse absoluta prioridad es a la investigación de las formas tradicionales de gestión de los recursos, antes de que esos elementos puedan ser notoriamente afectados por la marea de la modernidad y la alta tecnología.
Por otra parte, es preciso adaptar estas formas tradicionales de gestión de los recursos de manera que resulten útiles para los encargados de la planificación del desarrollo y aplicación de nuevas tecnologías de riego en un Medio Físico determinado. Así, sería necesario disponer de toda esta información al proyectar un nuevo sistema, de modo tal que los responsabilizados con la tarea sean sensibles al tomar las decisiones y, además, colaboren de forma productiva con la población local. El método de riego a emplear, la técnica, la forma de entrega más adecuada, su explotación, los criterios de uso y manejo del agua, no pueden ser ajenos a esta situación.
3.- Devolver la responsabilidad a la población local con el adecuado asesoramiento.
La estabilidad cultural mantenida a largo plazo en el pasado, en determinados lugares, ha demostrado que la población local es perfectamente capaz y competente para imponer normas, al menos generales, en beneficio de su comunidad. Si a éstas, se vinculan los avances actuales logrados en el desarrollo de métodos y tecnologías de riego, lográndose seleccionar la más apropiada a cada caso particular, los resultados podrían ser realmente asombrosos. En consecuencia, al proyectar nuevos sistemas de riego para una región determinada, es necesario debatir las prioridades del desarrollo local en los gobiernos municipales y de distrito, y cómo éstos se conjugan y relacionan con el desarrollo perspectivo a corto, mediano y largo plazo en los diferentes niveles jerárquicos superiores, llegando hasta nivel de país. Esto permitiría trazar políticas más adecuadas y duraderas en relación a los nuevos proyectos de riego a ejecutar o la transformación de los existentes.
Otro aspecto a considerar es la posibilidad de que el nuevo proyecto pueda ser financiado localmente, al menos en parte, de manera que se establezca un compromiso local, lo cual garantizaría la participación colectiva y activa de la población que recibiría los beneficios del proyecto, la cual se sentiría comprometida con el buen funcionamiento del mismo.
En algunas áreas y localidades podrían establecerse unidades de gestión integradas por expertos, especialistas y personas del lugar bajo el control de los gobiernos municipales, lo cual puede extenderse a los consejos asesores del grupo gestor.
Un punto clave pudiera estar dado por el hecho de que la responsabilidad local en el proyecto de riego, su ejecución y manejo se plasme de acuerdo con los modelos institucionales locales, lo cual contribuiría a un mejor entendimiento entre las partes, teniendo en cuenta que siempre es preferible reforzar las instituciones locales que crear otras nuevas, siempre que estén presentes las condiciones objetivas y subjetivas necesarias lo cual debe ser rigurosamente analizado en cada caso.
Otro importante aspecto sería la manera en que se conciba la cogestión, que supone la necesidad de establecer el nivel de compromiso y la implicación que tendría la participación de la población local, en todas y cada una de las tareas vinculadas con la gestión, entiéndase en las diferentes etapas de la misma: investigaciones necesarias vinculadas al proyecto, montaje y construcción, mantenimiento y reparación, manejo y operación, financiamiento, etc. Teniendo en cuenta en todos los casos sus implicaciones técnicas, sociales, políticas y ambientales, tanto positivas como negativas.
Una manera importante de aumentar la confianza en el caso de introducción de nuevas tecnologías, criterios de manejo y uso del agua, contemplados en los proyectos de riego en determinadas zonas, está dada, precisamente, por esa participación colectiva desde la etapa de investigación y concepción de la idea preliminar, lo cual permite a la población local ayudar a generar información sobre la situación de la zona, pasada y actual, las modificaciones a través del tiempo en el uso de los recursos naturales vinculados a la actividad de irrigación, la experiencia en la explotación de los métodos de riego por ellos empleados, ayudando significativamente a los responsabilizados con la elaboración de las nuevas ideas o del nuevo proyecto, incluso, a definir las mejores vías y tendencias del uso de estos recursos en las condiciones actuales y futuras y, en consecuencia, serviría de guía para la gestión más eficiente de las diferentes etapas del proyecto.
4.- Estudiar la posibilidad de que en las zonas beneficiadas por el proyecto se establezcan algunas de las formas de propiedad colectiva sobre los medios de producción.
En los casos en que los agricultores y población en general tienen derecho sobre la propiedad de las tierras, y como responsabilidad extensiva, sobre el resto de los recursos naturales de la zona beneficiada por el proyecto de riego, establecido este derecho desde hace mucho tiempo, dada su permanencia en la misma, se debe considerar la posibilidad de reconocer de una manera formal y legal su propiedad sobre esas tierras y recursos, y que el gobierno las arriende para su uso. Esto sería más importante aún, si estas zonas son de importancia nacional e incluso internacional.
Lo anterior, posibilitaría que la población local sintiera la enorme responsabilidad que como grupo social asumen, posibilitando además, que la población local tuviera una voz adecuada a la hora de decidir en relación a las diferentes etapas de gestión antes referidas. Estas formas de gestión están demostrando ser muy satisfactorias en diversos países del mundo y, en especial, en Australia, Nueva Zelanda y Canadá, cubriendo razonablemente bien las necesidades y expectativas de todas las partes.
Cuando no sea posible devolver la propiedad a la población local, los gestores, patrocinadores, y personal e instituciones responsabilizados con la concepción y ejecución del nuevo proyecto de riego, pueden al menos reconocer y respetar los derechos tradicionales sobre recursos específicos dentro del área beneficiada por el mismo, lo cual sería altamente apreciado por la población local contribuyendo a una participación directa e indirecta más apreciable de la misma en el desarrollo y ejecución del proyecto de riego, incluso de aquella parte de la misma que aún sin recibir los beneficios directos derivados de éste, verían también respetados sus intereses.
5.- Contratar a la población local para la ejecución del proyecto de riego.
Se debe realizar un esfuerzo especial por contratar población local para que trabaje en la zona beneficiada por un nuevo proyecto de riego o en explotar uno existente. Esto, elevaría el interés de esta población en que se obtengan resultados positivos como consecuencia del proyecto, elevando, a su vez, la posibilidad de que hagan una contribución única e importante a la manera que se gestiona la zona y el proyecto, con su positiva influencia en la ejecución y explotación del sistema de riego y de todos los recursos vinculados al mismo.
Esta contratación de la población local puede requerir de la elevación de su nivel educacional, cultural y técnico, todo lo cual debe ser considerado oportunamente en la concepción del proyecto, de modo tal que pueda ser incluido en el mismo la infraestructura que esto requerirá.
Además, sería un importante aporte para lograr mitigar los efectos indeseables o potenciales impactos ambientales negativos provocados por un "desplazamiento involuntario" de las personas de la localidad hacia otros lugares y, como consecuencia, a disminuir la posibilidad potencial de conflictos sociales y creación de nuevas zonas de reasentamiento poblacional, con sus negativas repercusiones económicas, sociales, políticas y sobre el medio ambiente. Además, sería una importante contribución a disminuir los efectos negativos como consecuencia del impacto ambiental causado por la "colonización de nuevas tierras", como resultado de contratar los servicios de otras personas que al trasladarse al área en la que se aplica el proyecto, traeran consigo sus hábitos, costumbres, modo y estilo de vida diferentes, las cuales tendrán que adaptarse a las nuevas condiciones, imponiendo de alguna manera los mismos.
6.- Vincular el nuevo proyecto y su explotación a los programas gubernamentales de desarrollo local, regional y del país.
Las políticas de desarrollo de las localidades deben estar en correspondencia con las del país; por tanto las primeras deberían revisar sus políticas y su legislación tan frecuentemente como sea posible para adecuarlas al desarrollo del país, haciendo énfasis en que se estén tratando de manera adecuada los problemas humanos y que las soluciones técnicas están en correspondencia con el desarrollo actual y las particularidades de la zona y, además, debidamente integradas en el marco del resto de los aspectos de desarrollo estrechamente vinculados con la actividad de irrigación y el manejo y uso de los recursos hídricos.
En aquellas localidades en las cuales se vayan a ejecutar grandes proyectos de riego y, como consecuencia, grandes y complejos obras hidráulicas puede resultar necesario como primera prioridad garantizar la superación técnica y elevación del nivel educacional y cultural de la población de dicha zona, así como garantizar su permanencia en la misma con la finalidad de cumplir con los aspectos referidos con anterioridad, en los diversos puntos ya tratados.
En consecuencia, pudiera resultar necesario crear toda una infraestructura social que contemple, escuelas, centros de capacitación y entrenamientos en las tecnologías a introducir, centros de salud, programas de planificación familiar, mejorar las comunicaciones y facilitar otros elementos de desarrollo deseados por la localidad. También, sería necesario asegurarse de que los habitantes de la región, sean conscientes de que dichos beneficios les están llegando a casa del nuevo proyecto, y que por lo tanto se requiere de un apoyo continuado de su parte, incluyendo una posible gestión en otras áreas que aún no reciben directamente los beneficios del proyecto, puedan influir en el buen desarrollo del mismo.
7.- Priorizar el desarrollo local a pequeña escala.
Los megaproyectos, tales como los sistemas de riego que requieren de grandes y complejas obras, como presas, asentamientos poblacionales, diques, grandes y complejos sistemas de distribución del agua a través de canales o tuberías, utilización de numerosas y modernas estaciones de bombeo, sistemas para la captación y tratamiento de las aguas, y otros, puedan resultar muy atractivos a los ojos de las agencias para el desarrollo, pero la historia ha demostrado que raramente aportan unos beneficios sostenibles, amplia y equitativamente distribuidos. Normalmente es mucho mejor concentrarse en el nivel de cada pueblo, con proyectos de desarrollo adaptados que puedan mejorar la productividad de las mejores tierras y proporcionar fuentes de energía locales; este desarrollo se puede combinar con normativas más fuertes para reducir de manera importante el impacto sobre el hábitat. Además, en la practica diaria de la explotación y, en particular, de la operación de los sistemas de riego, distribución de los recursos, manejo y uso del agua, resultan más factibles y cómodos tanto desde el punto de vista técnico como operativo y administrativo.
Además, no siempre las características de los diferentes asentamientos poblacionales están preparadas para asimilar la administración y operación de sistemas de gran envergadura y complejidad.
No obstante, en aquellas localidades en las cuales esto resulte factible puede reportar una buena solución, siempre que se tenga presente los diferentes y cuantiosos requerimientos en infraestructura, que aparentemente no forman parte de los beneficios directos aportados por el proyecto de riego, pero que a la luz actual del desarrollo sostenible, tienen que formar una parte inseparable e importante de los mismos.
Otro elemento importante a tener en cuenta es que este desarrollo local a pequeña escala de los proyectos de riego, debe estar concebido como una parte bien definida dentro de los proyectos de desarrollo de todos los niveles superiores y, excepcionalmente, para resolver únicamente los problemas de una localidad en particular.
8.- Facilitar a la población local su participación activa en la preparación de los planes de gestión.
Todo nuevo proyecto de riego o modificación a cualquiera de los ya existentes, debe tener debidamente planificado un plan de gestión, siendo probable que el plan resulte más eficaz si se desarrolla en estrecha colaboración con la población local.
La preparación de los planes de gestión no tiene por qué ser una tarea especializada, que requiera de importantes conocimientos técnicos de personas ajenas a la localidad que se beneficiará del sistema de riego. Por esto, se deben crear las condiciones elementales para que las propias personas de la localidad realicen los diferentes trabajos en las distintas áreas de interés. Esto garantiza que la población local pueda contribuir con sus puntos de vista al buen funcionamiento del sistema.
La definición y construcción de estas diversas áreas de trabajo han de ser precedidas por una paciente labor de investigación participativa y análisis de los problemas con una amplia gama de personas de la comunidad, siendo necesario en ocasiones, dado el nivel y alcance de las decisiones a tomar, discutir y analizar abiertamente todo el espectro de opciones posibles.
9.- Precisar y legislar a nivel local las restricciones asociadas a la explotación de los sistemas de riego.
Una vez consensuado con la población local que resulta deseable y necesario establecer determinadas restricciones en el manejo de los recursos hídricos y los otros recursos naturales asociados al sistema, los cuales a menudo pueden basarse en los que existían cuando la cultura local no disponía de estos beneficios, es preciso establecer con exactitud y rigor una serie de normativas y regulaciones, obligando al cumplimiento de dichas normativas de manera estricta y equitativa. Es preciso no pasar por alto ninguna restricción que pudiera ser necesaria, así como garantizar que la población conozca y entienda las mismas, velando por el cumplimiento de estas a través de su comportamiento y actuaciones. Dejar que la población utilice indiscriminadamente una fuente de agua, desvíe un cauce para satisfacer determinadas necesidades particulares y momentáneas, aplique determinado fertilizante por vías no adecuadas al sistema de riego, aplique éste el tiempo no establecido, utilice los medios no adecuados en correspondencia con los establecidos dados las características del sistema de riego, no aplique el agua oportunamente y en la cantidad y momentos requeridos, no utilice adecuadamente las estaciones de bombeo, etc, porque siempre lo han hecho así, resulta destructivo para la comunidad en general.
Los medios coactivos, siempre que sea posible, deben ser administrados por la población local, o al menos una parte de cualquier multa impuesta debe revertir en las comunidades locales.
10.- Divulgar sistemáticamente los beneficios obtenidos como consecuencia del proyecto de riego o los cambios y mejoras realizados a los existentes.
Es necesario desarrollar y estructurar argumentos sólidos y convincentes que demuestren fehaciente y objetivamente los diferentes beneficios derivados de los proyectos de riego, ya sea por la realización de un nuevo proyecto, o como consecuencia de los cambios y mejoras realizados a los ya existentes, haciendo énfasis en los incrementos en la producción de alimentos para satisfacer las necesidades de la población local, si es posible obtener producciones tales que permitan derivar parte de ésta hacia otras áreas no concebidas como beneficios obtenidos en el manejo y uso del agua y el suelo, la influencia en la mejoría del clima local y otros.
11.- Apoyar la diversidad como un valor.
Durante la etapa de concepción de un nuevo proyecto de riego para una localidad dada, es necesario realizar una serie de adaptaciones y transformaciones al medio en el cual éste se ejecutará. Es este, el momento en que no debe olvidarse la necesidad de que el proyecto se adecue a las condiciones del área, teniendo en cuenta que la diversidad local debe ser preservada como objeto de la mayor importancia.
Se debe tener presente que lo que funciona en un lugar no tiene porqué funcionar necesariamente en otro, y que las características de los diferentes países y localidades tienen imperativos distintos, en especial los países y pequeñas localidades comparados con los grandes, lo cual implica que en cada caso sean necesarios una serie de modificaciones a los métodos y técnicas de riego ya establecidos y probados en determinadas condiciones, con la finalidad de adaptarlos a las condiciones particulares de la localidad en cuestión, basados en sus propias necesidades y diversidad cultural y que ningún proyecto de riego o método para el uso y manejo de agua puede resultar un "elixir universal" que resuelva todos los problemas.
Los pueblos han reconocido desde hace mucho tiempo que la diversidad es la clave de la supervivencia. Por esto, al concebir un nuevo proyecto de riego o alguna modificación a los existentes en la localidad estudiada, es necesario tener presente que los sistemas mixtos, la trashumancia, los aterrazamientos, la explotación agroforestal, las variedades locales, la caza y la pesca y la interrelación explotación forestal-agricultura-hábitos de vida, constituyen una parte importante de la mayoría de las culturas, los cuales no se deben ver afectados por el nuevo proyecto de riego y sus transformaciones.
Es importante recordar en esta búsqueda de la sustentabilidad que este es un proceso al cual nunca se llega, toda vez que la vida, toda, siempre está en constante proceso, por lo que resulta importante reconocer y tener presente que lo que antes fue sustentable hoy puede no serlo, y lo que hoy lo es, puede no serlo en el futuro, dado por los cambios de todo tipo que se generan en toda sociedad, como una lógica consecuencia de la categoría dialéctica causa-efecto.
También es importante tener presente al proyectar un nuevo sistema de riego o modificar o sustituir alguno existente, que la sustentabilidad es la capacidad del agroecosistema para mantener un rendimiento que no decline a lo largo del tiempo, dentro de una amplia gama de condiciones, las cuales deben ser previstas en cada caso en particular.
LOS RECURSOS, EL RIEGO Y EL DESARROLLO SUSTENTABLE
La concepción de un nuevo proyecto de riego o cualquier modificación a uno existente bajo los enfoques actuales de un desarrollo sustentable, implica necesariamente algunos cambios mentales importantes en relación a la necesidad de ampliar el concepto de los recursos a considerar en los mismos, así como la combinación entre éstos, teniendo en cuenta los objetivos específicos que se tratarán de alcanzar en cada caso. Al mismo tiempo, en relación a la información disponible al realizar un trabajo con las características mencionadas.
Así, pueden ser considerados las siguientes cuatro categorías de combinaciones de recursos, que por su estrecha vinculación a la agricultura, influirán de una u otra manera en el momento de enfrentar cualquier actividad vinculada con el proyecto y explotación de los sistemas de riego: Recursos naturales, Recursos humanos, De capital y de producción.
Recursos Naturales.
Los recursos naturales son todos aquellos vinculados con la tierra, el agua, el clima y la vegetación natural que el agricultor explota para la producción agrícola y los cultivos que serán atendidos por el sistema de riego.
En relación al recurso suelo, los elementos más importantes son la superficie del área en la cual se establecerá el proyecto y de los beneficiados por el mismo, incluyendo su topografía, relieve y paisajes característicos, el grado de fragmentación de las tenencias individuales o colectivas, y su ubicación con respecto a los mercados, la profundidad efectiva de los suelos, sus propiedades físicas y químicas y, en general, caracterizar los principales factores limitantes que en relación a este recurso, pueden tener influencias en la selección y ubicación de una u otro método de riego, técnica a emplear y forma de entrega más adecuada.
En relación al recurso agua es necesario conocer su disponibilidad, las posibles fuentes y sus características, la procedencia de las aguas y su calidad para el riego, las formas más adecuadas de tratar las mismas en caso de ser necesario y su disponibilidad.
En cuanto al clima, se requieren estudios relacionados con el régimen y distribución de las precipitaciones, la evaporación, temperatura, velocidad del viento, humedad relativa, radiación solar, horas de iluminación, nubosidad; en todos los casos, teniendo en cuenta su comportamiento tanto estacional como anual.
Respecto a la vegetación natural, es necesario precisar y definir la que puede constituir una importante fuente de alimentación de la población local, esté o no vinculada al proyecto, de modo que sea lo menos afectada posible por la ejecución del proyecto y la posterior explotación de los sistemas de riego, áreas y vegetación de forraje para el alimento de los animales, la cantidad y calidad de estos recursos con posibilidades potenciales de ser utilizados como materiales de construcción para cualquiera de los diferentes objetos de obras que conformarán el proyecto, la existencia de plantas medicinales y, en general, toda aquella vegetación natural que de una u otra forma puede ejercer influencia en la productividad de los suelos, en la protección de los sistemas de cultivos o que contribuyan favorablemente en mejorar la eficiencia del sistema de riego una vez instalado al mismo.
Importante resulta caracterizar la diversidad del mundo animal, pues esto ha demostrado tener una significativa influencia en la selección de los métodos de riego más apropiados y, en ocasiones, ha sido factor limitante en el momento de definir los mismos, ya que existen determinadas especies que resultan agresivas y detractoras de diversos componentes que integran algunos de los sistemas de riego., como por ejemplo de los sistemas de riego localizado que requieren de numerosos componentes plásticos muy atrayentes para determinadas especies animales.
Recursos Humanos.
Los recursos humanos consisten en aquella parte de la población local que viven y trabajan en la localidad beneficiada por el proyecto o sistema de riego, que explotan los recursos de la misma para la producción agrícola sobre la base de incentivos tradicionales o económicos y, que de una u otra forma, pueden vincularse inmediata o mediatamente al desarrollo del proyecto de riego.
Los elementos a tener en cuenta en relación a estos recursos pueden relacionarse con: el número de personas realmente preparadas para contribuir con el desarrollo del proyecto, así como las medianamente preparados y los que sin estarlos, tienen posibilidades reales de alcanzar la preparación necesaria mínima requerida para colaborar con el desarrollo del mismo, ejerciendo algunas de las diferentes actividades que éste impondrá, lo cual regirá, entre otros aspectos, las obligaciones culturales, educacionales y de otro tipo de derivadas del proyecto.
La disposición a trabajar en las tareas vinculadas al proyecto, según la influyan el estatus económico y las actividades culturales relacionadas con el mismo, es otro importante aspecto a ser considerado, incluyendo los elementos de estimulación económica y social como un lógico resorte para incentivar esta disposición.
Igualmente, se necesita evaluar la flexibilidad de la fuerza de trabajo en correspondencia con las variaciones estacionales de la demanda de trabajo, incluyendo en el análisis, la disponibilidad de mano de obra a ser contratada de forma permanente y estable, y la requerida para determinados momentos picos de explotación del sistema de riego, así como el grado de cooperación entre áreas y granjas aledañas a la localidad en la que se ejecutará el proyecto de riego.
La vida ha demostrado que el desarrollo de los proyectos de riego en los cuales, no se ha previsto los aspectos antes mencionados, ha sido muy diferente a los potenciales demostrados del mismo en comparación con las experiencias en los cuales estos elementos han sido cuidadosamente estudiados.
Recursos de capital.
Son los bienes y servicios creados, comprados o tomados en préstamo por las personas asociadas al proyecto, con la finalidad de facilitar su ejecución, desarrollo y explotación, incluyendo todos los recursos naturales y humanos que contribuirán a obtener los beneficios derivados del mismo.
De manera general, éstos pueden ser agrupados en cuatro categoría principales:
a) los recursos permanentes, asociados a las modificaciones duraderas de los recursos de tierra, agua, objetos de obra u otras, vinculados directamente al proyecto de riego para los fines de la producción agrícola;
b) los recursos no permanentes, o aquellos que se deprecian y tienen que ser reemplazados periódicamente;
c) recursos operativos o bienes consumibles utilizados en las operaciones cotidianas del sistema de riego y las diferentes actividades vinculadas al proceso productivo del mismo, como tuberías, accesorios, puntos de emisión (aspersores, sifones, compuertas, reguladores del flujo, tuberías, válvulas, componentes de las estaciones de bombeo, manómetros, mangueras, recubrimiento de los canales de riego, aforadores, y otros) y
d) los recursos potenciales, aquellos que no posee el agricultor pero de los cuales puede disponer y que eventualmente tendrán que ser pagados, como el crédito, la capacitación del personal vinculado al proyecto, la asesoría o consultoría de personal especializado en el proyecto y otros.
Recursos de Producción.
Estos incluyen básicamente la producción agrícola de la finca, granja o área beneficiada por el proyecto. Estos, se convierten en recursos de capital cuando se las venden y será objeto de análisis particular en otro trabajo.
CONCLUSIONES
En el documento se realiza un esbozo general de los principales elementos que se deben tener en cuenta bajo los conceptos actuales de desarrollo agrícola sustentable, al abordar la proyección, el diseño, la construcción, la explotación y el manejo y uso del agua de riego, los cuales deben formar parte de la información básica que debe estar disponible al tomar decisiones en relación a la factibilidad de utilizar el método de riego, la técnica, la forma de entrega, así como de la infraestructura necesaria vinculada con un nuevo proyecto o cualquier modificación a uno existente durante su explotación.
Se destaca el importante papel que debe jugar la población local en cualquier decisión vinculada con los proyectos de riego, sus hábitos, costumbres, nivel educacional y cultural, de gestión, así como los recursos naturales autóctonos, elementos de vital importancia en el momento de tomar la decisión más adecuada, la cual debe estar en estricta correspondencia con todos estos factores.
Se precisa que no debe obviarse al concebir un proyecto de riego, la creación de las infraestructuras necesarias que pueden garantizar un buen desarrollo del mismo, incluyendo la posibilidad de capacitar y asesorar a la población autóctona con la finalidad de elevar su nivel educacional, cultural y técnico, que pueda garantizar que sea ésta, básicamente, la encargada en un alto porciento de enfrentar y desarrollar las diferentes etapas de un proyecto de riego, creando condiciones que les permita interpretar su alta responsabilidad en el logro de los objetivos propuestos en cualquier etapa de un proyecto de riego, en el manejo eficiente de todos los recursos vinculados al mismos y en su administración.
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Autor:
Prof. Dr. Ing. Arturo Luis Romero
Ingeniero Civil. Ingeniero Hidráulico. Doctor en Ciencias Técnicas. Profesor Titular. Investigador Titular. Máster en Cálculo Estructural de Obras de Ingeniería. Diplomado en Dirección de Empresas, Marketing y Negociaciones. Máster en Dirección Integrada de Proyectos. Diplomado en Estrategias de Negocios y Comunicación. Diplomado en Gestión de Riesgos, Gestión de la Calidad y Ambiental. UCT Escambray, La Habana. E- mail: ; ;
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