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Efecto de la aplicación de diferentes dosis de Humus de Lombriz y Bayfolan (página 2)


Partes: 1, 2, 3

La hoja tiene una función específica de ser la fábrica de los carbohidratos, pero por sus características anatómicas presenta condiciones ventajosas para una incorporación inmediata de los nutrimentos a los fotosintatos y la translocación de estos a los lugares de la planta de mayor demanda. El abastecimiento de los nutrimentos a través del suelo está afectado por muchos factores de diferentes tipos: origen del suelo, características físicas, químicas y biológicas, humedad, plagas y enfermedades (Bear, 1965; Plancarte, 1971; Trinidad et al., 1971). Por consiguiente, habrá casos en que la fertilización foliar sea más ventajosa y eficiente para ciertos elementos, que la fertilización al suelo, y casos en que simple y sencillamente no sea recomendable el uso de la fertilización foliar. La hoja es el órgano de la planta más importante para el aprovechamiento de los nutrimentos aplicados por aspersión (Tisdale et al., 1985); sin embargo, parece ser, que un nutrimento también puede penetrar a través del tallo, si éste no presenta una suberización o lignificación muy fuerte; tal es el caso de las ramas jóvenes o el tallo de las plantas en las primeras etapas de desarrollo.

La hoja es un tejido laminar formada en su mayor parte por células activas (parénquima y epidermis) con excepción del tejido vascular (vasos del xilema que irrigan la hoja de savia bruta) y la cutícula que es un tejido suberizado o ceroso que protege a la epidermis del medio (Bidwell, 1979).

Desde el punto de vista de su estructura, las partes más importantes de una hoja del haz al envés son: La cutícula, epidermis superior, parénquima de empalizada, parénquima esponjoso, tejido vascular (integrado por células perimetrales, xilema, floema y fibras esclerenquimatosas), epidermis inferior y cutícula inferior. En el envés, en muchos casos existe una capa espesa de vellos, que dificulta el acceso de soluciones nutritivas, hasta la epidermis como ocurre en la hoja de aguacate. Fisiológicamente la hoja es la principal fábrica de fotosintatos. De aquí la gran importancia de poner al alcance de la fábrica los nutrimentos necesarios que se incorporan de inmediato a los metabolitos, al ser aplicados por aspersión en el follaje. Pero la fertilización foliar no puede cubrir aquellos nutrimentos que se requieren en cantidades elevadas. La fertilización foliar, entonces, debe utilizarse como una práctica especial para complementar requerimientos nutrimentales o corregir deficiencias de aquellos nutrimentos que no existen o no se pueden aprovechar eficientemente mediante la fertilización al suelo (Franke, 1986).

2.2.1 Mecanismos de absorción de nutrimentos.

Desde 1877 se demostró que las sales y otras substancias pueden ser absorbidas a través de las hojas (Franke, 1986). Johnson (1916) asperjando sus piñas con una solución de sulfato de hierro, logró enverdecer las plantas después de algunas semanas. Esta experiencia tuvo repercusiones con los productores y se empezaron a utilizar sin medida, prácticas de aspersión foliar de algunos micronutrimentos. A pesar de ser una práctica común entre agricultores, todavía a finales de la década de los 40's, no se sabía el mecanismo de absorción foliar de nutrimentos. Aún hoy en día, la expresión "Fertilización Foliar" pocas veces se menciona en los 249 textos clásicos, y el mecanismo de absorción por este medio no está descrito de manera formal a pesar de que es una práctica importante en la actualidad. Las hojas no son órganos especializados para la absorción de los nutrimentos como lo son las raíces; sin embargo, los estudios han demostrado que los nutrimentos en solución sí son absorbidos aunque no en toda la superficie de la cutícula foliar, pero sí, en áreas puntiformes las cuales coinciden con la posición

de los ectotesmos que se proyectan radialmente en la pared celular. Estas áreas puntiformes sirven para excretar soluciones acuosas de la hoja, como ha sido demostrado en varios estudios. Por lo tanto, también son apropiados para el proceso inverso, esto es, penetración de soluciones acuosas con nutrimentos hacia la hoja (Franke, 1986). El proceso de absorción de nutrimentos comienza con la aspersión de gotas muy finas sobre la superficie de la hoja de una solución acuosa que lleva un nutrimento o nutrimentos en cantidades convenientes. La hoja está cubierta por una capa de cutina que forma una película discontinua llamada cutícula, aparentemente impermeable y repelente al agua por su naturaleza lipofílica (Figura l). La pared externa de las células epidermales, debajo de la cutícula, consiste de una mezcla de pectina, hemicelulosa y cera, y tiene una estructura formada por fibras entrelazadas. Dependiendo de la textura de éstas es el tamaño de espacios que quedan entre ellas, llamados espacios interfibrales (100 A°), caracterizados por ser permeables al agua y a substancias disueltas en ella. Después de esta capa se tiene al plasmalema o membrana plasmática, que es el límite más externo del citoplasma (García y Peña, 1995).

El plasmalemaconsiste de una película bimolecular de lipoides y está parcial o totalmente cubierto de una capa de proteína. Las moléculas de lipoides, parcialmente fosfolipoides, tienen un polo lipofílico y un polo hidrofílico; se supone que a través de estos lipoides hidrofílicos penetran los nutrimentos. Estos lipoides se pueden prolongar radialmente hacia la pared epidermal, y se conocen como ectodesmos o cordones lipoides que facilitan en gran medida la penetración de los nutrimentos. Tal parece que en una primera instancia, al ser aplicado el nutrimento por aspersión, éste se difunde por los espacios interfibrales en la pared de las células epidermales (difusión), o bien, vía intercambio iónico a través de ectodermos (ectoteichodes), hasta llegar al plasmalema, lugar donde se lleva a cabo prácticamente una absorción activa como en el caso de la absorción de nutrimentos por las raíces. En esta absorción activa participan los transportadores, que al incorporar el nutrimento al citoplasma de la célula, forman metabolitos que son posteriormente translocados a los sitios de mayor demanda para el crecimiento y rendimiento de la planta. Por lo tanto, la absorción foliar de nutrimentos se lleva a cabo por las células epidérmicas de la hoja y no exclusivamente a través de los estomas como se creyó inicialmente. De aquí la importancia de hidratar la cutícula de la hoja con surfactantes para facilitar la penetración del nutrimento. Este proceso, descrito brevemente, ha sido cotejado actualmente mediante el uso de algunos trazadores isotópicos (Franke, 1986).

2.2.2 Factores que influyen en la fertilización foliar.

Para el buen éxito de la fertilización foliar es necesario tomar en cuenta tres factores, los de la planta, ambiente y formulación foliar. En relación a la formulación foliar, la concentración de la sal portadora del nutrimento, el pH de la solución, la adición de coadyuvantes y el tamaño de la gota del fertilizante líquido, del nutrimento por asperjar se cita su valencia y el ión acompañante, la velocidad de penetración y la translocabilidad del nutrimento dentro de la planta. Del ambiente se debe de considerar la temperatura del aire, el viento, la luz, humedad relativa y la hora de aplicación. De la planta se ha de tomar en cuenta la especie del cultivo, estado nutricional, etapa de desarrollo de la planta y edad de las hojas. (Kovacs, 1986).

Relacionadas con el Ambiente Temperatura.

La temperatura influye en la absorción de nutrimentos vía aspersión foliar. Los datos que se presentan en el Cuadro 5 indican que el fósforo en las hojas de frijol se absorbe en mayor cantidad a 21 °C que a 14 o 25 °C (Jyung y Wittwer, 1964).

Luz, humedad relativa y hora de aplicación. Estos tres factores deben de tomarse en cuenta en la práctica de fertilización foliar. La luz es un factor importante en la fotosíntesis y para que una planta pueda incorporar nutrimentos en los metabolitos se requiere de un proceso fotosintéticamente activo en la planta. La humedad relativa influye en la velocidad de evaporación del agua que se aplica. Por consiguiente, una alta humedad relativa del medio favorece la penetración de los nutrimentos al mantener húmeda la hoja. Este último factor está relacionado con la hora de aplicación, la cual debe de practicarse o muy temprano o en las tardes, según las condiciones de la región (Swietlik y Faust, 1984).

Relacionados con la Planta Edad y hoja.

La aplicación foliar de nutrimentos también está afectada por el estado de las plantas después de la aplicación Fuente: Jyung et al. (1964). desarrollo de la planta. Se indica, aunque existen pocos datos, que las plantas y hojas jóvenes son las que tienen mayor capacidad de absorción de nutrimentos vía aspersión foliar y desde luego deben de tener un déficit de esos nutrimentos en su desarrollo. Entre especies también hay diferencias, y posiblemente esta diferencia esté fundamentalmente influenciada por el grado de cutinización y/o significación de las hojas. A mayor cutinización, lignificación y presencia de ceras en la hoja, habrá menor facilidad de absorción del nutrimento (Swietlik y Faust, 1984).

2.2.3 Propósito de la fertilización foliar.

La fertilización foliar puede ser útil para varios propósitos tomando en consideración que es una práctica que permite la incorporación inmediata de los elementos esenciales en los metabolitos que se están generando en el proceso de fotosíntesis. Algunos de estos propósitos se indican a continuación: corregir las deficiencias nutrimentales que en un momento dado se presentan en el desarrollo de la planta, corregir requerimientos nutrimentales que no se logran cubrir con la fertilización común al suelo, abastecer de nutrimentos a la planta que se retienen o se fijan en el suelo, mejorar la calidad del producto, acelerar o retardar alguna etapa fisiológica de la planta, hacer eficiente el aprovechamiento nutrimental de los fertilizantes, corregir problemas fitopatológicos de los cultivos al aplicar cobre y azufre, y respaldar o reforzar la fertilización edáfica para optimizar el rendimiento de una cosecha. Lo anterior indica que la fertilización foliar debe ser específica, de acuerdo con el propósito y el problema nutricional que se quiera resolver o corregir

en los cultivos (Rodríguez M., Ma. 1997).

2.3 Los Abonos Orgánicos. Su aplicación y el efecto en el suelo.

La Práctica de producir alimentos en las ciudades, como bien plantea Mougeot (1997) se remonta a las culturas Inca, Aztecas y Mayas, también en los primeros asentamiento en Java y en el Indus y en los pueblos situados en las márgenes de los ríos Tigris y Eufrates; esta forma de producción de alimentos, en zonas urbanas con métodos renovados, resulta floreciente en muchas partes del mundo principalmente en las ciudades asiáticas y en otras densamente pobladas del planeta (INIFAT, 1995.).El método de producción de alimentos en las ciudades o Agricultura Urbana como se le denomina, es definido por Pérez (1995) y Companioni et al. (1998), como toda producción agrícola o pecuaria que se realiza dentro de las ciudades o en su periferia hasta el límite aquel donde recibe influencia directa de la ciudad sobre su desarrollo, o su proceso productivo, transcurre en vinculación directa con el factor urbanístico o con sus pobladores.

El mismo Companioni (1998) agrega que la Agricultura Urbana se desarrolla en tierras no propicias para la construcción, que son tierras públicas inertes, espacios alrededor de los núcleos familiares, por lo tanto, esta práctica no obstruye el desarrollo más apropiado del suelo, sino que pone en uso áreas pequeñas, inaccesibles, desatendidas y vacantes.

Dentro de la Agricultura Urbana existen dos formas principales de producción, que en la actualidad son las más importantes; los Organopónicos, donde se desarrollan las hortalizas sobre un sustrato sólido distinto del suelo, natural o de síntesis mineral u orgánica, que colocado en un contenedor en forma pura o en mezcla permite el anclaje del sistema radicular, desempeñando un papel de soporte para las plantas ( Abad, 1997) y los Huertos Intensivos los cuales se desarrollan en áreas cultivables, conformándose los canteros "In situ" sin utilizar soportes o paredes laterales y se aplica la materia orgánica directamente al suelo ( Companioni, 1998 ), ambas practicas facilitan a la población consumir las hortalizas frescas , eliminando la dependencia de las transportaciones y del mismo modo permiten lograr precios más competitivos. El Fundamento de estas instalaciones dentro de áreas densamente pobladas, posibilita resolver en gran medida, la demanda de vegetales en la dieta que según la FAO deberá ser de 300 g "percápita" por día, (CIARA-FIDA, 1996.).

García (1995) plantea que estos dos métodos de producción agrícola de La Agricultura Urbana en Cuba, son formas de producción de alimentos en calidad y cantidad suficientes para las poblaciones de las localidades donde estén enclavadas. En tanto Salcines et al. (1997), aseguran que para el buen funcionamiento en estos sistemas de producción biointensivas con bases Agroecológicas deben cumplirse algunos principios básicos como son: aumento de la biodiversidad de especies, el empleo de variedades adecuadas, la rotación, el policultivo, el uso intensivo del suelo o de los sustratos, la calidad de las aguas de riego y la nutrición orgánica. Dentro de estas dos formas de producción agrícola, los huertos intensivos son una parte fundamental de la Agricultura Urbana, ellos constituyen una forma biológica de hacer agricultura (en opción a una forma química), en la que se cultiva intensivamente una superficie reducida de terreno utilizando ingredientes de la naturaleza para reconstruir y luego mantener la productividad del suelo, (Anónimo 1998).

En este método de producción de alimentos el suelo se mejora con materiales orgánicos paulatinamente beneficiándose las propiedades físicas, químicas y biológicas, en esta última la vida microbiana mejora de año en año, incrementándose el contenido de nutrientes del suelo después de cada cosecha en lugar de agotarse. En el caso de los rendimientos continúan aumentando durante los primeros años y luego tienden a estabilizarse en niveles generalmente altos (INIFAT, 1998).

Según el Departamento de Agronomía del INIFAT (1998), en Cuba los Huertos Intensivos se desarrollan en áreas cultivables, conformándose los canteros "in situ" sin utilizar soportes o paredes laterales y se aplica la materia orgánica directamente al suelo durante el proceso de la preparación del cantero para la siembra. Por otro lado, se caracterizan por producir hortalizas todo el año, con un amplio surtido en cuanto a variedades y se alcanzan altos rendimientos, sobre la base del uso continuo de residuales orgánicos para establecer y mantener la fertilidad del suelo, además de utilizarse biofertilizantes y controles biológicos. El factor decisivo de la estabilidad de los altos rendimientos en las sucesivas cosechas de los huertos, está determinado por la constancia y disciplina de las actividades post-cosecha, para lograr la restitución de la fertilidad del cantero, lo cual va desde el laboreo en el mismo para darle las condiciones físicas necesarias, incluyendo también el subsuelo ligero, y la aplicación de la materia orgánica antes de la próxima siembra, que no debe ser inferior a 10 Kg./m2 (Manual para organopónicos y huertos intensivos, 1999).

2.3.1 El Humus de Lombriz. Su aplicación y el efecto en el suelo.

Los abonos orgánicos se han utilizado desde tiempos remotos en todas las civilizaciones del mundo, siempre con buenos resultados, permitiendo la producción de alimentos en cantidades suficientes (Guerrero, 1993). Peña (1998) aseguran que esto ocurre debido a que los residuos orgánicos al ser aplicados al suelo mejoran las propiedades físicas, químicas y biológicas, resolviendo los problemas de la fertilidad de los suelos, además de aumentar la capacidad de resistencia a factores ambientales negativos. Por otra parte Carrión et al. (1998), plantean que la aplicación de estos abonos va a depender de varios aspectos, tales como la fuente orgánica de cada territorio, su calidad nutrimental y el costo de transportación fundamentalmente. Investigadores como Kodva (1974) infiere que un número muy amplio de estos productos orgánicos puede ser probado, analizado y mezclado para su utilización como abonos, en conformidad con el clima, el tipo de suelo, la variedad de cultivos y su concentración, pero entre ellos se destacan los que según la FAO (1979) los chinos han clasificado de forma general en: desechos animales (estiércoles, orina, sangre, etc.); desechos agrícolas (pajas, cascarillas, hierbas, rastrojos de cosechas, etc.) y desechos industriales y urbanos (aguas cloacales, lodos residuales, basuras, etc.).

Montero et al. (1978) y Hadas et al. (1983) basan el empleo de los abonos orgánicos en el valor del contenido de uno de sus elementos químicos principales como fuente de nutrientes, aplicando distintos materiales orgánicos a dosis variables de acuerdo con sus contenidos de nitrógeno. Lee y Bartlett (1976) utilizan el valor del carbono y Kirkham (1982) informan del uso de lodos residuales por sus concentraciones de fósforo. Pomares y Pratts (1979), Leiros de la Peña et al. (1983), Paretas et al. (1983) y Somani (1983) reportan que la gran variación encontrada en la composición química de estos abonos, ha provocado que sus aplicaciones se efectúen fundamentalmente, sobre la base de una unidad de volumen o peso por unidad de superficie en casi todo el mundo. Al ser usado de esta manera, los materiales orgánicos se van a comportar como fertilizantes completos, ya que van a aportar tantos macroelementos como microelementos y a su vez servirán como enmiendas orgánicas por el alto contenido de materia orgánica que por regla general contienen por lo que van a afectar las características químicas, físicas y biológicas de los suelos donde se utilicen y por lo tanto los rendimientos de los cultivos (Gandarilla, 1998). Por su parte Jeavons (1991), plantea que el abonado orgánico es una de las prácticas más importantes para mantener un suelo productivo y Mayea (1993) afirma que esto es posible porque los ácidos orgánicos de estos abonos trabajan sobre los nutrientes del suelo y lo ponen con mayor facilidad al alcance de las plantas. También Álvarez et al. (1995) informan que estos abonos pueden ser transformados por la acción de los microorganismos en biofertilizantes de alta calidad nutritiva.

2.3.2 Efecto del Humus de Lombriz sobre el contenido de nitrógeno del suelo.

El efecto que los abonos orgánicos ejercen sobre el contenido de nitrógeno en el suelo va a ser variable; y esto pudiera deberse a que la disponibilidad de este elemento desde los residuos es compleja y está influenciada por diversas transformaciones químicas, físicas y biológicas. Estos procesos y transformaciones van a estar afectados principalmente por factores tales como: la relación carbono: nitrógeno y el contenido de nitrógeno del residuo, la humedad, la temperatura y las características del suelo, así como por la forma de aplicación y la cantidad de abono empleada (Gandarilla, 1997). Investigadores como Martínez (1985); Ayanaba y Okigbo (1976); Montero et al. (1978) y Tunney (1980) entre otros, fijan de forma empírica o experimental que el rango por debajo del cual ocurre la mineralización o sea la liberación del nitrógeno de los compuestos, se encuentra entre una relación carbono-nitrógeno de 18 a 25 lo que hace necesario que el contenido de nitrógeno del material tenga que oscilar entre 1,7 y 2,5 por ciento.

En investigaciones hechas por Díaz-Fierro et al. (1983) en Santa Cristina, Galicia, usando el purín de vacuno como fertilizante, provocó la disponibilidad de los principales elementos en el suelo y en otros estudios hechos con el purín de vacuno Carballas et al. (1983) encontraron aumento en el N inorgánico del suelo, con el incremento de las dosis de este abono. Estos aumentos se estiman entre 1,5 y 4 mg de N/100g de suelo por cada 100 m3 / ha de purín añadido. Por otro lado Cabaneiro (1982) también con el purín de vacuno reporta incremento del carbono total, pero en suelos cuyos contenidos en este elemento son inferiores al 2%. Cristensen (1992) por su parte indica que la materia orgánica asociada con minerales del tamaño de la arena también se descompone fácilmente existiendo algún tipo de indicio de que parte de la materia orgánica asociada con arcilla se mineraliza de manera relativamente fácil y es una fuente importante de nitrógeno disponible.

Las pérdidas y ganancias que sufre el nitrógeno en el suelo, están muy relacionadas con factores tales como la humedad y la temperatura, cuando se le adicionan sustancias orgánicas al mismo. Autores como Myers (1975); Smith y Zimeerman (1981); Spoerl y Garz (1981); Apfelthaler (1983) y Hadas et al. (1983); plantean que a un aumento en la humedad y la temperatura hasta ciertos límites, en condiciones de abundantes sustrato favorecerá los procesos de amonificación y de nitrificación aunque no en la misma medida, lo cual podría entonces provocar las pérdidas de nitrógeno en forma gaseosa o por lixiviación como informan Dinchev (1972) y Reddy et al. (1982).

La cantidad de abono a aplicar y su forma puede tener una relación estrecha con la pérdida o ganancia que sufre el nitrógeno en el suelo; así Linn y Doran (1984) reportan que la acumulación de residuos en la superficie incrementa el nitrógeno en la misma, sin embargo Schoenan y Bettan (1987) plantean que la aplicación de los abonos orgánicos enterrados e incorporados en la profundidad, disminuyen la liberación del nitrógeno de la materia orgánica, añadida por condiciones desfavorables para los microorganismos, y por otro lado Aldag y Dohler (1986) citando a otros autores, expresan que las pérdidas del amonio, cuando los residuos se aplican esparcidos, varían entre el 10 y el 85 por ciento.

Por su parte Leiros et al. (1984) y Carballas et al. (1994) en estudios hechos sobre suelos de monte y cultivos en Galicia España, con distintas dosis de purín de vacuno, en diferentes épocas e incorporados en la superficie del suelo; llegaron a la conclusión de que el fenómeno de volatización es solo efectivo de forma apreciable durante las primeras 24 horas que siguen a la adición del abono, disminuyendo luego de forma muy apreciable, de manera que durante el primer día se volatilizó entre el 70 y 90 por ciento del amoniaco total liberado.

2.3.3. Efectos del Humus de Lombriz sobre el contenido de fósforo del suelo.

Cuando se aplican los abonos orgánicos al suelo, estos van a aportar ciertas cantidades de fósforo orgánico y en una mayor cuantía se incorporaría el fósforo inorgánico; el cual según señala Gil et al. (1985) se va a comportar como lo haría el fósforo de cualquier fertilizante fosfatado usual; se puede estimar entonces, que esta adición de abonos orgánicos elevará los contenidos de fósforo disponible del suelo de una manera parecida a la de los fertilizantes minerales. Sharpley y Halvorson (1992) también señalan que el comportamiento del fósforo incorporado con los abonos orgánicos aumenta los contenidos en el suelo de la misma forma que los minerales. Conjuntamente con el fósforo añadido cuando se aplican materiales orgánicos al suelo, se va a adicionar también una considerable cantidad de materia orgánica que en su proceso de descomposición por los microorganismos va a producir determinadas cantidades y tipos de ácidos orgánicos y otros compuestos que como informan Arzola et al. (1985), Guijarro et al. (1982) y Jiao (1983), van a facilitar la conversión gradual de los fosfatos y otros compuestos fosforados del suelo en forma asimilable y a su vez, van a formar complejos estables con el hierro y el aluminio, si están presentes en la solución del suelo, o con el calcio y el magnesio, si se encuentran en altas concentraciones. Esto posibilita que ellos disminuyan la retención del fósforo y consecuentemente que la solubilidad, de este elemento tanto del propio suelo, como del adicionado, aumente.

Por otro lado Urquiza et al. (1982) plantean que la aplicación de los abonos orgánicos al suelo beneficia la movilidad de los iones fostatos, la débil retención de estos en la fase sólida del suelo y mejoran la capacidad del mismo para acumular formas de fósforo que resulten más fácilmente asimilables para las plantas. Según distintos investigadores, los procesos de solubilización, inmovilización y mineralización del fósforo por parte de los microorganismos podrían explicar el aumento en la efectividad de los abonos orgánicos con el tiempo y su efecto residual. Así Alonso et al. (1997) afirman que los residuos biodegradables de cualquier tipo, al ser procesados se transforman en biofertilizantes de alta calidad nutritiva, mejoradora de las condiciones físicas, químicas y biológicas del suelo, de manera que la oxidación lenta de humus provoca la solubilización del fósforo fijado, liberando paulatinamente este elemento y poniéndolo a disposición de las plantas. Gandarilla et al. (1994) utilizando el humus de lombriz como abono orgánico en cosechas alternas de una secuencia de hortalizas en organopónicos, informan aumento del contenido del fósforo asimilable del sustrato al término de un año. También en una secuencia de hortaliza, pero en huertos intensivos, Caballero et al. (1997) informan de incremento en los niveles de fósforos, asimilable del suelo, utilizando el residuo de la producción de biogás en cosechas alternas, al término del estudio.

Los efectos descritos anteriormente sugieren que los abonos orgánicos pueden ser considerados como un fertilizante fosfórico de liberación lenta, lo cual sería una característica fundamental a tener en cuenta cuando se piensa en su utilización en suelos que tienen una alta capacidad de fijación de fósforo o en aquellos que son cultivados intensivamente y se necesita mantener un nivel determinado de este elemento para poderlos seguir explotando (Gandarilla, 1998).

2.3.4 Efecto del Humus de Lombriz sobre el contenido de potasio del suelo.

El efecto que los abonos orgánicos causan sobre el contenido de potasio del suelo, no solo va a depender del contenido de este elemento en los residuos, sino también de su solubilidad, el tipo de suelo, las condiciones climáticas y la forma y cantidad aplicada (Gandarilla, 1988). Con respecto al contenido de este elemento desde los residuos Millar (1967) informa, que la composición química de varios estiércoles de animales, fluctúa entre el 0.33% de potasio en las aves, hasta 0.82% de potasio disponible en las heces de ovejas y puntualiza que esto puede suceder por el tipo de alimentación a que fueron sometidos los animales. Crespo y Arteaga (1984) manifiestan que el potasio del estiércol vacuno se caracteriza por su elevada solubilidad, sin embargo Xi et al. (1986) encuentran que del potasio total de diferentes materiales orgánicos, solo entre un 50 y un 80 % estuvo en forma disponible y por tanto efectiva para el suelo. La facultad que tienen los abonos orgánicos para aportar potasio, parece ser denominador común de muchos materiales orgánicos, tales como los estiércoles diversos (Debry, 1979), compost de basuras urbanas (Ortega et al., 1984) y lodos de aguas residuales (Mc Intosh et al., 1984)

También Andrade et al. (1985) reportan incremento en el contenido de potasio del suelo, al usar lodos residuales y los compara con el aporte que hacen los fertilizantes químicos. En sustratos de organopónicos, Pérez et al. (1993), informan que al utilizar biofertilizantes y abonos orgánicos en una secuencia de cultivos hortícolas, no solamente se incrementaron los rendimientos, sino que se logró además detener el deterioro químico del sustrato y el contenido de potasio que es uno de los elementos que más se pierde, aumentó al finalizar el estudio. Caballero et al. (1994) utilizando el Humus de Lombriz como abono orgánico en el cultivo del Frijol obtienen aumento en el contenido de potasio de un suelo Pardo sin Carbonato al finalizar el ciclo del cultivo. En otros estudios Heredia et al. (1998) al trabajar con materiales orgánicos en sustratos de organopónicos reportan incrementos de los contenidos químicos donde está incluido el potasio.

2.3.5 Efecto del Humus de Lombriz sobre el contenido de materia Orgánica del suelo.

La materia orgánica es el factor principal que determina la fertilidad del suelo, es precisamente su presencia quien diferencia al suelo de su roca formadora (Alonso et al., 1996). La materia orgánica viva del suelo se compone de un variado grupo de organismos. Estos organismos incluyen virus, bacterias, hongos y protozoos, artrópodos de tamaño pequeños y medianos, lombrices, etc. Por lo general a medida que aumenta el tamaño de los organismos, disminuye la densidad de la población ( Smil, 1991 ).

Altieri (1997) plantea que la materia orgánica es solo un pequeño porcentaje del peso de la mayoría de los suelos (generalmente del 1 al 6 %), porque la cantidad y el tipo de materia orgánica influye en casi todas las propiedades que contribuyen a la calidad del suelo. La cantidad y calidad de la materia orgánica puede cambiar las propiedades del suelo, cuando la estructura y disponibilidad de los nutrientes mejora y existe más diversidad biológica en suelos con un buen manejo de la materia orgánica.

Según Gandarilla (1988) los abonos orgánicos presentan entre otras cosas un alto contenido de sustancias orgánicas y al ser aplicados al suelo van a influir directamente sobre los contenidos y la calidad de la materia orgánica de este. Es por ello que Korschens y Klimanek (1980) expresaron que existe una correlación positiva entre el abonado y la materia orgánica del suelo. Por otro lado Shuglya y Koryagina (1983) observaron que dosis crecientes de estiércol vacuno incrementaron el contenido de humus y Rodríguez et al. (1983) al usar algas encuentran un aumento en la materia orgánica en los dos meses siguientes a su aplicación.

En Cuba Guijarro et al. (1982) informan que las aplicaciones de cachaza aumentaron los contenidos de Humus de lombriz. del suelo en el primer año pero a partir de aquí observaron una disminución gradual con el tiempo, aunque el efecto se mantuvo aún en el tercer año y consideran que se deba a que en las condiciones de humedad y temperatura elevada prevalecientes en el país, la biodegradación de los residuos orgánicos, ocurre con bastante rapidez siendo necesaria la aplicación constante de dichos materiales. Lara et al. (1994) indican que las aguas residuales de producción de Torula provocaron un aumento en el contenido de la materia orgánica en los primeros 40 cm aproximadamente de profundidad en el suelo. En el mismo año Hernández et al. (1994) al usar residuales líquidos de la fabricación de azúcares crudo y refino, encontró que los mismos aportan un contenido de materia orgánica, que contribuye a incrementar la biomasa microbiana. También informan de incremento de la materia orgánica, Heredia et al. (1998), cuando utilizando zeolita natural y materia orgánica (compost basándose en estiércol vacuno, restos de cosecha y capa de suelo), en la formación de un sustrato de organopónicos, logran durabilidad de las propiedades químicas, frente al cultivo intensivo de hortalizas.

2.3.6 Efecto del Humus de Lombriz sobre otras propiedades químicas del Suelo.

Los diversos factores que determinan la calidad del suelo son esencialmente aquellas propiedades que ejercen mayor influencia en el crecimiento de los cultivos (Magdoff, 1997). Dentro de estas propiedades las más importantes son: las físicas, las químicas y las biológicas.

Dentro de las propiedades químicas las más importantes según Emmaus (1991) serían: la disponibilidad de nutrientes (macros y microelementos); conductividad eléctrica (salinidad); el pH y la capacidad de intercambio catiónico y aniónico. Los abono orgánicos al ser aplicados al suelo influyen sobre estas propiedades; por ejemplo Díaz-Fierro et al. (1983), informan que la adición de purín de vacuno a un suelo ácido eleva el pH en la capa superficial pudiendo llegar hasta un valor de 8.6. En condiciones de organopónicos Heredia et al. (1997), presentan la conformación de una tecnología para la producción de hortalizas todo el año, cuando al usar biofertilizantes y abonos orgánicos, aumentan los contenidos de los macroelementos en el sustrato.

Con respecto a los microelementos; el Zn puede ser inmovilizado en forma temporal en los cuerpos de los microorganismos, especialmente cuando se aplican al suelo, estiércoles de animales (INPOFOS, 1988). En otro caso Hernández et al. (1992) manifiestan que este aumenta su disponibilidad en el suelo cuando el contenido de materia orgánica se incrementa con la adición de abonos orgánicos.

Herrera et al. (1996) en un proceso de mejoramiento que incluyó nivelación básica del terreno, aplicación de cachaza como enmienda orgánica a razón de 100 t/ha y sistema de riego por gravedad, observaron una disminución notable de la salinidad, principalmente en los primeros 60 cm de profundidad.

Por otro lado Otero et al. (1997) con la incorporación de Humus de lombriz, la rotación de cultivos y la aplicación de enmiendas orgánicas, permitieron contrarrestar el efecto de la salinidad de los suelos de la llanura Sur de Pinar del Río en la Empresa Arrocera "Corojal".

2.3.7. Efecto del Humus de Lombriz sobre el rendimiento de cultivos hortícolas.

Los efectos positivos que los abonos orgánicos ejercen sobre las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, y por consiguiente su marcada influencia sobre el incremento de los rendimientos de los cultivos; es un tema tratado por muchos investigadores. Es por ello que sobre los cultivos hortícolas,

Peña et al. (1996) informan aumento en los rendimientos de este cultivo cuando utilizan 60 t/ha de abono orgánico (20 t/ha de cachaza y 40 t/ha de estiércol vacuno). También con estiércol vacuno más zeolita y combinaciones de estiércol y turba, Arias et al. (1996) reportan altos rendimientos, con dosis de 40, 50, y 60 % del componente orgánico (25 % de estiércol y 25 % de turba), en organopónicos.

En otro estudio de organopónicos Heredia et al. (1996) utilizando sustratos basándose en materia orgánica, zeolita y aplicaciones de Azotobacter, lograron incremento en los rendimientos de varios cultivos hortícolas; mientras que en secuencia de hortalizas en canaletas de 8m de largo y 0,40 m de ancho, Carrión et al. (1996) informan aumento de los rendimientos, cuando utilizan el humus y el compost como fuente orgánica.

Companioni et al. (1997), al brindar la tecnología de producción intensiva de hortalizas sobre bases orgánicas, reportan rendimientos superiores a 20 kg/m2/año de hortalizas frescas; lo que ha permitido la oferta de más de 10 hortalizas durante 1996.

En el cultivo de ajo Chailloux et al. (1997), usando el zeofert III (estiércol vacuno y zeolita 2:1), presentan una tendencia de aumentos de los rendimientos cuando se elevaron las dosis de este abono.

Terán et al. (1994) cuando aplicaron la cachaza a razón de 63.5% de materia orgánica en semilleros de cebolla, provocaron un efecto estimulador en el crecimiento de las posturas. En suelo Pardo con Carbonato de un huerto intensivo Caballero et al. (1998) encontraron rendimientos por encima de 40 kg/m2/año, en una secuencia de hortalizas, con el uso de 0.6 kg/m2 de Humus de Lombriz en cosechas alternas; sin afectaciones posteriores en los niveles productivos del suelo. También Pérez y Col (1998) al utilizar diferentes residuales orgánicos, reportan incremento del 25 % del rendimiento de las hortalizas, y además atenúan el descenso que se produce en la fertilidad del sustrato por las cosechas sucesivas.

Materiales y métodos

El presente trabajo investigativo se desarrolló en la finca de semilla botánica de Cuchillo, perteneciente a la Granja de Cultivos Varios del MINAZ, en Media Luna, Granma, en el período comprendido entre la segunda quincena del mes de octubre y la segunda quincena del mes de diciembre del 2008 en condiciones de campo, empleándose un suelo vertisuelo de clasificación Oscuro Plástico Gleisoso cuyas características Físicas, Químicas y Microbianas se presentan en las tablas 1,2 y 3 respectivamente.

Las condiciones climatológicas bajo las cuales se desarrolló esta investigación se reflejan en la gráfica # 1 y sus datos fueron tomados en la estación agrometeorológica de Cabo Cruz, en el municipio Niquero, Granma.

La variedad de fríjol empleada fue la BAT- 304, de buena adaptación a las condiciones edafoclimáticas de la región oriental de Cuba y altamente resistente a plagas y enfermedades.

Los bioproductos aplicados fueron biofertilizante foliar (Bayfolán 250 SL), con el cual se le realizaron dos tratamientos durante el período en que se realizó el experimento, a una dosis de 2 L/ha. La primera aplicación se realizó a los 20 días posteriores a la germinación de forma asperjada con una mochila; esperando dos semanas para realizar la segunda aplicación.

Este biopreparado fue realizado por Bayer SA y su composición química se refleja en la tabla # 4.

Se aplicó además materia orgánica (humus de lombriz) directamente al suelo en diferentes dosis según los tratamientos empleados (2 y 3 Kg/m2) se distribuyó por nidos a una profundidad de 5cm en el camellón, este bioproducto fue obtenido del banco de materia orgánica de nuestro municipio, realizándole la prueba nematológica en el Laboratorio Provincial de Sanidad Vegetal arrojando resultados negativos.

Para la preparación del suelo se utilizó la tracción animal, con un arado de vertederas para la rotura, a una profundidad de 20 cm. Luego esperamos 5 días para realizar la surca con la misma tecnología anterior.

El área preparada para la siembra fue de 1800 m⠨60 m x 30 m), quedando de esta forma una separación entre camellón de 50 cm. La siembra se realizó a una profundidad de 3 cm empleándose dos simillas por nidos, a una distancia de plantación de 6cm entre nidos por 50 cm entre calles.

Se utilizó un diseño de bloque al azar, con 6 tratamientos y tres replicas, disponiéndose para cada tratamiento en el campo una parcela de 100 m⠠(10x10m), Fig. #1.

Las variantes experimentales empleadas en esta investigación se describen a continuación.

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Durante todo el ciclo se realizaron diferentes riegos, el primero se realizó inmediatamente después de la siembra de forma uniforme para garantizar la germinación de la semilla, a una norma de 30 m㠰ara el área empleada. Los demás riegos se distribuyeron durante todo el ciclo teniendo en cuenta la humedad del suelo. Se efectuaron escardas manuales según el instructivo lo requería, se cuantificó el porcentaje de germinación de la semilla en un cantero de 1×1 (m) hasta la aparición de las plántulas, el cual arrojó un 93% de germinación.

Se desarrollaron dos observaciones las cuales se hicieron a los 15 días después de cada aplicación de Bayfolán 250 SL, tomándose 50 plantas al azar por tratamiento y se evaluaron los siguientes indicadores fisiológicos de las plantas: Altura promedio (cm), grosor del tallo (mm), promedio de inflorescencia por plantas. Para la determinación de los parámetros a medir se utilizaron la cinta métrica y el pie de rey.

Los datos experimentales obtenidos fueron procesados estadísticamente mediante un análisis de varianza de clasificación doble sin interacción y comparación de medias utilizando la prueba de Duncan a una probabilidad de error al 5% (p밮05) usando del paquete estadístico statistica (versión 6.0)

La valoración económica de los resultados experimentales se realizó sobre la base de los rendimientos (lb/tratamiento), y para el cálculo de los gastos necesarios se tuvieron en cuenta el costo de los insumos (biofertilizante foliar, Humus de Lombriz, agua, semilla) y los gastos en anticipo o salario.

Según Dirección Nacional de Finanzas y Precios 2008 se determinaron los siguientes indicadores económicos costo de producción, ganancia y costo por pesos.

Resultados y discusión

Los resultados obtenido son alentadores máxime si se tiene en cuenta que las posibilidades reales que tiene el país para adquirir fertilizantes minerales y pesticidas son limitadas y por otra parte se han realizado muy pocas investigaciones a cerca de la influencia de fertilizantes foliares (Bayfolan 250 SL) en conjunto con fertilización orgánica (Humus de Lombriz) en el cultivo del Frijol y en otros cultivos hortícolas de interés agroeconómico bajo las condiciones edafoclimática de la región sur de la provincia de Granma.

Pretendiendo encontrar una relación entre el factor en estudio que permita definir el efecto de la biofertilización mediante la aplicación de Humus de Lombriz y Biofertilizantes foliares del tipo Bayfolan 250 SL sobre el crecimiento y desarrollo de plantas de Frijol (Phaseolus Vulgaris) sobre un suelo Vertisuelo de tipo oscuro plástico glysado. El enfoque de presentación y discusión de los resultados será la de comparación entre tratamientos.

Los valores obtenidos para la altura promedio de las plantas de frijol se reflejan en la tabla número 5, donde se observó que los mejores resultados, en el período objeto de estudio, se lograron para los tratamientos, donde se combinaron entre si, los dos Bioproductos empleados en el experimento, destacándose la variante experimental número 6 donde se combinó Humus de Lombriz a 3 Kg. / m2 + Bayfolan 250 SL. (2L/ha) con 11.91cm para la primera observación y 37.13 cm. para la segunda observación, el cual presentó diferencias altamente significativas con respecto a los demás tratamientos con excepción del tratamiento número 5 que no tuvo diferencia significativa en la primera observación con valor de 11.83 cm. En el testigo absoluto donde no se aplicó ningún bioproducto se alcanzaron los peores resultados con medias de 7.43 cm. Y 21.96 cm. Para la primera y segunda observación respectivamente, lo que representó incrementos del mejor tratamiento biofertilizado con respecto a este indicador de 37.6 % en la primera observación y 40.8 % en la segunda observación. Es importante señalar que los tratamientos donde se aplicó humus de lombriz superaron al tratamiento de la fertilización foliar con Bayfolan 250 SL. Con valores de 9.46 cm. y 9.00 cm. Para los tratamientos 2 y 3 respectivamente y 8.53 cm. Para el tratamiento número 4 donde el tratamiento número 3 tuvo un incremento del 9.83 % con respecto al de la aplicación de Bayfolan 250 SL.

Los buenos resultados obtenidos con relación al parámetro analizado indica que la aplicación de biofertilizante foliar (Bayfolan 250 SL.) en combinación con la mayor dosis de humus de lombriz empleada (3 Kg./ m2 ) tuvieron efectos positivos bajo las condiciones de este tipo de suelo en condiciones de campo al lograrse incrementos significativos con respecto al testigo absoluto (Sin Aplicación), lo que podría estar relacionado con la eficiencia simbiótica de la Materia Orgánica empleada, el papel biofertilizante del Bayfolan 250 SL. y el efecto beneficioso de estos dos bioproductos en la zona rizosférica de las plantas de frijol y en el follaje, lo que con su acción de forma simple ó combinadas entre si, influyeron marcadamente sobre el crecimiento y el desarrollo de este cultivo, y en la obtención de plantas con mayor calidad para lograr rendimientos óptimos. Se señala, además, que estos productos ejercen un efecto fertilizante del crecimiento vegetal, lo que permite a su vez, un mejoramiento e incremento de la absorción de elementos esenciales para el metabolismo de la plantas. (Rodríguez 1997).

Tabla # 5: Comportamiento de los tratamientos sobre la altura promedio de las plantas de frijol en la 1ra y 2da Observación.

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Medias con letras iguales en la misma columna no difieren significativamente para la prueba de Duncan (p<0.05).

En la tabla # 6 se muestra el efecto de los tratamientos sobre la dinámica de crecimiento en grosor del tallo (mm). De las plantas de frijol en la 1ra y 2da Observación. Al analizar el diámetro del tallo pudimos observar que los mejores resultados se obtuvieron en el tratamiento # 6 con valores 5.06 mm y 8.16 mm (En el período objeto de estudio) para la 1ra y 2da observación respectivamente, es necesario señalar que en la primera observación, este tratamiento no tuvo diferencia significativa con respecto al tratamiento donde se combinó Humus de lombriz (2 Kg. /m2) con Bayfolán 250 SL con valor de 5.33 mm. El peor resultado se alcanzó en el testigo absoluto con valores de 3.56 mm y 6.50 mm, lo que el mejor tratamiento tuvo un incremento con respecto al testigo absoluto de 29.6% y 20.34% para la 1ra y 2da observación, es bueno destacar que en los tratamientos donde se aplicó Humus de lombriz (2 Kg/m2 y 3 Kg/m2) y Bayfolan 250 SL de forma independiente no tuvieron diferencia significativas auque lograron superar al peor de los tratamientos (Testigo absoluto). En tal sentido Olsen et. al (1996) Hace referencia a que las plantas donde se aplica Materia Orgánica crecen más rápido y mas saludables que las que no se le aplica, debido fundamentalmente al incremento de la absorción de nutrientes, agua e incremento de la resistencia de la planta a condiciones adversas como: exceso de acidez, altas temperaturas del suelo y ambiental, altas concentraciones de sales en el suelo, sequía, altos tenores de metales pesados tóxicos, además de proteger a los cultivos del ataque de agentes patógenos radicales. Por otra parte Fuentes (1997) Hace referencia, que la aplicación de materia orgánica en cultivos como el frijol es de gran importancia por su efecto sobre el crecimiento y desarrollo del cultivo, así como por su influencia en la incorporación de nutrientes y el mejoramiento de las propiedades Físico-Químico del suelo. Este aumento en el grosor del tallo de las plantas pudo estar relacionado, al efecto positivo de la materia orgánica, que con su acción aumenta notablemente el porte de las plantas en comparación con las plantas a las que no se le aplica este producto García, (1995).

Tabla # 6: Efectos de los tratamientos sobre la dinámica de crecimiento en grosor del tallo (mm) de las plantas de frijol en la 1ra y 2da observación.

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Medias con letras iguales en la misma columna no difieren significativamente para la prueba de Duncan (p<0.05).

En la tabla # 7 se refleja el efecto de los tratamientos empleados sobre el promedio de inflorescencia por planta. Al analizar este parámetro se pudo observar que el mejor resultado nuevamente se obtuvo en el tratamiento donde se combinó la mayor dosis de materia orgánica con la aplicación del fertilizante foliar (Bayfolan 250 SL) con valor de 28.57, el cual tuvo una notable diferencia significativa con respecto a los demás tratamientos, el peor de los resultados sigue obteniéndose en el testigo absoluto (Sin aplicación) con valor de 14.51 en el que el mejor de los tratamientos tuvo un incremento con respecto a este de 49.21%.

Es importante señalar que en las tres variables analizadas, el tratamiento que tuvo los mejores resultados fue el tratamiento # 5 donde se combinó la mayor concentración de materia orgánica con la aplicación del fertilizante foliar (Bayfolán 250 SL). Lo cual podría estar relacionado con la dependencia de cada uno de estos parámetros o la estrecha relación que tienen en el crecimiento y desarrollo de las plantas de frijol estudiadas. Según Caballero et al. (1993, 1994 y 1995), González et al. (1996), Alonso et al. (1997) y Pérez et al. (1998), por solo mencionar algunos. El otro factor estudiado, la forma en que se aplicó el humus de lombriz durante el periodo objeto de estudio (Gráfico # 1), muestra que la aplicación al inicio solamente presentó el más alto valor de crecimiento en el acumulado final, por lo que existe una estrecha relación en cuanto a follaje y número de inflorescencia es decir entre mayor sea el área foliar mayor capacidad de entrenudos y por lo tanto mayor va a ser el numero de inflorescencia.(Caballero, R. J. Gandarilla; O. Pacheco; D. Pérez y M. Sánchez.,1993). Por otra parte Funes, F. (1997.) Plantea que el efecto favorable que causa el humus de lombriz en el suelo y que repercute en el rendimiento de los cultivos, se debe no solo a los aportes de nutrientes y materia orgánica que se logran con su adición, sino también hay muchos autores que consideran esta parte como la más importante, la cantidad de microorganismos, encimas y sustancias estimuladoras en general que se añaden con este bioabono; así asegura Delgado (1990) que esto se debe al efecto aditivo de sus características físicas, químicas, biológicas y energéticas, las cuales interactúan favoreciendo el crecimiento, desarrollo y proceso morfogenético de diferenciación celular de las plantas.

Los diversos factores que determinan la calidad del suelo son esencialmente aquellas propiedades que ejercen mayor influencia en el crecimiento de los cultivos (Magdoff, 1997). Dentro de estas propiedades las más importantes son: las físicas, las químicas y las microbiológicas. Dentro de las propiedades químicas las más importantes según Emmaus (1991) serían: la disponibilidad de nutrientes (macros y microelementos); conductividad eléctrica (salinidad); el pH y la capacidad de intercambio catiónico y aniónico. Así también Heredia et al. (1997), Plantea que al aumentar el contenido de macroelementos en el suelo a base de abonos orgánicos pués las plantas pueden llegar a un estado óptimo de crecimiento y desarrollo por lo que se obtendrían resultados favorables en los rendimientos.

Tabla # 7: Efectos de los tratamientos sobre el número de inflorescencia por plantas.

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Para evaluar la viabilidad de este trabajo se realizó una valoración de algunos de los indicadores económicos, en el rendimiento del Frijol "BAT-304" según el empleo de biofertilización mediante la aplicación de Humus de Lombriz y Bayfolán en comparación con la tecnología de normas técnicas.

Al analizar los costos de producción (tabla # 8) se observó que el mayor valor se alcanzó en el tratamiento con fertilización a base de Humus de Lombriz (3 kg/m2) y Bayfolán, con $ 29.44 , seguido por el tratamiento donde se combinó el Humus de Lombriz (2 kg/m2) y el biofertilizante foliar con $ 25.74 , Teniendo un menor costo de producción el tratamiento testigo donde no se aplicó ninguno de los biofertilizantes con $ 17.94

La mayor ganancia fue obtenida en el tratamiento # 5 siendo esta de $ 78.36, el incremento de la ganancia en T 5 se le atribuye a que existió un menor costo de producción en comparación al T 6 teniendo casi iguales rendimientos.

Una vez realizada el análisis de todos los indicadores económicos evaluados en esta investigación se concluyó que con la utilización de los Biofertilizantes, Humus de Lombriz y Bayfolán se obtiene una mayor rentabilidad, con respecto al testigo absoluto siendo el mejor en este indicador nuevamente T 4 con 316.57 % seguido por T5 con 304.42 %

Es importante señalar, que el uso de los biofertilizantes a partir de Humus de Lombriz y Fertilizantes foliares (Bayfolán) en el frijol reportó un elevado efecto económico y beneficioso para este cultivo, al ahorrarse mano de obra, agua, pesticidas, fertilizantes minerales y otros insumos. Los resultados obtenidos en este trabajo están en correspondencia con los informados por Sieverding (1991) para suelos de Colombia en el mismo cultivo objeto de estudio.

Tabla # 8 Efecto económico de la producción de posturas de tomate variedad "placero".

Parámetros

Costo de Prod. ($)

Ingresos ($)

Ganancia($)

Cost /

Peso ($)

Cost-Unit.

($)

Rent.

(%)

T1

17.94

70.65

52.71

0.25

1.26

293.81

T2

25.34

82.20

56.86

0.30

1.54

224.24

T3

29.04

85.00

55.96

0.34

1.70

192.69

T4

18.34

76.40

58.06

0.24

1.20

316.57

T5

25.74

104.10

78.36

0.24

1.23

304.42

T6

29.44

106.55

77.11

0.27

1.38

261.92

Conclusiones

Teniendo en cuenta los resultados obtenidos y discutidos en este trabajo arribamos a las siguientes conclusiones:

  • Los resultados obtenidos demuestran que los bioproductos aplicados y sus combinaciones produjeron efectos positivos sobre los indicadores de crecimiento y desarrollo evaluados, destacándose con los mejores resultados el tratamiento # 6 ( Humus de Lombriz 3kg/m2 + Bayfolán).

  • Con el empleo de estos biopreparados se puede obtener plantas más vigorosas y elevar los rendimientos, evidenciándose la capacidad real de su utilización como alternativa de fertilización en condiciones de campo

  • Con el uso de estos biofertilizantes de uso agrícola, se obtienen un elevado efecto económico en el cultivo del Frijol, ya que reducen los costos y gastos de producción.

Recomendaciones

  • Continuar investigaciones sobre el efecto de la aplicación de Humus de Lombriz conjuntamente con Biofertilizantes Foliares (Bayfolán) en el crecimiento y desarrollo momento de las plantas de frijol, como forma de estimular el crecimiento y favorecer el desarrollo y el estado fitosanitario futuro de la plantación.

  • Ampliar estudio acerca de la compatibilidad de estos bioproductos con otros biofertilizantes que se emplean en la agricultura actual, con especial énfasis hacia aquellos que se aplican directamente al suelo, determinando la factibilidad biológica de otros posibles combinaciones favorables a la sanidad, el crecimiento u desarrollo de este grano en condiciones de campo.

  • Evaluar el efecto del Humus de Lombriz y Bayfolán en otras variedades de frijol y suelos existentes en la región, que fue objeto de estudio.

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