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La Subjetividad como elemento a enfrentar en un Proceso de Mediación

Enviado por vianny barrera


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Relato, Conocimiento y Poder en el Rol del Mediador
  4. Método Narrativo en el Proceso de Mediación
  5. Factores que afectan la subjetividad en el proceso de mediación
  6. Conclusiones
  7. Bibliografía

Resumen

Este artículo pretende dar cuenta sobre algunos elementos relevantes de la mediación, particularmente en el ámbito de la mediación familiar. Se debe considerar que si bien es cierto que este tipo de mediación es una de las más exitosas, es no menos cierto que es una de las que reviste mayor complejidad, ya que los participantes no sólo están vinculados por el conflicto sino que además por los lazos familiares. Desde este punto de vista, se ha de plantear que no solo son necesarios los conocimientos generales de mediación, sino que el mediador pueda comprender los procesos subjetivos, que pueda conducir las emociones, comprender pautas relacionales a nivel familiar y además poder relacionar estos elementos.

Palabras Claves: mediación, rol del mediador, proceso subjetivo, construcción de realidad

Abstract

This article, attempts to bring to light about some relevant elements of mediation, particularly in the scope of family mediation. It must be considered that this kind of mediation is one of the most successful, however, is one of the main difficulties, because of the people who attend to mediation, are involve into the conflictive action, because of their family ties. From this point of view, it must be known that not only the main knowledge in mediation is important, but the mediator could be able to understand the subjective process, that could be able to guide the emotions, understand the relational patterns in a family level and so, could link these elements.

Key words: mediation, mediator role, subjective process, construction of reality

Introducción

Abrir caminos en el ámbito psicoemocional de todo sujeto es una labor relevante y compleja dentro del área psicosocial, debido a que esto implica una serie de pasos atrevidos en la exploración de los problemas humanos, e involucra contribuciones profesionales adecuadas y tendientes a la objetividad; situación que contiene muchas veces dificultades en si misma ya que, este tipo de situaciones engloba prácticas discursivas, las que serían contribuyentes de la individualidad, en cuanto la Conciencia Individual (psiquismo), se conforma como tal al ser llenada de signos en el proceso de interacción social. Por tanto, los sujetos individuales son funciones derivadas de los enunciados con lo cual el YO sería una realidad interindividual, producto de las relaciones sociales, que siempre son relaciones de poder. La racionalidad de la acción y el comportamiento no surgen desde procesos ubicados en el interior de los sujetos individuales, sino que desde un tipo de vida cultural y formas de acción, producto de la participación en un sistema que está previamente constituido en las formas del lenguaje (Gergen; 1996). Con lo anterior y según postula el primer principio de la Ontología del Lenguaje "No sabemos cómo las cosas son. Sólo sabemos cómo las observamos o cómo las interpretamos. Vivimos en mundos interpretativos" (Echeverría, R. 2002: 40). Desde este principio se sostiene que no se puede saber cómo las cosas son, situación que limita toda pretensión de acceso a una verdad. Con estas premisas, se sostiene como pilar fundamental un lenguaje social cotidiano, el cual alude a un juicio que se realiza dentro de una determinada proposición lingüística que le atribuye a ésta la capacidad de dar cuenta de "como las cosas son" en un determinado escenario de la realidad cotidiana, siendo el discurso la resultante desde la cual se construye el sujeto, más aún, resulta de un proceso dinámico por el cual el sujeto produce su propia realidad, sujeto que es concebido como producto de sus relaciones y realización particular de las estructuras y configuraciones sociales en que habita, no en un sentido determinista que asigna mecánicamente su constitución a las circunstancias externas.

Relato, Conocimiento y Poder en el Rol del Mediador

Se debe considerar que la mediación es una intervención en una disputa o negociación de un tercero imparcial, aceptable y neutral, el cual carece de un poder autorizado de decisión para ayudar a las partes en disputa a alcanzar voluntariamente su propio arreglo mutuamente aceptable. (Moore, C; 1995). Esta definición afirma la capacidad humana de lograr acuerdos y valida a los seres humanos en su condición de ser social con capacidad para solucionar conflictos; en este contexto "los mediadores no son jueces ni consejeros, por lo tanto, no deben buscar "la verdad" ni juzgar lo que se les narra, su función es restablecer e incrementar la capacidad negociadora que todos poseemos" (Suares, M. 2002: 29) entonces, el rol del mediador se encuentra inmerso en un conjunto de acciones, omisiones, hechos, silencios e inacciones en el cual cada parte es co- constructora del proceso de mediación (Gergen, 1996), cada situación tiene su particularidad, por lo tanto, las estrategias de mediación también estarán condicionadas a esto. Por ende, se califica a la mediación y el rol del mediador como un proceso dinámico y flexible adaptándose éste según sean las personas y las situaciones. La experticia estará dada en el cómo se establecen las pautas de interacción, entendiendo cada conflicto o disputa a mediar con una dinámica particular de vinculación que tenderá en mayor o menor medida a fomentar un proceso equitativo y justo entre las partes.

Desde la construcción social de la realidad mencionada con antelación y en el contexto del diálogo y la búsqueda de acuerdos dentro de la mediación, se puede afirmar que los sujetos con el rol de mediadores se encuentran limitados en su rol de poder, debido a la contextualización que la mediación implica. En este sentido surge la posibilidad de negociar en la interpretación que los involucrados le otorguen a la situación particular a mediar, comprendiendo que el hecho o el significado que en dicho dialogo se le atribuya estará determinado y restringido en su contexto de receptor; es decir; por la red de premisas y supuestos que constituyen los mapas que cada sujeto conforma del mundo social en el que viven y contextualizados en los tiempos esenciales y necesarios para la percepción de la diferencia y detección del cambio. (Bateson, 1972, en White, M. y Epston, D.; 1993).

De igual modo se sostiene que el acto de mediar implica escuchar y narrar, ambas concepciones que requieren la localización de los acontecimientos en pautas transtemporales. En este acto de hacer mediación se incorpora a la narración, es decir, la dimensión temporal por parte del mediador y de los sujetos que acuden a solucionar situaciones específicas (White, M. y Epston, D.; 1993). En este caso, es importante señalar que la estructura narrativa del acto de mediar tiene una ventaja por sobre otros conceptos afines como la metáfora, usada de igual modo en mediación; porque destaca el orden y la secuencia en un sentido formal, y es más adecuada para el sentido del cambio y que cualquier otro proceso de desarrollo que la mediación implique en su posterioridad en la vida de los sujetos.

El Reformular en mediación y el lograr transmitir una opción de reconfigurar una historia, reorganizando los sucesos y generando una nueva convención entre las partes en relación a los hechos, es un acto de poder que reviste gran importancia en dicho proceso; ya que no solo implica la técnica en sí misma, sino también la capacidad y experticia del mediador para aplicar la técnica "La nueva formulación no es más correcta o verdadera que la que traen las partes, sino que posibilita continuar el dialogo" (Suares, M.; 2002: 170). Desde esto, el cómo se aborda la subjetividad en la mediación es un elemento relevante, a lo que los aportes de la Teoría de Sistemas realizados por Humberto Maturana y Heinz Von Foerster en relación a que el observador construye los objetos de la realidad, planteando el concepto de la "realidad entre paréntesis", consignando con esto que la realidad en sí, sin paréntesis no puede ser aprendida (Suares, M.; 2002), se explicita que en un proceso de mediación es fundamental la contextualización de los hechos en un sentido de aprehensión de la realidad, ya que esta realidad-problema es co-construida en un determinado momento, con temporalidad de los sucesos y construcciones personales y colectivas de los mismos. Al respecto, Morin (en Suarez 2002) plantea que esta construcción realizada por el o los observadores no puede ser cualquier construcción, sino que depende también del objeto de la observación, ya que las historias narradas tienen efectos pragmáticos sobre las personas que lo cuentan y no menor, sobre quienes oyen dichas historias; es por esto que lograr la neutralidad y objetividad en el rol del mediador resulta difícil, ya que implica un extraerse de sus propias creencias y valores para no intervenir en el proceso a mediar y poder brindar la óptima solución a éste.

Según lo anteriormente mencionado, se sabe que para percibir la realidad todo sujeto tiene tres áreas de conocimiento: un área externa, en la cual se tienen símbolos, objetos y personas; un área interna, en la que existen convicciones, intereses y necesidades; y por otro un área cognitiva, en la que se conjugan elementos imaginativos, razones y emociones (Diaz, F. y Tapia, G.; 2006), por lo que es imposible como sujeto lograr una imparcialidad o neutralidad en su totalidad, ya que siempre se está actuando desde los propios paradigmas, metaconceptos y construcciones personales, construcciones que son formadas en un proceso dinámico de influencias recíprocas entre la noción, la influencia del tiempo y los elementos que componen el área externa, el área interna y el aparato cognoscitivo de cada individuo. (Diaz, F. y Tapia, G.; 2006).

Método Narrativo en el Proceso de Mediación

Se puede contextualizar en el proceso de mediación que, por un lado, lo primero que se ve y escucha son historias de individuos que consultan al mediador, con matices personales que generan conflictos en la dinámica relacional, las que reflejan pautas de interacción, estructuradas de manera recíproca entre los disputantes, pautas que se generan con acciones, omisiones, palabras, hechos, silencios, entre otros, con lo que cada participante se vuelve co-constructor del tipo de historia que se lleva a mediar; historia que para ese proceso ya ha desatado un conflicto, generado por el tipo de pauta relacional que sostienen los disputantes y en el caso de concurrir a mediar, las partes se han definido a si mismas como adversarias, contribuyendo a la producción de narraciones de acusaciones, justificaciones, reproches y negaciones (Suares, M.; 2002); por otro lado, como mediador, se llega con una convicción personal y por ende subjetiva e inevitable de que uno de los disputantes es quien causa dicho conflicto, el cual, por medio del relato de éstos se debe llegar al origen del problema; como mediadores "estamos entrenados para pensar lógicamente, de manera lineal, detectando consecuencias de causa y efecto. Y eso nos lleva muchas veces, a escuchar las historias de las partes buscando , que generalmente pensamos, está relacionado con algo que alguien hizo mal" (Díaz, F. y Tapia, G. 2006:58) con esto se debe tener en cuenta de igual modo, que ambas partes son responsables, pudiendo ser ambas impresiones verdaderas o falsas, y en este caso, lo que debe ser primordial, es la escucha activa por parte del mediador, escucha que debe estar dada en un lugar imparcial, desde la premisa que ambas partes son las que se han construido en su propia realidad que los vincula, y es la que permite al mediador concentrarse más que en un culpable, en la dinámica de las pautas que ellos repiten en su interacción.

Se infiere que las narrativas no solo brindan contenido dentro de la historia, sino que en el acto de externalizar dentro de un contexto en la mediación insta y permite que las personas participantes del proceso, incluyendo al mediador puedan cosificar y personificar los problemas o las diferencias que impiden un acuerdo adecuado, el proceso de la mediación permite que la situación a mediar se convierta en una entidad separada de las personas y de esta forma lograr un proceso en el mejor de los casos exitoso. En este caso, desde las técnicas narrativas, se plantean dos tipos de reglas, las que sirven de ayuda al mediador para cumplir su rol objetivo y neutral.

  • 1. Reglas Constitutivas

  • 2. reglas regulativas.

En ambos casos se utilizan para interpretar la realidad de las partes; en el caso de las constitutivas, se espera que la interpretación sea sobre la base de reglas consensualmente compartidas entre las partes. Estas reglas que dan significado son individuales, particulares de cada individuo y dependen de la vida, contextos y culturas de estos, transformándolos de una manera específica de interpretar. En el caso de las reglas regulativas, son aquellas que pautan la interrelación, estas se encuentran de igual modo en el nivel individual, y se pueden contribuir al mantenimiento de interacciones simétricas o complementarias. (Suares, M.; 2002)

Factores que afectan la subjetividad en el proceso de mediación

Se plantea que existen diferentes procesos en la mediación, procesos que varían en función de diferentes corrientes teóricas, modelos, campos y contextos de aplicación (Suares, M; 2005); Por consiguiente surge el cuestionamiento del proceso correcto a seguir en una mediación, especialmente en temáticas sociales y familiares; a estas inquietudes, Suarez (2005) plantea que no existe un proceso correcto de mediación, sino que lo correcto o incorrecto, va a depender en cualquier tipo de mediación de una gran cantidad de factores, pero mucho más en la mediación familiar.

Entre estos factores se incluyen los siguientes (Suares, M.; 2005:243)

  • La familia: Integrantes, edades, géneros, ciclo de vida, tipo de familia; con o sin presencia de hijos, con o sin episodios de violencia familiar, etc.

  • El o los Problemas: Familias Monoproblemáticas, Multiproblemáticas (Generalmente en divorcios), con necesidad de acuerdos para ser homologados o no.

  • El interés de las partes por arribar a una solución.

  • El contexto de la mediación: Privada, dentro del sistema judicial, comunitaria; con la presencia obligada o voluntaria de los abogados, y/u otros profesionales; en co-mediación, con equipos, en supervisión o pasantías; etc.

  • El Mediador: Edad, género, profesión de origen, aprendizaje de la mediación; modelos, tipos de intervenciones, experiencia, etc.

Con todas estas variables mencionadas, es razonable pensar que se complejice el ser objetivo en un proceso de mediación, ya que cada variable exterior del proceso se cruza con elementos intrapersonales, tanto del mediador como de las partes.

Dentro de esta problemática se hace necesario incorporar estrategias que tiendan a generalizar y especificar al mismo tiempo en el proceso de mediación. En el caso de generalizar, se realiza para que el mediador pueda tener pautas que le permitan reencuadrar[1]y la especificación en el caso que el mediador pueda ser operativo con las partes de una manera concreta. El valor del relato y el proceso de co- construcción que se genera entre las partes y el mediador con este tipo de estrategias realizadas, logra disminuir la subjetividad en cierta medida a la historia escuchada y por ende coopera a que el mediador genere una mayor objetividad al centrarse solo en esta pauta de interacción, donde lo importante es la relación de las partes y el problema de origen contextualizado en el tiempo.

En relación a la historia construida dentro de la mediación, el mediador debe tener presente la siguiente estructura que ayuda a que éste como sujeto logre objetivar los relatos, para esto se tiene los siguientes elementos que deben considerarse: que paso antes, que pasa ahora y con eso, que pasará después, es decir, un principio, un medio y un fin (Suárez, M. 1999). Desde esta estructura y dentro de la historia armada se aprecian tres elementos a considerar; la coherencia dentro de la historia narrada, siendo los elementos que la componen los que tienen que mantener condiciones en la secuencia y los valores en esta; la coordinación, en este sentido la historia que se relata debe estar relacionada con las historias de otras personas, para que estas sean historias vividas, a lo que las partes rectifican esta historia contada y cuando la rectifican no solo en su relato sino que en su vivir, hay congruencia entre coherencia y coordinación. Pero, esta historia que se vive, como requiere de otras personas, se debe incluir necesariamente este tercer elemento que es el misterio, siendo el más difícil a modo de explicación, ya que implica necesariamente la cultura, donde nos desarrollamos, siendo este misterio la situación que se escapa entre las partes que la narran (Suárez, M.; 2002). Por lo tanto, las historias narradas tienen que ver con la manera en cómo estos tres elementos se utilizan, es decir, cuales son las historias contadas, cuales son las historias que se viven y como se maneja esa situación que se escapa entre las partes, como se maneja el misterio en la historia por parte del mediador.

Con esto, la construcción de dicha realidad por parte del mediador y de los sujetos involucrados en ésta, resulta ser útil al pensar en "la historia de las partes" como una de las prácticas posibles desde las cuales se construyen los individuos. Ya que tanto el mediador y las partes son sujetos individualizados, pero a la vez sociales, que resultan en una subjetividad inevitable que tiene efecto en la visualización por parte del mediador a esta historia co-construida. A esta visión del mediador, para que sea objetivizada, éste debe utilizar la imparcialidad para lograr una neutralidad en su rol, la que es compleja, debido a factores ya explicitados. En este caso es cuando el mediador desde su posición de imparcialidad no toma partido por ninguna de las partes, dejando de lado en cierta medida su propia construcción social, es decir, sus valores, sus sentimientos y necesidad de protagonismo; al respecto plantea Suares "sabemos que no es posible, ya que nuestros valores forman parte de nosotros mismos y no podemos dejarlos afuera" (Suares, M.; 2005: 34). No obstante, es necesario que el sujeto en su rol de mediador tenga claro cuáles son sus valores, creencias, sentimientos, y que reflexione sobre ellos, de modo tal que no se transformen en obstáculos para conducir un proceso de mediación, el que debería normalmente finalizar en un acuerdo que debe ser cumplido por las partes y no por ellos mismos (Suares, M.; 2005).

En este sentido, para evitar obstaculizar el rol del mediador, se sugieren distintas fases para lograr una objetividad, que como se ha mencionado resulta casi imposible.

Habilidades en el Proceso de Mediación:

Dentro del proceso de mediación y las fases de dicho proceso (pre-mediación, reuniones conjuntas, reuniones individuales, reunión del acuerdo)[2], se espera que el mediador logre habilidades personales para desarrollar su rol de manera óptima en dicho encuentro.

Habilidades del Mediador3 :

Etapas del proceso de mediación

Labor del Mediador

Habilidades del Mediador.

Pre-mediación:

-explicación de la confidencialidad

-Exploración del problema

-Decisiones sobre cuándo, donde y quienes participarán.

Hipótesis acerca del problema

-socializar en la sesión.

-Implica dar a conocer el rol del mediador en el caso particular a tratar.

-utilizar lenguaje simple, asegurándose que todos entiendan.

-visualizar hipotéticamente el caso.

-darse cuenta de los propios sentimientos, prejuicios, ideas y actitudes.

-expresar y controlar sus propias emociones.

-Diferenciar sus propias creencias y deseos de los deseos y creencias de las partes.

-Observar el lenguaje verbal y no verbal de las partes.

Reuniones conjuntas:

-conocimiento de los participantes y establecimiento del contacto.

-presentación del conflicto por las partes y análisis de éstos.

-aplicación de técnicas por parte del mediador (las que considere necesarias para despejar el conflicto)

-Abrir la comunicación entre las partes.

-generar acuerdos sobre las condiciones en la sesión de mediación.

-preguntar e intervenir para obtener información relevante. En este caso se utilizan las técnicas de preguntas circulares, reflexiones y co-construcciones de términos reformulación, connotación positiva, reencuadre.

-observar los proceso de interacción entre las partes.

-lograr una lectura interaccional del conflicto y las situaciones que implica.

-generar un ambiente de confianza, escucha y aceptación hacia las partes.

Reunión privada.

-Externalización del problema.

-realización de lluvias de ideas, análisis de las soluciones intentadas, deseadas y viables.

-Posible elección de acuerdo, soluciones y compromisos.

-establecer contacto interpersonal y abrir a la comunicación.

-generar acuerdos sobre las condiciones para la sesión de mediación.

-formular nuevas versiones sobre el conflicto y las soluciones.

-Recibir y contener las emociones de los demás.

-dar reconocimiento al lenguaje verbal.

-connotar de manera positiva los problemas.

Reunión del Acuerdo

muestra de los acuerdos y compromisos realizados en la fase anterior.

-cierre y definición del acuerdo.

-dar reconocimiento y connotación positiva al acuerdo tomado por ambas partes.

-visualizar escenarios propicios para la solución y el cambio.

-reforzar las conductas cooperadoras.

Conclusiones

En síntesis, se ha de afirmar que la mediación constituye en sí una práctica en la que se configuran diversos procesos de interacción social, en la cual cada participante plasma su identidad en un proceso de posicionamiento y validación a partir de la negociación que surge.

Para el mediador, la dificultad de mediar esta en acotar y generar consenso dentro del marco discursivo de las partes, lo que permite a éstas develar elementos que quizás no han sido considerados al abordar las problemáticas desde una lógica diferente. El acercamiento a un acuerdo o negociación exitosa está en la capacidad por parte del mediador de objetivizar la problemática en cuestión, con un discurso y técnicas que logren identificar o generar un grado de identidad por parte de las partes para poder llegar a un acuerdo acorde a éstas,.

Lo que es relevante, es que el mediador logre una descripción que de sentido a las partes acerca del conflicto que traen a solucionar, generando un marco de acuerdo optimo para éstas. Para ello, es el mediador quien debe tener experticia, técnicas y conocimiento del caso para objetivarlo y no caer en las creencias personales y pre-conceptos, normales en todo individuo. Para esto, el sujeto en el rol de mediador debe tener claro la identificación que le produce la historia que los involucrados narran, deberá recoger las impresiones de los participantes, validando ambas de igual forma y sentido.

Se considera para el rol del mediador de igual modo, que su formación debe estar plasmado el transformar su mirada, su manera de concebir su relación con otros, tarea que no es fácil, debido a que el sujeto-mediador se encuentra inmerso en su subjetividad social, en la cual también es sujeto y debe lograr una neutralidad con terceros en función de su rol, intentando concebir ambas miradas como reales, dejando de lado sus propias creencias y valores.

Bibliografía

  • 1. Díaz, F. y Tapia G. (2006). "Herramientas para trabajar en mediación". Editorial Paidos. Cuarta reimpresión. Buenos Aires:

  • 2. Echeverría, R. (2002). "Ontología del Lenguaje". Dolmen Ediciones. Sexta Edición. Santiago de Chile

  • 3. Gergen, K. (1996). "Realidades y Relaciones. Aproximaciones a la construcción social". Editorial Paidos. Buenos Aires

  • 4. Moore, C. (1995). "El proceso de Mediación". Ediciones Granica S.A. Buenos Aires

  • 5. Suares, M. (2002). "Mediación. Conducción de disputas, comunicación y técnicas". Editorial Paidos. Tercera reimpresión. Buenos Aires

  • 6. Suares, M. (2005). "Mediando en Sistemas Familiares". Editorial Paidos. Segunda reimpresión. Buenos Aires

  • 7. White M. y Epston, D. (1993). "Medios narrativos para fines terapéuticos.: Editorial Paidos. Buenos Aires

 

 

Autor:

Vianny Barrera Silva[3]

[1] T?cnica utilizada por el mediador, el que le otorga otra connotaci?n al dilema basado en datos disponibles para pasar de las posiciones de las partes, a los intereses de ?stas. (extra?do de clase magistral de profesora Ximena Toro en Mag?ster Familia, Infancia y Adolescencia en Universidad del Pac?fico.

[2] Fases del proceso de mediaci?n, extra?do de clases magistral de profesora Ximena Toro, impartida en Mag?ster Familia, Infancia y Adolescencia en Universidad del Pac?fico.

[3] Psic?loga Universidad de Las Am?ricas. Diplomada en psicolog?a cl?nica Universidad de las Am?ricas. Mg? Familia, Infancia y Adolescencia Universidad del Pacifico