Se consideró desde siempre que la persona infértil -tal como surge de estas citas- era siempre la mujer. Los siglos pasaron y la ciencia puso las cosas en su lugar: tanto el varón como la mujer pueden ser infértiles, viviendo psicológicamente cada uno de ellos su afección en forma distinta -si bien es común depositar la "responsabilidad" generativa exclusivamente en la mujer-, pero deseando ambos, por lo común, llegar a ser padre o madre, teniendo la infertilidad humana un significado psicosocial "negativo" -"la desdicha biológica de la ausencia de descendencia es un hecho universal".
LOS CONFLICTOS PSICOLÓGICOS COMO CAUSA DE INFERTILIDAD
En los años 50 y 60 se afirmaba que alrededor del 40% de los problemas de infertilidad eran atribuibles a causas psicológicas. En la revista Fertility and Sterility aparecieron publicados numerosos artículos que relacionaban la esterilidad femenina con conflictos tempranos de la relación madre-hija. Varios estudios postularon que la experiencia de haber experimentado rechazo materno en etapas tempranas del desarrollo producía sentimientos de hostilidad asociados a la idea de la maternidad, dificultades de identificación con el rol maternal y, por lo tanto, un rechazo inconsciente al embarazo. Otros estudios analizaban la infertilidad como un cuadro psicosomático. También hablaba de "infertilidad funcional" siendo la dificultad para gestar un hijo una "defensa somática contra el estrés del embarazo y la maternidad".
Las hipótesis sobre la génesis de la infertilidad en conflictos tempranos o rasgos neuróticos de personalidad continúan presente en estudios más recientes. Un ejemplo es el estudio de Christie en 1998, que concluye que si bien la ambivalencia frente a la maternidad, es decir, la coexistencia de deseos positivos con temores u otros sentimientos negativos, es una experiencia generalizada en mujeres occidentales, el sentimiento de culpa asociado a esa ambivalencia genera conflicto en algunas mujeres. La culpa provendría del hecho que los sentimientos negativos (temor y rechazo) priman sobre los positivos. La persona desarrolla respuestas indirectas tales como la infertilidad, que se acompaña defensivamente de un deseo frenético y ansioso por concebir. De estos estudios deriva el concepto de infertilidad psicógena, que se refiere al rol causal de la psicopatología en la infertilidad.
Los avances de la medicina reproductiva para diagnosticar y tratar problemas de infertilidad disminuyeron la frecuencia del diagnóstico de infertilidad de causa desconocida y con ello se abordaron más críticamente las hipótesis psicogénicas. Actualmente la infertilidad de causa desconocida es menos del 5% de los casos. Se podría hipotetizar que los conflictos psicológicos asociados causalmente con la infertilidad, pueden estar presentes en la historia de sujetos fértiles e infértiles, sin embargo, en algunas mujeres pueden adquirir particular significación. Esto se debería justamente a la presencia del problema reproductivo, que hace a la persona más vulnerable a los temas de la maternidad y a los efectos de conflictos intrapsíquicos en ese ámbito.
La relación con la madre
Es conocida la importancia de la madre en el desarrollo emocional de los niños, y a pesar de que la figura paterna es también muy importante, a la figura de la madre se le han atribuido distintas funciones que van desde el desarrollo físico, emocional y adaptativo, que por razones biológicas le son ajenas al padre.
La madre constituye el primer vínculo del niño con su medio ambiente, es también la encargada de proporcionarle los primeros cuidados básicos, como son la alimentación, el calor y la seguridad.
¿Es posible que una mala relación materna influya en el hecho de no poder concebir?
Podría ser que el inconsciente influyera en el organismo para no llegar a la maternidad, ya sea por miedo a que aparezcan los aspectos negativos de su propia madre, o para no entregarle a esa persona negligente o punitiva, una descendencia.
También es factible que cuando la madre no ha respondido de forma adecuada a su rol, y el padre ha sido todo lo contrario se produzca un rechazo a la maternidad o incluso que se rechace por causas culturales y sociales el rol materno femenino.
CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DE LA INFERTILIDAD
Los estudios psicológicos de parejas infértiles permiten observar que esta condición constituye una amenaza al proyecto de vida de las personas, altera su funcionamiento social, puede afectar la autoestima y, con frecuencia, afecta la vida sexual de la pareja. Estos estudios también ponen en evidencia la diversidad de respuestas psicológicas a la infertilidad.
Las consecuencias psicológicas de la infertilidad derivan de la crisis vital que las dificultades para concebir o las pérdidas reproductivas a repetición desencadenan y de los duelos que ello implica.
Es bien conocida la relación entre infertilidad, reacción de duelo y depresión. Algunos estudios apoyan el concepto del impacto de la infertilidad en el funcionamiento psicológico de las personas, demostrando que la incidencia de depresión entre las mujeres infértiles duplica la observada en la población femenina general. Se postula que, en muchos casos, la depresión no puede ser considerada solamente una etapa en la evolución del duelo por la infertilidad, sino que constituye un trastorno en sí mismo, asociado a condiciones biológicas y psicológicas que es preciso tratar y que eventualmente estaría contribuyendo a la infertilidad.
Ã? Estadios psicológicos de la pareja infértil
La incapacidad de tener hijos resulta ser una de las experiencias más difíciles que debe abordar el ser humano. Las personas se ven enfrentadas a una crisis que genera angustia y sentimientos de pérdida. Enfrentarse a un diagnóstico y a un tratamiento produce una sensación de incertidumbre y de falta de control que a menudo gatillan respuestas psicológicas diversas, las que dependerán en gran medida de los recursos psicológicos personales, la relación de pareja, la comunicación de ésta, el estado de ánimo general y eventos situacionales que pueden agregar componentes estresantes a la situación en sí.
Cómo enfrentar la infertilidad y sus consecuencias dependerá de muchos factores que se intentarán ordenar de forma cronológica.
Primer paso
Se inicia cuando la pareja decide tener hijos por distintas razones, ya sea amor, continuidad, prolongación de los padres y de la relación, producto de ambos, presiones sociales, familiares, religiosas u otras. La pareja opta por la opción de la paternidad, se discuten diferentes cuestiones: lugar que ocupará el bebe, posibles nombres, el cambio que la llegada del nuevo miembro producirá. Luego de esta decisión, lo primero que hace la pareja es dejar de lado cualquier método anticonceptivo; muchas mujeres acuden al ginecólogo para realizar un chequeo de rutina. Sin embargo, luego de transcurrido un tiempo sin que este ocurra, generalmente un año, aunque en muchas ocasiones antes, comienza la preocupación y la duda. Son frecuentes las preguntas, la incertidumbre crece y genera cierto estrés.
Segundo paso
Comienza cuando la pareja decide acudir al médico porque el embarazo no se logra. En esta etapa se incorpora el médico a la problemática de la pareja. Comienza una serie de exámenes, algunos de ellos invasivos. La pareja acepta realizarlos con el fin de conocer y comprender qué es lo que está sucediendo. Cuando hay conocimiento sobre el tema y sobre los factores que producen infertilidad, el estrés tiende a mantenerse más controlado, el desconocimiento siempre genera más preocupación y angustia. Durante este período los procedimientos médicos son realizados, se mantiene la incertidumbre pero también se mantiene la ilusión de que "todo estará en orden y que si hay algún problema este sea menor y de fácil solución".
Tercer paso
Es la etapa del diagnóstico; éste puede ser preciso y puntual pero a veces resulta no serlo y se requiere de más exámenes para definirlo. Sin embargo, el diagnóstico es siempre un comienzo y revela sin lugar a duda que hay un problema, frente a esto la primera respuesta psicológica, es la negación, es decir, "no, esto no puede ser, esto no está pasando", la mente se rehúsa a esta posibilidad, es un shock que produce diversos sentimientos, pena, rabia, impotencia, y en ocasiones descontrol.
Es importante la comunicación con el médico tratante, éste debe explicar en qué consiste el problema y cuáles son las alternativas de tratamiento posible. Se debe compartir desde el comienzo los sentimientos, inquietudes y pensamientos con la pareja.
En esta etapa a menudo la pareja, o al menos uno de sus integrantes, busca información al respecto, averigua de centros, de médicos, y de posibilidades. Esta búsqueda debería generar calma, pero en ocasiones aumenta más aún la ansiedad, en especial por los altos costos monetarios de los procedimientos entre otros factores.
Sentimientos como culpa surgen de manera inmediata; creer que uno es culpable por tener dificultades para concebir es común, pero es a la vez perjudicial, ya que nadie es responsable, pues nadie eligió tener esa condición física y/o biológica. Las parejas pueden culparse el uno al otro por su incapacidad para concebir, especialmente cuando sólo uno de los dos es estéril. Además estos sentimientos hostiles pueden producir un deterioro en la relación de pareja, que de no ser sanada mediante la comunicación, comprensión y cariño, puede entorpecer el tratamiento posterior. También puede culparse a otros o a otras circunstancias, por ejemplo al ginecólogo que los llevó a descubrir el problema, a los padres por haber recomendado que esperaran a ser mayores para tener un hijo, o a cualquier otra persona o profesional. Los sentimientos de culpa pueden superarse tomando una actitud activa en la búsqueda de la solución al problema y siendo positivos en la consecución de los pasos a seguir. Es importante experimentar y aceptar todas estas emociones.
Cuarto paso
Podríamos llamarlo el de la comunicación. Con el diagnóstico en mano se barajan las alternativas de tratamiento en conjunto con el médico, se analizan las posibilidades de la pareja.
Importante en esta etapa es tener muy en claro las características del método adecuado o elegido, sus consecuencias y efectos secundarios, sus posibilidades de éxito y de fracaso. En caso de que no resultará, conocer cuál es el procedimiento a seguir. Conociendo cual es la situación y las opciones de tratamiento, se facilitan las decisiones a tomar. Las decisiones deben tomarse en conjunto con la pareja y el especialista.
Esta etapa se vive de forma dual, por un lado está la esperanza de que todo va a resultar y por otro, se siente una presión, en ocasiones poco definida, de que el tratamiento debe resultar. Iniciada esta etapa comienza otra que puede ser entendida como adaptación y aceptación del problema.
Quinto paso
Aceptado el problema, se da inicio al tratamiento. Éste es probablemente el momento de mayor estrés; dependiendo del tratamiento también podemos mencionar el malestar físico al que se somete generalmente la mujer (malestares hormonales, dolores abdominales y las molestias de los exámenes). Los días y el tiempo transcurren en base al tratamiento, las conversaciones y las inquietudes se basan en él. Se genera un ambiente en donde el centro de atención es el embarazo, las posibilidades, los avances que se observan, y la esperanza de que todo resulte bien. Todo esto influye en las personas, tal vez no de forma inmediata, pero es posible que aparezcan los primeros síntomas de estrés, ansiedad y depresión. En muchas ocasiones las parejas mantienen en su intimidad todo este procedimiento; esto a veces es recomendable en algunas parejas; en otras, es mejor contar con redes de apoyo que puedan servir para compartir las inquietudes, miedos, y penas.
Es posible también que aparezcan los primeros problemas sexuales, ya que la infertilidad está fuertemente asociada con la sexualidad, algo tan personal, íntimo y propio de la pareja pasa a ser un centro de atención. El sexo puede transformarse en una rutina mecánica y programada de acuerdo con el mejor momento para concebir. Mantener relaciones sexuales en un determinado momento puede dar solución al problema de la infertilidad, pero por otro lado está ligado muy estrechamente con el placer, y no debe servir sólo para lograr un fin concreto. Es necesario conversar y compartir en pareja los sentimientos y emociones sobre el tema; esto facilitará el entendimiento y el acercamiento.
Estos tratamientos tienden a ser largos, por lo tanto, el desgaste se hace presente y se siente en muchos aspectos, en el trabajo, en el hogar e incluso en la vida social, por esto es necesario que las personas se adapten a esta nueva situación.
Es importante preservar la calma y eliminar elementos estresantes que no sean causa directa del tratamiento. Descansar, realizar actividades placenteras, tomarse vacaciones.
Sexto paso
El resultado del tratamiento; aquí el estrés, la curiosidad, las ansias de obtener resultado positivo, generan un grado mucho mayor de nerviosismo y ansiedad que los experimentados anteriormente. Si es positivo la pareja se fortalecerá y sólo le restará tomar todas las medidas de precaución que el médico indique.
Sin embargo, si el resultado es negativo y el tratamiento fracasó, las esperanzas que se tenían se desvanecen, la sensación que invade a la pareja es a menudo confusa, incluso puede ser sentida a nivel físico (aparece el llanto, el descontrol, la desesperanza).
Aparece la rabia, tan inespecífica que puede orientarse hacia todos, hacia Dios, hacia el otro. Luego surgen los reproches, los que pueden ser dirigidos hacia otros o hacia si mismo, disminuye la autoestima, aparecen los sentimientos de inutilidad. Es muy común que en este punto la pareja entre en crisis. Es perjudicial el aislamiento. La comunicación sigue siendo un punto fundamental, es necesario compartir los sentimientos y emociones con alguien empático que comprenda la situación.
Pasado estos primeros momentos, los que tienen una duración individual, es importante meditar, analizar. Es necesario descansar, tomarse un tiempo, para retomar o iniciar otro o el mismo tratamiento; no es conveniente tomar decisiones apresuradas, ya que el desgaste emocional es muy alto.
Cuando los fracasos han sido reiterados los sentimientos negativos se van acrecentando, y es muy posible que las parejas se sientan solas y deprimidas, y que la soledad se apodere más de uno que de otro.
En ocasiones existe aislamiento de parte de la pareja, ya no frecuentan a los amigos, se alejan de las amistades que tienen hijos y de quienes aunque hacen su mejor intento, no los entienden. Llegado a este punto, y con bajas posibilidades de lograr el embarazo, es necesario detenerse a pensar, analizar y valorar que hay otras posibilidades de ser padres, esta es la adopción. Sin embargo, esta debe ser una decisión personal de la pareja, donde juntos van a iniciar otro proceso, donde deben evaluarse muchos factores, para poder tomar una decisión responsable e iniciar una nueva etapa dentro del marco legal que cada país impone.
Los sentimientos más frecuentes
- En un principio aparecen sentimientos tales como la sorpresa, shock y negación del problema. Estas respuestas están típicamente seguidas por el sentimiento de pérdida o fracaso. La negación poco a poco lleva a una real preocupación por el problema, donde es difícil pensar en otra cosa que no sea el embarazo. La negación sólo es perjudicial cuando se prolonga excesivamente e impide aceptar la realidad.
- Luego, aparece la rabia hacia la pareja y hacia otros. Las personas se sienten incomprendidas, se aíslan. La rabia se deriva del estrés por el que se atraviesa y las pérdidas sufridas, incluida la pérdida de control. Además es frecuente la incomprensión por parte de amigos y familiares respecto a la tensión emocional que conlleva la esterilidad. La rabia, por otro lado, puede convertirse en un sentimiento positivo si es utilizada por la pareja para superar los obstáculos para conseguir lo que se ha propuesto. Aparecen los sentimientos de soledad y la pena. El sentimiento de soledad es una experiencia común en las personas estériles y hace el afrontamiento más difícil.
- Posteriormente se instaura la tristeza, el enojo, el resentimiento, la envidia, la vergüenza, el temor, la preocupación constante, la devaluación y el pesimismo. Estos sentimientos causan gran tensión, angustia, desesperación, desesperanza y sensaciones de descontrol interno. Una pareja controla la posibilidad de concepción durante años tratando de estabilizarse antes de tener un bebé. El descubrir que es estéril, la pareja desmonta los sentimientos de control sobre sus vida. Muchas personas en tratamiento expresan lamentaciones respecto a este sentimiento de falta de control en sus vidas, no saben cuáles van a ser los pasos siguientes en el tratamiento o cuántos tratamientos deberán hacer, no pueden hacer planes de futuro y, sobre todo, aparece el pensamiento de que no pueden participar activamente para conseguir el embarazo deseado. Además, se ven afectados la autoestima y la identidad como hombre y como mujer.
- De forma paralela se hace presente un sentimiento y una sensación de ansiedad. Cualquier situación nueva o ante la que no se encuentra solución provocará ansiedad en un ser humano. Aparece tanto en el inicio como en el proceso mismo de tratamiento y acompaña hasta el final, sea cual sea la resolución del problema.
- Otra emoción que nos acompaña durante este proceso es la depresión; ésta se vuelve cíclica y oscilante. El número de pérdidas asociadas a la esterilidad hace de la depresión una respuesta común. Además de la pérdida de poder tener un bebé, la esterilidad representa la pérdida de una ilusión. Hay que considerar y recordar que la infertilidad resulta ser una experiencia devastadora en todos los ámbitos: emocional, físico, familiar, social y financiero.
- La desesperanza va relacionada con la depresión. Generalmente, las personas se sentirán más expectantes durante la primera mitad del ciclo de tratamiento y estarán esperando ver lo que sucede.
En el caso de las mujeres
Desde tiempos inmemoriales se ha enfatizado la importancia de la maternidad en el rol de la mujer y la infertilidad ha sido vista como una desgracia. Esta creencia ha provocado que las mujeres "infértiles", se sientan devaluadas, menos mujeres, incompetentes y a menudo sienten que algo les faltará; sentimientos de vacío son muy frecuentes, ya que en definitiva, algo malo tendrán, ya que no pueden concebir. Las presiones familiares y culturales a menudo despiertan sentimientos de culpa y vergüenza, ya que su autoestima se ve seriamente afectada.
Todas estas creencias no hacen más que generar más angustia y más desesperanza, tanto así que se va perdiendo la confianza en sí mismo, aparecen los sentimientos de inutilidad, es frecuente que su rendimiento en otras áreas como lo es el trabajo disminuya, ya que su autoimagen resulta seriamente dañada. Es así como de forma paulatina se va aislando, tanto de su familia como de sus amigas, aparecen sentimientos tales como celos y envidia al ver o saber que otra mujer está embarazada, respuesta sumamente natural, pero sumamente nefasta ya que son vividos con mucha culpa por la persona que los experimenta. Estando en este estado rápidamente aparece el desgano y la falta de motivación, así como otros trastornos, la tristeza y la desesperanza se hacen presentes, y aunque su tolerancia al dolor sea mayor que al del hombre, las mujeres se deprimen con mucha más facilidad.
Una de las formas de poder superar esto es compartir y hablar de sus experiencias con otros, por esta razón es importante que las mujeres cuenten con una red de apoyo, en ocasiones puede ser gente no muy cercana, en otras la familia, aunque para el mundo "fértil" resulta difícil entender y comprender lo que se siente.
En el caso del hombre
Para los hombres la imposibilidad de embarazar a su pareja, está estrechamente ligada con la masculinidad y la virilidad. Algunos se sienten tan presionados, que su deseo sexual y su desempeño se ve gravemente afectado, ya que su autoestima también está dañada, y no soportan la presión de tener que "cumplir" en los periodos fértiles. La mayoría de los hombres consideran que tener algún problema para concebir es humillante y devastador. Ellos tienden a tener una personalidad más introvertida y no comentar el problema con nadie; incluso evitan el tema porque hablar de ello también les afecta muchísimo en su rol de hombre, marido o pareja. Ellos sufren por dos, ya que generalmente es la mujer la que se ve expuesta a un mayor número de tratamientos, los cuales son en su gran mayoría molestos o dolorosos; además el ver por todo lo que pasa su pareja, aumenta la culpa y aumenta la desesperanza y la falta de control. En general el hombre tiende a aislarse, evita cualquier acercamiento al tema, por esto no es raro que se concentre mucho en su trabajo, o en otra actividad, un hobby por ejemplo. También se deprime, pero lo oculta mucho mejor que la mujer, básicamente por una cuestión social ya que el llanto o la tristeza, son vistos como señal de debilidad.
Estrés e Infertilidad
La experiencia de infertilidad es más estresante para las mujeres que para los hombres. Al mismo tiempo, se observa el peso que tiene el diagnóstico respecto al nivel de estrés detectado en hombres y mujeres. Los estudios señalan que tanto hombres como mujeres perciben la infertilidad más estresante cuando se trata de un factor masculino. Probablemente, en estos casos se combinan varios factores: la infertilidad masculina tiene una connotación social más estigmatizadora que afecta la autoestima del varón y a la vez, debido a su socialización, existe una mayor dificultad para expresar las emociones negativas que el diagnóstico produce. Por su parte, la mujer reacciona con una actitud protectora hacia su pareja, lo cual dificulta también en ella la expresión de sus emociones.
Clínicamente se puede observar que la respuesta de un miembro de la pareja influencia la respuesta emocional del otro. Por ejemplo, el desborde emocional de la mujer puede incentivar una reacción evitativa del hombre, la cual, a su vez, estimula una emocionalidad más intensa en la mujer al no encontrar sintonía afectiva con su pareja. Esto inhibe aún más la expresión de emociones en el hombre, revelándose un efecto circular sistémico en cuanto a los estilos de enfrentamiento del estrés en ambos.
Si bien no se puede afirmar que los conflictos psicológicos o los problemas emocionales produzcan infertilidad, existen diversas formas de reaccionar a esta condición basada en el énfasis de una u otra forma personal de enfrentamiento del estrés, el cual se desarrolla a partir de las experiencias vitales del sujeto y sus características de personalidad. El resultado es prevenir que las emociones negativas sostenidas en el tiempo desencadenen una depresión u otro trastorno psicológico y eventualmente contribuir a una mejor respuesta al tratamiento.
No hay trabajos experimentalmente válidos que demuestren que el stress sea una causa de esterilidad por si mismo. Sin embargo, sí es un factor asociado en determinadas situaciones, por ejemplo, en la anorexia nerviosa en la que se produce anovulación o, si es suficientemente severo, puede ayudar a una reducción en la frecuencia de las relaciones sexuales.
Generalmente, tanto el diagnóstico como el tratamiento, afectan de forma crítica cada una de las facetas de la vida de estas parejas. De forma paradójica, las parejas estériles se someten a un régimen médico estresante de visitas continuas, toma de temperatura diaria, medicaciones, intervenciones quirúrgicas y relaciones sexuales programadas. Debido a la presión de los tratamientos, son capaces de retrasar vacaciones, de no hacer cambios en su profesión, de viajar en busca de soluciones, de renunciar a su vida social, y, en definitiva, de dejar de hacer su vida habitual.
La esterilidad supone una carga en la calidad de vida de estas parejas, afectando de alguna manera su estado emocional, social, físico, ocupacional, e incluso, intelectual.
Existe suficiente sustento a la necesidad de incorporar actividades de educación, consejería y apoyo psicológico en los programas de infertilidad y alguna claridad respecto al tipo de actividades a desarrollar. Una línea de investigación muy interesante en el presente apunta a demostrar que el apoyo psicológico contribuye efectivamente, no solo al bienestar psicológico de los pacientes sino a lograr mejores respuestas a los tratamientos.
Sexualidad e Infertilidad
Las relaciones sexuales son para una pareja procesos íntimos y espontáneos, mientras que durante un tratamiento de infertilidad la sexualidad se puede tornar una actividad a realizar casi a la orden, a la medida del tamaño del folículo, del día del ciclo o previas a una técnica específica, siendo la practica del sexo un ejercicio cuyo único objetivo es alcanzar el embarazo.
Algunos hombres experimentan dificultad en el momento de hacer una obtención de muestra de semen mediante la masturbación cuando se encuentra bajo presión. Esto suele suceder por la tensión que supone realizar una masturbación en un momento determinado debido al tratamiento en sí, a la premura de tiempo o a muchos otros factores. Es recomendable la utilización de técnicas de relajación para disminuir la ansiedad anticipatoria.
Las demandas del tratamiento de la esterilidad afectan indudablemente a las relaciones sexuales. El sexo cambia de significado, lo que antes implicaba placer se convierte en un trabajo. El sexo empieza a ser pautado por los períodos fértiles, generando la pérdida de espontaneidad y exigencia de rendimiento.
En muchos casos, el sexo se convierte en una experiencia dolorosa por el recuerdo de la imposibilidad para concebir. La tensión que esta crisis implica lleva a situaciones de conflicto en la pareja que influyen sobre el deseo sexual mutuo. Practicando el sexo controlado o programado se puede perder el romanticismo que la relación sexual conlleva. Tanto los procedimientos diagnósticos, como los diferentes tratamientos pueden interferir en la relación sexual de la pareja.
TRATAMIENTO PSICOLÓGICO
Propuestas para sobrellevar el problema de la infertilidad
1. Dejar el tema sobre la esterilidad abierto.Acordar dedicar un momento determinado del día para hablar sobre las experiencias relacionadas con la esterilidad. De esta manera se evitarán el dar la sensación a la pareja de que la esterilidad es el tema dominante de sus vidas.
2. Hacer planes para el ciclo de tratamiento. Después del cumplimiento de la primera parte del ciclo, muchas parejas se sienten ansiosas durante el periodo de espera de la segunda parte del ciclo. Se propone realizar un plan para mantenerse ocupada/o durante el periodo de espera y practicar las técnicas de relajación.
3. Hablar con su pareja de la forma en que le gustaría dar la información a los demás, Es aconsejable preparar la respuesta a las preguntas inesperadas que puedan surgir de su familia, amigos y compañeros de trabajo.
4. El soporte psicológico puede ser un mecanismo de ayuda, tanto individualmente como en pareja. Los profesionales de la salud mental, colaboran con la pareja en la toma de decisiones y ayudan a afrontar las posibles reacciones directamente relacionadas con el problema de esterilidad o con otras áreas.
5. Relajarse. Durante el tratamiento que se haya decidido llevar a cabo para la esterilidad es aconsejable practicar técnicas psicológicas de relajación o cualquier otro método para manejar el estrés. La utilización de estas técnicas puede ser de ayuda durante y después del tratamiento.
6. Proyectar el futuro. Por ejemplo, planear el número de ciclos a realizar o hablar sobre la adopción puede ayudar a conseguir más control sobre los sentimientos de ansiedad que la situación produce.
7. Utilizar la experiencia propia para ayudar a otras personas que se encuentren en una situación igual o parecida. De esta manera se valora todo lo que se ha aprendido durante el tiempo dedicado a buscar una solución al problema de esterilidad.
8. Procurar tener información fehaciente y evitar pensamientos negativosque le lleven a un mal estado de ánimo. Detrás de un estado de ánimo negativo hay un pensamiento negativo que ha dado lugar a ese sentimiento.
9. Reafirmar los intereses habituales, no centrar sus intereses únicamente en el problema de infertilidad o en el tratamiento de ésta. Es importante afianzar los lazos con la pareja.
Cómo mantener el control en los momentos especialmente difíciles
– Evitar involucrarse en tareas relacionadas con niños pequeños.
– Es habitual que determinadas situaciones como las vacaciones y los cumpleaños supongan un estrés adicional por el hecho de recordar el paso del tiempo y con ello la falta de hijos.
– Otra dificultad que se plantea pueden ser las visitas a los médicos. Ver mujeres embarazadas en la consulta y enfrentar resultados negativos en los tests. En la pareja se plantea la posibilidad de abandonar el tratamiento. Generalmente, muchas mujeres estériles viven el comienzo de cada ciclo menstrual como un suceso traumático dado que indica que no hay embarazo después de un mes de espera.
En la espera del resultado
Las parejas explican que durante los días de espera se sienten muy ansiosas y esto genera cambios en el comportamiento. Por lo tanto se aconseja programar aquellas actividades que harán a la pareja sentirse mejor. Aprovechar para dedicarse a aquellas cosas que hace tiempo han postergado, programar actividades para mantenerse entretenidos.
Los especialistas recomiendan hacer un listado con situaciones y actividades que generan angustia para tenerlas presentes y así evitarlas en los días de espera; realizar lo mismo con situaciones que les reporten bienestar para ponerlas en práctica aquellos días.
Ejercicio planteado para la pareja estéril
Durante la consulta el personal idóneo solicita a la pareja que complete las siguientes oraciones de tal manera que esta actividad sirva para expresar sus sentimientos y dificultades con respecto a la situación vivida.
1 a. Cuando estoy rabiosa/o, yo …………………………….. 1 b. Cuando mi pareja se pone rabiosa/o ella/el …………………………….. 2 a. Cuando estoy feliz, yo …………………………….. 2 b. Cuando mi pareja está feliz, ella/el …………………………….. 3 a. Cuando me estreso, yo …………………………….. 3 b. Cuando mi pareja se estresa, ella/el …………………………….. 4 a. Yo creo que la posibilidad de embarazo es de un ……………………………%. 4 b. Mi pareja cree que la posibilidad de embarazo es de un …………………..%. 5 a. Yo creo que conseguiremos el embarazo en…………………..intentos. 5 b. Mi pareja cree que conseguiremos el embarazo en……………………..intentos. 6 a. Yo creo que deberíamos hablar ………………………….. de nuestra esterilidad. (más, menos, igual). 6 b. Mi pareja cree que deberíamos hablar……………………….. sobre nuestra esterilidad.(más, menos, igual). 7 a. A mi pareja le gusta hablar de nuestra esterilidad con …………………………….. 8 a. Lo peor de nuestra esterilidad para mi es …………………………….. 8 b. Lo peor de nuestra esterilidad para mi pareja es ……………………………..
Ayuda Profesional
Las terapias de apoyo psicológico complementan y apoyan el tratamiento médico reflejando nuestra concepción de la infertilidad como un problema que afecta a la persona integralmente tanto en aspectos relacionados con su salud física como en aspectos psicológicos y en sus relaciones sociales. La ayuda psicológica puede ser de utilidad para examinar los sentimientos, determinar prioridades y mejorar las habilidades de afrontamiento.
Hay parámetros que alertan claramente de una depresión o de un cuadro de ansiedad. La falta de motivación, la disminución de las actividades sociales, el estar demasiado sensible, vulnerable, el sentirse culpable o incluso tener pensamientos de suicidio.
Además de los signos emocionales de la depresión y la ansiedad, existen otros signos. Por ejemplo, dificultad para conciliar el sueño o bien para mantenerlo. La pérdida de apetito, pérdida del deseo sexual y la fatiga.
El objetivo de la ayuda profesional es:
- Reforzar la información y educación de la pareja.
- Dar apoyo emocional especializado en las distintas etapas del diagnóstico y tratamiento desarrollando algunas formas prácticas de auto ayuda para el alivio del estrés y la ansiedad.
- Asesorar a las parejas para que tengan una participación activa en las decisiones que enfrentan en las distintas etapas del proceso.
Es una actividad breve, (una o más sesiones de acuerdo a las necesidades).El foco del trabajo psicológico es el enfrentamiento de los aspectos psicológicos asociados al problema de infertilidad.
El propósito es expresar en un lugar seguro las emociones, dificultades, temores, que se están enfrentando y buscar formas concretas de aliviar la ansiedad, de enfrentar situaciones que producen dolor o tensión, resolver problemas que se presentan en la relación de pareja, en la interacción con los demás, etc.
La intervención del psicólogo se hace necesaria cuando:
- Las reacciones emocionales del paciente o de su pareja le impiden buscar tratamiento, cooperar o interfieren en el mismo.
- Las reacciones emocionales del paciente o de su pareja perturban su actividad normal (leer, mantener relaciones sociales o sexuales, trabajar, etc…) y le conducen a prescindir de muchas de sus fuentes habituales de gratificación.
- Las reacciones emocionales de un miembro de la pareja se manifiestan en forma de síntomas psiquiátricos convencionales.
Es de considerar tratamiento psicológico ante las siguientes situaciones:
"Me siento sola (o) y aislada (o)".
"Con muy pocas personas puedo hablar sobre nuestra infertilidad. En general la gente no me entiende".
"Mi esposo (a) es la única persona con quien puedo hablar de esto".
"La angustia por la infertilidad está afectando mi trabajo".
"Las reuniones familiares están siendo cada vez más difíciles para mí".
"Siento que mi vida está fuera de control".
"No puedo evitar sentirme inferior a otras personas que sí han logrado ser papá o mamá".
"Me siento muy decaída (o), sin motivación, cansada (o), intranquila(o)".
"Cuando me preguntan si tengo hijos o cuando voy a tenerlos siento un dolor intenso y no sé qué responder".
Diferentes niveles de intervención del psicólogo
La atención integral de la pareja infértil requiere inexcusablemente una clínica sustentada desde un conocimiento interdisciplinario que englobe todos los factores concurrentes: somático, social, biológico, antropológico, psicológico, etc. Partiendo de la perspectiva interdisciplinaria, y desde el punto de vista emocional, conviene que los profesionales puedan dar respuesta a 3 niveles:
-Asistencia directa a la pareja infértil: intervención en la situación de crisis vital que la pérdida de la procreación biológica implica para toda pareja que consulta.
-Intervención en el equipo interdisciplinario: Aportar el diagnóstico que facilite la realización de alternativas terapéuticas globales y adecuadas a la situación clínica.
Facilitar la detección de ansiedades grupales en el equipo y su correcta tramitación para que las indicaciones terapéuticas sean adecuadas, oportunas y pertinentes, y por tanto eficaces.
–Docencia e investigación: Formación específica de los diversos profesionales implicados en el campo de la infertilidad. Intercambio permanente y continuado de conocimientos entre las diferentes disciplinas.
Legislación sobre consejería en fertilidad en otros países
La consejería en infertilidad puede ser definida como una disciplina que integra aspectos de la educación de adultos, la evaluación psicológica, la psicoterapia breve, la terapia sexual y de pareja. Requiere conocimiento acerca de la interacción entre los conocimientos psicológicos y médicos de la infertilidad y una reflexión permanente acerca de los aspectos éticos involucrados.
Desde 1991 Inglaterra y Australia han establecido marcos de referencia para legislar sobre la incorporación mandatoria de programas de consejería en las clínicas de infertilidad. Por otra parte, en Estados Unidos la American Society of Reproductive Medicine ha recomendado que la consejería en infertilidad esté disponible en todos los centros que ofrecen tecnologías de reproducción asistida. En Latinoamérica el apoyo psicosocial a parejas infértiles es aún una experiencia en desarrollo, que se encuentra mas o menos avanzada según el país y el centro que se tome como referencia.
Estudios realizados en Australia y en Inglaterra señalan que, si bien las parejas señalan en general su necesidad de consejería y apoyo psicológico, menos del 25% hacen uso de este tipo de servicios. Los estudios también han mostrado que aunque las parejas no busquen consejería se sienten seguros de saber que pueden acceder a ella si lo requieren. En otro estudio se constató que los pacientes más perturbados no eran los que con más frecuencia buscaban ser ayudados. Esto determina la necesidad de ser proactivos en estimular a las parejas a participar en actividades de educación y apoyo psicológico, incorporándolas como parte regular del tratamiento y enfatizando el valor preventivo de éstas.
Autor:
Prof. Dr. Diego Lange
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