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Filosofía del conocimiento en la historia


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Filósofos fundadores
  4. Filósofos cristianos
  5. Filósofos liberales
  6. Filósofos post liberales
  7. Conclusiones
  8. Referencias bibliográficas

Resumen

La persona humana es la que tiene la posibilidad de conocer la verdad de la realidad; posibilidad condicionada y determinada por la mentalidad histórica en la que se realiza la existencia, tal como se presenta en los filósofos fundadores, filósofos cristianos, filósofos liberales y filósofos post liberales.

Las acciones humanas de los hombres post liberales, conocidas como el tiempo de la globalización y la sociedad del conocimiento es consecuencia de los postulados formulados por los griegos, romanos y hebreos, por cierto, no como mera repetición, sino como asimilación y recreación constante en la faena del descubrimiento de la verdad y la construcción de la existencia auténtica en base a la filosofía del conocimiento, piedra angular de todo el filosofar.

Palabras claves: Filosofía, Gnoseología, devenir, ser, racionalidad, naturaleza, realidad.

SOMMARIO

La persona umana è la sola che ha la possibilità di conoscere la verità della realtà; possibilità condizionata e determinata dalla storica mentalità in cui l'esistenza è eseguita, come presentato in filosofi fondatori, filosofi cristiani, i filosofi e filosofi liberali dei liberali.

Le azioni umane di uomini post liberale, noto come il tempo della globalizzazione e della società della conoscenza è una conseguenza dei principi formulati dai Greci, Romani e Ebrei, fra l'altro, non come una semplice ripetizione, ma come l'assimilazione e la ricreazione costante nel faena di scoprire la verità e la costruzione di un'autentica esistenza sulla base della filosofia della conoscenza, il fondamento di ogni filosofare.

Parole chiave: filosofia, gnoseologia, devenir, ser, razionalità, la natura, la realtà.

Introducción

Conocer la verdad de los entes es la faena más radical de la Filosofía del Conocimiento porque es la puerta de entrada para el filosofar y la construcción de la civilización de la Vida. Razón por la cual, en forma aleatoria, formulamos la visión gnoseológica de los filósofos fundadores, cristianos, liberales y post liberales.

Los filósofos fundadores son aquellos que dieron las bases del pensar occidental, hasta tal punto, que es imposible olvidarlos, son inolvidables y están presentes en todo el quehacer filosófico actual. Los filósofos cristianos, son continuadores de los filósofos primigenios, con mucha agudeza integran la razón natural con la razón sobrenatural, la sabiduría humana con la sabiduría cristiana. Los filósofos liberales, dejaron de lado a la razón sobrenatural, dieron más importancia a los conocimientos científicos y filosóficos, dando más primacía al saber científico. Los filósofos post liberales, son los que radicalizan la libertad del pensar.

La libertad del pensar, expresión de la majestad humana que afirma su posibilidad de conocer y revelar la verdad de los entes en conformidad con el tiempo-espacio y las conquistas científicas-filosóficas, según el talento formado.

Filósofos fundadores

  • a) Gnoseología del devenir y del ser

Heráclito de Éfeso (540-476 a. C.) conocer verdaderamente las cosas no es fácil ni se produce de un modo espontáneo. El logos o racionalidad de la naturaleza "gusta de ocultarse", expresaba a sus oyentes. La mayoría de las personas viven con un conocimiento superficial que les impide captar lo que las cosas son realmente (DK 22 B1) El talento humano formado, conoce la verdad del ser en su devenir, ahí está el aporte genial del Filósofo oscuro.

Parménides de Elea (530-515 a.C.), distinguió el conocimiento sensible y racional, concluye que únicamente es válido el segundo. El primero es la vía de la doxa, el segundo es vía de la aletheia. Con el primero conocemos las apariencias; únicamente el segundo es el conocimiento válido. Enfatizaba en Atenas: "lo mismo es el ser y el pensar" (DK 28 B 3), dando a entender, no sólo que lo conocido es lo real, sino que lo que conocemos es "lo mismo" que lo realmente existe. Parménides no logra distinguir el ser y la verdad, sino que subordina la verdad al ser, pero la verdad es la revelación del ser en toda su majestad.

  • b) Gnoseología relativista

Los sofistas advirtieron que el conocimiento es determinado por las personas. El hombre da sentido a las cosas, las realidades son transformadas según las necesidades e intereses de las personas, razón por la cual Protágoras de Abdera (480-410ª.C.) proclamaba en Atenas: "el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son" (DK 80 B 1).Los dueños del poder son los que dan los últimos criterios del modo de vivir, pensar y obrar, tesis arbitraria que se hace vigente en la sociedad del conocimiento y de la globalización.

Gorgias de Leontini(483-375 a. C.) separó radicalmente el ser y el conocer. Si sobre un mismo asunto caben muchas opiniones diversas e incluso opuestas, no puede decirse que conozcamos la realidad. Fue brillante retórico y gozaba persuadiendo a sus oponentes y, una vez convencido al interlocutor, argumentaba todo lo contrario a lo que había expuesto. Si es así, cada uno posee su propio conocimiento y todo saber es relativo. Visión errónea que sigue vigente en las mentalidades de los hombres postmodernos.

  • c) Gnoseología clásica

Platón (427-347 a.C.), consideraba que los conceptos no son invenciones de la mente, sino que nos dan a conocer modelos ideales de aquello que es: "realmente real". El error del Filósofo de Atenas fue trasladar lo "realmente real" al mundo celeste; al cual, lo consideró como real y a las realidades visibles con las que vivimos, lo caracteriza como apariencia, sombra, reflejos del mundo celeste. Postulado que fue corregido por el Filósofo del Liceo.

Aristóteles (384-322 a. C.). Discípulo de Platón, que rectifica las teorías gnoseológicas del Maestro. El alma y el cuerpo no son idénticos, tampoco separados, sino principios que constituyen al hombre. La crítica a Platón se resume: "el lugar de las ideas es la mente", no es el mundo celeste (De Anima, III, 4, 429 a 27). No existe el mundo de las Ideas; lo que existen son los conceptos, obtenidos mediante la abstracción de las condiciones materiales que nos dan a conocer la esencia de las cosas. Distingue el conocimiento sensorial del conocimiento racional, el primero es presupuesto del segundo.

Tesis muy bien aprovechada por los filósofos cristianos y occidentales hasta la actualidad, como se nota en los escritos de Martín Heidegger, Jacques Maritain y Xavier Zubiri, etc.

  • d) Gnoseología estoica

Los estoicos como Zenón de Citio (334-262 a.C.), Cleanto de Assos (Tróade, 304-233), Crisipo de Soles (281-203 a. C.) La educación del hombre es el nutriente de la Gnoseología: cuando el hombre es engendrado, tiene una parte dominadora del alma, que es como una página preparada para recibir la escritura: sobre ella después se inscribe cada una de las ideas (Aecio, Pl., IV, 11), nos hablan de la sensación, de la memoria y la experiencia, los conceptos, la razón y las intelecciones racionales: "Dicen que la razón, por la cual somos llamados racionales, se llena de anticipaciones en la primera (¿o segunda?), semanas. Y la imagen (fantasma) es intelección en el pensamiento del animal racional, pues la imagen, cuando es recibida por un alma racional, se llama entonces intelección, tomando el hombre del intelecto (Aecio, Plac., IV, 11). Aprehendemos a través de los significados (imágenes) de las cosas y de los hombres.

Epicuro de Samos (341-270 a. C.), Filósofo del hedonismo, considera que la gnoseología se ocupa de la distinción de lo verdadero y la falso. El conocimiento tiene que liberarnos de los errores:

  • Ningún temor de los dioses

  • Ningún temor de la muerte

  • Es fácil lograr y procurarse el límite de los bienes

  • El límite de los males tiene breve duración o breves dolores.

El criterio de la verdad es la sensación, aquello que no sientes, no conoces racionalmente. Postulado que se reduce: todo conocimiento racional se basa en el conocer sensitivo, pero únicamente conoces lo material y nada más que lo material. Tesis corroborada por Demócrito de Abdera (Tracia, 460-370 a.C.), conocido como "Filósofo que se ríe" y padre de los materialistas de todos los tiempos.

e) Gnoseología escéptica

Pirrón de Elis (365-270), fundador del escepticismo, consideraba que no conocemos la realidad, sino que tenemos impresiones subjetivas que las cosas producen en nuestras facultades de conocimiento, pero en realidad no conocemos, razón por la cual, aconsejaba guardar silencio. Carneades de Cirene (214-129) afirmaba que no existe ningún criterio absoluto de verdad, todo es engaño (Sexto Emp., A. M., VII, 159), Enesidemo de Cnossos (80-10 a. C) en Discursos pirrónicos daba diez razones para ser escéptico y Agripa (fines del s. I) en Los cinco caminos de la duda, precisa los criterios para no dar juicios.

Ante el bosque de visiones triviales, mejor es guardar silencio; pero la opción por el silencio, es una forma fina de emitir el juicio sobre los sucesos de la vida.

Filósofos cristianos

  • a) San Aurelio Agustín (354-430), concibe el conocimiento racional como efecto de una iluminación de Dios gracias a la cual, a partir del mundo sensible, llegamos a la verdad de las cosas, verdad que no se encuentra en ellas sino en los modelos queridos y pensados por Dios. El conocimiento es posible porque Dios mismo lo viabiliza, Dios es más íntimo y presente que nosotros mismos (Conf. III, 6, 11)

Para acceder al conocimiento verdadero de las cosas, del hombre y de Dios, es indispensable la rectitud de la voluntad que nos inclina a Dios. Es deseo de Dios, el anhelo de la verdad y del bien, el que mueve a la razón hacia la trascendencia. La fe y la razón, no se excluyen se complementan, razón por la cual se tenía como adagio: intellige ut credas, crede ut intelligas: cree para entender y entiende para creer. San Anselmo de Canterbury expresa la misma idea de manera breve: fides quaerens intellectum.

Dios es comparado con el sol que permite iluminar, es decir, estar en la verdad. Étienne Gilson en La filosofía en la edad media, comenta: es el sol inteligible, a cuya luz la razón ve la verdad; el Maestro interior, que responde desde dentro a la razón que le interroga; de cualquier manera que se le llame, siempre se entiende que designa a esa realidad divina que es la vida de nuestra vida, más interior a nosotros mismos que nuestro propio interior (1972:122)

  • b) Santo Tomás de Aquino (1225-1274). La razón es una chispa de la inteligencia divina, aquello que hace que el hombre esté por encima de la naturaleza y pueda aspirar a conocer y amar a Dios. La persona humana no recibe la chispa divina en cada acto del conocer, sino que ya está en él, es el intelecto agente que permite conocer las cosas y realizar abstracciones.

El objeto propio de la inteligencia es el ser, lo que significa que la inteligencia es potencialmente infinita, es decir puede conocer todo. Llegar a la verdad no es fácil porque estamos inclinados al mal y al error, pero es posible siempre y cuando la voluntad no la desvíe de su objeto.

La razón se basta a sí misma para llegar a la verdad; lo que hace falta es que no se vea oscurecida por las pasiones o por los deseos desordenados. La razón es la que descubre la ley natural iluminado por el hábito innato, la sindéresis, que orienta su uso práctico.

El pecado original ha oscurecido la inteligencia y debilitado la voluntad, razón por la cual es indispensable la gracia de Dios, la naturaleza no está destruida en su totalidad, sino parcialmente, por ello puede ser sanada y elevada. La gracia no destruye a la naturaleza humana sino que la perfecciona.

STA hace distinciones entre la razón y la fe, Étienne Gilson en La filosofía en la edad media, explica:

El ámbito entero de la filosofía proviene exclusivamente de la razón; es decir, que el filósofo no debe admitir nada más que lo que sea accesible a la luz natural y demostrable por sus solos recursos. La teología, por el contrario, se basa en la revelación, o sea, en fin de cuentas, en la autoridad de Dios… Un filósofo argumenta siempre buscando en la razón los principios de su argumentación; un teólogo argumenta siempre buscando sus principios primeros en la revelación… Ni la razón – cuando la usamos correctamente- ni la revelación – puesto que tiene su origen en Dios – pueden engañarnos. Ahora bien, la concordancia de la verdad con la verdad es necesaria. Es, por tanto, cierto que la verdad de la filosofía se ajustaría a la verdad de la revelación por una cadena ininterrumpida de lazos de unión verdaderos e inteligibles, si nuestro espíritu pudiese comprender plenamente los datos de la fe (1972:491)

Por tanto, no hay contradicción entre la razón y la fe; si la verdad natural contradice a la verdad sobrenatural, hay que volver examinar el primero y guiarse siempre con la verdad revelada. Postulado observado por los filósofos cristianos, mis saberes deben guiarse por los saberes revelados.

Filósofos liberales

  • a) Gnoseología racionalista

Renato Descartes (1596-1650)La persona humana es el único autorizado para juzgar bien y distinguir lo verdadero de lo falso, tesis desarrollada en las Reglas para la dirección del espíritu y el Discurso del método. En el Discurso del método escribe:

El primero era no admitir jamás por verdadera cosa alguna que no la conociese evidentemente como tal; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu que no tuviese ninguna ocasión para dudar de ello (1976:21)

Es la primera regla de la evidencia: no aceptar como verdadero sino lo que es evidente. La evidencia consiste en la intuición intelectual de una idea clara y distinta, se caracteriza por la indubitabilidad, y excluye toda posibilidad de error.

En las Reglas para la dirección del espíritu, precisa lo que es la intuición:

Entiendo por intuición, no el testimonio variable de los sentidos, ni los juicios engañadores de la imaginación, sino la concepción de un espíritu sano y atento, tan fácil y distinta que no que duda alguna acerca de lo que comprendemos; o bien, lo que es lo mismo, la concepción no dudosa que nace en un espíritu sano y atento de la sola luz de la razón. Así, cada uno puede ver por intuición que existe, que piensa, que un triángulo se limita con tres líneas.

La intuición es de orden intelectual, nace de la sola luz de la razón. Una idea es clara cuando se perciben todos sus elementos; una idea es distinta cuando no se puede confundir con ninguna otra.

La evidencia tiene como propiedad el que no se puede dudar de ello. La evidencia necesariamente es verdadera. El error sólo es posible si el espíritu juzga sin tener la intuición del objeto, en virtud no de la evidencia, sino de los prejuicios.

La mentalidad moderna es analítica, es del detalle, es de la especialización, visión recomendada por Renato Descartes en el Discurso del método:

El segundo, dividir cada una de las dificultades que voy a examinar en tantas partes como sea posible y necesario para resolverlas mejor (1976:21)

El análisis no es únicamente la descomposición de una idea compleja en sus elementos simples, como lo hace el químico, sino que reduce lo desconocido a lo conocido y se remonta a los principios de que depende, es decir a la causa.

No basta examinar detalle por detalle, sino que debemos integrarlas, adquirir la visión global, es la tercera recomendación que hace Renato Descartes en el Discurso del Método a la inteligencia moderna:

El tercero, conducir por orden mis pensamientos, empezando por los objetos más sencillos y más fáciles de conocer, para subir gradualmente hasta el conocimiento de los más complejos, y suponiendo incluso orden entre aquellos que no se preceden naturalmente el uno al otro 1976:21)

La síntesis es el complemento obligado del análisis. Consiste en reconstruir lo complejo partiendo de lo simple, o en deducir una consecuencia partiendo de los principios. La mentalidad científica es ordenada jerárquicamente. El orden es lógico. Es el orden según el cual las verdades dependen las unas de las otras. En matemáticas, los teoremas se siguen lógicamente, se encadenan de tal modo que no pude demostrarse uno sin haber establecido antes aquellos de los que depende. El orden es una exigencia a priori de la ciencia porque la ciencia sólo puede ser de tipo matemático.

La enumeración, Aristóteles manifestaba a sus pupilos realizar la clasificación, propia de la actitud científica, postulado reiterado por Renato Descartes en su Discurso del Método:

Y último, hace siempre enumeraciones tan completas y revisiones tan generales que estuviese seguro de no omitir nada 1976:21)

La deducción consiste en pasar de un término a otro. Este paso sólo es riguroso si se hace "por un movimiento continuo y no interrumpido en ninguna parte del pensamiento". Así llegamos a poseer una visión de conjunto y del detalle.

Por tanto, conocer no es ya abrirse a la realidad, aceptarla como es, sino encerrarse en uno mismo para examinar todos los datos y someterlos a un control: sólo lo que a uno le parezca claro y distinto pasará la prueba; lo demás debe desecharse. El sujeto no busca la verdad sino la seguridad, no equivocarse nunca, aunque para ello hay que limitar la capacidad de la razón. El pensamiento es obra del sujeto, ha de ser de él y sólo él quien decida qué es verdadero y qué no es.

Immanuel Kant Reuter (1724-1804), filósofo crítico por antonomasia, autor de Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica y Crítica del juicio. La persona humana se ve imposibilitado de conocer la substancia de los entes, únicamente conoce lo que se aparece, lo que se presenta ante la persona. ¿Qué se presenta a la persona humana? Los fenómenos. Por tanto, se conoce únicamente los fenómenos. La sensibilidad nos presenta los objetos: el entendimiento los piensa. La sensibilidad y el pensamiento son complementarios. La sensibilidad es pasiva: es la "receptividad de las impresiones"; el entendimiento es activo; es "la espontaneidad de los conceptos". Y las dos funciones son igualmente necesarias para constituir un conocimiento: sin conceptos, la intuición sensible es "ciega", no se sabe, literalmente, qué se ve; y, sin intuición, los conceptos son "vacíos", no se piensa nada. Por tanto, no es el pensamiento que se adecua a la realidad, sino la realidad se adapta al modo de ser cognoscente.

Los entes son medidos por el talento científico y filosófico de las personas, tesis planteado por Protágoras de Abdera. La razón humana es el último criterio de todos los saberes, lo que la razón decida es la verdad. Es el tiempo del Siglo de las luces como lo divulgaron los Enciclopedistas de la ciudad Luz.

  • b) Gnoseología empirista

Francis Bacon (1561-1626) el hombre con su memoria hace historia, con su imaginación hilvana la poesía y con la razón filosofa. Las personas, las familias y los pueblos están llenos de prejuicios, como sucede en el quehacer mental y político de nuestro tiempo, en la que no aciertan en el blanco, no captan la verdad de los entes. Ídolos de la tribu, en la que el entendimiento humano falsea, tuerce, desfigura todas las imágenes de la realidad. Ídolos de la caverna, son los prejuicios personales que adquiere por su formación, su temperamento, carácter, gustos y costumbres que le permiten evaluar la realidad enfermizamente, viendo no ve, entendiendo no entiende, viven en la confusión e equivocación. Los ídolos del teatro, prejuicios que proceden de las teorías y filosofías, lentes elaborados para enmascarar la realidad, espejismo mental fabricado por los dueños del poder, presentan la falsedad como verdad, lo injusto como justo, los vicios como valores.

Tomas Hobbes (1588-1679) reduce toda la realidad a la corporalidad, incluso el alma humana: "es un cuerpo demasiado tenue y demasiado sutil para que sea posible representarlo" (Naturaleza Humana, c. 1, 4). La razón no se distingue de los sentidos ni de la imaginación, es la facultad de combinar y organizar simbólicamente los fantasmas (imágenes), "el método correcto consiste en pasar de las palabras a las proposiciones, de las proposiciones a los silogismos, hasta llegar a las consecuencias de todas las palabras que se refieren a la ciencia" (Leviathan, c. 3, 16). Únicamente conocemos la realidad corpórea porque somos parte de ella, el hombre es puramente corporalidad incluso Dios.

John Locke (1632-1704), la tesis gnoseológica está plasmada en su Ensayo sobre el entendimiento humano, rechaza los postulados cartesianos de las ideas innatas, afirmando que arribamos a la existencia "como una hoja en blanco" o "una tabla rasa". Todas nuestras ideas son adquiridas y provienen de la experiencia: "yo creo que el entendimiento comienza a tener ideas justamente en el tiempo en que llega a recibir sensaciones, y que, por consiguiente, las ideas comienzan a ser producidas al mismo tiempo que la sensación" (Oc. II, 1,23) Lo que conocemos son aquellas realidades cuantificables, fuera de ella todo es una ilusión; postulado que había formulado Descartes como res extensa, ahora convertida en única realidad. Por la experiencia externa conocemos la extensión, la forma, el movimiento, el color, el olor, el gusto. Por la experiencia interna o reflexión, realizamos operaciones psicológicas de percibir, pensar, dudar, creer, querer. La filosofía del conocimiento queda circunscrito al saber del cosmos y del micro cosmos, fuera de ella es vía imposible.

David Hume (1711-1776), los conocimientos se reducen a las percepciones sensibles como manifiesta en el Tratado de la Naturaleza Humana:

"Todas las percepciones de la mente humana se reduce a dos clases, que yo llamaré impresiones e ideas. La diferencia entre ambos consiste en los grados de fuerza y viveza con las que hieren a nuestra mente o se abren paso en nuestro pensamiento o conciencia. A aquellas percepciones que entran con la máxima dureza y violencia podemos llamarlas impresiones; bajo esta denominación comprendo todas nuestras sensaciones, pasiones y emociones tal y como hacen su primera aparición en el alma. Con el nombre de ideas designo las imágenes de aquéllas en el pensamiento y en la razón" (L. I, 1,1)

Aprehendemos por las impresiones sensibles y en base a ella se elaboramos las ideas, hacemos los razonamientos. Fuera de las impresiones sensibles es imposible el conocimiento, es decir, fuera de la realidad corpórea nada se conoce; recalca Hume: "ideas e impresiones aparecen siempre en correspondencia unas con otras".

  • c) Gnoseología idealista

La radicalización de las tesis racionalistas llega con los postulados de los filósofos idealistas alemanes Fichte (1762-1814), Schelling (1775-1854) y Hegel (1770-1831). En un tiempo fueron docentes de la Universidad de Jena y en otra época enseñaron en la Universidad de Berlín, son muy amigos. Por las visiones filosóficas que van desarrollando se distancian, Fichte afirma el Yo, Schelling reemplaza el Yo por el Absoluto y Hegel transforma el Absoluto en Sujeto, lo denomina Idea, Espíritu, Dios. No se refiere a la visión de Dios presentado por el cristianismo, aunque se inspira en el Prólogo del Evangelio de Juan, pero sacado de su contexto y significado.

La tesis de la gnoseología idealista consiste en que el pensamiento es el que crea, da consistencia y existencia a los entes (el hombre, el cosmos y Dios) en la medida que piensa. José María Alejandro en su texto Gnoseología resume: "no tiene sentido hablar de una realidad independiente del sujeto pensante o del pensamiento pensante, y, por tanto, de una realidad no reducida a sus ideas o percepciones "(1974:277). En lenguaje poético: cuando pienso en ti, usted existe para mí; cuando no pienso en usted, no existes para mí. Por tanto, fuera del sujeto pensante no hay verdad. En palabras de Hegel:

La comprensión (bergreifen) de un objeto no consiste en otra cosa sino en que el yo se apropia de él, lo penetra todo y lo transforma en su propia forma, esto es, en la universalidad inmediata (Lógica, T. II., p. 222)

El concepto es el alma misma de la vida; es el impulso (trieb) que a través de la objetividad se crea su objetividad (Lógica, T. II, p.415)

La vida real-vivencial está condicionada y determinada por el pensamiento; la sensibilidad y la percepción por lo inteligible; el ser está por la razón creadora. Ahí está el gran problema, ¿quiénes son los que ejercen la razón creadora y en beneficio de quiénes?

Filósofos post liberales

  • a) Gnoseología marxista

Carlos Enrique Marx Pressburg (1818-1883), hegeliano convicto y confeso, pero al revés; los conocimientos son resultados de la conciencia social como expresa en La ideología alemana: "no es la conciencia la que determina a la vida, sino la vida la que determina a la conciencia" (MEW II, p. 27), la vida real circunscrita al tiempo y espacio, determinada por la estructura social; no se viene del cielo a la tierra, sino de la tierra al cielo, es decir, no se viene del pensamiento a la realidad, sino de la realidad al pensamiento: "no se parte de lo que los hombres dicen, se imaginan, para, una partidos de ahí, llegar a los hombres reales; se parte de los hombres realmente activos" (MEW II, p.25).

La gnoseología marxista es el presupuesto de la filosofía proletaria que orienta a los trabajadores a construir el socialismo, antesala del comunismo, tesis formulada en Introducción a la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel: "la cabeza de esta emancipación es la filosofía; su corazón, el proletariado. La filosofía no puede llegar a realizarse sin la abolición del proletariado, y el proletariado no puede llegar a abolirse sin la realización de la filosofía" (1939: XXII). Es una visión sesgada y absoluta que examina unilateralmente la realidad humana en su devenir, como tal induce al error.

  • b)  Gnoseología nietzscheana

Federico Nietzsche (1844-1900), filósofo del superhombre, de la transvaloración de todos los valores, del que enseña a cortar el cordón umbilical entre el cielo y la tierra; en Humano, demasiado humano, se considera abogado del diablo, enemigo y litigante en favor de Dios (1984:33), fino observador de las intenciones ocultas de la vida que desea el engaño y vive del engaño, del "más allá del bien y del mal" (1984:34), se interrogo: "¿no podría ser falso todo? Y si nos sentimos engañados, ¿no nos sentimos también por eso engañadores?" (1984:36). Si es así, hay reevaluar lo aprehendido sobre la gnoseología y formular una teoría del conocimiento para el filósofo del espíritu libre.

El filósofo del espíritu libre es el que está más allá del amor y del odio, del y del no, de la confianza y desconfianza; es decir, del conocer y del no conocer. Es el que busca la ciencia de vivir, para administrarse a sí mismo, por mucho tiempo la salud a pequeñas dosis (1984:38), como lo hace el superhombre, caracterizado en Así habló Zarathustra: ¡Hombres superiores, ese Dios ha sido vuestro mayor peligro! Dios ha muerto, ¡Ahora el hombre superior se convierte en – señor! (IV).

La gnoseología del espíritu libre conduce a la liberación de la tutela de Dios, es decir, en convertirse en dios, anhelo de la mentalidad prometeica; no es de todas las vidas humanas, sino de los privilegiados y de los educados para hacerse dueños y servirse de los demás.

  • c) Gnoseologías existencialistas

Martín Heidegger (1889-1976), filósofo del ser que nos invita a recuperar lo genuino de la intelección griega por ser el presupuesto indispensable el pensar occidental, como lo expresa en ¿Qué es esto, la Filosofía?:

La frase: la filosofía es griega en su esencia, no quiere decir otra cosa que: el Occidente y Europa, y sólo ellos, son originariamente "filosóficos" en lo más interno de su evolución histórica (1954:23-24)

Aquella forma de preguntar que Sócrates, Platón y Aristóteles han desarrollado. Ellos preguntan, por ejemplo: ¿qué es esto, lo bello? ¿Qué es esto, el conocimiento? ¿Qué es esto, la naturaleza? ¿Qué es esto, el movimiento? (1954:26)

Reitera en su Conferencia El cielo y la tierra de Hölderlin, realizada en la Sociedad Hölderlin, en base al poeta insiste «hacerse más familiar con el ser auténtico de los griegos" (06/06(1959). Percibe el olvido generalizado por la pesquisa del ser debido a la superficialidad y trivialidad gnoseológica, como recalca en El ser y el tiempo:

"La pregunta que interroga por el ser… está hoy caída en olvido", pero que "tuvo en vilo el meditar de Platón y de Aristóteles" (1974:11)

La gnoseología de Platón y Aristóteles es un esfuerzo asiduo por encontrar la claridad meridiana del ser, el primero erró en su averiguar y el segundo corrigió y orientó la faena ulterior del filosofar, aunque el horizonte quedó eclipsado por los enmascaramientos mentales.

La gnoseología es buscar la verdad del ser en tanto ente: "preguntar es buscar conocer "qué es" y "cómo es" un ente. El buscar este conocer puede volverse un "investigar" o poner en libertad y determinar aquello por lo que se pregunta" (1974:14)

Jean Paul Charles Aymard Sartre Schweitzer (1905-1980), filósofo que expone su visión a través de la literatura. La gnoseología sartreana es un esfuerzo por superar el idealismo y el empirismo como expresa en Lo imaginario, psicología fenomenológica de la imaginación, distingue entre la imagen (conocimiento sensorial) de un objeto y la conciencia del objeto (conocimiento racional), que es la reflexión: "el hombre que, en un acto de reflexión, toma conciencia de "tener una imagen", no se puede equivocar" (1976:13).

Aprehendemos la verdad de los entes (cosmos y del microcosmos) por la percepción, el concebir y la imaginación (con-ciencia), el primero nos permite observar los detalles, el concebir es representarnos el significado de lo que se observa y la imaginación (con-ciencia) es la reflexión, es el juicio inequívoco de lo que se ha observado. Por tanto, la conciencia es conciencia de algo (1976:24), pero que trasciende "como una ola entre las olas" (1976:29), fundado en ella escribe su texto El Ser y la Nada; la gnoseología se precisa el ser- en-sí y el ser-para-sí.

Precisa su punto de vista: "El ser-en-sí no tiene un dentro que se oponga a un fuera y que sea análogo a un juicio, a una ley, a una conciencia de sí. El en-sí no tiene secreto: es macizo" (1972:35), es una síntesis de sí consigo mismo y no tiene relación con lo que no es él, simplemente es, si es así, jamás se derivará de la nada. El ser-en-sí "está pleno de sí mismo, y no cabe imaginar plenitud más total, adecuación más perfecta del contenido al continente: no hay el menor vacío en el ser, la menor fisura por la pudiera deslizarse la nada" (1972:124) La gnoseología nos permite concienciar: el ser es, el ser es en sí, el ser es lo que es (1972:36)

El para-sí es la cohesión absoluta sin traza de diversidad y la unidad como síntesis de una multiplicidad, es la presencia a sí mismo. La ley de ser del para-sí es la consistencia en ser él mismo en la forma de presencia a sí (1972:127) ¿Qué es lo que está presente a sí mismo? No es el ser-en-sí porque es macizo, redondo como una pelota, que no le falta nada afirmaba en su poesía ontológica Parménides de Elea, sino él mismo, es decir, su propia nada. "El para-sí es el ser que se determina a sí mismo a existir en tanto que no puede coincidir consigo mismo" (1972:129), la nada es el agujero de ser, "la nada, siendo nada de ser, no puede venir al ser sino por el ser mismo" (1972:129).

Si es así, nos damos cuenta que el ser deviene en nihilidad que no se aniquila sino que se renovará como el ser-en-sí, volviéndose plenitud completa para hacerse vacío y continuar el devenir, y, ser hombre significa asumir a cabalidad el destino de la nihilidad, razón por la cual, Sartre denominaba a su visión filosofía existencialista humanista, actitud prometeica fallida.

  • d) Gnoseologías personalistas

Jacques Maritain (1882-1973), filósofo cristiano realista que conserva sus convicciones soberanas, como expresa en su texto Le Paysan de la Garonne:

El filósofo no jura fidelidad a nadie, ni a ninguna escuela – ni tampoco tomista, si es tomista, a la letra de Santo Tomás y a todos los artículos de su enseñanza. Tiene una gran necesidad de maestros y gran necesidad de una tradición, pero con el fin de que se enseñe a pensar mirando las cosas (Oec. Vol, XII, pág. 849-850)

El filósofo posee compromiso radical por la verdad y la gnoseología es el puente que nos lleva a la intelección de la verdad de los entes, visión plasmada magistralmente en Los Grados del Saber, en la que la confusión y la banalidad mental llevan al eclipse de la verdad ontológica:

Nadie, dice Taulero, se impregna mejor del sentido de la verdadera distinción como quien ha entrado en la unidad; e igualmente nadie conoce verdaderamente la unidad si ignora la distinción (1968:5)

En la mentalidad actual priman galimatías intelectuales como consecuencia de no saber hacer las distinciones entre los grados del saber; Maritain nos enseña establecer las distinciones en el proceso de la intelección de la verdad de los entes que se inicia por el saber sensible, el saber por abstracción y la sabiduría (1968:70-71), en otras palabras, el primero se refiere a los saberes que adquirimos por la experiencia de la vida, el segundo es propio de los científicos y el último es de la visión holística que se debe poseer, como cúspide de la sabiduría humana: "ciencia suprema del orden puramente racional o natural. Se eleva partiendo de las cosas visibles cuya razón última investiga, y llega al reconocimiento racional de la existencia de Dios, causa primera y autor de la naturaleza" (1968:392).

Xavier Zubiri Apalategui (1898-1983), filósofo cristiano realista, filosofar es darse cuenta de las visiones sesgadas en gnoseología, en la que hemos aprehendido que inteligir es posterior al sentir, es decir, primero conocemos con los sentidos y luego por los sentidos, postulado equivocado, tal como lo muestra en Inteligencia Sentiente, Inteligencia y realidad, se pregunta: ¿Qué es pues inteligir?

Inteligir es posterior a sentir, y esta posterioridad es una oposición. Fue la tesis inicial de la filosofía desde Parménides, que ha venido gravitando imperturbablemente, con mil variantes, sobre toda la filosofía europea.

Pienso que inteligir consiste formalmente en aprehender lo real como real, y que sentir es aprehender lo real en impresión… El estudio de la intelección y el estudio de la realidad son congéneres. .. Una aprehensión de realidades, es aprehensión intelectiva. De ahí que el sentir humano y la intelección no sean dos actos numéricamente distintos, cada uno completo en su orden, sino que constituyen dos momentos de un sólo acto de aprehensión sentiente de lo real: es la inteligencia sentiente.

Inteligir y sentir constituyen estructuralmente una sola facultad, la inteligencia sentiente. El sentir humano y el inteligir no sólo no se oponen sino que constituyen en su intrínseca y formal unidad un solo y único acto de aprehensión. Este acto en cuanto sentiente es impresión; en cuanto intelectivo es aprehensión de realidad. Por tanto el acto único y unitario de intelección sentiente es impresión de realidad. Inteligir es un modo de sentir, y sentir es en el hombre un modo de inteligir (1991:12-13)

El dualismo entre inteligir y sentir es una conceptuación metafísica que además deforma los hechos (1991:85), visión equivocada formulada por los empiristas y racionalistas, materialistas e idealistas. La persona humana es la que conoce la realidad en tanto realidad como lo explica Zubiri en Inteligencia y Razón, Inteligencia y Logos.

Conclusiones

1.- La realidad (cósmica, humana, divina) desborda los talentos humanos; sin embargo, la persona humana con mucha tenacidad busca incrementar su visión mental acerca de la posibilidad del conocimiento verdadero de los entes, aunque tiene conciencia, que es más lo que desconoce que lo que conoce.

2.- El examen de la Filosofía del Conocimiento en la historia nos ha permitido que los filósofos no estén de acuerdo en muchos puntos, pero están de acuerdo en el desacuerdo, lo que ya es un acuerdo.

Referencias bibliográficas

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6.- DESCARTES, Renato (1976) Discurso del método. Meditaciones metafísicas. Lima. Editorial Universo, S. A.

7.- DESCARTES, Renato (S/f) Discurso del método y Reglas para la dirección el espíritu. Lima. Editora y Distribuidora "Lima", S. A.

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9.- HEIDEGGER, Martín (1974) El ser y el tiempo. México. Fondo de Cultura Económica.

10.- SARTRE, Jean-Paul (1972) El ser y la nada. Ensayo de ontología fenomenológica. Buenos Aires. Editorial Losada, S.A.

11.- ZUBIRI, Xavier (1991) Inteligencia sentiente. Inteligencia y realidad. Madrid. Alianza Editorial.

 

 

Autor:

Pablo Abencio De La Cruz Mayhuay

Filósofo – Abogado