Síndrome de Münchhausen por poderes o por proxy y los trastornos somatoformes: Una síntesis (página 2)
Enviado por Felix Larocca
El Síndrome de Münchhausen representa la variedad más extrema y crónica del grupo de trastornos mentales conocidos como los Trastornos Facticios. En todos los hospitales norteamericanos del 1 al 5% de todos los pacientes sufren de la enfermedad del Barón.
Las víctimas de este síndrome tienden a ser hombres solteros, desempleados y sin nexos de familia.
Los síntomas
La presentación sintomática varía con las diferentes categorías diagnósticas. Estas incluyen 1. Fabricación total, común en quienes dicen que son VIH positivos. 2. Simulación, como quienes imitan una convulsión. 3. La agravación de problemas existentes, como sería, empeorar heridas presentes. 4. Inducción de enfermedad, como sería inyectar bacterias para desarrollar una infección.
Las enfermedades fingidas, puede que sean comunes o que, por el contrario, sean tan exóticas que los mismos médicos las desconocen.
Los síntomas más frecuentemente fabricados son la anemia, las erupciones cutáneas, las fiebres y las hemorragias. Los trastornos psicológicos facticios, como la depresión fingida, son poco comunes.
En el Síndrome de Münchhausen por Asociación, poderes o proxy, una persona, generalmente un padre, produce los síntomas en otra persona, usualmente un niño, para de ese modo experimentar de modo vicario el placer de la enfermedad. Por ejemplo, una mamá puede inducir diarrea o vómito en su hijo por medio del uso de drogas compradas en la farmacia, entonces lleva al niño para que reciba tratamiento médico, mientras niega que ella conozca el origen del problema. Estos padres pueden asimismo reportar síntomas fingidos y falsificar datos de laboratorio.
Síntomas comunes en la enfermedad del Barón por Asociación incluyen convulsiones, apnea, vómitos, y fiebre.
Teorías de origen
Muchos psiquiatras creen que los pacientes con Münchhausen sufrieron, como niños, de abandono y descuido emocional y que sus enfermedades constituyen medios de atraer atención y cuidado.
Hay que tener cautela cuando se interpretan estas enfermedades basados en teo rías infundadas.
El tratamiento
Los pacientes víctima de la enfermedad del Barón rehúsan admitir que necesitan tratamiento psiquiátrico para sus problemas.
Pero, si la situación envuelve a un niño, los pasos necesarios deben de ser tomados para su protección.
El trastorno de Münchausen por poderes
Es una forma de abuso infantil en la que uno de los padres induce en el niño síntomas reales o aparentes de una enfermedad.
Este trastorno casi siempre involucra a una madre que abusa de su niño buscándole para sí, o para ella misma, atención médica innecesaria. Se trata de un síndrome raro, poco comprendido, cuya causa es desconocida.
La madre puede simular síntomas de enfermedad en su niño añadiendo sangre a su orina o heces, dejando de alimentarlo, falsificando fiebres, administrando subrepticiamente eméticos o catárticos para simular vómitos o diarrea.
También puede usar otras maniobras como infectar las líneas intravenosas, si está hospitalizado, para que el niño aparente estar más enfermo.
Estos niños suelen ser hospitalizados por presentar grupos de síntomas que no parecen ajustarse a enfermedad conocida alguna. Con frecuencia, a los chiquillos se les somete a exámenes, cirugías u otros procedimientos molestos e innecesarios.
En el hospital, la madre es muy cooperadora y apreciada por el personal de enfermería por el cuidado que dedica a su niño. Comúnmente se la ve como devota y de una abnegación poco común, lo que hace poco probable que el personal médico sospeche lo que en realidad sucede.
Sus visitas frecuentes también, le ganan la confianza de todos, y le dan fácil acceso para poder inducir más síntomas. Los cambios en el examen físico o signos vitales nunca son presenciados por el personal del hospital, pero casi siempre ocurren con la madre en observancia.
El síndrome de Münchhausen ocurre por problemas emocionales del adulto y es generalmente un comportamiento que busca llamar la atención de los demás. Sin embargo, el síndrome puede atentar contra la vida del niño involucrado ya que este comportamiento inusual puede llegar hasta el punto de daño físico grave e incluso la muerte.
Síntomas
Los síntomas varían con las causas de la enfermedad facticia inducida.
Signos y exámenes
- Los síntomas del niño no se ajustan a ningún cuadro de enfermedad reconocido o no concuerdan entre sí.
- Los síntomas del niño mejoran en el hospital pero recurren al regresar al hogar.
- La sangre en las muestras de laboratorio, a menudo, no concuerda con el tipo de sangre del paciente.
- Evidencias inexplicables de drogas o sustancias químicas en el suero, en las heces o en la orina.
- Comportamiento excesivamente atento y "voluntarioso" de la madre o el padre, lo cual puede levantar sospechas a la luz de otros hallazgos.
- A menudo, la persona está involucrada en un campo de la salud, como la enfermería.
Tratamiento
Una vez reconocido el síndrome, es necesario proteger al niño y retirarlo del cuidado directo de la madre o padre, a quien se le debe ofrecer ayuda más que acusarlo.
Dado que esta es una forma de abuso infantil, se debe notificar del síndrome a las autoridades. Lo más probable es que se recomiende terapia psiquiátrica para el padre o madre involucrada. Sin embargo, dado que este trastorno es raro se conoce muy poco sobre tratamientos efectivos.
Pronóstico
Este es un trastorno difícil de tratar en los padres y del cual se tiene poca información sobre los mejores tipos de tratamiento y sus resultados. Generalmente, requiere años de apoyo psiquiátrico.
Los niños pueden requerir atención médica para tratar las lesiones recibidas y atención psiquiátrica para manejar condiciones como depresión o ansiedad que puedan ser provocados por el abuso. Algunos niños pueden morir de infecciones o de otras lesiones infligidas por los padres que sufren este síndrome.
Complicaciones
El niño puede presentar complicaciones de lesiones, infecciones, medicamentos, cirugías o exámenes. El riesgo de complicaciones psicológicas como depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático y otros aumentan en los sobrevivientes de esta forma de descuido y maltrato infantil.
El médico diagnostica esta condición cuando el niño ha sido sometido a tratamiento por diversos síntomas. En caso de que una persona sienta urgencia de causarle daño a un hijo, debe buscar asistencia psiquiátrica de inmediato.
Prevención
La detección del síndrome de Münchhausen en una relación padres-hijos puede evitar la continuidad del abuso y los exámenes médicos innecesarios, costosos y posiblemente peligrosos.
Ahora proseguimos, como de siempre lo hacemosဦ
Trastorno somatoforme
El trastorno somatoforme es el grupo en donde estas condiciones se estudian en conjunto
Los pacientes con trastorno somatoforme presentan síntomas que sugieren un problema de salud aunque no existen datos objetivos que lo demuestren.
Muchos sufren del estigma de ser considerados hipocondríacos. (Véanse mis trabajos al respecto).
El término trastorno somatoforme es relativamente nuevo y se aplica para denominar el de antes conocido como trastorno psicosomático. En la globalidad de los trastornos somatoformes, el paciente explica multitud de síntomas que no pueden clasificarse como enfermedad orgánica. El trastorno de somatización, el trastorno de conversión y la hipocondría están dentro del conjunto de los trastornos somatoformes. Pese a que los especialistas no llegan a un acuerdo acerca de la validez de estas categorías diagnósticas, sí admiten que esta distinción sirve para describir la amplia variedad de síntomas que presentan estos pacientes. Los trastornos somatoformes generalmente no tienen una explicación clara y, debido a que no se conoce bien por qué ni cómo se desarrollan, no hay modelos de tratamiento establecidos.
El trastorno por somatización, que suele presentarse antes de los 30 años, se caracteriza por la presencia de síntomas que se enmarcan dentro de los síndromes de la ansiedad y depresión, con un alto grado de sugestión y búsqueda de atención del círculo familiar y social. Todo ello hace que establezcan relaciones basadas en quejas que se perpetúan como el estilo característico de ser de la persona. Con la edad, este trastorno se hace más evidente.
La hipocondría, otro de los trastornos somatoformes, consiste en la sensación de miedo o creencia de sufrir una enfermedad grave a partir de la interpretación personal de síntomas físicos que el afectado considera pruebas irrefutables. Y aunque las pruebas diagnósticas indiquen lo contrario, el paciente persiste en la creencia de sufrir una enfermedad grave. Aunque parezca lo contrario, estos pacientes no presentan ideas delirantes porque son conscientes de que posiblemente exageren la dimensión del problema. La hipocondría puede presentarse de dos formas: el individuo que presenta crisis de angustia y teme morir, y el que, obsesivamente, persigue la confirmación de su enfermedad. Este último se suele dar en edades más avanzadas, en oposición al primero.
El sufrimiento, aún sin causa orgánica que lo justifique, puede ser tan severo que deteriora la capacidad de la persona para desenvolverse en su vida cotidiana.
El trastorno de conversión es una alteración o pérdida de función física que sugiere una enfermedad orgánica aunque el desencadenante es un factor estresante psicológico o un conflicto. La presencia de síntomas como parálisis, anestesia, afonía, sordera, amnesia, debilidad, dificultad respiratoria, palpitaciones, crisis de ansiedad, pérdida de peso, hinchazón abdominal, diarrea o estreñimiento y vómitos no intencionados son característicos de este trastorno.
En el trastorno dismórfico corporal, la preocupación del paciente se basa en algún defecto imaginario en su apariencia. Si existe una leve deformación, la preocupación es claramente excesiva. El trastorno de dolor, antes conocido como dolor somatoforme, es uno de los motivos más habituales por los que los pacientes acuden a la consulta médica. El sufrimiento, aún sin causa orgánica que lo justifique, puede ser tan severo que interfiere con la capacidad de la persona para desenvolverse normalmente. (Acerca del Trastorno Dismórfico Corporal hemos publicado algunas ponencias).
Psicoterapia y familia
Los especialistas señalan que es necesario un abordaje terapéutico específico del paciente que presenta somatizaciones para entenderle y aliviarle el sufrimiento.
Como pacientes crónicos que son, no se pueden esperar resultados espectaculares. Uno de los mayores problemas es el estrés que les genera el sufrimiento de los síntomas. Debido a ello, puede ser de gran ayuda enseñarles a prevenirlo y detectarlo en sus fases más precoces, utilizando terapias que sirvan para gestionarlo. También es importante facilitarles información adecuada dirigida a aumentar el conocimiento de su enfermedad y alentarlos a realizar ejercicio físico y actividades de relajamiento aunque persistan los síntomas.
La familia es parte fundamental del tratamiento de estos pacientes. Los terapeutas indicarán pautas para conseguir una reestructuración de las relaciones familiares con el fin de que los síntomas del paciente sean interpretados y contenidos de manera distinta. Además, reestructurar la personalidad del paciente mediante psicoterapia es, habitualmente, un proceso largo y costoso. Los expertos insisten en invertir tiempo no sólo en el fomento de los aspectos positivos de la persona sino también en los síntomas que son foco de su atención.
Para los profesionales de la salud es un reto tratar a estos pacientes y se hace necesario un abordaje específico que permita entenderlo y aliviarlo. La somatización es con frecuencia un diagnóstico de exclusión.
En resumen
El trastorno de Münchhausen aquí se reconsidera, enfatizando los aspectos de negligencia y de abuso en su variedad infantil.
Los trastornos somatoformes se vislumbran en breve, mientras esperamos a las contribuciones aportadas por las neurociencias para iluminar el sendero que nos conduzca al entendimiento de los fenómenos psicosomáticos.
Para la edificación de nuestros lectores aquí proporcionamos una sección pertinente de otra presentación muy reciente, que, bajo el título, que sigue hiciera:
El Sendero de la Mente al Cuerpo: Derrotero de dos vías — Lecciones del Psicoanálisis Nunca Olvidadas
De la que extraemos la siguiente porción:
Detectan la Causa Neurológica del Trastorno Dismórfico Corporal
14 de enero de 2008
"Aunque presentan una apariencia física normal, las personas que sufren de trastorno dismórfico corporal, o TDC, se perciben a sí mismas como feas o desfiguradas. Una reciente investigación mediante visualización de escaneos cerebrales, pone de manifiesto que el cerebro de estas personas es, en principio, estructuralmente normal, pero el problema es que funciona de modo anormal cuando procesa los detalles visuales.
"Los resultados de esta investigación, realizada en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), son los primeros en demostrar una razón biológica para la percepción tan distorsionada que estos pacientes tienen de su imagen corporal.
"Nuestro descubrimiento sugiere que en el cerebro con TDC, el "hardware" está bien, pero hay un problema técnico en el funcionamiento del "software", que impide que los pacientes puedan verse con los criterios con los que lo hacen otros", explica el Dr. Jamie Feusner, investigador principal y Profesor de Psiquiatría en el Instituto Semel de Neurociencias y Comportamiento Humano de la UCLA.
"Ahora, al identificar los investigadores una posible causa física, también podrán identificar maneras de "entrenar" a los cerebros de estos pacientes para que puedan aprender a percibir sus rostros de modo más fidedigno.
"Los individuos con TDC tienden a obsesionarse con una deformidad imaginaria en su apariencia física o a magnificar hasta cotas extremas un ligero defecto. Para solucionar su "problema", tienden a efectuarse cirugías plásticas, a veces en repetidas ocasiones".
Fin de la lección.
Bibliografía
- Asher, R. (1951) Münchhausen's syndrome. Lancet, i, 339 -341.
- Meadow, R. (1977) Münchhausen syndrome by proxy: The hinterland of child abuse. Lancet, ii, 343 -345.
- Porter, R. (1993) Body and mind. In Hysteria Beyond Freud (Eds S. Gilman, H. King, R. Porter, et al). Princeton, CA: University Press of California.
- Rosenberg, D. A. (1987) Web of deceit: A literature review of Münchhausen syndrome by proxy. Child Abuse and Neglect, II, 547 -563.
- Schreier, H. & Libow, J. (1993) Hurting for Love: Münchhausen by Proxy Syndrome. New York: Guilford Press.
- Showalter, E. (1998) Hystories. Hysterical Epidemics and Modern Culture. London: Picador.
- Artículos adicionales que aparecen en varios portales se suministran por solicitud.
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca
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