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Exégesis de cierta hipótesis comprobable acerca del posible correlato neuronal de la conciencia subjetiva (página 4)


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¿Cómo influye el cambio de escala en nuestra interpretación de la realidad? Por el cambio de escala el comportamiento sistemático (bioquímico) de un elevado número de moléculas de neurotransmisor, en la escala de las millonésimas de segundo (escala molecular), corresponde en otra escala a otra cosa (es patente objetivamente en otra escala como otra cosa), corresponde en otra escala a la cuantificación de, por ejemplo, un solo potencial de acción en la escala de las milésimas de segundo (escala celular). Una inmensa multiplicidad de comportamientos moleculares en todo el cerebro se correlaciona con un comportamiento sistemático (el celular) de un (relativamente) reducido número de células en comparación, y con poca analogía, en lo que a su isomorfismo se refiere, entre lo que hacen las moléculas (choques bioquímicos con intercambio de electrones al superponerse sus campos electromagnéticos) y lo que hacen las células (procesos biológicos de nutrición, secreción, etc.). A pesar de la poca analogía entre lo que parece que hacen las moléculas de esas células a escala molecular, y lo que parece que esas células hacen a escala celular, el hecho es que cada neurona es lo que esas moléculas hacen, así que esa neurona es esas moléculas, esa masa de materia es la misma, aunque su forma patente sea distinta según la escala de observación de dicha masa. Célula y moléculas se identifican, son idénticas, aunque puedan ser categorizadas como algo distinto al usar dos puntos de vista distintos con escalas distintas, pero lo que varía es el punto de vista con que se observa el fenómeno físico, no el fenómeno. Se detectan células o moléculas dependiendo de la escala de medición utilizada.

Ese sistema es célula a ciertos efectos, o moléculas a otros efectos, pero no a todos los efectos, por éso moléculas y células son lo mismo.

De modo que hay que tener en consideración la escala que se está usando para detectar un fenómeno, en aras, por ejemplo, de su categorización como parte de la realidad, y es importante tener en cuenta el cambio de escala a la hora de interpretar un fenómeno. Con las neuronas y el yo consciente (la percepción consciente subjetiva) se diría que ocurre lo mismo. De todos modos, ¿cómo van a ser las neuronas del cerebro lo mismo que un sujeto consciente, si son muchas, microscópicas y discontinuas en las sinapsis, mientras que un sujeto consciente es uno, individual, y sólo percibe la realidad de manera macroscópica, confinada y continua? Quizá el cambio de escala sea la solución para esta aporía, después de todo.

¿Tiene que ver la transducción psíquica en el cerebro con el cambio de escala? Para que la información codificada en los circuitos emerja de manera patente en forma de objetos macroscópicos, al tener lugar la efectividad de redes neurales suficientemente complejas, no debería ser preciso que dicha información fuese descodificada, sino que lo necesario parece que debería ser un cambio de escala en el sistema, y un confinamiento en dicha escala, para que donde eran efectivos neuronas y circuitos sean efectivas, al efecto de la efectividad del proceso mental (computación de información abstracta) solamente redes neurales (información abstracta computada por redes) suficientemente complejas, es decir, para que la computación sea efectiva de modo objetivo en la escala de redes (estructuras morfofuncionales macroscópicas) y no en la de neuronas y circuitos (estructuras morfofuncionales microscópicas), para lo cual lo necesario es que las redes neurales (la suma de neuronas y circuitos de neuronas) sean efectivas como unidades morfofuncionales en el cerebro, y macroscópicas, cosa que se diría que la selección natural ya se "ha ocupado" de que ocurra en la práctica de hecho a escala macroscópica, por conveniencia evolutiva.

Si emerge la computación macroscópica (mediante redes), y se confina en dicha escala macroscópica, la información particular sobre los objetos externos que están siendo percibidos emergerá (será efectiva a determinada escala) no sólo como algo macroscópico, sino además como un todo, o sea, unificada (como un todo único e indivisible en vez de con partes diversas), de tal manera que en esa mente sólo será efectiva la idea de, por ejemplo, una manzana como un todo, no como sus partes (por ejemplo, forma, brillo, color, etc.). ¿Qué es la complejidad? Se acaba de hacer mención a redes neurales suficientemente complejas como manera de justificar que de un momento a otro sean detectables nuevas propiedades en el sistema nervioso, y en la mente en particular, como la efectividad en un momento dado de la propiedad de la subjetividad (la emergencia del yo consciente).

La complejidad se podría definir como el número de interacciones entre las piezas elementales de un sistema. Las interacciones a su vez dependerán del número de piezas elementales del sistema y del número de tipos de piezas elementales, es decir, del número de tipos de interacciones. Así, a mayor número de interacciones, o a mayor número de tipos de interacciones, o ambos, mayor complejidad. De este modo, una mente presentará más complejidad si se piensa en dos tomates y a continuación en tres tomates, y también presentará más complejidad si en un momento dado se piensa en dos tomates y a continuación en un tomate y una pera, y, aunque parezca paradójico, también si en un momento dado se piensa en dos tomates y en el momento siguiente en un solo tomate. Ésto también quiere decir que el proceso del pensamiento en todo caso supone un aumento de complejidad en el sistema, de modo que si se está pensando en un tomate y una pera y a continuación se piensa en dos tomates, también ésto supone un aumento de complejidad en el sistema, pues supone un cambio en comparación con el estado anterior, como resultado de la interacción entre las piezas del sistema.

Diversos autores (como Ralph Hoffman, en 1.997), han coincidido en la necesidad de "muchas neuronas implicadas" para que sea posible la emergencia de las propiedades cerebrales que aquí se están ponderando, y que entre otras cosas dependerían de la complejidad del sistema para tener sentido. ¿Qué es el elemento de un sistema? Una pieza o parte u objeto de un sistema, cada una de las partes que participa en las interacciones que definen el sistema, es elemental si es irreducible a partes menores.

Como lo único elemental que se conoce en este momento son los fermiones y los bosones (las partículas elementales: electrones, neutrinos, quarks, fotones, etc.), entonces al hablar de las piezas elementales de un sistema macroscópico, como el sistema neural, debe quedar claro que sus piezas, las neuronas, son elementales sólo a efectos de la efectividad del sistema neural como sistema nervioso, o lo que es lo mismo, como sistema definido por interacciones entre neuronas (transmisión de potenciales en las sinapsis), no a todos los efectos, como sí que parece que son los fermiones y bosones, porque a otros efectos las neuronas sí son reducibles (a moléculas, etc.). Las moléculas de las neuronas, como tales, a escala molecular, no son neuronas (ni pueden serlo); las moléculas no se transmiten entre ellas potenciales de acción neuronales, de ahí que a ciertos efectos las neuronas puedan ser consideradas elementales con un error despreciable en la práctica, en determinada escala y a ciertos efectos. En su caso las neuronas pueden ser consideradas elementales en la práctica a ciertos efectos a escala microscópica (la de las micras y los milisegundos, por ejemplo), la escala en la que son detectables los potenciales de acción efectivamente, y al efecto de la detectabilidad de los potenciales de acción, por ejemplo, y precisamente.

Por tanto, el cambio de escala es importante para describir los elementos de la realidad en cada escala. Parece haber una sola realidad, pero con aspectos distintos dependiendo de la escala empleada para medirla, para obsevarla.

Lo que ocurre en el cerebro, observado a pequeña escala, son interacciones entre moléculas (por ejemplo, bioquímica), y a mayor escala, interacciones entre neuronas (por ejemplo, biofísica), y a mayor escala, interacciones entre objetos mentales (percepción consciente incluida, por ejemplo, psicología), sin que en cada escala sea detectable lo detectable en las otras escalas menores, por la falta de resolución en cada caso (el confinamiento), de ahí que pueda hablarse de las neuronas como partes elementales del sistema nervioso a ciertos efectos. ¿Hay un umbral para el cambio de escala? Al alcanzarse cierto grado de complejidad en un sistema parece ser que, cuando sea posible, se terminará alcanzando también un umbral a partir del cual tendrá lugar la emergencia de nuevas propiedades y objetos en el sistema. Dicho umbral por lógica habrá que presuponerlo peculiar para cada sistema y para cada objeto emergente, dado que cada sistema es distinto.

Por ejemplo, a partir de cierto grado de complejidad del amasado de un montón de barro en manos de un alfarero emergerá un jarrón. Otro ejemplo: a partir de cierto número de pixels en una pantalla de un ordenador deja de percibirse un borrón sin definir y empieza a emerger un objeto en particular, el que sea en cada caso, un jarrón, por ejemplo, y cada vez mejor definido, con más resolución, conforme va aumentando el número de pixels, y conforme van "siendo éstos de menor tamaño", es decir, conforme la escala de percepción va siendo compatible con la escala a la que dicho objeto es perceptible, y así hasta llegar a un tope a partir del cual la resolución aparentemente ni aumenta ni disminuye (ya no se puede definir con más detalle la figura sobre el fondo), o lo hace con un error despreciable para el caso.

¿Qué significa emerger?

El término emerger, tal como se está utilizando aquí, no significa surgir de la nada, sino que significa que hay un cambio en el estado morfofuncional de un sistema, el cual evoluciona hacia un estado morfofuncional (cuya detectabilidad es además función de la escala efectiva) y que antes no era detectable y después sí es detectable de manera objetiva, ya sea en forma de un objeto, como un jarrón, o bien una propiedad, como pueda ser su dureza, que también será detectable de manera objetiva.

Como dicho estado detectable después será objetivo para un observador macroscópico consciente si lo percibe, se identificará al estado con un objeto (al ser objetivo), y se interpretará intuitivamente por sentido común, desde el punto de vista del observador, que dicho objeto surge de algún sitio, que emerge, que es emergente, al no ser antes detectable y después sí, ya que no se habrá apreciado ningún cambio de estado entre los elementos (las neuronas, por ejemplo), al estar éstos fuera del alcance de la detección por falta de resolución del observador.

¿Es el sujeto consciente un objeto emergente?

El yo consciente no debería necesitar surgir de la nada, habiendo neuronas, al igual que ocurre con un jarrón a partir del barro.

Como el jarrón, el sujeto también puede ser identificado a simple vista con algo objetivo, y con concreción a ciertos efectos en la práctica con un error despreciable, gracias al hecho de ser efectivo a escala macroscópica confinada (a simple vista), pues a escala macroscópica la resolución del sistema es la adecuada para que el sujeto sea efectivo como sujeto con objetividad y concreción, como si fuera sólo lo que es (yo consciente) y no otra cosa (neuronas).

Al ser confinada la escala macroscópica en el caso de la subjetividad, no se percibe que el yo es reducible, y así, al ser sólo detectable como sujeto desde ese punto de vista macroscópico y confinado, lo que se percibe parece ser todo lo que es, y por tanto lo que es, y adquiere por ello una ilusoria concreción, que en la práctica define además lo que se podría considerar la esencia de cada persona, la entidad única e individual de su mente consciente (como dijo Sánchez Drago: "… (en la conciencia) la existencia se vuelve esencia").

¿Es el sujeto un objeto concreto a todos los efectos?

No parece que haya tal concreción del yo consciente desde cualquier punto de vista o desde cualquier escala a todos los efectos (y si no es concreto a todos los efectos, no es concreto, sino que sólo lo parece; y si no es concreto, tiene que ser abstracto, entonces).

Además, la mente se considera que es un proceso, no algo concreto, por ejemplo, un continuum según escribía Mora, citando a los clásicos, en su libro Continuum, ¿cómo funciona el cerebro? Lo que para un observador es un objeto emergente concreto no es otra cosa que una recreación en un sistema, durante su proceso de cambio, de alguna forma con aparente concreción a determinada escala con un error despreciable en la práctica y a ciertos efectos, concreción aparente debida a la falta de resolución del sistema para detectar que no hay tal concreción, sólo lo parece de manera convincente (y para fomentar tal convicción ayuda el que dicha concreción tenga sentido a escala macroscópica en congruencia con la realidad a escala macroscópica gracias a la conveniencia evolutiva de turno). Por ejemplo, un jarrón consiste en que una masa de barro adopte temporalmente la forma de un jarrón de algún modo, y con cierta concreción en la práctica a ciertos efectos a determinada escala (por ejemplo, al efecto de poder servir a escala macroscópica para contener un ramo de flores en agua), y el sujeto consistiría en que una masa de neuronas adoptase la forma de yo consciente de algún modo y a ciertos efectos con un error despreciable en la práctica. (en el caso del yo resulta más difícil de entender, al ser impalpable).

¿Un objeto mental, emergente como un todo a escala macroscópica confinada, se parece a sus partes microscópicas?

Se suele decir que el todo es más que las partes, por ejemplo, que la rojez del rojo, la percepción del color rojo, es más que el rojo, la sensación de color rojo. El todo es más que las partes porque el todo consiste en las partes más lo que estas partes se hacen entre sí, sus interacciones.

La percepción de un color es una experiencia que solemos definir como cualitativa, mientras que la sensación es información sin cualidades. Además en origen se tratará de fotones sin cualidades organolépticas tampoco, sin olor, sin sabor, sin color que percibir. Es el cerebro el que da lugar a un fenómeno de percepción en el terreno de la abstracción, durante el cual surge el carácter que denominamos cualitativo de la experiencia.

¿Pero por qué se percibe el color rojo como color rojo y no como color verde, o como fotones, o de otra manera?

o, ¿por qué un sujeto percibe un tema musical, o reconoce un oboe al percibir dicha información en su cerebro, en vez de percibir un bulto de potenciales de acción, o de armónicos sueltos (que es como se introduce dicha información en el cerebro desde la cóclea en el oído), u otra cosa? ¿Cómo es que esos potenciales de acción, organizados de esa manera en esa cabeza, emergen precisamente con el aspecto perceptible a simple vista de una melodía sonora, y no con otro aspecto, o por qué simplemente no emerge nada? ¿Tiene que ver el cambio de escala con la emergencia de objetos? Un objeto emergente, para ser detectado, se diría (según una intuición personal que podría no ser correcta en todo caso) que debe serlo desde una escala distinta a la escala en la que sus partes elementales podrían ser detectadas como partes elementales. Por ejemplo, el agua y sus propiedades, como la humedad, son detectables a escala macroscópica, y las moléculas, no, y así mismo, las moléculas son detectables a escala molecular, y el agua y sus propiedades, no. O, por ejemplo, la percepción de la sensación de calor es detectable a escala macroscópica, y las neuronas, no, y así mismo las neuronas son detectables a escala microscópica (con los medios de detección adecuados, obviamente) y la percepción de la sensación de calor, no.

El objeto emergente puede ser cualitativamente distinto a todo lo previamente efectivo en ese sistema, pues para empezar será efectivo con objetividad en una escala distinta a la de sus partes, como resultado de la interacción de las partes a una escala menor, y al cambiar la escala cambia el resultado de una medición (y por tanto lo obtenido será "otras cosa"). La efectividad de lo emergente dependerá de la efectividad de una escala de detección distinta a la previa, lo cual a su vez dependerá del cambio de escala en el sistema. Lo detectable tras el cambio de escala, el todo, será distinto a lo detectable previamente a menor escala, las partes, pues la escala influye en la detección. El cambio de escala posiblemente sea por tanto la clave para entender la efectividad de la propiedad de la subjetividad, es decir, la emergencia del yo. ¿Tiene que ver la emergencia de objetos con la impredecibilidad? El aspecto del color rojo tal como se percibe a simple vista (la rojez) es distinto al aspecto que presenta el color azul. ¿Por qué el color rojo se percibe como rojez, y no con otra cualidad, y por qué no puede inferirse cuál será el aspecto final de la rojez si se conocen previamente sus partes; por qué el todo, en definitiva, no es lo mismo que la suma de sus partes? Tal vez se deba a un hecho característico del universo: la impredecibilidad, necesaria debido al caos fundamental que rige la evolución física de lo conocido, y que se caracteriza precisamente porque la evolución de un sistema es, hasta cierto punto, impredecible, y por tanto, la rojez del rojo tal vez sea impredecible por este motivo; pero ésto es mera especulación, porque se desconoce si la teoría del caos incluye a la rojez del rojo.

¿Qué ocurre con un individuo si se modifica la escala con la que se le observa?

A escala microscópica un individuo también puede ser considerado una colectividad de billones de individuos: las células. De modo que desde este punto de vista se es individuo aproximadamente, no exactamente: a gran escala se es individuo en la práctica sólo a ciertos efectos y dentro de un margen de error aceptable. La histología y la citología, ramas de la biología, le permiten a uno sorprenderse al descubrir que desde el punto de vista de las células el organismo es algo así como un gigante en el que las células viven (y al que constituyen, por supuesto), y en el que desempeñan una labor frenética y con poca analogía con lo que ese organismo hace a escala macroscópica como individuo. Por ejemplo: aparentemente poco tiene que ver la vía metabólica de oxidación de la glucosa en una célula con que ese individuo decida si va a ir al cine… y sin embargo hay dependencia entre ambos hechos, pues hay correlación entre ellos. Se considera individual a esta colectividad de células por convencionalismo, debido a algunas de las cosas que a escala macroscópica y con poca resolución se ve a todas esas células hacer juntas como un todo, como ir al cine, aunque son muchas más las cosas que esas células hacen, tomándolas juntas o por separado, a escala microscópica.

¿Está vivo un individuo?

Aunque un individuo piensa como un solo individuo desde un punto de vista subjetivo, su unidad vital, su pieza fundamental elemental en lo que a la vida se refiere, es la célula, la neurona en el caso del cerebro. De manera que siendo precisos podría afirmarse que una persona no está viva, sino que lo está cada una de sus células, siendo la vida individual de un organismo una mera ilusión inspirada, por ejemplo, por un comportamiento motor aparentemente individual en la práctica, a ciertos efectos a escala macroscópica, y dentro de un margen de error aceptable, o inspirada, por ejemplo, por una percepción subjetiva, individual también, de la realidad, por la efectividad del yo consciente en la práctica, a ciertos efectos a simple vista, y dentro de un margen de error aceptable.

¿Es individual un individuo?

La individualidad de un espécimen es una categoría macroscópica, una categorización conveniente en la práctica dado que tiene sentido en esa escala, pero dicha categoría es indetectable a escala microscópica, donde sólo se aprecian células individuales interaccionando, no individuos macroscópicos interactuando. Y sin embargo son las células, mediante sus interacciones, las que hacen que la forma individual macroscópica emerja a gran escala en forma de, por ejemplo, ardilla que recolecta nueces.

Y a partir de las neuronas emerge el cerebro como órgano efectivo a escala macroscópica, y las neuronas desaparecen como individuos a escala macroscópica, al dejar de ser detectables una a una por su pequeñez relativa. El cambio de escala, de microscópica a macroscópica, supone algo así como el sacrificio de la individualidad de cada neurona como ser vivo individual, en beneficio de esa colectividad que ha de ser efectiva como un todo. ¿Indica la emergencia de la subjetividad una evolución del sistema hacia una menor complejidad? La simplicidad de la subjetividad, en tanto que ente único frente a la multiplicidad neural correlativa, no refleja una menor complejidad del sistema, sino al contrario, del mismo modo que una holoturia, de estructura más simple que sus antepasados, tampoco refleja menor complejidad, pues una estructura que evoluciona hacia la simplicidad añade complejidad al conjunto, a pesar de su simplicidad relativa particular.

El aumento de la entropía, y por ende de la complejidad, puede manifestarse como un aparente retorno engañoso a la simplicidad, y como una aparente inversión del aumento de la entropía, cuando la entropía del universo aumenta en función del tiempo (el primer principio de la termodinámica es el que afirma que la energía no se crea ni se destruye, sino que sólo se transforma, y el segundo es el que afirma que la entropía aumenta con el tiempo). En palabras de Bonev (Teoría del caos): "… complejidad no es, necesariamente, sinónimo de complicación". La complejidad es, por ejemplo, un caso especial en la evolución de sistemas no-lineales, que aparece, según Bonev, en los puntos críticos o de bifurcación, a lo largo de la evolución de estos sistemas, puntos en los que orden y desorden coexisten momentáneamente, dándose lugar a "estructuras fractales que se caracterizan por presentar un aspecto autosemejante a diferentes escalas". ¿Es el de emergencia un término acertado? Emergencia es un término usado con frecuencia, también en este ensayo, pero posiblemente sea inadecuado, porque parece querer decir que, por ejemplo, el yo surge desde algún tipo de lugar profundo, o que emerge desde una escala menor, agrandándose por arte de magia para instalarse o hacerse efectivo en una escala mayor donde era indetectable previamente por falta de resolución en el proceso de medición u observación de la escala mayor, o peor aun, que brota a partir de la nada; cuando "no van por ahí los tiros".

Es más, esta palabra puede inducir a intuir que la subjetividad surge a partir de cierto umbral, como la punta de un iceberg, como si la subjetividad se hubiera formado por un aumento de intensidad de la actividad mediante acumulación, por ejemplo, por resonancia, es decir, en lo que a neuronas se refiere: reclutamiento y sincronización, cuando no es necesario que sea así.

Y peor aun, el término podría inducir a pensar que la subjetividad existía previamente y que la emergencia supone la posibilidad de detectar algo que ya estaba ahí fuera del alcance de la observación previamente. De manera que hay que entender bien lo que se pretende expresar con este término. Emergencia implica que antes algo no era efectivo en el sistema, y después sí, pero la materia del sistema es aproximadamente la misma, no hay acumulación significativa de más elementos por sincronización (resonancia) hasta que la punta del iceberg de la subjetividad emerja "empujada desde abajo por la masa creciente", sino que lo que ha cambiado es su forma, por tanto, lo que emerge es una forma, no una cantidad de materia, que ni se crea ni se destruye, sólo se trans…forma.

La materia cambia su forma, se recrea, de modo que la emergencia de la propiedad de la subjetividad en un sistema nervioso consiste en la recreación de dicha propiedad en el sistema. Así que la experiencia subjetiva, siendo estrictos, no emerge del tejido nervioso, sino que es el tejido nervioso con otra forma en función del tiempo, y por tanto con otra propiedad, la subjetividad, que antes no era detectable porque la forma del sistema, su estructura morfofuncional, era otra. La propiedad emergente sólo es un reflejo del cambio de estado en el sistema, del mismo modo que ocurre con el estado líquido emergente al fundirse el hielo sólido, por ejemplo. ¿Cuál es el origen del concepto de emergencia? La idea de emergencia surgió cuando se hizo patente que en los sistemas vivos el todo no era igual a la suma de las partes en muchos casos. Parece ser que fue enunciada por John Stuart Mill en 1.843, mediante el establecimiento de la diferencia entre leyes homopáticas y heteropáticas.

Parece ser que las leyes heteropáticas son las que llevan a pensar en la emergencia de propiedades como fenómeno relevante a tener en cuenta. El ejemplo típico es el de la liquidez del agua, propiedad que hay que considerar emergente desde el momento en que no puede explicarse por la suma de las propiedades del oxígeno y del hidrógeno por separado, sino que tiene que ver con la forma en que interaccionan. Un alumno de Mill, George Henry Lewis, acuñó el término "emergente" para este tipo de situaciones.

Da la impresión de que para que un objeto sea emergente debe ser en la práctica irreducible en la escala en la que sea efectivo como objeto. De todos modos, esta afirmación se basa en una intuición personal que podría no ser correcta en todo caso; es mera especulación y no se ha analizado a fondo.

Mill ya consideró en su momento (aunque no con estas palabras exactamente) que las propiedades de las sensaciones durante su percepción, como el aspecto macroscópico del sabor dulce, o la forma a simple vista del olor a pera, o la rojez del rojo, no eran reducibles a las propiedades físicas del azúcar o de la pera. ¿Cuál es la estructura fundamental del cerebro? La idea según la cual el todo es más que las partes tiene que ver con la idea que aportó Needham a la biología, según la cual los organismos se estructuran desde el punto de vista morfofuncional en niveles de organización.

Esta idea es fundamental en el caso del cerebro, en el que las neuronas se organizan en circuitos, a escala microscópica, y éstos en redes, a escala macroscópica, y éstas en súper-redes de complejidad creciente.

En el cerebro, para entender la mente, hay que tener en cuenta no sólo el nivel de organización, sino sobre todo la escala en la que se verifica la efectividad de algún fenómeno: estructura morfofuncional neurona a neurona, o circuito a circuito, efectivos en la escala microscópica; estructura morfofuncional en redes, efectiva en la escala macroscópica. La percepción consciente subjetiva se verifica a escala macroscópica confinada, la escala en la que son efectivas las redes, y no las neuronas. ¿Cuál es el por qué para la rojez del rojo? La rojez, la forma de percibirse la sensación de rojo, es rojez, y no otra cosa, curiosamente. Un tópico en ciencia consiste en preguntar por qué la cualidad de la rojez tiene esa cualidad, y no otra, para el rojo. Al ser la rojez efectiva sólo en la escala macroscópica confinada, la rojez no es reducible a otra cosa desde ese punto de vista, como si la rojez fuese algo elemental, con entidad de por sí, un todo concreto. Pero no es elemental, se trata de un objeto mental emergente, y por tanto la rojez es el aspecto desde cierto punto de vista, desde cierta escala (a simple vista; escala que además queda confinada), de una interacción sistemática peculiar de unas partes (las neuronas).

Por tanto, el aspecto a simple vista distinto y único de la rojez se tiene que deber a la peculiaridad de la interacción durante la cual emerge.

Cuando algo es irreducible carece de sentido plantearse qué es, al carecer de partes que lo expliquen. A simple vista la rojez es irreducible a otra cosa, pero es emergente, por tanto, desde la escala en la que la rojez es efectiva únicamente podría aclararse cómo emerge la rojez, no qué es, se podría aclarar la peculiaridad de las interacciones neuronales propias de la rojez y necesarias para que sea efectiva, pero no por qué dichas interacciones de las neuronas con la información sobre la sensación roja tienen la cualidad de la rojez durante el fenómeno de la percepción de esa sensación y no otra cualidad, pues no hay un por qué, al no haber un qué a todos los efectos (al ser la rojez sólo una forma patente a escala macroscópica, no un ente concreto a todos los efectos, como sí lo es, por ejemplo, un fermión, o un bosón, que se sepa).

Además, el cerebro es un sistema caótico, y los sistemas caóticos se caracterizan por su complejidad y su impredecibilidad, por lo que no sólo no hay un por qué para la rojez, sino que además es posible que no se pueda predecir cuál será el aspecto de la sensación roja cuando emerja como percepción, por lo que posiblemente no hay manera de razonar por qué el rojo emerge con la cualidad de la rojez y no con otra cualidad. La solución para el misterio de por qué la sensación de color rojo se percibe como la rojez consiste en que posiblemente no hay tal misterio, no hay un porqué, y la pregunta estaría mal formulada.

¿Qué es una sensación?

Medir es comparar una magnitud con otra de referencia, a la que llamar unidad.

El sistema nervioso transduce las señales energéticas que alcanzan a los receptores sensoriales específicos (los órganos de los sentidos: vista, oído, olfato, tacto, gusto y equilibrio).

Las señales energéticas que los receptores detectan, sus estímulos, son de cinco tipos: mecánicas, químicas, eléctricas, fotónicas y térmicas.

Al transducir un estímulo, el receptor lo convierte en una cierta cantidad de actividad bioeléctrica. Dicha cantidad es proporcional a la intensidad del estímulo, por tanto, dicha cantidad es una unidad de medida, así que una sensación consciente es un proceso de medición. De modo que ver es medir.

¿Es la mente un proceso de medición?

Dada una unidad de medida, por ejemplo, dada una respuesta neuronal transmitida en un circuito, dicha unidad sólo puede ser efectiva a escala microscópica.

El cerebro es capaz de medir gracias a que la información va cuantificada, potencial de acción a potencial de acción, y codificada, formando trenes de potenciales de acción que probablemente son estereotipados y con un significado adscribible a cada tren. Esta cuantificación y codificación hace posible que haya una forma de transmitir información dentro del sistema (en todo caso, dentro de los límites establecidos por las posibilidades del sistema, por ejemplo, no se pueden transmitir potenciales de acción con mayor frecuencia que la frecuencia de descarga posible para una neurona, que suele ser de algunas docenas de Hz).

Si no se produjese esta transmisión no podría haber medición, por éso la codificación y cuantificación son cruciales para al proceso de medición conocido como mente.

¿Qué determina la escala de medida?

La unidad de medida determina la escala de medida, y a su vez la medida depende de la escala. Por ejemplo: a simple vista no se perciben los microbios, que son detectables a una escala menor, o, por ejemplo, a simple vista no se perciben las moléculas del agua individualmente, aunque se perciba el agua como un todo.

¿Cómo influye el cambio de escala en la percepción?

Si la medición, en el caso de la visión, se basase en el circuito como un todo morfofuncional, la escala de medición no sería la misma que si se basase en conjuntos de neuronas integrados en red, otro todo morfofuncional, al ser el primero microscópico y la segunda macroscópica. Por ejemplo: la resolución de la visión variaría durante la percepción en ambos casos, la medición respectiva no sería la misma, así que la interpretación de lo que se viera sería distinta (obviamente este ejemplo no serviría para el caso de la percepción subjetiva, ya que ésta, que se sepa, sólo es macroscópica y confinada, es decir, no se da el caso de poderse percibir microbios a simple vista). Si varía la unidad de medida varía la medición, pues varía la escala, y si varía la medición varía la percepción. Dependiendo de la escala efectiva en el sistema de medición a efectos de la percepción, la percepción será distinta; por ejemplo: en un caso la percepción de la realidad podría ser subjetiva y en otro caso no (y, evidentemente, en el caso de la percepción no subjetiva, cada uno de nosotros, como yo consciente, no sería consciente de esa información mental no subjetiva).

¿Determina la efectividad de una red neural como estructura morfofuncional con carácter de unidad morfofuncional del cerebro la escala de medición efectiva en un momento dado?

Dado que las redes son estructuras morfofuncionales efectivas como un todo a ciertos efectos, la escala de medición efectiva en una red (tomada la red como sistema de medición) será también efectiva como escala de medición a ciertos efectos en la práctica dentro de un margen de error aceptable.

¿Cómo mide el sistema nervioso a escala neuronal?

Para medir, el sistema nervioso debe de hacer algo así como comparar cada señal entrante, cuantificada en impulsos, con una unidad de referencia, que es ese mismo impulso, ya que es recreado cada vez que se descarga. ¿Cuál es la unidad de medida en el sistema nervioso a escala neuronal? Los propios impulsos, que son la referencia para cuantificar la señal, deben de ser la unidad. Por tanto, cada vez que una señal es considerada estímulo y transducida, la unidad es recreada de nuevo. Pero como el circuito es el mismo cada vez, la unidad será igual cada vez (con un error despreciable en la práctica, por ejemplo, uno es capaz de recordar su fecha de nacimiento una y otra vez, y dicha fecha parece siempre la misma, aunque en todo caso cada fecha computada en el cerebro será una fecha distinta, un objeto mental distinto al anterior aunque se parezcan en parte), con lo que el sistema será congruente consigo mismo, además de con el entorno, por lo que el sistema podrá pensar con perdurabilidad (en referencia a la perdurabilidad del individuo, claro, su supervivencia y demás) y congruencia debido a ésto también, y de ahí que se pueda considerar a este proceso de representación de la realidad una medición de esa realidad. Hay también en cierto modo una comparación del estímulo con el "no-estímulo", es decir, con las señales que al no ser específicas para un receptor tienden a no entrar en el sistema a través de dicho receptor, a no formar parte de la detección (salvo error del receptor, como ocurre por ejemplo con las fotopsias, o visión de lucecitas por estímulo mecánico, que no fotónico, del ojo, de la retina). ¿Cómo responden a los estímulos los receptores sensoriales? Los estímulos cambian el flujo de iones a un lado y otro de la membrana de las células receptoras y por tanto modifican el balance carga/descarga de estas células en algún sentido. El estímulo adecuado se transduce en energía bioeléctrica, y se codifica. Müller ideó la ley de las energías específicas en 1.840, según la cual: a un receptor sensorial dado, un estímulo dado.

Esta idea implica que un receptor presentaría un umbral bajo de sensibilidad al estímulo específico, y alto para otros estímulos. Lo que pasa es que, posteriormente a 1.840, los datos empíricos han permitido matizar esta idea inicial de Müller con la descripción, por ejemplo, de receptores más o menos específicos, pues, de hecho, se han encontrado receptores que son polimodales, como en el ejemplo de las fotopsias (visión de lucecitas) por un golpe en el ojo, es decir, la retina responde también a estímulos mecánicos, y con un umbral no excesivamente alto.

Como se ve, la descripción del funcionamiento del sistema nervioso puede adquirir complejidad ya desde los mismos receptores sensoriales, y ésto, en definitiva, quiere decir que el sistema nervioso mide como puede, dicho de otro modo, con errores, y, por tanto, el ser humano percibe la realidad como puede, conviviendo con su, en cierta medida, errónea percepción de la realidad, error que la selección natural "ha aprovechado" en beneficio de la especie no obstante, como se puede apreciar, ya que, aunque por error percibimos una manzana ante nosotros si la tenemos ante nosotros, cuando lo que entra en el ojo son fotones, que las cosas ocurran así ha resultado ser lo más conveniente a fin de cuentas.

¿Qué es pensar?

Pensar es idear, idear es ver, ver es medir, y medir es un proceso físico, así que pensar es un proceso físico, dado que pensar es medir.

¿Supone el confinamiento una pérdida de resolución del sistema?

Subjetivamente se perciben todos, no partes, incluido el tiempo, que también se percibe como un todo continuo, y sólo se discrimina a simple vista hasta las décimas de segundo, aproximadamente, y éso que el pensamiento se está produciendo en la escala de los milisegundos, pues ése es el rango temporal en el que se consuma la actividad neuronal. Dicho de otro modo, aunque las neuronas funcionan en milisegundos, sólo se puede contar a simple vista hasta las décimas de segundo. Este confinamiento de la percepción subjetiva (del sujeto, para entendernos, aunque dicho en sentido figurado al no ser el yo consciente algo concreto a todos los efectos) en, por ejemplo, las décimas de segundo, impide que seamos capaces de intuir fácilmente, por ejemplo, que diez décimas de segundo es lo mismo que mil milésimas de segundo, o bien, que unas neuronas dadas con la propiedad de la subjetividad son lo mismo que un yo consciente dado, idénticos, aunque categorizados desde dos puntos de vista diferentes, el microscópico y el macroscópico. Es el cambio de escala lo que hace que no parezcan una misma cosa, al presentar una forma distinta en diferentes escalas, del mismo modo que de cerca un muro no parece un muro, sino ladrillos, y de lejos, si no se perciben los ladrillos, un muro parece un muro, y no ladrillos.

¿Qué supone en la práctica la pérdida de resolución por el confinamiento?

Este inevitable confinamiento de la percepción subjetiva impide, por ejemplo, captar el paso de cada fotograma en el cine, sólo se percibe un todo, que se interpreta (errónea pero convenientemente) como una figura en movimiento. No se distingue un fotograma de otro a simple vista, pero los fotogramas cambian ante el observador, y el cambio sí se percibe dentro de los límites de resolución del sistema, aunque no en detalle en sus partes, y como esos límites no captan todos los detalles, la percepción del cambio es ilusoria, pero como la percepción se produce aunque sea ilusoria, es decir, como la interpretación tiene lugar, la ilusión que se produce (en este caso) es la ilusión del movimiento de las figuras sobre el fondo en la pantalla de cine. No se percibe lo que de verdad está ocurriendo ahí: una sucesión de imágenes fijas, sin movimiento (como se puede comprobar, en este ejemplo el confinamiento afecta especialmente al tiempo, mientras que en el ejemplo de la pared y los ladrillos el confinamiento afectaba especialmente a la dimensión del espacio).

Por supuesto que la coherencia (en el sentido de congruencia, o no contradicción) en la sucesión de fotogramas ayuda a que lo que se perciba tenga sentido como el movimiento de la figura, y lo mismo se aplica a la mente y su posibilidad de dotar de congruencia al pensamiento acerca de la realidad que nos rodea (véase el capítulo Mente y congruencia, más abajo para más detalles sobre este asunto). El pensamiento se percibe como un movimiento continuo, como una permanencia continua del yo consciente "en contacto" con la realidad, y sin embargo parece ser que todo ocurre fundamentalmente "a saltos" (cuánticos, por ejemplo), no de manera continua, si las cosas se observan en una escala correcta. Si la subjetividad no estuviera confinada no se percibiría (ni reconocería) un rostro (ni habría percepción, probablemente, por otro lado), y por conveniencia evolutiva parece más práctico y útil percibir congruentemente rostros, o tigres, o manzanas. Y, así, la subjetividad, como forma de pensar sobre las cosas, parece que ha encontrado su hueco en la evolución como preadaptación y ha obtenido "el favor" de la selección natural, dado que para sobrevivir parece conveniente lograr cosas como identificar rostros, a pesar de basarse, curiosamente, en una percepción defectuosa de la realidad, siendo estrictos. Ya se verá más abajo cómo posiblemente consigue dicha congruencia la mente.

Mente, conciencia y subjetividad

¿Por qué la percepción consciente es enigmática?

En la mente de uno es la escena representada lo efectivo para uno como sujeto que percibe conscientemente las cosas. Lo efectivo para uno no son los elementos (las partes, las neuronas) que llevan a cabo la representación. Por ejemplo, uno percibe el color de las cosas, pero no percibe las neuronas del cerebro de uno que supuestamente mediante sus interacciones codifican y representan dicho color. Lo efectivo para uno como yo consciente es el todo que se configura (por ejemplo, un color), y no los pixels de la pantalla, las partes que configuran ese todo (las neuronas), como si dicha imagen fuese un todo sin partes, pues así es como se percibe a simple vista. Resulta difícil intuir que haya una representación de algo sin los elementos que conforman dicha representación, resulta difícil intuir un todo sin partes, por éso la percepción consciente es enigmática. Por ejemplo, es difícil imaginar que se pueda contemplar la imagen de un cuadro de Dalí sin que ésta esté configurada sobre un lienzo con pintura, por éso quizá resulta difícil intuir cómo es posible algo como la experiencia consciente, mediante la cual uno tiene ante sí una imagen (un color) pero no sus partes (las neuronas que lo recrean).

De ahí también que sea fácil atribuirle a la experiencia consciente, por su carácter contraintuitivo en este sentido, un origen ajeno a los procesos físicos, o una naturaleza inmaterial. Por suerte las neuronas están ahí durante el proceso mental, y no otra cosa (y viceversa, no hay proceso mental sin neuronas, que se sepa), y por ello se puede tratar de comprender cómo ocurre la experiencia consciente con los elementos disponibles para el análisis del problema, con las neuronas, sin necesidad entonces de recurrir a la magia (lo que ocurre porque sí) ni a la espiritualidad (lo no material).

¿Son mente y conciencia lo mismo?

Mente y conciencia no se considerarán aquí lo mismo.

¿Qué es la mente?

La mente es información abstracta computada en el tejido nervioso, o dicho de otro modo: la mente es el tejido nervioso y lo que éste "hace" con la información abstracta, son las neuronas y parte de sus cambios de estado, o de forma, conforme interaccionan en las sinapsis, la mente es la forma del cerebro cuando dicha forma posee carácter abstracto.

La conciencia es una cualidad propia de dicha información, que la distingue de otros tipos de información sin esa propiedad.

La mente es aquéllo en lo que se piensa, es la información con carácter abstracto, es decir, con carácter representativo, que las neuronas computan, mediante sus interacciones en las sinapsis, dado que es el sitio en el que tiene lugar la transmisión de dicha información (el emisor y el receptor es cada neurona conectada con otras por las sinapsis). Si la mente es esa información, entonces la mente consiste en un proceso físico sistemático de cambio morfofuncional en los circuitos y redes neurales que las neuronas constituyen, es decir, se trata de un proceso biológico. El que se pueda percibir luz y sonido, dos cosas distintas, a la vez como una misma cosa, por ejemplo, como una única y brillante manzana que hace ruido al caer al suelo, da a entender que la mente es información abstracta, no otra cosa.

¿Está viva la conciencia?

La conciencia no es un ente biológico, que se sepa, como una ardilla, o como las células de una ardilla, sino una propiedad física de un ente… consciente, y por ello la conciencia no es mortal, ni inmortal, ya que no parece que sea una cosa viva, como no está viva la humedad del agua, o la curvatura de una rueda, o como no vive el calor que desprenden los cuerpos vivos.

¿En qué consiste la conciencia?

Si la mente fuese como una fotografía de la realidad, la mente conseguiría ser consciente porque en dicha fotografía sólo sería detectable o patente la imagen de la realidad, pero no el papel fotográfico que la representa (por este motivo difícilmente se podría considerar consciente a una fotografía). Mediante este "truco", por el que sólo es detectable la imagen durante la percepción consciente de la imagen, la imagen mental consigue tener, aparentemente, existencia real concreta e independiente, parece poseer efectividad de por sí al margen de cualquier substrato material, parece poseer patencia propia, concreción, como si la imagen fuese ella misma su propio substrato físico, y no el "papel fotográfico" para la ocasión, es decir, las neuronas, en este caso. Ésto es lo que la propiedad de la conciencia tiene de especial. Piénselo: si usted percibe una imagen, que está siendo producida dentro de su cabeza, percibe la imagen, pero no las neuronas de su cerebro que la recrean, por lo que a usted le parecerá que la imagen existe de por sí, y le parecerá que es irreducible a las neuronas que al recrear esa imagen están pensando en esa imagen, porque usted, como yo consciente, no tiene acceso a la percepción de esas neuronas como neuronas, sólo hay percepción de las neuronas como imagen, por el confinamiento de dicho proceso en una escala macroscópica.

Con ésto no se quiere decir que el yo sea la conciencia, sino que la conciencia se caracteriza porque una imagen consciente no es idéntica a su sustrato a ciertos efectos en la práctica (dentro de un margen de error aceptable), desde el punto de vista de la percepción, o al efecto de la percepción, por ejemplo. ¿En qué no consiste la conciencia? De modo que la conciencia no consiste en que para un sujeto dado (un yo en concreto) la representación de la realidad en su cerebro, las imágenes mentales, sean patentes, pues éso lo que querría decir es que son patentes, es decir, reales, detectables, efectivas, pero no querría decir que son conscientes. Consciente no parece ser un sinónimo de patente (por tanto, más que cogito ergo sum, pienso luego soy, quizá valdría más la pena decir cogito ergo cogito, o, si acaso, pienso luego soy… abstracto).

La propiedad de la conciencia tampoco parece ser lo que explica que las imágenes mentales que cada yo dice percibir sean patentes sólo para ese sujeto y no para otros sujetos, lo cual más bien se debe probablemente a que las neuronas de un cerebro no están conectadas mediante sinapsis con las de los demás cerebros, y por tanto cada yo propio de cada cerebro es independiente de los demás yoes. Por tanto, consciente no quiere decir: yo puedo percibir mis propios pensamientos, y los demás, no, que es el concepto que habitualmente se tiene del término "subjetivo". En este ensayo subjetivo, como viene de sujeto, no va a significar: mis pensamientos son sólo míos, sino que va a significar: mi experiencia consciente, como yo consciente, por ser subjetiva, es la de un sujeto, es única e individual, ya que la subjetividad es la propiedad que define al sujeto, al yo, y el yo consciente se caracteriza, a simple vista, por ser un fenómeno único e individual. En primer lugar, la experiencia es la de un sujeto, es una sola por individuo, constituye un todo único –yo soy un solo yo-, de manera que dicha experiencia mental, consciente y subjetiva (ese yo consciente), es única, una sola por cabeza.

En segundo lugar, además de única, es individual. Individual no es sinónimo de único, de uno solo, sino que individual significa indivisible, sin partes (al menos a simple vista), irreducible, que es lo que es y no otra cosa.

El que la imagen mental en la práctica y dentro de un margen de error aceptable a simple vista sea patente para un sujeto, para un yo consciente, se debe posiblemente a que dicha imagen es patente, no a que sea consciente. Ésto no debería ser lo más sorprendente y enigmático del asunto de la conciencia (aunque a priori pudiera intuirse que sí), ya que toda la realidad es patente, o detectable, o efectiva, por definición, pues éso significa realidad: patencia, detectabilidad, efectividad. Por supuesto, es enigmático que la realidad sea real, pero una vez que la realidad, que todo, es real, pues el que la conciencia también lo sea no es la clave de la conciencia, así que la conciencia debería caracterizarse por algo más aparte de por ser real, y ése algo más es lo que se ha dicho más arriba: la conciencia es aquella propiedad que consigue que un fenómeno, por ser consciente, consiga ser patente como si no fuese idéntico a su sustrato, o dicho de otro modo: cuando la realidad es patente en forma de yo consciente, lo es en forma de imagen mental, que se caracteriza por ser efectiva sin que lo sean las neuronas que conforman esa imagen, cuando resulta que esas neuronas son esa imagen.

Ésto es algo análogo a lo que ocurre cuando uno contempla, por ejemplo, el cuadro Galatea de las esferas, de Dalí. En este cuadro Dalí expresa su interés por la ciencia. Según los avances científicos de la época actual, estamos hechos de partículas, de forma que si uno se acerca al cuadro verá sólo esferas (partículas), y no verá el rostro de la mujer, y si uno se aleja las esferas se empequeñecen y emerge el rostro, hasta que incluso las esferas llegan a desaparecer de la vista, cuando resulta que el rostro y las esferas siguen siendo lo mismo todo el rato, pintura sobre un lienzo, aunque su forma detectable varíe según la escala de percepción.

El que sólo sea patente para cada sujeto lo que "se cuece" en su mente no parece que sea un sinónimo de conciencia tampoco, en todo caso sería sinónimo de que cada cerebro está dentro de su cráneo. De modo que la mente es información consciente, y si dicha información es subjetiva (con unicidad e individualidad) entonces dicha mente es efectiva en la práctica, con un error despreciable a escala macroscópica confinada (a simple vista), con la forma de un yo consciente. ¿Cómo se definiría la conciencia? Por la propiedad de la conciencia, cuando un sujeto percibe conscientemente, por ejemplo, una manzana, sólo percibe la manzana, no a sus neuronas tomando la forma de una manzana abstracta. Así es cómo se entenderá el significado del término conciencia aquí, y por ello no se considerará a la conciencia sinónimo de patencia, ni de mente, ni de subjetividad, sino que se definirá como aquella propiedad de la mente por la cual una imagen u objeto mental no es idéntico a su sustrato, a las neuronas que conforman dicho objeto mental, a ciertos efectos, sino que, por decirlo de algún modo, consigue aparentar ser idéntico a sí mismo con un error despreciable en la práctica a determinada escala y a ciertos efectos (por ejemplo, al efecto de percibir algún objeto con concreción, como algo que parece ser concreto, como en el caso de una manzana, que al no tomarse como neuronas, ni como yo, se toma como algo concreto que está ahí fuera y que uno puede comerse, lo cual a priori parece más útil desde el punto de vista evolutivo que la alternativa contraria, y más aun teniendo en cuenta el interés que a simple vista tiene el tomar a cada cosa por lo que es, de manera congruente a escala).

¿Puede haber conciencia sin subjetividad? Un hecho llamativo de esta propiedad de la conciencia es que, en ausencia de la propiedad de la subjetividad (en ausencia de un sujeto), la conciencia no dará cuenta de esa parte de la realidad a nadie (dicho en sentido figurado), a ningún yo, es decir (en sentido figurado también), ningún yo se dará cuenta de esa información abstracta sobre la realidad que está siendo procesada mentalmente en ese cerebro de modo no subjetivo. Ese cerebro simplemente dará cuenta de ella, pero nadie, ningún yo consciente, "se dará cuenta de ella" (nótese que no es lo mismo dar cuenta que darse cuenta). Ese cerebro obrará en consecuencia y de modo congruente dentro de sus posibilidades y sus límites, sin que el sujeto correspondiente a ese cerebro se dé cuenta de ello (como cuando se aparta la mano de la llama antes de que uno se dé cuenta –o, dicho en sentido figurado, antes de que el yo sea copartícipe en dicho conocimiento-, o como cuando un sujeto con ceguera cortical esquiva objetos a su paso sin que se dé cuenta de que los esquiva desde el punto de vista del yo consciente, que permanece ciego). De modo que en principio no debería haber dificultad alguna para entender y asumir la afirmación según la cual puede haber conciencia sin subjetividad, sin yo. ¿Percibimos la realidad misma, su representación mental, o ambas? Del procesamiento mental consciente se derivará (o no) un comportamiento que tenderá a ser coherente (congruente, no contradictorio) con la realidad, y de ahí a la identificación ilusoria entre lo que "se cuece" en la mente y la realidad no hay más que un paso, al consistir la conciencia en la efectividad de la no identificación de imagen mental y sustrato neural (con lo cual no se identificará la imagen mental con la mente, sino con el objeto externo imaginado).

Se hace esta referencia a la identificación entre mente y realidad en el sentido de una coexistencia de ambas en un solo ente, es decir, de ser la misma cosa pero categorizada por duplicado al ser considerada desde dos puntos de vista distintos; ésto quiere decir que, cuando uno percibe la realidad como sujeto consciente no percibe dicha percepción de la realidad (uno no se percibe a uno mismo percibiendo una manzana), sino que cree percibir la realidad misma (uno percibe la manzana), gracias a esa característica de la conciencia de no parecer idéntica a su sustrato, con lo cual, a cambio de que el proceso sea ilusorio (a cambio de partir de un error en el sistema, dado que esa imagen mental de una manzana es una imagen mental, no una manzana externa a uno), la representación mental de la realidad consigue parecer idéntica a lo representado (uno cree percibir una manzana sobre una mesa ahí afuera, no una manzana representada de manera abstracta dentro de su cabeza).

Ésto hace que la percepción consciente sea una representación ilusoria e incompleta de la realidad, que se percibe como un todo sin partes (por ejemplo, sin neuronas en este caso), pero al mismo tiempo esta imperfección que supone el proceso de percepción consciente presenta la ventaja evolutiva obvia de convertir a la percepción de la realidad en la percepción de objetos que parecen ser concretos a simple vista, es decir, al no detectarse el sustrato el objeto percibido "parece estar ahí fuera delante de uno", de manera que esta percepción de la realidad, el hecho, por ejemplo, de percibir a un montón de átomos en primer lugar en forma de tigre y en segundo lugar considerando que está "ahí", es lo más conveniente para seguir vivos, sobre todo si se trata de un tigre, ya que de un montón de átomos (o de un montón de neuronas propias) no habría que huir, pero de un tigre sí, desde el punto de vista de la evolución y de la adaptabilidad en pro de la supervivencia, por ejemplo. Quizá la conciencia ha prosperado como propiedad de algunos seres vivos por estos motivos entre otros. ¿Qué es la subjetividad? La subjetividad consiste en que la mente adopte la forma de un sujeto consciente, un yo consciente, consiste en que parte de la mente, que es una multiplicidad de neuronas, se "cosifique" (emerja efectivamente y de manera objetiva, en cierta escala al menos, a simple vista en nuestro caso, es decir, a escala macroscópica confinada) en una sola cosa e individual (con un error despreciable en la práctica a simple vista), en la forma de un ente subjetivo, que por tanto deberá ser a ciertos efectos, y lógicamente, único (uno solo) e individual (indivisible), y por tanto ser efectiva dicha propiedad de la subjetividad, en la práctica, y con un error despreciable a ciertos efectos (despreciable, por ejemplo, porque no hay un yo concreto a todos los efectos en el cerebro, sino sólo al efecto de la percepción subjetiva), en la forma de un espectador concreto (aparentemente), único e individual de la realidad.

Por ilusorio que sea (ya que ese cerebro sigue siendo fundamentalmente una multiplicidad, no un todo único e individual) ese yo consciente es lo que cada persona posiblemente considere la esencia concreta de su ser, lo que define su carácter de individuo como elemento de la sociedad, y como parte de la realidad, lo que cada uno de nosotros probablemente diría que es fundamentalmente en concreto (decimos "yo soy yo", y no "yo soy las uñas de mis pies", o "yo soy uno con el océano atlántico"), y sin embargo, ese yo es tan sólo una forma abstracta, curiosamente. Para Manuel Fernández Bocos (en su libro El misterio de la creación), la conciencia (en probable referencia al yo consciente) es un "fenómeno de emergencia donde el resultado final toma la forma de un "todo" muy distinto y de categoría superior al resultado de la suma de sus partes individuales, cuya función fundamental suele ser recrear el entorno para que los animales dotados de movimiento actúen como un solo organismo en aras de la supervivencia de la comunidad celular en la que habitan estas propias células".

¿Cómo se podría detectar la propiedad de la conciencia?

Es posible que la propiedad de la conciencia, en un sistema dado, y aunque uno pueda equivocarse en algún caso, pueda determinarse de dos maneras al menos, y estas dos maneras a la vez o por separado: uno, a través de la determinación de un comportamiento categorizable como consciente, y dos, por medio de la determinación de la percepción consciente subjetiva, ya que el sujeto, para ser sujeto, tiene que ser consciente.

Por su parte, la subjetividad podría servir para comprobar que la conciencia se caracteriza por lo dicho: por la efectividad de la información consciente como no idéntica a su sustrato, pues, de hecho, durante la percepción consciente subjetiva (por ejemplo, cuando un sujeto nota el olor de una manzana), si se le pregunta a un sujeto qué percibe al percibir una manzana, dirá que percibe una manzana, pero no dirá que percibe a las neuronas que integran dicha imagen en "su" cerebro; sólo percibe la manzana (y de esta constatación surge la siguiente pregunta: ¿y cómo lo conseguiría el cerebro?).

¿Es ilusoria la percepción de la realidad?

Una ilusión es una percepción equivocada de un objeto por un error de los sentidos, justificada por algo, por ejemplo, es una ilusión confundir un objeto por otro en la penumbra de la noche, por miedo, por ejemplo, o por falta de iluminación.

Al percibir una manzana es el cerebro el que conforma dicha imagen, se encargan de ello una multiplicidad de neuronas. Se trata de una imagen abstracta de una manzana, representativa, no de una manzana concreta, pues la manzana en cuestión estará, por ejemplo, sobre la mesa de la cocina, no dentro del cerebro del individuo. El carácter ilusorio de la percepción consciente subjetiva de las cosas parece incluir dos aspectos al menos: uno, la ilusión de la continuidad del proceso mental (por ejemplo, la continuidad del yo a simple vista), y dos, la ilusión de la integración de (parte de) la mente en un todo subjetivo, único e individual, al que en la práctica denominar sujeto concreto. También es ilusorio percibir una manzana y no a las neuronas que configuran dicha imagen, pues dicha configuración neuronal es esa imagen mental, y por tanto es ilusorio que haya un yo consciente percibiendo dicha manzana y no neuronas. Ese yo es el propio proceso de percepción, y por tanto no hay un yo ahí a todos los efectos, y si no lo hay a todos los efectos no lo hay, sólo lo parece a simple vista de un modo convincente y dentro de un margen de error aceptable en la práctica, gracias a esa ilusión fundamentada en un error del sistema (conveniente desde el punto de vista evolutivo, por otro lado).

Desde un punto de vista evolutivo parece conveniente esta ilusión del yo, dado lo conveniente que es tomarse a las cosas como lo que en la práctica conviene tomarlas a simple vista, para no confundir a un tigre con una manzana, por ejemplo.

¿Cómo se sabe que la percepción subjetiva de la realidad es ilusoria?

El sujeto, el yo, a simple vista parece un ente concreto, pero no lo es, no tiene entidad de por sí, porque no se reduce a sí mismo, no es sólo lo que es y no otra cosa, pues es reducible a partes menores, a neuronas, según los hechos permiten comprobar. Al reducirlo pierde su esencia (su carácter único e individual), y por tanto, su concreción es ilusoria, ya que no es cierta a todos los efectos, pues el sujeto no es lo que es de por sí, sino en función de ciertas interacciones entre ciertas neuronas.

¿Cómo puede ser efectiva la subjetividad, si es ilusoria?

Una ilusión también es un fenómeno efectivo, por éso el sujeto es efectivo en la práctica, porque aunque una ilusión no sea la esencia auténtica de lo que allí está ocurriendo, la ilusión forma parte de la realidad también, por eso la patencia del sujeto consciente es posible en la práctica, aunque sea sólo una convincente ilusión en determinada escala. Que una imagen mental de una manzana no sea una manzana concreta, sino su representación abstracta, no significa que dicha imagen no sea patente, sólo significa que no es verdadera (su concreción no es verdadera), y verdadero y real no son sinónimos.

¿Son real e ilusorio términos contrarios?

Una ilusión, según el diccionario de la Real Academia, es un concepto, imagen o representación sin verdadera realidad. Según este mismo diccionario, es real aquello que tiene existencia verdadera y efectiva. Lo efectivo es, por tanto, real y verdadero. Lo que percibimos son representaciones en nuestro cerebro de la realidad, no la realidad externa propiamente dicha, luego, y de manera compatible con la definición de ilusión, nuestras percepciones son imágenes sin verdadera realidad (la imagen de una manzana no es una manzana verdadera, sino su imagen). Su realidad es evidente, percibimos la realidad, pero de manera ilusoria (porque percibimos una manzana como manzana, no como imagen de una manzana). Luego las ilusiones son reales, pero no la verdadera realidad, sino una representación (una abstracción) de la misma. Entonces los conceptos de ilusión y realidad no remiten exactamente a cosas contrarias, pues la ilusión forma parte de la realidad, ya que hay dos realidades, la verdadera y la ilusoria, ambas reales, pero no verdaderas ambas a la vez, porque una imagen de una manzana en nuestra mente no es una manzana, sino su representación afortunada y conveniente. En cuanto a las definiciones del diccionario de real y efectivo, son tautológicas, de modo que no aclaran la idea. Lo único que nos dicen es que lo real es lo real. Podemos ahondar en esta definición y considerar que lo real, por ser lo efectivo, es lo que tiene efecto, lo que tiene lugar, lo que se puede detectar como un fenómeno en el que se produce un efecto como consecuencia de una causa, como algo en lo que hay un cambio medible.

De modo que la realidad es lo medible, con lo cual, sabremos cuánto mide lo real, y sabremos qué es lo que hay en la realidad, pero no sabremos qué es la realidad en esencia. ¿Somos sujetos conscientes concretos en esencia a todos los efectos? Probablemente no haya de manera concreta un sujeto que posea una mente (sólo a ciertos efectos y de manera ilusoria), o un sujeto al que se envíe dicha mente o dicha información mental para que sea consciente de ella, sino que hay que sobreentender en todo momento que la subjetividad es una propiedad de la mente, y el yo una forma dada, patente a determinada escala, un objeto abstracto, no un objeto concreto a todos los efectos. Achacar a un sujeto concreto la autoría de la experiencia consciente subjetiva se dice en sentido figurado, al ser esa la impresión que da la experiencia desde un punto de vista intuitivo a simple vista (se supone que toda persona sana es capaz de creer ilusoriamente que es en concreto un yo mentalmente consciente, único e individual, y macroscópico, no un proceso mental consciente y subjetivo basado en la actividad de una multiplicidad neuronal microscópica, en primer lugar, porque éso es lo que se percibe debido al incorrecto pero conveniente funcionamiento del cerebro). ¿Somos efectivos como sujetos conscientes de manera concreta en algún caso al menos? Se puede hablar en términos comprensibles (para entendernos), y con sentido práctico, del sujeto como actor de la experiencia consciente, dado que a simple vista el sujeto es efectivo con concreción con un error despreciable en la práctica a ciertos efectos, por ejemplo, al efecto de percibir intuitivamente la ilusión de dicha concreción del yo, o, por ejemplo, al efecto de achacar a dicho yo la autoría o la soberanía del pensamiento subjetivo (aun cuando dicho pensamiento subjetivo sea fundamentalmente un proceso automático, y no la creación intencionada o deliberada de un yo concreto), como se hace, por ejemplo, al achacar un delito a alguien en concreto.

Por la inconcreción del yo y por el carácter automático del funcionamiento neuronal algunos juristas propugnan la inexistencia de la culpa, pero ésta ausencia de culpa sólo tendría sentido a escala microscópica, en la escala macroscópica es efectiva en la práctica a ciertos efectos con un error despreciable, por lo que dicha propuesta es absurda, del mismo modo que sería absurdo no huir del tigre o morirse de hambre teniendo una manzana delante. ¿Qué tiene de enigmático el yo? La idea del yo es más enigmática que la idea de una manzana, porque la manzana está ante el observador como objeto con existencia real comprobable por cualquiera como algo que está fuera del cerebro que la computa. En cambio, el yo no es comprobable como objeto real fuera de esa cabeza. La razón para que sea enigmático proviene además de otro hecho: el yo, el observador único e individual, se identifica con el proceso de observación, la observación subjetiva y el sujeto son un solo objeto mental, que además es abstracto. Pero, aunque abstracta, esa imagen mental es capaz de dar lugar a una ilusión de concreción suficiente como para que el observador crea de manera reflexiva e ilusoria ser un sujeto de por sí, y no la imagen mental con el significado de un sujeto que se cree sujeto de por sí.

De modo que, dicho de manera simple, si un sujeto está pensando en una manzana, esa imagen de una manzana es el yo en ese momento. Y si el yo y aquéllo en lo que el yo está pensando son una sola cosa, no dos, entonces es absurdo pretender que el yo sea algo concreto al margen del contenido del pensamiento, la dualidad mente-cerebro que propuso Descartes es absurda, tan absurda como lo sería pretender meter una caja dentro de sí misma.

¿Está viva la mente?

Si la mente es una parte del cerebro, entonces no es un ser vivo. Las que están vivas son las neuronas, no la mente. Entonces la mente ni vive ni muere, como no vive ni muere la glucosa que las neuronas oxidan para seguir vivas. La mente existe, forma parte de la realidad, es real, y es parte del cerebro, es la información abstracta que procesa, que se transmite de neurona a neurona saltando cuantificada a través de las sinapsis, pero no es un ser vivo. Las personas, en tanto que sujetos (en tanto que mentes conscientes con subjetividad), son su mente, y perciben como sujetos la realidad por ser reales, no por estar vivos. Vivas están las células que procesan dicha información abstracta, no la información subjetiva. La idea de una manzana no está viva, es efectiva, no viva.

Por tanto, al morir una persona su mente no muere (como no muere la Galatea de las esferas, en el cuadro de Dalí, si se apaga la luz en el museo), pues ni es mortal ni inmortal, sino que simplemente deja de ser efectiva la subjetividad, deja de ser efectivo el objeto mental manzana, o el objeto mental sujeto.

¿Qué es la información mental?

Si el universo es un sistema, un conjunto de elementos que interaccionan, o, según como se mire, un conjunto de sistemas, con la consecuencia de un cambio en el estado de los sistemas por las interacciones, la información quizá sea simplemente la medida de dicho cambio, de modo que si el sistema A cambia por la interacción de sus elementos y se transforma en B, B es información sobre el paso de A a B, es decir, B es una medida de A. Y si un sistema C cambia a D isomórficamente con A y B, por ejemplo, si el cerebro cambia isomórficamente con parte de la realidad, el cambio de C a D en el cerebro puede servir como una medida del cambio de A a B en el entorno, si C y D consigue ser efectivo como una abstracción de A y B, que es lo que parece que ocurre en el cerebro, gracias al carácter abstracto de la computación que lleva a cabo y gracias a ser lo suficientemente complejo como para que ésto se consume. Según ésto, la mente, la información mental, consistiría en la interacción de objetos abstractos con carácter elemental en determinada escala y a ciertos efectos en el cerebro con un error despreciable en la práctica, y consistiría por tanto en la medida del cambio vinculado a esta interacción. La mente sería entonces un proceso físico sistemático peculiar, explicable por los cambios morfofuncionales en el sistema nervioso.

¿Qué tienen que ver la mente y la categorización?

La mente es un sistema de establecimiento de categorías en el terreno de la abstracción.

El afán de categorizar es necesario para el ser humano, ya que el cerebro computa, y categorizar es computar a base de enunciados, es decir, computar mediante afirmaciones sobre las cosas ("en horizontal").

¿Para qué sirven las categorías?

Al llevar a cabo enunciados, se acaba comprobando que unos terminan por incluir a otros; por ejemplo, al decir por un lado que los perros son cánidos, y por otro que los perros y los hombres son mamíferos, no se puede evitar concluir que los cánidos están incluidos dentro de los mamíferos. Por este motivo, al categorizar se termina por encontrar la posibilidad de ordenar las afirmaciones "horizontales" en niveles, "en vertical", y así un sistema de enunciados, "horizontal", termina convirtiéndose en una organización jerárquica, "piramidal", en la que se alcanza un nivel, a mayor o menor altura, en función de dónde se esté incluido. De aquí se deriva fácilmente, por sentido común, la idea intuitiva errónea según la cual estar en una categoría conlleva pertenecer a un nivel mayor o menor, y por tanto mejor o peor, superior o inferior, un mayor o menor estatus de prestigio en alguna clasificación, social, moral, o del tipo de valoración que sea.

Cuanto más arriba más valor se posee si se sigue por esta vía de razonamiento, cuando en su origen la categorización de la realidad no persigue fin alguno, y por tanto no persigue adjudicar un nivel de superioridad sobre otro nivel en inferioridad. La categorización simplemente ocurre, no se perseguía el objetivo de atribuir mayor prestigio evolutivo al mamífero que al cánido, ni a la conciencia del hombre que a la de la mosca, en función de su categoría en el árbol evolutivo. No se perseguía el fin de afirmar que el hombre es mejor o peor que el perro; afirmar este tipo de cosas no es el objetivo de un proceso de categorización. De modo que la idea intuitiva común según la cual la categoría humana conlleva prestigio, poder, beneficio, superioridad, o estatus, es falsa. La categorización al final acaba siendo, como mucho, una descripción de la complejidad, no del mérito ni de la catadura.

¿Puede haber conciencia sin subjetividad?

Se diría que sí puede haber conciencia sin subjetividad. Por ejemplo, puede haber un comportamiento consciente sin control subjetivo, como cuando los ojos y las manos, y parte del cerebro por tanto, conducen conscientemente el coche, mientras uno, el sujeto, otra parte del cerebro, piensa en otras cosas, mientras uno ocupa el yo con otras ideas que no son la conducción del coche. Y ese comportamiento, la conducción del coche al margen del control del yo, es consciente, entre otras cosas, porque esa parte del cerebro que no es el sujeto y que conduce el coche obviamente está despierta, no está inconsciente, está procesando información mental, aunque no sea una parte subjetiva de la información mental (información que tendría el mismo significado, y por tanto sería la misma, serían las mismas neuronas haciendo lo mismo si estuviese "en manos" del yo en otro momento, y si es la misma también debería ser consciente, aunque no sea subjetiva). Ese control de la conducción es consciente, se lleva a cabo usando información consciente que entra por unos ojos conectados a un cerebro consciente, y esa información mental ocupada en la conducción es tan consciente como la que ocupe el yo consciente en ese cerebro, porque fundamentalmente se trata en ambos casos de lo mismo, de neuronas funcionando, y de un modo similar, y si las neuronas de ese cerebro que están funcionando en correlación con el yo consciente tienen que ver con la conciencia, también tendrán que verlo las que no estén ocupadas en la integración del yo en ese momento, ya que estarán haciendo lo mismo, descargando potenciales de acción.

Otro ejemplo más evidente aun es el del fenómeno de la visión ciega (un oxímoron, por cierto) en el que algunos tipos de lesiones en la corteza visual, la occipital, dan lugar a que una persona sea capaz de esquivar obstáculos con cierta eficacia, porque los ve, y necesariamente los percibe (pues los interpreta como obstáculos de hecho) aunque curiosamente afirma no percibirlos. Si los esquiva como si fuesen obstáculos ha de haber percepción de los mismos, aunque el sujeto no se aperciba de ello, como si la percepción de los obstáculos permaneciese al margen del yo por enfermedad (para más detalles, puede verse, por ejemplo, el artículo Ciegos con visión, de Beatrice de Gelder, publicado en Investigación y ciencia en julio de 2.010, donde explica que no sólo se reconocen y esquivan obstáculos, sino que también se reconocen y se reacciona de manera congruente ante colores, movimientos, formas sencillas y expresiones faciales de emotividad). ¿Puede haber subjetividad sin conciencia? Cuando emerge la propiedad mental de la subjetividad, tanto la propiedad de la subjetividad como la de la conciencia deberán ser efectivas a la vez en esa red para que la propiedad de la subjetividad sea efectiva, como cuando el sujeto retoma el control del volante del coche, o como cuando uno percibe en forma de yo consciente los obstáculos que esquiva congruentemente. Así que no parece que pueda haber subjetividad sin conciencia. No tendría sentido hablar de un sujeto inconsciente, sólo habría un sí-sujeto consciente o un no-sujeto consciente, pero difícilmente un sujeto inconsciente. ¿Son conciencia y subjetividad lo mismo? Que la subjetividad dependa de la conciencia no quiere decir que sean la misma propiedad, ni que la conciencia sea la causa de la subjetividad.

Al término conciencia se le aplican con frecuencia varias acepciones incompatibles con la idea que aquí se presenta: cuando uno se da cuenta de las cosas como sujeto, el que la realidad resulte patente "para uno mismo" en la forma de yo consciente, no se debería a la emergencia de su conciencia solamente, sino a la emergencia por un lado de la propiedad de la conciencia en ese cerebro, y por otro a la emergencia de la propiedad de la subjetividad también, a la vez en ese caso. No hay que confundir una con otra porque probablemente la subjetividad sólo puede ser efectiva cuando ambas lo sean a la vez (mientras que probablemente la conciencia puede ser efectiva aunque no lo sea la subjetividad).

Otros autores que también han llegado a la conclusión de que conciencia y subjetividad no son lo mismo son, por ejemplo, Orozco, Scott, Grailing o Franklin. ¿Perciben las sensaciones de manera igual todos los seres conscientes con capacidad de percepción? A priori, es de suponer que, dadas las similitudes entre las neuronas y los cerebros de los miembros de una misma especie, casi todos percibirán la luz o los sonidos de manera parecida, por no decir igual.

El ser humano es incapaz de ver la luz ultravioleta, tampoco ve la luz polarizada; la abeja sí las ve. Especies distintas se ven obligadas a ver una parte de la realidad distinta por las diferencias en sus órganos. El cerebro humano basa su capacidad de detección sensorial de la realidad en los límites marcados por las posibilidades de sus órganos de los sentidos.

¿Qué tienen de enigmático las neuronas?

Resulta enigmático que una multiplicidad microscópica de neuronas sea patente a simple vista como una sola cosa indivisible, el sujeto, una cosa única e individual que además no se parece a esa multiplicidad microscópica fundamental correlativa, pues, por ejemplo, un dolor de muelas no se parece a un grupo de neuronas funcionando de manera integrada. Lo enigmático no es sólo que sea patente el fenómeno, porque la patencia no es el principal enigma acerca de la subjetividad, ya que la realidad es patente por definición, así que el enigma de la patencia incluiría a toda la realidad, no sólo a la subjetividad. Lo enigmático en el caso particular de la subjetividad es sobre todo que un sistema formado por un montón de neuronas desarrollando un proceso meramente biológico, un proceso físico sistemático peculiar consistente en la generación, conducción, transmisión y procesamiento de descargas bioeléctricas, un fenómeno cuantitativo, sea patente a ciertos efectos en la práctica como la experiencia consciente subjetiva de un sujeto, un fenómeno cualitativo, el yo consciente.

¿Es necesario el carácter abstracto de la información mental?

Los rangos de frecuencias de los fotones, del orden de miles de Hz (ciclos por segundo), son distintos a los rangos de frecuencias de descarga de potenciales de acción por las neuronas, en el orden de las docenas de Hz.

Dichas frecuencias son entonces efectivas en escalas distintas, por lo que la señal sensorial entrante lógicamente deberá ser codificada si indisolublemente se ha de cumplir que la transducción sea una parte del procesamiento de dicha información de un modo exitoso para la supervivencia en general, y para la integración de comportamientos congruentes en particular. Dicho de otro modo: una neurona no puede descargar a la misma frecuencia que un fotón para representarlo isomórficamente pico de onda a pico de onda, así que debe formar un código que represente a dicho fotón, dentro de las posibilidades de la neurona. Ésto supone, casi obliga inevitablemente, aparte de a una codificación, a una abstracción del fotón transducido, para que este proceso computacional progrese tal como lo hace, de modo que el carácter abstracto de la información mental parece necesario. ¿A qué desventajas debe hacer frente la mente para ser eficaz como sistema computacional? Es evidente que no parece fácil que un significado mental abstracto basado en una interpretación a escala macroscópica confinada de lo que ocurre en el entorno consiga ser congruente con lo que ocurre a simple vista. Va a favor de que sí sea posible el que el entorno también sea macroscópico al efecto de su interpretación en ese sentido (por ejemplo, para jugar al fútbol ayuda que la pelota sea macroscópica de hecho).

Pero el significado de dicho entorno macroscópico es captado (visualmente, por ejemplo) a partir de fotones ultramicroscópicos, no en forma de los objetos macroscópicos mediante los que se percibe de hecho, lo cual es una pega. Otra pega es que la interpretación de esos fotones ultramicroscópicos como algo macroscópico se lleva a cabo mediante la interacción de neuronas también microscópicas. ¿Tiene lugar una descodificación de la información mental en el cerebro para que el sujeto entienda su significado? Parece ser que la información en las computadoras se codifica, se procesa, se descodifica y es utilizada entonces (por ejemplo, para solucionar problemas). Por este motivo, algunas personas creen a pie juntillas que en el cerebro la información debe ser descodificada para que el sujeto la perciba. Ésto es algo que incluso se afirma en algún que otro libro de texto universitario de fisiología del sistema nervioso (pero no se va a decir en cuál –no es el de Guyton, ni el de Tresguerres, que son los dos que se citan en este ensayo-).

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