Esquemas de consorcios regionales para el uso del recurso Royalty minero (página 2)
Enviado por GUILLERMO PREMINGER
LOS CONSORCIOS EMPRESAS –CENTROS ESPECIALIZADOS
Nuestro país presenta, sin duda, un problema estructural que dice relación con la falta de coherencia y articulación entre los distintos recursos y esfuerzos que se desarrollan.
Una mayor inversión, ordenamiento, supervisión y priorización de trabajos a realizar que optimicen la inversión, den armonía a las iniciativas y, sobretodo, estimulen el trabajo en esta materia en un sentido creciente. Se requiere de una planificación y organización de carácter estratégico.
En Chile, el royalty está destinado a inversión en Investigación Desarrollo (I+D) en regiones, una de las áreas a considerar en el destino de estos fondos podría ser. Una nueva organización capaz de promover un mayor aporte del sector privado nacional, que apenas alcanza un quinto de la inversión actual en investigación, desarrollo e innovación (I+D+I).
La instancia ideal a la que se promoverá en el presente texto es a la creación de consorcios tecnológicos, que -organizados virtualmente y guiados por las demandas de sectores industriales- regulen inversiones y gastos enfocados en innovación para las áreas económicas claves.
Para alcanzar este nivel de organización y gestión debemos, en primer lugar, comprender la importancia de la innovación tecnológica para la competitividad en un mercado voraz y veloz. El proceso de innovación tecnológica es lo que permite combinar las capacidades técnicas, financieras, comerciales y administrativas. Lo que pone a un país en posición de nuevos y, sobretodo, mejorados productos y procesos.
Ciertamente, la tecnología no es el determinante absoluto para alcanzar las ventajas competitivas, pero sin duda es uno de los factores más destacados. La tecnología es la materialización del nuevo conocimiento científico.
Si las capacidades productivas y tecnológicas son los elementos que potencian las economías locales en el actual mercado, hay que poner atención y alcanzar las condiciones necesarias para gestionar la innovación tecnológica de manera estratégica, capaz de responder a los acelerados cambios tecnológicos y al acortamiento ciclo de vida de los productos.
La gestión eficiente de la innovación es muy compleja y sus resultados difícilmente diagnosticables, porque la fase de gestación y concepción de un nuevo producto se alarga de manera imprevisible y viene sembrada de trabas técnicas, algunas difíciles de superar. Además durante estos periodos, las empresas deben soportar elevados costes, no cubiertos por ingresos, lo cual afecta negativamente su desempeño financiero.
La adquisición de tecnología implica importantes desembolsos al crear un vinculo de dependencia muy fuerte con las entidades que han cedido su tecnología, si ha esto se añade el hecho de que los ciclos de vida de los productos son cada vez más cortos, las empresas dispondrán de poco tiempo para recuperar el dinero invertido en el proyecto de innovación aunque la comercialización del nuevo producto se realice a gran escala para un mercado global.
Por ello se hace imprescindible una unidad organizativa (consorcios tecnológicos), que responda frente a la necesidad de una nueva cultura inequívocamente innovadora para sobrevivir en un entorno tecnológico tan vertiginoso.
Hoy, la necesidad de desarrollar el recurso humano, los sistemas de información y capacidades tecnológicas es ineludible. El proceso de innovación es importante por cuanto implica la renovación y ampliación de procesos, productos y servicios, cambios en la organización y calificación del capital humano.
FOMENTO DE CULTURA INNOVADORA
La innovación como condición de desarrollo sustentable y nación competitiva ya no debe comprenderse como un área de competencia técnica, sino más bien de económica social que demanda una cultura innovadora.
Debemos promover en Chile una actitud innovadora, una forma de actuar que impulse ideas y cambios para mejorar la eficiencia.
Al reunir variadas definiciones de lo que se entiende por Innovación Tecnológica es posible sostener que por ello se entiende un conjunto de las etapas técnicas, industriales y comerciales que conducen al lanzamiento con éxito en el mercado de productos manufacturados, o la utilización comercial de nuevos procesos técnicos. La innovación es, por un lado, la renovación y ampliación de procesos productivos, productos y servicios, por otro, el cambio de del capital humano y la organización.
La innovación es el elemento clave que explica la competitividad. La promoción y difusión de la mirada estratégica en Chile debe tener una coherencia interna y una visión estratégica a través de un consorcio que identifique la naturaleza del sector de negocios, la posición competitiva, fortalezas y debilidades. No basta con tener buenas ideas si no se tiene una ventaja tecnológica que garantice eL éxito de la implementación de dicha idea.
UN ESQUEMA DE ESTRUCTURA REGIONAL
Es necesario contar con una instancia articuladora regional que de cuenta del contexto local y atienda la estrategia, procesos, productos y servicios en esa escena determinada. Se requiere de un agente de desarrollo local y promotor de la adquisición y asimilación de la tecnología para el logro de nuevos y/o mejorados productos. Un integrador de la actividad innovadora (producción, comercialización, I+D), es decir, un articulador de los aspectos técnicos, económicos y sociales. Dicho de otra manera, a la luz del enfoque sistémico, la complejidad del fenómeno económico requiere de un ente responsable de gerenciar la innovación tecnológica.
En definitiva, integrar la gestión tecnológica como elemento estratégico en el desarrollo sustentable equivale a la imperiosa necesidad de lograr una instancia organizativa y directora de los recursos disponibles, tanto humanos como técnicos y económicos, con el objetivo de aumentar la creación de nuevos conocimientos. Todo esto en pos de generar ideas que permitan obtener nuevos o mejores productos, procesos y servicios.
La sobrevivencia en el mercado de creciente competitividad implica muchas nuevas acciones que desde una instancia bien posicionada se tenga capaz de administrar la información (almacenes de datos, trabajo en grupo, conocimientos compartidos, gestión de la relación con los clientes, call center, información de procesos internos, integración de sistemas con otras empresas, suministros, logística, etc.) que nos ubique y mantenga en una posición competitiva dentro del mercado.
Innovar no es en modo alguno un acto sencillo y, menos aún, algo que surja todos los días. La innovación es una característica común en cualquier economía y en cualquier mercado. Las empresas compiten por la innovación constantemente, configuran sus equipos de trabajo y crean las condiciones que permitan que la organización favorezca esa innovación. Pero no es fácil, principalmente porque las ideas innovadoras no surgen espontáneamente, sino que surgen en los momentos más inesperados y en las condiciones más extremas. Por eso mismo, la innovación no se persigue, sino que se alcanza en un escenario favorable producido por una unidad estratégica a cargo de ello en medio de cualquier área económica. En esta senda se requiere un equipo de trabajo comprometido y voluntad empresarial que esté dispuesto al riesgo que por mínimo que pueda ser, nunca estará ausente.
Resumiendo, entonces, diremos que cuando una economía nacional se plantea alcanzar la competitividad, debe ser conciente que: i) la rápida difusión de las capacidades de fabricación a escala mundial provoca una intensa competencia global; ii) las avanzadas tecnologías de fabricación provocan un cambio radical en los productos y procesos de la manufactura; iii)para mejorar la eficiencia de las operaciones productivas, fortalecer la competitividad e introducir oportunidades estratégicas se deben introducir cambios en la gestión, practicas laborales, estructuras organizativas y criterios de decisión.
Ahora bien , teniendo a la vista que el desarrollo sustentable de un país pasa por alcanzar niveles de competitividad y estos, a su vez, se logran con la instalación de una cultura innovadora y una optimización de la gestión articulada en un organismo en contextos locales sólo resta reflexionar en torno a las estrategias de desarrollo de nuestro país.
EL CASO DE LA REGIÓN DE O’HIGGINS
En la Sexta Región, hoy, efectivamente no se están aprovechando oportunidades para innovar, puesto que frente a la particularidad regional, no se están enfrentando adecuadamente la necesidad con las acciones emprendidas. Se requiere de un esfuerzo distinto y adicional para fortalecer las capacidades, articulación, coordinación y promoción.
La baja inversión regional en materia de innovación es posible relacionarla con el hecho ineludible y tristemente célebre para la región de ubicarse en el lugar número 12 de 13 en lo que respecta a competitividad. Es imperioso en esta región la de incrementar la capacidad de generación de proyectos de innovación tecnológica de mejor calidad y focalización temática (biotecnología, agroalimentos, gestión hídrica y TICs de procesos productivos). Con esto es que se podría transformar la investigación científica, el desarrollo y la innovación tecnológica en un factor clave para el desarrollo regional.
La historia muestra numerosos casos en que clusters tecnológicos exitosos fueron subsidiados por el Estado en su fase inicial, y que cuando las regiones mineras llegaban a su declinación, los resultados fueron muy negativos, de no mediar una fuerte acción por parte de gobiernos e industria, prevista con mucha anticipación.
En un esfuerzo por promover la ciencia y la tecnología, el gobierno central patrocinar
A la reacción de centros tecnológicos en las regiones menos desarrolladas. Cada uno de ellos recibirá US $9,5 millones para sus primeros cinco años de funcionamiento. Cada uno de ellos desarrollará investigaciones en temas relevantes para las regiones donde estarán ubicados, desde el punto de vista económico y tecnológico. La visión pública hoy es la creación de una masa crítica de investigación multidisciplinaria que desarrolle conocimiento de vanguardia, innovación tecnológica y servicios de excelencia
La creación de los centros de investigación forma parte del programa regional de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicyt), que ha permitido la apertura en años anteriores de otros cinco Consorcios de Investigación Regional y Desarrollo Cooperativo, que es el nombre genérico de estos institutos. El financiamiento para los institutos es aportado por CONACYT y los gobiernos regionales, en partes iguales. Universidad locales, junto con organismos públicos y privados, proveen con fondos adicionales, además de aportes en personal e infraestructura. Uno de los objetivos del programa regional es promover la colaboración entre institutos de investigación ya existentes, centros académicos y universidad locales, con el fin de crear una sinergia entre sus actividades.
El esfuerzo de crear estos interesantes centros de investigación y desarrollo debieran traer consigo la generación de consorcios regionales compuestos por un coordinador y varios socios de origen regional que, como organismo responsable de orientar en asuntos tecnológicos y de innovación a las pymes, ayude a identificar las necesidades tecnológicas y a encontrar tecnologías adecuadas para paliar estas necesidades. Favorece la explotación de las tecnologías existentes, y sus derechos de propiedad industrial e intelectual, y provee de asesoramiento relativo a programas de investigación y desarrollo tecnológico en otros puntos del planeta.
Estas ideales estructuras se van constituyendo como estructuras independientes de asesoría y consultoría de innovación. Unidades que debieran actuar como intermediarios entre empresas basadas en la investigación e inversores privados, y también entre socios tecnológicos.
Estos consorcios debieran concebirse como facilitadores tanto de la relación entre los suministradores y usuarios de tecnología en diferentes países, como la que se de entre estos clientes y los diversos especialistas que necesitan, ayudándoles a estructurar un conjunto completo de transferencia de tecnología.
A nivel regional, contribuyen centralizando la información profesional que necesitan las empresas. El consorcio regional es para los territorios locales una oportunidad inmejorable para ofrecer o demandar tecnología, así como para encontrar empresas que estén interesadas en desarrollar proyectos de investigación y desarrollo a nivel europeo.
Sin duda, el concepto de sistema regional de innovación es reciente y su formulación precisa aún no se tiene. Se han señalado interesantes posibilidades de aplicación a casos empíricos de diversa naturaleza con el fin de entender el funcionamiento de los mecanismos de innovación que permiten la competitividad de las economías y la prosperidad y bienestar de las sociedades.
El desafío está en la posibilidad de construir un modelo para regiones periféricas sin instituciones fuertes.
Se dice que la innovación regional depende del tamaño y tipo de cooperación entre las empresas dedicadas a I+D, y que, por tanto, es necesario acentuar las redes del conocimiento intrarregional.
Así es, es necesaria la existencia de redes locales que apoyen las empresas productivas dedicadas al desarrollo del conocimiento y la tecnología y las redes trasnacionales. Puesto que a partir de esta condición lo global y lo local incrementan la posibilidad de crear una densidad suficiente de interrelaciones horizontales más provechosa que las relaciones jerárquicas habituales.
En el caso de la VI región , por ejemplo, sin negar la importancia de buscar estrategias de desarrollo particular que se centren en las particularidades del territorio, (centradas en las características particulares de la región), hay que saber aprovechar también las condiciones que aportan las multinacionales de generar más oportunidades para las economías locales. El incremento de relaciones económicas establecidas entre las empresas de la economía local y las multinacionales con influencia sobre ese territorio, permite fomentar el número de conexiones entre los agentes económicos. Y es que, a juicio de estos autores, la densidad reticular es un factor decisivo para establecer la capacidad de crecimiento de la I+D regional.
Lo anterior es importante sobretodo considerando que en las regiones es bastante usual el entramando empresarial de pequeñas y medianas empresas. A nivel regional, las redes son ciertamente más densas gracias a las relaciones que mantienen las redes locales o trasnacionales con esa región, sin necesidad de que las empresas existan físicamente. Las nuevas tecnologías lo hacen posible.
Las iniciativas regionales son posibles incluso en contextos desfavorables para su desarrollo y los acercamientos son tan diversos como permite la creatividad humana. Es importante atender las estrategias de innovación de los sistemas regionales tanto como a las estrategias de transferencia de tecnología e innovación regionales.
En efecto, las políticas regionales son útiles porque permiten reducir las diferencias entre regiones, ajustando las necesidades y fomentando las medidas de incentivo allí donde son necesarias. Sin embargo, no esto lo único que se requiere para alcanzar los procesos de innovación tecnológica, crecimiento y desarrollo.
Es también de alta importancia considerar las decisiones particulares de cada sector productivo, grupo empresarial y, en general, de cualquier agente por pequeño que sea, puesto que son determinantes de la dinámica del proceso de innovación que se desea introducir.
Los especialistas advierten que la reflexión de hoy no es en torno a qué agente tiene la misión de conducir el proceso, empresa o universidad, sino que se trata de un trabajo conjunto por generar las mejores condiciones del de los agentes y más orientados a la necesidad de crear por parte de todos mejores condiciones de juego para el logro efectivo de competitividad regional. Todos los agentes son capaces de generar y dar rápida difusión de los avances e innovaciones que la cooperación mutua pueda generar para apalear la pobreza tecnológica regional.
Lo importante es entender de una vez por todas que el esfuerzo debe ser creativo, organizado, articulado y con una mirada de largo plazo.
LAS SEMILLAS A DESARROLLAR EN O’HIGGINS
Volviendo al caso de la VI región, en un intento por esbozar recomendaciones sobre las orientaciones de un consorcio regional aplicado a esta realidad particular, diremos que los fondos recibidos por concepto de royalty minero debieran ser estratégicamente dirigidos al desarrollo estratégico de ventajas competitivas en el sector agrícola a través de un desarrollo articulado de innovación tecnológica en el área. Después de todo, es ésta actividad productiva la que ha desplazado a la minería después de tantos años del primer lugar en el ranking de las actividades económicas y probablemente sea esta la que se consolide en el tiempo futuro cuando comience la fatiga de los yacimientos. Una mirada visionaria de largo plazo permite ver como absolutamente razonable que la actividad minera retribuya la explotación territorial a través de una contribución directa a la optimización de la actividad agrícola que hoy reúne la mayor cantidad de capital humano, atendiendo con especial dedicación al grupo de trabajadores de temporadas como sector de la población más vulnerable.
Los procesos de innovación agraria están aún bastante centralizados, exhibiendo bajos montos de inversión pública y privada de igual modo que la innovación en general. Los programas existentes no generan masa crítica y las temáticas tienden a girar en torno a ciencias básicas. No cuentan con el capital humano ni el financiamiento necesario, más aún, el recurso disponible no se utiliza de modo eficiente puesto que no existe una red de colaboración directa y cercana entre el sector empresarial y el académico investigador.
No es posible negar que en el último tiempo se han implementado importantes iniciativas que además acortar la brecha impuesta por las debilidades antes mencionadas, han promovido un mejoramiento en la pertinencia de la investigación y un acercamiento entre los centros de investigación altamente reconocidos con la agricultura rural.
Dentro de este esfuerzo por mejorar la pertinencia en el desarrollo investigativo, acercando y articulando el aporte técnico y profesional al contexto agrícola rural es posible hacer mención de diversos proyectos -en la región de O’Higgins como en otras regiones que también desarrollan notablemente similares iniciativas- como es el caso de el proyecto de articulación de redes para la formación técnica que, con el patrocinio del Programa Chilecalifica, y con una naciente red (RANCAGUA IMPULSA) que agrupa por un lado a la totalidad de los liceos técnicos profesionales, además de un centro de formación técnica y universidad, ambos originales de la región y que buscan desarrollar la formación especialidad en el área agrícola como lo demanda el curso naturales de desarrollo económico sostenido de la zona. Se tiene por otro lado, la participación de una corporación que agrupa a las más importantes y emblemáticas empresas de la región además de otros componentes del sector productivo agrícola que se adhiere a la idea de desarrollar articuladamente diferentes iniciativas para modernizar y hacer competente a la zona.
Mientras en otras regiones las iniciativas patrocinadas por el componente Redes del Programa Chilecalifica van completando su tercer año y cuentan con dos y prontamente tres redes, la región de O`higgins avanza hasta ahora sólo con una red y espera fortalecer prontamente sus pasos con la sinergia que se provoque a partir de una red de redes locales que mantenga la dirección hacia el desarrollo.
Y en esa espera es que, durante los últimos meses, RANCAGUA IMPULSA, en el convencimiento de remecer a la comunidad local con el mensaje de que todos debemos avanzar en una misma dirección y por un mismo gran objetivo (competitividad regional y desarrollo sustentable), es que el trabajo se ha desarrollado de manera conjunta con la iniciativa de Incubadora de Empresas, patrocinada con fondos CORFO, uniéndose especialmente en el camino de promover y proveer en la región una actitud de cambio y crecimiento. Un trabajo en equipo para desarrollar la cultura innovadora en los distintos rincones de la región, partiendo por los más jóvenes y pasando por los diferentes agentes locales.
En su primer año de vida ya está cosechando investigaciones preliminares aplicadas en materias diversas como la posibilidad de uso y aplicación de la biotecnología en la zona, las competencias laborales instaladas y las emergentes, la normativa todas avocadas a la problemática agrícola, buscando una actualización y focalización de las dificultades en el área productiva agrícola con un especial énfasis en desarrollar la agroindustria y el agronegocio.
Ahora bien, hablar de esfuerzos por canalizar el desarrollo de las investigaciones en la misma dirección que se requiere para desarrollar la comunidad local, en el caso de la sexta región, es imposible hacerlo sin hacer una mención especial al proyecto del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), el que como muchos sabrán está inserto desde más de cuarenta años en la escena nacional, colaborando al Ministerio de Agricultura; generando, adaptando y transfiriendo tecnologías para lograr que el la competitividad y sustentabilidad que hace rato vamos mencionando. Este proyecto, aún cuando posee una categoría nacional, ha desarrollado en la región bastantes iniciativas que permiten decir que existe un desarrollo regional destacado en materias de investigaciones y aplicaciones técnicas partir de ellos mismos y que les hacen un referente obligado a la hora de hablar de investigación en el área aplicada a la región.
LECCIONES DEL MUNDO
Para el desarrollo de la investigación y la innovación se debe contar, a lo menos en la etapa inicial, con una participación activa del Estado a través de recursos, coordinación, marcos institucionales adecuados. Es el caso de países como Nueva Zelandia, que siendo altamente competitiva presenta condiciones muy similares a las que posee nuestro país. Participación que debe establecerse de una manera tal que no desincentive la participación del agente privado, sino al contrario, promueva la investigación y el desarrollo con el apoyo del sector privado.
Experiencias exitosas de desarrollos sustentables a partir de contextos subnacionales hay muchos. En material silvoagropecuaria las lecciones a nivel mundial para chile son bastantes. Pero no es necesario ir tan lejos, bastará con atender la no menos importante tarea pendiente que dice relación con abolir el dumping social, condición que nos auto impusimos desde que firmamos tratados de libre comercio con diferentes países con esa demanda ética establecida sobre el aseguramiento de condiciones laborales mínimas para los trabajadores de cada país. Algunas estimaciones plantean que en el país habría entre 250 mil y 400 mil trabajadores de temporada. De ellos, casi el 50% se ubican en la VI región. Sin embargo, la fuerte informalidad existente en este sector impide cuantificar con exactitud este universo y la sexta región tampoco escapa a este problema.
SÍNTESIS: UNA REGIÓN QUE DEBE USAR LOS RECURSOS DEL ROYALTY
La Sexta Región, como todo Chile debe generar un sistema moderno y robusto de innovación y desarrollo tecnológico silbo agropecuario más fuerte y articulado, a partir del cual se pueda establecer con los actores productivos y académicos las grandes apuestas y prioridades de investigación del sector; y avanzar decididamente en áreas muy sensibles para el futuro de nuestras exportaciones agrícolas como por ejemplo la creación de variedades propias en agro alimentos y la investigación en temas relacionados con la agroindustria. Dicha intensificación de los procesos de innovación tecnológica serán posibles en la medida que se amplíe, mejore y especialice el capital humano, además, claro, de un sistema económico que garantice los capitales para enfrentar el riesgo inevitable en proyectos de negocios innovadores.
La Región de O’Higgins, ciertamente, debe avanzar en la instalación de una cultura innovadora y emprendedora. Se necesita la voluntad política, la articulación de las agencias, pública-privadas, esperan el rol de liderazgo de las muchas agencias de desarrollo, apertura de las grandes empresas, capacidad de los centros y sedes de educación superior de la región de asociarse con los mejores centros de Chile y el mundo.
REFERENCIAS:
www.inialaldia.cl
www.rancaguaimpulsa.cl
Guillermo Preminger Schwartzmann
Ingeniero Comercial
Magíster en Dirección de Empresas Constructoras e Inmobiliarias
Magíster en Gobierno y Gerencia Pública
ESTUDIOS UNIVERSITARIOS DE POST GRADO
2000-2004 MAGISTER EN GOBIERNO Y GERENCIA PÚBLICA, M.G.G.P ( C )
Instituto de Asuntos Públicos, Universidad de Chile
1992-1994 MAGISTER EN DIRECCIÓN DE EMPRESAS CONSTRUCTORAS E INMOBILIARIAS, M.D.I. Universidad Politécnica de Madrid
DIPLOMADO EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS CONSTRUCTORAS, Mención en Desarrollo Inmobiliario, Escuela de Construcción Civil, Pontificia Universidad Católica de Chile
- Administración de Exportaciones, Escuela de Administración, Pontificia Universidad Católica de Chile
- DIPLOMADO PARA EJECUTIVOS EN COMERCILIZACIÓN Y MARKETING, , Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de Chile
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