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Métodos de datación y cronología


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Resumen
  3. Datación
  4. Datación relativa
  5. Seriación
  6. Datación absoluta
  7. Ciclos anuales: varvas y anillos de crecimiento de los árboles
  8. Conclusiones
  9. Bibliografía

Introducción

La recuperación de los restos materiales arqueológicos necesita una notable cuida y constante preservación. Para ello se debe poseer previamente fuentes fiables, estudiar el yacimiento en el que fue hallado e identificar el tiempo que lo caracteriza. Por lo tanto, el uso de los métodos de datación permitirá fechar la cultura material relativa y absoluta.

El primer método establece la secuencia relativa de los objetos (antes o después) y se aplica en la estratigrafía, datación de huesos, secuencias tipológicas, seriación, clima y cronología.

El segundo es la datación absoluta, a través de ella se obtiene una fecha exacta.se adquiere por medio de: calendarios y cronologías históricas, ciclos anuales(varvas anillos de crecimiento de los árboles),relojes radioactivos y métodos radioactivo relativo calibrado.

La finalidad del presente informe es el análisis predominante de los métodos de datación y la utilidad interdisciplinaria que desenvuelve. Además a partir de la indagación respectiva se expone los juicios críticos con relación a los resultados de la datación.

OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Explicar los métodos de datación en el campo de la arqueología y resaltar la importancia de la fijación del tiempo y obtener una interpretación esclarecida sobre los restos materiales arqueológicos.

OBJETIVOS ESPECIFICOS:

  • Mencionar los márgenes de errores que pueden existir en los procesos de datación.

  • Explicar los diferentes métodos de datación que existen.

  • Dar a conocer la importancia de los métodos en la arqueología.

Resumen

En la disciplina arqueológica se necesita de un sistema de datación con el fin de lograr una interpretación objetiva. Para ello existen diversos métodos de fechado, los cuales son dos grandes divisiones: La datación relativa y absoluta. La primera se basa en determinar si una cosa es relativamente más antigua o más reciente que la otra, mientras que la segunda hace posible dar una fecha en años.

Por lo general en la arqueología se utiliza estos dos métodos conjuntamente para obtener una mejor precisión e inferencia en el orden cronológico de los yacimientos. Teniendo en cuenta que para poder ejecutar estas técnicas, depende de la estructura arqueológica y la comodidad del arqueólogo.

Para esclarecer este concepto tenemos el siguiente ejemplo que especifica sobre secuencias tipológicas perteneciente a la datación relativa; una vasija puede definirse por sus atributos específicos de material, forma y decoración. Varias vasijas con sus mismos atributos constituyen en un tipo, por la cual la tipología agrupa a los artefactos en esos tipos.

Datación

DEFINICIÒN

Los materiales recogidos en una excavación (útiles líticos, cerámicas, fíbulas…) reciben su valor cronológico, entre otros factores, de su situación en unos determinados estratos arqueológicos, los cuales se van documentando y destruyendo a medida que avanza la excavación. Todo el trabajo sería inútil desde el punto de vista científico si después de la excavación sólo se hubiera conseguido una mera recopilación de objetos. Para establecer cronologías, la arqueología recibe gran ayuda de otras ciencias que con sus análisis especializados dan a conocer, con precisión suficiente, una serie de fechas con que poder establecer secuencias temporales para las distintas sociedades pretéritas de la humanidad. Así la datación en cuestión puede determinar un marco cronométrico ajustado, la cronología debe estar determinada fundamentalmente por la secuencia de los objetos procedentes de los distintos niveles estratigráficos excavados. No obstante, la estratigrafía no es el único medio para determinar la cronología relativa. La datación de los objetos según la fecha de su estrato arqueológico, según su asociación a restos fósiles de animales o de polen (palinología), o por su relación con otros objetos datables, como las cerámicas, constituyen otros sistemas para establecer la cronología relativa. Desde luego, en ciertas ocasiones es posible obtener una cronología absoluta gracias al uso del Carbono-14, la dendrocronología (sistema de datación basado en las capas de los troncos de los árboles), la termoluminiscencia o el arqueomagnetismo. Todos los métodos para la datación arqueológica están basados en la existencia de algún proceso que ocurre en la naturaleza a un ritmo más o menos continuo; si podemos establecer el tiempo transcurrido desde que comenzó el proceso y, si ese hecho correspondió con algún "acontecimiento "arqueológico en el pasado, entonces, en principio, podremos fechar ese proceso.

Por tanto, el modo en que los arqueólogos llevan cabo su investigación depende en gran medida de la precisión de las fechas datadas –la agudeza del enfoque- que se pueda conseguir para el periodo de tiempo en cuestión.

Datación relativa

Son las formas y métodos con las que podemos establecer secuencias temporales, no necesariamente exactas pues para eso está la datación absoluta, mediante este tipo de dataciones se pueden crear las secuencias temporales, es decir, ubicar los artefactos o restos a tratar en una línea de antigüedad al más reciente mas no su fecha exacta.

Estratigrafía

La estratigrafía es el estudio de la colocación o deposición de estratos o niveles (deposito) superpuestos. Desde el punto de vista de la datación relativa, el principio fundamental es que el nivel inferior se depositó primero y, por tanto, antes que el superior. De esta forma, una sucesión de estratos proporciona una secuencia cronológica relativa, desde los más antiguos (abajo) a los más modernos (arriba).

Una excavación estratigráfica de un yacimiento arqueológico está proyectada para obtener una secuencia de este tipo. Parte de este trabajo consiste si ha habido alguna alteración natural o humana de los niveles desde su primera deposición. Armado de una información estratigráfica cuidadosamente recogida, el arqueólogo puede aspirar a construir una secuencia relativa fiable de la deposición de los distintos estratos.

Pero lo que queremos fechar en realidad no son tantos los propios depósitos o niveles como los materiales creados por el hombre que están en ellos-y que a la larga nos revelaran actividades humanas del pasado en el yacimiento-.Aquí reside la importancia de la idea de asociación. Cuando decimos que dos objetos fueron hallados en asociación dentro del mismo deposito arqueológico, queremos decir, por lo general, que quedaron sepultados a la vez. Una serie de estratos sellados proporcionan, de este modo una secuencia-y una secuencia relativa- de la época en que quedaron enterrados los objetos asociados en esos depósitos. Esto es dable solo si la formación de las capas sedimentarias no fue afectada por procesos de intrusión o inversión en el plano estratigráfico.

Hay comprender este concepto fundamental, porque si más tarde se puede dar una fecha absoluta a alguno de estos objetos-pongamos por caso, un trozo de carbón vegetal, que pueden ser datados por radiocarbono- entonces sería posible asignar esa fecha absoluta no solo al carbón sino también al depósito sellado y a los demás objetos asociados a él. Una serie de datos de este tipo, que proceden de niveles distintos, proporcionaran una cronología absoluta para toda la secuencia. Esta interconexión de las secuencias estratigráfica con los métodos de datación absoluta es la que proporciona la base más fiable para fechar los yacimientos y sus contenidos.

Datación de huesos

Es un método para averiguar si un conjunto de huesos encontrados en el mismo nivel estratigráfico están asociados entre sí. Un método útil para estimar si varios huesos asociados en el mismo depósito estratigráfico tienen en realidad la misma edad relativa es el análisis químico, mediante el estudio de sus contenidos de nitrógeno, flúor y uranio. Se basa en el hecho de que dos huesos enterrados en el mismo tipo de sedimento deberían tener las mismas proporciones de flúor, un elemento presente en la tierra y que se disuelve en el agua, de tal manera que puede ser incorporado al fósil con el paso del tiempo.

En el depósito, los huesos pierden gradualmente su contenido en proteínas, especialmente el colágeno. El indicador más útil de esta pérdida es el nitrógeno, que en huesos modernos ronda el 4%. La velocidad de esta reacción depende de la temperatura, el contenido bacteriológico, químico y de la humedad del yacimiento arqueológico.

El flúor y el uranio, al contrario, se incrementan con el paso del tiempo. La velocidad de este proceso depende de la cantidad que haya de dichos elementos en las aguas subterráneas que se filtran en el depósito. Los porcentajes de flúor y uranio dependen, como en el caso del nitrógeno, de factores locales.

Así, todos estos índices de cambio son demasiado inciertos para hacer de ellos la base de un método de datación absoluta, no obstante si son útiles a la hora de distinguir huesos de edades distintas encontrados juntos en una misma unidad estratigráfica dentro de un yacimiento.

Secuencias tipológicas

Este principio de ordenación tipológica se basa en que los objetos  de una determinada época y lugar concreto tienen unas características, estilo y diseño determinados. Sin embargo, este tipo de secuencias, estratigráficas o tipológicas, no nos proporciona  la extensión exacta en el tiempo de un yacimiento o de un objeto sino que establece unas fechas aproximadas. Lo cierto es que desde que Thomsen comenzara a utilizar el Sistema de las 3 Edades este sistema de cronología relativa se ha seguido utilizando en la arqueología de campo ya que nos permite esbozar una idea de la época del sitio. 

La forma de un artefacto, como por ejemplo una vasija, puede definirse por sus atributos específicos de material, forma y decoración. Varias vasijas con los mismos atributos constituyen un Tipo y la Tipología agrupa a los artefactos en esos tipos. Hay dos conceptos nuevos que sirven de base a la idea de elaborar una datación relativa mediante la tipología.

El primero es que los productos de un periodo y lugar determinado tienen un estilo reconocible: debido a su forma y decoración distintivas son, en cierto sentido, característicos de la sociedad que los creo. El arqueólogo a menudo puede reconocer y clasificar los artefactos según su etilo y basándose en este, le asignan un lugar concreto dentro de una secuencia tipológica.

El segundo concepto es que el cambio estilístico (de forma y decoración) de los artefactos suelen ser bastante gradual y evolutivo (esta idea procede de la Teoría de la evolución de las especies, adoptada por los arqueólogos en el S.XIX. El gran maestro del "método tipológico" fue el estudioso sueco del siglo XIX Oscar Montelius, que formulo cronologías relativas locales para muchas de las zonas de la Europa de la Edad del Bronce, haciendo usos de series completas de formas de útiles y armas de bronce. Estas secuencias regionales en la mayoría de los casos pudieron ser confirmada, en la mayoría de los casos mediante excavaciones estratigráfica en las que se redescubrió que las formas más simples eran en efecto las más antiguas.

Para muchos propósitos, sigue siendo cierto que el mejor modo de asignar una fecha relativa a un artefacto es compararlo con otro ya identificado dentro de un sistema tipológico estable. En Europa esto es exacto por lo que respecta a los objetos de bronce, pero a nivel mundial, se aplica de un modo mucho más general. En cuanto la Paleolítico, la primera datación (relativa) aproximada de un estrato procederá a menudo de un examen de los útiles líticos encontrado en su interior: los Bifaces implican que es del Paleolítico inferior (o medio en menor medida), las láminas, del Paleolítico superior. Para los periodos posteriores, las tipologías cerámicas suelen ser la piedra angular del sistema cronológico. Si la asociamos a la secuencia estratigráfica de los depósitos que puede ser fechado por radiocarbono u otro método absoluto, entonces se podrán asignar fechas absolutas en años a los artefactos de las secuencias tipológicas.

Vale la pena destacar que los distintos tipos de artefactos cambian de estilo (decoración y forma) a ritmos diferentes y, por lo tanto, las distinciones cronológicas que indican varían. En general, la decoración superficial de la cerámica cambia más rápidamente que la forma y constituye, por lo tanto, el atributo cronológicamente más sensible para utilizar en una secuencia tipológica. La forma de una vasija o recipiente puede, en cualquier caso, sufrir con más fuerza las influencias de una necesidad práctica, como el almacenaje de agua, que no tiene por qué alterarse en miles de años. Otros artefactos, como las armas o utensilios de metal, pueden variar en su estilo con gran rapidez y por lo tanto, resultan útiles como indicadores cronológicos. Por el contrario, la forma de los instrumentos líticos, como los bifaces suelen cambiar con gran lentitud y, en consecuencia, raras veces es un indicador sensible del paso del tiempo.

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Seriación

La técnica de seriación permite ordenar los conjuntos artefactuales en una sucesión que luego se aplica para determinar su ordenación temporal. Deben ser objetos de la misma tradición cultural, de la misma función, y la serie obtenida tendrá un valor cronológico relativo que debe ser contrastado con la estratigrafía o las dataciones absolutas.

Tipos de seriación

Seriación contextual: según la duración de los distintos estilos de artefactos.

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Seriación frecuencial: cambios en la abundancia o frecuencia proporcional de un estilo cerámico.

Si la estratigrafía sirve para establecer relaciones de cronología relativa basándose en la posición de los estratos, la seriación intenta hacer lo mismo con los objetos arqueológicos. Establece cronologías relativas de artefactos de distintas procedencias basándose en la evolución gradual de sus atributos y con independencia de los contextos en los que aparecen (método tipológico: Thomsen, Montelius, entre otros)

Datación lingüística

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Datación lingüística: Estudia el cambio en el lenguaje, estudiado por comparaciones del vocabulario de lenguas afines. Un método habitual consiste en elegir una lista de cien o doscientos términos del vocabulario corriente y ver cuántos de ellos comparten una raíz común en las dos lenguas a comparar. Las coincidencias entre esos cien o doscientos vocablos dan una idea de hasta qué punto se han separado ambos idiomas desde la época en que eran uno solo. Por medio de la glotocronología usa una fórmula para expresar a partir de esta medida de similitud, cuántos años hace que se han separado las dos lenguas.

TA l "El principio bàsico es simple.Si tomamos dos grupos de personas que hablen la misma lengua y los separamos sin que vuelvan a haber contacto entre ellos,ambos grupos seguiràn hablando,sin duda,el mismo idioma.Pero , a lo largo de los años se produciràn cambios en cada poblaciòn;se inventaràn e introduciràn palabras nuevas,mientras que otras caeràn en desuso.De este modo ,tras unos pocos siglos, los dos grupos independientes ya no seguiràn hablando exactamente la misma lengua;despuès de unos miles de años,el idioma de un grupo serà casi inteligible para el otro." s "Refrew Colin y Bahn P.(1993).Arqueologìa:dataciòn relativa." c 1 .

Datación absoluta

La datación absoluta es el fechado, expresado en años o millones de años, de rocas, minerales, fósiles, objetos o restos arqueológicos. Para tal fin se utilizan técnicas diversas basadas en propiedades físicas, siendo las más comunes la datación por radioisótopos, la termoluminiscencia o el paleomagnetismo, en términos independientes de otros sistemas relativos de datación.

Calendarios y cronologías históricas.

La datación arqueológica dependía casi por completo de los métodos históricos. Es decir, se basaba en las conexiones arqueológicas con las cronologías y calendarios que habían establecido las propias gentes de épocas anteriores.

Los arqueólogos deben tener en cuenta tres aspectos importantes cuando trabajan con cronologías históricas antiguas. En primer lugar, el sistema cronológico exige una reconstrucción muy cuidadosa y cualquier lista de dirigentes o reyes ha de ser razonablemente completa. En segundo lugar, la lista de reyes, aunque registre de forma fidedigna el número de años de cada reinado, todavía tiene que ser relacionado con nuestro propio calendario, sino se quedará en una simple "cronología flotante". Y en tercer lugar, los artefactos, estructuras o construcciones a fechar de un yacimiento concreto han de ser vinculadas con la cronología histórica, quizá mediante su asociación con alguna inscripción que mencione al dirigente del momento.

La manera de medir el tiempo es finito.

El calendario es la división del tiempo por la traslación de la tierra alrededor del sol.

Cronología es la ciencia determinada cuya finalidad es determinar el orden temporal de los acontecimientos históricos; forma parte de la disciplina de la Historia. Se basa en los calendarios.

El concepto también es utilizado en otras áreas del conocimiento del ser humano para relatar hechos no históricos en orden cronológico.

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Clima y cronología

Cronología del pleistoceno

La idea de la existencia de una gran era glaciar (pleistoceno) que se produjo en el pasado lejano nos ha acompañado desde el siglo XlX. A medida que las temperaturas descendían, las capas de hielo glaciares se extendieron, cubriendo grandes áreas de la superficie terrestre y haciendo descender el nivel del mar en todo el planeta. Los primeros geólogos y paleo climatólogos que estudiaron los depósitos geológicos se dieron cuenta enseguida de que la era glaciar no era una etapa larga e interrumpida de clima frio. En vez de ello observaron lo que se conoce como las cuatro glaciaciones principales, denominadas, de la más antigua a la más reciente Güin, Mindel, Riss, Wurm ( en Europa). Interrumpiendo estos periodos fríos hubo intervalos conocidos como interglaciares las fluctuaciones más pequeñas dentro de esas faces principales se les llamo estadiales o interestadiales.

Hasta la aparición, tras la segunda guerra mundial, de los métodos de datación absoluta, los arqueólogos dependieron en gran medida, para la datación de largo periodo paleolítico, de tentativas de correlacionar los yacimientos arqueológicos y sus secuencias glaciares. Lejos de los mantos de hielo, como en África, se hicieron esfuerzos enérgicos para vincular los yacimientos a las fluctuaciones de las precipitaciones (pluviales e interpluviales).

En las últimas décadas sin embargo los científicos han llegado a reconocer que las fluctuaciones climáticas de la era glaciar fueron mucho más complejas de los que se creyó en un principio. Los arqueólogos ya no confían en los complicados avances glaciares y los rechazan como base para la datación del paleolítico. Sin embargo, las fluctuaciones climáticas del pleistoceno y el holoceno, registrados en las columnas de sedimentos que contienes polen, han demostrado tener un valor considerable por lo que respecta a la datación.

La datación polínica

Otra de las técnicas válidas y utilizadas para obtener una datación relativa es la que se deriva de los estudios del polen. Éste se conserva fácilmente durante largos períodos de tiempo y se suele encontrar con mayor frecuencia en turberas y humedales.

Estableciendo unas zonas polínicas junto con su evolución en el tiempo es posible generar unos diagramas polínicos; con los cuales podremos comparar la composición polínica de un yacimiento o artefacto y de este modo, conocer su cronología relativa.

Las secuencias palinológicas más conocidas son las que se elaboraron para el holoceno (periodo posglaciar) de la Europa septentrional, en la que una sucesión detallada de las zonas polínicas abarca los últimos 10000 años. El estudio de las muestras de polen procedentes de un yacimiento concreto puede, a menudo, incluirlo en una secuencia de zonas polínicas más amplias y asignarle así una fecha relativa. Sin embargo es importante recordar que las zonas polínicas no son uniformes en áreas extensas.

Datación faunística

Existe otro método de datación relativa aplicable al Pleistoceno, aunque no se basa en los procesos sedimentarios sobre los que se apoyan los métodos ya expuestos. Es la antigua de la datación faunística, basada en el hecho de que muchas especies de mamíferos han evolucionado considerablemente en los últimos millones de años, surgiendo formas nuevas y extinguiéndose las antiguas. Se han hecho esquemas de los cambios de dichas especies para elaborar una secuencia aproximada, por ejemplo de elefantes o de suidos. En teoría, si se encuentra una secuencia de la especie porcina similar en dos yacimientos diferentes se les puede asignar la misma edad relativa. En la práctica, el método es muy impreciso por diversas razones, entre las que está el hecho de que las especies extinguidas en un área pueden haber seguido existiendo durante mucho tiempo en otra. La datación faunística ha demostrado ser de especial importancia en la correlación de los yacimientos del hombre primitivo descubiertos en el este y sur de África.

Columnas de Sedimentos marinos: Las columnas de sedimentos marinos, extraídas del lecho oceánico, proporcionan en la actualidad el registro más coherente de los cambios climáticos a escala mundial. Estas columnas contienen conchas de microorganismos marinos conocidos como foraminíferos, depositados en el fondo oceánico debido al avance lento y progresivo de la sedimentación. Las variaciones en la proporción de dos isótopos de oxígeno en el carbonato cálcico de esas conchas constituyen un indicador sensible de la temperatura del mar en la época en que vivían esos organismos. Hoy en día tenemos una secuencia exacta de las temperaturas. Así, los episodios fríos de las columnas de sedimentos marinos se vinculan a períodos glaciares de avance del hielo y los cálidos a las fases interglaciares o interestadiales de retirada del mismo. El registro de los isótopos de oxígeno en las columnas de sedimentos marinos proporciona, de este modo, una cronología relativa para el pleistoceno

Columnas de Hielo: Las muestras extraídas del hielo polar ártico y antártico han sido utilizadas para generar secuencias impresionantes que revelan las oscilaciones climáticas. Los niveles de hielo compactado forman depósitos anuales para los últimos 2000 – 3000 años, que pueden ser cuantificados proporcionando así una cronología absoluta para esta fase de la secuencia.

Ciclos anuales: varvas y anillos de crecimiento de los árboles

Antes de la aparición de los métodos radiactivos, tras la Segunda Guerra Mundial, el recuento de las varvas y de los anillos de crecimientos de os árboles eran los métodos de datación absolutas más precisos, aunque solo en dos las regiones del planeta, Escandinavia para las varvas y el suroeste americano para los anillos. Hoy en día, mientras que las varvas siguen siendo de usos restringidos, los anillos de crecimiento han llegado a rivalizar con el radiocarbono como el método de datación más importante para los últimos milenios en muchas zonas de Europa, Norteamérica y Japón gracias a una esmerada labor científica.

Cualquier método de datación absoluta depende de la existencia de un proceso regular en el tiempo. El más obvio es el sistema mediante el cual organizamos nuestro calendario actual: la traslación de la tierra del sol una vez al año. Debido a que este ciclo anual produce fluctuaciones periódicas regulares en el clima, tiene un impacto sobre los rasgos medioambientales que, en ciertos casos, pueden ser medidos para crear una cronología. La evidencia de estas fluctuaciones anuales es muy diversa, en las tierras que bordean las regiones polares, la fusión de las capas de hielo cada año, cuando suben las temperaturas, lleva a la formación de depósitos anuales de sedimentos, llamados varvas, que pueden ser contados.

Las varvas y los anillos de crecimiento de los árboles pueden ser contados para generar series ininterrumpidas que se remontan a muchos miles de años atrás.

VARVAS

En 1878, el geólogo sueco barón Gerard de Beer observo que ciertos depósitos de arcilla se estratificaban de un modo uniforme. Se dio cuenta de que estos estratos(varvas en sueco) se habían depositado en lagos en torno a los márgenes de los glaciares escandinavos, debido a la fusión anual de las capas de hielo, que habían ido retrocediendo regularmente desde final del Pleistoceno, o ultima Era Glaciar. El grosor de los niveles variaba de año en año, produciéndose un estrato grueso en un año cálido, con el aumento de la fusión glaciar, y un nivel fino bajo condiciones más frías. Midiendo los espesores sucesivos de una secuencia completa y, comparando el modelo con las varvas de áreas próximas, se demostró que era posible vincular secuencias prolongadas entre sí. Este fue el primer método geocronológico que se descubrió en Escandinavia, hace unos 12000 años.

En cuanto a las aplicaciones arqueológicas directas, la datación radiocarbónica y el trabajo con los anillos de los árboles resultan, por lo general, mucho más útiles.

DATACIÓN POR LA DENDROCRONOLOGÍA

Hoy en día la dendrocronología tiene dos usos arqueológicos distintos:1) como un medio fructífero de calibrar y corregir las fechas radiocarbónicas y 2) como un método independiente de datación absoluta por derecho propio.

BASE DEL MÉTODO

La mayoría de los árboles producen un nuevo anillo de madera cada año y esos círculos de crecimientos pueden verse con facilidad en un corte transversal del tronco de un árbol talado. Estos anillos no tiene el mismo grosor , en cada árbol variaran por dos razones: primera, los anillos se hacen más estrechos a medida que aumenta la edad del árbol, segunda el crecimiento total del mismo cada año sufre las fluctuaciones del clima. En regiones áridas, unas precipitaciones por encima de la media durante un año, pueden producir un anillo anula particularmente grueso. En zonas más templadas, la luz del sol y la temperatura pueden ser más decisivas que la lluvia, a la hora de afectar al crecimiento de los árboles. Aquí un enfriamiento de repentino en primavera puede dar lugar a un anillo estrecho. Los dendrocronólogos miden y combinan estos anillos y crean un diagrama que indica el grosor de los anillos sucesivos de un árbol en concreto. Los árboles de la misma especie, que crecen en la misma zona presentan, por lo general, el mismo patrón de anillos, de forma que se pueden comparar, la secuencia de crecimiento de troncos cada vez más antiguos, para elaborar una cronología de la zona. Los dendrocronólogos pueden producir una secuencia continua y prolongada que se remonte desde la actualidad a cientos e incluso miles de años atrás y mediante la comparación de las secuencias de anillos de árboles vivos de distinta edad, así como de troncos más viejos. De esta forma, cuando se halla un tronco de la misma especie sería posible equiparar una serie de anillos de crecimiento de, digamos 100 años, al tramo de 100 años correspondiente a la secuencia o cronología directora. Así, puede fecharse, por lo general, en el momento de derribo de ese trozo de madera con un margen de error de un año.

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APLICACIONES: 1) LAS SERIES DIRECTORAS Y EL RADIOCARBONO.

Quizás la mayor contribución a la dendrocronología a la datación arqueológica haya sido el establecimiento de secuencias prolongadas de anillos de crecimiento, con la que ha sido posible contrastar y calibrar las fechas radiocarbónicas.

APLICACIONES: 2) LA DATACIÓN DENDROCRONOLÓGICA DIRECTA.

Donde las gentes del pasado utilizaron troncos de una especie que forma parte de alguna de las series dendrocronológicas actuales, como el roble, se puede obtener una fecha absoluta útil para la arqueología comparando la madera conservada con la secuencia directora. Esto es posible hoy en muchas partes del mundo más allá de los trópicos. Los resultados son impresionantes en el suroeste americano, dond3e la técnica se aplica desde hace tiempo y la madera se conserva en buen estado. En la Europa central y occidental, las series directoras sobre el roble permiten, en la actualidad una datación igual de precisa del desarrollo de los Palafitos del Neolítico y la Edad del Bronce. En ocasiones, las cronologías locales siguen siendo "flotantes"-sus series limitadas no han sido asociadas a la secuencia directora principal.

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LIMITACIONES.

A diferencia del radiocarbono, la dendrocronología no es un método de datación universal debido a dos factores básicos:

1) Sólo es aplicable a árboles de regiones exteriores a los trópicos, donde los marcados contrastes estacionales producen anillos anuales bien definidos.

2) Para una datación dendrocronológica directa se limita a la madera de aquellas especies: a)que haya proporcionado una serie directora que se remonte hacia otras desde la actualidad, y b)que la gente haya utilizado realmente en el pasado.

Además, hay que tener en cuenta problemas importantes de interpretación. Una fecha dendrocronológica se refiere al momento de tala de un árbol. Este se determina comparando los anillos exteriores (la albura) con una secuencia regional. Donde haya desaparecido toda o la mayor parte de la albura, no se podrá identificar la fecha de tala. Pero incluso disponiendo de una fecha precisa, el arqueólogo tiene que determinar-basándose en el contexto y en los procesos postdeposicionales-cuanto tiempo tardo la madera en pasar a formar parte del depósito arqueológico.

Pese a estas reservas, la dendrocronología parece que se convertirá en la técnica de datación más importante, junto con el radiocarbono, para los últimos 8000 años, en las zonas áridas y templadas.

RELOJES RADIACTIVOS

Muchos de los avances más importantes en la datación absoluta, desde la Segunda Guerra Mundial, proceden del empleo de relojes radiactivos basados en un fenómeno regular y muy difundido en la naturaleza, la desintegración radiactiva. El más popular de estos métodos es el radiocarbono, que constituye hoy en día la principal herramienta de datación para los últimos 50000 años, aproximadamente. La termoluminiscencia(TL), una técnica de datación que se basa indirectamente en la desintegración radiactiva, coincide con el radiocarbono en el periodo de tiempo para el que resulta útil, aunque tiene potencial para datar épocas anteriores-como la resonancia electrónica del "spin", una técnica relacionada con la TL-.Sin embargo, el potasio-argón, la datación por las series de uranio y la datación por las huellas de fisión son los principales métodos radiactivos para los periodos anteriores al que abarca el radiocarbono.

LA DATACIÓN RADIOCARBÓNICA

En 1949, el químico norteamericano Willard Libby publico las primeras fechas radicarbónicas. Durante la Segunda Guerra Mundial había sido uno de los científicos que estudiaban la radiación cósmica, las partículas subatómicas que bombardean la tierra constantemente, produciendo electrones de alta energía. Estos neutrones reaccionan con los átomos de nitrógeno de la atmósfera para producir átomos de carbono-14(C14)o radiocarbono, que es inestable debido a la presencia de ocho neutrones en el núcleo en lugar de los seis habituales en el carbono corriente(C12).Esta inestabilidad da lugar a su desintegración radiactiva a un ritmo constante. Libby calculo que la mitad del C14 de cualquier muestra tardaba 5568 años en desintegrarse-su vida media-aunque investigaciones más recientes indican que la cifra más exacta es de 5730 años (por coherencia, los laboratorios utilizan todavía los 5568 para la vida media, la diferencia no importa demasiado ahora que se tiene una escala temporal radicarbónica corregida.

Lobby se dio cuenta de la desintegración del radiocarbono a un ritmo constante se equilibraría debido a su producción continua por la radiación cósmica y que, por tanto, la proporción de C14 de la atmósfera seguiría siendo la misma a lo largo del tiempo. Además, esta concentración atmosférica estable de radiocarbono se transmite a los seres vivos a través de dióxido de carbono. Las plantas lo absorben durante la fotosíntesis y son consumidos por los seres herbívoros que, a su vez, son devorados por los animales carnívoros. Solo cuando muere una planta o un animal cesa la absorción de C14 y su concentración comienza a descender debido a la desintegración radiactiva. De ese modo, Lobby comprendió que, conociendo el ritmo de desintegración, o vida media del C14, se podía calcular la edad de una planta o tejido animal muerto midiendo la cantidad de radiocarbono que quedara en una muestra.

El gran logro práctico de Lobby consistió en diseñar un método preciso de medición. Libby descubrió que cada átomo de C14 se desintegra emitiendo partículas beta y consiguió medir estas emisiones utilizando un contador Geiger. Esta es la base del método convencional aplicado aun hoy, por muchos laboratorios del radiocarbono. Las muestras suelen consistir en materiales orgánicos hallados en yacimientos arqueológicos, como carbón vegetal, madera, semillas y otros restos de plantas, y huesos humanos o animales. La medición exacta de la actividad del C14 en una muestra es perjudicada por los errores de recuentos, la radiación cósmica de fondo y otros factores que aportan incertidumbre a los cálculos. Esto significa que las fechas radicarbonicas van acompañadas inevitablemente de una tasa de error probable: la expresión +-(desviación típica) inherente a toda fecha de radiocarbono.

Varios laboratorios han adoptado ahora un método más radical, la espectrometría del acelerador de partículas (AMS) que requiere muestras muy pequeñas. Además el lapso de tiempo fechable por radiocarbono puede aumentar, teóricamente, de 50000 a 80000 años utilizando la AMS.

LA CORRECCIÓN DE FECHAS RADIOCARBÓNICAS

Uno de los principios básicos del método radiocarbónico ha resultado no ser demasiado correcto. Libby dio por sentado que la concentración de C14 en la atmósfera había permanecido constante a lo largo del tiempo; pero hoy sabemos que ha variado, debido en gran parte a los cambios del campo magnético terrestre, método que demostró la inexactitud-la dendrocronología- también ha proporcionado los medios para corregir o calibrar las fechas radiocarbónicas.

Las fechas de radiocarbono obtenidas a partir de los anillos de los árboles demuestran que antes del 1000AC, aproximadamente, las fechas expresadas en años radiocarbónicos son cada vez más jóvenes en relación con los años calendáricos reales. En otras palabras, antes del 1000AC, los árboles (y todos los seres vivos) estaban expuestos a concentraciones mayores de C14 de la atmósfera de la que están en la actualidad. Mediante la obtención sistemática de fechas de radiocarbono a partir de largas series directoras del pino arista y del roble, los científicos han sido capaces de comparar las edades radiocarbónicas con las de los anillos de crecimiento (en años calendáricos) para elaborar curvas de calibración que se remontan al año 7000 AC aproximadamente. En principio esta permite a los arqueólogos corregir una fecha radiocarbónica mediante su correlación con una fecha calendárica. Muy a grandes rasgos, las edades radiocarbónicas difieran cada vez más de las edades reales antes del 1000 AC, de forma que para el 5000 AC, en años calendáricos, la edad radio carbónica es 900 años más joven. Este retroceso en muchas fechas es lo que ha dado lugar a la Segunda Revolución Radiocarbónica.

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CONTAMINACIÓN E INTERPRETACIÓN DE MUESTRAS RADIOCARBÓNICAS

Aunque las fechas de radiocarbono tienen ciertos márgenes inevitables de error intrínsecos al sistema, es probable que los cálculos erróneos procedan de un muestreo mal hecho y de una interpretación incorrecta por parte del arqueólogo, así como de unos procedimientos de laboratorio inadecuados.

Las principales causas de error en el campo son las siguientes:

1. La contaminación antes del muestreo. Los problemas de contaminación de la muestra en el terreno pueden ser serios. Por ejemplo, el agua del suelo de un yacimiento anegado puede disolver los materiales los materiales orgánicos y también depositarlos, cambiando de ese modo su composición isotópica. Aunque estos problemas pueden atajarse en el laboratorio

2. La contaminación durante o después del muestreo. Todas las muestras radiocarbónicas deberán ser cerradas herméticamente dentro de un envase limpio, como una bolsa de plástico, en el momento de su recogida. Deberán ser etiquetadas detalladamente en la parte exterior del recipiente. Pero las muestras de carbón o madera que puedan conservar alguna estructura de anillos de crecimiento deberían ser almacenadas en un recipiente sólido. Sin embargo no siempre se puede evitar las raíces modernas o la tierra: en ese caso, es mejor incluirlas, junto con una nota para el laboratorio, donde se puede resolver el problema. No es raro encontrarse un mantillo verde en las bolsas de muestra de algunos proyectos. Indica automáticamente la contaminación de la misma.

3. El contexto de deposición. La mayoría de los errores en la datación radiocarbónica surgen porque el excavador no ha comprendido por completo los procesos postdeposicionales del contexto en cuestión. La primera norma de la datación radiocarbónica debe ser que el excavador no someta una muestra a datación a no ser que este seguro de su contexto arqueológico.

4. La fecha del contexto. Se supone demasiadas veces que una datación radiocarbónica proporciona un cálculo directo de la fecha del contexto donde esta se halla. Una estrategia de muestreo recordara el acertado dicho de que "una sola fecha no fecha": se necesitan varias. El mejor procedimiento de datación consiste en trabajar con una secuencia relativa interna.

APLICACIONES: EL IMPACTO DE LA DATACIÓN RADIOCARBÓNICA

En arqueología, el radiocarbono ha proporcionado, sin duda, el método más útil para hallar una respuesta. A mayor ventaja es que puede ser utilizado en cualquier parte y en cualquier clima, mientras halla material de origen orgánico. Además puede trasladarnos 50000 años atrás, y potencialmente hasta 80000 años utilizando la técnica de la espectrometría del acelerador de partículas (AMS), aunque lo que respecta al otro extremo de la escala temporal, es demasiado impreciso para ser útil en los 400 años del pasado más reciente.

LA DATACIÓN POR TERMOLUMINISCENCIA

La termoluminiscencia tiene dos ventajas sobre el radiocarbono: puede fechar cerámica, el material inorgánico más abundante en los yacimientos arqueológicos de los últimos 10000 años; y puede, en principio, fechar materiales inorgánicos (como el sílex quemado) de hasta 50000-80000 años de antigüedad, el límite del radiocarbono. Pero la TL es menos precisa que el radiocarbono en la exactitud de sus fechas.

BASE DEL MÉTODO

Los materiales con una estructura cristalina, como la cerámica (alfarería y terracota), contienen pequeñas cantidades de elementos radiactivos, sobre todo de uranio, torio y potasio radiactivo. Estos se desintegran a un ritmo constante y conocido, emitiendo radiaciones alfa, beta y gamma que bombardean la estructura cristalina y desplazan a os electrones, que quedan atrapados entonces en grietas de la retícula cristalina. A medida que pasa el tiempo, quedan aprisionados cada vez más electrones. Solo cuando se calienta el material a 500 ºC o más, pueden escapar los electrones retenidos, reajustando el reloj a cero y, mientras lo hacen, emiten una luz conocida como termoluminiscencia.

Partes: 1, 2
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