EL artículo es el resultado de una investigación realizada en el período febrero – marzo del año 2001; el estudio tuvo un carácter descriptivo, transversal y prospectivo de la esfera afectivo motivacional en un grupo de pacientes drogadictos primarios. La investigación se realizó con el objetivo de caracterizar la esfera antes mencionada, consideramos que nuestro trabajo pude aportar elementos teóricos y prácticos al tema tratado.
La muestra estuvo compuesta por 10 pacientes drogadictos primarios, 2 mujeres y 8 hombres. Se tuvieron en cuenta las variables sexo, edad, ocupación, nivel de escolaridad, procedencia y sustancias consumidas.
Resultó que esta esfera presenta alteraciones que obstaculizan el bienestar subjetivo del consumidor.
Cuando los Kogis de la cultura andina, los Chibchás de Colombia o sus vecinos del sur Quechuas y Aymarás consumían la hoja de la coca con carácter sacralizado, no imaginaban siquiera que extenderían una cultura milenaria que ahogaría las penas de muchos para nunca mas emerger a un mundo de realidades y conquistas, en cuyo reverso, otro grupo minoritario inflaría sus cuentas millonarias con dolores ajenos.
Pareciera que los beneficios de esta practica, amplia para algunos poco y nociva en extremo para todo el que la consume, se pierde en los mismos inicios de su historia. Ya de antaño el imperador Inca adopta la coca como cosa suya, convirtiéndola en tabú para los demás mortales a los que el podría dar graciosamente: se trataba del monopolio de un mal, cuyas migajas, temporalmente aliviarían las fatigas de los desdichados, haciéndolos presa de un servilismo del que no se desprenderían.
Como fin de esta historia de duras realidades e ilusiones que surgen de la adicción se establece con certeza que la coca ha dejado de ser de los "enloquecidos del Sur"; la marihuana, de los "mexicanos indolentes"; el opio, de los "chinos intrigantes"; el alcohol, de los"irlandeces parranderos"; para extenderse por el mundo como un terrible azote. (Calcerrada Gutiérrez y Milán Blanco, Estudio de la esfera afectivo motivacional en pacientes drogadictos, 2001).
Poco importan las variadas maneras en que han sido conceptualizadas: drogas, sustancias psicotrópicas, sustancias psicoactivas, estupefacientes; lo realmente preocupante de esta practica son las variaciones que producen en las funciones del organismo, teniendo en cuenta que aparejadas a la sensación de bienestar se labran afecciones biológicas, psicológicas y/o sociales.
¿Puede un consumidor ocasional considerarse drogadicto?
Por definición este tipo de consumidor queda excluido de la adicción, sin embargo su decisión lo lleva a ocupar una posición de riesgo potencial. La dependencia a la droga es una relación que se establece entre el hombre y la droga mediada por mecanismos físicos y psíquicos y son precisamente estos últimos los que abocan al consumidor en un terreno nocivo para la instauración del mal.
Muchas sustancias psicoactivas ni siquiera provocan dependencia física, la adhesión a la droga se provoca entonces por los cambios afectivos que ocasionan en los sujetos, siendo incluso elementos relacionados con esta área los principales causantes para que una persona se decida por la droga, el hedonismo, dificultades en las habilidades sociales, tendencias escapistas, débil autocontrol; están entre las causas mas frecuentes en la aparición de la adicción. El bienestar que produce el consumo va cerrando al consumidor en un circulo vicioso hasta quedar atrapado en la adicción.
La dependencia física, consiste en la adaptación del organismo biológico a la sustancia que se consume, cuya supresión genera un conjuto de síntomas, síndromes de abstinencia, hasta que se produzca la desintoxicación; en ocasiones la adaptación es irreversible como es el caso de la morfina; no obstante, como señalábamos anteriormente no toda sustancia psicoactiva produce dependencia física, la dependencia psíquica es considerada la mas potente dentro de los mecanismos implicados en la adicción.
Algunos investigadores han definido la drogodependencia como una conducta desviada, en este mismo sentido, Mayor, uno de los autores que han tratado este enfoque, plantea que como conducta se rige por las mismas leyes de la actividad; lo cual es aplicable tanto en la explicación como en la intervención, el condicionamiento clásico, condicionamiento operante y los proceso de aprendizaje social por lo que la teoría de aprendizaje explica el curso completo de esta conducta. (Mayor, 1991)
De acuerdo a los estudios realizados por algunos autores, en e l proceso y la conducta de la drogodependencia influyen tres grandes factores: variables relativas a la droga, relacionadas con sus propiedades físicas a lo cual es inherente los efectos producidos, cantidad consumida, vía de administración; variables relativas al contexto, dentro de este, el físico ambiental, adquiere gran relevancia en la conducta del sujeto; algunos medios son proclives a la ingestión de sustancias toxicas, las características de la sociedad incluso del ecosistemas pueden constituir un espacio propicio para la instauración de la dependencia.
Sin dudas en relación al contexto, el espacio interpersonal constituye un mediador importante entre el sujeto y las estimulaciones del macromedio a través de los agentes socializadores: familia, escuela, ambiente laboral, grupos informales, que actúan como una influencia decisiva por el vinculo afectivo tan próximo que el individuo suele tener con tales instituciones. El proceso de socialización es bidireccional, la reproducción activa por parte del sujeto, es tal vez para muchos el elemento mas importante. La variable sujeto esta relacionada con la persona adicta, el cual porta una esfera afectiva motivacional determinada por las características de personalidad y experiencias de aprendizaje.
En el proceso de la drogodependencia, el sujeto comienza por aproximarse al toxico, una vez que decide su consumo va aumentando la dosis y variedad de este, adentrándose en una nueva etapa conocida como escalada: una vez que el sujeto va perdiendo el control sobre el consumo, busca medidas superiores para el placer, cayendo en la poliadiccion al mezclar el alcohol con otras drogas para intensificar la reacción; lográndose una reacción biunívoca entre el sujeto y la sustancia que excluye todo tipo de compromiso social y familiar, continuando de esta manera una fase de mantenimiento de la adicción durante un periodo cuya prolongación dependerá de las variables relativas a la drogas y al sujeto.
Durante esta etapa se pone de relieve los efectos de la droga en toda su extensión, modifican de varias formas la actividad del sistema nervioso central en dependencia del toxico utilizado y de la perdurabilidad del consumo. Estas sustancias aumentan o estimulan la actividad cerebral, provocando estados de vigilia y euforia, entre los cuales se encuentran la cafeína, teína y nicotina que no por constituir estimulantes menores dejan de causar perjuicios al consumidor; algunos otros como la marihuana, disolventes volátiles llegan a distorsionar la propia actividad cerebral. Otras sustancia deprimen o disminuyen la actividad cerebral provocando relajación o sedación, entre los cuales encontramos el alcohol.
El alcohol es considerado como droga modelo con carácter portero, su consumo determina una actitud de adaptación pasiva con mecanismos de acción que condicionan la apertura a otras formas de toxicomanías. Las ingesta excesivas provocan un funcionamiento en el nivel subcortical instintivo afectivo, en este sentido las investigaciones realizadas han aportado que el contenido de las necesidades se encuentran reducidas, carentes de proyección futura, ocupando el nivel jerárquico la inclinación al toxico.
Además de los efectos inmediatos que forman parte del cuadro clínico de la intoxicación, anteriormente señalados, existen consecuencias mediatas, por cada adicto hay al menos 3 personas damnificadas, los desordenes provocados se extienden a la familia, ocasionando en gran numero de caso la perdida del vinculo conyugal; al mismo tiempo que ofrecen un modelo imitativo depauperado moralmente a sus hijos, niños y adolescentes que no pueden escapar de la herencia traumática que le legan sus padres.
En un trabajo realizado con 10 drogadictos de la provincia de Santiago de Cuba se demostró que el 80% habían iniciado la practica desde la adolescencia (Calcerrada Gutiérrez y Milán Blanco, estudio de la esfera afectivo motivacional en pacientes drogadictos, 2001), compatible con otros estudios realizados, este es un estudio susceptible al consumo, los conflictos de la etapa, la necesidad de nuevas impresiones, el contexto micro y macrosocial hacen vulnerable al sujeto en la iniciación del consumo.
En América Latina se estima que existen al menos 30 millones de alcohólicos y el 70% de la población mundial consume el alcohol (Ricardo González, 1996).
Los fracasos en el área familiar y laboral que enfrentan sin dudas , los drogadictos constituyen consecuencias de la reducción del espectro de intereses, llegando a perder el intereses por ellos mismos, se anulan los objetivos a largo plazo al existir una reducción de la actividad, fuente de las necesidades, el crecimiento motivacional queda truncado. Las redes de apoyo social se debilitan, el sujeto cae entonces en la desesperanza que los hace convictos del deterioro, en lo mas profundo de su ser late una tensión, los estados psíquicos y vivencias negativas presentes los envuelve por falta de integración de un proyecto consciente que les ofrezca la salida.
El estilo de vida asumido por el drogadicto puede llevarlo a tener sentimientos de frustración; niveles de ansiedad elevados e índices que abocan la depresión.
La presencia de estos estados patológicos se explican por los continuos fracasos de estos sujetos en las diferentes áreas en las cuales se insertan al no desarrollar estilos de afrontamiento creativos que le permitan superar los obstáculos.
Las respuestas ante tales estados no solo son pasivas como si el sujeto adicto siempre estuviera acorchado, en muchas ocasiones ante la falta de ajuste a las exigencias personales, familiares y sociales; propenden una respuesta agresiva gestando un clima de violencia.
Los continuos conflictos los lleva al plano de la frustración personal, la autovaloración en la mayoría de los casos se comporta inadecuada por defecto; esta formación motivacional no solo constituyen un concepto sobre si mismo, están comprometidos intereses, aspiraciones que participan en la gratificación de necesidades, motivos, proyectos a largo plazo, que en este tipo de pacientes no existen o se encuentran reducidos; la función reguladora permanece aplanada.
La autovaloración goza de un valor inestimable en el desarrollo armónico e integral de la personalidad. Existe una estrecha relación entre los aspectos motivacionales y la afectividad.
Dentro de esta esfera se hallan las emociones y los sentimientos. Las emociones tiene un carácter positivo o negativo de acuerdo a la satisfacción de necesidades e intereses. El valor de las emociones esta en dependencia de los factores circunstanciales., estos y los sentimientos constituyen las formas esenciales de expresión de la afectividad,; la ansiedad y la depresión, los trastornos mas características de esta esfera que se expresan en las tres áreas de expresión de la psiquis.
En los pacientes del estudio citado anteriormente la ansiedad se comporto entre alta y media en el 100% de la muestra similar a otros estudios realizados en pacientes de este tipo; lo cual se explica desde la propia definición de la ansiedad, entendida como vivencia de temor difuso, vago inconcreto, como la impresión interior de indefensión, zozobra. a la experiencia interior se añade un estado de activación neurológica que dispara mecanismo que controlan la vigilancia. (Enrique Rojas, 2000)
Los pacientes poliadictos quedan atrapados en los mecanismos de dependencia, donde subyace, en muchos casos la necesidad, el interés de satisfacer demandas en la familia, el área laboral y social; la habituación es tan fuerte que se cierne sobre ellos la zozobra, el sentimiento de culpa, vivencias que se reciclan sin que se atenúe la tensión interior.
Desde el punto de vista psicológico la ansiedad provoca una reacción de huida, así el adicto manifiesta un repliegue ante las exigencias del medio, al mismo tiempo que el no enfrentarse lo mantienen en una sobreexcitación interior.
Dentro de los síntomas mas comunes descritos en la bibliografía para esta alteración están los asertivos, en estos pacientes, son decisivos las dificultades en las habilidades para expresar ideas, juicios, sentimientos; en muchas ocasiones constituyen las causas del surgimiento y mantenimiento de la adicción.
El placer inicial que lleva al consumidor a decidirse por la droga inhibe un conjunto de satisfacciones, comienzan a fallar mecanismos de recompensa que abocan un nuevo estado: la depresión.
La depresión es frecuente en pacientes alcohólicos y otros toxicómanos, la perdida de esferas tan importantes como la familia y el trabajo, disminuyen la posibilidad de vivencias gratificantes inherentes a esta área de existencia humana; la cual se acompaña muchas veces de autodespreciación, autoacusación, disminución de la capacidad de obtención que lleva en algunos casos a la conducta suicida.
Cuando existe este cúmulo de experiencias displacenteras, es casi irreversible que el hombre vivencie sus fracasos desde un estado de frustración, este puede acompañarse de ira, ansiedad, tristeza; entre sus consecuencias mas prejudiciales se encuentran las tendencias escapistas y regresivas; por lo que en muchos casos la frustración no solo es consecuencia para el toxicómano, muchas veces es la causa que lo lleva a la dependencia.
¿Existe un camino de regreso?
Aunque la etiología de la adicción es multifactorial, afortunadamente no existe un criterio concluyente de que exista una correspondencia hereditaria entre los adictos. Al valorar la drogodependencia como una conducta, los procesos de aprendizaje social explican su adquisición y ofrecen las pautas para la rehabilitación. los efectos placenteros que ocasiona el toxico van reforzando positivamente la actitud del sujeto hacia la droga condicionando la drogodependencia.
Sin embargo la adicción no surge inmediatamente, es el resultado de un proceso sistémico donde se integran variables referidas a la droga, al contexto y al consumidor. El contexto ambiental de una persona con incapacidad para las habilidades sociales, tendencias regresivas, etc.; pueden actuar como reforzador de una conducta adictiva, al ofrecer vías para el consumo de sustancias que atenúen la percepción de conflictos en el área familiar, laboral, etc.
Estos estímulos son percibidos inicialmente como agentes de bienestar subjetivo pero con el tiempo el paciente deja de vivenciar este estilo de vida como experiencia gratificante; lo que antes constituyo un elemento reforzador pasa a ser , debido a toda la crisis moral, económica, afectiva; una situación inhibidora de la conducta del sujeto por los efectos negativos que produce.
Si las variables relativas a los factores individuales, en este caso el deseo por lograr la deshabituación, encuentra respaldo en los factores ambientales, familia, grupos de amigos, entre otros, como reforzadores de esta ultima elección contribuirá a la inhibición de la valoración positiva de la droga, entrando el paciente en una nueva faceta del proceso: el abandono ¿Será determinante esta etapa?. Esto es algo que solo el sujeto puede decidir.
Resultó que las necesidades tienen un carácter predominantemente pasivo y se encuentran muy reducidos al igual que los intereses; existe un predominio de vivencias displacenteras y los estados psíquicos predominantes son la frustración y la ansiedad. La autovaloración se comporta inadecuada por defecto.
1 Calcerrada Gutiérrez, Marybexy y Milán blanco, Daniellis: Caracterización de la esfera afectivo motivacional en pacientes drogadictos, Trabajo de diploma. Facultad de Ciencias Sociales. Santiago de Cuba. 2001.
Bibliografía:
1 Delgado Ulasia, Yuria: la adolescencia. Etapa inicialmente vulnerable al consumo de las drogas, Trabajo de Diploma, Facultad de Psicología de La Universidad de La Habana. 1999.
2 González Menéndez, Ricardo: Psicoterapia en alcohólicos y otros toxicómanos. Editorial Científico Técnica. La Habana 1996.
3 González Rey, Fernando: motivación moral en adolescentes y jóvenes. Editorial Científico Técnica. La Habana.1993.
4 López García, Orelvis: Juventud y drogadicción, 10 jóvenes para un estudio de casos. Trabajo de Diploma. Facultad de Psicología. La Habana. 200.
5 Rojas, Enrique: Ansiedad 2000
6 Romaní, Oriol: las drogas. Editorial Ariel S.A. Barcelona. 1999.
Autor:
Marybexy Calcerrada Gutiérrez..
Profesora. Universidad Oscar Lucero Moya Holguín.