El examen es un espacio de conflicto, objeto de continuas polémicas. En sentido estricto no pertenece a ninguna disciplina; evidentemente tampoco pertenece a la pedagogía. Sin embargo, llama la atención:
- la excesiva confianza ( social, política e individual) que pretende resolver los problemas de la educación sólo modificando los exámenes
- el reduccionismo con el que se aborda el problema de la evaluación, que hace de este tema sólo una cuestión estadística desconociendo otras dimensiones de la problemática, y
- la similitud que guardan en la actualidad los manuales técnicos de evaluación que han destruido toda cultura pedagógica. Para estos textos, hacer un examen es cuestión de un buen manejo de la estadística descriptiva. Ni siquiera presentan las tesis centrales de la teoría de los tests.
Esta instancia tiene una historia y una evolución en la pedagogía, si bien no surgió en ella. En la historia de la educación no todo proceso de enseñanza culminó en exámenes y cuando se incorporan los mismos en la universidad medieval, estos no son reducidos a calificaciones. No existe , hasta el siglo XIX, una evidencia de notas escolares.
Es importante tener presente que en el principio de la didáctica, el examen forma parte del método. Es un lugar de aprendizaje, no de control. Asimismo es importante advertir que existe una forma moderna y tecnocrática de hacer exámenes que no corresponde a prácticas antiguas en el sistema educativo.
En la actualidad hay quienes consideran que la evaluación es inherente a la educación , es decir que sin el examen no existiría una motivación real, de parte de los alumnos, para el estudio. En ese sentido, es que se lo piensa como herramienta que posee dos funciones: por una lado la de certificar los conocimientos y por otro la de asegurar la adquisición de los mismos por parte del alumnado. Para Angel Díaz Barriga *esta última función es una falacia, el autor plantea una revisión histórica demostrando que la evaluación se hizo presente en el siglo pasado y por lo tanto no siempre fue de la mano con la evaluación.
El examen como método evaluativo surge al mismo tiempo que la escuela como institución estatal. Esto no es una mera coincidencia, ya que la educación no es neutral al orden establecido de una sociedad. Ante todo modelo de educación subyace la cuestión de saber a qué tipo de ser humano se va a educar.
Además de esta connotación, que parte de una antropología filosófica de la educación impartida, no debemos olvidar el carácter eminentemente político porque ésta se ve orientada, pues ese hombre va a estar inmerso en un medio social espacio-temporal determinado. Este es fundamental para la reproducción de los valores sobre los cuales ella se sostiene.
El sistema educativo actual responde a una fundamentación teórica que está avalada por el orden hoy en día siempre imperante. Sus raíces, sus orígenes, debemos buscarlos en el establecimiento de este orden, que no sólo propone un nuevo orden educativo sino que apunta a una nueva visión de hombre, de estructura social y de libertad, de modo que debemos partir desde los principios de la Modernidad.
El ideal de hombre es el individuo burgués, y el principal dispositivo para la producción social de éste es el examen. En éste se superponen las relaciones de poder y de saber; y abarca tres aspectos: calificar, clasificar y castigar. En el examen se visualiza todo lo que el alumno introyectó, por lo que Foucault lo denomina la "ceremonia de la objetivación". Mediante esta meticulosa visualización del individuo, por medio de los tres aspectos mencionados, también se lo mantiene sometido. A su vez, el examen hace entrar también la individualidad en un campo documental. El individuo pasa a ser un objeto descriptible, analizable, reconociéndose asimismo a través de esa documentación, siendo, a su vez, reconocido de esa forma por los demás. El examen hace de cada individuo un "caso" particular.
Foucault nos invita a que efectuemos una mirada al examen como espacio que invierte las relaciones de saber y las trastoca en relaciones de poder. En "Vigilar y Castigar" hace un estudio sobre la disciplina como instrumento de normalización. El estudio lo realiza para analizar el surgimiento de la prisión, y resulta significativo que cuando trabaja el problema de la prisión tenga que abordar el problema del examen al hablar sobre la disciplina.
Según este autor, una instancia examinadora combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que normaliza. Diferencia y sanciona a los individuos estando por esto altamente ritualizado, es una "pobre técnica" en la que se encuentra implicado todo un dominio de saber, todo un tipo de "poder", une a una cierta forma de ejercicio del poder cierto tipo de formación del saber.
-"Invierte la economía de la visibilidad en el ejercicio del poder" El poder desde un punto de vista tradicional es lo que se manifiesta, lo que se ve y aquellos sobre los que se ejerce pueden mantenerse a la sombra, sólo reciben luz de esa parte de poder que se les concede. Con el poder disciplinario ocurre lo contrario, se ejerce haciéndose invisible, en cambio impone a quienes somete un principio de visibilidad obligatorio.
En la disciplina, son los sometidos los que tienen que ser vistos. Su iluminación garantiza el dominio del poder que se ejerce sobre ellos. El hecho de ser visto sin cesar, de poder ser visto constantemente, es lo que mantiene en su sometimiento al individuo disciplinario.
El examen, entonces, es la técnica por la cual el poder mantiene a sus sometidos en un mecanismo de objetivación. En el espacio que domina, el poder disciplinario manifiesta en cuanto a lo esencial, su poderío acondicionando objetos.
El examen equivale a la ceremonia de la objetivación. Los súbditos ( alumnos) son ofrecidos en él como objetos a la observación de un poder que se manifiesta solo por su mirada.
La inversión de visibilidad en el funcionamiento de las disciplinas es lo que habrá de garantizar el ejercicio del poder.
-"El examen hace entrar también la individualidad en un campo documental".
Sus procedimientos de examen han ido acompañados de un sistema de registro y de acumulación de documentos. "El registro sirve para recurrir a él en el tiempo y lugar oportunos para conocer las costumbres de los niños, su adelanto en el camino de la piedad, en el catecismo, en las letras, según el tiempo de la escuela, su espíritu y juicio que encontrará marcado desde su entrada"
Se trabaja de acuerdo a modelos tradicionales de documentación administrativa pero con técnicas particulares e innovaciones importantes. Unas tienen que ver con los métodos de identificación, de señalización o de descripción.
Gracias a la escritura el individuo como objeto analizable puede ser descripto en su evolución particular, en sus aptitudes, en sus capacidades y también, gracias a ella, se puede constituir un sistema de comparación que permite la descripción de grupos, la caracterización de hechos colectivos, la estimación de desviaciones de los sujetos unos respecto de otros y su distribución en una "población."
Aparece entonces la importancia decisiva de las técnicas de notación, de registro, de constitución de expedientes, de disposición en columnas y en cuadros que no son familiares.
-"El examen, rodeado de todas sus técnicas documentales, hace de cada individuo un ´caso: un caso que a la vez constituye un objeto para un conocimiento y una presa para un poder".
El caso es el sujeto tal como se lo puede describir, juzgar, medir, comparar y el individuo cuya conducta hay que encauzar o corregir, a quien hay que clasificar, normalizar, excluir.
Esta herramienta estaría indicando el nacimiento de una nueva modalidad de poder, en la que cada individuo recibe como regla su propia individualidad y en la que es vinculado a las notas que los caracterizan y hacen de él un "caso".
Por último, sostiene Foucault, "el examen se halla en el centro de los procedimientos que constituyen el individuo como objeto y efecto del poder, como efecto y objeto de saber. Al combinar vigilancia jerárquica y sanción normalizadora garantiza las grandes funciones disciplinarias de distribución y clasificación."
La escuela al igual que el hospital pasa a ser una especie de aparato de examen; en ella se tratará cada vez más de una comparación perpetua de cada cual con todos, que permite a la vez medir y sancionar; ella pasará a ser el lugar de elaboración de la pedagogía y ha marcado el comienzo de una pedagogía que funciona como ciencia.
Desde el análisis histórico que plantea Foucault hasta nuestros días las políticas educativas han cambiado y los modelos pedagógicos han variado.
Actualmente en el marco de las políticas neoliberales, priman los intereses del mercado mundial a la hora de la elaboración de estrategias educativas; calidad, eficiencia y eficacia se priorizan como objetivos educativos. Y el examen toma una nueva dimensión como legitimador de estos intereses.
En este sentido, Díaz Barriga afirma que: "A partir de la instauración de una política educativa de corte neoliberal se buscan justificaciones `académicas` que permitan fundamentar la restricción del ingreso a la educación.
Estas justificaciones crean nuevos fetiches pedagógicos que se caracterizan por su debilidad conceptual, tal es el caso de términos como `calidad de la educación`. Por otra parte se establecen instrumentos que legalicen la restricción a la educación: este es el papel del examen."
Es así como se refleja la estrecha vinculación entre educación, política y sociedad, que es imprescindible tener en cuenta al momento de pensar sobre educación en general y evaluación en particular. Ya hemos dicho que la educación y la implantación de determinado sistema educativo responden a intereses del orden imperante, y que la elección deliberada de ciertos modelos pedagógicos no puede desprenderse de intereses tales como las necesidades del mercado, la formación de la mano de obra barata, la adaptación a la "flexibilidad laboral", se trata en palabras de Díaz Barriga de una pedagogía pragmática o científica.
El examen cumple aquí una función primordial: clasifica a los estudiantes entre buenos y malos, entre capaces e incapaces. La escala de calificaciones lleva intrínsicamente una escala de personas. No es lo mismo un 12 que un 6. Se han realizado investigaciones que comprueban cómo a través de estas escalas se genera un proceso de exclusión de aquellos que no cumplen las expectativas establecidas por la institución.
Bourdieu, por ejemplo, habla de "capital cultural"; éste se define por el conjunto de hábitos y conocimientos que las personas contraen en sus ambientes familiares y está determinado pos su posición social y económica.
En este sentido las clases dominantes también poseen un capital cultural que justamente es el que se intenta trasmitir en la escuela. La conclusión que establece este autor es que, dependiendo de la distancia que exista entre el capital cultural que se posee y el que se "debe", es que se cumplirán, o no, las expectativas de la institución.
La tarea es desarticular, desarmar, desechar este y otros instrumentos de dominación y dar paso a una educación para la libertad.
Bibliografía
Alvarez Mendez, J.M.,"Evaluar para conocer, examinar para excluir". Madrid: Morata.2000.
Díaz Barriga, A., "Currículum y Evaluación Escolar: Buenos Aires: Aique. Grupo Editor. 1999
Díaz Barriga, A, "Docente y Programa. Lo institucional y lo didáctico".Buenos Aires: Aique. Grupo Editor.2000
Foucault, M., "Vigilar y Castigar", México: Siglo XXI Editores, pp. 189-198
Puyol, R, "Apuntes para la resistencia"en El Boletín. Ademu, junio de 2005. Nª140
PROFESOR
JORGE SAPKA