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Relaciones con el exterior


    1. El significado de las relaciones económicas externas. Sus modalidades
    2. Las Relaciones Externas y el Funcionamiento de las Economías
    3. Nociones sobre la Balanza de Pagos

    1. El significado de las relaciones económicas externas. Sus modalidades:

    Mediante cambios externos , las diversas economías funcionan de manera que tienden a complementarse, cabiendo a cada una producir , mas de lo que ordinariamente utiliza , ciertos bienes y servicios; estos se cambian por productos de que carece y que , a su vez , corresponden a los sobrantes relativos de otras economías . La primera implicación del comercio internacional es, pues, que el flujo real proveniente del aparato productivo de cada sistema aislado ya no tendrá que reflejar los requisitos de la demanda interna.

    Se producen ciertos artículos además de los correspondientes al consumo interno, otros no se producen o son producidos en cantidad insuficiente – los cambios internacionales constituyen el mecanismos indirecto de ajuste.

    Procurando simplificar la exposición que se da a continuación, analizaremos las implicaciones mas relevantes del comercio internacional, vistas a trabes de un determinado sistema económico y reuniendo a todos los demás bajo la denominación "resto de mundo ".

    Tomaremos en consideración los flujos de mayor importancia en las relaciones económicas internacionales, las EXPORTACIONES , de las que las economías se valen básicamente para financiar sus IMPORTACIONES.

     

    UTILIZACIÒN INTERMEDIA

    UTILIZACIÒN FINAL

    PBT

    e

    Importaciones

     

    Primario

    Secundario

    Terciario

    Total

    Producción

    Interme-

    Diaria

    Consumo

    Capital

    Exportación

    Oferta

    Final

    Primario

             

    Secundario

             

    Terciario

             

    Importación

             

    TOTAL

           

    PBI

    +

    M

     

    Las operaciones tituladas "movimientos de capitales" son de gran heterogencidad, habiendo que distinguir, por lo menos, la diversidad de naturaleza e implicaciones de los llamados capitales de riesgo y de préstamo.

    Los capitales llamados de riesgo llegan a la nación bajo la forma de inversiones directas y dan como resultado la constitución de empresas de propiedad extranjera. Tal hecho introduce en la nación un fenómeno de consecuencias económicas y extraeconómicas: el control de una parte de los factores operantes en el sistema por las empresas extranjeras.

    Las unidades productoras directamente montadas a partir de las inversiones externas, participan del proceso productivo global y a este título generan ingresos de diversos tipos. Una fracción de los ingresos así generados revierte al resto del mundo a título de utilidades, regalías, etcétera.

    En cuanto a los capitales de préstamo, no alteran directamente el régimen de propiedad interna, de factores. Mediante tales operaciones, el sistema (a través de sus instituciones, como gobierno, bancos de desarrollo, etc.) se endeuda, concediendo títulos de crédito al exterior. En la actualidad, los préstamos externos generalmente son otorgados por organismos internacionales como el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, el Banco Interamericano de Desarrollo, etc., y otros bancos como el Eximbank y demás organismos que financian las exportaciones de los países industriales.

    Al echar mano de préstamos externos, el sistema se compromete a pagar una cierta tasa de intereses y aun, parcialmente, a devolver el principal. Así, si computáramos los préstamos otorgados y restáramos la cancelación por amortizaciones, tendríamos la entrada líquida de capitales de préstamo en un período dado —sobre la cual la nación deberá pagar intereses en períodos subsecuentes.

    El monto acumulado de los préstamos, obtenidos y no amortizados determina, en un cierto momento, la deuda externa de la nación.

    El ingreso líquido de capitales de riesgo (entradas menos salidas) sumado a la obtención líquida de capitales de préstamo en el exterior (obtención de nuevos préstamos menos amortizaciones de las deudas preexistentes), a su vez, indica el monto de capitales de procedencia externa absorbidos por una nación, en un período dado.

    Por lo expuesto hasta ahora, se hace patente que fuimos llevados a emplear la expresión "capital" en una nueva acepción, que transgrede el concepto de capital, inicialmente presentado, como factor de producción. Esta impropiedad dificulta el entendimiento de la relación existente entre el ingreso de capitales (en el sentido nominal, financiero) y la entrada de equipos y demás bienes vinculados al mantenimiento y la ampliación de la reserva interna del factor capital.

    No todo el transito de "capitales" tiene que ver con la efectiva asimilación de bienes de capital por parte de la nación; por otro lado, la importación de bienes de capital por entidades nacionales, financiada por las exportaciones normales, nada tiene que ver con los llamados movimientos de "capitales". Se presta a la ilustración del primer caso el financiamiento externo de la adquisición del trigo, caso en que, de manera flagrante, la entrada de "capitales" de préstamo no corresponde a una formación interna de capital.*

    En cuanto al segundo caso, nos referimos, por ejemplo, a la exportación del café, cuya producción de divisas propicia la adquisición de equipos, piezas, etc., que e incorporarán a la reserva de capital de la economía. El resto (el mundo funciona, en el caso, meramente como fuente tecnológicamente calificada para la producción de ciertos equipos no existiendo, pues, tránsito de "capitales".

    El ingreso de capitales de riesgo» la conquista de créditos internacionales y, aun, la obtención de capitales de préstamo expresamente obtenidos para la cobertura de déficit externa, llamados "capitales compensatorios" definen un monto global de recursos absorbidos bajo la denominación genérica de capitales. Éstos, si por un lado aumentan momentáneamente la capacidad genérica de importar, por otro acarrean una remesa subsecuente de utilidades para el resto del mundo.

    Antes de tomar la modalidad de relación externa, que consiste en el tránsito de ingresos factoriales, debemos señalar la existencia de una relación económica internacional, de carácter extraordinario y que, en determinados momentos históricos, asumió una gran importancia para diversas naciones. Nos referimos a los movimientos migratorios y a la simple contratación de mano de obra extranjera. Se trata de una forma evidente de transferencia de potencial productivo internaciones. Así como los capitales de riesgo o de préstamo, ubicados en el. exterior, ocasionan remesas internacionales de utilidades, también los obreros y técnicos extranjeros remiten sus ingresos a los países de origen. Tales remesas, tomadas conjuntamente, indican los flujos de ingreso en tránsito entre los sistemas.

    Así, pues, en cada ciclo anual se efectúan y perciben pagos externos a título de intereses, ganancias, regalías y aun salarios. En consecuencia, el ingreso bruto interno, que consiste en el resultado líquido de la operación de todas las unidades productoras instaladas en la economía, puede ser reducido o aumentado por el derrame o el aumento de ingresos externos. Por consiguiente, se hace necesario distinguir entre el ingreso generado en el territorio de una nación y el ingreso propiamente denominado nacional.

    Se pasa del concepto de ingreso interno al de ingreso nacional, sumando los ingresos recibidos del resto del mundo, correspondientes a factores de propiedad nacional, residentes en el exterior, y restando las utilidades remitidas al exterior por los propietarios extranjeros de factores, residentes en la nación. El saldo resultante de la remesa y del recibo de ingresos externos es denominado ingreso líquido del exterior

    SALDO DE LAS UTILIDADES RECIBIDAS Y REMITIDAS POR AMÉRICA LATINA

    (Promedios anuales en millones de dólares)

    Fuente: CEPAL, Estudio económico de América Latina, 1968

    El ingreso liquido del exterior constituye, para ciertos países, como indica el cuadro de la página anterior, considerable sustracción a! volumen de ingresos generados internamente. Aunque este renglón no alcance un gran significado cuando es confrontado con el ingreso nacional, sin embargo, puede comprometer una parte importante del valor de las exportaciones —lo que disminuye, en principio, la capacidad de importar de la economía.

    La suma del ingreso líquido del exterior con el valor (líquido) de las amortizaciones que deben ser pagadas anualmente, totaliza el volumen de pagos que el país debe realizar por haber absorbido capitales en períodos anteriores. Entre 1955 y 3.966, el valor de las exportaciones latinoamericanas aumentó a una tasa promedio anual de un 3.9%.

    En el mismo período, el total de utilidades, intereses y amortizaciones remitidos por América Latina creció a un 8.9% anualmente. Como consecuencia de este crecimiento de las obligaciones y remesas, a un ritmo superior al de las exportaciones, los pagos derivados de la absorción de capital pasaron a corresponder, en 1966, a un 35% del valor de las exportaciones.

    2. Las Relaciones Externas y el Funcionamiento de las Economías

    En la introducción a este capítulo, empezamos con el significado genérico de la asimilación de bienes yservicios de procedencia externa. Posteriormente, clasificamos y analizamos sumariamente las modalidades de las relaciones económicas internacionales. En seguida tomaremos de nuevo, en mayor profundidad, las implicaciones del intercambio externo, resaltando su papel en la dinámica del sistema.

    Al principio, tratemos de considerar las exportaciones y su papel en la vida económica del sistema. Ya sabemos que el monto del ingreso engendrado por las exportaciones deriva de la demanda externa. En consecuencia, la parte del ingreso nacional, que así se forma, queda dependiendo de una variable exógena.

    La vida económica de las naciones hoy llamadas subdesarrolladas, hasta hace poco, dependía enteramente de la demanda externa de los productos primarios. Mientras que en el interior de dichas naciones, regiones enteras permanecían entregadas al marasmo de una economía de subsistencia, el sector exportador recibía los estímulos del mercado internacional, logrando, en muchos casos, un razonable ritmo de crecimiento.

    Para que la expansión así iniciada realmente prosiga, dislocándose la economía como un todo en el camino del desarrollo, son necesaria dos condiciones mínimas: primero, que la demanda externa por los productos típicos de las regiones subdesarrolladas se mantenga en marcada expansión y, además, que el sector exportador se muestre capaz de irradiar internamente los frutos de su progreso. Históricamente se comprueba que ambas condiciones dejaron de verificarse: por un lado, la demanda externa de los productos primarios (con la excepción evidente del petróleo y de sus derivados) viene expandiéndose a un ritmo lento y, por otro, los sectores exportadores de los países subdesarrollados se mantuvieron (excepto al ser presionados por crisis agudas de los mercados internacionales), en gran medida, ajenos a la vida económica de las demás regiones de sus países.

    Crecimiento del volumen del comercio mundial

    Participación porcentual de los países no industriales en el valor del mundial. (excluidos los exportadores de petróleo)

    El relativo estancamiento de la demanda de productos primarios se combina con la mayor capacidad de las economías maduras para retener los frutos de su progreso técnico (impidiendo que éste se traduzca en una baja de precios), y ambos factores provocan una tendencia secular: se deterioran los precios de los productos exportados por la periferia subdesarrollada en relación con los precios de los artículos manufacturados.

    El índice, a través del cual se registra este fenómeno, es denominado "relación de intercambio". Se trata, en suma, de un coeficiente que compara los precios medios de los productos exportados e importados:

    IRI =

    La repercusión de la tendencia evolutiva de este índice sobre el poder de compra externo de las economías es visible; su declinación, por ejemplo, implica que, a cambio de un mismo volumen de exportaciones, la nación ya no consigue obtener el mismo volumen de importaciones. Se infiere, pues, que la efectiva capacidad de financiar las importaciones por medio de las exportaciones depende de su volumen y de la evolución de la relación de intercambio.

    El poder adquisitivo externo de una nación y su capacidad global para financiar las importaciones resulta de la composición de diversos elementos anteriormente presentados, según las operaciones que son especificadas a continuación:

    poder de compra de las exportaciones = volumen de las

    exportaciones X índice de la relación de intercambio,

    capacidad de importar = poder de compra de las exportaciones +

    + afluencia de "capitales" extranjeros — remesa de utilidades e

    intereses — salidas de capital extranjero

    A la luz de esta fórmula, es evidente que, si el ingreso de capitales tiene por efecto inmediato la ampliación de la capacidad para importar, la deterioración de las relaciones de intercambio actúa en sentido contrario, a través de la disminución del poder de compra de las importaciones. La declinación ocurrida en el IRI de 1950-54 a 1955-60 impuso a América Latina, una pérdida de aproximadamente 7 400 millones de dólares.

    Ahora bien, dado que en el período de 1955-60 la entrada líquida de capitales externos en este continente fue de cerca de 7 700 millones de dólares, se comprueba que la pérdida de capacidad para importar, resultante de la evolución perjudicial de los precios, prácticamente anuló todo el efecto positivo que la absorción de capital externo podría tener sobre la capacidad de las naciones latinoamericanas para financiar sus importaciones."

    Localizadas las variables que condicionan la capacidad para importar, se llega, pues, a la determinación del volumen de bienes y servicios que una nación puede asimilar en un período dado. La comparación del monto de importaciones con el producto nacional de un país indica, grosso modo, el grado en que este último se encuentra integrado en el mercado internacional y se expresa por lo que podríamos denominar "coeficiente de apertura externa". La comparación de las importaciones con el producto nacional acusa resultados sumamente distintos, como señala el cuadro siguiente:"

    Noruega 41.8%

    Bélgica 30.4%

    Portugal 24.6%

    Gran Brctafia 20.0%

    Estados Unidos 14.6%

    India 7.8%

    Brasil 7.5%

    Tales coeficientes indican que los países tienden a integrarse en el mercado internacional en razón inversa de sus dimensiones. Son obvias las razones para que un país pequeño y altamente industrializado, como Bélgica, participe intensamente en el mercado internacional; la escasa variedad de recursos naturales allí existentes es por sí sola incompatible con las solicitudes tan voluminosas como diversificadas de su madura economía.

    En las condiciones en las que se viene afirmando la industrialización en ciertas naciones subdesarrolladas (algunas naciones latinoamericanas sirven de ejemplo a este propósito), desarrollo va acompañado de una disminución de la participación del exterior en el funcionamiento de las economías. Los países exportadores de productos primarios son llevados a la industrialización para, entre otras razones, superar el poco dinamismo a largo plazo y compensar las violentas contracciones en ocasión de las crisis internacionales de la capacidad para importar.

    Un nuevo paso en la caracterización del desempeño del sector externo resulta del examen de la composición cualitativa de los intercambios internacionales. Queda, entonces, evidenciado el fenómeno de la especialización de las naciones y grupos de naciones, que tiene su esencia en la llamada "división internacional del trabajo".

    El cuadro siguiente proporciona una muestra de la marcada división de las actividades económicas mundiales en el año de 1928.

    Así, vemos que concernía a los centros industriales proveer de manufacturas a una periferia que lo alimentaba de productos primarios. Esta concentración de las actividades económicas, según supuestas "aptitudes naturales", antes abogada por la doctrina de la división internacional del trabajo, es hoy fuertemente combatida por la casi totalidad de las naciones subdebarrolladas, llevadas a industrializarse, como se dijo, por las crisis del mercado internacional, por las desventajas crónicas que acompañaban a los cambios de productos primarios por industriales y, en fin, por la voluntad política de alcanzar la independencia económica.

    En la actualidad, ya no se pretende que el papel asumido por una nación subdesarrollada, como suministradora y compradora del mercado internacional, refleje su "vocación" económica. Por lo contrario, refleja antes los problemas de cierta fase de su esfuerzo de desarrollo. Sirve, más precisamente, para diagnosticar la etapa alcanzada en su esfuerzo de industrialización.

    La industrialización en curso en muchos países subdesarrollados no se ha reflejado paralelamente sobre los renglones de importación y exportación. Sólo la primera, al especificar las necesidades cambiantes de una economía en transformación, indica las etapas del desarrollo/Las exportaciones mantienen su composición típica de productos primarios, al no conseguir ingresar en el mercado externo los artículos manufacturados de las naciones de industrialización reciente." .

    Afirmamos que la composición de las importaciones es un indicador relativamente seguro de la etapa en que se encuentra el proceso de desarrollo de las naciones adolescentes. A continuación intentamos esquematizar las relaciones "pauta de importaciones/grado de industrialización".

    En los primeros pasos del desarrollo hay un inequívoco predominio de los productos finales entre los artículos provenientes del exterior. La economía crece, o no, a consecuencia de la demanda de los productos que exporta y, cuando crece, el ingreso en expansión, en buena mecida, se filtra hacia el exterior, sea bajo la forma de adquisición de más bienes de consumo, sea a través de la ampliación de las remesas de utilidades y dividendos por parte de las compañías que controlan las actividades primarias.

    Posteriormente, iniciada la industrialización, las importaciones de insumes y bienes de capital ganan importancia creciente. En la medida en que avanza la industrialización, no solamente disminuye la importación de artículos de consumo, sino que, progresivamente, se pasa de la importación de insumes, ya parcialmente elaborados, a la adquisición de productos en estado más bruto.

    Finalmente, las economías maduras poseen gran diversificación industrial y tienden a importar materias primas (sin elaboración alguna), productos alimenticios que no se dan en sus condiciones de suelo y clima, así como una gran variedad de artículos industrializados. (Las economías adultas, además de someterse a la división del traba)0, impuesta por condiciones naturales, se especializan, entre sí, en el establecimiento de líneas de productos industriales de refinado contenido tecnológico.

    COMPOSICIÓN DE LAS IMPORTACIONES ARGENTINAS

    (% del valor total)

    La sistematización precedente sé aclara al profundizar en el análisis de la forma en virtud de la cual los artículos importados participan en la vida económica de la nación.

    En las naciones subdesarrolladas, aún lejos de la fase de efectiva industrialización, la importación de artículos de consumo ocupa, típicamente, una parte sustancial de la pauta de importaciones. Su destino es, sobre todo, el refinado patrón de vida de los grupos urbanos y rurales que dominan las actividades exportadoras. Cuanto más atrasada es la nación, mayor es la proporción de importaciones de este tipo.

    Sin embargo, las propias crisis del comercio externo, al reducir la capacidad de importar de las naciones, las estimulan a sobrepasar esta etapa rudimentaria. En efecto, la disminución del poder de importar engendra un vacío en los mercados internos, volviéndose, entonces, estos últimos altamente atractivos para los capi tales residentes en la nación, que pierden interés por las actividades exportadoras en crisis, y llenan el espacio dejado por los bienes que ya no llegan del resto del mundo. Enfrentando innúmeros problemas, ciertas naciones logran, entonces, en plena crisis, multiplicar sus industrias sustituyendo las importaciones, mediante la producción interna de manufacturas de consumo.

    En la mayoría de los casos, las industrias que se montan internamente no logran, de inicio, sino finalizar la producción de artículos ya parcialmente elaborados, que todavía provienen del exterior. Se inaugura, pues, una fase de intensificación de la entrada de productos intermedios con distintos grados de elaboración.

    Desde luego, la importación de insumes traduce un esquema de división del trabajo, por lo cual determinados productos finales tienen sus etapas de producción repartidas entre el exterior y el interior. Supone, por consiguiente, la habilitación del sistema para proseguir la elaboración de bienes, lo que revela un cierto grado de madurez de su aparato productivo.

    Los insumos provenientes del exterior deben ser asimilados por procesos productivos internos, lo que hace que el funcionamiento de la economía sea estrechamente dependiente de los cambios internacionales. La entrada de tales insumos condiciona también el grado de utilización de la capacidad instalada de la economía, al alimentar, en forma complementaria, innumerables procesos productivos. La dependencia de las actividades internas de este suministro externo impide, en la mayoría de los casos, su interrupción o su disminución. Cabe, pues, concluir que una considerable participación de insumos lleva la pauta de importaciones a un estado de relativa "rigidez".

    Al expandirse el ingreso y el producto interno, a consecuencia de la implantación de nuevas unidades productoras, crecen las necesidades de importación de todo género, insumos, equipos, para las nuevas industrias y bienes de consumo, como reflejo de la dilatación del mercado interno. Cuando la economía es sometida a estas presiones, continúa haciendo frente a una falta de divisas, a consecuencia de la incapacidad crónica de incrementar sustancialmente el ingreso de exportación. Se lleva a la nación a intentar, entonces, dos soluciones: disminuir aún más las importaciones de bienes de consumo (lo que estimula nuevas inversiones internas) e importar insumos progresivamente menos elaborados haciendo, pues, más complejas las actividades transformadoras internas.

    Así es como, paulatinamente, son expulsados los bienes de consumo de la pauta de importaciones, que los insumos ocupan cada vez más y, naturalmente, los bienes de capital. El monto global de equipos provenientes del exterior es, además, de vital importancia para los países subdesarrollados en fase de afirmación industrial. En la medida en que se amplía y se diversifica la industrialización, pasan ellos también -a producirse internamente. A partir de entonces, mientras los insumos importados pasan a ser menos elaborados, los equipos que todavía provienen del exterior son los de tecnología más compleja.

    Vemos, pues, que en líneas generales la pauta de importaciones de los países en marcha hacia la madurez pasa de ser dominada por manufacturas de consumo a ser gradualmente ocupada por materias primas, equipos de complicada tecnología (y posiblemente alimentos, que dependen de la flexibilidad y la diversificación de la agricultura).

    3. Nociones sobre la Balanza de Pagos

    Finalizadas estas consideraciones sobre las modalidades y significado dinámico de los cambios externos, pasamos a la presentación sumaria de su sistematización convencional.

    Las relaciones económicas con el resto del mundo son registradas por cada nación en un instrumento denominado balanza de pagos. La balanza de pagos se define, normalmente, como un registro que comprende el asiento sistemático de todas las transacciones económicas ocurridas en un período dado entre individuos económicos del país (residentes) e individuos económicos del exterior ,,(no residentes).

    Dependiendo de Su naturaleza, las relaciones económicas que constan en la balanza de pagos pueden ser divididas en transacciones comentes y operaciones de capital. Desde luego, conviene distinguir entre balanza de transacciones comentes y balanza de capitales.

    La balanza de transacciones comentes abarca, a su vez, transacciones que se pueden distinguir nítidamente:

    1. las importaciones y las exportaciones de mercancías (registradas en la llamada balanza comercial);
    2. los pagos y los recibos referentes a servicios internacionales (incluyendo, fundamentalmente, servicios de transporte, seguros, turismo, gastos de gobierno, etcétera);
    3. finalmente, son todavía transacciones corrientes la remesa y el recibo de ingresos de factores (pagos por "servicios" de factores)."

    En suma, la balanza de transacciones corrientes resume las importaciones y las exportaciones de todo orden (de bienes y de servicios) y el tránsito externo de ingresos."

    Las cuentas comentes externas determinan, naturalmente, un saldo así expresado:

    Saldo de balanza de pagos en cuentas corrientes = Exportaciones —

    — Importaciones + RUE (remesa de utilidades del exterior).

    El significado de este saldo puede ser fácilmente señalado: supongamos que se manifieste, en un determinado período, un saldo negativo en la balanza de transacciones corrientes.

    Esto significa que los bienes y servicios exportados y las utilidades percibidas del exterior no fueron suficientes para cubrir los pagos de las importaciones, aumentados por el gasto que resulta de la remesa de utilidades. En tal caso, la nación deberá incrementar sus deudas (por la entrada de capitales de riesgo o de préstamo) con el exterior o liquidar sus reservas de oro y divisas.

    Se infiere, pues, que el saldo en cuentas comentes se solventa con movimientos de capitales de riesgo, operaciones de obtención o de concesión (en caso de que el saldo sea favorable) de créditos externos y con alteraciones en las reservas de oro y divisas." Estamos ahora en condiciones de presentar las operaciones con capitales.

    Las operaciones comentes ocasionan un saldo positivo o negativo. Cabe a las operaciones de capital, expresadas en la balanza de capitales, indicar las modalidades de liquidación del saldo en cuenta corriente. Se concluye, pues, que son registradas en la cuenta de capitales las operaciones que implican cambios en la situación deudora-acreedora de la nación y, también, las alteraciones habidas en las reservas de oro y divisas.

    En consecuencia, de lo que precede se sigue que el saldo de las transacciones corrientes y el de las transacciones incluidas en la balanza de capitales deben presentar valores idénticos y de signos distintos (el resultado final en la balanza de capitales sirve para compensar el déficit o superávit verificado en las cuentas corrientes). La balanza de pagos en su totalidad es, pues, necesariamente equilibrada.

    Aunque en el plan contable la balanza general de pagos, por incluir todas las posibles relaciones económicas externas, incluso todas las modalidades de endeudamiento, no pueda por definición presentar déficit o superávit, se distingue en la práctica a situaciones de nítido desequilibrio en los cambios externos. La localización del desequilibrio final de los cambios externos necesita la introducción de los conceptos de capitales autónomos y compensatorios. Aquéllos están formados por capitales que llegan a la economía en busca de ganancias, para financiar proyectos industriales específicos, que tienden a la especulación, etc.

    En suma, llegan a la nación motivados por las oportunidades económicas allí existentes, básicamente, bajo las formas de aplicación directa de recursos (inversiones extranjeras) o de financiamiento a entidades oficiales o privadas para la realización de determinados cometidos. Los capitales llamados compensatorios, en contrapartida, son solicitados con el fin principal de hacer frente a una fracción de gastos externos, que de otra manera no podrían cubrirse. Consisten, pues, en operaciones inducidas por el estado deficitario de la balanza de pagos.

    Ya vimos que el que haya un saldo en la balanza de transacciones corrientes revela que la nación importó y remitió más utilidades que las permitidas por sus exportaciones e ingresos factoriales o, recíprocamente, que sus gastos corrientes externos no llegaron a agotar sus ingresos corrientes externos.

    Así, pues, si incluyéramos las utilidades remitidas al exterior en el valor de las importaciones y las utilidades recibidas del exterior fueran sumadas al valor de las exportaciones, podríamos volver a tomar la ecuación del producto para una economía abierta:

    P = C + I + (Ex — Im,

    . P – C = I + (Ex — lm)

    dado que, por definición, el ahorro (S) es igual a lo producido menos lo consumido, tenemos:

    S = I + (Ex — Im).

    Queda, pues, establecido que, con la apertura de la economh. la igualdad original entre ahorro e inversión desaparece. Resurge, sin embargo, redefinida: el saldo positivo de la balanza en cuentas corrientes (consecuentes de una diferencia Ex>Im, computados los ingresos de ambos lados) se denomina inversión externa; el que haya un saldo negativo acusa el surgimiento de un ahorro externo en el sistema." Se llega, por consiguiente, a la nueva definición:

    Inversión bruta nacional = inversión bruta interna +

    + saldo de la balanza de transacciones corrientes = abono nacional.

    Sintetizando, diremos que mientras la cuenta de enfoca, genéricamente, el movimiento de ahorro en tema y el resto del mundo, a través de la adquisición de atractivos de todo orden (títulos de propiedad y de crédito, divisas, oro), su saldo indica el movimiento líquido de transferencias externa de ahorro.

    A lo largo del capítulo que aquí termina, hicimos abstración de que las transacciones internacionales incluyen diversas monedas, implicando, en consecuencia, operaciones de conversión monetaria. Ya que, así como los importadores deben traducir sus recursos financieros —expresados en moneda -nacional— a valores de aceptación internacional, los exportadores se interesan por la conversión de las divisas obtenidas en moneda de uso corriente en el medio donde ellos operan. (Se entiende por divisas las monedas extranjeras o cualesquiera títulos de crédito expresados en moneda extranjera.) Tales transacciones se efectúan en el llamado mercado de cambio, donde tienen vigor las tasas de cambio, razones de equivalencia entre distintas monedas.

    La fijación de la tasa de cambio, antes resultante del simple juego de oferta y demanda de divisas, es hoy en mayor o menor grado atribuida a decisiones del poder público. El control sobre la tasa de cambio tiene serias repercusiones sobre el funcionamiento de la economía.

    Una elevación de la tasa, por ejemplo, tiene dos consecuencias inmediatas: eleva, en moneda nacional, la remuneración de los exportadores y encarece los productos importados.

    El funcionamiento de la economía es entonces afectado básicamente en dos sentidos: se altera la distribución de la demanda interna en términos de productos nacionales y de procedencia externa, a favor de los primeros; y se modifica la cuota de la producción exportable entre sus destinos, mercado nacional e internacional. Aquí se inicia uno de los capítulos cruciales de la política económica para las naciones en fase de desarrollo.

     

    Matos Condori Nathali Johani

    Universidad de San Martín de Porres

    Ciclo III

    Curso: Microeconomía

    Profesor: Jorge Luis Córdova