Léxico de oficios en mi localidad “Tabaqueros” (página 2)
Enviado por Yoanki Fernández Arias Fernandez Arias
Para conocer lo referente al oficio o profesión de ser tabaqueros o tabaqueras se debe partir del estudio del origen y evolución histórica en Cuba y en nuestra localidad sobre la planta del tabaco para posteriormente introducirnos al léxico de oficios.
Nicotina Tabacum es el nombre científico de la preciada planta conocida en el mundo como la planta del tabaco. Esta planta, que según los estudiosos es oriunda de Suramérica, era llamada Cohiba por nuestros aborígenes. El tabaco era cultivado en pequeños conucos en medio de los sembrados de yuca, su uso era ritual, medicinal, y quedó su consumo como una costumbre entre las comunidades más evolucionadas de Cuba.
Las primeras noticias sobre el tabaco para el mundo occidental provienen del descubrimiento de América en 1492. Cuando Cristóbal Colón pisó tierra americana en Guanahaní, los indios de esta isla lo saludaron con un rito ofreciéndole unas hierbas, que bien podría tratarse de tabaco.
Dar hojas de tabaco o un cigarro para fumar era un gesto de paz entre los indios. Sin embargo, Colón no supo lo que era el tabaco, ni sus cualidades, hasta la noche del 5 de noviembre de 1492, cuando se lo mostraron los conquistadores españoles que lo acompañaban. Fray Bartolomé de las Casas, describe en su obra Historia de las Indias, como los españoles Luis de Torres y Rodrigo de Xerez descubren a los indios consumiendo tabaco.
Los pueblos conquistados denominaban a esta planta de diferentes formas según el lugar: cohiva o covija en el Caribe, kuts o sillar los mayas, pisietl y velt los aztecas, saiti los incas, vuri en Colombia, petum en Brasil y uppowoo en Virginia. Cada pueblo tenía un ritual para su consumo, asociando connotaciones medicinales, místicas o sociales: recordemos como la tradición de "fumar la pipa de la paz" se ha mantenido desde tiempos remotos.
Tras observar esta extraña costumbre de los indios, los descubridores del Nuevo Mundo se iniciaron también en este hábito y se animaron a llevar algunas hojas y semillas de esta planta a España. Rodrigo de Xerez las plantó en su villa de Ayamonte, por lo cual fue condenado por la Santa Inquisición, que no vio con buenos ojos aquel diabólico vicio, manifestando en un texto del Tribunal: "Sólo Satanás puede conferir al hombre la facultad de expulsar humo por la boca".
A partir de entonces es que se tiene referencia sobre el oficio de ser tabaqueros, pues estos para poder fumarlo tenían que torcerlos, fueron los indios los primeros que comenzaron a desarrollar este oficio sin asumir tal responsabilidad pues lo desarrollaban por instinto en su uso.
Pero no es hasta el siglo XVII que se afianza el cultivo del tabaco y de aquí el oficio de ser tabaqueros pues las primeras referencias como tal se tienen en La Habana y sus alrededores de aquí que esta devienen importantes zonas del cultivo (Santiago de las Vegas, Bejucal y San Miguel del Padrón). Existen además evidencias de estos cultivos en los valles intramontanos como San Felipe y Viñales.
No es casual encontrar cultivos de tabaco en la zona de Guane y su relación con corsarios y piratas que abundaban por estas zonas en los siglos XVII y XVIII.
Fueron los marinos los encargados de difundir la calidad del tabaco de Occidente desde principios del siglo XVII. Ellos apreciaron la calidad de la hoja dándola a conocer en los lugares que visitaban, por lo que el número de clientes fue cada vez más numeroso.
Los vegueros de Guane tienen fama desde el siglo XVIII por sus cosechas y calidad de la hoja que producen. Las rebeliones vegueras de La Habana en 1717, 1720 y 1723 y la persecución a los productores los llevaron a emigrar a Vueltabajo buscando tierras y espacio para el cultivo del tabaco.
El siglo XVIII es definitivo en la configuración de Vueltabajo como centro productor de tabaco. La metrópoli con su política de estanco situó una factoría en Guane para controlar la compra – venta y evitar el contrabando que ya era muy frecuente.
La intendencia de hacienda, en la segunda mitad del siglo XVIII, como organismo director de la factoría reorganizaría el estanco del tabaco después de 1760; se establece factorías en distintos lugares tales como Los Palacios, Consolación, Pinar del Río, San Juan y Guane. Hasta finales de la década de los 80 se mantiene una actividad productiva y comercial ascendente. La baja de los precios, el contrabando y la demora de la llegada del dinero a los campesinos conducen a la declinación de la producción a partir de los años 90 y se extiende hasta inicios del siglo XIX
La supresión del estanco en 1817 abrió un período en que se crearían ciertas condiciones: existencia de recursos financieros, obtención de tierras idóneas para el cultivo, precios elevados del producto que facilitaban el aumento de la producción y comercialización, entre otros factores.
El desarrollo del proceso industrial hace aparecer fábricas y marcas de cigarros y tabacos, en su mayoría vinculadas a la producción de un número considerable de vegas vueltabajeras aumentan los oficios de ser tabaqueros- ras.
El léxico de oficio de tabaquero en mi localidad.
En la segunda mitad del siglo XIX aumentaron las vegas, los vegueros y los fabricantes de tabaco. Según entrevistas a personas que tuvieron acceso a los archivos del ayuntamiento (antes de quemarse) existieron dos grandes compradores de tabaco en el municipio: "Dueños de las escogidas"; uno de ellos de apellido Lombana. Estos señores tenían un obrero de rango llamado comerciante y su labor era supervisar el tabaco de los vegueros para su compra.
Después de aprobada la compra traían el tabaco a las casas de escogida en carretas tiradas por bueyes. Estas carretas estaban forradas de yagua y el transporte se hacía de noche, pues la frescura nocturna impedía que se deteriorara, ya que en las casas de las escogidas se procesaban por tres grupos:
Mojadores: Lo humedecían.
Apartadores: Lo dividían según su calidad, en capa de primera, segunda, de quinta, de sexta, de octava y capote.
Enterciador: Los encargados de hacer los tercios, según los trabajos de los apartadores.
En este período se producía un aproximado de 10 a 12 mil tercios, que a razón de 100 a 150 libras, totalizaba aproximadamente 1 375 000 libras, lo que demuestra una gran producción en un pequeño municipio.
Según tradición oral en la época colonial donde nuestra tabaquería exportaba tabaco torcido hacia España: Tabaco Benavides, de José Alberto Benavides y Tabaco J., de Joaquín Pontigo, que heredada por su hijo la nombró Cuba Aroma para diferenciarla de la fábrica de su padre.
No sabiendo si es alarde de provinciano o pudo ser cierto, pero todavía se comenta que los tabacos que fumaba el Rey de España eran hechos en Quemado de Güines.
En el siglo XX la explosión de la fabricación tabacalera en Quemado de Güines, como dato curioso, disminuye la cantidad de vegueros y aumenta los fabricantes del tabaco desde principios de siglo hasta 1962. Se podía confirmar la existencia de 39 fabricantes de tabaco en el municipio, pequeñas fábricas y chinchales de acuerdo a los altibajos de la economía local y de aquí el gran número de tabaqueros que se dedicaban a este oficio.
Según datos de publicaciones quemadenses de principios del siglo, el 50 % del tabaco venía de las vegas de Vuelta Abajo y Manicaragua, mientras que los principales vegueros quemadenses fueron Valentín Pérez, Guillermo Pérez, Rafael Larrea, Ernesto Morales, Manuel Acosta, Serafín García, Ricardo Hernández, Remito de la Cruz, Perico García, Ramón Salazar y Juanelo García. Es necesario destacar que el 70 % de los campesinos cultivaban el tabaco que consumían; es decir tenían una pequeña veguita para su autoconsumo.
Existen dos curiosidades en la fabricación en Quemado de Güines:
1. En la calle F. Cabrera, hoy Calzada 26 de Julio, estaba la fábrica de León Salazar, única que poseía un horno para fumigar tabaco.
2. Durante la segunda guerra mundial, producto de un gran pedido de los países aliados, los que controlaban el comercio exterior que no podían cumplir esa demanda y sortearon entre los productores del interior la posibilidad de exportar al exterior, le tocó la suerte a Leonardo García (Polo), con su fábrica "La Guajira", exportar su tabaco. Su incorrecta presentación en la envoltura provocó el regreso del primer envío, pero después sistematizó con calidad las siguientes exportaciones.
Es importante destacar el tratamiento de los obreros, tabaqueros y aprendices durante la neocolonia. Los obreros trabajan con un bajo salario con exigencias de elaboración muy rígidas y el dueño no tiene compromisos con ellos pues no tenía gran fortuna y el negocio era intermitente. Ejemplo de cómo un obrero tuvo innumerables lugares de trabajo es Ibrahin Ruiz que trabajó con: Ramón Pontigo, Pedro Pontigo, Francisco Morales, Gilberto Cabrera, Isidoro Cabrera, Rubén Reyes, Girardo Roque de Escobar, Leopoldo García, Nicolás Padrón, Loreto Hernández, León Salazar, Luís López, José González Brito, Eladio Cabrera.
Además en el momento de bonanza económica abrió un chinchalito con su hermano. Sus anécdotas sobre la situación económica recordaron como en el pasado hubo días de salir al mercado a pedir comida con el compromiso de pagar cuando apareciera el dinero.
¿Qué decir de los aprendices? Debían llegar antes que los obreros y preparar las condiciones de trabajo; se mantenían todo el día de mandaderos al servicio del dueño y al terminar la jornada, limpiaban y recogían el local. Todo este esfuerzo era pagado con el almuerzo y la esperanza de que algún día les dieran la oportunidad de torcer. Fueron contados los que recibían al final de la jornada algunos quilos de jornales.
El 17 de abril de 1963 se inauguró oficialmente la fábrica estatal de Quemado de Güines.
De 1963 a 1968 se suceden en la dirección de la fábrica ocho administradores. En 1968 es designado José Luis Sarduy (Poti), quien estuvo administrando hasta 1994. Esta fábrica inició sus labores con doscientos cincuenta y seis obreros, y siempre su producción fue para el consumo nacional. El tabaco era marca Reloba y se elaboraban varias vitolas:
– Nacionales, Conserva, Cazadores, Brevas.
La fábrica contaba con cuatro departamentos:
– Almacén, departamento de rezago y despalillo, galera y terminado.
En 1972 traen a la fábrica cuatro máquinas eléctricas llamadas por los obreros "de coger tripas", realmente denominadas boncheadores. Esta realizaba el trabajo de muchos hombres y triplicaba las producciones; pero no faltaron detractores, con o sin razón; unos decían que desperdiciaban materiales, que salían muy duros o muy flojos los tabacos y otros llegaron a afirmar que los trabajadores no sabían operarla. Lo cierto es que en la década del 80 fueron retiradas, hoy todo el proceso es manual.
En 1985 se establece por primera vez en esta fábrica el lector de tabaquería, que realiza las lecturas de cuarenta y cinco minutos por la mañana y cuarenta y cinco por la tarde. Desde la fundación de la fábrica los tabaqueros tenían derecho a cinco tabacos diarios. Cuando se produce la enfermedad del moho azul se reduce a uno diario.
La capacidad de producción de la fábrica era de 6 500 000 unidades anuales. En 1985, a pesar de que había afectaciones producto al ciclón Kate, se logró la mayor producción en la historia con 7 256 000 unidades.
Por los buenos resultados de la fábrica los obreros recibieron estímulos morales y materiales; se distribuyeron cinco autos y seis viajes al extranjero. En 1996 se iniciaron transformaciones constructivas. En octubre de ese mismo año comenzó la exportación. Esto confirma que sus trabajadores son de los mejores.
El torcido del tabaco en las galeras es el corazón de cualquier fábrica de tabaco. Es aquí que los torcedores (tabaqueros) categorizados de acuerdo a su destreza, crean las diferentes marcas y vitolas de habanos. Sus únicas herramientas son un tablero, una cuchilla llamada chaveta, una guillotina, un pote de goma vegetal y sobre todo sus manos, la producción promedio de cada uno de estos artesanos es de 135 tabacos diarios, esto es según la vitola.
El conocimiento léxico se produce como resultado de las relaciones socioculturales. Se configura sobre la base del proceso de internalización de la cultura y es manifestación sociolingüística de la competencia léxica. Se establece en la dinámica social mediante la relación que se produce entre el lenguaje y el conocimiento del mundo. Esa relación supone el uso de los recursos léxicos como totalidad comunicativa.
La internalización del léxico configura la competencia léxica y ese proceso implica, socioculturalmente, que los recursos léxicos constituyan el resultado de la experiencia humana y se manifiesten como información selectiva que resulta del proceso de codificación y descodificación de los significados; su contextualización depende de diversas conexiones discursivas y su realización constituye expresión de diversidad léxica. Todo lo cual expresa el cumplimiento del objetivo de este trabajo, la solución del problema científico y, en consecuencia, la validez de la premisa planteada.
En el siglo XX la explosión de la fabricación tabacalera en Quemado de Güines, disminuye la cantidad de vegueros y aumenta los fabricantes del tabaco desde principios de siglo hasta 1962. Existían 39 fabricantes de tabaco en el municipio, pequeñas fábricas y chinchales de acuerdo a los altibajos de la economía local y de aquí el gran número de tabaqueros que se dedicaban a este oficio.
A principios del siglo XX, el 50 % del tabaco venía de las vegas de Vuelta Abajo y Manicaragua, mientras que los principales vegueros quemadenses fueron Valentín Pérez, Guillermo Pérez, Rafael Larrea, Ernesto Morales, Manuel Acosta, Serafín García, Ricardo Hernández, Remito de la Cruz, Perico García, Ramón Salazar y Juanelo García. El 70 % de los campesinos cultivaban el tabaco que consumían; es decir tenían una pequeña veguita para su autoconsumo.
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Autor:
Yoanki Fernández Arias
Jenny García Torres.
Magalys Bormey Valmaña
Maryorys Alfonso Yanes
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