Obra: Calderón escribe sobre todo comedias y autos sacramentales. Hacia 1623 estrena sus primeras comedias y pronto, Felipe IV le convierte en dramaturgo oficial de la corte. Sin embargo, su momento de mayor esplendor empieza a partir de 1642, cuando se retira del ejército y entra al servicio del duque de Alba. En esta época goza de un período de tranquilidad para dedicarse a la creación literaria. Para las fiestas de palacio compone numerosas obras.
En el estilo de sus comedias se pueden apreciar dos tendencias: una que sigue más de cerca el teatro realista, nacional y costumbrista de Lope y su escuela, representada por las "comedias de capa y espada"; y otra, diferenciada del estilo anterior, más personal. Esta tendencia incluye las comedias más poéticas y simbólicas, con intensificación de los valores líricos y del contenido ideológico. En esta segunda línea los personajes adquieren mayor esquematización y dimensiones de símbolos universales.
Sus principales comedias se pueden clasificar en:
Comedias de historia y leyenda española: El Alcalde de Zalamea
Comedias de honor y de celos: El médico de su honra
Comedias de capa y espada: La dama duende
Comedias filosóficas: La vida es sueño
Comedias fantásticas y mitológicas: La hija del aire
Técnica y Personajes: Los aportes de Calderón lo diferencian, aún sin renunciar a ninguna de las innovaciones de Lope, claramente frente a este último en todos los campos – contenido, técnica arquitectónica, tratamiento de los personajes: En Calderón la novela adquiere un mayor rigor constructivo y profundidad conceptual; mediante la estilización, la tendencia al simbolismo y la jerarquización de los personajes, consigue creaciones de valor universal como Pedro Crespo o Segismundo.
En todas las obras los elementos confluyen hacia un eje central, representado por un motivo único y un personaje que destaca fuertemente sobre los demás. La obra se despoja de lo secundario y, cuando aparece una plural intriga dramática, está jerarquizada de tal modo que no rompe en nada la unidad que impone el eje central mencionado.
La profundidad conceptual se advierte especialmente por la preferencia de determinados temas filosóficos y religiosos. En cuanto a los personajes también se advierten diferencias entre Calderón y Lope. Mientras que Lope pone el acento sobre el asunto y la trama sin que haya un héroe que prevalezca sobre los demás personajes, en Calderón ocurre lo contrario: la jerarquización de la construcción arquitectónica hace que el énfasis se ponga en un héroe predominante: el tipo universal del teatro de Calderón. En cualquier caso, el que dichos héroes se conviertan en símbolos, no obsta a que en la obra tengan vida individualizada y caracteres humanos.
· El estilo barroco de Calderón: En Calderón confluyen muchos estilos barrocos porque crea cuando todas las tendencias barrocas han llegado a su pleno desarrollo. En él confluyen gongorismo y conceptismo y hace uso de innumerables figuras: correlaciones y paralelismos, contrastes, cuantiosas hipérboles en el lenguaje y en la conformación de los personajes, comparaciones, etc. Sus personajes también muestran su barroquismo: dotados de ilimitada violencia, rasgos desmesurados, trazos muy marcados y se contraponen entre ellos.
Tema del Libre Albedrío: La vida es sueño
La vida es sueño es una de las obras de Calderón de la Barca más conocida y estudiada. Dicho interés reside en su complejidad filosófica, pero también en el notable armado dramático. Sin embargo, desde que Marcelino Menéndez y Pelayo (1910) clasificara a la vida es sueño como drama filosófico, la crítica ha hecho hincapié en los problemas existenciales de la obra, desatendiendo a veces sus características específicamente formales, dramáticas. En relación con el primer punto, se pueden señalar algunos ejes que constituyen los temas filosóficos centrales; la oposición entre destino y libertad, el tópico de la vida como sueño y la termalización del autodominio. Estos temas centrales subordinan otros como la educación de los príncipes, el modelo de gobernante, el poder o la justicia.
Debido a la influencia religiosa que tuvo Calderón durante su educación el plantea estos problemas que surgieron contemporáneamente a él, uno de los más citados es el libre albedrío y la predestinación. El libre albedrío que es sustentado por la iglesia y la predestinación que es sustentado por los reformistas protestantes. Ambas tesis tienen apostura bíblica. La resolución de la tragedia indicaría, previsiblemente, la posición de Calderón a favor del credo contra reformista.
El dilema entre predestinación y libre albedrío, resuelto a favor de este último a través de un penoso camino de auto negación y desengaño, es decir, la típica constatación barroca de que en efecto la vida es sueño, ha llegado a ser calificado como de auténtica teoría del conocimiento. Extraña teoría y no menos extraño conocimiento que lleva, precisamente, al rechazo de toda realidad, en un proceso razonador -que no racionalista-, verdadero y frío silogismo neo tomista. Lo que Calderón ha resuelto no es sino la aceptación por parte del hombre barroco de un concepto del mundo totalmente irracional, idealista y negador de los valores humanos.
Lope de Vega (1562 – 1635)
Lope Félix de Vega y Carpio nació en Madrid en el año 1562. Fue niño precoz ya que desde la tierna infancia demostró facilidad para las letras, escribiendo tanto en español como en latín poesías, traducciones y primeras comedias. Estudió en el Colegio Imperial de los Jesuitas y posteriormente estudió en la Universidad e incluso se ordenó como sacerdote, influenciado por el Obispo de Ávila.
Vivió una vida de pasiones intensas, desde su enamoramiento a los diecisiete años, de Elena Osorio, hasta sus varios matrimonios, deslices y aventuras, y en intermedios se volcó al sacerdocio, pues profesaba a la vez una profunda fe religiosa.
Aunque de cuna humilde, su destreza literaria lo llevó a codearse con la nobleza de la época. Tuvo amistades cortesanas influyentes y perteneció a varias congregaciones religiosas, lo que le valió ingresos y su título de Fray que se suele anteponer a su nombre. Falleció en Madrid en 1635 y sus restos depositados en la Iglesia de San Sebastián.
Producción Literaria:
Lope de Vega destaca sobre todo como autor de teatro y es el verdadero creador del teatro nacional desarrollando el substrato, los intentos previos de dramaturgos anteriores.
Su producción dramática fue enorme y podemos decir que fue el autor más fecundo de la literatura española y, quizá, universal. Publicó unas 1800 comedias además de los autos; él mismo se refiere a unas 1500 obras. De ellas se han conservado 426 comedias y 42 autos, número que basta para justificar el título de "monstruo de la naturaleza" que le atribuyó Cervantes.
Esta gran cantidad de obras también determina la variedad de los temas tratados en las mismas. En Lope está todo: el mundo religioso con relatos del Antiguo y Nuevo Testamento, vidas de santos y leyendas o tradiciones devotas; los temas pastoriles y caballerescos, argumentos extraídos de novelas orientales, italianas y españolas; hechos y personajes famosos de la Edad Media europea; sucesos famosos de la antigüedad, leyendas locales. Destacan especialmente los asuntos sacados de las viejas crónicas españolas y del romancero.
Lo que más llama la atención en su obra es que Lope supo impregnar toda esta diversidad con la palabra y el espíritu de sus contemporáneos y, sin importarle demasiado ciertos anacronismos, vistió estos asuntos con elementos tomados de la realidad nacional inmediata. Esto es lo verdaderamente español del teatro de Lope y la fórmula con que se acercó a la sensibilidad del hombre de su tiempo en temas tan diversos.
La obra de Lope de Vega se podría clasificar así:
Comedias:
De historia y leyenda española
históricas y novelescas de tema extranjero
Costumbristas
Pastoriles y mitológicas
Obras de tema religioso:
Comedias
Autos
Teatro Nacional del Siglo de Oro: Lope de Vega
En la época de Lope de Vega en Madrid coexistían tres clases de teatro: el religioso, el cortesano y el popular. El religioso y el cortesano disponían de grandes medios y representaban obras que formaban parte de la celebración de fiestas eclesiásticas y relacionadas con los festejos cortesanos, mientras que el popular, aun sin contar con la lujosa escenografía y los medios de los otros dos, representaba piezas con regularidad durante casi todo el año. El teatro nacional, instaurado por Lope de Vega, escogió este tipo de teatro, el popular o civil, para representar sus obras.
El cuerpo físico lo constituía un patio de vecindad o "corral"; el escenario estaba cubierto por un tejadillo, y el lugar destinado para el público se dividía en tres partes: los balcones y ventanas (algo así como los palcos de hoy) se reservaban para nobles y gente selecta; la zona del patio donde se situaban los hombres o "mosqueteros", de cuyas reacciones dependía el que una obra triunfara o fracasara, y la llamada "cazuela", ocupada por las mujeres, zona que solía hallarse al final del patio. Las funciones eran por la tarde y solían durar entre dos y tres horas. Empezaba normalmente con una loa, le seguía la obra de turno y entre acto y acto se representaba una pieza breve cómica, generalmente un entremés. La escenografía era muy sencilla y el público colaboraba con los dramaturgos mediante su imaginación para comprender los repentinos cambios de lugar o de tiempo de la obra.
Tras las innovaciones que introdujo Lope de Vega en el teatro nacional, éste se caracterizó por los siguientes puntos:
Temática: El teatro nacional del siglo de Oro se caracteriza por su pluralidad temática. Los temas son por una parte extraídos de la épica medieval, de la historia universal y española, de la tradición pastoril, caballeresca y morisca, pero también de la literatura religiosa. Frecuentemente son temas del vivir diario, tanto de la actualidad política como social o religiosa. Se transforman en acción teatral temas y problemas de la actualidad, algo que quedaba reservado hasta entonces a otros géneros.
Estructura : Hasta el siglo XVI no había ninguna normativa preestablecida en cuanto a la división en actos de la obra. Fueron los dramaturgos del siglo XVII, Lope de Vega a la cabeza, quienes decidieron la estructuración de cada obra teatral en tres actos o jornadas, lo que obedece a la estructuración interna del argumento:
Primer Acto: Planteamiento
Segundo Acto: Nudo
Tercer Acto: desenlace
El primer acto solía comenzar "in medias res", es decir en medio del asunto. Con este hecho se pretendía captar la atención del oyente. Además era un elemento más que aseguraba el dinamismo de la obra.
Lenguaje: En el teatro del siglo de oro se empleaba el verso como forma de expresión teatral por excelencia. La polimetría, que busca la adecuación entre verso y contenido se convierte en norma. Cabe resaltar además que el lenguaje de la "comedia" buscaba la belleza poética de la palabra y la eficacia dramática unidas. Es decir, quería divertir gustando.
Unidades Dramáticas: Los dramaturgos del siglo XVII rechazan mantener la unidad del tiempo y de lugar. Se producen constantes cambios de escenario y hay numerosos saltos en el tiempo. Sin embargo, sí respetan la unidad de acción.
Lo trágico y lo cómico: Se suprime la frontera entre lo trágico y lo cómico, lo grave y lo cómico se hermanan con el fin de producir una gran variedad y el alivio de tensiones. Esto coincide con la preocupación por imitar la naturaleza humana. Por este motivo el tema suele ser trágico y cómico a la vez. El personaje que más contribuye a crear esta sensación es el gracioso.
Personajes: En el Teatro Nacional del Siglo de Oro se puede apreciar que había una tipología de personajes establecida: el gracioso, el rey, el galán, el poderoso, la dama, el caballero, la criada, el villano, el gracioso, etc. Los personajes del teatro español del Barroco reflejan la vida humana intensamente (ideas, sentimientos, deseos, creencias…) aunque con poca profundidad, convirtiéndose en algo así como personajes- tipos o figuras teatrales que encarnan la manera de ser de los españoles de la época. Así, el rey premia o castiga los actos de sus súbditos embestido de la majestad de su naturaleza, aunque a veces es también tirano e injusto; en ese caso sólo puede castigarle Dios con el arrepentimiento; el poderoso actúa de destructor del orden establecido y es castigado por el rey o por el pueblo, pormenor que ratifica el rey; el caballero, que venga el honor mancillado en la persona de alguien de su familia con la muerte del ofensor; el galán y la dama (idealismo, linaje, valor… por parte de él, y amor, belleza… por parte de ella) son los motores de la intriga; el gracioso es confidente y consejero del galán y junto con el caballero completa la visión que de la vida se tenía entonces; y en cuanto al villano, éste representa al pueblo que defiende su dignidad frente a la injusticia del cortesano.
EL HONOR: La honra corresponde al honor vertical. Es el honor estamental o de clase, fundamentado en la opinión. El honor es el honor horizontal, basado en la igualdad humana. Todos son iguales y la virtud, la conducta y la dignidad personal no dependen de la nobleza pero si de la limpieza de sangre.
HONOR VERTICAL:
REY
CLERO Y NOBLEZA
CABALLEROS
HIDALGOS
LETRADOS
CLASE MEDIA
OBREROS Y ARTESANOS
LABRADORES RICOS
LABRADORES POBRES
PÍCAROS, MENDIGOS, VAGABUNDOS
Teatro cortesano: Calderón de la Barca
Ya dijimos en la unidad anterior que junto al teatro popular (civil, urbano), representado especialmente por Lope de Vega, durante el barroco se dieron en España otras dos clases de teatro: el cortesano y el religioso.
El teatro cortesano gustaba de rodearse de todo tipo de lujo y de cualquier elemento que sedujera a los sentidos. Y así, las comedias que durante las fiestas palaciegas se representaban en los Reales Sitios, palacios, casas de los Grandes, etc. disponían de abundantes medios para su montaje y contaban con famosos escenógrafos italianos para que a la representación no le faltaran trucos, maquinaria y tramoya de todo tipo, detalles que en aquellos tiempos llegaban a tener mayor aceptación que la misma obra representada.
El teatro religioso se desarrolló siguiendo la línea con que había empezado en la Edad Media.
Las obras que mayor importancia adquirieron fueron los Autos Sacramentales, que con Calderón alcanzaron su más alta cima. Los Autos se representaban en contadas y solemnes festividades del año, sobre todo, en el Corpus; lo cual permitía que la Iglesia, las cofradías y hermandades religiosas y también los poderes públicos dedicaran más tiempo y más dinero a organizar sus representaciones de acuerdo con lo que significaban. Y aunque este detalle no era visto con buenos ojos por dramaturgos que, como Lope de Vega, cultivaban el teatro popular, la realidad fue que les sirvió de acicate para mejorar la técnica y el material escénico.
Frente a la facilidad e improvisación de Lope, calderón escribe un teatro más reflexivo e intelectual, y frente a la incontinencia verbal y muchas veces ligera del primero, el segundo construye una obra de severa contención. Además, calderón utiliza al máximo los recursos del Barroco: los alambicamientos conceptuales, las antítesis, las hipérboles.
los versos y las estrofas empleados son variados, sonoros, contundentes y sabiamente construidos. y en cuanto a las técnicas teatrales, pone el acento en la fuerza de la acción, estudia los caracteres de los personajes, crea acciones paralelas de la principal, concede a veces (en especial en los autos) mucha importancia a la escenografía (para él el teatro no se concibe sin un decorado riquísimo), etc. resumiendo, la diferencia esencial es que la obra calderoniana es menos abundante pero más intensa que la de Lope.
Autor:
Carolina Daher
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