El reflejo de una verdad
Toda semejanza con la realidad es pura coincidencia .
Siempre creí que vivimos viendo un espejismo de la realidad que transcurre día a día. Aunque al principio la idea se convirtió en una hipótesis sobre la vida que llevamos los argentinos, esto luego se fue transformando en un concepto. Hasta llegué a dudar y desconfiar de todo aquello que se cree tiene valor e importancia en la vida, aquello por lo que uno daría su propia vida, en lo que cree y confía. Como diría un buen batallador:"por la victoria todo".
Recuerdo haber nacido en una sociedad donde los valores tenían gran importancia y significado. Sí, cómo olvidar el trabajo, la dignidad y honor de la persona; la solidaridad, la responsabilidad de todos; la educación, un sacrificio, un deber y un derecho; la familia sagrada y unida por lazos inseparables, incuestionables; el respeto, la tolerancia y la cordialidad, eran virtudes de cada individuo y el bien común en la sociedad, una tarea de todos.
Ahora, sentada frente a un espejo, me miro y dudo sobre eso que veo, ¿soy yo? ¿O un espejismo de lo que mi mente quiere ver? Sí, vivo en una sociedad donde la realidad supera la lógica entre lo concreto y lo abstracto, entre lo ficcional y lo real.
Un cuento del uruguayo Horacio Quiroga relata que un padre sufre alucinaciones de una felicidad que no existía. Un día de verano, caluroso y con todo el sol y la calma que puede deparar la estación, su único hijo de tan solo trece años decide salir con una escopeta a cazar, y él con la confianza de que el pequeño esta bien enseñado y que puede cuidarse solo, reinicia sus quehaceres pero sin dejar de pensar en su pequeño y el peligro que corre, porque claro, él también paso por esa edad y sabe lo que significa una escopeta para un joven de trece años, aunque realiza sus tareas no puede dejar de pensar en su hijo. Alucina y ve a su pequeño tirado muerto de un balazo.
Cuando ya era tiempo de que hubiera regresado, nota que su pequeño aún no ha llegado. Entonces decide ir a buscarlo. Imagina y teme encontrar a su hijo muerto. Sin embargo, allí al lado del alambrado de púas halla a su pequeño parado, se tira a sus piernas exhausto, rodeándolo con sus brazos. El hijo que siente el dolor de su padre, le acaricia despacito la cabeza y le dice: _ ¡Pobre papá! En fin el tiempo ha pasado, ya casi son las tres de la tarde y ahora juntos emprenden el viaje de regreso.
Bajo el cielo y el aire candentes, por el abra de espartillo, el hombre vuelve a casa con su hijo, sobre cuyos hombros casi del alto de los suyos, lleva pasado su feliz brazo de padre. Regresa empapado de sudor, y aunque quebrantado de cuerpo y alma, sonríe de felicidad Sonríe de alucinada felicidad Pues ese padre va solo. A nadie ha encontrado, y su brazo se apoya en el vacío. Porque tras él, al pie de un poste y con las piernas en alto, enredadas en el alambre de púas, su hijo bien amado yace al sol, muerto desde las diez de la mañana.
Ahora diariamente veo todo lo que está sucediendo y pienso que somos unos muy buenos actores, porque sabemos actuar muy bien de acuerdo con la situación. Clasifico nuestra película como una de terror, ficcional, porque vivimos alucinando una realidad ¿realmente creemos que existe? En los medios todos los días veo gente llorando sin lágrimas; sufriendo sin dolor; riendo sin risa; callando en el silencio; hablando sin palabras; sí, yo veo gente que ve pero que es ciega a la vez, que habla pero es muda, que tiene pies y no camina o que sí lo hace no avanza, sí, yo veo gente que es inteligente y no piensa. Parece una realidad virtual, nada es real pero se refleja y se cree verdad.
La Argentina ¿es un país o una película cómica llena de mentiras, de ironía y fraude? Después de tantos siglos de luchas, guerras, en busca de libertad, de una patria, de un estado, de un país democrático en el que se pueda vivir y gozar una buena existencia, en el que muchos argentinos lucharon tanto para dejar de ser dependientes, esclavos y ser libres; donde el hombre luchó para dejar de ser nadie, para poder ser alguien, que decide, que piensa, que habla, que puede y que merece vivir dignamente. ¿Por qué están preocupados por revolver la basura? Aunque nuestro pasado es parte de la historia de vida argentina, es mejor dejar que la herida se cierre, aunque sepamos que va a dejar una cicatriz. El que camina para atrás nunca avanza, siempre queda ahí; tenemos que caminar hacia adelante, hacia la prosperidad y dejar de sangrar por las heridas del pasado.
Acá, en suelo argentino mucha sangre corrió para que nuestro querido país llamado en un comienzo "Virreinato del Río de la Plata" o como actualmente se llama "Argentina", pueda contar con una organización de estado. Hoy unos pocos valoran un símbolo patriótico. Sí, ya la mayoría de las personas no respetan nuestra querida Bandera, nuestro querido Himno Nacional que tanto orgullo nos produjo años atrás. Hoy nuestro querido país es un paradoja, sí, aquí donde tenía valor la sabiduría y se premiaba al esfuerzo, al sacrificio, en cambio ahora se castiga al que estudia, se lo desmerece, se lo desprestigia. Aquí, ahora se premia al desinteresado, al ignorante, al irresponsable, al que no estudia, los que llamo "fotocopiadores" (los que copian) a estos que el Estado motiva para que permanezcan en la ignorancia, creando becas para los repitientes. Acá donde el trabajo era el honor y la dignidad de la persona, después que los sindicatos de obreros lucharan tanto para conseguir un salario digno; ahora el Estado lo desvaloriza, lo pisotea, lo manosea. En cambio a estos otros les otorga un salario de $250 por holgazanes y zánganos, al trabajador en cambio lo castiga con un salario mínimo de $ 70 ¡valga el mérito de la haraganería! Sí, acá donde nuestra querida y admirable maestra era como nuestra segunda mamá y la escuela nuestra familia, hoy no es nada, tan solo una "contenedora" ¡qué cruel adjetivo! pero muy merecedora de él. Sí, una "contenedora". El vecino era nuestro mejor amigo pero ahora, un extraño, un total desconocido; nuestras calles y plazas antes estaban pobladas de niños, de risas inocentes, de esperanzas y ahora desoladas, desérticas, inseguras, peligrosas. Ni siquiera nuestras iglesias nos consuelan. Somos personas caminando hacia todavía no sé dónde. Estamos llenos de ambiciones, egoísmo; sí, gente que camina el uno al lado de nadie porque no nos importa quién está del otro lado mientras nosotros estemos bien. No nos preocupamos; parece que implementamos sin darnos cuenta la ley de la selva, en la cual "sólo sobrevive el más fuerte". Acá en Argentina donde el pobre es más que pobre, indigente y el rico más rico aún.
Lo que más indigna y duele desde lo profundo de mi alma es la vida de nuestros jóvenes, de nuestro presente y futuro. Ellos perdidos en el fondo del mar, parece que cayeron en arenas movedizas cuanto más luchan para salir más se van hundiendo. Amargo destino.
Me produce tanta tristeza Medio Oriente que vive en guerra y todos están cansados. Darían cualquier cosa para que ese calvario termine y lograr un poco de paz. Mientras, acá en mí querido país, necesitamos como adictos a la droga y al alcohol pelearnos, matarnos, asesinarnos, destrozarnos. Sí, todos los días lo necesitamos, total siempre existe un porqué para tanta violencia, pero no hay un porqué valedero para continuar ni para parar tampoco. Es como la ley de Maquiavelo "el fin justifica los medios". El árbol continúa tapando el bosque. Tampoco debería asombrarnos cómo estamos, siempre fuimos "unos bárbaros" dijo nuestro querido y respetado Sarmiento. Al menos bárbaros con estudios seamos.
Hace unos meses Chile, se encontró en medio del infierno desatado por la Naturaleza, pero después logro resurgir de entre las ruinas. Poco le duró la tranquilidad porque no hace mucho unos mineros se quedaron atrapadas en la mina a una profundidad de 700 mtrs. Cuando todos los dieron por muertos, ellos allá debajo de la tierra los encontraron vivos y los rescataron.
Mientras Chile sobrevive después del infierno y sale a la superficie desde el corazón de la tierra, Argentina se hunde en un agujero negro porque ni siquiera sabe dónde está cayendo. Tal vez deberíamos aprender de nuestros hermanos chilenos que trabajan en conjunto por el bien común y que después de tanta desgracias logran un poco de paz y de dicha.
Quizás los argentinos vivimos bajo la tierra, encerrados en nuestra realidad como los hombres de la caverna de Platón. Vivimos en esta condición sin cuestionarnos si de verdad existe otra cosa, porque aunque muchos se han liberado de esa prisión y nos contaron cómo es de verdad no les creemos, los desterramos porque esta realidad es la que creamos con nuestra imaginación y en ella seguimos aunque de verdad no exista, recordemos sino la "Gesta de "Malvinas" ¿Será que encontraremos el limite entre lo ficcional y lo real?
El escritor César Bruto relata "La tentación más grande de un gobernante es primero agarrar su bolígrafo y empezar a tirar decretos a la marchante. Incluso yo conocí un presidente que colocó en su despacho un cartel que decía "cada día un decretito, estimula y sienta bien" Claro como ahora que cada día aparecen leyes y decretos nuevos como el sol de cada mañana. No hace poco por ejemplo, el Congreso aprobó la ley del matrimonio igualitario pero como esto no les conformó y no les pareció bastante controversia y debate, ahora también quieren legalizar el aborto o para escribir un poco más y disfrazar la crueldad de lo que significa, legalizar la interrupción del embarazo que al fin y al cabo las frases significan lo mismo. Mañana no se extrañen cuando legalicen la droga, la adopción para el matrimonio igualitario, y muchos menos se estremezcan cuando legalicen la violación, el robo, el maltrato a la mujer, el trabajo infantil, la pedofilia, el asesinato, la esclavitud, la guerra, la violencia. Bueno, es decir hacerlo en papeles, porque parece que ya todo es legal, porque no existe condena para ninguna causa. Total como dice la frase de Tito "Es más fácil hacer leyes que gobernar".
Tenemos que dar gracias al gobierno por el optimismo que brinda en sus discursos tan bonitos en los medios de difusión, que por cierto manejan ellos, con su tan famosa ley de medios. Nos ofrecen humor y esperanzas al pintar siempre la vida color de rosa y demostrar alegremente que la gente vive en el mejor de los mundos. En otras palabras nos tienen " a pan y circo", total todos ya sabemos lo que sucede en verdad, pero no reaccionamos: que hay escasez de viviendas; abundancia de villas miserables; la indigencia en que viven los niños; la falta de empleo; los robos diarios; la inseguridad; los asesinatos; los secuestros que ya son costumbre o parte de la vida; los hospitales donde no hay gasa ni apósitos ni algodones ni medicamentos ni vacunas y que los sueldos no alcanzan; que las cosas suben como el número de población y desnutrición día a día; y que la droga está en la otra esquina y es el alimento de los argentinos, de los de las villas que si no la tienen se mueren; la esclavitud como forma de vida; la violación de nuestros derechos como algo natural y la ignorancia necesaria para vivir acá en la República Argentina.
Es tan cruel e injusta nuestra vida que el valor de estudiar para trabajar dignamente no tiene significado como debería. Es irónico pensar que una persona haya hecho tanto esfuerzo para estudiar y que otro menos experto por no decir ignorante ocupe un lugar que no le corresponde. Aunque el trabajo no debería causar vergüenza, hay veces que produce bronca, es tan contradictorio pensar que un docente debería estar enseñando y no limpiando pisos; un doctor debería estar atendiendo la salud de las personas y no arreglando camillas; un abogado debería estar defendiendo las causas de los inocentes y no lo indefendible.
Nuestra querida democracia es tan buena que piensa en nuestro bienestar y nos brinda la posibilidad de soñar. Crea una realidad que sólo puede hallarse en nuestros sueños pero cuya obligación sería concretarla para todos. Como se suele decir "la esperanza es lo último que se pierde", aunque la verdad yo, ya hace tiempo no sé donde la perdí.
Tomando la cita de Bruto " ¡Y usté ve que hay cremas de afeitar para los hombres fuertes! ¡Y hay hojitas de afeitar para los triunfadores! ¡Y colonias para matar a las mugeres! Y yo conosco infinitos tipos que se bañan con el jabón de los dominadores, y se secan con "las tuallas de los poderosos" y se ponen "el talco de los trepadores del futuro" Y cuando terminan la hijiene, se visten con "las medias de los vencedores, y "los mocasines de los intelijentes", y "la camisa de los irresistibles", y "los calsoncillos de ésito"… ¡En una palabra, todo se hace para los triunfadores, y en cambio nadie se ocupa de los que no triunfan, que son la mayoría
Nuestra vida es una supra realidad, todo existe y todo tiene una pregunta pero ninguna respuesta. Nos volvimos tan superficiales, frívolos, como las mujeres de ahora que están tan preocupadas en lo exterior, en su cuerpo que se olvidaron de su dignidad e integridad, de lo que realmente era importante: su pureza, su persona. Parece más importante un auto que la vida; la plata que la dignidad y el honor; el egocentrismo que la solidaridad. El Estado parece asentir lo que dijo el General Perón " Alpargatas sí, libros no" es decir, vale más la ignorancia, el sometimiento que la libertad y el conocimiento para elegir libremente, el ocio que el trabajo, la injusticia antes que la verdad y la justicia.
Cuidado con la realidad en la que vivimos y más cuidado tengan con los que les rodean porque tenemos infiltrados, es decir, invasores. Son los seudo-argentinos, los que quieren convencernos que lo de afuera es mejor que lo propio. Están acá en nuestro país, en nuestra ciudad, en nuestro pueblo, en nuestras casas y se metieron con nuestra gente, vecinos, nuestros compañeros, nuestros amigos, nuestra familia, nuestro padre, nuestra madre, nuestros hermanos, y hasta con nosotros y peor aún con nuestros hijos. Lo peor de todo es que los invasores no se conforman con sacarnos nuestro trabajo, nuestra familia, amigos, dinero, sino que también nos quieren sacar nuestra identidad. Los invasores vinieron con la intención de quedarse con nuestra vida, así que tengan mucho cuidado y miren bien a las personas que los rodean porque puede ser que se lleven una sorpresa, ya que puede ser que del día a la noche ya no sean las personas que ustedes creen, sino unos extraños. Ellos son falsos, mentirosos, no tienen sentimientos ni emociones, no lloran porque no tiene alma, son vacíos de espíritu, poseen la inteligencia de un Maquiavelo.
Hay veces que la unión hace la fuerza, lástima que nuestro estado no promueva eficazmente la fuerza de la libertad. No confundamos cuando decimos que todo lo que hacemos está bien, porque siempre uno lo que hace cree que está bien, porque no tenemos un criterio objetivo de nosotros mismos y cuesta reconocer que nos equivocamos o estamos equivocados. Algunas personas se llenan de soberbia creyendo que todo lo que están haciendo está bien y lo peor es que se comparan con otras gestiones pensando insolentemente que ellos son mejores; yo les aconsejaría que se pongan a pensar un poco y reflexionar sobre lo que están haciendo, tal vez se sorprenderían con la verdad. Que realicen las cosas como deben ser; porque es fácil hacer una silla pero si no tiene las cuatro patas no es silla.
Muchos dan el calzado pero no el cordón, es decir abren una puerta pero te cierran tres o más. Por ejemplo como dijo una política "somos la gestión que más construimos escuelas". Felicitaciones, porque la verdad que en Argentina se necesitan escuelas pero con docentes y alumnos, porque una institución educativa vacía nos es escuela. Otro claro ejemplo es la seguridad, pues cuanto más policías o seguridad hay, más inseguros estamos y desprotegidos nos encontramos. Bueno, tal vez exageramos, porque el ministro de seguridad dijo que es "una sensación de inseguridad" ¿es de verdad una sensación nada más? o ¿tal vez no se estará equivocando él? porque la verdad es que si salimos a la calle no sabemos si regresaremos como muchos que salieron y no regresaron y a otros que todavía los están esperando que vuelvan.
Felices tenemos que estar porque construcciones de obras públicas no nos faltan, lástima que cemento, cal, ladrillos y arena no comemos porque, ¡qué buena vida tendríamos que estar viviendo ¡
Les puedo aseguran que aunque parece que el cielo cada vez más se va oscureciendo siempre amanece. El cambio es posible, difícil pero posible porque todas las cosas buenas cuestan un poco pero la perseverancia triunfa. Crecer no significa sólo construir obras públicas sino que progresar implica crecer económicamente, es decir, el dinero tendría que tener un valor real constante y no como ahora que no vale nada; las empresas, las industrias y los pequeños emprendedores deberían crecer y así crear fuentes de trabajo y formar ciudadanos honrados, trabajadores y así también las familias prosperarían. Tendríamos que valorar nuestras fuentes de crecimiento, sí, valorar a nuestra materia prima, el campo, a los productores que son unas de nuestras riquezas y dejar de tirarles basura y desmerecerlos.
Un lugar especial merece la educación, sueño de los primeros estadistas y próceres de la patria. Cuando la educación sube su nivel y calidad significa porvenir y libertad. Ese es el camino que se debe andar para caminar hacia el futuro que nos propone el Bicentenario tan esperado, festejado, celebrado con emoción en cada rincón de país.
Cuando los valores se encuentran en una crisis que nos pone al borde de un precipicio es el momento de poner todo el mejor esfuerzo para salir. Juntos podemos salir del camino de irrealidad que no queremos y transitar el verdadero sendero del crecimiento y la verdad. Es deber de los gobernantes escuchar a un pueblo que demanda. Yo quiero un país solidario, honesto, donde sus ciudadanos sean un equipo que trabaja en conjunto por el bien común, como reza el lema de los mosqueteros "Todos para uno y uno para todos".
Motivemos a nuestra juventud a creer que el cambio es posible. Con esfuerzo y con mucha paciencia lograremos construir un país libre y próspero donde podemos vivir todos, sin carencias y con dignidad.
Tenemos que dejar de alucinar nuestra felicidad y dejar de creer que no es posible porque la verdad es que, sí, es posible pero depende de nosotros. No evadamos nuestra realidad y problemas, mejor enfrentémoslos y trabajemos en busca de un cambio que nos beneficie a todos y no sólo a unos pocos. Dejemos de lados nuestros egoísmos y ambiciones y preocupémonos en buscar una sociedad donde podamos vivir como todo hijo de esta tierra se merece.
Rompamos el espejo y dejemos de alucinar pues los sueños son sólo sueños y nada más, pero los pensamientos como me dijo mi admirable y respetada profesora "Los pensamientos se vuelven ideas; las ideas en proyectos; los proyectos en acciones". Entonces pongámonos a pensar en que todo es posible cuando uno de verdad lo cree.
Espero entiendan que lo que quise contar es mi forma de ver la realidad. Sé que muchos creerán que estoy equivocada o lo peor que estoy loca, pues si es así ¡bienvenida sea la locura!
Autor:
Avalos Antonela
Santigo Mariela