1.-INTRODUCCIÓN
1.1-Objeto y resumen del estudio
Este estudio tiene como finalidad analizar y determinar los riesgos laborales existentes en la actividad del marisqueo de a flote, desde los riesgos derivados de la actividad hasta los riesgos de la manipulación de las capturas, pasando por los riesgos de la embarcación. Una vez determinados éstos, se describirán las medidas oportunas para prevenirlos y hacer que el desarrollo de la actividad sea lo más segura posible para el trabajador.
1.2-Descripción de la actividad
El marisqueo de a flote es una actividad centenaria que se desarrolla en zonas cercanas a la costa y que apenas ha sufrido modificaciones en su desarrollo a lo largo de la historia. Se realiza desde embarcaciones de pequeño tamaño que pueden ser de madera o P.R.F.V., propulsadas por motores fueraborda. La herramienta utilizada en esta tarea se denomina "raño" o "rastro", que consiste en una larga vara, normalmente de madera de eucalipto o tubo de plástico en cuyo extremo lleva una estructura de acero diseñada para rascar el fondo del mar y retener el material arrastrado. La longitud de la vara depende de la profundidad a la que se trabaje, que puede llegar a ser de 10 metros desde la embarcación hasta el fondo. Las varas usadas en estos casos pueden llegar a superar los 25 m. de longitud. Una vez rascado el fondo, el raño se sube hasta la superficie y al agitarlo, el substrato se cuela por las rendijas mientras que las especies quedan retenidas. Una vez recogidas las capturas, que suelen ser almejas o berberechos, se vuelve a lanzar el raño al fondo y se repite la maniobra hasta que se consigue el cupo de marisco establecido.
Esta actividad se caracteriza por su carácter familiar (los tripulantes suelen ser de la misma familia y en caso de un solo tripulante éste es el armador), la antigüedad de la flota, el tamaño reducido de las embarcaciones y su carácter artesanal.
Foto: varias embarcaciones realizando marisqueo de a flote con raño.
1.3-Detalles de la embarcación
La embarcación en la que se centra este trabajo está fabricada en Plástico
Reforzado con Fibra de Vidrio (P.R.F.V.). Cuenta con licencia para pesca local con
artes menores no reglamentadas, con propulsión fueraborda y que de acuerdo con el
"Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en la Mar" (SEVIMAR)
pertenece al Grupo III, Clase R, Pesca Local.
Las características principales son:
o Eslora total…………………………………………..5.35m
o Manga………………………………………………..2.20m
o Puntal…………………………………………………0.83m
o Potencia propulsora…………………………………30HP
o Tonelaje de registro…………………………………2.24T
o Tripulación………………………………………1 persona
o Capacidad tanque combustible……………………….25l
Sobre la cubierta en la zona de popa se sitúa un arco metálico que sirve de soporte a luces de navegación, pesca y sin gobierno, así como las antenas de los equipos electrónicos.
Bajo la popa también hay un pañol donde se coloca el tanque de combustible del motor. En este caso se trata de un tanque portátil de 25 l. de capacidad y cuyo combustible es gasolina sin plomo de 98 octanos.
Tanque de combustible.
La embarcación dispone puertas o tapas para el acceso a los pañoles, a proa y popa. No son estancas.
La embarcación monta suficientes cornamusas y guía cabos a proa y popa, a ambas bandas, que permiten un correcto laboreo de los cabos de fondeo y amarre.
El motor es accionado desde la propia empuñadura del motor principal dispuesta para tal efecto. Mediante tomas de fuerza acciona el generador de carga de la batería. Ésta alimenta una instalación eléctrica de c.c. a 12 voltios para los servicios de fuerza y alumbrado, con cableado revestido para resistir al agua de mar, los hidrocarburos y es de débil propagación de llama. Las canalizaciones eléctricas están cuidadosamente aisladas, protegidas y fijadas con abrazaderas y no pasan por los fondos o por lugares donde existe riesgo de inmersión, aunque sea temporal. La batería está situada en una caja resistente que puede recoger un derrame accidental, forrada de un material resistente al electrolito y está amarrada de modo que se previene todo riesgo de suelta, cualquiera que sea el ángulo de escora de la embarcación.
Foto: embarcación amarrada en el puerto de O Grove.
Figura: planos de alzado y perfil de la barca.
1.4.-Antecedentes legales.
La flota de bajura que trabaja con artes menores supone el 86% del total de la flota gallega, contando con un total de 4202 buques. De esta flota 3786 embarcaciones tienen menos de 12 metros de eslora, quedando así fuera de la definición de buque que aparece en los reales decretos, que contempla esloras mayores o iguales a 15 metros.
Nos encontramos por tanto con los siguientes inconvenientes:
La pesca no figura en el Anexo I (R.D.39/97, Art.35), excepto las actividades de buceo.
Pocas embarcaciones están afectadas por el R.D. 1216/97 (Buque nuevo 15m., Buque Existente 18 m de eslora)
Importante número de trabajadores autónomos en el sector, sin obligaciones en P.R.L., excepto las que se derivan del R.D. 171/2004
Ausencia de Plan de Prevención en algunos casos. En muchos casos, la prevención solo se ve como un gasto más.
En las embarcaciones que si tienen plan de prevención, se evidencia una deficiente integración del mismo en el proceso de trabajo, y escasa gestión preventiva.
Este vacío legal hace que la mayoría de los mariscadores de a flote carezcan de formación en temas de prevención de riesgos laborales, cosa que favorece la gran cantidad de accidentes que se producen en este sector, si bien es cierto que en los últimos años las cofradías de pescadores están organizando cursos de formación para sus socios con el fin de reducir la siniestralidad en el mar.
2.-IDENTIFICACIÓN DE RIESGOS.
2.1.-Riesgos relacionados con la actividad
En el marisqueo de a flote existen diversos factores de riesgo como por ejemplo: las jornadas excesivamente largas, que producen fatiga en los marineros; la limitación del espacio para el trabajo; las condiciones ambientales; el vaivén del medio marino; el izado de grandes masas; la mala planificación del trabajo; el mal estado de la embarcación, instalaciones o del raño; la falta de formación o de experiencia, etc. Esto nos puede dar una idea de siniestralidad que posee la pesca marítima, por ello es conveniente identificar y conocer todos los riesgos y tomar las medidas preventivas necesarias.
2.1.1-Riesgos físicos
A continuación se describen los principales riesgos físicos derivados de la actividad del marisqueo de a flote:
o El frío: El ser humano es un animal de sangre caliente, es decir, debe mantener su temperatura corporal alrededor de 37 grados centígrados. Cuando la temperatura corporal disminuye mucho se produce una hipotermia, que significa que el organismo pierde más calor del que puede producir. En ese momento el cuerpo humano reacciona de dos formas, por un lado produciendo más calor a través de contracciones musculares y por otro lado ahorrando calor. La sangre deja de pasar por los vasos sanguíneos de la piel, que por esa razón se vuelve blanca en esas situaciones. Si estas reacciones no son suficientes se puede manifestar también el temblor de dientes, dificultad en el habla, dificultad para manejar herramientas e incluso podrían producirse conmociones que en el peor de los casos culminarían con la muerte.
Las partes del cuerpo por las que se pierde más calor son: la cabeza, cuello, axilas, manos, ingles y las plantas de los pies. Así que se deben mantener cubiertas estas zonas adecuadamente, con el fin de evitar en todo lo posible las pérdidas de temperatura.
• o La humedad: La humedad afecta aumentando la sensación de frío. A la misma temperatura ambiente, el trabajador tiene mayor sensación de frío si está húmedo que si está seco. Además, el trabajo realizado bajo los efectos de la humedad favorecerá que a largo plazo puedan manifestarse en el trabajador enfermedades de tipo reumático. La aparición del reuma se aceleraría, cosa bastante frecuente entre los mariscadores en Galicia.
• o El calor: La exposición al calor puede dar lugar a pérdidas de conocimiento, mareos, vértigos, trastornos circulatorios y cardíacos. Las afecciones más típicas debidas a él son:
Golpe de calor: Se produce cuando el sistema que controla la temperatura del cuerpo falla y la transpiración (única manera eficaz que tiene el cuerpo de eliminar el calor) se hace inadecuada. La piel de los afectados estará muy caliente y, normalmente, seca, roja, o con manchas. El afectado presentará síntomas de confusión y desorientación, pudiendo llegar a perder el conocimiento y sufrir convulsiones.
Agotamiento por calor: Resulta de la pérdida de grandes cantidades de líquido por la transpiración, acompañada, en ocasiones, de una pérdida excesiva de sal. La piel del afectado estará húmeda y presentará un aspecto pálido o enrojecido. El afectado continúa sudando pero siente una debilidad o un cansancio extremo, mareos, náuseas y dolor de cabeza, pudiendo llegar en los casos más graves, a la perdida de la consciencia.
Calambres debidos al calor: Son espasmos dolorosos de los músculos que se producen cuando el trabajador suda abundantemente e ingiere grandes cantidades de agua, diluyendo los líquidos del cuerpo mientras éste sigue perdiendo sal, lo que puede provocar dolorosos calambres. Los músculos utilizados para trabajar suelen ser los más propensos a los calambres. Los calambres pueden presentarse durante o después de las horas de trabajo y pueden ser aliviados consumiendo bebidas isotónicas o líquidos ricos en sal.
Desmayos: Debidas a la exposición del trabajador a temperaturas elevadas, especialmente si el trabajador permanece de pié e inmóvil.
Sarpullidos: Debido a las dificultades para eliminar la transpiración, lo que hace que la piel permanezca húmeda largos periodos de tiempo. En estos casos los conductos de transpiración se obstruyen y aparece un sarpullido en la piel.
La mejor forma de prevenir estos problemas es mantener una buena hidratación corporal, evitar exposiciones prolongadas al sol, llevar ropa fresca que facilite la ventilación corporal, reducir los tiempos de trabajo y realizar descansos cada cierto tiempo.
Sin llegar a los casos extremos, una temperatura no adecuada puede producir numerosos catarros, molestias e incomodidad a los trabajadores y trabajadoras, afectando a su bienestar, a la ejecución de las tareas y al rendimiento laboral.
• o El viento: El viento disipa más rápidamente el calor de nuestro cuerpo, haciendo que la sensación de frío sea mayor que si no hubiese brisa.
• o El Sol: La exposición prolongada y continuada al sol lesiona la piel que está directamente expuesta a la luz solar. Esta lesión se denomina dermatitis y provoca el aumento del grosor de algunas capas de la piel para poder protegerse mejor de la radiación solar. También hay un aumento de la coloración en estas zonas, ya que la piel intenta conseguir así una mayor protección contra esos rayos.
Con el tiempo pueden aparecer lesiones cancerosas en las zonas más expuestas que padecieron dermatitis durante años por exposición a los rayos solares.
Las zonas donde se produce dermatitis con mayor frecuencia son, en esta actividad, la nuca, las orejas, manos y antebrazos. Estas zonas normalmente están descubiertas. La mejor manera de evitar estas lesiones es intentar reducir lo máximo posible la superficie de piel expuesta a la luz directa del sol. Para ello se deben proteger las partes antes mencionadas bien con elementos como gorros, guantes, orejeras…
o bien con cremas solares que reduzcan la acción de los rayos del sol sobre la piel. También es importante mantener la piel sana (con una buena hidratación y elasticidad) por medio de cremas adecuadas, que se deben aplicar sobre todo después de una exposición prolongada al sol. Las personas de piel más blanca deberán extremar las medidas de protección.
En los casos de exposiciones muy intensas, sin ningún tipo de
protección, se pueden producir auténticas quemaduras, que requieren un
tratamiento especializado, igual que otros tipos de quemaduras por otros
agentes (como fuego, frío, agua caliente…).
La luz solar puede también dañar los ojos al estar incrementada por el
efecto de la reflexión en la superficie del agua. Se debe evitar su
incidencia mediante el uso de sombreros con visera, así como gafas con
filtro solar. De no tomar estas precauciones podrían llegar a producirse
verdaderas quemaduras oculares.
o Malas posturas: El mantenimiento de una misma postura durante períodos prolongados de tiempo producirá fatiga muscular en todos los músculos encargados de sostenerla. Por otro lado, los movimientos repetitivos (sobre todo si se realizan durante períodos de tiempo largos) pueden dar lugar a patologías en huesos y músculos.
Existen una serie de factores de riesgo que favorecen la aparición de
estas lesiones en los huesos y en los músculos (lesiones osteo
musculares):
1 El mantenimiento de posturas forzadas.
2 La aplicación de una fuerza excesiva.
3 Los ciclos de trabajo muy repetitivos.
4 Los tiempos de descanso insuficientes.
o Cambio de horarios: La actividad del marisqueo de a flote se rige por las mareas, de tal forma que cada día los trabajadores tienen un turno de trabajo distinto, que puede a veces desarrollarse desde la madrugada hasta media mañana o desde la mañana hasta haber sobrepasado el mediodía. Esto provoca un triple desajuste entre el tiempo de trabajo, el tiempo biológico y el tiempo social.
La alternancia del horario de trabajo provoca en el trabajador los siguientes efectos:
Trastornos gastrointestinales.
Pérdida del apetito.
Alteraciones en el sueño.
Trastornos nerviosos.
Mayor gravedad de los accidentes.
Insatisfacción personal en el trabajo.
Empobrecimiento de las relaciones sociales y familiares.
• Aumenta el número de accidentes de trabajo. Sobre la actividad laboral también hay efectos:
Aumento del número de errores.
Reducción del rendimiento.
Disminución de la capacidad de control.
2.1.2.-Enfermedades derivadas de la actividad.
El desarrollo continuado de esta actividad puede producir una serie de enfermedades siendo las más comunes las que se describen a continuación:
• Síndrome del túnel carpiano: aparece en los pulsos tras años de trabajo. Debido a los microtraumatismos, se comprime un nervio (el nervio mediano) que pasa por el pulso. La compresión de este nervio produce dolor y hormigueo en los tres primeros dedos (pulgar, índice y corazón), que pueden ser más intensos por la noche.
A largo plazo puede aparecer falta de sensibilidad en la yema del dedo pulgar, así como imposibilidad de coger objetos entre ese dedo y los demás (no se puede hacer palanca con el pulgar).
La prevención de esta enfermedad consiste en el uso de muñequeras específicas para evitar su aparición en sujetos con riesgo de padecerla por causa de su trabajo.
Tendinitis: Es la inflamación de los tendones musculares del pulso y de los dedos. Produce dolor al abrir y cerrar la mano.
Teno sinovitis: Es la inflamación de las bolsas de líquido que facilitan el movimiento de los tendones. Aparece dolor intenso y al mismo tiempo se produce una semiflexión en el dedo afectado, que no se puede estirar.
Artrosis: Consiste en el desgaste de algunos o todos los elementos óseos que componen una articulación. De esta forma, los huesos que componen la articulación encajan de forma incorrecta y provocan dolor y disminución de la movilidad. Las zonas más frecuentes donde se manifiesta son la columna vertebral, rodillas, dedos y la articulación coxofemoral.
Hernia de disco: Consiste en el desgaste de los discos que unen las vértebras, produciendo un dolor intenso en la espalda. Suele ser consecuencia de levantar grandes pesos o forzar inadecuadamente la columna durante largos períodos de tiempo.
Cistitis: Es una inflamación de la pared interior de la vejiga urinaria. Es más frecuente en mujeres.
Normalmente se produce por causa del frío y da lugar a unos síntomas muy molestos. La persona afectada tiene ganas de orinar continuamente, cuando orina solo expulsa unas pocas gotas que pueden ir acompañadas de dolor. Después de orinar se siguen teniendo ganas como si no se hubiese orinado.
La forma de prevenirla es intentar mantener el cuerpo lo más caliente posible. Para tratarla se suelen emplear unos desinfectantes específicos.
Si la cistitis aparece más de una vez (cistitis de repetición) se complica el tratamiento, ya que el utilizado anteriormente puede dejar de tener efecto.
2.1.3.-Riesgos biológicos
En esta actividad, el riesgo biológico más importante son las infecciones por hongos (micosis) o por tétanos (Clostridium tetani).
-Hongos: Los hongos están presentes en el medio ambiente normal, y por lo tanto, también en la piel. Cuando se producen lesiones como pueden ser rozaduras, heridas, cortes… los hongos colonizan la piel lesionada. Esta colonización comienza en la zona de infección y se va extendiendo, por lo que cada vez es más grande la zona afectada. Esto también produce picor, por lo que el individuo afectado tiende a rascarse y a trasladar la micosis a otras zonas de la piel.
La micosis aparece muy frecuentemente entre los dedos de los pies, lo que se conoce como pie de atleta. Esta enfermedad se produce cuando los hongos se introducen en las heridas que se producen entre los dedos de los pies (que pueden ser producidas por el sudor, el uso de calcetines de nailon o por el uso de calzado inadecuado). Para prevenir la aparición de estas heridas se debe hidratar adecuadamente la piel y usar los calcetines adecuados. También es importante secar el interior de las botas.
Es importante mencionar que las micosis son lesiones difíciles de tratar, ya que cuando empieza a disminuir la infección, la persona afectada tiende a dejar el tratamiento, por lo que los hongos vuelven a extenderse de nuevo. Es muy importante seguir el tratamiento fungicida hasta que la infección remita por completo y siempre bajo la supervisión de un médico.
El tratamiento a seguir consiste en aplicar pomadas antimicóticas, que deben aplicarse sobre la zona afectada y también por sus alrededores para impedir que se siga extendiendo. En caso de ser necesario se acompañará el uso de las pomadas con comprimidos.
-Tétanos: Una de las complicaciones más graves de cualquier corte, laceración, quemadura, úlcera de piel, mordedura o herida, aunque sea pequeña, es la infección por tétanos. Una vez adquirida la enfermedad, su cuadro clínico es grave y de gran letalidad ya que de dos o tres personas que contraen la enfermedad una fallece, aun con tratamiento correcto. El único medio de prevención eficaz de la enfermedad es una correcta vacunación.
2.2.-Riesgos relacionados con la embarcación
La flota de pesca con artes menores está incluida dentro de lo que se conoce como flota de bajura. Una característica de este tipo de flota es su carácter familiar, ya que el propietario suele ir a bordo de la embarcación y su tripulación (en caso de que la hubiere) suele tener lazos de parentesco con el mismo.
Suelen ser además embarcaciones con una elevada antigüedad y unas condiciones de seguridad muy pobres. Si a esto le añadimos las duras condiciones de la actividad del marisqueo se explican las altas tasas de siniestralidad que hay en el sector de la pesca en Galicia.
Los riesgos más frecuentes en las embarcaciones que se dedican al marisqueo de a flote son:
• Caídas dentro de la embarcación: Pueden ser debidas a:
• o Presencia de objetos que puedan producir tropezones o caídas como por ejemplo boyas, cabos, cubos, etc.
• o Presencia de sustancias resbaladizas que propicien los resbalones.
• o Mareos debido a la fatiga o al vaivén de la embarcación.
• o Golpes de mar cuando las condiciones climáticas son lo suficientemente severas.
Para evitar estas caídas se debe tener el suelo de la embarcación lo más seco y limpio posible, libre de objetos con los que se pueda tropezar y contar con el calzado adecuado para evitar resbalones. Si el trabajador se siente mareado o el oleaje sacude con fuerza la embarcación se debe ir sentado salvo que sea estrictamente necesario caminar por la embarcación.
Golpes y atrapamientos: Los golpes suelen producirse con elementos sobresalientes de la embarcación, como por ejemplo las cornamusas o los guía cabos. Los atrapamientos suelen producirse por ejemplo con cabos cuando se lanza el ancla u otros cabos que pueda haber mal colocados en la cubierta. Para evitar estas situaciones se deben tener los cabos debidamente recogidos y nunca en medio de la zona de trabajo. Tanto al lanzar el ancla como al izarla se debe tener siembre vigilado el cabo para evitar quedarse enganchado en él.
Riesgo de incendios: La presencia de materiales inflamables en la embarcación, el mal estado de la instalación eléctrica, el sobrecalentamiento del motor fueraborda, la mala protección del tanque de combustible o las imprudencias del trabajador pueden propiciar la propagación de un incendio. En el apartado 3.2.1 se detallan las medidas preventivas para reducir las probabilidades de que se declare un fuego a bordo.
Caídas al mar: En el marisqueo de a flote las caídas al mar no son sólo uno de los accidentes más frecuentes, sino que también son una de las principales causas de fallecimiento.
Las caídas pueden ser producidas por tropezones, pérdida de equilibrio, enganche con un cabo, resbalones, caída al lanzar o subir el raño, caída al acceder o abandonar la embarcación, etc.
Para prevenir las caídas se debe contar con un calzado con suela antideslizante, mantener el suelo de la embarcación limpio y libre de objetos con los que se pueda tropezar y evitar caminar o situarse en el borde de la barca.
Cuando se accede o abandona la embarcación, ésta debe estar correctamente amarrada al muelle y a una distancia de este lo suficientemente segura para cruzar con seguridad.
Para evitar el ahogamiento en caso de caída, el trabajador debe llevar en todo momento un chaleco salvavidas homologado y perfectamente colocado.
Además para reducir las pérdidas de calor en el agua y retrasar la aparición de la hipotermia se deben seguir los siguientes procedimientos:
-Flotar con las piernas juntas.
-Flotar con los codos pegados a los costados.
-Flotar con los brazos cruzados sobre el pecho.
• Hundimiento de la embarcación: En determinados casos, la barca puede sufrir pequeños encharcamientos, debido al agua de lluvia o de salpicaduras de la mar. Éstos se pueden solucionar achicando el agua bien manualmente o mediante una bomba eléctrica. Ahora bien, también existe el riesgo de que la embarcación se inunde debido a una brecha de agua, pudiendo llegar a producir el hundimiento del barco, o que se produzca un vuelco debido al mal tiempo o a un mal reparto de la carga. Para evitar los vuelcos producidos por un exceso de peso en un lado de la barca se debe evitar siempre situarse en los bordes de ésta y tener los elementos que haya a bordo repartidos equitativamente y bien sujetos para mantener la lancha equilibrada. Para prevenir la apertura de brechas en el casco se debe navegar siempre por aguas conocidas, evitando las zonas de rocas o de poca profundidad.
Para evitar el hundimiento de la embarcación en caso de que se llene de agua se deben instalar en ella unas cámaras de flotación. En el apartado 3.2 se describen en detalle las cámaras de flotación que se le instalaron a la lancha de este trabajo.
• Vibraciones: Cuando el mariscador ejerce el gobierno de la embarcación, debe sujetar el timón del motor fueraborda, el cual transmite vibraciones al conjunto mano-brazo en mayor grado y al resto del cuerpo en grado menor. La transmisión de vibraciones al sistema mano-brazo puede dar a una serie de trastornos neuro-vasculares, conocidos en conjunto como "síndrome de vibración en mano-brazo", "síndrome de dedo blanco", o enfermedad de Raynaud, caracterizada en sus etapas iniciales por un entumecimiento de los dedos, pérdida de sensación de control, y porque los dedos se vuelven pálidos. En algunos casos (síndrome de Dart), se produce en cambio una inflamación y enrojecimiento de los dedos.
También puede aumentar el riesgo de a trastornos osteo-articulares, como artrosis en el codo y lesiones de muñeca.
Las vibraciones que afectan al cuerpo completo, pueden tener efectos perniciosos sobre la columna vertebral, provocando o agravando lesiones de los discos intervertebrales, lumbalgias, pinzamientos, lumbociáticas y lesiones raquídeas menores.
Aunque en sus primeras etapas estos efectos son reversibles, pueden dar lugar a lesiones crónicas o incapacitantes si se da alta exposición a vibraciones en un tiempo prolongado.
2.3.-Riesgos relacionados con la manipulación de capturas
Una vez realizada la captura del marisco, sigue habiendo determinados factores de riesgo que afectan al trabajador. Estos factores se manifiestan, por ejemplo en el transporte y la selección de las capturas.
2.3.1.-Riesgos en el transporte.
Cuando no se utiliza maquinaria para la carga y transporte de pesos, es el trabajador el que utiliza su cuerpo como palanca y máquina transportadora. Si se hace la carga de los pesos y su transporte de una forma incorrecta, pueden aparecer determinadas lesiones tanto en los músculos como en los huesos. Las lesiones más importantes son las que producen desviaciones óseas, sobre todo en la columna, que dan lugar a las lumbalgias por la manipulación constante a lo largo de los años.
Para manejar las cargas se deben tener en cuenta una serie de fases:
1 Sujeción manual: En esta fase se pueden producir rozaduras, cortes, heridas… en las manos. Si no se usan guantes se corre el riesgo de contraer tétanos. Las heridas producidas en el mar tienen el mismo riesgo de infectarse y de contraer tétanos que las producidas en tierra, y si no se está correctamente vacunado, hay que poner una inyección antitetánica (gammaglobulina antitetánica).
2 Levantamiento de la carga: Cuando se realiza de forma inadecuada, pueden producirse tirones musculares y lesiones óseas. Para evitar esto, en todo momento se debe mantener la espalda recta, los pies firmes y separados, y las rodillas flexionadas. De este modo, el mayor esfuerzo recaerá sobre las rodillas y no sobre la espalda.
MAL BIEN
3. Carga de pesos: Cuando se hace un reparto desequilibrado de la carga (más de un lado que de otro), la columna debe adoptar una postura compensatoria, lo que puede dar lugar a lumbalgias, ciáticas y tirones musculares.
El Real decreto 487/1997, del 14 de abril, recoge las disposiciones
mínimas de seguridad y salud relativas a la manipulación manual de
cargas que entrañe riesgos, en particular dorsolumbares, para los
trabajadores.
Pesos máximos recomendados según el RD 487/1997 del 14 de abril.
4. Transporte: La mejor manera de realizar el transporte sería mediante carros, el peso reposaría sobre éstos y no sobre el organismo. En su defecto, el uso de mochilas sería más adecuado que el transporte con cubos, ya que el peso iría en la espalda, evitándose las posturas compensatorias de la columna. Pero aún así, se sigue teniendo un sobrepeso en la región lumbar, con la consiguiente lesión en esa zona a lo largo de los años. En el caso de transportar el marisco en cubos, se deben llevar dos, uno en cada mano y con los pesos igualados para que la columna se mantenga recta durante todo el tiempo del transporte.
5. Descarga: La descarga debe realizarse sobre una superficie elevada y no sobre el suelo, pero si no fuese posible realizarla sobre un lugar alto, se hará de la misma manera que la carga pero en sentido inverso.
2.3.2.-Riesgos en la selección del marisco
La selección del marisco debe realizarse de la manera más cómoda y confortable posible. No es una técnica adecuada realizar la selección en cajas dispuestas en el suelo, ya que esto obliga a permanecer agachada a la persona que realiza la tarea, con lo que tendremos una postura forzada que, con frecuencia provocará lesiones y dolores musculares.
El marisco se debe seleccionar en una mesa de trabajo que permita hacer las operaciones necesarias en una postura no forzada, con la espalda recta, ya sea de pie
o mejor aun en una silla.
Todos los elementos necesarios para el desarrollo de la tarea deberán estar al alcance de la mano, sin necesidad de realizar giros o movimientos bruscos o forzados para alcanzarlos. En el caso de que sea necesario moverse para alcanzar algún elemento es aconsejable tener una silla giratoria y con ruedas para facilitar el desplazamiento. La mesa, además de tener el tamaño y altura adecuados, será de un material de fácil limpieza y desinfección.
3.-MEDIDAS DE PREVENCIÓN.
3.1-EPI"S.
A continuación se describen los equipos de protección individual adecuados para prevenir los riesgos citados anteriormente.
o Calzado: el más adecuado son las clásicas botas de goma. Su misión es mantener el pie aislado del agua. Estas botas deben cumplir una serie de requisitos, como son:
Deben ser de material resistente para no ser atravesadas por elementos punzantes o restos de conchas.
Deben tener la punta reforzada.
El número de bota será, por lo menos, un número mayor que el del calzado que se usa habitualmente. Con esto se consigue que la bota quede amplia, tanto a lo largo como a lo ancho para evitar deformidades en los dedos de los pies, rozaduras, callos, etc.
Dentro de la bota se usaran calcetines, a ser posible de algodón o de hilo (no de fibra), ya que así se absorbe bien el sudor del pie y se evitan picores, rozaduras e incluso infecciones provocadas por hongos; además de que así se mantendrán los pies calientes.
Las suelas deben ser antideslizantes para evitar resbalones y caídas.
o Guantes: Se deben usar ya que al trabajar en el ambiente marino se tienen las manos mojadas y esto dificulta la utilización del raño. Además también evitan el roce directo de la piel contra la vara, cortes, infecciones por hongos y el frío.
Botas usadas en el marisqueo de a flote
Pueden ser de goma fuerte, similares a los usados en tareas domésticas
o mejor aún de neopreno, siempre que permitan realizar el trabajo con soltura.
Guantes de neopreno
o Ropa: La ropa utilizada en esta tarea debe ayudar a mantener la temperatura corporal y proteger al trabajador contra los factores climatológicos.
Las telas tupidas son buenas aislantes del frío. Si las tramas del tejido son muy abiertas, dejan pasar el viento y ayudan a refrigerar el cuerpo en días de mucho calor. Los tejidos de nailon de trama apretada protegen perfectamente contra el viento y la lluvia. Las ropas más adecuadas son las de tejidos ligeros, con una capa exterior impermeable que protege del viento y la lluvia (ropa de aguas). La ropa usada debe permitir la transpiración, ya que el sudor puede producir sensación de frío al humedecer el cuerpo.
Una prenda muy adecuada para esta actividad son los vadeadores, que constan de unas botas unidas a una pieza de neopreno que llega hasta el tórax. Esta pieza, además de proteger del frío, protege al mariscador del agua que le salpica constantemente e incluso sirve para adentrarse en el agua cuando hay poca profundidad sin que el cuerpo se moje.
Ropa de aguas y vadeador usados habitualmente en el marisqueo de a flote.
o Chaleco salvavidas: Para evitar el ahogamiento en caso de caída al mar el trabajador debe llevar siempre el chaleco salvavidas. El chaleco más adecuado el que lleva un sistema de auto inflado al entrar en contacto con el agua. El chaleco se infla con el gas comprimido que hay en una pequeña botella que lleva incorporada. También debe contar con un silbato para pedir auxilio y con bandas reflectantes para que el náufrago sea localizado en la oscuridad.
El chaleco salvavidas ha sido el primer elemento de seguridad personal que ha sido homologado por la Comunidad Europea, concretamente con las normas CEN que establecen tres niveles de flotabilidad, medida en newtons, exigibles a los chalecos en función del tipo de navegación que se efectúe: 150 newtons, para la navegación de altura, 100 newtons para la costera y 50 newtons para las actividades en las inmediaciones de la playa. En nuestro caso, la flotabilidad exigible será de 100 newtons.
Los chalecos actuales están diseñados de forma que sus reservas de flotación mantienen la cabeza del usuario fuera del agua, aún ha perdido el conocimiento debido al impacto de la caída.
Algunas chaquetas presentan la posibilidad de incluir un chaleco salvavidas como forro extraíble gracias a una cremallera que puede usarse de forma independiente.
Chaleco salvavidas con autoinflado.
o Otras protecciones: Los pulsos sufren mucho en esta tarea, ya que el tirar del raño continuamente produce una gran fatiga en ellos. Se pueden proteger con correas de muñeca especiales para evitar las lesiones en esa zona.
Muñequera
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