La expansión hacia el oeste.
Después de la declaración de la independencia, los Estados Unidos no dejaron de crecer. La inmigración fue incesante al tiempo que el hallazgo de oro, las anexiones territoriales y el relativamente fácil acceso a la tierra posibilitaron un avance hacia el oeste. La población se expandió por todo el territorio: las vías fluviales también contribuyeron a ello. Al principio del siglo XIX, comienza en Estados Unidos lo que en la historia norteamericana se conoce con el nombre "la marcha hacia el oeste, la colonización del medio oeste agrícola por los denominados farmers que eran unidades familiares de producción pero que estaban absolutamente metidos en una economía capitalista. Es decir, que eran productores especializados que producían para el mercado. Esta masa de farmers estaba formada por inmigrantes europeos: ingleses, irlandeses, escoceses, que eran los que poblaron el medio oeste, y en esta expansión se dio la clave de las formas en que los Estados Unidos se produjo el desarrollo industrial.
La expansión hacia el lejano oeste, fue sin duda, uno de los factores más importantes de la historia estadounidense. Caravanas de pioneros iban en busca de la fertilidad de las praderas norteamericanas habitadas por indios y búfalos. Para ellos no había barreras insuperables: selvas, montañas, ríos eran obstáculos, pero no impedimentos para la gran expansión.
Sin embargo, entre los yacimientos mineros y los Estados se extendían grandes territorios controlados por diferentes sociedades indígenas. La conquista del Oeste, tuvo al menos dos caras: por un lado creaba nuevas oportunidades para miles de colonos blancos y una sociedad más democrática y con menos diferencias sociales; por el otro, llevaba a la formación de "reservas" en las que pueblos enteros eran mantenidos en cautiverio o al exterminio de su principal medio de vida: el bisonte. Las sociedades indígenas, que ofrecieron firme resistencia a la expansión de la sociedad blanca y adoptaron elementos provenientes de esa sociedad enemiga, como el caballo, y las armas de fuego, firmaron distintos tratados con las autoridades norteamericanas para demarcar territorios; sin embargo, estos tratados no fueron respetados y la expansión continuó. Después de la guerra civil, la conquista del Oeste entró en su fase decisiva. Hacia 1890 la larga resistencia indígena había terminado.
La Guerra Civil fue la culminación de cuatro décadas en las que se fraguaron profundas y arraigadas diferencias económicas, sociales y políticas entre los estados del norte y el sur. El sur, eminentemente agrícola, producía excelentes cosechas de algodón, tabaco y caña de azúcar que exportaba a los estados del norte o a Europa, pero dependía del norte para obtener manufacturas y los servicios financieros y comerciales necesarios para el desarrollo comercial. Subrayando las diferencias regionales, la mano de obra en el sur englobaba casi cuatro millones de esclavos negros. Aunque los plantadores esclavistas representaban una pequeña minoría de la población, dominaban no obstante la política y la sociedad sureña. En última instancia, los estados del sur fueron a la guerra básicamente para defender el derecho a conservar la esclavitud.
Para mantener la armonía entre norte y sur dentro de los partidos whig y demócrata, los líderes políticos intentaban evitar el tema de la esclavitud, pero a medida que aumentaba la oposición del norte a la extensión de la esclavitud a nuevos territorios, ignorar este tema se hizo cada vez más difícil. El Compromiso de Missouri de 1820 dejó zanjado el asunto temporalmente estableciendo el paralelo 36º 30' como la línea divisoria del territorio esclavista en Luisiana.
El conflicto, no obstante, volvió a encenderse cuando las fronteras de Estados Unidos se extendieron hacia el oeste tras la Guerra Mexicano-estadounidense. Las medidas del Compromiso de 1850 permitieron la admisión de California como estado libre y la organización de dos nuevos territorios —Utah y Nuevo México— resultantes de las tierras conquistadas en la guerra, aplicándose el principio de soberanía popular, por el que las cámaras legislativas territoriales decidieron de forma autónoma su posición con respecto a la esclavitud cuando se integraron como estados de la Unión.
A pesar del Compromiso de 1850, el conflicto continuó. El sur se había convertido en minoría y sus dirigentes veían cada vez con mayor preocupación las acciones del Congreso de Estados Unidos, sobre el que habían perdido el control. Los estados del noreste exigían para su desarrollo industrial una tarifa proteccionista, subsidios federales para realizar el comercio, y un sistema bancario y de moneda seguro. Los estados del noroeste acudían al Congreso buscando terrenos y viviendas gratuitas y ayuda federal para sus carreteras y canales. El sur, sin embargo, consideraba tales medidas discriminatorias, creyendo que favorecían los intereses comerciales del norte, y pensaba que era intolerable la agitación antiesclavista que se desarrollaba en varios estados, muchos de los cuales, por ejemplo, aprobaron leyes de libertad personal en un esfuerzo por contrarrestar el reforzamiento de las leyes de esclavos fugitivos. Los sureños también estaban preocupados por la frecuencia con la que obtenían cargos electivos los free soilers, políticos que propugnaban la no admisión de estados esclavistas en la Unión.
18- La aprobación de la esclavitud
El tema de la expansión de la esclavitud volvió a estallar en 1854, cuando el senador de Illinois Stephen A. Douglas consiguió la aprobación de un proyecto de ley que establecía dos nuevos territorios (Kansas y Nebraska), aplicando en ambos el principio de la soberanía popular. El Acta de Kansas-Nebraska, que invalidó el Compromiso de Missouri, levantó una ola de protestas en el norte, que concluyó con la formación del Partido Republicano, cuyo principal punto programático era la oposición a la expansión de la esclavitud.
Entretanto, en la lucha por el control de Kansas, el presidente demócrata James Buchanan pidió al Congreso que admitiera a Kansas en la Unión como estado esclavista, una propuesta que ofendió a los norteños; además, una resolución emitida en 1857 por el Tribunal Supremo de Estados Unidos sancionó la institución de la esclavitud al considerar que los esclavos eran propiedades y no ciudadanos y que el Congreso no tenía derecho a prohibir la esclavitud en los territorios que quisieran mantenerla o instalarla.
Una serie de debates celebrados en 1858, entre los dos aspirantes a senador por Illinois, Stephen A. Douglas y Abraham Lincoln, centraron la atención de todo el país como nunca antes había ocurrido sobre los aspectos políticos y morales del problema; Douglas defendía la soberanía de los estados, mientras que Lincoln propugnaba que la decisión sobre la esclavitud en los nuevos territorios dependía del Congreso. Douglas ganó las elecciones, pero Lincoln se consolidó como líder del Partido Republicano y en 1860 obtuvo el triunfo electoral que le permitió ser proclamado presidente de Estados Unidos.
19- La crisis secesionista
En las elecciones presidenciales de 1860, la división en las filas del Partido Demócrata dio como resultado la candidatura por parte del ala sureña de John Breckinridge, de Kentucky, y por parte del ala norteña de Stephen Douglas. El recién constituido Partido de la Unión Constitucional, que reflejaba el sentimiento de concesión aún arraigado en los estados fronterizos, nominó a John Bell, de Tennessee. Los republicanos eligieron a Abraham Lincoln, en una campaña en la que se oponían a la expansión de la esclavitud y apoyaban una tarifa proteccionista, subsidios federales para mejoras internas y una ley de residencia.
Los demócratas secesionistas aseguraron prácticamente la elección de Lincoln y esto a su vez convenció a los sureños que tenían que hacer un esfuerzo para lograr la independencia en lugar de quedar aislados políticamente. En marzo de 1861, cuando Lincoln tomó posesión de su cargo, Carolina del Sur, Mississippi, Florida, Alabama, Georgia, Louisiana y Texas se constituyeron en los Estados Confederados de América con Jefferson Davis como presidente, proclamando su secesión de la Unión, acto que Lincoln declaró ilegal en su discurso inaugural.
El 12 de abril de 1861, cuando se produjo el intento de reabastecer Fort Sumter, una instalación federal en Carolina del Sur, la artillería sureña abrió fuego. Tres días después Lincoln envió tropas para sofocar la rebelión. En respuesta, Virginia, Arkansas, Carolina del Norte y Tennessee se unieron también a la Confederación.
El 15 de abril, Lincoln pidió a los estados leales unos 75.000 voluntarios para defender la Unión. Era el inicio de la Guerra Civil estadounidense.
Ni el norte ni el sur estaban preparados para mantener una guerra en 1861. Con una población de 22 millones de habitantes, el norte contaba con un mayor potencial militar. El sur tenía 9 millones de habitantes, pero casi 4 millones de ellos eran esclavos negros cuya lealtad a la Confederación era de lo más dudosa. Aunque al principio contaron sólo con voluntarios, la necesidad obligó finalmente a ambos bandos a llevar a cabo un reclutamiento para crear un ejército. Antes de que acabara la guerra, el sur había alistado a unos 900.000 hombres blancos, mientras que la Unión había reclutado a dos millones de hombres (entre los que se encontraban 186.000 negros), casi la mitad de ellos hacia el final de la confrontación.
Además, el norte poseía claras ventajas materiales —en dinero y créditos, fábricas, producción de alimentos, recursos minerales y transporte— que resultaron decisivas. La capacidad combativa del sur se vio obstaculizada por la constante escasez de alimentos, ropa, medicinas y artillería pesada. Sin embargo, el sur, con una tradición militar más fuerte, tenía más expertos en el uso de armas y formó un eficaz cuerpo de oficiales, entre los que destacó Robert E. Lee. Sólo pudo encontrar Lincoln mandos militares del mismo calibre en Ulysses S. Grant y William T. Sherman.
La Confederación disfrutó de cierta ventaja al desarrollar operaciones defensivas en terreno conocido. Por contra, el norte necesitaba atacar en frente abierto y soportar enormes gastos en comunicaciones y suministros, por lo que todo presagiaba que su estrategia exigía una marcha directa por tierra sobre Richmond (en Virginia) la capital de la Confederación, para poner un rápido final a la guerra. Sin embargo, los asesores militares de Lincoln le convencieron que ejecutase el Plan Anaconda. Concebido por el general Winfield Scott, consistía en realizar un bloqueo naval en torno a la Confederación para impedir la importación de suministros de Europa, seguido de la invasión del valle del Mississippi para dividir a la Confederación.
Los confederados también tenían sus diferencias en torno a qué estrategia aplicar. Davis era partidario de una guerra defensiva prolongada que desgastara al norte, mientras que parte de sus asesores recomendaban una rápida ofensiva que impidiera al norte movilizar su superior contingente humano y bienes materiales, conscientes de que cuanto más se prolongara la guerra, menos oportunidades tenía el sur de ganarla.
En mayo de 1861 las tropas de la Unión, al mando del general Irvin McDowell, avanzaron sobre Virginia y se dirigieron hacia Manassas, base del principal ejército confederado, siendo derrotadas por éste el 21 de julio en la primera batalla de Bull Run.
Después de esta batalla, Lincoln sustituyó a McDowell por el general George B. McClellan como comandante del recién creado Ejército del Potomac, procediendo éste a su inmediata reorganización.
Durante 1861 el norte obtuvo algunos éxitos clave para asegurar los estados fronterizos de Maryland, Delaware, Kentucky y Missouri, donde prevalecía el sentimiento unionista, si bien los secesionistas eran también bastante fuertes. La importancia de Maryland radicaba en su proximidad a Washington y en la ubicación de Baltimore como punto de enlace del ferrocarril con el Medio Oeste. Kentucky y Missouri eran importantes para la estrategia bélica del norte porque controlaban los puntos de aproximación a los valles de los ríos Mississippi, Tennessee y Cumberland, por los cuales las fuerzas de la Unión podían introducir la contienda en el corazón mismo de la Confederación. En Virginia, los condados occidentales repudiaron la secesión, formaron un gobierno provisional y en 1863 fueron admitidos en la Unión como el nuevo estado de Virginia Occidental.
Con el Ejército del Potomac reorganizado, McClellan avanzó en la primavera de 1862 hacia la península situada entre los ríos James y York con la intención de marchar sobre Richmond. En la batalla de Fair Oaks y Seven Pines (31 de mayo-1 de junio) se repelió un ataque confederado y se eligió a Lee para sustituir a Joseph E. Johnston, que había resultado herido, como comandante del Ejército del Norte de Virginia. En junio el ejército de McClellan se aproximó a Richmond. Mientras tanto, el general Stonewall Jackson hizo avanzar su ejército confederado hasta el valle de Shenandoah y cruzó el Potomac, por lo que el gobierno negó a McClellan los refuerzos que él creía necesarios para atacar Richmond.
Con la intención de sacar el máximo provecho de la excesiva cautela de McClellan, Lee, con los refuerzos de los hombres de Jackson, se enfrentó a las fuerzas de la Unión formadas cerca de Richmond en la batalla de los Siete Días (25 de junio-1 de julio), que tuvo un resultado indeciso. No obstante, McClellan ordenó la retirada al río James, concluyendo así tristemente su campaña peninsular. Decepcionado por la excesiva precaución de McClellan, Lincoln nombró general en jefe al general de división Henry Wager Halleck, que había obtenido algunas victorias recientes en el oeste. McClellan conservó el mando del Ejército del Potomac, pero Lincoln trajo del oeste al general John Pope para que encabezara un nuevo ejército, formado principalmente por tropas que habían sido retenidas en el norte de Virginia para controlar a Jackson.
El 30 de agosto, en la segunda batalla de Bull Run, las fuerzas confederadas de Lee, Jackson y el general James Longstreet hicieron replegarse a las tropas de la Unión hasta Washington, donde Pope fue relevado de su cargo. Tras esta victoria, Lee sorprendió al norte invadiendo Maryland con 50.000 hombres. Con esta atrevida maniobra esperaba obtener el reconocimiento extranjero de la Confederación. McClellan detuvo el avance de Lee en la batalla de Antietam, pero por no perseguirle en su retirada, Lincoln le relevó del cargo.
A finales de 1862 el Ejército del Potomac reanudó su ofensiva contra Richmond, esta vez bajo las órdenes del general Ambrose E. Burnside, sufriendo una grave derrota en los alrededores de Fredericksburg, en Virginia, por lo que Burnside también fue destituido.
Mientras en el este la situación estaba en punto muerto, las operaciones militares de la Unión en el oeste tuvieron más éxito. El objetivo en este frente era controlar el valle del Mississippi para dividir en dos el territorio de la Confederación. A comienzos de 1862, Grant, con el apoyo de una flota de buques acorazados, consiguió capturar Fort Henry y Fort Donelson con lo que tenía vía libre para dominar el Mississippi. Mientras tanto, al oeste del río, las tropas de la Unión derrotaban a los confederados en Pea Ridge, Arkansas (6-8 de marzo), consolidando el control de la Unión sobre el Missouri.
El ejército confederado del norte de Tennessee se retiró hacia el Mississippi para intentar establecer una nueva línea de defensa, pero Grant detuvo su avance en la batalla de Shiloh. A principios de junio las fuerzas de la Unión habían invadido casi todo el este y el oeste de Tennessee y controlaban el sur del Mississippi hasta Memphis.
En una estrategia coordinada, las fuerzas de la Unión también avanzaron al norte del Mississippi. En abril, un escuadrón naval comandado por el capitán David Glasgow Farragut penetró en las defensas confederadas de la desembocadura del Mississippi y forzó la rendición de Nueva Orleans, el principal puerto de la Confederación. Durante los últimos meses de 1862, Grant consolidó su posición a lo largo del Mississippi. Buell, que había recibido órdenes de desplazarse a Chattanooga (Tennessee) se enfrentó a las fuerzas confederadas mandadas por el general Braxton Bragg. En diciembre, el general William S. Rosencrans, que había sustituido a Buell, se enfrentó a las tropas de Bragg en la batalla de Murfreesboro (Tennessee) obligándoles a retirarse. Entretanto, Grant se preparó para el asalto a Vicksburg (Mississippi), la última fortaleza de los confederados en el oeste.
Cuando retomó el mando del Ejército del Potomac, el general Joseph Hooker prometió invertir la larga serie de derrotas de la Unión en el este. En abril, con un ejército de 130.000 hombres, se preparó para atacar a Lee en Fredericksburg, pero su dubitativa ofensiva tuvo como consecuencia la derrota de sus tropas en la batalla de Chancellorsville (Virginia), frente a las fuerzas combinadas de Lee y Jackson, muriendo este último en el curso de la misma.
Animado por la victoria, Lee tomó la iniciativa y trasladó su ejército al norte con la intención de inducir a la Unión a negociar la paz. En junio, un ejército confederado de 75.000 hombres marchó sobre el valle de Shenandoah y entró en el sur de Pensilvania. El Ejército del Potomac (unos 85.000 hombres), mandado ahora por el general George Meade, se dispuso a detener el avance de Lee. Estos dos enormes ejércitos se enfrentaron en la batalla de Gettysburg, Pensilvania, en la que Lee, tras ser derrotado perdió una buena parte de su ejército en un ataque fallido.
En el frente occidental, en abril de 1863, Grant preparó sus fuerzas en un nuevo esfuerzo para tomar Vicksburg. Finalmente, y tras un largo asedio, el 4 de julio, el día después de la derrota de Lee en Gettysburg, la guarnición confederada se rindió. El ejército de la Unión había cumplido su objetivo en el oeste: dividir a la Confederación en dos partes.
Con el Mississippi en su poder, el alto mando de la Unión decidió expulsar a los confederados del este de Tennessee, Alabama y Georgia. En el otoño de 1863, Rosecrans y un ejército de 55.000 hombres tomaron Chattanooga, aunque posteriormente fueron derrotados por el ejército confederado de Bragg en la batalla de Chickamauga (19-20 de septiembre). Grant, ahora con el mando absoluto de las fuerzas de la Unión en el oeste, sustituyó a Rosecrans por George H. Thomas y se dirigió a Chattanooga con parte de su Ejército del Tennessee. En la batalla de Chattanooga, que duró tres días (23-25 de noviembre), las fuerzas de la Unión dislocaron las defensas confederadas y las obligaron a una retirada caótica.
Hacia finales de 1863 la guerra se había puesto a favor de la Unión. Tras su derrota en Gettysburg, Lee fue incapaz de mantener ninguna operación defensiva más en el norte. El ejército de la Unión en el oeste había dividido a la Confederación y su victoria en Chattanooga hizo posible extender la guerra a Alabama y Georgia.
Confiando en que finalmente había encontrado a la persona adecuada, a principios de 1864 Lincoln nombró a Grant comandante en jefe de todas las fuerzas de la Unión y éste diseñó una estrategia para asestar un golpe definitivo a la Confederación. El Ejército del Potomac, dirigido por Grant y Meade, se enfrentaría a Lee en el norte de Virginia y avanzaría hacia Richmond. Un ejército mandado por Sherman marcharía hacia el sur desde Chattanooga para adentrarse en Georgia y tomar Atlanta. Un tercer ejército a las órdenes del general Philip Sheridan, operaría en el valle Shenandoah y privaría a las fuerzas de Lee de los víveres de esa región.
A finales de marzo se puso en marcha el Ejército del Potomac, formado por 115.000 hombres. Tras sucesivos enfrentamientos con las tropas confederadas de Lee en Wilderness, Spotsilvania Couthouse y Cold Harbor, Grant decidió cortar la línea de suministros de Richmond tomando Petersburg, ciudad a la que puso sitio el 20 de junio.
Por su parte, y cumpliendo lo previsto en el plan de Grant, Sheridan ocupó el valle de Shenandoah, y Sherman tomó Atlanta; compensando el estancamiento de la situación en Virginia y contribuyendo a asegurar la reelección de Lincoln como presidente de la Unión en noviembre. El intento de reconquista de Atlanta llevado a cabo por el ejército confederado a las órdenes del general John Bell Hood, fracasó días después en la batalla de Nashville (15-16 de diciembre), quedando así desbaratada la resistencia confederada en el oeste. El 15 de noviembre Sherman inició su marcha hacia el mar. Dejando Atlanta en llamas, su ejército de 60.000 hombres avanzó finalmente sin oposición por Georgia, devastando el territorio a su paso. Savannah cayó poco antes de Navidad y el ejército de Sherman continuó hacia el norte adentrándose en Carolina sin encontrar apenas oposición. En abril de 1865 cayeron Mobile, Selma y Montgomery, en Alabama. Al mismo tiempo, Sheridan se preparaba para unirse a Grant y realizar el ataque definitivo al ejército de Lee. En abril de 1865 Grant consiguió finalmente apoderarse de la línea del ferrocarril que aprovisionaba a Richmond. Obligado a abandonar Petersburg y Richmond, Lee se retiró hacia el oeste esperando unirse al ejército confederado de Joseph Johnston en Carolina del Norte. Grant bloqueó su paso y el 9 de abril de 1865 Lee se rindió a Grant en Appomatox, Virginia. Con la rendición de Lee, los demás ejércitos confederados se fueron desplomando rápidamente. Tras la caída de Fort Sumter, Lincoln estableció el bloqueo a todos los puertos sureños con el fin de detener el suministro de víveres esenciales para la Confederación. Para romper el bloqueo, que ya era efectivo en 1862, el sur desveló su nueva arma, el Merrimack, una abandonada fragata a vapor de la Unión que los confederados habían cubierto con láminas de metal, convirtiéndola en una nave blindada capaz de destruir a los navíos del norte, pero que finalmente, hubo que retirar a Norfolk tras su enfrentamiento con el acorazado Monitor.
A lo largo de la guerra, la Marina de la Unión realizó importantes operaciones en apoyo del ejército. En 1861 las operaciones conjuntas aseguraron a la Unión las cabezas de playa de Hatteras Inlet (Carolina del Norte) y Port Royal (Carolina del Sur). La toma de Fort Henry en febrero de 1862 y la caída de Nueva Orleans el 1 de mayo, ambas con la decisiva intervención de la Marina, permitieron a la Unión controlar los ríos Mississippi y Tennessee. El éxito de Farragut al entrar en Mobile Bay en agosto de 1864 destruyendo la pequeña flota confederada que se encontraba allí, privó al Sur de un puerto seguro. Con un impacto similar, una operación conjunta por tierra y por mar en enero de 1865 cerró efectivamente Wilmington (Carolina del Norte), que había sido la principal base de los confederados.
Aunque el Sur carecía de una marina consistente, los corsarios confederados suplieron su ausencia, especialmente con el buque Alabama, finalmente derrotado cerca de las costas de Francia.
21- La guerra y las relaciones exteriores
La Confederación siempre esperó el reconocimiento y el apoyo del extranjero, especialmente de Gran Bretaña y Francia. Esa esperanza se cifraba principalmente en la dependencia de ambos países del algodón sureño para sus industrias textiles. Cuando Gran Bretaña y Francia declararon formalmente su neutralidad en 1861, ese acto constituyó el reconocimiento de la Confederación como poder beligerante, lo que levantó una vigorosa protesta del gobierno de Lincoln. Cuando en 1861 dos representantes confederados fueron sacados a la fuerza del vapor inglés Trent por autoridades unionistas, Lincoln los liberó en respuesta a la presión británica. Por otro lado, en 1863 Gran Bretaña accedió a prohibir la construcción de barcos confederados en sus astilleros. La diplomacia del algodón de la Confederación fue saboteada de diversas maneras. Antes de que estallara la guerra, las manufacturas textiles británicas habían almacenado grandes cantidades de algodón. Además, Gran Bretaña y el Norte estaban comprometidos en un comercio rentable para ambos: el norte compraba armas y manufacturas y Gran Bretaña trigo. Finalmente, con la proclamación de la Emancipación de los esclavos, la opinión pública internacional se decantó por la causa de la Unión.
Al comienzo de la guerra Lincoln y el Congreso dejaron claro que su único objetivo era mantener la supremacía de la Constitución y conservar la Unión. Consciente de la necesidad de contar con la lealtad de los estados esclavistas fronterizos, el presidente fue muy cauto al tratar el tema de la esclavitud, pero finalmente, el 1 de enero de 1863 entró en vigor la proclamación de Emancipación de los esclavos estadounidenses, que el presidente defendió como instrumento para debilitar a la Confederación.
La abolición definitiva de la esclavitud fue ratificada en diciembre de 1865, cuando fue aprobada la 13ª Enmienda de la Constitución.
El 8 de diciembre de 1863 el presidente firmó una Declaración de Amnistía y Reconstrucción. Excepto para los funcionarios y oficiales militares de alto rango de la Confederación, todos los sureños que juraran lealtad a la Constitución y obediencia a la legislación así como a las proclamaciones concernientes a la esclavitud tenían garantizada la amnistía. Cuando el 10% del electorado de un estado del 1860 hubiera cumplido estas condiciones, ese estado podía redactar una nueva Constitución, elegir nuevos cargos estatales y enviar representantes al Congreso. Este plan se convirtió en la base del posterior periodo denominado de Reconstrucción.
La Guerra Civil estadounidense se saldó con el resultado de 620.000 muertos.
Grandes territorios de Richmond, Charleston, Atlanta, Mobile y Vicksburg quedaron en ruinas. El campo por el que cruzaron los ejércitos contendientes acabó lleno de plantaciones asoladas, casas y graneros arrasados, puentes quemados y líneas de ferrocarril destrozadas. Muchas cosechas fueron destruidas o confiscadas, y gran parte del ganado se perdió. Más de cuatro billones de dólares en propiedades desaparecieron a causa de la emancipación, la repudiación de bonos y monedas confederadas, la confiscación de la producción de algodón y los destrozos de la guerra.
La guerra zanjó la cuestión del mantenimiento de la Unión; se desacreditó la doctrina de la secesión y, a partir de 1865, los estados encontraron otras formas de exponer sus diferencias. La guerra amplió la autoridad del gobierno federal, que ejercería una jurisdicción y poderes más amplios que en cualquier otro momento anterior en la historia del país.
Finalmente, la Guerra Civil estadounidense supuso la libertad para casi cuatro millones de negros.
24- La Reconstrucción en los estados del Sur
El primer asunto al que tuvo que hacer frente el país, una vez acabada la Guerra Civil (periodo conocido como la Reconstrucción), fue determinar cómo reintegrar a los estados secesionistas a la Unión. El plan de Lincoln consistía en readmitir a los estados suristas sin imponerles excesivas represalias, aunque el Congreso demandara mayor severidad. El presidente Andrew Johnson mantuvo inicialmente una postura similar a la de Lincoln. El Congreso aprobó en 1867 las Leyes de Reconstrucción, por las que la mayor parte del Sur quedaba dividido en cinco distritos militares, se garantizaba el derecho a sufragio a la población masculina negra, y a los antiguos dirigentes políticos confederados se les prohibió tomar parte en los gobiernos de los diversos estados.
La política adoptada por los sucesivos gobiernos de este periodo de la Reconstrucción provocó gran resentimiento en el Sur. Los sureños eran incapaces de aceptar cualquier forma de gobierno en el que negros y los delegados del Norte tuvieran un papel importante e intentaron alterar a los gobiernos federales con estallidos de violencia y, a través de la intimidación, orquestada sobre todo por el Ku Klux Klan. El Norte, cada vez más cansado de imponer la Reconstrucción por la fuerza, permitió que en 1867 los sureños lograran recuperar el control de los gobiernos de todos sus estados.
25- Lo ocurrido en America y Europa a mediados del siglo XIX
Durante estos años, así en América como en Europa, el movimiento hacia la creación de naciones apareció y reapareció como la tendencia política dominante del periodo. Todas las luchas que sucedieron durante este periodo expresión de este deseo de fundar o de ampliar un estado nacional. La expansión rusa por el Cercano Oriente trajo como consecuencia la Guerra de Crimea; el espíritu del "risorgimento" encendió la guerra italiana de 1859; los planes prusianos para la unificación de las Alemanias precipitaron la guerra austro – prusiana de 1866. La exasperación que llevo al sur de los Estados Unidos a separarse de la Unión, en 1861, fue menos poderosa que la voluntad de la mayoría de la nación que quería conservar la unión.
Tanto si las demandas de independencia o de expansión fueron frustradas por fuerzas superiores, como si venció el propósito de unidad, como en Italia, Alemania y los Estados Unidos, este deseo de forjar, o de conservar un estado nacional, se manifestó como el impulso mas poderoso y apremiante que agitó al mundo occidental.
El segundo principio político que dio forma a la era, el principio de la democracia parlamentaria, avanzó mas vacilantemente y dentro de limites mas estrechos. En Inglaterra, hizo progresos considerables; en Italia y en la Confederación del Norte de Alemania, el gobierno representativo inestable. Pero en Francia, la república democrática de 1848 se había transformado en una verdadera dictadura hacia 1852. La reforma mas notable, de esta era de reformas, que alteró la situación legal de muchísimas personas, fue la emancipación de mas de 5.000.000 de esclavos negros norteamericanos.
- Bustinza, Juan A. y otros; Historia 3: los tiempos contemporáneos, Argentina y el mundo. A-Z Editora. Febrero, 1993.
- Pasino, Alejandra y otros. Historia I. Biblioteca de iniciación, Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales, UNLZ. Marzo. 2000.
- Barral, María E. y otros. Historia: el mundo contemporáneo. Siglos XVIII, XIX y XX. Editorial Estrada. Diciembre. 1999.
- Enciclopedia Encarta.1998.
- Atlas de la Historia Universal. Editorial Clarín.
La reina Victoria. La Guerra civil de Estados Unidos. La unidad italiana. La unidad alemana La unidad italiana.
Trabajo enviado y reaizado por: María Fernanda Arima Fernanda[arroba]tordo.net
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