A PROPOSITO DE LA EDICION DE SU RECIENTE LIBRO
Queridos amigos:
Escribo este relato de apreciación personal a mi amigo el reverendo Juan Tamo Tamo, como un gesto de aliento y reconocimiento a su fortaleza por saber sobrellevar una secuela en su salud desde Julio del 2007, cuando sufrió el accidente cardiovascular (hemiplejia). Está comprobado que las palabras cargadas de sinceridad llevan energías positivas para atenuar las angustias y dolores que sufrimos ante lo inevitable.
Mi padre siempre aconsejaba: " es muy bueno, impartir buen ánimo, expresar saludos cordiales y dar aliento a través de los abrazos, las palmadas en los hombros, y estrechar fuertemente las manos, al igual que dar oraciones diarias",…y yo agrego que también son necesarios los elogios y los reconocimientos personales ante las prolongadas vidas, todos ellos forman el alimento espiritual que necesitamos todos los seres humanos en la ancianidad o cuando estamos convalecientes. Lo he puesto en práctica como terapia para mis padres y he tenido respuestas felices.
Por ésta razón, estas palabras escritas y publicadas tienen una dosis emotiva positiva y limpia, para ahuyentar todas aquellas vibraciones negativas o pesimistas que pueden encontrarse cotidianamente. Y espero que esta mi intervención opinable de un amigo grato y ajena a la familia Tamo, sea tomada en su real sentido emocional y humano que sólo recoge y revalora un hecho concreto para transformarla en mensaje agradable que al leerlas quedarán grabados en el corazón. Se que las buenas palabras de nuestro idioma pueden curar así como lo hacen el buen humor, la risa o los medicamentos.
En lo personal, recientemente he vivido dos episodios sucesivos que me causaron profunda tristeza y dolor por la partida definitiva de mis padres don Enrique Charres (92) 2010 y doña Manuela Vargas (87) 2011, dos vidas longevas que me dieron una gran lección de fortaleza y amor paternal, y sobre la cual he escrito ya un pequeño testimonio, cumpliendo así una promesa de gratitud y homenaje póstumo. Pequeña publicación que ahora es leído por miles de personas que siguen el Internet.
Hoy Enero 2012, deseo dejar constancia feliz de haber conocido a otra singular familia amiga, igualmente de larga vida cuyas vivencias recientes me han impresionado sobremanera, por esa tenacidad y sencillez con la que afrontan su ancianidad, me refiero al sacerdote amigo Juan Tamo Tamo (88) y su hermana Carmen Tamo Tamo, (80)… Y mi sorpresa fue mayúscula cuando recibo un libro de tapa verde de reciente publicación titulado MEMORIAS DEL PADRE TAMO, UNA VIDA CONSAGRADA AL PUEBLO DE DIOS.
Como todo lector sensible, no pude mas que expresar de inmediato mi admiración y por supuesto mis felicitaciones directas por tan bella obra intelectual, que demuestra cuan grande y generosa es la lucidez de su autor, lo cual , ya es una proeza porque nos pone a la luz un texto testimonial precisamente en el ocaso de su vida y cuando por esas cosas propias del género humano se convive con una secuela hemipléjica en la salud personal.
Gran ejemplo de un sacerdote católico cuya existencia esta marcada con los estigmas de una pureza espiritual, su fidelidad y el ejercicio pleno de las enseñanzas del Santo Evangelio, y en cuyo andar estuvo siempre presente su inseparable hermana Carmen Tamo, una dama noble, carismática de total sencillez y en cuyo semblante se puede leer la pureza de una mujer y la fortaleza típica de las damas arequipeñas nacidas al pie del Pichu Pichu, en ese paraje donde se disfruta un clima refrescante llamado Pocsi.
Precisamente, el libro está dedicado a ella con las siguientes palabras:" A mi hermana Carmen, con todo el afecto de mi corazón y amor sin medida, por su noble compañía durante toda mi vida sacerdotal en Aplao, Characato, Mollendo, Yanahuara y Pocsi (mi tierra), pidiendo a Dios sus bendiciones para ella; con las delicias del cielo"…y en la página 217, el autor dice: " en todo este recorrido, mi hermana Carmen siempre estuvo a mi lado, asistiéndome como si fuera una madre".
Fue un privilegio conocer a la familia Tamo, su hogar y visitarlos por muchas veces para charlas y conocer de cerca sus inquietudes y experiencias y desde luego, servirlos con profesionalismo cuando ellos solicitaban mis servicios, especialmente como pintor católico , en efecto, cinco de mis obras plásticas con temática religiosa católica se encuentran en aquella imponente iglesia ubicada en la plaza principal cuyo nombre es San Francisco de Asís de Pocsi, la Casa de Dios, un lugar bendecido y milagroso.
Antes de continuar con este pequeño relato que contiene algunas de mis apreciaciones humanas ciertamente superficiales, deseo en primer lugar, elevar mis agradecimientos a Dios Padre por darme inspiración para escribir y transmitir mi gratitud por la amistad y las bendiciones recibidas del reverendo padre Juanito, llamado cariñosamente, un sacerdote diocesano que hizo de su vida consagrada, los mejores signos de fidelidad, sencillez y simplicidad, valores que ahora se convierten en legados para la sociedad y sus allegados, de un hijo de Dios que ha sobrepasado ya los 60 años de apostolado, y quiénes profesamos la fe católica nos sentimos orgullosos de tener un pastor humano y generoso.
Igualmente, elevo mis oraciones al Padre Supremo por haberme dado habilidades artísticas y literarias, para usarlas por el bien común, especialmente cuando veo personas enfermas, ancianos o niños abandonados. Y las obras intelectuales hecho por adultos mayores, como el escribir y editar un libro no es tarea fácil, por lo mismo, no hay que escatimar palabras para elogiar a autores que en la edad postrera nos entregan un bien cultural de innegable valía…y el padre Juan ha dedicado casi tres años para sacarla a la luz su obra.
No es mi intención hacer un juicio de valor sobre el contenido del libro, tampoco una apología, sin embargo, creo que su contenido tiene relevancia histórica y literaria porque además de usar un lenguaje coloquial en la narración, sintetiza con propiedad datos y detalles precisos de la etapa mas intensa de experiencias y aprendizajes del Joven sacerdote Juan Tamo Tamo, durante su servicio pastoral en el acogedor valle de Majes, con su capital Aplao, ocurrido en la década de 1951-1960. Esta radiografía de hechos , familias notables, devociones católicas, fiestas patronales, actas parroquiales, personajes, profesiones, anécdotas, travesías, rifas y hasta hechos curiosos, los mismos que hasta hoy eran desconocidos. Sin duda, es un libro que todos los majeños debieran tenerlo en sus bibliotecas hogareñas.
Este ejemplo literario nos demuestra que la ancianidad puede ser un período fructífero de enseñanzas, y ello debe inducirnos a tomar conciencia sobre el cambio cultural que grandes y chicos necesitamos para entender con propiedad los valores que poseen los viejos, de manera que debemos desechar aquellos complejos de superioridad o egoísmos infundados que muchas veces nos hace actuar como seres irracionales cuando los maltratamos como si se trataran de seres de otra especie, dando a entender nuestra ignorancia con respecto al ciclo biológico de la vida que irremediablemente se acabará algún día.
Los viejos así como los niños necesitan extremos cuidados, comprensión y tolerancia, porque siempre nos presentarán episodios con exigencias no programadas, porque es así como ingresamos a una etapa de regresión con declive de nuestras fuerzas físicas y psicológicas porque gran parte de las neuronas motoras están debilitadas o perdidas, esto explica los vacíos mentales con alteraciones que en muchos casos se convierte en la conocida demencia senil, y aquí radica la importancia de seguir cultivando los ejercicios mentales a través de estímulos apropiados como la escritura , la lectura, los juegos de palabras, la conversación, la narración, etc.
La comunidad católica arequipeña y la iglesia peruana en su conjunto deben sentirse gratamente reconfortadas por haber tenido a un siervo de absolutas convicciones que mantuvo ese amor cristiano no contaminado hasta el final. Seguramente miles de personas comunes y fieles devotos de distintas congregaciones, hermandades y grupos de oración recuerdan sus sermones, predicas y aquella conducta de servicio social a los desvalidos y hermanos afligidos necesitados de fe. El presbítero Juan Tamo había nacido predestinado para ser ese curita de pueblo que irradia simpatía, sencillez, sosiego y consuelo.
Muchos feligreses traerán a sus mentes sus celebraciones de la Santa Misa ese rito de consagración divina diaria, que él concebía como "Comunicación directa con el Señor" tan indispensable para vivir y por cierto, elevadora y purificadora de todo corazón, ese mismo que impulsaba cuando cumplía su misión a plenitud en aquellos poblados y valles inaccesibles de la región Arequipa, y precisamente en tiempos antiguos cuando no habían medios de transporte ni facilidades de información.
Y para mi es doblemente satisfactorio, dedicarle estos párrafos escritos con el más sentido gesto de admiración que aprecio en la fase final de su vida personal, y tras haber ejercido una prolongada actividad sacerdotal, ahora le toca vivir en contemplación y paz, deseando alcanzar lo gloria que el Padre Todopoderoso le tiene reservado. El como hermano mayor, supo cuidar a su comunidad, a su familia y vecinos repartiendo amistad y caridad, también sus palabras de aliento que muchos lo recuerdan con gratitud eterna. Hoy al verlo caminar día a día con cierta dificultad y esfuerzo me recuerda los pasos dolorosos de Jesús al Calvario.
Esa presencia un poquito deteriora, es totalmente comprensiva considerando la longevidad de su existencia, hecho que en culturas del oriente es signo de felicidad, por tanto, todos quiénes lo conocemos debemos dedicarle nuestras oraciones para la prolongación de su vida en santidad para que sigamos percibiendo ese aire espiritual que seguramente él los manifiesta diariamente en sus rezos, intenciones, pensamientos y alabanzas íntimas en el silencio de su hogar bajo la feliz compañía de sus allegados y servidores que comparten el calor familiar en el atardecer de su existencia.
Desafortunadamente, yo no lo conocí, en la flor de su juventud ni en la madurez de su sacerdocio, y como profesional pintor y escritor católico, seguramente hubiéramos hecho obras de arte cristiano en bien de nuestra iglesia, pues hay coincidencias en gustos estéticos. Recién en el año 2003 a raíz de una solicitud de trabajo artístico para el altar principal de la Iglesia de Pocsi, pudimos entablar amistad y prolongadas conversaciones en su domicilio intercambiando recuerdos y puntos de vista sobre diversos temas.
Como ya he dicho, los detalles y pormenores de su labor sacerdotal en Aplao, provincia de Castilla, publicado en su libro de reciente edición, retrotrae un pasado sustantivo de enorme significado para la feligresía arequipeña, porque nos cuenta con legítima añoranza sus mejores años de aprendizaje y experiencias en el ejercicio juvenil de su misión pastoral, y una vez mas nos hace saber que allí encontró inspiración sobrenatural y la razón de su apostolado. La lectura y relectura del libro de 250 páginas nos traslada a escenarios no imaginables, es decir, a la lejana década de 1951-1960, cuando todo era diferente en aquellos libérrimos pueblos situados en toda la extensión del valle Majes.
Son sorprendentes sus lúcidos relatos, cargados de emotividad y humanismo porque nos habla de la coexistencia que debe haber entre comunidad e iglesia y cuan importante es la participación motivante del guía espiritual, en suma , remarca con claridad los valores de la cooperación comunitaria tan necesario en el trabajo pastoral cristiano de profunda evangelización, dirigida por su recordada parroquia San Pedro donde comenzaría su sacerdocio que años mas tarde se extendió por Mollendo, Characato, Yanahuara y Pocsi en la región Arequipa.
No me equivoco a remarcar la modestia y calidez en su trato amical como muy pocos sacerdotes lo tienen. Aquella imagen típica de un cura pueblerino de semblante nativo y sangre dulce los tiene el Padre Juan, nacido en el olvidado pueblo de Pocsi, una tierra singular donde alguna vez llegó San Francisco Solano en su periplo por las Américas. (1600); no es de mucho hablar, menos de actitudes arrogantes. Su humildad bendecida por Dios está a la vista, y ésa es la impresión que conservo y hago pública a través de este brevísimo testimonio.
Pasaron varios años, y aunque lo veía en la Catedral junto a sus hermanos sacerdotes compartiendo las liturgias, nos volvimos a encontrar el año 2010, con motivo de otra solicitud de trabajo profesional artístico siempre para su entrañable iglesia de San Francisco y así tuvimos nuevas charlas y varias visitas a Pocsi. En aquella ocasión mi sorpresa fue grande al verlo con la secuela de su enfermedad cardiovascular, pero, al mismo tiempo, fue alentador verlo abrumado de papeles, apuntes, libros, archivos , manuscritos ,etc , con un trabajo intelectual sorprendente mas una sonrisa en su rostro que reflejaba un ánimo positivo…y me dijo: "estoy escribiendo algunas de mis memorias". Comprendí y valoré rápidamente esa tenacidad intelectual para felicitarlo de inmediato con un fuerte abrazo.
En aquella ocasión también conocí a la Sra. Milagros Macedo, asistente personal que procesaba los manuscritos del padre Juan, de igual forma a su asistente la hermana Gina encargada de los cuidados en su salud personal; un entorno que lo acompaña hasta hoy en día, que nuestro Dios los conserve y conceda sus santas bendiciones…El padre Juan se había propuesto cumplir un deseo dormidos por muchos años, como era publicar un libro que narrara su labor pastoral de inicios de su sacerdocio, después de cumplir su formación en el Seminario de San Jerónimo por mas de 8 años.
Efectivamente, meses mas tarde, había logrado la meta: publicar su libro, y así el día 28 de mayo del 2011 cuando lo visité en un mañana a la hora del desayuno, me hace entrega de un ejemplar de aquel valioso libro de tapa verde, de 250 páginas en formato medio con un retrato en la portada, titulado MEMORIAS DEL PADRE TAMO, que de inmediato lo leí culminando la misma de corrido en cuatro horas..al final me inspiró a escribir un texto de opinión para el diario el Pueblo, que lamentablemente no fue publicado.
El Padre amigo conocía mis habilidades artísticas en la pintura religiosa, y tras varias conversaciones del reencuentro, me propuso que pintara algunos lienzos para la iglesia de Pocsi , pues era su deseo recuperar el valor cultural simbólico que tuvo en antaño aquella Casa de Dios antes de los terremotos ocurrido en 1860 y 1960. En efecto, gustoso acepté hacer realidad su pedido , además era una oportunidad para expresar admiración al pueblo de Pocsi, que me había impresionado desde la primera vez que lo visité. En la realización de las obras pictóricas mas que el interés económico consideré un privilegio pintar tres lienzos con alegorías representativas de la vida de San Francisco de Asís, el santo mas grade de la iglesia católica.
Tres meses mas tarde, un día 17 de Octubre del 2010 se colocaron los lienzos en las paredes del templo, viendo así realizados el sueño con la celebración de una santa misa de bendición . Fueron gratos momentos que compartimos con el pueblo, amigos y familiares, en cuya ocasión recibí inmerecidos elogios que sellaron tal acontecimiento histórico. También hay que indicar que en aquella oportunidad quedó un compromiso público de completar la serie franciscana que hacen un total de cinco unidades.
Simplicidad y modestia
Sin temor a equivocarme, creo que los grandes signos y virtudes que ha cultivado el padre Juan a lo largo de su existencia es la sencillez de sus actos y la austeridad en los bienes materiales, es así como ha enfrentado el quehacer cotidiano, lo cual es un mérito sobresaliente , coherente con los principios cristianos que él ha predicado y defendido. Nunca ha poseído un vehículo, no ha acumulado propiedades, no tiene negocios ni inversiones; su vivienda es modesta y simple, sin objetos suntuosos, su vestimenta es la misma de años.
Percibo que este ejemplo de vida sana, sin ambiciones desmedidas, sin codicia ni maldad, ha configurado un perfil de absoluta simplicidad y pureza en su corazón y que se mantuvo limpio todo el tiempo, y esa conducta es clave para irradiar bendiciones, consagrar peticiones , expandir sosiego y consuelo en las vidas afligidas por el pecado el error o la enfermedad. Y en la página 80 de su libro afirma que: "la sencillez es presagio de grandeza y el que se humilla será exaltado"
En nuestra sociedad moderna de gran consumismo, no es fácil evitar las tentaciones materialistas y carnales, ni siquiera la misma iglesia puede evitarlas cuando algunos de su miembros cae en las garras del poder y la frivolidad con un desmedido apetito en sus pasiones íntimas. El pueblo peruano mayoritariamente católico, se ha sentido golpeado en varias ocasiones cuando supo que hay sacerdotes que fallan sus votos perpetuos.
La fidelidad a los principios del cristianismo, exige un liderazgo firme de vida demostrable entre sus pastores, no puede haber hipocresía, retroceso ni posturas que corroan sus bases. Gran parte de la debilidad que hoy sufre la religión católica, precisamente, se debe a las conductas erróneas y defectos humanos que no se pueden controlar por flaquezas en la formación y el compromiso de gozar a plenitud en la misión espiritual de "predicar con el ejemplo".
Por mi trabajo de arte cristiano, de docente y practicante católico, conozco de casos sorprendentes que ciertamente desalientan el fervor de la fe; ya no es extraño, por ejemplo, la falta de emotividad en las predicas del santo evangelio en las misas dominicales, la insensibilidad o dureza en el trato personal del sacerdote cuando alguien acude a solicitar un auxilio moral, o cuando se ven actitudes de desprecio a la fe ancestral de las comunidades nativas. Por eso es sumamente importante mantener ese perfil de limpieza y equilibrio mas todos los valores de la misericordia y la divina providencia.
Igualmente, y como autor ya de larga vida, he conocido en Arequipa de autoridades eclesiásticas de diversos temperamentos y conductas en su relación con la población, y creo que hubo de todo, por eso, no puedo ocultar mi aprecio por Monseñor Fernando Vargas de Somocurcio, que fue un amigo personal generoso y sensible, alejado de posturas burocráticas y protocolares en las que desafortunadamente han caído sus sucesores.
La vanidad de asumir cargos y poderes muchas veces se transforma en un silencioso y peligroso enemigo que hará caer a las personas en el fango de la ostentación y en el complejo de superioridad, y cuando este mal avanza no tiene curación porque atacan el corazón y cerebro del hombre convirtiéndole en una bestia o fiera tan dañina y peligrosa como el propio Satanás, en suma, se transforma en un enemigo de la sociedad.
Expreso estas reflexiones porque creo oportunas, cuando en mi transitar reflexivo y literario encuentro diferencias , coincidencias y aciertos entre las personalidades que tienen la responsabilidad de trabajar por el bien común, siendo fiel a las enseñanzas cristianas, como es el caso de mi amigo el padre Juan Tamo, un siervo provinciano desprovisto de todos esos vicios extremos equivocados que dominan el sentimiento materialista y frívolo de la mayoría de humanos.
La simplicidad , la modestia, y la fraternidad son valores que los cultivó plenamente San Francisco de Asís, ese santo prodigioso que encontró signos y virtudes en las cosas mas simples, como en el canto de las aves, en la luz de sol, la luna, en el gesto de los animales salvajes; e hizo de la pobreza un paradigma de liberación frente a la ostentación de ropajes y objetos periféricos que deshumanizan la vida espiritual del hombre.
Por supuesto, que todo ser humano por mas encumbrado que sea, tendrá defectos y virtudes, y seguramente el padre Juan los tiene, pero, todos ellos, principalmente los defectos, son superados cuando hay voluntad de reconocerlos y enmendarlos. Igualmente, las personas tenemos que aprender el valor de la tolerancia, el perdón y el discernimiento para aceptar con generosidad los errores , las negligencias, y los problemas que nacen de las mismas actitudes de los seres humanos. Somos los hombres y las sociedades los fabricantes de los problemas, por tanto, es deber nuestro exponer las soluciones apropiadas.
Trabajo y más trabajo
En su libro el padre Juan escribe varias frases muy sentidas referidas a su acción sacerdotal, aquí remarco a tres de ellas: :…"el rosario de mis días ha sido trabajo, trabajo y mas trabajo" (página 218) , en otra parte del texto, página 217, recuerda la arenga del Padre Rector del Seminario San Jerónimo:.."el párroco tiene que estar siempre despierto y nunca dormido"…y en la página 117, nos dice :…que a las instituciones católicas dirigidas por fieles necesitan calor y fuerza espiritual para que no se apaguen".
No hay duda que la labor espiritual que cumplen los pastores de la iglesia católica, es una misión ilimitada de doble esfuerzo, exigente y de absoluta convicción y entrega a la obra de Dios, aquí no se puede fallar y ese ejercicio de fidelidad con el Santo Evangelio no siempre es fácil ni grato cuando hay que enfrentar un cúmulo de limitaciones humanas y grandes acechos de fuerzas extrañas que vienen del mal y las tentaciones mundanas. En saber sobreponerse y encontrar la vía correcta está el secreto.
Entonces, puedo deducir, que el padre Juan ha cumplido fielmente su vocación de servicio como pastor de feligreses, durante estos largos 60 años (1951-2010) y veo con admiración que aún lo viene haciendo hasta hoy en día, dentro los ambientes de su hogar, y una prueba irrefutable es el libro que hemos comentado y a ello hay que añadir aquella misa concelebrada en su querida iglesia de Posci con motivo de la bendición de lienzos sagrados el día domingo 17 de octubre 2010 y desde luego, sigue recibiendo a sus feligreses con el corazón abierto en su domicilio ubicado en la calle Condesuyos 106 cercado de Arequipa.
Trabajo y mas trabajo, debe ser una frase imborrable , pragmática y muy necesaria para todos, porque el trabajo nos hace dignos y protagonistas del desarrollo, y será mejor cuando lo hagamos dentro el marco de las leyes humanas y divinas , sobretodo pensando en el bien común, y despojado del egoísmo o las ambiciones desmedidas.
Luchas últimas del padre Juan
Aparte de sus luchas diarias por sobreponerse a la secuela de su enfermedad, que como he dicho es constante, hay luchas sociales de proyección a la comunidad que merecen destacarse, y de las cuales fui testigo.
El primero se refiere a la puesta en valor del Ciborio parte principal del altar mayor del segundo templo de Pocsi, declarado monumento histórico de la nación mediante Resolución Directoral del INC con fecha 23 de agosto 2002, un resto importante que debe ser conservado a perpetuidad, por tener gran significación histórica y religiosa para la población en su afán de atraer visitantes. Y durante mas de seis meses del año 2010, el Padre Juan realizó innumerables gestiones ante las autoridades competentes poniendo de manifiesto su defensa cuando hubo la amenaza de su olvido y destrucción, para reemplazarlo con la construcción de un diminuta posta médica en sus inmediaciones, ya que a ojos vista era mas útil construir un pequeño hospital con amplia infraestructura que incluya todos los servicios médicos y había un terreno disponible de mayor extensión en la llamada Pampa.
Frente a la cerrada oposición de varias personas y autoridades locales, el padre Juan no desmayó en proponer ideas viables con ayudas gráficas y memorias explicativas sobre los beneficios de poner en valor el citado Ciborio, considerado reliquia y patrimonio del pueblo.
Otra de las luchas que conozco, es la propuesta de ampliación de la nave principal de la iglesia de Pocsi, para convertirla en un santuario atractivo para recibir a los numerosos devotos de Jesús Nazareno, el patrono milagroso. Desafortunadamente, esta interesante idea no progresó al decaer su salud, y por el desinterés de las actuales autoridades que no abren su imaginación y pensar en el futuro.
Como han visto, en este corto relato, tampoco hago referencia a las innumerables obras misioneras y sociales que seguramente ha realizado el padre Juan a lo largo de su extensa vida sacerdotal, dado que no es mi propósito hacer un recuento cronológico de los hechos, mas que expresar palabras de aprecio personal a quién considero un hombre noble, recto y sin manchas, y que seguramente sintetiza el parecer de otros amigos que lo conocen, pero, que no tienen las facilidades para escribirlos. Nunca me cansaré en valorar y remarcar las obras que vienen del período final de la vida como es la vejez, una fase que para mi tiene enorme mérito.
Finalmente, espero que los lectores comprendan las incoherencias del presente y acojan de buen modo el mensaje sustantivo que quiero transmitir en este testimonio de vida, ahora personificado en un sacerdote anciano, arequipeño, que guarda en el baúl de sus recuerdos una historia real de casi un siglo de existencia. Es hora de tomar conciencia que la ancianidad principalmente longeva debe ser un estado de sensatez , prudencia con absoluto respeto al declive y por supuesto de felicidad como ocurre en otras culturas.
Querido padre amigo reciba usted, estas palabras escritas que sintetizan mi aliento permanente y todas mis oraciones posibles para que siga viviendo con nosotros hasta la eternidad, y ojalá haga realidad su deseo de escribir un segundo libro que contenga sus pláticas y mensajes espirituales y haga referencia a sus vivencias en Characato, Mollendo, Yanahuara y Pocsi, le sobran cualidades de escritor y poeta, basta ver los ricos versos de gratitud que ha reproducido en la página 248 de su libro.
Arequipa, 31 de enero 2012
Prof. Rey Charré
Rey Charré, (59), peruano, autor de este texto motivador, es profesor de artes visuales, experto en estética religiosa católica, consultor de proyectos culturales y artísticos, director del ONG Promotora de Arte para el Desarrollo (PAD), especialista en comunicación educativa, además escritor, pintor y escultor de larga trayectoria. En la actualidad, descansa por la pérdida acelerada de su visión.
Autor:
Reynaldo Charres Vargas
Rey Charre
Arequipa-Perú
Enero 2012