Consecuencias de la División de la Isla de Santo Domingo
Enviado por Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.
- División de la isla de Santo Domingo
- Antecedentes
- Consecuencias de la división de la Isla de Santo Domingo
- Principales Tratados
- Constitución Dominicana de 1966 y La Frontera
- Bibliografía
División de la isla de Santo Domingo
-Nuestra frontera con Haití mide unos 388km, es una frontera convencional, y no natural.
La orientación de nuestro relieve -perpendicular u oblicuo a la frontera hace que compartamos con Haití montañas y valles, en general. El relieve crea más fronteras naturales separa más a regiones concretas de cada país, que -a las dos naciones entre sí¡
Por otra parte la mitad de la frontera está constituida por ríos que pueden vadearse en gran parte de sus cursos, la mayor parte del año.
Hasta que se celebró el Tratado de Límites con Haití el 21 de Enero de 1929, no se pudo determinar oficialmente esa frontera; a causa de las guerras con Haití y por la intransigencia de los gobernantes de ese país.
El Tratado del 21 de Enero de 1929 entre los presidentes Vásquez y Bornó (de la República Dominicana y Haití, respectivamente), fijó los límites entre los dos países.
Una Comisión de Límites nombrada por ambas naciones fue encargada de materializar sobre el terreno la línea divisoria convenida en el Tratado, mediante la colocación de hitos de concreto.
El trabajo de esta comisión terminó después de una ardua labor y los acuerdos finales fueron ratificados el 14 de Abril de 1936. Se estableció como línea fronteriza partiendo desde el Norte; el río Dajabón o Masacre en casi toda su extensión, sigue en dirección Sur un trazo más o menos onduloso; entre las poblaciones de Bánica y Restauración la frontera está constituida por el eje de la Carretera internacional, hasta terminar con el río Pedernales.
Antecedentes
-Una de nuestras islas adyacentes, la Isla Tortuga, puede ser considerada como el origen de la frontera dominico-haitiana como hoy la conocemos. Esta isla, situada al norte de La Española, es escenario de un intenso drama, el cual conocemos remontándonos al siglo XVII.
Su población en el siglo XVII tiene que ver con el desalojo de que fue víctima una población constituida por franceses e ingleses que habitaban la isla de San Cristóbal. El desalojo fue llevado a cabo por Fradique de Toledo, quien dirigía la armada española de Barlovento.
Este poblamiento también tuvo que ver con la devastación de Osorio, ya que algunos habitantes al salir, fueron a parar a la despoblada Banda del Norte, mientras que otros fueron a pasar a la isla Tortuga. Enteradas las autoridades de Santo Domingo de la presencia estos extranjeros, organizaron una expedición dirigida por el Capitán Ruy Fernández de Fuenmayor a principios de 1635.
Los que habitaron La Tortuga fueron apresados por sorpresa, y los que no murieron en la contienda o fueron apresados, lograron internarse en la Banda del Norte donde quedaron fuera del alcance de las Tropas.
Como los españoles dejaron abandonada la isla luego del combate, esta fue habitada de nuevo por extranjeros, pero en 1638 el Almirante Carlos Ibarra recibió la orden de dirigir la flota de galeones hacia la pequeña isla y exterminar a todo enemigo encontrado allí.
Después del-desalojo y de la fuga de algunos habitantes hacia la costa Norte de La Española, los atacantes metropolitanos se retiraron y se repitió la misma historia: nuevos grupo de extranjeros volvieron a denominar la zona y a operar libremente.
De acuerdo a la ubicación de los pobladores extranjeros tanto en la Banda del Norte como en La Tortuga, fue estableciéndose la diferencia de dos sociedades libres. Una, la de los hombres que operaban en la tierra grande La Española, y que por dedicarse a buscar seres para cazarlos y vender la carne y el cuero, fueron llamados bucaneros.
La otra sociedad fue la que se formó en la Tortuga, por hombres que vivían del mar, pirateando y distribuyéndose todo lo que conseguían. Estos hombres eran llamados filibusteros. Un inglés llamado Roger Flood fue el primero en imponer su jefatura en la zona; sin embargo, las diferencias nacionales bien pronto originaron reyertas y conflictos debido a que cada grupo representaba intereses metropolitanos.
Estos intereses, movidos por las compañías, no sólo buscaban afectar al monopolio de Sevilla a través del corzo, la piratería o el contrabando, sino que originaban la competencia entre las propias naciones que se hallaban en enemistad con España.
Flood fue sustituido por un francés llamado Levasseur, quien fue enviado a La Tortuga a asaltarla y a representar los intereses franceses. Esta nueva jefatura convirtió a la pequeña isla en capital de la piratería, por su organización, edificación, y por la multiplicación de filibusteros y bucaneros y otro grupo llamado habitantes dedicados al cultivo del tabaco, todos los cuales buscaron la protección del nuevo gobernador.
El fortalecimiento de la Tortuga fue tan notario que sus pobladores lograron rechazar una expedición enviada desde Santo Domingo en 1643. Sin embargo, no ocurrió lo mismo cuando gobernaba De Fontenay, quien sustituyó a Levasseur y tuvo que sufrir, en 1643 la derrota frente a las tropas españolas dirigidas por Montemayor de Cuenca, Capitán General de Santo Domingo. Los españoles lograron desalojar a los pobladores de La Tortuga, dejando allí una guarnición compuesta por ciento cincuenta soldados para que no se repitiera la repoblación extranjera.
Esta guarnición duró hasta 1655, ya que debido a la invasión inglesa de Penn y Venables, las autoridades de santo Domingo dispusieron que se desmantelara y abandonara La Tortuga y que los soldados fueron a Santo Domingo a reforzar la defensa por si acaso se producía otra invasión inglesa.
Abandonada y a merced de los aventureros, La Tortuga fue por tercera (¡!) y definitivamente recuperada por los intereses extranjeros. Un aventurero francés, de nombre Jeremie Deschamps, a quien llamaban señor Du Rausset obtuvo el premio del rey de Francia para gobernarla, llegando a someter a todos los pobladores encontrados en los alrededores de la zona.
Más tarde, la Compañía Francesa de las Indias Occidentales obligó a Du Rausset a sus derechos (en 1665, para ser exactos), los cuales fueron asumidos por Bertrán D" Ogeron. Este último buscó concentrar en La Tortuga a unos 800 hombres que habitaban zonas de la Banda del Norte como bucaneros y cultivadores de tabaco.
EL objeto era formar un ejército y atacar Santo Domingo, como paso previo de apoderarse de toda La Española, en nombre de Francia. En 1971 inició la pacificación de la Banda del Norte con ayuda de una escuadra francesa. Para entonces la población se había multiplicado y los núcleos principales se dedicaban al cultivo el tabaco.
D" Ogeron dejó en el gobierno a su De Pouancey quien siguió con los mismos lineamientos políticos de pacificación, fortificación, fomento del cultivo del tabaco, y pretensión de dominar toda la Española.
Para el 1681, De Pouancey dominaba las tierras occidentales en nombre de la monarquía francesa. Para entonces, la población había aumentado a más de 6,000 entre franceses pobres, trabajadores, comprometidos y esclavos negros, También el cultivo del tabaco era notario. Como se había establecido la paz entre Francia y España, esta colonia o más bien, esta población, fue definiendo la colonia de Saint Domingue que compartía con el territorio insular. Luego, mucho más luego, en 1791 está colonia de Saint Domingue se independiza, tomando el nombre de República de Haití, con lo que se terminó de precisar la frontera entre este nuevo país independiente y la colonia española que más tarde sería la República Dominicana;-dicha frontera pasaría a ser la que hoy día conocemos.
Consecuencias de la división de la Isla de Santo Domingo
Puestos en contacto los conspiradores de la Reforma Haitiana con los conspiradores de la Separación Dominicana, se inicio el plan para derrocar a Boyer, quien llevaba 25 años como gobernante de Haití, y 21 años gobernando a los dominicanos.
La revuelta militar se inició en Praslen, una finca perteneciente a charles Herrad, quien contaba con el apoyo de hombres experimentados en asunto público y con algunos de los cuales se formaría un gobierno provisional.
El derrocamiento de Boyer se produjo en marzo de 1843, después de algunos choques armados. Tal acontecimiento produjo el amotinamiento de grupos dominicanos y haitianos antiboyeristas.
Al mando de Duarte, del ex-diputado Ponthieux y del General Desgrotte; los amotinados con el grupo ¡Viva la Reforma! Intentaros apoderarse de la, fortaleza de la ciudad, pero fracasaron cuando tropas gubernamentales los hicieron desesperarse y escapar a San Cristóbal, logrando después formar un ejército de 2000 hombres que marcharon a Santo Domingo, obligando que el General Carrié renunciase al mando. En consecuencia, se formo una junta popular y civil en Santo Domingo que sustituyó el gobierno del General Carrié.
La movilidad de los separatistas y un especial de los trinitarios, le fue denunciada a Herrad, quien decidió superviso el territorio Dominicano, y quien al llegar descubrió que pese a los esfuerzos del predominio haitiano, los habitantes del este seguían manteniendo su idioma y sus costumbres.
En Santiago se inició la persecución de los separatistas con el arresto de numerosos patriotas. Después continuó en Macorís y Cotuí donde Ramón Mella fue hecho prisionero. Al llegar a Santo Domingo Herrad constató con más certeza.
La Rebeldía antihaitiana, al ser recibida con cierta hostilidad por parte de muchos ciudadanos de origen español quienes habían cerrado las puertas de sus casas en señal de protesta.
Los trinitarios tuvieron que desbandarse ante el despliegue militar efectuado por Herrad para tomar el control y así detener la marcha de los acontecimientos separatistas. Los trinitarios se distribuyeron en dos grupos mientras uno estaba al mando de Sánchez y de Vicente celestino Duarte, el otro estuvo dirigido por mella quien habrá puesto en libertad. En el exterior Duarte buscó armamentos y otros recursos, principalmente en Venezuela y curazao. Al no tener éxito esperando ordenó hacer uso de los bienes familiares en beneficio de las causas independizándolas.
Además de los trinitarios los separatistas afrancesados se movilizaron y obtuvieron el beneplácito del Señor Levasseur, cónsul general de Francia en Haití (Puerto- Principe). A través de él ofrecieron entregar Samaná. Francia apoyaba y protegía la separación contando con el apoyo de Buenaventura Báez y sus seguidores planearon dar un golpe en abril de 1844.
Enterados del plan de los afrancesados los trinitarios decidieron adelantarse para enero de 1844 algunos hombres públicos como Tomás Bobadilla habrían sido incorporados al movimiento, también para esa fecha publicaron un manifiesto como contraparte a otro publicado por los afrancesados en azua, mientras estos últimos justificaban la necesidad de separarse de Haití y escogerse a la protección de Francia, los trinitarios invitaban a la rebelión abierta.
En primer manifiesto que hicieron circular profundamente, y el cual redacto Bobadilla se establecía "El deber de los pueblos de sacudir el yugo" al mismo tiempo que anunciaban los males que habrán engendrado la ocupación haitiana, pero sin incitar al odio ni a la venganza.
Para febrero la situación en Santo Domingo hacia propicio llevar a cabo el plan de la separación, como también las condiciones del gobierno de Herrad, quien enfrentaba numerosos conflictos en puerto príncipe y otras zonas occidentales, razón por la cual se habría retirado de la región Dominicana meses atrás.
Con el apoyo de los hateros recibamos, los trinitarios acordaron reunirse en la puerta de la misericordia el día 27 por la noche y de allí marchar hasta el Baluarte del Conde, al mismo tiempo que se posicionaban de algunos sitios estratégicos.
Una vez en el Baluarte izaron la bandera, y en medio de la agitación las tensiones del momento y de un breve tiroteo que se produjo proclamaron la independencia.
La misma no sólo constituía el fin del predominio haitiano, sino el nacimiento de la República Dominicana
Consecuencias Políticas:
Entre las causas podemos mencionar la toma de posesión de la parte este de Santo Domingo, decretando la abolición a la esclavitud y prometiendo tierras a que todos los libertos para que pudieran dedicarse libremente a la agricultura en parcelas propias donadas por el estado.
El problema radicaba en la determinación de la propiedad de la tierra en la parte oriental. Los libertos tenían que esperar mucho tiempo antes de recibir las tierras prometidas.
Todavía el 15 de junio Boyer Seguía prometiendo en una proclama que habría valer sus derechos de adquirir en propiedad, a titulo de donación Nacional Boyer estaba interesado en realizar cuanto antes la unificación de la Isla de Santo Domingo y hacer de todos sus habitantes, verdaderos haitianos, fueran estos blancos o libertos, negros o mulatos.
A su proclamación de Junio siguió el nombramiento de una comisión, el 26 de agosto que investigara las tierras que en la parte española debían pertenecer a la República para entonces- repartirlas entre los libertos y todo haitiano que deseara cultivarla a principios de 1824 los ánimos estaban muy exaltados entre los grupos de Dominicanos que mantenían su fidelidad a España.
-La salida honrosa para los funcionarios Públicos
-La franqueza y la lealtad en la conducta de los dos partidos (Haitiano y Dominicano) entre otros tantos.
Todas estas consecuencias forman parte de un acuerdo entre Dominicanos y Haitianos el 28 de febrero, en el que medio el cónsul francés de Santo Domingo.
*Las autoridades haitianas entregaron el mando a la Junta Central Gubernativa que se habrá formado como primer gobierno del naciente estado.
Dicha junta tenía un carácter provisional estaba compuesta por siete miembros. Manuel María Valverde, Félix Mercenario, Carlos Morenos Echavarría, José María Caminero, Francisco Javier Abreu y Tomás Bobadilla, quien la precedía
Consecuencias Económicas:
Durante este período muy poco se exportaba salvo la caoba, el palo de Campeche, cueros de res y tabaco que se producía en el Cibao. Una buena parte de los alimentos que la población consumía se importaba de Europa, Saint Thomas, Curazao y Los Estados Unidos.
Asimismo, todos los tejidos eran importados y también los instrumentos de trabajo para la primitiva agricultura.
No existía en todo el país una sola industria, salvo los trapiches donde se elaboraba el azúcar. Los oficios artesanales eran muy pocos.
La mayor parte de la madera que se exportaba era transportada hacia los puertos aprovechando las corrientes de las aguas de los ríos que desembocan en el mar, donde los buques la recogían:
– La garantía de la propiedad legalmente adquirida.
– La entrega de los fondos de la tesorería a la Junta Gubernativa.
Durante 1844 y 1850 el hambre de manera despiadada azoto los campos y los pueblos.
La Ciudad Capital estaba en ruinas.
Todo ello era producto de la baja que se registraba en la producción agrícola.
Consecuencias Sociales:
La reducida población urbana se explico en gran medida, no sólo por el atraso económico, sino porque una gran parte de la población masculina se encontraba integrada a los diferentes ejércitos que en permanente campaña, defendían la integridad territorial de la República.
Santo Domingo, la ciudad capital no tenía un hospital, apenas un edificio, dos escuelas públicas para la enseñanza de los primeros rendimientos, a la que asistían varias decenas de estudiante y en todo el país no existía una biblioteca, ni publicaciones periódicas estables.
Las calles de la ciudad, rotas en muchos lugares, eran intransitables para los carruajes. Sólo las calles principales de la ciudad eran alumbradas lámparas de aceite, y estas eran apagadas por economía a las diez de la noche.
+El respeto, la protección y la seguridad para las familias.
+La garantía para todos los ciudadanos.
+La fijación de un plazo de diez días para que pudieran ausentarse los militares o ciudadanos que quisieran hacerlo.
+La entrega de las armas al cónsul francés, mientras se efectuaba el embargue de los militares haitianos.
+No existían lugares para la diversión pública.
Consecuencias Históricas:
+La independencia Nacional
+La Dominicanización Fronteriza
Dominicanización fronteriza.- Desde la independencia hasta no hace mucho tiempo, se podía calificar como zona de penetración e influencia haitianas, la porción de nuestro territorio comprendida entre la línea divisora y las cercanías de la ciudad de Santiago por el Norte, y la comprendida entre dicha frontera y las proximidades de la ciudad de Azua por el Sur, en razón de que en esas regiones se habían adoptado muchas costumbres de ese país.
Este grave problema nacional fue enfocado con miras de solución en la década de 1930 por el gobierno de esa época, creando las provincias fronterizas, construyendo, canales de riego, colonias agrícolas, escuelas, hospitales, viviendas, etc.
Esta política nacionalista y patriótica llamada Dominicanización de la frontera, apenas iniciada, debe recomenzarse en una escala masiva sin retardos ni vacilaciones de ninguna especie, y continuarse ininterrumpidamente hasta rescatar esa vital zona dominicana del atraso y aislamientos que se encuentra en relación con la otra porción de nuestra Patria.
Principales Tratados
La firma de los tratados evidenció no sólo la derrota de España en el proceso de dominación francesa en la isla de Santo Domingo, sino el reconocimiento de que su hegemonía en el Caribe había llegado a su fin.
1767 – Paz de RyswickEspaña Reconoce la existencia de la colonia francesa en la parte Oeste de la isla de Santo Domingo.
1776 – Tratado de San Miguel de la AtalayaAcuerdo suscrito entre los gobernadores de las dos colonias ocupaban la isla. Se dispuso crear dos comisiones para levantar un plano topográfico de la frontera que separaba las colonias, para colocar pirámides o hitos. Se tomaron como puntos clave de división entre las dos colonias los ríos Masacre al norte y Pedernales al sur.
1777 – Tratado Aranjuez Ratifica los acuerdos del Tratado de San Miguel de la Atalaya. Con este tratado se establece oficialmente la demarcación fronteriza que separaba las dos colonias. 1795 – Tratado de Basilea. Fue un tratado entre la República Francesa y el Reino de España, en el cual España cede a Francia la parte oriental de la isla de Santo Domingo, mientras Francia aceptó restituir a España todas las tierras ocupadas en la Península Ibérica.
Para finales del siglo XVIII, España no sólo cedió la parte Oeste de la isla, sino que otorgó a Francia la posesión del Este de la isla. A partir del Tratado de Basilea, la isla de Santo Domingo era posesión francesa. Mapa del Tratado de Aranjuez (1777)-
Constitución Dominicana de 1966 y La Frontera
Art.5. " El territorio de la RD es, y será inalienable. Está integrado por la parte oriental de la isla de Santo Domingo, y sus islas adyacentes. Sus límites terrestres, irreducibles, están fijados por el Tratado Fronterizo en 1929, y su protocolo de Revisión de 1936".
Art.7. "Es de supremo y permanente interés nacional el desarrollo económico y social del territorio de la República a lo largo de la línea fronteriza, así como la difusión en el mismo de la cultura y la tradición religiosa del pueblo dominicano. El aprovechamiento agrícola e industrial de los ríos fronterizos se continuará regulando por los principios consagrados en el Art.6 del Protocolo de revisión de 1936, el Tratado de Fronteras de 1929, y en el Artículo 10 del tratado de Paz, Amistad y Arbitraje de 1929"
Constitución Política de la República Dominicana, proclamada el 26 de
enero. Publicada en la Gaceta Oficial No. 10561, del 26 de enero de 2010.
TÍTULO I – DE LA NACIÓN, DEL ESTADO, DE SU GOBIERNO Y DE SUS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES.
CAPÍTULO I – DE LA NACIÓN, DE SU SOBERANÍA Y DE SU GOBIERNO
Artículo 1.- Organización del Estado. El pueblo dominicano constituye una Nación organizada en Estado libre e independiente, con el nombre de República
Dominicana.
Artículo 2.- Soberanía popular. La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, de quien emanan todos los poderes, los cuales ejerce por medio de sus representantes o en forma directa, en los términos que establecen esta Constitución y las leyes.
Artículo 3.- Inviolabilidad de la soberanía y principio de no intervención. La soberanía de la Nación dominicana, Estado libre e independiente de todo poder extranjero, es inviolable. Ninguno de los poderes públicos organizados por la presente Constitución puede realizar o permitir la realización de actos que constituyan una intervención directa o indirecta en los asuntos internos o externos de la República Dominicana o una injerencia que atente contra la personalidad e integridad del Estado y de los atributos que se le reconocen y consagran en esta Constitución. El principio de la no intervención constituye una norma invariable de la política internacional dominicana.
CAPÍTULO III – DEL TERRITORIO NACIONAL (SECCIÓN I – DE LA CONFORMACIÓN DEL TERRITORIO NACIONAL)
Artículo 9.- Territorio nacional. El territorio de la República Dominicana es
inalienable. Está conformado por:
1) La parte oriental de la isla de Santo Domingo, sus islas adyacentes y el conjunto de elementos naturales de su geomorfología marina. Sus límites terrestres irreductibles están fijados por el Tratado Fronterizo de 1929 y su Protocolo de Revisión de 1936. Las autoridades nacionales velan por el cuidado, protección y mantenimiento de los bornes que identifican el trazado de la línea de demarcación fronteriza, de conformidad con lo dispuesto en el tratado fronterizo y en las normas de Derecho Internacional;
2) El mar territorial, el suelo y subsuelo marinos correspondientes. La extensión del mar territorial, sus líneas de base, zona contigua, zona económica exclusiva y la plataforma continental serán establecidas y reguladas por la ley orgánica o por acuerdos de delimitación de fronteras marinas, en los términos más favorables permitidos por el Derecho del Mar;
3) El espacio aéreo sobre el territorio nacional, el espectro electromagnético y el espacio donde éste actúa. La ley regulará el uso de estos espacios de conformidad con las normas del Derecho Internacional.
Párrafo.- Los poderes públicos procurarán, en el marco de los acuerdos internacionales, la preservación de los derechos e intereses nacionales en el espacio ultraterrestre, con el objetivo de asegurar y mejorar la comunicación y el acceso de la población a los bienes y servicios desarrollados en el mismo.
SECCIÓN II – DEL RÉGIMEN DE SEGURIDAD Y DESARROLLO FRONTERIZO
Artículo 10.- Régimen fronterizo. Se declara de supremo y permanente interés
nacional la seguridad, el desarrollo económico, social y turístico de la Zona Fronteriza, su integración vial, comunicacional y productiva, así como la difusión de los valores patrios y culturales del pueblo dominicano. En consecuencia:
1) Los poderes públicos elaborarán, ejecutarán y priorizarán políticas y programas de inversión pública en obras sociales y de infraestructura para asegurar estos objetivos;
2) El régimen de adquisición y transferencia de la propiedad inmobiliaria en la Zona Fronteriza estará sometido a requisitos legales específicos que privilegien la propiedad de los dominicanos y dominicanas y el interés nacional.
Artículo 11.- Tratados fronterizos. El uso sostenible y la protección de los ríos fronterizos, el uso de la carretera internacional y la preservación de los bornes fronterizos utilizando puntos geodésicos, se regulan por los principios consagrados en el Protocolo de Revisión del año 1936 del Tratado de Frontera de 1929 y el Tratado de Paz, Amistad Perpetua y Arbitraje de 1929 suscrito con la República de Haití.
CAPÍTULO V – DE LA POBLACIÓN (SECCIÓN I – DE LA NACIONALIDAD)
Artículo 18.- Nacionalidad. Son dominicanas y dominicanos:
1) Los hijos e hijas de madre o padre dominicanos;
2) Quienes gocen de la nacionalidad dominicana antes de la entrada en vigencia de esta Constitución;
3) Las personas nacidas en territorio nacional, con excepción de los hijos e hijas de extranjeros miembros de legaciones diplomáticas y consulares, de extranjeros que se hallen en tránsito o residan ilegalmente en territorio dominicano. Se considera persona en tránsito a toda extranjera o extranjero definido como tal en las leyes dominicanas;
4) Los nacidos en el extranjero, de padre o madre dominicanos, no obstante haber adquirido, por el lugar de nacimiento, una nacionalidad distinta a la de sus padres.
Una vez alcanzada la edad de dieciocho años, podrán manifestar su voluntad, ante la autoridad competente, de asumir la doble nacionalidad o renunciar a una de ellas;
5) Quienes contraigan matrimonio con un dominicano o dominicana, siempre que opten por la nacionalidad de su cónyuge y cumplan con los requisitos establecidos por la ley;
6) Los descendientes directos de dominicanos residentes en el exterior;
7) Las personas naturalizadas, de conformidad con las condiciones y formalidades requeridas por la ley.
Párrafo.- Los poderes públicos aplicarán políticas especiales para conservar y fortalecer los vínculos de la Nación dominicana con sus nacionales en el exterior, con la meta esencial de lograr mayor integración.
Artículo 19.- Naturalización. Las y los extranjeros pueden naturalizarse conforme a la ley, no pueden optar por la presidencia o vicepresidencia de los poderes del Estado, ni están obligados a tomar las armas contra su Estado de origen. La ley regulará otras limitaciones a las personas naturalizadas.
Artículo 20.- Doble nacionalidad. Se reconoce a dominicanas y dominicanos la facultad de adquirir una nacionalidad extranjera. La adquisición de otra nacionalidad no implica la pérdida de la dominicana.
Párrafo.- Las dominicanas y los dominicanos que adopten otra nacionalidad, por acto voluntario o por el lugar de nacimiento, podrán aspirar a la presidencia y vicepresidencia de la República, si renunciaren a la nacionalidad adquirida con diez años de anticipación a la elección y residieren en el país durante los diez años previos al cargo. Sin embargo, podrán ocupar otros cargos electivos, ministeriales o de representación diplomática del país en el exterior y en organismos internacionales, sin renunciar a la nacionalidad adquirida.
Bibliografía
Cassá, Roberto. "Historia Social y Económica de la República Dominicana", Tomo I, 11ra. edición, Editora Alfa y Omega, Santo Domingo, 1993.
Moya Pons, Frank, "Manual de Historia Dominicana", 12ra. edición, Editora Corripio, Santo Domingo, 1993.
Martínez Almanzar J.F. (1996). Manual de Historia Critica Dominicana, séptima edición, Rep. Dom., Santo Domingo.
Peguero, Valentina y Delo Santos, Danilo, "Visión General de la Historia Dominicana", 13ra. edición, Editora UCMM, Santiago, 1989.
Sang Ben, Mu Kien. "Historia Dominicana de Ayer y Hoy", 2da. edición, Editora Susaeta, Santo Domingo, 1997.
Brom, Juan, "Esbozo de Historia Dominicana.", Editora Gripaldo, México, 1973.
Peguero, V, De los Santos D., Visiòn General de la Historia Dominicana sexta edición, Rep. Dom., Santiago.
Recopilación de diversos Folletos de Historia Dominicana.
Autor:
Ing. +Licdo. Yunior Andrés Castillo S.
Santiago de los Caballeros,
República Dominicana,
2014.