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El capitalismo neurótico

Enviado por hcetinamx


Partes: 1, 2

    1. La ideología
    2. Los medios de información masivos-ideológicos
    3. La prensa escrita
    4. La familia autoritaria
    5. La adaptación social para la sumisión
    6. La reproducción ampliada de la sumisión política

    CAPÍTULO I

    LA IDEOLOGÍA.

    EL ORIGEN DE LA ALIENACIÓN.

    La ideología, forma particular de alienación no existía en la comunidad indígena basada en el comunismo, cuya organización social era el matriarcado.

    El hombre primitivo no estaba alienado, (dividido) en virtud de que sus intereses eran los de su comunidad.

    No había propiedad privada, clases sociales ni Estado.

    Con la aparición de la propiedad privada centralizada, por medio de la dote matrimonial femenina, en pocas familias masculinas, surgió la primera clase explotadora y dominante.

    A partir de ese momento el hombre se escindió en amo y esclavo.

    Se había dado un paso hacia el desarrollo de la alienación en todas sus formas.

    La clase dominante necesitó de una ideología que encubriera la realidad y, al mismo tiempo, justificara su explotación.

    La religión y la moral sexual, ambos paterno autoritarios, serán los principales instrumentos ideológicos de los explotadores.

    La propiedad privada alienó al individuo hasta el grado de que su vida no le pertenecía, su trabajo se convirtió en ajeno, las riquezas que producía ya no eran para él y su felicidad se la dio a su amo.

    En la roma imperial, la esclavitud y la alienación alcanzaron grados de inhumanidad muy considerables.

    El Estado, la política, la riqueza social, la libertad dejaron de pertenecerle al esclavo y el único derecho ciudadano fue proteger la propiedad privada de sus amos.

    La propiedad privada, la división del trabajo y la producción mercantil constituyen la triple raíz histórica-genética de la alienación.

    La división del trabajo surge cuando se separan el trabajo físico y el intelectual.

    Según Engels, cuando se separan el trabajo masculino y el femenino.

    Con el tercer factor, la producción de mercancías y por ende economía monetaria, se consolida la alienación.

    La alienación social del hombre consiste en que sus productos (riqueza social, Estado etc.) se le aparecen como cosas extrañas a él, cosas que dominan a su propio creador.

    Según Marx el trabajador, dependiendo de su patrón produce enajenadamente, bienes que aumentarán la riqueza y el poder de su explotador, produciendo también las condiciones que permiten su existencia como explotado.

    Son siete las características del hombre alienado:

    1. El trabajo le es externo, no le pertenece por ser obrero asalariado.
    2. Se siente mal en el trabajo, arruina su cuerpo y su espíritu.
    3. Se siente bien fuera del trabajo donde recobra su personalidad.
    4. Su trabajo no es voluntario, es forzado.
    5. Su trabajo no satisface una necesidad propia, sino la de su patrón.
    6. Su trabajo no le pertenece, él mismo pertenece a otro, al patrón.

    7. Se siente libre en sus funciones animales, y en sus funciones humanas se siente como un animal.

    Una forma particular de la alienación laboral es la alienación de la actividad donde el obrero se pierde en la tarea.

    Pero la más importante característica, la esencial desde el punto de vista humano, es la deshumanización que sufre el obrero en la alienación social y laboral.

    La explotación económica y la capitalización de plusvalía, necesitan de su complemento: La alienación social y laboral.

    Son tan inseparables que puede afirmarse: El Capital es trabajo alienado acumulado.

    La alienación, por otra parte, requiere de la fetichización de los productos que el hombre crea.

    Lo que no puede ser dominado (las riquezas sociales, el estado, la cultura etc.) por detentarlo los explotadores, es substituido por un fetiche que representa falsamente a los objetos deseados.

    El fetichismo expresa impotencia.

    La alienación religiosa es doble: por ser alienación en sí misma, en cuanto escinde interiormente al hombre y lo somete a sus propios fantasmas e ideológicamente, oculta y "suaviza" la miseria real.

    La alienación filosófica consiste, por su parte, en que el filósofo imagina que transforma el mundo, cuando en realidad, es el mundo, la sociedad burguesa, la que lo transforma y domina.

    La nueva forma de alienación, acorde con las manías consumistas (condicionadas por refinadas técnicas de control mental), propias de la sociedad burguesa decadente, es la creación de falsas necesidades.

    Valorizando el mercado capitalista, se desvaloriza al consumidor-productor.

    En suma, la alienación ideológica toma tres formas:

    1.-Alienación del trabajo (ocultamiento de la explotación).

    2.-Alienación religiosa (inversión de valores). El hombre crea a Dios, no Dios crea al hombre.

    3.-Alineación de las necesidades (producción para el mercado capitalista y no para las necesidades humanas).

    En esencia la ideología es un conjunto de ideas que invierte, falsea y encubre la explotación económica.

    La ideología, no sólo justifica la explotación económica, sino también inyecta en la mente de los trabajadores una falsa conciencia de los obreros, una conciencia enajenada al sistema capitalista en su conjunto.

    Toda estructura social, basada en la explotación, necesita de una ideología que anide en la mente de los explotados, a fin de que acepten la explotación y todas las injusticias como algo "natural" e inevitable.

    El trabajador, imposibilitado prácticamente para resolver sus problemas económicos, políticos y sexuales, acude a la ideología, en la cual resolverá ilusoriamente, lo que no puede realizar y se explica aparentemente, lo que no puede entender.

    La estructura social puede compararse al cimiento de un edificio, su ideología a la fachada.

    El ideólogo olvida que los cimientos sostienen a la fachada, llegando al absurdo de afirmar que es la fachada, la ideología, la que sostiene los cimientos económicos.

    Mientras que la ideología encubre la realidad, la ciencia descubre la verdadera esencia de la explotación que oculta la ideología.

    En tanto que la ideología estudia la apariencia de las cosas, la ciencia va más allá de la cáscara aparente, hasta llegar a la esencia estructural de las cosas.

    El sistema capitalista se manifiesta fenoménicamente, como un sistema racional, es su apariencia con la que oculta su irracionalidad.

    Muestra su máscara….no su rostro.

    La apariencia, en ese caso, es ideológica, no porque todas las apariencias sean ideológicas, sino porque la clase dominante la hace pasar como si fuera realidad.

    Pero la apariencia no solo oculta la realidad (la esencia de las cosas), también expresa lo interior, manifiesta la misma realidad que disfraza.

    La ciencia, con su método distingue las estructuras sociales de sus apariencias ideológicas, pone sobres sus pies todo ese mundo encantado e invertido que los ideólogos presentan cabeza abajo; demuestra el carácter determinado de la apariencia.

    Ludovico Silva dice que no es posible hablar de "ideología revolucionaria" pues una revolución no puede ser impulsada por prejuicios, fetiches o catecismos, sino contra ellos y a pesar de ellos.

    De lo que si podemos hablar es de ideología burguesa y conciencia proletaria.

    Los obreros adquieren conciencia de clase y ésta triunfa sobre la falsa conciencia que es la ideología.

    El sistema capitalista se reproduce reinvirtiendo la plusvalía (tiempo de trabajo no pagado al asalariado), con el fin de incrementar el capital.

    Hemos observado que la ideología es complemento indispensable de la explotación económica, y por ende, de la plusvalía.

    Sólo resta analizar los instrumentos sociales, las instituciones, que transmiten dicha ideología a los cerebros proletarios.

    Estos instrumentos denominados aparatos ideológicos del Estado (AIE), por Althusser, son los siguientes: el religioso, el escolar, el familiar, el jurídico, el político, el sindical, el de información, el cultural, etc.

    Son tan importantes los AIE. que toda clase explotadora, para mantener el poder político del Estado, debe ejercer su hegemonía sobre y en los AIE

    Otro componente del Estado burgués lo constituye el aparato represivo de estado (ARE).

    Mientras que los AIE funcionan esencialmente con ideología y utilizan en forma secundaria la violencia, el ARE usa predominantemente la violencia física y en forma secundaria hace uso de la ideología.

    En la actualidad los AIE dominantes son: la familia, la escuela y los medios de información de masas.

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