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Explotación de recursos naturales en el Cerro Famatina

Enviado por Lola


  1. A partir de la búsqueda de artículos de diario sobre la explotación de oro en Famatina
  2. A partir de la lectura del texto de Gudynas
  3. Aplica los cuatro componentes de la Teoría Social del Riesgo para explicar el caso de Famatina
  4. ¿A qué se refiere la noción de "riesgo global", de acuerdo al texto de Gómez Rábago?

A partir de la búsqueda de artículos de diario sobre la explotación de oro en Famatina

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  • a. Describe la problemática de la explotación de Oro en Famatina.

  • b. Incorpora en esa explicación la noción de Recurso Natural y la forma de manejo correspondiente al caso.

  • c. Ubícalo en un mapa y realizar una breve descripción del aspecto físico de la zona

  • d. Menciona las ventajas competitivas en relación a la ubicación geográfica

a) Famatina, situada en el extremo norte de la provincia de La Rioja, Argentina, es una ciudad cabecera del Departamento que lleva el mismo nombre. Si bien se caracteriza desde hace décadas por su actividad ganadera y turística, desde hace ya más de ocho años su nombre se liga indisolublemente a la resistencia de los lugareños (y de gran parte de la sociedad) contra la contaminación que, sostienen, produce la explotación de las minas en la búsqueda de oro.[1] En concreto, se le atribuye a esta forma de extracción "a cielo abierto" el hecho de liberar metales pesados (arsénico, cadmio, plomo, etc.) que afectan, en general, el ecosistema de la región y, en particular, el agua (los metales pesados, afirman, quedan depositados en diques, contaminando el agua aún después de cerrada la mina).

"Famatina no se toca" y "Agua sí, oro no" son las consignas que mejor expresan esta resistencia contra lo que se denomina "Proyecto Famatina" y que fue y es impulsado, sucesivamente, por dos empresas transnacional: la Barrick Gold Corporation (de origen canadiense y que luego de muchos intentos –siempre resistidos por masivas movilizaciones de los vecinos– abandonó el mencionado Proyecto en 2007) y la Osisko Mining Corporation, que aparece en el conflictivo escenario en agosto de 2011 –a partir de un acuerdo con la empresa estatal riojana Energía y Minerales Sociedad Del Estado (EMSE) y La Rioja corporación minera del estado– para dar continuidad al desarrollo del Proyecto Famatina.

En la actualidad, vecinos organizados en las asambleas de Chilecito y Famatina realizan un corte pacífico y permanente en el camino de entrada de la mina a fin de impedir el comienzo de las operaciones por parte de la Osisko.

b) El reconocido geógrafo argentino Carlos Reboratti entiende los recursos naturales como aquellos que se obtienen a partir del ambiente sin que el hombre haya hecho nada para producirlos. Para que un recurso sea considerado como tal son necesarios dos factores: la existencia objetiva y concreta del mismo y la necesidad específica que tiene la sociedad de usarlo. Es esta necesidad que los transforma de elementos naturales en recursos naturales. En ese sentido, podría decirse que el oro en las sierras de Famatina constituye un elemento natural no renovable (por ser el oro un mineral metalífero que debe su origen a procesos de tipo geológicos) que, a partir del Proyecto Famatina, se transforma en un recurso natural extraíble. En ese marco, caben dos preguntas: de qué orden es la necesidad específica que tiene sociedad de usar o de explotar este recurso y, segundo, de qué modo y con qué costos sociales y ambientales se produce la explotación.

Basándonos en Leff, podemos decir que se trata de un uso consciente, dado que el hombre desarrolla un manejo voluntario en el que puede planificar y calcular lo que hace. En ese sentido, las sociedades administran los recursos naturales de maneras diversas según la racionalidad dominante, las costumbres, las leyes, etc. Podemos hablar, así, de un modo de manejo fragmentado que surge en países con poco desarrollo industrial y que constituyen un stock al recurso sin importar si es renovable o no. Así, es evidente que se quieren obtener los mayores beneficios en el menor tiempo posible, pero su manera de extracción causaría daños, no solo en la sociedad, sino también en al ambiente en que vivimos.

c) Tal como dijimos al comienzo, Famatina es una pequeño pueblo de alrededor de 7000 habitantes que se encuentra situado al norte de la provincia de La Rioja, a 233 Km. de la cuidad capital, limitando al norte con la provincia de Catamarca, al este con los departamentos San Blas Castro Barros y Sanagasta al sur con el departamento Chilecito, al oeste con el departamento Vinchina y al sudoeste con el departamento General La Madrid. Su ubicación es 28°55'00?S 67°31'08?O, con una altitud de 1.672 msnm.

edu.red

Se destaca por altura el cerro La Mexicana, donde está la cumbre nevada General Manuel Belgrano, de 6.250 metros, perteneciente al sistema de las sierras de Famatina, que se extiende a lo largo de unos 100 km. en el oeste de la provincia y forma parte de un sistema orográfico con características geológicas que lo vinculan tanto a la Precordillera de La Rioja, San Juan y Mendoza, como a las Sierras Pampeanas. Fue plegado en el paleozoico y luego ascendido por la orogenia andina. Se trata de un sistema semiaislado que corre de norte a sur, con una ligera desviación hacia el sudeste. Las sierras presentan cimas redondeadas. El contacto entre las sierras y la región plana forma los llamados "conos de deyección", relieves inclinados por los cuales se escurren las aguas, generalmente cargadas de aluviones provenientes de las cuencas y laderas. Se observan también trazas de una fuerte erosión, es decir, entalladuras y quebradas, gargantas, cascadas.

En toda la región el clima es muy seco y templado. Tiene una temperatura media anual de 25° C. En zona de valles, las temperaturas oscilan entre los 30º C de máxima y los 8º C de mínima. Se caracteriza por la tibia temperatura en los meses del otoño, invierno y primavera. Las noches de verano son frescas y muy agradables. La falta de humedad y la escasez de lluvias son uno de sus rasgos más notorios. Las precipitaciones en toda la zona están entre los 200 a 300 mm. anuales. El Zonda es el viento típico de toda la Región, Es seco y muy cálido sopla entre los meses de mayo y octubre en cuanto a su flora, podemos decir que se adapta a la escasez de agua.

En las zonas montañosas la vegetación es escasa y xerófila. Se compone principalmente de estepas arbustivas, con algunos pajonales con afloraciones rocosas así como quebradas arbustivas húmedas. Cuenta con 35 especies, variedades o formas exclusivas de plantas, como la chilca Baccharis y varias de cactus como así también en lo que refiere a la fauna.

d) En relación a las ventajas competitivas en relación a su ubicación geográfica, quizá sería necesario hablar de "desventajas", dado que, tal como se expuso, Famatina se encuentra enmarcada en un sistema de sierras que no favorece el trazado de caminos ni el intercambio de mercancías. La ruta cercana más importate es la mítica Ruta Nacional 40 que la vincula con su capital de Provincia (desde La Rioja, partiendo hacia el norte por Ruta Nacional Nº 75, pasando por las localidades de Sanagasta, Aminga y Aimogasta, tomando, luego, la Ruta Nacional Nº 60 y, posteriormente, al sur por Ruta Nacional Nº 40, se llega a Famatina por Ruta Provincial Nº 11). La distancia aproximada entre La Rioja y Famatina es de 232 Kilómetros. A su vez, las localidades del Valle de Famatina se hallan comunicadas por la Ruta Nacional Nº 40, rutas provinciales Nº 11 y Nº 12 y por caminos vecinales.

También es importante destacar las rutas Nº 78 y Nº 38 a Córdoba. Y la Nº 7 que la vincula con la región pampeana. Además hay numerosos pasos cordilleranos que permiten el cruce a Chile y el acceso a los puertos del Pacífico.

Pero esta desventaja por su relativo aislamiento no fue una constante en la historia: desde fines del siglo XIX el Ferrocarril Argentino del Norte unía Chilecito con los más importantes centros comerciales del país, transporte que –enlazado con el Cablecarril—[2] se volvía especialmente útil para el tráfico de minerales extraídos de La Mejicana (hasta ese momento el transporte se venia haciendo a lomo de mula). Más tarde, el ferrocarril Belgrano Cargas, que permitía transportar grandes volúmenes de mercaderías a bajos costos (es decir, sin depender de los onerosos sistemas de transporte vial) cumplió el mismo papel: posibilitar que los productos del NOA y del NEA lleguen a centros urbanos y a puertos fluviales y marítimos de exportación. Pero desde fines del siglo pasado el sistema de ferrocarriles fue devastado, dejando aisladas amplias zonas del territorio nacional.

Así y todo, Famatina tiene aún zonas rentables donde se cultiva el Nogal –del cual se cosechan una de las mejores producciones de nueces del país–, la vid –para la elaboración y exportación de vinos– y diversas producciones agrícolas, sobre todo frutales, y ganaderas.

A partir de la lectura del texto de Gudynas

  • e. ¿Por qué el autor sugiere que los gobiernos sudamericanos defienden en la actualidad el neoextractivismo?

  • f. Explicar el papel del Estado argentino como "Estado compensador"

En "Estado compensador y nuevos extractivismos. La ambivalencia del progresismo sudamericano", Eduardo Gudynas analiza –en el marco de la crisis global que afecta principalmente a las grandes economías industrializadas– las estrategias político-económicas de la mayor parte de los países de América del Sur; países cuya particularidad es estar gobernados por agrupamientos y dirigentes que se definen como "progresistas" o como parte de una nueva izquierda. Este investigador montevideano destaca, en ese sentido, la paradójica centralidad de la noción de "crecimiento económico" como motor de un desarrollo sustentado sobre dos pilares: las exportaciones y las inversiones.

En esta estrategia de desarrollo, previsiblemente, los recursos naturales tienen un papel destacado: de ahí la expansión del llamado extractivismo, que incluye actividades como la explotación minera o petrolera o los monocultivos intensivos. Bajo nuevas y singulares condiciones globales, sostiene Gudynas, el extractivismo "se caracteriza por la explotación de grandes volúmenes de recursos naturales, que se exportan como commodities y dependen de economías de enclave (que pueden estar localizadas, como los campos petroleros o las minas, o bien ser especialmente extendidas, como el monocultivo de soja)".[3]

En este marco, el texto propone una distinción fundamental entre un extractivismo clásico y un neoextractivismo. En el primero –propio de las últimas décadas del siglo pasado y de sus gobiernos conservadores–, la empresas transnacionales ocupan el primer plano y son amparadas por un Estado que, con escasos dispositivos de regulación y control, les es funcional. El crecimiento económico provocado por el extractivismo se debía derramar sobre la sociedad. El neoextractivismo, en cambio, es el modo particular que adquiere la explotación de los recursos naturales en el momento de hegemonía política de los nuevos gobiernos progresistas de América Latina; modo que Gudynas caracteriza como "heterodoxo" dado que se pueden hallar en él tanto cambios profundos (la nacionalización de muchos recursos naturales, el rol activo del estado, sea con participación directa –con empresas propias, como ahora YPF– o indirecta –con asistencia financiera, subsidios, etc. –) como notorias continuidades.

A pesar de sus evidentes contrariedades (a saber: la mantención de una inserción internacional subordinada a la globalización, la fragmentación territorial entre zonas de explotación vinculadas a la economía global y zonas desatendidas por el Estado, el desplazamiento de comunidades locales de zonas explotables, el aumento de la contaminación, la pérdida de biodiversidad, etc.) y de las protestas sociales y ciudadanas (las luchas en Famatina, La Rioja, y Andalgalá, Catamarca, son los casos más conocidos en la Argentina y el de Loncopué, Neuquén, el más reciente) que el neoextractivismo progresista genera, los gobiernos de izquierda de Latinoamérica defienden con convicción estas prácticas. El principal argumento es que el neoextractivismo les permite recaudar fondos que son utilizados en la lucha contra la pobreza. De esta manera, esta práctica cobra legitimidad social y política. A su vez, este argumento se encuentra enmarcado en un discurso modernizador propio de la tradición del desarrollismo sudamericano basado en el progreso y en la apropiación intensa de la naturaleza.

¿Qué forma estatal le corresponde a este pasaje del extractivismo clásico al neoextractivismo?

Dirá Gudynas que en el marco de este proceso de transformación política y económica, el Estado tiende a presentarse con dos caras: por un lado, bajo la idea de crecimiento y desarrollo, apoya e incentivas dinámicas capitalistas sustentadas en la explotación intensiva de recursos naturales. En ese sentido, dice el ecólogo uruguayo, "el Estado progresista es funcional a este capitalismo que descansa en la apropiación de recursos naturales para volcarlo a la globalización".[4] Pero, por otro lado, debe intervenir en el mercado a fin de regular los procesos de acumulación: de ahí el desarrollo de políticas vinculadas a la compensación social y ambiental. De este modo, agrega el autor, "el Estado progresista busca lograr delicados equilibrios entres sus concesiones al capital y la necesidad de regularlo, entre alentar el extractivismo y amortiguar sus impactos sociales".[5]

Lejos de irse conformando un Estado de Bienestar, destaca el texto, se irá conformando un "Estado Compensador", cuyo elemento central es la producción de equilibrios dinámicos. Un estado que, si bien cuenta con la captación de renta la extractivista como elemento central, no se configura como un clásico estado rentista, sino como un estado democráticos que diseñan mecanismos de redistribución de la renta.

En síntesis, afirma Eduardo Gudynas, tanto el extractivismo como el "Estado Compensatorio" implican modos en que los gobiernos progresistas de América Latina acepten las dinámicas capitalistas, considerando que sus impactos negativos pueden ser rectificados o amortiguados.

Aplica los cuatro componentes de la Teoría Social del Riesgo para explicar el caso de Famatina

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Según diversos autores (Giddens: 1990, Beck 1993, Funtowicz y Ravetz 1993), el riesgo y la posibilidad de catástrofes son características fundamentales de la sociedad contemporánea. En este marco, Claudia Natenzon, en Catástrofes naturales, riesgo e incertidumbre, identifica cuatro dimensiones de una Teoría social del riesgo: la peligrosidad, la vulnerabilidad, la exposición y la incertidumbre.[6] Ensayaremos analizar el caso de Famatina a la luz de estas cuatro dimensiones.

Peligrosidad: este primer nivel refiere al "potencial peligro que tienen los fenómenos naturales (espontáneos o manipulados técnicamente), potencial inherente al fenómeno mismo, sea cual fuere el grado de artificialidad".[7]

En el caso particular de Famatina, la peligrosidad incluye desde los perjuicios a la biodiversidad que implica la transformación del ecosistema a partir del derribado de montás a la contaminación producto de los derivados de los procedimiento para la explotación de minerales en gran volumen. Dicho procedimiento consiste en pulverizar la roca, tamizarla y mezclarla con elementos químicos para extraer los minerales disueltos. Luego se separan de esta amalgama los minerales, se los procesa en forma de pellets y se los embarca a otras regiones para su industrialización. El resto que queda en el territorio es material inerte, algunas veces contaminado por la utilización de poderosos elementos químicos, nocivos para la salud. En concreto: la utilización de elementos químicos de alta toxicidad para extraer los minerales disueltos, como el cianuro, hace que este tipo de procesos representen un alto riesgo de contaminación ambiental de muy difícil y costosa reversibilidad.

Es también importante destacar que para la pulverización de la roca se utilizan gran cantidad de explosivos, con todos los riesgos que su manipulación implica.[8]

Al mismo tiempo, para realizar estos procesos es necesario utilizar grandes cantidades de agua, un bien que con el paso de las décadas se va volviendo escaso y que no es, precisamente, un elemento natural que esa zona abunde.[9] La demanda intensiva para una sola actividad pone en riesgo la libre disponibilidad para otras, como las agropecuarias, el consumo humano, y el volumen de las reservas subterráneas.

Vulnerabilidad: la vulnerabilidad está definida por "las condiciones socioeconómicas previas a la ocurrencia del evento catastrófico, en tanto capacidad diferenciada de hacerles frente. Los niveles de organización e institucionalización de los planes de mitigación (preparación, prevención, recuperación) también son un componente central de la vulnerabilidad. Desde este punto de vista, la vulnerabilidad está directamente asociada al desarrollo".[10]

Famatina en particular y La Rioja en general son, en términos socio-económicos, territorios vulnerables en términos socioeconómicos. Si bien en constante baja desde hace más de seis años, el índice de pobreza oficial de La Rioja asciende al 18,2% de la población, pero analistas privados indican que rondaría el 33,7 %.

En términos institucionales, no podría hablarse precisamente de solidez institucional y discursiva de la provincia: el actual gobernador, Luis Beder Herrera, se presentó previo a las elecciones del año 2007 como un "defensor del Medio Ambiente",[11] pero luego se fue ubicando lejos de estas posiciones, hasta derogar la Ley 8.137 que prohíbe la explotación a cielo abierto, una ley que él mismo había promovido poco tiempo antes.

Exposición: La exposición "se refiere a la distribución de lo que es potencialmente afectable, la población y los bienes materiales expuestos al fenómenos peligroso. Es una consecuencia de la interrelación entre peligrosidad y vulnerabilidad y, a la vez, incide sobre ambas. Este componente se expresa territorialmente como construcción histórica que entrelaza los procesos físicos naturales con las relaciones socio-económicas".[12]

Tal como señalamos en el ítem de peligrosidad la extracción "a cielo abierto" de metales afecta a múltiples niveles las condiciones ecológicas de Famatina y sus alrededores: quedan expuestos a su agresividad los suelos, el aire, el agua, los pobladores, los animales y plantas y hasta la montaña misma. El ecosistema en su conjunto se encuentra expuesto a este peligroso fenómeno.

Suele destacarse el problema de la contaminación del aire y del agua por impurezas sólidas (capaces de penetrar hasta los pulmones) y por vapores o gases de cianuros, mercurio, dióxido de azufre contenidos en gases residuales. Se afectan las aguas superficiales por residuos sólidos. Y, también , las aguas subterráneas o freáticas contaminadas con aceite usado, con reactivos, con sales minerales provenientes de las pilas o botaderos de productos sólidos residuales de los procesos de tratamiento.

Pero también se ve afectada la superficie del suelo, incluyendo la destrucción de áreas cultivadas y de otros patrimonios superficiales. Puede alterar, al mismo tiempo, el curso de aguas y formar grandes lagunas con el material descartado. Las explosiones implican la eliminación del suelo en el área de dinamitación, además de producir un resecamiento del suelo en la zona circundante, así como una disminución del rendimiento agrícola y agropecuario.

La megaminería a cielo abierto también transforma radicalmente el entorno, perdiendo su equilibro natural, ya que se ve afectado por el ruido producido en las distintas explosiones y operaciones. Impacta sobre la flora e impacta sobre la fauna, al mismo tiempo que sobre las poblaciones, pudiendo dar lugar al surgimiento descontrolado de asentamientos humanos ocasionando una problemática social, además de destruir áreas de potencial turístico. Puede provocar una disminución en el rendimiento de las labores de pescadores y agricultores debido a envenenamiento y cambios en el curso de los ríos debido a la elevación de nivel por sedimentación. Puede provocar un impacto económico negativo por el desplazamiento de otras actividades económicas locales actuales y/o futuras. Y cambios en el microclima y un fuerte impacto escénico posterior a la explotación dejando profundos cráteres en el paisaje.

Incertidumbre: La incertidumbre, propone el texto citado, "se relaciona con las limitaciones del estado del conocimiento (limitaciones técnicas) y las indeterminaciones en cuanto a competencias institucionales y aspectos normativos (incertidumbre social); al mismo tiempo, estas limitaciones y la complejidad del fenómeno en cuestión impide el manejo de la totalidad de las variables involucradas, impregnando de incertidumbre los procesos de tomas de decisiones".[13]

El cruento debate abierto en torno a la minería a cielo abierto y sus perjuicios al entorno evidencia, además de voracidad de empresas mineras, la ausencia de datos sólidos en relación a estas nuevas prácticas extractivistas. La falta de certezas en el campo científico y técnico –cuando no la tendencia a avalar prácticas nocivas para el medio ambiente– posibilita la extensión de estas dinámicas.

Incertidumbre también genera, tal como lo marcábamos líneas arriba, la insolvencia institucional de un estado provincial que primero prohíbe y pronto avala estas prácticas.

Incertidumbre genera también que las empresas extranjeras desarrollen modos de extracción y/o producción que están prohibidos en sus países de origen, sea la minería a cielo, hoy, como las pasteras, ayer.

¿Cómo confiar, en este marco, en la propuesta de dispositivos de "control", de "seguridad", de "no contaminación"? Además, ¿de que van a vivir las personas que hoy lo hacen de esa actividad una vez que los yacimientos se agoten? ¿Como se van a mantener una vez que no cuenten con esos ingresos y que el cianuro les haya arruinado la salud? Pongamos en la balanza lo que da la minería y el pasivo ambiental que deja. ¿Realmente vale la pena? ¿Vale la pena destruir glaciares y ríos, secar acuíferos y fuentes irrecuperables de agua en post de unos pocos años de desarrollo? ¿Vale la pena volar montañas dejando –además de enormes cráteres– pilas y pilas de desechos contaminados con cianuro que perduraran añares a cambio de dos décadas de explotación minera?

¿A qué se refiere la noción de "riesgo global", de acuerdo al texto de Gómez Rábago?

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Francisco Gómez Rábago analiza en "La globalización y las regiones de riesgo" el modo en que el riesgo –es decir, la posibilidad latente de una catástrofe que quienes habitamos el territorio global no logramos conjurar– se vuelve un elemento central de las dinámicas sociales actuales.

En ese marco, el autor destaca el modo en que Giddens caracteriza cómo "el experimento global de la modernidad" nos condujo a vivir en una "sociedad de riesgo" que abunda en peligros globales. El deterioro del medio ambiente y los riesgos que esto conlleva para todos los seres vivos que lo habitan es una de las expresiones más claras de este complejo fenómeno.

De este modo, luego de presentar diversas acepciones del concepto de globalización, Gómez Rábago focaliza sobre la "globalización ambiental" que "define el deterioro ambiental que el modelo de producción y consumo capitalista ha generado sobre los ecosistemas (contaminación de agua, aire y tierra, calentamiento global, alteración del clima, desaparición de especies de flora y fauna, disminución de la capa de ozono, etc.)".[14]

Es a partir de la globalización ambiental que emerge el concepto de "riesgo global" que, como el de "sociedad en riesgo" de Ulrich Beck, expresa cómo la realidad global se instala en la vida cotidiana produciendo una sensación de inseguridad e inestabilidad permanente, al tiempo que resquebraja la cohesión social, la estructura familiar, los valores comunitarios y las reglas de interacción social. En concreto, la tesis de Beck anuncia: "En la modernidad avanzada, la producción social de riqueza va acompañada sistemáticamente por la producción social de riesgo".[15]

En síntesis, Gómez Rábago sostiene que en las actuales condiciones socio-políticas, el riesgo se hace global, porque a mayor nivel de modernización, mayor riesgo. Vivir en riesgo es, precisamente, "vivir sin la capacidad de controlar los resultados de la interacción social"; es decir, hay una alta incapacidad de prever. Y concluye diciendo que el riesgo permanente es fruto de un modelo de organización de la sociedad que produce efectos obvios a nivel macro, pero también a nivel medio (espacios regionales cada vez más vulnerables a causa del deterioro ambiental y de la explotación intensiva de recursos naturales) y micro (la depresión, la frustración y el miedo que produce vivir permanentemente en estado de riesgo).

 

 

Autor:

Lola

[1] Los metales preciosos fueron, desde siempre, el punto de atracción de este particular territorio geográfico: mucho antes de las empresas multinacionales que hoy pretende explotar las minas, ya los indios famatinas, uno de los pueblos diaguitas más importantes, centraban su actividad productiva en la explotación del oro y la plata en las faldas serranas.

[2] En su momento, para transportar gran cantidad de mineral hacia Chilecito, se construyó una de las mayores obras de ingeniería del mundo: el Cablecarril que fue terminado en 1905 con una longitud de 35 km. En la actualidad, en desuso, forma parte de los monumentos y lugares histórico-turísticos de la Argentina.

[3] Gudynas, Eduardo, “Estado compensador y nuevos extractivismos. La ambivalencia del progresismo sudamericano”, en Nueva Sociedad Nº 237, enero-febrero de 2012 (p. 131).

[4] Ibídem p. 136

[5] Ibídem p. 139

[6] Claudia Natenzon, Catástrofes naturales, riesgo e incertidumbre, Buenos Aires, Flacso, Serie Documentos e Informes de Investigación Nº 197, 1995.

[7] Barrenechea, Julieta, Elvira Gentile, Silvia González y Claudia Natenzon (2000) “Una propuesta metodológica para el estudio de la vulnerabilidad social en el marco de la teoría social del riesgo”. En IVª Jornadas de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Buenos Aires, 6 al 10 de noviembre, 2000. (Pág. 2)

[8] Según las afirmaciones de Enrique Viale, presidente dela Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, solo en la mina Pascua Lama serán utilizadas, durante todo el proceso extractivo, unas 493.500 toneladas de explosivos, casi la mitad de los lanzados en la Segunda Guerra Mundial. Cerros enteros son derribados con explosivos, molidos y reducidos a polvo. Colectivo Voces de Alerta (Horacio Machado, Maristella Svampa, Enrique Viale, Marcelo Giraud, Lucrecia Wagner, Mirta Antonelli, Norma Giarracca y Miguel Teubal) 15 mitos y realidades de la minería transnacional en la Argentina. Guía para desmontar el imaginario prominero, Colección Cascotazos, El Colectivo y Herramienta, Buenos Aires, Argentina, octubre de 2011.

[9] Según la misma fuente de la nota anterior, la mina La Alumbrera, situada en Catamarca, tiene autorizado emplear más de 86 millones de litros de agua por día. Esto es mucho más que el consumo total de la provincia. Idem.

[10] Idem.

[11] “Estoy en contra de que puedan dañarnos el agua. No tenemos derecho a entregar por el 3 por ciento, por 4 por ciento, esa riqueza que es de la gente, que es de toda la provincia. No vamos tratar en el despojo de las minas de Famatina, no se van a llevar el oro ni nos van a contaminar el agua”, dijo Beder Herrera ese año.

[12] Ídem.

[13] Ídem.

[14] Gómez Rábago, Francisco, “La globalización y las regiones de riesgo”, 11° Encuentro Nacional Sobre Desarrollo Regional en México, Mérida, 2006, p. 3.

[15] Ídem. p.4