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Sexualidad y Erotismo (página 2)

Enviado por Lic. Sonia Cesio


Partes: 1, 2

Esta también puede ser entendida como una disociación entre: lo repetido (el vínculo conyugal) y lo nuevo: el vínculo de amantes, donde recae la idealización; intentando recrear un reencuentro que paradojalmente activa a un fenómeno repetitivo.

Nos preguntamos si la infidelidad puede pensarse como una formación de compromiso. Para intentar una respuesta, recurrimos a una frase de J. Puget 'la constitución de la pareja matrimonial implica hacer un corte por el cual se deja de pertener a otra configuración vincular…(fenómeno semejante a la represión que estructura al aparato psíquico)…esta cuestión se constituye en anhelo'. Diferencia entonces el encuadre de amantes diferente del matrimonial y señala que este corte es constituvo de la estructura vincular. Siguiendo esta conceptualización se podría pensar a la infidelidad como una formación de compromiso en la estructura vincular-pareja.

La infidelidad parece burlar la ley matrimonial, pero al mismo tiempo la mantiene en apariencia al coexistir ambos vínculos (conyugal/amantes). Todos los parámetros definitorios de la pareja sufren ese impacto y comparten con el otro vínculo la exclusividad perdida, tornando paradojal a la vincularidad. Es una paradoja que se instala en ese vínculo matrimonial y reedita lo nuevo y lo repetido; lo igual y lo diferente. La tendencia monogámica se mantiene ya que no se considera bigamia; sin embargo las relaciones sexuales ya no son exclusivas del matrimonio. La cotidianeidad y los proyectos también marchan por un doble carril. En este caso, la infidelidad es una expresión de esa estructura vincular aunque sea uno solo de los miembros el que la actúa. Se sostiene porque implica acuerdos y pactos inconcientes que seguramente no serán los del comienzo, pero mientras la pareja coexista con la infidelidad se hallan cautivos de esa operatoria.

Cuando se mantiene una relación al margen de la conyugalidad siempre hay indicios de la misma, los que son desmentidos en función del cumplimiento de los mencionados pactos y acuerdos.

La fidelidad se relacionaría con la posibilidad de equilibrar los efectos desestabilizantes por los que transitan los cónyugues, y a su vez producir modificaciones en el armado original. Seria una puesta a prueba, y aqui tenemos la formación de compromiso en caso de fallar.

Recordemos que la sexualidad es uno de los sostenes del vínculo matrimonial. En la clínica esta conflictiva aparece en un momento posterior (generalmente) a la consulta inicial, ya que es necesario hacer un pasaje de esa escena íntima y compartida sólo por dos, a presentarla ante el tercero (analista) que con la escucha participa de esa escena: la 'mira' de alguna manera. Tiene el valor de sacar a la luz algo oscuro, tanto como el lecho matrimonial en conflicto.

El acto sexual remite a significaciones diferentes para cada cónyugue; ya que cada uno posee una vida sexual infantil, y una situación edípica propia y singular.

La cuestión a investigar tiene que ver con los elementos que van a configurar la envoltura vincular.

Rene Käes habla de la envoltura que sostiene al grupo y del punto cero de la organización, donde no hay diferencias de sexos sino angustia de nacimiento (por la intensa regresión).

Discutimos respecto de la representación infantil de la satisfacción sexual y pensamos que es necesario hacer una traspolación, en el sentido de que los órganos genitales acceden a otra forma de satisfacción nueva con el agregado de sensaciones de interioridad asociadas a: penetrar/ser penetrado, y la amplia gama de sensaciones que ello genera. Joyce McDougall dice, haciendo referencia al orgasmo y la relación con la madre: " dejarse arrastrar física y psíquicamente por el deseo de fundirse con la madre-universo….constituye la realización de dos experiencias esenciales, ambas psicosomáticas: la satisfacción del sueño y del orgasmo".

El cuerpo sexuado se significa y resignifica en la relación con el otro. Esta significación vincular está en relación directa con la diferenciación de los yoes respecto de sus identificaciones. Pensamos en dos conceptos vinculares: 1) yo sujeto – tu/objeto pareja; y 2) yo sujeto – tu /objeto-originario pareja.

El primer par abarca a un otro diferenciado de la propia persona con otro sexo, otro cuerpo y otra vida.

El segundo par revela un corrimiento de la fusión con el objeto primario (madre) a un otro, representante de la vida actual (no infantil) que cumple con ciertas caracterísiticas del objeto originario: participa del acuerdo inconciente y ocupa el lugar de objeto único, pero no lo es. Esto genera malentendidos, desencuentros, conflictos. Se ha pasado de la ilusión de completud del enamoramiento al vínculo fusionado para sostener el desamparo originario.

Cuando hablamos de objeto originario designamos a la relación indiscriminada con la madre infantil. Es un concepto diferente de 'objeto único' que citan Isidoro Berenstein y Janine Puget en sus desarrollos sobre el psicoanálisis de la pareja matrimonial.

Nos preguntamos si puede construirse una escena primaria compartida. Marcos Bernard afirma en "Fantasía inconciente e intersubjetividad" que la coincidencia de fantasías se produce en el campo de lo interpersonal. Es posible observar de qué manera los integrantes de un grupo pueden coincidir, mientras la relación entre ellos se mantiene en un nivel conciente, pero se complica la comprensión de la convergencia a nivel de la fantasía inconciente (fenómeno individual por excelencia). El término puede generar confusiones; es más pertinente hablar de la posibilidad de coincidencia o convergencia de fantasías.

Las fantasías originarias (seducción, castración, fusión) poseen la condición de universalidad. Las mismas se hallan presentes entre los miembros de un grupo, pero el contenido (cómo va a ser llenada cada fantasia) es privativo de cada uno. Lo prototípico de la estructura de las fantasías originarias es la indiscriminación.

Esta teorización relativa al grupo es aplicable a familia y pareja? Asi como sucede en los grupos, donde se arma una trama entre las fantasías fundantes y las secundarias (con una trayectoria progresiva, de menor a mayor discriminación entre sujeto-objeto) también en la sexualidad humana existen momentos de intensa fusión y momentos de discriminación, conectados al placer individual. Estas fantasías se entramarán desplegando un argumento peculiar en cada pareja.

Qué fenómeno genera la unión de dos personas? Porqué una persona elige a una determinada y no a otra?

El sentimiento de incompletud empuja al sujeto a vincularse, en la ilusoria expectativa de colmar su falta. Probablemente esa elección tan singular tiene que ver con los elementos de convergencia y acople.

Se plantean dos posibilidades de aproximación a las fantasias originarias:

1) la abierta donde el otro viene a llenar una falta, sobredeterminando asi la constitución de la escena; es decir va a ser el otro el que determina la posición del sujeto en el vínculo;

2) la cerrada donde la escena primaria ya estaría completa. El sujeto va al encuentro del otro como sistema cerrado y la relación implicaría tranferencias recíprocas.

Elsa Labos afirma que "hay una fantasía vincular actuada" cuando el otro es colocado en el lugar del fetiche; ese otro es un objeto que viene a obturar la falta.

Segun la conceptualización de Janine Puget, el origen del porqué de la elección mutua se funda en el intento de entender y aprehender el porqué de la escena primaria, donde lo incognoscible se vuelve ilusoriamente cognoscible en el enamoramiento; y retoma su condición previa en la desilusión.

Lo cognoscible es una ilusión a la que en algun momento hay que renunciar. El sujeto, al elegir al otro hace renuncias y llevar adelante esa elección implica hacer un duelo por 'todos los otros' de las diversas configuraciones vinculares que quedan fuera.

Otro modelo para pensar el vínculo de la pareja es la gramática generativa. El ser humano tiene una posibilidad amplísima para el recorte de la lengua, y lo que hace el estímulo es recortar ciertos grupos sintácticos. Si el otro de la pareja recorta la gramática, atenta contra el narcisismo del sujeto.

Cada persona tiene ciertos puntos de fijación, identificaciones y un modelo de vínculo (altamente individual). Hay áreas inéditas en cada persona y un nuevo encuentro suele activarlas.

Respecto del tema de las identificaciones, el trabajo que realiza el analista de pareja es precisamente, cuestionar modelos identificatorios; intenta desglosar relaciones endogámicas.

Volviendo al citado trabajo de Marcos Bernard, el autor afirma "las fantasías no se comparten en ninguno de sus estadíos o niveles de complejidad. Sólo pueden formar parte de un patrimonio común a los integrantes de un vínculo; aquello que constituye un código compartido pasible de conciencia: desde una estructura de roles a un lenguaje. El efecto convocante de las fantasías originarias reside en su posibilidad de generar y distribuir roles universales, reconocibles y aceptables por todos en tanto pertinentes a un momento fundacional del vínculo: roles que a su vez evocan en otros la resonancia de las fantasías equivalentes…no se puede concebir un contexto vincular, cualquiera que sea, sin pensarlo como una pantalla en que se proyectarán y cristalizarán los contenidos de fantasía de los que lo constituyen…"

Agregamos aqui una cita de Sigmund Freud en 'Sobre una degradación general de la vida erótica' (1912) "…la vida erótica de estos individuos permanece disociada en dos direcciones, personificadas por el arte en el amor divino o el amor terreno. Si aman a una mujer no la desean; y si la desean, no la pueden amar…."

Sobre la mujer dice: "…lo que no parece existir en la mujer es la necesidad de rebajar al objeto sexual, circunstancia enlazada, seguramente, al hecho de no darse tampoco en ella nada semejante a la supervaloración masculina…" En el 'Tabú de la virginidad' (1918) dice "…otra de las razones que motivan el desengaño producido por el primer coito es la imposibilidad de procurar a la mujer, por lo menos a la mujer civilizada, todo lo que de él (cónyugue) se prometía. Para ella, el comercio sexual se hallaba enlazado hasta aquél momento a una enérgica prohibición, y al desaparecer ésta, el comercio sexual legal hace el efecto de algo muy distinto…Tales jóvenes declaran francamente que el amor pierde para ellas parte de su valor al dejar de ser secreto…Esta idea adquiere en ocasiones, tal predominio que impide totalmente el desarrollo de amor en el matrimonio, y la mujer no recobra su sensibilidad amorosa si no es en unas relaciones ilícitas y rigurosamente secretas, en las que cuales se siente segura de su propia voluntad, no influida por nada ni por nadie…"

En la actualidad, respecto de la prohibición sexual, hay una sobreestimulación proveniente de diferentes medios (televisión, revistas, etc). Las limitaciones y prohibiciones se modificaron en función de los cambios culturales, pero el erotismo sigue colocado en algo prohibido, sigue siendo ese factor el que despierta mayor atracción. Parece que lo excitante ligado a lo prohibido es condición de universalidad.

Hay dos tiempos en los que se funda la excitación sexual; ellos son: la fijación y la prohibición.

El varón, al no jugar aspectos perversos con la madre, debe perderle el respeto a la mujer para que la sexualidad adquiera cierta plenitud. La mujer siente que se constituye como tal en tanto es objeto de deseo.

Clínicamente se observa que la vida sexual de las parejas se trastoca con la llegada de los hijos; un ejemplo bastante comun que afecta a la excitación masculina es encontrarse con que su mujer ahora 'es madre'.

Nos preguntamos sobre la condición actual del erotismo, cómo opera en el sujeto el ofrecimiento sin restricciones de servicios sexuales?…qué efecto tiene esa cercanía respecto de lo inasible del deseo? Cómo repercute en lo cotidiano?….

Recordamos a J. P. Valabrega que en "El problema antropológico del mito" dice que el objeto es sólo objeto fetiche; y el fantasma vincular actuado tendría como característica ser el soporte de la negación de la castración. El referente de esta negación estaría dado por lo real del otro como punto incognoscible, que en lo vincular es motor de deseo y punto de angustia.

Cuál sería la diferencia entre aparato psíquico abierto o cerrado? Desde la noción de aparato cerrado se conceptualizaría lo vincular como transferencia recíproca. Tiene importancia la repetición de modelos identificatorios. Desde la noción de aparato abierto, lo vincular sería un espacio a generar por los miembros de la pareja recortando al otro y siendo recortado por el otro.

Pensándolo de este ángulo, el espacio vincular quedaría demarcado entre lo intrasubjetivo (con las historias contadas o actuadas desde las identificaciones) y lo transubjetivo (con sus elementos emblemáticos). Adquiere importancia la desidentificación.

Nos preguntamos: existe en lo inconciente la representación de la función esposo/esposa? Pensamos que es un espacio interno que se construye (luego de desarmar las identificaciones paternas). El universo fantasmático de la vida sexual en el matrimonio proviene desde ese espacio interno, desde el lugar diferenciado de hombre/mujer. La función hombre/mujer se corresponde con el espacio intrasubjetivo; la correspondiente a esposo/esposa tiene que ver con el espacio transubjetivo. Estos conceptos se hallan más explicitados en:

http://ar.geocities.com/unenigmasi/configvinc.html

Cuando decimos 'esposo/a' no nos referimos a la legalidad que confiere el registro civil, designa otras diferencias además de las del género; alude a 'con este si-con otro no'. Además implica la significación de 'no parental' 'no incestuoso'.

Existe entonces un eje permitido/prohibido que tiene que ver con la ley, y que va a posibilitar la circulación del deseo. También hay una inscripción psíquica de lo social. Cuando apareció la ley del divorcio vincular (en Argentina) dio lugar a la emergencia de diferentes imaginarios: en algunas parejas que no se legalizaban apareció el reproche "no querés casarte conmigo", otorgando una nueva versión del "no me querés".

Otro factor que modifica a la pareja es la crianza de los hijos: la mujer tiene la tendencia a maternizarse y el hombre a filializarse, generando conflictos conyugales.

Nueva pregunta: cómo se accede al lugar de la paternidad? Se define por cortes: el padre tiene que hacer un corte que consiste en separar a la madre de su hijo y recuperarla; la madre tiene que recuperar su deseo de ser la mujer de ese hombre elegido, aunque ahora devenido esposo y padre.

En los vínculos consanguíneos los papeles son claros y predeterminados. El lugar de marido-mujer es un no lugar: lo no fraterno, lo no filial.

Pensándolo en términos de objeto-pareja, el yo tiene aqui varias posiciones:

1) dual-narcicista;

2) escindido del vínculo madre-padre;

3) como tercero excluido.

La situación de ser esposo/a es inédita. Puede darse una saturación de lo transferencial o la creación de algo nuevo. Existen parejas 'terapéuticas' que contribuyen a que los lugares no se saturen nuevamente de transferencia.

Cabe recordar que los espacios psíquicos a los que nos referimos son: intrasubjetivo, intersubjetivo y transubjetivo (*1), que se correlacionan con la descripción del inconciente freudiano en el Capítulo VII de 'La interpretación de los sueños'. El conflicto es variable: puede haber más dificultad para ocupar un lugar en lo transubjetivo que en lo intersubjetivo, ya que los lugares de inscripción son diferentes.

'Esposo/a' puede significar cosas distintas segun a qué espacio haga referencia.

El vínculo de pareja tiene cierta fragilidad, a diferencia del filial y fraterno. Hay fantasías de corte del vínculo. La premisa 'hasta que la muerte nos separe' conjura la mortalidad de cada uno en la pareja y es, por lo tanto esperanza de inmortalidad.

El divorcio sigue provocando sensación de rechazo en el sentido de la proximidad con lo siniestro. Hay que agregar, además que en la actualidad hay falta de nominación respecto de los productos de los segundos matrimonios (referido a: los tuyos, los mios, los nuestros). Segun la conceptualización de Freud los segundos matrimonios son felices porque se proyectan desde el edipo positivo, mientras que los primeros tienen la pesada carga del edipo negativo.

Es frecuente observar que en la vida cotidiana de las parejas, el aspecto idílico se erotiza con lo prohibido. En la medida en que el vínculo deja de ser clandestino y se legaliza, la 'rutina' minimiza al deseo.

Julia Kristeva en 'Historias de amor' expresa: "es un hecho que el enamorado (sobre todo la enamorada) aspira a legalizar su pasión. La razón de ello es quizá que la ley externa al sujeto es una instancia de poder y de atracción que puede confundirse con el ideal del yo. Sin embargo, una vez instaurada la ley, el sujeto descubre su rostro que ya no es el ideal, sino un tiránico tejido de obligaciones diarias y de estereotipos conformes y por lo tanto represivos. De ese 'nosotros' amoroso en estado de deliciosa desestabilización hace entonces un conjunto coherente, un pilar de la reproducción, de la producción o simplemente del contrato social. A fuerza de fundirse con el ejercicio superyoico de la ley, el matrimonio -institución histórica y socialmente determinada – es antinómico del amor".

El tema vínculos de sangre versus vínculos de alianza nos lleva a la conocida confrontación naturaleza versus cultura. La designación vínculos de sangre agrega una categoría biológica a la cultural; aunque todo vínculo tiene algo de sangre y algo de cultura.

Respecto de la diferencia entre el hijo biológico y el adoptivo, el aporte que nos proporciona la observación en el área clínica es que el primero se siente inicialmente como parte del propio cuerpo para discriminar posteriormente ese sentir. Al hijo adoptado la madre lo ve distinto (léase ajeno); primero tiene que apropiarse de él para erogeneizarlo y entonces, separarse. Tal vez sea una necesidad femenina sentir crecer el hijo dentro de su vientre, aunque la psicopatología nos enseña que dentro del mismo puede crecer cualquier cosa.

Se plantea la circunstancia de una mujer violada que entregará ese hijo/producto de la violación; pero para poder darle vida catectizará el deseo inherente a la maternidad. Revisamos entonces, el concepto de deseo tomando la definición del diccionario de (psicoánalisis) de Laplanche y Pontalis "movimiento psiquico tendiente a recargar la imagen mnémica de una determinada percepción asociada a la vivencia de satisfacción. La necesidad nace de un estado de tensión interior y encuentra satisfacción por la acción específica. La experiencia de satisfacción constituye el origen de la búsqueda de la identidad de percepción. A partir de ahi el sujeto repite alucinatoriamente la percepción ligada a la satisfacción de la necesidad, que se ha convertido en un signo de satisfacción. La búsqueda del objeto en la realidad se halla orientada por estos signos infantiles indestructibles: fantasmas, correlato del deseo, deseo inconciente. Lacán diferencia necesidad como aquella que satisface la acción específica; demanda que es formulada, se dirige a otro (por ej la demanda de amor); deseo irreductible a la necesidad, puesto que en su origen no está relacionado con un objeto real sino con el fantasma. Irreductible a la demanda, por cuanto intenta imponerse sin tener en cuenta el lenguaje y el inconciente del otro, y exige ser reconocido absolutamente por él."

Al inicio de la pareja ocurre el enamoramiento, como un estado de completud. Desde Freud estaría regulado por el principio del placer encubriendo los conflictos que provocan tensión.

A raíz del desamparo inicial, el ser humano otorga un lugar de privilegio al otro; a su presencia; en este apaciguamiento de la demanda sólo hay mera descarga. El deseo, al investir la huella mnémica ligada a la mítica experiencia de satisfacción, sella de alguna manera el tema del amor (que nunca se satisface completamente). Hallar la huella mnémica implica hablar de una pérdida y de una búsqueda.

Tomamos el caso bastante común de las parejas que cuando fallece uno, al poco tiempo también muere el otro. En este caso el otro funcionaba como garante de su ser, a predomino de objeto único.

Cuando hablamos de cuerpo sexual, a qué nos referimos? A ese cuerpo del primer vínculo que se constituyó como cuerpo tocado (mimado), erotizado, hallado, entretejido fantasmáticamente, sobredeterminado por su historia; que ser reeditará en el encuentro de la pareja adulta con determinadas características. Se trata del cuerpo vincular que alude a los frutos de la fijación que se reciclarán más allá del cambio del otro en dicho vínculo.

Moguillansky y Seiguer, en referencia a "El cuerpo vincular" sostienen que la complejización y/o rigidez del mismo está en el reconocimiento permanente de lo incognoscible del otro, como el elemento que predispone al asombro por descubrir lo enigmático, lo inasequible.

Otra línea a investigar es: si los integrantes de una pareja no pueden escucharse, pueden tener relaciones sexuales satisfactorias? Es un planteo interesante ya que posibilitaría pensar en la categoria del 'vínculo virgen' donde no hay penetrabilidad más profunda que la proporcionada por la capacidad de los órganos sexuales.

El enamoramiento propicia y a la vez encubre otra operación, la de la alianza. Tiende ilusoriamente a crear un estado similar al que fue propuesto por Freud en torno a la relación de 'yo de placer purificado'. No es sólo una repetición de aquel 'nuevo acto psíquico' sino un nuevo momento fundacional.

Uno hace cuerpo con el otro y se encubren las diferencias, negándose también el sostén emocional de la familia de origen. La alianza como un nuevo momento de constitución subjetiva coexiste con esta representación y está encubierta por ella. El vínculo no es de sangre y la persona se potencia como sujeto. Los estados vinculares existen mientras haya diferencias, aunque el vínculo continuamente amenace con liquidarlas, tratando de cristalizarse en una fantasía compartible.

La fantasía de un cuerpo común (en el enamoramiento) está ligada a la posesividad, que señala sus raices pregenitales. Al estado vincular se lo concibe como un 'lugar de disposición a', como una virtualidad; otorgado por la importancia dada al otro real que a su vez incide en el otro pensado.

El aparato mental no tolera la incertidumbre, la falta de causalidad; esto alude a la intolerancia frente a lo nuevo con lo que se confronta cada integrante de la pareja.

La elección se lleva a cabo desde la historia vivida y con aquél que permita un despliegue transferencial. Nos referimos a la transferencia de lo vincular, donde hay noción de tercero y por lo tanto, de acceso a mayor complejidad.

Cuál es la diferencia con el vínculo de amantes? Cuál es el fundamento en el intento de mantener el enamoramiento siempre igual, con la misma pasión, sin vida cotidiana, sosteniendo la idealización de algun aspecto del otro? (y también poder prescindir de la relación en cualquier momento).

Planteamos paradojas: pareja estable- pareja no estable; prescripción- prohibición; amor y denigración del objeto; presencia-ausencia (recordar nuevamente, que la prohibición alude a la del incesto que recae sobre el objeto originario). La paradoja es condición de estructura, y contiene lo permitido y lo prohibido.

Es inevitable que en el armado de la pareja haya una búsqueda de reencuentro con el objeto primario. El objeto elegido tiene como condición preliminar que sea exogámico, pero que también posea algunas de las características endogámicas, por la proximidad con lo originario.

Para finalizar la compilación agregaremos la referencia al aspecto histórico. Que la sexualidad tuvo que ver con el hombre y la mujer no es una constante. En la cultura griega, el hombre era un objeto privilegiado para otro hombre. La homosexualidad se presentaba como una forma de negar la castración. Existían determinadas formas de goce y ciertas partes del cuerpo masculino se privilegiaban como atractivas.

El lugar reservado para la mujer era la procreación y el matrimonio formaba parte de un acontecimiento privado; ningún poder público legislaba al respecto: se trataba de una institución de hecho. En caso de litigio en torno a la herencia se tomaban indicios como la constitución de la dote o la calificación del hombre como esposo de la mujer con quien vivía. La ceremonia nupcial y la fiesta implicaban la presencia de testigos, útiles en caso de impugnación. También da cuenta de la necesidad respecto de la mirada social; la ceremonia pública instaura una marca.

Se consideraba a la dote como un medio honorable de enriquecimiento y los vástagos legítimos habrían de recibir el beneficio de la sucesión. Janine Puget refiere que la dote significa que la familia dé algo pero a modo de préstamo, ya que la mujer nunca es totalmente del otro. Se trata de una entrega a medias y del pasaje de la mujer como objeto de uso: no se da a la mujer, pero si a la dote. Las leyes de intercambio dan cuenta del lugar de la mujer y del hombre en las distintas culturas.

Coexistían el matrimonio y el concubinato. En relación con la denominada moral cívica se armó el mito de la pareja. Hubo un pasaje desde "la mujer como pertenecia" hacia la "compañera de toda la vida", aunque la mujer estaba obligada a aceptar su inferioridad y a obedecer al marido. Hasta aqui la idea de pareja era incompatible con el amor; y el cristianismo influyó fuertemente en esa sexualidad.

El paraíso de San Agustín posee la curiosidad de que Adán y Eva hacen el amor, pero sin deseo (están homologados a niños). El problema no es el acto sexual sino el deseo; se puede hacer el amor siguiendo el dictado del Señor, que estableció que el intercambio sexual está destinado a la procreación. El deseo implica la pérdida de la voluntad; la satisfacción da lugar al castigo.

En el mundo medieval surgen el caballero y la dama: sublime, distante, cruel en ocasiones. El caballero mira a la dama pero ella mira para otro lado (al Señor). Esta especie de triángulo determina el advenimiento del 'amor cortés' que es la literatura de un modo de vida.

En occidente aparece la dama como algo valorado; no remite a la liberación de la mujer pero sí a la aparición de algunas libertades. Desde el siglo XIX el modelo matrimonial se basó en el amor compartido, combinado con el romanticismo; con un destino común a ambos, dando lugar a la disolución de las individualidades en nombre de la pasión.

En la actualidad la institución del matrimonio está en crisis. Se plantean nuevos espacios de convivencia y de soledad; dando lugar a nuevas formas de erotismo. Probablemente se avecina un mundo donde habrá de instaurarse una pluralidad de opciones y nuevas formas de vínculos.

(*1) Los autores de las Configuraciones Vinculares son Marcos Bernard, Isidoro Berenstein y Janine Puget.

INTEGRANTES: Kleiner, Yolanda; Packuk, Carlos; Krakov, Héctor; Mendilaharzu, Gloria B de; Reina, Beatriz de B; Salomon, Maria I; Storti, Julia; Godoy Garraza, Magdalena; Milano, Graciela; Herrmann, Evangelina; Cesio, Sonia; Lamosky, Liliana; Asiner F, Daniel; Ekstain, Marta; Scarazzini, Maria R; Spivacov, Miguel A.

SINTESIS BIBLIOGRAFICA

'Sobre el riesgo de enloquecer-Vicisitudes de la conyugalidad' – Krakov, H.

'Diccionario de Psicoanalisis' – Laplanche, J y Pontalis, JB.

'La tranferencia' – Laplanche, J.

'Configuraciones vinculares y el inconciente' – Janine Puget.

'Teatros del cuerpo' – McDougall, J.

'Psicoanálisis de la pareja matrimonial' – Berenstein, I y Puget, J.

'Crisis, ruptura y superación' – Käes, R.

'El Cuerpo Vincular' – Moguillansky R. y Seiguer G

'Cuerpo Vincular' – Cesio, S.

'Fantasia Inconciente e intersubjetividad' – Bernard, M.

'Sobre una degradación general de la vida erotica' 'El tabú de la virginidad' 'Aportaciones a la psicologia de la vida erótica' ' La interpretacion de los sueños cap VII' – Freud, S.

'El problema antropológico del mito' – Valabrega, J.P.

'Historias de amor' – Kristeva, J.

'Configuraciones vinculares' – Moguillansky R. y Seiguer G

'Sentimiento amoroso' – David, C.

 

 

 

Autor:

Lic. Sonia Cesio

Directora de EnigmaPsi

URL: www.enigmapsi.com.ar

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