Existe una manera de investigar científicamente, propia de las ciencias naturales, en donde el investigador como sujeto de la investigación aborda un aspecto de la realidad (objeto de la investigación) con el propósito de describir, interpretar establecer relación o explicar el fenómeno estudiado. Generalmente, cuando este tipo de investigación se aplica en el área social, el objeto de la investigación no tiene participación activa en el proceso ni en los resultados y solo puede llegar a conocer las conclusiones. Sin restarle ni querer quitarle la importancia que tiene este tipo de investigación para la ciencia, alrededor de 1946, con Kurt Lewin surge una nueva manera de investigar donde la decisión de grupo y compromiso con la mejora es la base fundamental de este tipo de investigación; Se inician así cambios en la forma de investigar que nos llevan a finales de la década del 50 en América Latina a un movimiento de critica al "desarrollo de la comunidad" acompañado de un cuestionamiento ideológico y metodológico de la investigación social, comenzando a desarrollarse una nueva concepción que sin perder el carácter de cientificidad buscó mayor participación y apropiación del proceso y de los resultados por parte de la comunidad involucrada, a este tipo de investigación se le denomina Investigación – Acción – Participativa ( IAP) y posteriormente se le reconocerá como investigación Participativa (IP) (Arango. 1995:96). De acuerdo con lo planteado y siguiendo a Montero Maritza (http//bugs.invest.uv.mx), (1999:2) que en referencia a este movimiento social, donde se difunden ideas políticas y económicas, que generan una concepción nueva, donde se concibe al sujeto como un ser activo. Señala, que ese fenómeno responde a un movimiento en las ciencias sociales y humanas en general que, en América Latina a fines de la década del cincuenta había comenzado, a producir una sociología comprometida con las clases sociales económicamente más necesitadas. La autora mencionada hace referencia a los trabajos del sociólogo Orlando Fals Borda (1959) en Colombia como un buen ejemplo de lo descrito, quien en su obra de esa época asentaba ya las bases para una praxis renovadora de las ciencias sociales y del rol de las investigaciones sociales. Igualmente la educación popular planteaba nuevas formas de intervención social, ya que como lo han señalado Freire (1974) y Barreiro (1974), entre otros, se trata de un proceso realizado con los miembros de un grupo, en función de sus intereses y necesidades, es decir, con sujetos activos que controlan las circunstancias de vida que les toca enfrentar en su contexto socio cultural.. Además de estos aspectos discutidos y tratados por diferentes autores Latinoamericanos, donde se le da relevancia a los intereses del grupo, en la investigación acción, también se genera cambios en como investigar. En este caso el investigador debe tener claro que no existe neutralidad científica, en el sentido del compromiso explícito que debe tener con los sujetos involucrados en la acción. La objetividad debe ser construida en una acción – reflexión critica, dirigida a que los sujetos de la acción, se apropien del conocimiento de su realidad, a través del análisis y el estudio de las transformaciones grupales y colectivas, que van teniendo lugar a lo largo del proceso donde el hombre se transforma y transforma su entorno. Se ve así al sujeto de la investigación con capacidad de acción y poder transformador, no sólo en el ámbito grupal y colectivo, sino también del entorno social y material. Igualmente, con una capacidad para discernir, organizar, planificar procesos que favorezcan y se apoyen en formas de participación activa de las comunidades, en una perspectiva democrática y de autogestión.
La Investigación – Acción, no es sólo investigación, ni sólo Acción, implica la presencia real, concreta e interrelacionados de la Investigación y de la Acción e inmersa en esta ultima, la Participación, por lo tanto para investigar tiene que asumirse la reflexión como elemento esencial. En correspondencia con lo anterior, se plantea como manera de investigar con la comunidad y para la comunidad, en función de ir generando procesos de transformación dentro del orden democrático, la Investigación Acción Crítica Reflexiva. Sustentando el hecho de que es investigación, puesto que se fundamenta en un proceso sistemático, que orienta sus fases a través de un conocimiento preexistente, tanto en el investigador como en los demás sujetos de la investigación. Este conocimiento, es producto de la praxis y la experiencia, que permiten conocer y transformar tanto al sujeto como al entorno y sistematizar las experiencias para ir generando un proceso de cambio y/o transformación de modelos de vida, formas de agruparse, manera de intervenir, generación de procesos educativos y organizativos y criterios de pertenencia, entre otros. Es por lo tanto, acción y participación, acción entendida no sólo como el simple actuar, o cualquier tipo de acción, sino como acción resultado de una reflexión e investigación continua, sobre la realidad no solo para conocerla, sino para transformarla. Participación, porque abarca un proceso de comunicación y retroalimentación perenne entre los sujetos de la investigación, donde la planificación, la toma de decisiones y la ejecución, forman parte de un compromiso colectivo o de grupo. Es crítica, porque la práctica se somete a un análisis y discusión continua, entre los sujetos de la investigación, que conlleva a procesar e interpretar de manera más global el contexto social, promoviendo la búsqueda de opciones de cambio con base a los intereses colectivos. Reflexiva, pues producto del análisis, debe establecerse una relación entre lo investigado, el contexto y los sujetos de la investigación, reforzando el estudio, evaluación e interpretación de los problemas y sus causas, valorando las acciones ejecutadas y generando un conocimiento que permite a los sujetos enfrentar las situaciones que se les presenten de manera conjunta y organizada.
Por lo tanto, se puede afirmar que, la investigación y la acción se funden creadoramente en la praxis. El requerimiento de cualquier investigación, que quiera ser práctica y transformadora, es una acción crítica-reflexiva, se investiga para generar cambios y como plantea Montero Maritza(1999) "en función de un sujeto activo, que controla sus circunstancias de vida y el rumbo de su acción." (p.2) Otro de los aspectos resaltantes de la Investigación Acción Crítica Reflexiva, es que considera al sujeto de la acción con existencia propia, enmarcado en un contexto histórico, cultural y social, compartido colectivamente, que lo diferencia de otros sujetos sociales y por lo tanto le da características particulares que le permiten construir su propia realidad. Es por ende un sujeto activo, que requiere de un modelo de investigación igualmente dinámico, que asuma el carácter dialéctico del sujeto y su realidad. En correspondencia a lo tratado, no es posible concebir una investigación realizada sólo por expertos, sino con la participación de la comunidad involucrada en ella, haciendo investigación no al servicio de unos pocos (una clase privilegiada), sino como plantea Maritza Montero (1999) "hacer investigación donde las comunidades asuman el control de las decisiones, de las situaciones que la afectan, que puede ser por ejemplo, de carácter sanitario, de vivienda, ambiental, de recuperación del espacio comunal, educativo o de recreación…" (p.9). Iniciando así, un proceso de crecimiento grupal, que incluye a los docentes como agentes externos, impulsando acciones en el cual las comunidades incentiven y exijan la participación de las instituciones públicas, pero no como rectoras de la acción sino escuchando las necesidades sentidas de estas para ser consideradas en la planificación y satisfacción de los servicios exigidos por la comunidad. En una relación más democrática y horizontal, con un uso más eficiente de los recursos del Estado, ya que estarán dirigidos a satisfacer necesidades reales y sentidas por la comunidad y no a realidades concebidas tras un escritorio, en una oficina alejada de las comunidades, muchas veces guiadas por intereses políticos y con la finalidad de hacer proselitismo político. El énfasis está entonces no en la creación y mejoramiento de servicios en la comunidad por parte de las organizaciones especializadas que son fortalecidas a tal efecto, sino en la transformación y fortalecimiento de grupos humanos que pasan a ser los agentes internos de su propio cambio. En correspondencia con esto y siguiendo a Rojas. José Raúl se dirá que la investigación y la ciencia deben estar al servicio de la colectividad; dirigidas a resolver sus problemas y necesidades y ayudar a planificar su vida. La participación en el proceso de investigación acción, no es una posibilidad que se da a la comunidad, sino hace realidad el derecho de todos a ser sujetos de historia, o sea, sujeto de los procesos específicos que cada grupo va llevando adelante. La meta es que la comunidad vaya siendo la auto gestora del proceso, apropiándose de él, y teniendo un control operativo (saber hacer), lógico (entender) y crítico (juzgar) de él. Este enfoque implica un replanteamiento epistemológico, político, por tanto, metodológico, investigar desde una nueva óptica – desde una nueva perspectiva con y para la comunidad. Lo que implica en lo epistemológico, romper con el binomio clásico de sujeto y objeto de la investigación. Esto supone un cambio grande en las concepciones del trabajo científico, de la metodología y de la teoría misma. Ya que se parte de que todos son sujetos y objetos de investigación, lo cual implica que la verdad ciencia–teoría se va logrando en la acción participativa comunitaria. La teoría va a ser resultado del aporte popular, analizado, justificado y sistematizado, desde ese punto de vista todos contribuyen: los miembros de una comunidad, los técnicos, los expertos, los docentes, los alumnos.
El autor mencionado también indica que políticamente, supone el que se parta de la realidad, considerando la situación estructural específica, y a través de un proceso de reflexión, se genere una transformación con la participación de la comunidad implicada. El objeto final es la transformación de la realidad social en beneficio de las personas involucradas; esto significa operar también al interno de sistema vigente, generándose procesos que impliquen un fortalecimiento de las comunidades, con una clara conciencia de sus deberes y derechos ciudadanos que les permita vincularse a los centros de poder local, asumiendo y/o compartiendo el control de las decisiones con relación a los problemas o necesidades sentidas por ellos. Políticamente, las comunidades pueden generar un desarrollo y transformación a partir de la planificación ejecución y control en la solución de sus necesidades vinculándose e interrelacionándose con los demás actores sujetos del proceso, que tengan injerencia, toma de decisiones y/o poder en la satisfacción de las necesidades y el entorno. La investigación Acción Crítica Reflexiva, se trata, no sólo de actuar en la solución de problemas siguiendo una planificación y utilizando técnicas y recursos de la comunidad y/o del Estado, va más allá de esto, plantea: la reflexión como principio básico, que permita entender, qué son los procesos comunitarios, las problemáticas inherentes a ellos, su importancia social, política, cultural, económica y humana, las posibilidades de intervención de los agentes externos, la necesidad de la interdisciplinariedad, la búsqueda y comprensión de las causas que generan los problemas, el conocer las potencialidades y debilidades que se poseen como grupo y solo en función de esto y a través de ello, generar las acciones que conduzcan a transformaciones de su entorno. Cuando se cambia la manera de pensar todo cambia ya nada puede ser igual, partiendo de esta idea concebimos la Investigación acción como un proceso de acción – reflexión- acción, en un movimiento cíclico y continuo. Es importante resaltar, que en todo hecho donde este involucrado el hombre, dependiendo de la actitud política e ideológica de éste, puede conducir procesos de intervención de las comunidades impulsando transformaciones y fortaleciendo estas o también utilizar la investigación acción y las técnicas vinculadas a ella, para convertirse en alienadores, sin conducir acciones que permitan traspasar lo fenomenológico, con poca o nula reflexión teórica. Por eso es que se parte del hecho, que en la investigación social no puede hablarse de la neutralidad y objetividad pura del investigador, todo depende del compromiso que se tenga con las comunidades y de la ética del investigador.
Para realizar investigación Acción Crítica Reflexiva, la Comunidad, como se viene planteando, es el eje central, al respecto Castro María Clemencia(1993.) formula algunas consideraciones centrales sobre los procesos comunitarios. En primer lugar destaca la existencia de una terminología empleada comúnmente por quienes se vinculan al proceso comunitario. El uso común de términos tales como "comunidad", "participación de la comunidad", "desarrollo comunitario "metodología participativa", "investigación participativa" y aún las expresiones de "investigación acción" e "investigación acción participativa" suele hacer pensar que tienen igual significado para todos y, por lo mismo, de entrada tiende a suponerse la unidad en las concepciones, orientaciones e intereses y en las formas de acción. Lo cierto es que muchos de estos términos pueden tener distinta connotación reflejo de formas diferentes de concebir y asumir el trabajo comunitario. También, señala la autora que, entre los miembros de una comunidad encontramos numerosos intereses, compartidos o no, que de hecho inciden en la dinámica comunitaria, en su cohesión, en sus posibilidades o no de desarrollo, lo fundamental es establecer cuál o cuáles de esos intereses es el orientador de la vida comunitaria o preferentemente aceptado por la mayoría. Igualmente, es determinante como se concibe la comunidad, si es como un grupo amplio de personas que poseen vínculos y características que los unen y que les permiten compartir circunstancias comunes en el desarrollo de su propia existencia, lo cual la tipifica e identifica ante otras o la consideramos como una parcela dividida sin consenso ni unidad, fácil de mediatizar e influir en su autonomía y orientación política e ideológica. De acuerdo con la posición que se tenga, se orientará la práctica, para mediatizar y alienar o para guiar procesos que se circunscriban a los intereses de la comunidad y de la Nación. Esta práctica, también va estar demarcada en función a las áreas de acción en las cuales se organice la comunidad, como son: prestación de servicios, asesoría, investigación, realización de prácticas académicas y/o investigaciones, promoción de la comunidad, impulso de una institución, conformación de grupos, etc. Por lo general, ya sea en las concepciones formuladas o en la práctica misma, se privilegia alguno o algunos de dichos intereses o áreas de acción. Esto llega a ser determinante pues define el sentido del trabajo e introduce un sesgo que orienta las perspectivas más allá inclusive de las pretensiones explícitamente planteadas. Cuando se esta estableciendo lo que es una comunidad, siguiendo lo expresado por Castro María Clemencia, debemos considerar… "entre los elementos comunes o que comparte una comunidad, el contexto geográfico, las condiciones socioeconómicas, ocupación o problemáticas particulares, lengua, historia etc., esto permite utilizar el término comunidad para hacer referencia a grupos como "comunidad" del barrio X, la "comunidad" de alumnos de un colegio, la "comunidad" de artistas o la "comunidad" de madres, tan disímiles en sus características como en su composición y aun en su tamaño" (p.26). Y entre estos aspectos es esencialmente fundamental lo histórico, es decir, como grupo social la comunidad tiene una existencia propia, signada por una cultura, un estilo de vida, cimentado en un devenir compartido colectivamente. Y es también esencialmente activa, en el sentido de que construye su propia realidad día a día, por lo cual exige una metodología en su trabajo igualmente dialéctica, que asuma ese carácter de los hechos y su esencia dinámica. Dentro de este devenir, los vínculos comunitarios se fortalecen cuando a través de este proceso histórico, la cohesión como grupo se origina como consecuencia de la participación activa en la solución de sus problemas, este cambio permite consolidar el sentido de pertenencia, es decir, afianzar, a las personas como miembros inherentes de esa comunidad. De este modo, la comunidad y el sentido de pertenencia atienden a criterios, que se determinan por necesidades o requerimientos propios a la dinámica misma del grupo.
El reconocimiento, el sentido y la conciencia de pertenencia por parte de los mismos miembros son, para este caso esenciales para establecer sus necesidades sentidas y la organización en la solución de sus problemas particulares, que permitan a las comunidades profundizar en las causas determinantes de sus condiciones de vida y dentro de un modo de vida democrático generar transformaciones que incidan en su contexto.
La autora mencionada plantea: … la comunidad, en sentido pleno, no existe por el solo hecho de ser definida externamente. Se trata más bien de un proceso interno referido a su propia dinámica. Requiere, en lo fundamental, del reconocimiento de que sus miembros van forjando una identidad de intereses, y de la posibilidad de expresar una voluntad y un poder colectivo que se traduzca en unidad de acción. (p.26) En este sentido puede decirse, que una comunidad se va construyendo a partir del reconocimiento que va haciendo de sí y de sus posibilidades y potencialidades. Se puede afirmar, que la conformación en comunidad, no es un hecho determinado externamente, sino un proceso a lo largo del cual se van unificando intereses, generando y fortaleciendo vínculos, se va avanzando en la cohesión, en la consistencia interna y en la fuerza de la comunidad. Así como en la estructuración de una conciencia colectiva dentro de un proceso histórico transformador. El desarrollo comunitario es entendido como el desarrollo de la comunidad, importa claro está, avanzar en la resolución inmediata de problemas y necesidades y en general, contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de la gente, pero eso no es lo esencial. Lo que interesa de manera especial es dinamizar la capacidad de la comunidad para asumir colectivamente y de manera autónoma, consciente, reflexiva y crítica el curso de su propio destino. Esta capacidad se logra mediante el fortalecimiento de los vínculos, a través de las interacciones concretas y de los avances en la transformación del mundo material y social. De este modo, las diversas actividades y proyectos adelantados conjuntamente cobran un nuevo sentido cuando adquieren esa perspectiva comunitaria.
Autor:
Norka Loginow