sería fácil…
De mis huidas
crecieron
los mejores emprendimientos.
Quien te hizo creer
que existe
un solo horizonte.
Aventura de vivir,
solo una cuestión
de elegir.
Fracasos vidriosos
ocultos en porcelanas
duerman en paz
Quien contiene a quien,
los dioses al hombre
o viceversa.
Cuando tus ojos
agobien tu alma,
despliega tus alas.
La altivez del lago
pone límite a
nuestra comprensión.
Se puede desmentir
cualquier acto,
pero no ocultarlo.
La sabiduría
poco tiene que ver
con el intelecto.
Soberbia de políticos
miserias del pobre
axioma cruel
El universo será
la pregunta, o tal vez…
la respuesta.
Entre mis vacíos
y mis glorias
creció mi alma y mi ego.
La gloria es
la fantasía de
un alma incompleta.
En el amor nunca
se malgasta, aún roto,
uno crece.
De los tormentos terrenales,
tu abandono,
el peor.
Fugaces luces,
cruzaron mi destino
cuando te bese.
La discrepancia es también
una buena forma
de huir.
Lidias inciertas
De morbosos recelos
Mi desconfianza
Antes de la ilusión,
la ansiedad…
y el destino.
Busque puertos en tu alma,
pero nunca
busque tu alma.
Cuando verdades y mentiras
se mezclan,
nada sale bien.
Viento… lluvia
Lluvia … viento…
noche abrupta … devuélvemela.
Ante una decepción
tienes que
replantear tu lógica.
Un vaso vacío
le susurra a mi dolor
el desengaño.
La vergüenza del pobre
deshonra el patio
de los ricos.
Una golondrina volando
de nuevo por la casa
te busca.
Volver a creer
sinónimo de madures
¿Y creer siempre…?
Mi amor, es el poder
descubrirte entre
la multitud.
Desafiar la vida,
atrae mas que
desafiar la muerte.
El mundo, todo…
esta a la vuelta
de una esquina.
La infidelidad afecta
a los creyentes
de la virtud.
Muchos mundos en un planeta,
muchos hombres
en un cuerpo.
Piensa que tu vida
es un sucinto paso
por el tiempo.
Sin esos pecadores…
que sería de ti,
religión.
La vida tal vez sea
una mala vacación
del alma.
Cuando te entristeces
en extremo,
descubres tus miedos
Que dimensión es
mas alterable
que un punto limite.
Mar, sol, un verano
en pleno invierno
me regalaste.
Cuando la ventura
nace de desatinos
es un placer.
Corriendo alocado
por el mundo,
perdí noción de él.
Trabajé, peleé…lloré,
mentí, me arrastré,
solo por dinero.
De planear un proyecto,
recuerda…
que el futuro es hoy.
A veces caminamos
por el solo hecho
de movernos.
Toda locura
encierra
una habilidad divina.
Noches de verano
aterrizando en tu cuerpo…
feliz.
Siendo escéptico del mundo
mantengo
mi esperanza.
En mi imaginación
no existen
los castillos sin ti.
Mentir constantemente
es más difícil
que nunca mentir.
Hay muchas vueltas
en la senda,
mas solo una salida.
Nudo audaz, fuerte…
salvaje defensa de mi razón
mi ideal
Afirma siempre
el árbol que te dará
los buenos frutos.
Antes de regañar
a un niño,
recuérdate cuando niño.
Tendríamos los humanos
que creernos
menos humanos.
Los terribles males del alma
se curan
en compañía.
Pienso en ti
cuando pienso en mí…podré sin ti,
pensar en mí…
Doy gracias a mi perro,
que lame mi mano
cuando me ve.
La fuerza de la desesperanza
puede ser
un arranque…
Las heridas profundas
se curan,
siempre con mucho tiempo.
En lo misterioso hallarás
por siempre
una seducción.
Un hálito de humildad
me cubre
cuando miro el mar.
Un volcán del alma
en llamas, explota
cuando me mientes.
Los deseos incontrolables
nunca
se deben razonar.
No bebas toda el agua,
es recomendable,
tener sed.
Quien detendrá la lluvia
cuando las máquinas
nos gobiernen.
Hay veces que el
equilibrio de mi mente
me inquieta…
No ilusiones a otro,
sin antes,
ilusionarte tu.
No hay redes que logren
cazar un corazón
ya seducido.
Cada tanto es saludable
mirar el pasado,
¿que ves?
Aquel que percibe
la vida conoce
la voz del viento.
Entre las alternativas,
la peor es la
que se compra.
Un amor se termina
cuando los proyectos
se terminan.
Es saludable,
cada tanto,
el sentirnos ignorantes.
Lo peor sucede
al perder
los puntos de referencia.
Un chiste oportuno,
define
una mente aguda.
La solemnidad
exagerada siempre
es ridícula.
Cuando me toma
de lleno la soledad,
recuerdo tu voz.
Marchaba sin apuro
por la playa y
di con un sueño.
Existen tantos edenes
como dioses
te imagines.
Infeliz alma aquella
que quiebra
lo que ha amado.
En el lujo se
confunde un
corazón desocupado.
Todo podemos perder
o ensuciar…
salvo la dignidad.
Llegas al fin cuando
morir o vivir
te es insensible.
Mi cuerpo sobrio,
mi mente estalla
¡alma no te vayas!
Un día de sol,
frente a mi balcón,
mirando el cielo.
No dudes en saltar,
si te animas
quebrarte un pie.
De chico sueñas
un mundo, y de grande,
destruyes sueños
Tendido a la sombra
de un árbol,
contemplé el mundo.
El amor y el odio
se separan
con paredes de cristal.
El rencor,
como la espina,
te hiere si no la sacas.
Río inquieto y cerril
no deja de correr
un ideal
Guiado por el instinto
gozarás de
buenos momentos.
Los humanos somos
hipócritas por
acción y omisión.
No existe un solo amor,
pero todos
son únicos.
¿Dónde vuelan
las almas que partieron
antes del Mesías?
Hasta los rayos del sol
dejarán de arder
algún día.
Las añosas preguntas
estimulan
la mente humana.
El tiempo es algo
más que un desfile
de sombras y luces.
Soplo de aire puro,
infando mi alma
nace de mi sonrisa
Despierto espero que
llegues musa creativa
a mi tiesa mano
El amor que
pesa toneladas,
déjalo a un lado.
La exactitud es
un absurdo típico
del mediocre.
Vuelta más o menos,
al final nos presa
en igual sitio.
Sendas perpetuas
haciendo luces y sombras…
va la memoria.
Los años ajan la carne,
pero nos
afirman el alma.
En definitiva,
los dioses
son creaciones humanas.
Las mejores cosechas
brotan…
después de un aguacero.
Las discusiones
bizantinas,
originan odios vacíos.
¿Buscas ser feliz…?
No luches contra tu destino
¡Créalo!
Sobre la llanura,
todos ven el sol
a la misma hora.
La vida, como producto,
tiene fecha
de vencimiento.
Sois afortunados
de poder maldecir
tu propia vida.
Ante la decepción,
optamos por
huir de la realidad.
Voltea tu cabeza
para reír
de tu futuro.
Cuando quise
escapar de ti,
mi mente corrió ligera.
Las deidades humanas,
pueden desfilar
sin sonrojarse.
Pasé mi vida andando
y no llegué
a ningún lado.
El poder de la expresión,
vence la
expresión del poder.
Por suerte, la juventud
tiene la insolencia
de pensar.
Igual a tu igual,
hombre libre
carga con tu condición
A la sinrazón
le agrada
la brutalidad del sentir.
Ante la inmensidad
del mar descubro
tu inmensidad.
Entre el bien y el mal,
solo arbitra
nuestra lógica.
No sostengas verdades,
pues ninguna,
será infinita.
No existiría
la humanidad
sin tu existencia.
Decididamente, la existencia,
debe ser
un compromiso.
La vanidad de
los hombres es efímera,
tal su vida.
El sufrimiento,
no debe ser
un hito más en el alma.
Conocer el sexo
no significa
comprender el placer.
Forajidos de la vida,
aquellos que
niegan el amor.
Hay huellas que
solo vi cuando
embarre mis pies en ellas
Miré el océano…
miré mi alma… y
me encontré.
No eludo en cruzar
la selva,… solo pido
un mapa.
Si cada alba
esperas su llamado
perderás el día.
En las peleas de elefantes,
mueren
muchas hormigas.
Solo después de
alta mar,
se alisara la arena.
No desperdicies
tu tiempo en
instruir un ser injusto.
Analiza tu cotidiano,
pregúntate…
¿vale la pena?
Los nervios reposan
con la tranquilidad
de la comprensión.
Vernos como almas
en mudanza,
es entender los males.
El hombre, traicionó
su esencia,
cuando cercó un lugar.
Entre perversión y
creación hay
espacios misteriosos.
Soldados en guardia
barbarie del hombre
justificando la paz
Cuando te tuve,
camine bajo
la lluvia sin mojarme.
Materia sobre materia,
se funde la
historia nuestra.
Quitad la carne,
sed solo almas,
tal vez el mundo cambie
Puedo ser sin ti,
sin ellos, sin nosotros,
pero no sin mí.
Si me atreviera,
podría ser un Dios
para mi perro.
Caminamos solo
un trecho
del infinito sendero.
Un distinguido fracaso,
deberá ser
siempre mi vida.
Anhelo ser un cruel
asesino de
miserias y males.
Jadear el mismo aire,
errar la misma tierra,
no basta.
¿Es bueno, o malo,
que las vidas tengan
un mismo final?
Olí el mejor aroma…
caté el mejor manjar:
a ti.
Más allá del tiempo,
todos cruzaremos
el mismo puente.
Tu cuerpo ¿es valioso…?
o es tu alma,
quien lo mejora.
Si tienes que optar,
decide por la luz…
aunque te quemes.
Mis ojos llorosos,
mis pasos firmes,
enfrento al viento.
Amar, lo que siento
por amar,
solo cuando te fuiste.
Las parejas de mi vida,
fueron todas,
buenos deseos.
Inmenso, profundo
es el mar,
mas nunca nos igualará.
Pisas donde otro pisó…
y alguien
pisará tus huellas.
Si piensas…
por más que excaves,
no fugarás del planeta.
No verás nada,
si todo es luz,
o si todo es sombra.
No pierdas a tu corazón,
solo… camina
de su mano.
Los marginales
se me parecen tanto,
que me confunden.
Alma, a través
de la ventana,
confío que regreses.
Por lógica, el más sabio
debería ser
el más triste.
Lo mejor de uno,
es aflictivo,
tarde o temprano
Hay hombre,
si no fuese por tu cielo,
que sería de ti.
¿El hombre es cruel…?
mira la naturaleza
y contesta.
Dejad volar a las aves
tan altas como
ellas quieran.
No calles tus pensamientos,
que la voz
también se apaga.
¿Es el hombre algo
más que agua,
miedos, sueños y modas?
Reclama a tu azar,
un rumbo
acorde a tu revés.
Cuando todo es
justificable, comienza
tu perdición.
Niñas, mujeres
cruces y sangre
pobre Ciudad de Juarez.
En la calida noche
buscando tu cuerpo
apago mi voz
Permítete que Eos
camine descalza
por tu jardín.
Un sol ardiendo
astros girando… ¿El universo?.
No, soy yo
Fin de haikus y reflexiones
Viaje en colectivo
Recuerdo mi viaje sobre aquel colectivo como un imaginario suceso de otro siglo, de otro ambiente, de otro ser. Y por que no interpretarlo así. Si al fin y al cabo eso que recuerdo pasó en otro siglo, en otro ambiente y seguramente, si quiero interpretarlo, en otro ser…
Ocurre a veces, veces muy seguidas, muy continuas, que mi memoria, casi siempre remolona, torpemente comienza a trabajar y rebobinando espacios de tiempo me ubica placenteramente en una butaca tan imaginaria como parece ser esos antiguos cuadros que por mi mente saludan el paso de recientes años y los relato… en silencio con mi conciencia y disfruto y sufro como si realmente me hubieran pasado sin entender hasta entonces que si pasaron, que cada uno de ellos, de esos cuadros, de esos instantes, los que logro retener en mi memoria y los otros tantos que se borraron ya de ella, constituyen mi vida, ni mas ni menos, son mi eternidad, mi paso por este mundo, quizá tan imaginario en mi conciente, como esos cuadros, como mi existencia misma.
Paradoja los recuerdos, porque sin ser ellos una cosa material, se acumulan en nuestro ser inevitablemente y es allí donde me doy cuenta que mientras mas acumulo menos espacio me queda… que no soy inagotable, que por suerte hay un final…
Que sería del hombre sin la muerte.
Inimaginable.
Que seria del hombre sin su temor a la muerte…
Una vida sin cielo.
Que tremenda encrucijada casi maléfica del desarrollo de la psiquis del hombre, del homos sapiens:
Por un lado el preguntarse alguna vez siquiera, por necesidad o casualidad, solo o acompañado, afanosamente o en silencios:
¿De donde vengo…y para que estoy…?
Una agnóstica y titánica tarea la de encontrar un motivo para seguir creyendo en esa hendija cósmica de esperanza científica.
Y, por el otro lado, estar sometido civilizadamente a tener que creer con fe ciega o una fe temerosa en dios y suponer desde antaño, desde nuestro inocente desarrollo, desde la evolución misma, que sé hacia donde me lleva la muerte…
Crear un dios y alabarlo es una tibia manera de no querer pensar.
Hace falta preguntarse que es esto que tenemos por vida.
Decididamente entiendo que no, pero nuestra extraordinaria razón, tan porfiada como diabólica, solo sabe de preguntas y cuestionamientos.
Quien es el valiente que se anima, no a contestarse, sino a analizar la pregunta, solitario, desnudo, frente al universo todo.
Yo traté, lo juro…
Pero mi sapiencia distorsionó la pregunta hasta hacerla viable, comprensible para mi alma cósmica… esa que mis antepasados y yo tuvimos que desarrollar para entender tanto disparate.
Soy una de las tantas energías que pululan y equilibran este universo, soy tan hijo del sol, como de mi madre, ¿Quien lo duda?
Y parte de la tierra misma, y del agua de cada mar, de cada océano, y de la roca que sobresale del llano.
Y corro su misma suerte, su destino es el mío.
¿Hay alguna alternativa…? Me pregunto.
Todo cerraría, lástima nuestra conciencia que desoladamente busca un lugar para nuestra alma.
Nuestra conciencia que nos pinta, sin muchos colores, de seres distintos, nos disfraza…
Y esa incontenible sensación de omnipotencia terrenal de creernos tal diferencia nos hace colocar por encima del umbral mismo del universo, y nos proyecta a otros mundos tan imaginarios como nuestra fantasía y tan poco posible como nuestra eternidad.
Que es mi vida, pregunto a toda mi humanidad y ella, después de meditar me contesta:
No más que un viaje en colectivo.
La mariposa
Supongo que toda su humanidad irrumpió bajo esa extraña sensación sin su incumbencia y su sentido de orientación nunca sospecho siquiera en donde se encontraba.
Y era natural que así profesase su anímico porque nada o casi nada se había alterado a su alrededor. Todo su entorno parecía el mismo de apenas unos segundos antes: luz de sol abundante, ráfagas de aire fresco y limpio cruzando el cielo, un césped verde que invitaba a aterrizar a cualquiera que por allí transitara. Pero su instinto le marcaba que algo andaba mal… porque de buenas a primera, ese horizonte que se vislumbraba tan amplio como lejano se había esfumado de sus múltiples ojos.
Se esforzaba inútilmente por ganar altura con sus alas amarillas pero un escudo firme y rústico se lo impedía.
Giro por acá y por allá, cerca y lejos de esa muralla extraña buscando una salida; descansó trepada en posiciones incomodas, a veces cabeza abajo, otras con su cuerpo casi perpendicular a la pared foránea. En ocasiones se dormitaba para recobrar fuerzas, o se suspendía para reflexionar como y porque había llegado hasta esa esfera. Luego respiraba profundo y continuaba con su husmeo… metódicamente, idas y vueltas infructuosas, la trampa se extendía por todo el firmamento.
Desfiló mucho tiempo explorando siempre los mismos lugares hasta que ellos se hicieron comunes a su panorama: el mismo sinople debajo, los rayos de sol cayéndole muy de vez en cuando sobre sus antenas… un bálsamo dulce en la parte norte de cada bocamanga, un eco de aguas agitadas por el lado sur…
En un momento se me ocurrió pensar que su humanidad estaba hastiada, entregada tal vez… como si su perseverancia desistiese en emigrar de esa monótona acuarela, ¿Se estaría habituando a ella… a soportarla… y hasta a estimarla tal vez…?
Quien lo sabe…
¿Será este ir y venir sin sentido la vida…? Tal vez se estuvo preguntando en una de sus infinitas vueltas esa tarde.
La escena se tornaba latosa e invariable hasta que un joven que se hallaba a unos metros de mí, se incorporó de su reposera, caminó despacio hacia ella y la atrapó por sus delicadas alas con sus dedos índice y pulgar de su mano derecha y en un santiamén la liberó de aquella amplia y gastada sombrilla carcelaria que le truncaba seguir labrando su corta historia.
Estuvo confinada en ese hemiciclo infernal por mas de dos horas, un largo suspiro en la vida de un ser humano… menos tiempo relativo todavía en la vida de un elefante o una tortuga gigante que viven por mas de doscientos años… pero, tantos minutos en la vida de una mariposa es un porcentaje elevadísimo de su vida…
La contemplé absorto como se alejaba aleteando presurosa sus amarillas alas por el amplio jardín de esa casa quinta, hasta que se elevó por sobre unos arbustos y se disipó en el azul del cielo.
Intenté retomar mi lectura pero me resultó difícil concentrarme en las páginas, porque en mi mente seguían remontando aquellas diminutas aletas ambarinas.
Sin percatarlo ni comprenderlo, ese gusano coronado había desfilado buena parte de su existencia apresado en un espacio de no más de un metro veinte…
Posiblemente en su desesperación haya conjeturado que su mundo se reducía solo a esa esfera… De no aparecer aquella mano salvadora estaría aceptando la realidad contenida en esa baldosa imaginaria como única.
Si fue su instinto quien la mantuvo a salvo, induciéndola a buscar una salida o un nuevo horizonte más amplio que ese que le rodeaba… no lo puedo, como débil humano, ni siquiera imaginar, pero me fue imposible no envidiarle a aquella mariposa su fuerza de voluntad… ¡Que tesón!
Inevitablemente mi conciencia crítica, estimuló mi razón entumecida hasta hacer sonrojar mi alma, comparando aquel instante de eterna perplejidad con mi incierto contenido prolijamente controlado en este cotidiano irresuelto y fútil que pretende mi todo calificar como vida.
En aquel sordo silencio que me asediaba fue forzoso examinarme:
¿Que aguardo de mi futuro…?
Mi conformismo intento ganar por ese instante mi razón… pero supongo que mi espíritu se reveló a esperar que los largos dedos del destino se apiaden alguna vez de mí, e inherentemente, como la mariposa, me levanté de aquella cómoda reposera y empecé a buscar la puerta de salida.
Gracias a algunos inmaduros, el mundo evoluciona
Mi documento dice que tengo cincuenta y cuatro años, soy por lo tanto una persona grande, mayor, no de otra generación como frecuentemente escucho decir, porque en este mundo convive mas de una generación, en todos los tiempos sucedió así, más siento que entre mi generación y la que llamamos comúnmente generación actual o joven, existe, según mi razón, una diferencia de edad que oscila entre los cien y ciento cincuenta años.
Como es posible esto, no lo sé.
Intento razonar sobre el tema, buscándole una respuesta lógica a esa impresión que invade mi conciencia, mas no la encuentro.
Paso largas horas de mi vida analizando la cuestión, más de las aconsejadas por mi cordura, tratando de argumentar diversas mociones, muchas o casi todas equivocadas seguramente, pero no puedo concebir de una manera sensata y mucho menos sagaz, porque opino de esta forma.
A veces conjeturo, que lo que yo imagino, esa diferencia que hallo enorme entre mi mundo y el de los jóvenes, porque de eso se trata, ni más ni menos, fue la misma que advirtió mi abuelo, cuando yo tenía apenas veinte años. Tal vez el viejo me contemplaba trasmitiendo esta misma sensación, que su mundo estaba muy lejos al mío, que no lo separaba solo esos cuarenta o cincuenta años que marcaba el almanaque, sino mucho más, lo separaba una evolución dinámica, social y tecnológica, que a él lo había deglutido por completo apenas quiso entenderla.
Somos por lo general de jóvenes seres inquietos y buscadores de sueños, más nos volvemos con el paso de los años en adultos falsamente equilibrados.
Suponiendo que es así, aunque todavía dudo de este génesis, me pregunto primero:
¿En que momento de nuestra historia comienza esa cruel metamorfosis emocional y sensitiva?
Y segundo: ¿Por qué? Si, ¿Por qué?
Pues no resulta sensato que una persona evolucione no entendiendo la evolución… viéndola y viviéndola distante, como si ésta no le perteneciera…
En que instante, una persona que, cuando joven de cuerpo y alma, salvo que haya padecido alguna enfermedad grave, gozó por lo general de un espíritu alegre, que fue un ser solidario, generoso de su tiempo, un enamorado de las utopías, una persona dispuesta a entregar su vida por un ideal, un eterno revolucionario, un hacedor de ideas, un agnóstico crítico y mucho más, se convirtió en un adulto cauto, conservador, avaro en sus ideas y egoísta de sus sueños, cuando se convirtió en esa persona individualista, temeroso a los cambios y un creyente de sus miedos.
¿Cuando se comienza a orar por temor a la muerte?, ¿Cuando se nos cruza por nuestra cabeza esa posibilidad de abandonar socialmente a un amigo porque solamente nos comenta de sus problemas?, ¿Cuando se empieza a dudar en nuestra fuerza, en nuestras ganas y cuando un factor o tema económico se vuelve más significativo que una emoción?, ¿Cuando y porque un hombre se deja domesticar por una sociedad que le miente y lo usa? ¿Cuando se dice basta…? ¿Se dice basta…?
Lo primero que se me ocurre es echarle la culpa al tiempo, el tiempo que a todo lo vence, que a todo lo cambia. Nuestra lucha es contra el tiempo, siempre, desde nuestro propio nacimiento, aún sin notarlo, nuestra carrera siempre es contra él, porque, aunque en pasajes de nuestra vida juegue a nuestro favor, siempre será el carcelero implacable de nuestro destino.
Pero no me convence la hipótesis que sea ese valor relativo del tiempo el que marque un papel tan preponderante y logre por si solo, modificar esa escala de valores y sentimientos que alguna vez hicimos nuestra.
Preguntémonos: ¿A quienes le conviene un hombre timorato y conservador? ¿Quienes sacan ganancias con personas sumisas, sin ideologías rebeldes ni convicciones tumultuosas?
La primera respuesta que me viene en mente es apuntar por todas estas dudas a los grandes centros de poder que manipulan, desde diferentes campos, la vida de un ser.
Señalando al hegemónico mundo capitalista en todas sus versiones y pasando por las múltiples corporaciones económicas, sociales, políticas y religiosas.
Aludo en convencimiento de crítica al poder en si, en su concepción etimológica, empírica, no importa tanto a que nivel ni de que forma se manifieste, porque globalmente están organizados bajo los mismos conceptos, en su conjunto y complementándose tienden a establecer escalas culturales y sociales dispuestas a roer los mejores sueños de cualquier mortal.
Lamentablemente nosotros, todos o casi todos, lentamente empezamos a formar parte de esta maquiavélica maquina destructora de utopías. De alguna manera la alimentamos, la nutrimos diría yo, por diversas vías, activa o pasivamente, ya sea por intermedio de nuestro trabajo diario (cualquiera que este fuese) o simplemente por nuestra inevitable condición social de consumidor.
Es esta circunstancia o limitación un imponderable que actúa sobre la acción y reacción del poder siempre, pues es sostenido por necesidad de la especie (vivimos en grupos), pero lo importante es saber que nuestra decisión y nuestro accionar es la que debe administrar y maniobrar toda esta concepción de poder y no al revés, es decir, nunca deberíamos dejar que éste nos manipule y marque nuestras necesidades.
Las sociedades trasportan en sus tejidos y redes de formación, desde sus orígenes, esta deformación congénita, porque todas emergieron y son regidas desde los grandes centros de poder. Centros que fueron mutando según las épocas y las condiciones, pero nunca abandonaron sus presiones ni sus métodos para someter a las masas.
El interrogante que se impone es buscar si existe una conexión entre ese apotegma primero "el joven utópico que se transforma en un mayor cauteloso" y esta irrupción salvaje de los ejes de dominio buscando siempre un "estatus quo" en la civilización moderna. O nada tiene que ver uno con el otro y son temas diferentes.
Será que por un lado el hombre tiene antropológicamente una evolución mental, influenciada por su escenario social y su mundo de asociaciones, pero no al punto de que ellas sean un factor substancial en su cambio emocional. O, existe, desde estas usinas hegemónicas procedimientos y técnicas tendientes a manipular las conciencias y las personalidades de las personas jóvenes, e ir tratando en convertirlas en esos mayores asustadizos y desalentados que, en definitiva, son los que dirigen y sostienen políticas de estado.
Ante esta pregunta cualquier respuesta o hipótesis aparecerá siempre como parcial, pues los caminos que inducen a una persona a variar sus emociones y escala de valores sociales son infinitas. A tal punto que la sociología, la filosofía y las otras ciencias que estudian conductas humanas, entienden estos cambios como un crecimiento normal en la evolución del ser.
No dudo en la veracidad de este concepto, pero, tal vez con ligereza en mi pensamiento, concibo que los cambios aludidos no marca una evolución ni un crecimiento en los hombres, tan solo indican una generalidad de la especie.
Mi búsqueda intenta ser más palpable y por ello ensayo indagar, entre hechos concretos del hombre, un argumento que me convenza racionalmente, y en este camino se me representan como evidencias sustantivas, por un lado los astutos planes monetarios y financieros, implantados por la mayoría de los gobiernos satélites de las grandes corporaciones económicas, que en definitiva son las generadoras de las grandes corrientes sociales del mundo y que inquieren con políticas de estado, bombardear a la sociedad toda con sus medidas. Y por otro, acompañando estas decisiones terrenales, tenemos a las religiones mayoritarias manejando esa cuota de fe que encapsula un hombre en su espíritu, e imponiéndole a un ser desde su mismo nacimiento, una pertenencia mística, que impone tangencialmente una subordinación a valores y creencias sin posibilidad de discusión alguna, so pena de castigarlo terrenalmente (tal lo hizo la inquisición en la edad media) o celestialmente (con el infierno).
Y no importa que edad uno tenga, siempre esta siendo hostilizado por esas disposiciones corporativas, algunas veces de manera manifiesta y otras muchas intangible.
Estas formas buscan indudablemente que cada hombre, desde su adolescencia, se vaya acomodando al sistema y forme parte de él. ¿Es esto una sociedad?, claro que si, es la nuestra. No se si criticarla como mala pero si la denomino mediocre y totalmente tendenciosa.
El tema de la edad no es una cuestión menor, porque no hace muchos años, a principio de los años cuarenta o cincuenta, pos guerra, ya estos centros hegemónicos del poder, tentaba a los jóvenes a entrar a ser parte de este sistema ocioso, insinuándoles a seguir una vida normal o magnífica, era esa de la familia tipo, hijos felices yendo a la escuela y padres trabajando para hacer posibles sus sueños.
Hoy, generada tal vez por una voraz competencia del imperio y en desmedro de la dignidad de la persona y de la vida en sí, los centros de poder enfocan ya no a los jóvenes sino que también intentan influir en sus hijos, creándoles desde edad temprana necesidades mundanas ajenas a sus condiciones de niños (teléfonos celulares, computadoras, viajes a otros países como regalos de cumpleaños, etc.).
Nosotros formamos una pirámide. Una pirámide social, política, cultural, económica. Y una pirámide siempre es una escalera.
Esta pirámide social y cultural, como es sabido, encierra en su base a una gran cantidad de personas aisladas de estos sueños pero que sin embargo son embaucadas en sus contexto y forma para hacerles creer que también existe un espacio para ellas en esa sociedad netamente individualista.
Una pirámide que contiene en la mayor parte de su estructura a una burguesía y a una clase trabajadora que son el motor real de todo ese mecanismo de conformismo y evolución económica y por lo cual sus componentes, en un porcentaje muy elevado, creen en verdad que la vida solo pasa por lo tangible y lo tangible es para su razonamiento eso que ellos tienen o pueden tener.
Una pirámide en la que su vértice es compartido por un porcentaje mínimo de personajes a quienes solo les interesa, de una manera francamente enfermiza para lo que sería una lógica evolución constructiva, un provecho de capital desmesurado, con opulentas o mejor dicho lujuriantes ganancias que distan ampliamente de lo que podrían ser sus necesidades mundanas, incluyendo la de sus dos o tres generaciones futuras.
¿Donde se genera esta necesidad de avaricia sin límites?, en verdad no lo sé, no creo que se trasmita por los genes, pero no puedo afirmar tal negación.
Lo que me parece más lógico es creer que ésta versión poco darwiniana de la evolución social y cultural del hombre, es una respuesta mediocre construida durante siglos por aquellos limitados seres que, ante la imposibilidad de razonar y deducir como proyectar sociedades equilibradas en sus funciones políticas y laborales, neutrales en sus modos y costumbres culturales e imparciales en lo referente a cuestiones de credo, decidieron, y nunca les importó a que costo, la acumulación de grandes riquezas primero y lo que es peor, en obligado sometimiento, del ciudadano común, a pertenecer a este montepío de consumo.
¿Esta es nuestra sociedad? me pregunto, me respondo: sí.
Que tiene que ver el joven en todo este tramado. Mucho.
Porque creo que es mucho más probable que un joven mantenga a través de sus años ese espíritu provocador, a que un adulto, que en su adolescencia fue un joven conservador, se vuelva una persona transformadora.
Existe por fin un reducido grupo de seres que, más allá de su edad, más allá de su nivel cultural o su posición económica – social, y sustancialmente equidistantes de todo fanatismo religioso, permanecen inmunes a los cambios que le son de alguna manera impuestos y se resisten a ellos zozobrando sin ningún temor de ser expuestos o excluidos de la sociedad que forman parte.
Están, como reza la canción, fuera de control.
Sus ideas no son corroídas etimológicamente por esta coalición de intereses sociales y antropológicos encauzados en los sistemas políticos, en ocasiones hasta ideológicamente enfrentados, pero en lo cotidiano, sustancialmente comunes y parecidos todos, (capitalista, liberal, comunista o estatista)
El joven que pertenece a este grupo desobediente, es muy probable que con lo años se vuelva un adulto ávido de cambiar el modelo. Algunos de estos personajes se confunden con los políticos, que son personas parecidas pero de ninguna manera iguales, los políticos en su mayoría se camuflan de seres revolucionarios pero generalmente, son tan solo personajes manuables por el sistema como cualquier hijo de vecino. O peor, porque aparte de manuables, muchas otras veces son cipayos del poder y por ende, corruptos sociales y morales.
Pero por suerte este porcentaje de ciudadanos que conocen y defienden sus derechos, escapan involuntariamente a la media común, a la costumbre equidistada y soez, a las generales de esa ley imparcial muchas veces dictada por los brazos políticos adictos de esos intocables y fantasmales centros de poder.
Ellos, enfrentan muchas veces a estos Goliat desde distintas posiciones y con distintos resultados, enfrentan a ese sistema social y económicamente predominante, a ese que implanta las leyes y donde los poderosos (grandes empresarios y lobbies económicos, políticos de países dominantes, líderes religiosos) son los dioses del mercado.
A estas personas, a las que el sistema hegemónico no logra cambiar en sus ideas, esas que no crecen para esta nomenclatura impuesta desde los medios dominantes, a esos inmaduros de la evolución humana, les debemos todos los demás mortales, los más importantes logros de la evolución.
Sin ellos, sin esos rebeldes, el mundo no hubiese avanzado con respecto al perfeccionamiento social y filosófico de la humanidad.
Esos inmaduros fueron, son y serán seguramente los únicos seres que por sus convicciones y acciones pueden mejorar el mundo para que este sea en verdad un lugar de igualdades y oportunidades para todos los seres humanos que lo poblamos.
Como dijo un catalán, estoy tratando de crecer antes de sentar cabeza.
Algunos dicen que son los artistas son las únicas almas libres con alguna posibilidad de cambiar la historia.
Yo mascullo ante esta afirmación, son muchos más los renegados en este mundo, los hay, por suerte en todas partes, en todos los rubros y de todas las edades, profesionales, trabajadores, comerciantes, filósofos, escritores, deportistas, políticos, religiosos, economistas, científicos… y artistas claro.
Esta edición se termino
de imprimir en los talleres de
la editorial XXX
calle XX Nro XXX
de la ciudad de La Plata,
en el mes de octubre de 2008.
Agradezco hondamente a todos aquellos que comparten mi mundo y que, con sus múltiples modos y tiempos, permiten estimular en mi mente, esta sublime sensación que conquista el cuerpo, cuando uno decide transcribir en una hoja de papel las ideas del espíritu.
A Mauro,
dueño de la primera sonrisa
de mi alma.
A mis otros hijos
jinetes
de dantescas utopías
A María…
mi María
sublime e infinita razón.
Autor:
Roberto Macció
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