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La democracia deliberativa (página 2)


Partes: 1, 2

Así "… solamente aquellas normas y los acuerdos normativos institucionales serán válidos si es que los individuos pueden o podrán consentir libremente a resultas de prácticas argumentativas"[3]

Un concepto resumido de la democracia deliberativa es el de Benhabib, Seyla dice: (…) la democracia es un modelo para organizar el ejercicio público y colectivo del poder de las principales instituciones de la sociedad sobre la base del principio de que las decisiones que afecten el bienestar de la colectividad pueden ser vistas como el resultado de un procedimiento libre y razonado de deliberación entre individuos que pueden ser considerados como moral y políticamente iguales[4]

En la base de la democracia deliberativa se encuentra un poder comunicativo, este poder nace de la reunión de los hombres que se encuentran, dialogan, difieren y acuerdan entre si la manera de proceder. El poder comunicativo "sólo puede formarse en los espacios públicos no deformados sólo puede surgir a partir de las estructura de ínter subjetividad no menoscabada de una comunicación no distorsionada. Surge allí donde se produce una formación de la opinión y la voluntad comunes, que con la desencadenada libertad comunicativa de cada uno para hacer uso público de su razón en todos los aspectos, hace valer la fuerza productiva que representa una forma ampliada de pensar. Pues ésta se caracteriza por atener uno su juicio, no tanto reales como posibles, de los otros, y ponerse en el lugar de cada uno"[5]

Las tres condiciones procedimentales que garantizan una deliberación que hagan posible entendimientos y que por tanto sean la fuente de una decisión política legítima son:

  • a) La libertad de las partes: para hablar y exponer sus distintos puntos de vista sin limitación alguna

  • b) Igualdad de la partes: Para que los argumentos y la concepciones tengan el mismo peso en el proceso de discusión

  • c) Lo que debe imponerse en la discusión es la fuerza del mejor argumento: considerando siempre que históricamente lo que se considera mejor argumento varia

La democracia deliberativa debe excluir:

  • La violencia como método de acción política

  • Las negociaciones falsas

  • La primacía de los poderes sociales o fácticos que hacen prevalecer sus intereses en la sociedad obstaculizando una comunicación verdadera entre los miembros de ella

En palabras de Roberto Gargarella, las características de democracia deliberativa serían las siguientes:

  • Es una concepción antielitista, porque rechaza el criterio según el cual alguna persona o grupo de personas se encuentran capacitadas para decidir imparcialmente en nombre de todos los demás, y se torna, por lo contrario, muy valioso que la ciudadanía delibere.

  • No toma las preferencias de los individuos como dadas, en efecto no debe confundirse el tipo de conductas que pueden ser apropiados en el mercado, con los comportamiento que deben ser propios de la política.

  • Parte de una posición individualista, así la principal preocupación es la de que ninguna facción o grupo de intereses se imponga sobre los demás grupos, asegurando así un equilibrio entre las diferentes corporaciones presentes.

  • Considera que el sistema político de toma de decisiones debe basarse primordialmente en la discusión.[6]

Relaciones Sociales y deliberación

Se puede armar en abstracto un hermoso edificio conceptual, empero sino se considera los datos de la realidad la democracia deliberativa constituirá un ejercicio intelectual en un mundo de lo ideal de lo utópico. Un análisis serio de su posible realización concreta y terrena pasa por conocer la realidad de nuestra sociedad y solo en base a ello ver su viabilidad

La fractura histórica producto de la conquista, sus secuelas de exclusión, discriminación y opresión de las mayorías originarias, el racismo hipócrita y la pretensión de imponer la cultura única, la intolerancia a la diversidad y la diferencia, la falta de voluntad de integrar un país con un importante espacio andino, amazónico, pluriétnico y multinacional. Hacen inviable en nuestro margen un proyecto nacional de democracia deliberativa

En esa misma línea desde el plano político actual el liberalismo, en las últimas décadas arreció con las teorías acerca del "desarrollo"; la tesis más difundida por sectores oficial del poder mundial fue que el capitalismo tendría un carácter "centrífugo", esto es, que necesariamente llevaría el desarrollo y progreso a los países marginales. Esta perspectiva ha caído en descrédito, toda vez que lo que se ha visto es el retorno a una economía extractiva y de producción primaria; determinando en nuestra sociedad el estacionamiento del desarrollo de las fuerzas productiva y la subsistencia de un modo de producción de un capitalismo deformado de subsistencia, que condiciona el mantenimiento de una sociedad evidentemente verticalizada[7]Todo ello hace inviable un proyecto nacional de democracia deliberativa

El autoritarismo vertical es un dato real de nuestra sociedad; cualquier análisis pasa por su reconocimiento como tal. Las expresiones de violencia política en las dos décadas pasadas es un dato de la realidad que no podemos soslayar.

Sobre la base de lo señalado nos preguntamos. ¿Existe libertad de las partes para hablar y exponer sus distintos puntos de vista sin limitación alguna?, en una sociedad como la nuestra ni siquiera tenemos identificados a quienes se tienen como partes, las distintas nacionalidades, las etnias, los sectores marginales, las clases etc, etc. ¿Existe igualdad de la partes para que los argumentos y la concepciones tengan el mismo peso en el proceso de discusión? La incipiente instituciones de la sociedad civil no están en una relación de igualdad para dar peso a sus argumentos, menos lógicamente las nacionalidades y culturas que ni siquiera alcanzan a ser representadas. ¿Lo que se impone en la discusión (si es que se da) es la fuerza del mejor argumento?, la experiencia parlamentaria a demostrado como en los casos en los que probablemente se afecten los intereses de las empresas transnacionales, no interesan la fuerza de los argumentos sino la imposición descarnada de los grandes intereses económicos[8]

Se afirma que la democracia deliberativa debe excluir a la violencia como método de acción política, sin embargo las expresiones de violencia política en las dos décadas pasadas es un dato de la realidad que no podemos soslayar. De que diálogo se podría hablar ante la constatación monstruosa de matanzas sistemáticas de integras poblaciones andinas[9]

Se afirma que también deben excluirse las negociaciones falsas, sin embargo, las vergonzantes negociaciones que se verifican en los poderes so pretexto de gobernabilidad, negociaciones que no consideran criterios en al línea de formación de valores democráticos y el fortalecimiento de las instituciones democráticas, sino en función de apetitos personales.

Se afirma que se debe excluir la primacía de los poderes sociales o fácticos que hacen prevalecer sus intereses en la sociedad obstaculizando una comunicación verdadera entre los miembros de ella, no obstante son los poderes fácticos y bélicos los que imponen una comunicación unidireccional autoritaria y verticalizante.

El premio Nóbel de Economía de 1993 Douglas North, crudamente ha señalado que la democracia es una lotería que se puede tener cuando se es rico porque ella solo funciona cuando hay un profundo conjunto de normas con los cuales la población concuerda[10]

En consecuencia la respuestas teóricas centrales de una democracia deliberativa son propuestas de una sociedad modelo pensada y diseñada en función del desarrollo de los países centrales, y es totalmente ajeno a la realidad de nuestro margen.

Globalización y el Diálogo Universal

Uno de los efectos de la globalización es el desplazamiento humano expresada en una inmensidad de flujos culturales desde el tercer mundo al primer mundo verificándose un hibridismo de culturas humanas, en el entrecruzamiento de lo tradicional con lo global. En el caso del Internet no solo constituye un soporte tecnológico sobre el cual funcionas las economías, sino que están provocando intensas interacciones humanas, como base para obtener, no sólo información, sino también entretenimiento y cultura de varios tipos. Sin embargo, los efectos negativos son notorios; así, es claro la imposición de una cultura de masas, sobre todo de origen norteamericano; cohabitan una serie de culturas junto con un fenómeno que se conoce como el consumismo: El consumismo de los valores de la industria del entretenimiento norteamericano. Muchas actividades comienzan a gestarse a partir de la cultura de masas norteamericana que tiende a trocar lo local con lo global. La penetración e imposición de los valores de la cultura norteamericana genera el riesgo de la desaparición de los valores tradicionales en un escenario de la globalización

Medios de comunicación y deliberación

El modelo Democracia Deliberativa supone de un poder comunicativo que opere como fuente de legitimidad de la autoridad política, un espacio de deliberaciones y negociaciones, un orden jurídico, pero fundamentalmente requiere de "una vida pública rica manifestaciones, que permita reaccionar frente a las interferencias del poder social que procura hacer un uso instrumental del derecho, con tal de proteger sus intereses y que esta atenta a los demás presupuestos de una Democracia Deliberativa se expresen"[11].

El espacio público – político es siempre un tema central para los teóricos partidarios del modelo de la Democracia Deliberativa. Se asume que en las sociedades democráticas actuales la opinión pública está formada en valores democráticos y por tanto se ha vuelto sensible a los atentados a los derecho humanos y cada vez es más crítica de sus violaciones. Sin duda, esto es una realidad en los países centrales, las masivas críticas a la invasión norteamericana del pueblo iraquí lo demuestran, empero no pasa de ser un difuso muro de contención de esperanza antes que una real contención al poder imperial bélico.

En el Perú, la necesidad de generar una memoria colectiva para que no se repita los atroces crímenes producto de la violencia política, de cara a la formación de una opinión pública formada en valores democráticos ha generado un conjunto de resistencias abiertas y encubiertas –que son las mas- que no permiten trazar una verdadera política estatal de difusión y deliberación, obviamente en la línea de una muda impunidad de los autodenominados "defensores de la democracia". Si bien es cierto el informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación marco un hito en nuestra historia reciente mostrando la exclusión de un enorme sector a la población de nuestra patria que fueron monstruosamente afectados por la sangrienta guerra de las dos últimas décadas, empero la propuesta de una reconciliación no va a ser posible, toda vez que los mudos reproches y culpas mudas son generadoras mas bien de resentimientos. El discurso, el diálogo desde esa perspectiva pasa a constituirse más bien en una cobertura

Como se observa a nivel planetario y regional latinoamericano crear un espacio de deliberaciones es un quimera una vida pública prolífica en manifestaciones, que permita reaccionar frente a las interferencias del poder bélico que procura hacer un uso instrumental del Estado y del derecho, para proteger sus intereses.

La naturaleza de la opinión pública, su integración con la denominada democracia deliberativa y la forma como se relaciona la esfera publica con la esfera privada en la construcción de los temas públicos, presenta obstáculos insalvables, en efecto "los flujos de comunicación controlados a través de los medios de comunicación de masas sustituyen a aquellas estructura de la comunicación que antaño había posibilitado la discusión pública y la auto comprensión del público que formaban los ciudadanos y las personas privadas. Los medios electrónicos que representan una sustitución de lo escrito por la imagen y el sonido, es decir, primero el cine y la radio y después la televisión, se presentan como un aparato que penetra y se adueña por entero del lenguaje comunicativo cotidiano. Transmutan, por un lado, los contenidos auténticos de la cultura moderna en estereotipos neutralizados y aseptizados, e ideológicamente eficaces, de una cultura de masas que se limitan a reduplicar lo existente[12]

Ese enorme poder de los medios de comunicación se ha puesto de manifiesto en las dos últimas décadas; la afirmación de que se trata de un "cuarto poder" no es figurada, ciertamente la influencia mediática ha llegado a formar, o deformar, un cultura de masas, aséptica ideológicamente neutra a los problemas trascendentes de la sociedad; estos medios de comunicación tienen las característica de ser coyunturalistas, oportunistas y con innegable sensacionalismo descarnado o soslayado. La denominada prensa seria no es ajena a estas características; el reciente caso de affaire del vicepresidente Diez Canseco, pone en evidencia de cómo se tematizó públicamente durante un periodo prolongado un hecho sin relevancia en la formación de valores democráticos,[13]

Los medios de comunicación en una sociedad que presenten las condiciones requeridas pro Habermas, serían los canales deliberativos para la exposición de razones y que sean las mas consistentes y consensuadas las que determinen las líneas políticas. Pero en nuestro sociedad peruana ello no pasa de ser una cruel parodia.

"Los Poderes" del Estado y la deliberación

En el caso del Poder Ejecutivo en un intento de plasmar el ideario de la democracia deliberativa se proyectó el "Acuerdo Nacional", como un instrumento consensuador que permita el desarrollo de un proyecto nacional, en base a la pluralidad de razones de las distintas organizaciones partidarias. En realidad, desde el momento que solamente congrego a las costras dirigenciales de los partidos Políticos, este intento de un acuerdo nacional estuvo condenado al fracaso, por la elemental razón de que las organizaciones partidarias no reflejan nuestra compleja y variada sociedad, y evidentemente tenía su impulso inicial correspondía al coyuntural entusiasmo político de la transición a la democracia; pero la pesada inercia histórica se impuso nuevamente y el acuerdo nacional no pasó de ser un intento débil que ni siquiera marco un horizonte de proyección futura.

En el caso del Poder Legislativo, intereses descaradamente individuales, concientes o inconsciente,[14] son el contenido de las intonsos debates parlamentarios. En teoría el Parlamento sería el órgano más importante de deliberación, porque se asume que el legislativo en un poder plural integrado por individuos de origen diverso y orientado por propia naturaleza a la discusión colectiva. Sin embargo, la practica de nuestro parlamento local ha devenido en un centro de enfrentamientos pueriles, antes que buscar el consenso político de cara a los problemas de nuestra sociedad. El calculo politiquero, la grita sin ton ni son, las circenses intervenciones de patéticos parlamentarios, son expresiones de una decadente forma parlamentaria, totalmente inidónea para el desarrollo de deliberaciones democráticas. Los mismo partidarios de la democracia deliberativa son críticos del Parlamento por su estructural ineficiencia y es por ello que proyectan la creación de otros instrumentos no tradicionales de deliberación.

Con relación al Poder Judicial, los problemas que son justiciables generalmente son micro conflictos inter partes, que no tienen mayor proyección social; empero, singularmente es en sede jurisdiccional, debido a la alta especialidad técnica de algunos operadores del derecho, donde se encuentran pequeños islotes de deliberación argumentada, de exposición de buenas y consistentes razones, tanto en los actos procesales de la partes como de los órganos jurisdiccionales; pero esa práctica deliberativa es aún incipiente en razón de la fuerte formación ideológica positivista de los operadores del derecho, el deductivismo, la elemental subsunsión por su facilismo es aún práctica mayoritaria.

Por otro lado es interesante ver, siempre concientes de las pétreas limitaciones, como el Poder Judicial en un esfuerzo de auto reforma

El diálogo como "motor de la historia"

En la perspectiva de los animadores de la democracia deliberativa consideran que este modelo si es realizable en tanto se invente nuevos foros y reformas institucionales en las que los ciudadanos deliberen juntos y hagan uso público de su razón en diversas formas; el diálogo se constituye en el motor de la historia, se convierte en algo activo, creador porque se presupone, al poner entre paréntesis todo cuestionamiento

Algunos idealmente sostiene que cualquier obstáculo en la realización de la Democracia Deliberativa se puede superar con órganos o instituciones no tradicionales como la creación de condiciones sociales y arreglos institucionales y una esfera pública que haga propicio el uso público de la razón; se trataría de esbozar mecanismo dialógicos que produzcan razones públicas convincentes y acuerdos en torno a la meta programática de una continúa cooperación entre ciudadanos iguales. Se afirma que este proceso dialógico debe desarrollarse en un marco institucional e interpretativo en constante revisión, en el que el constante diálogo entre el público deliberante y las instituciones que organizan la deliberación mantienen este marco abierto y democrático.

Empero lo irrealizable de ese ideal acentúa aún mas las debilidades de la democracia comúnmente conocida. En definitiva la democracia deliberativa deja de considerar hechos sociales relevantes, tales como el pluralismo la desigualdad y la complejidad.[15] El pluralismo cultural, resta la posibilidad de existencia de una voluntad general, de un bien común. Las desigualdades sociales producen un circulo vicioso de exclusión con respecto a la efectiva participación en la deliberación. La complejidad social imposibilita la deliberación en ámbitos institucionales amplios y poderosos respecto de instituciones pequeñas y débiles.

Conclusión

Como doctrina normativa el modelo de Democracia Deliberativa, dadas las condiciones habermasianas, ciertamente contribuiría a la radicalización de la democracia desde la sociedad civil con sus movimientos sociales y sujetos colectivos; no obstante, siguiendo a Adolfo Sánchez Vásquez, "no se trata sólo de apelar a la razón dialógica, o intercambio de argumentos, libre, en mayor o menor grado, de la coerción y el dominio, sino de transformar las condiciones materiales y sociales en las que en determinados intereses imponen esa coerción y esa dominación". Se trata de mantener una posición realista que no nos haga olvidar las concretas relaciones sociales existentes que coloca en posiciones material y socialmente asimétricas a los participantes, haciendo imposible una comunicación o configurándola de manera distorsionada.

El diálogo por si no puede constituirse en el motor de la historia; aparece ciertamente como algo activo, creador porque se presupone; empero obvia todo cuestionamiento a la prevalencia de intereses materiales. Por ello, el discurso consensual comunicativo, en nuestro margen latinoamericano, debe ser considerada una doctrina normativa, antes que una teoría descriptiva, toda vez que la democracia para nosotros es, antes que nada, un proyecto a construir. No es suficiente que se configuren las condiciones formales de validez del discurso argumentativo, sino fundamentalmente las condiciones materiales que neutralicen las pretensiones de dominación y posibiliten recién la institucionalización del discurso como procedimiento ínter subjetivo.

No obstante, en las coyunturas de las transiciones permanentes en la construcción de la democracia, se muestran algunos espacios, que deben ser aprovechados propiciando la formación de valores democráticos, de promoción y defensa de los derechos fundamentales, a partir de la comprensión de puntos de vista plurales e insistir en la idea de la racionalidad comunicativa, siempre sin perder de vista de sus reales limites constituidas por las relaciones sociales existentes. Por ello aporta una forma de pensar sobre las alternativas de mejoramiento de las débiles prácticas deliberativas actualmente existentes. En los periodos de aprendizaje y cambios críticos iniciados por movimiento colectivos, innovaciones y reformas de ese tipo ya han ocurrido. La democracia crea las condiciones sociales para tal aprendizaje facilitando una relación flexible, un ejemplo de ello lo constituye los movimientos por los Derechos Humanos que proyectan una imagen pública de reforma, así emergen en la esfera pública y logran cambios que definen, de alguna manera, el contenido de las políticas gubernativas

 

 

 

 

 

Autor:

Francisco Celis Mendoza Ayma

[1] En realidad pareciera que la marginalidad fuera el centro; la cultura de supervivencia despectivamente denominada por los ideólogos del poder como "cultura combi o chicha", será el margen sólo con relación al Poder en general y al gran poder económico en particular, más puede ser considerada como cultura marginal.

[2] El término democracia volátil utilizado por el malogrado Pedro Planas, como título de una de sus obras que refleja la inestable democracia de nuestra sociedad

[3] HERNANDO NIETO, Eduardo; Pensando Peligrosamente, Pág. 231 Fondo Editorial 2002, Pontificia Universidad Católica del Perú

[4] BEHABIB,Seyla, citada por HERNANDO NIETO, Eduardo; Pensando Peligrosamente, Pág. 241. Ibid

[5] Jurgen Habermas, citado por Rodrigo Pineda Garfias en La Democracia Deliberativa

[6] GARGARELLA Roberto, "El Ideal de la Democracia Deliberativa en el Análisis del Sistema Representativo"

[7] En ese sentido afirma Zaffaroni, que "nuestro margen tiene una dinámica que esta condicionada por su dependencia y nuestro control social está íntimamente ligado a ella" (En Busca de la Penas Perdidas, Pág. 72, A.F.A Editores Imp.S.A. 1990)

[8] Al respecto el caso de la Telefónica fue paradigmático.

[9] "Las prácticas de las ejecuciones arbitrarias fue generalizad y sistemática durante el periodo de 1983-1984…" Informe final Documento 3, Pág. 3. Comisión de Entrega de la CVR.

[10] "La República" Pág. 17 domingo 28 de diciembre de 2003

[11] Rodrigo Pineda Garfias La Democracia Deliberativa

[12] Horkheimer y Adorno, citado por Rodrigo Pineda Garfias, en "La Democracia Deliberativa"

[13] Evidentemente en el marco de una lucha frontal contra la corrupción y el manejo idóneo de la cosa pública, la reprochable conducta de Vicepresidente, requería de un margen proporcional de difusión, pero no ser un tema de interés democrático merecedor de la cantidad de espacio que le dieron los medios de comunicación

[14] Todavía queda en la memoria el patético juramento por la plata que realizó una padre de la patria congresista

[15] Las teorías comentaristas como las asociativas presentan también este problema, aunque por razones totalmente diferentes

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