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La oscuridad como factor determinante, e inadvertido, en la obesidad epidémica (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

Este libro, publicado hace algunos años, gozó de una inmensa popularidad, ya que describe la manera en que la tribu !Kung !Sang, remanente del estado prístino en que antes existiéramos, se nutría y aún se alimenta; manteniendo harmonía con los ciclos de la Naturaleza, obedeciendo a las inclinaciones del eje del globo terráqueo en su órbita alrededor del sol, mientras me sometía al imperativo impuesto por la oscuridad de las noches y amoldándose a la variación periódica de los ciclos lunares.

Los bosquimanos del desierto de Kalahari

La subsistencia de los habitantes de esta región semiárida del sur de África, es dificultosa, ya que para conseguir algo de comer los aborígenes deben de salir a cazar y recolectar — algo que sólo logran hacerlo durante las horas del día.

La técnica de sustento, por ellos empleada, es una que balancea el consumo y disposición de energía, adaptada al sistema ecológico donde ellos habitan, algo común entre todas las especies.

En medio de la caza

En su caso, la energía acumulada en el cuerpo proviene de la comida que se ingiere, y, la que se utiliza, resulta del trabajo necesario para procurar alimentos y para adaptarse al medio en donde viven.

Los habitantes de este desierto, por consecuencia, son personas muy delgadas.

Puede de aquí deducirse, asimismo, que el famoso "sistema fiduciario", que tantos utilizan erróneamente, para explicar el sobrepeso, tuviese su origen en una adaptación liberal y en la mal aplicación del significado de esta misma táctica.

Cómo comen los habitantes de este desierto

En la vida de los bosquimanos no hay lugar para una acumulación de sobrantes alimenticios, y el consumo de los comestibles encontrados se efectúa de modo inmediato.  Por la misma razón la comida recogida no les dura al grupo que, de la misma vive, más de cuarenta y ocho horas, luego de ser encontrada.

La búsqueda de alimentos, para los residentes de estas tribus, es actividad incesante, ya que la agricultura y la domesticación de animales para consumo, son muy limitadas.

Los aborígenes bosquimanos, históricamente, han sobrevivido en un desierto sin recursos hidráulicos y sin agua corriente.

Sus labores principales se efectúan simplemente para aprovisionarse con los elementos esenciales para vivir la vida y no para extraer beneficios pecuniarios algunos — ya que el comercio es inexistente entre ellos.

Great Horned Owl (Bubo virginianus)

Ave nocturna

Demografía

La poblaciones, en general, están compuestas por unas 250 personas que residen en campamentos independientes, con entre 10 y 30 miembros en cada uno. Cerca de un 8% de la población es mayor de los 60 años, lo cual refuta la idea de que la expectativa de vida de estos pueblos es corta.

Debido a que habitan en una zona desértica, los campamentos bosquimanos se erigen próximos a las escasas fuentes de agua existentes y sólo aprovechan aquellos alimentos vegetales situados a una distancia razonable de las mismas.

Cómo procuran y utilizan sus alimentos

Todas las mañanas, sin tener acceso al desayuno tradicional que acostumbramos, algunos individuos de la tribu salen en la búsqueda de comestibles que recogen o que cazan, los que, al retornar comparten con el resto del clan.

Se caza, se recoge y se pesca en parejas o individualmente. La cooperación actual únicamente existe en la distribución y consumo de los suministros alimenticios. Todos los habitantes del campamente comparten en partes iguales los comestibles disponibles en forma de bayas, melones, raíces, nueces y otros frutos recogidos.

Al día siguiente, un grupo diferente, parte en búsqueda de qué comer, como asimismo lo hiciera el grupo que saliera el día anterior.

Los recursos para nutrirse son tan abundantes como variados. Para ellos existen 85 especies de vegetales y 44 grupos de animales que se clasifican como alimenticios. Su comida básica y esencial es la nuez silvestre. Esta especie es tan prolífica que millones de frutos caen al suelo anualmente, para el beneficio de quienes quieran recogerlas.

Las especies animales más importantes, de que dependen, son el cerdo salvaje, el cabrito montés, el antílope, el ganso silvestre, la liebre común y el oso hormiguero.

En la espera…

Hábitos alimenticios y estrategias recolectoras

Para sus tácticas recolectoras los bosquimanos prefieren surtirse y comer de los alimentos que queden a la menor distancia de los hoyos de aguas permanentes. La situación predilecta se presenta cuando las nueces y el agua quedan cercas entre sí. Lo típico es que los bosquimanos se radiquen en un sitio apropiado, el cual ocupan por meses hasta que los recursos se agotan, emigrando, entonces, hacia regiones mejor provistas.

El consumo calórico por persona es adecuado, aunque se considere bajo por nuestros estándares — los que son, a su vez, excesivos.                                             

Se dice que estas tribus carecen de un término vernáculo para designar la gordura, porque ésta es fenómeno inexistente, como asimismo algunas tribus indígenas norteamericanas no tienen palabra para el tartamudeo.

De cómo esta estrategia de comer a todos beneficia igualmente

El grupo, como conjunto, reparte los recursos colectivos de tal forma que satisfacen las necesidades calóricas de todos los miembros de la comunidad, independiente de edad y sexo. Este sistema ha demostrado que los bosquimanos !kung pueden lograr una forma adecuada de alimentación utilizando solamente un pequeño consumo de tiempo y energía. Este análisis puede asistir en corregir la impresión equívoca de que la vida en estas tribus consiste en una lucha incesante contra la adversidad, que culmina en una muerte prematura.

Como costumbre, hemos tendido a igualar pobreza con la ausencia de bienes materiales.  Pero una interpretación alternativa a esta noción, muestra que los cazadores-recolectores, en realidad, disfrutan de más tiempo libre per cápita que los pueblos que participan en otras actividades de subsistencia.

Economía aplicada

En casi todas las culturas de cazadores-recolectores, en pequeña escala, se observa la práctica de compartir voluntariamente la comida. Esta disposición se conoce con el nombre de "reciprocidad generalizada", y en nuestra propia sociedad se evidencia entre miembros de la, llamada, familia nuclear.

Entre los cazadores-recolectores atesorar o acopiar es ofensa mayor. Lo que en la bolsa moderna se conoce como "acumulación de excedentes", la esencia de la economía burguesa del ahorro — lo que se considera ruindad y dureza de corazón entre los cazadores. En estas sociedades las diferencias de "riquezas" entre las personas son de un nivel enormemente bajo. Si uno de sus miembros se dedica a acumular bienes para enriquecerse, se le condena al ostracismo. Porque si otros siguieran su ejemplo se lograría un nuevo equilibrio financiero y se abriría el sendero para la transformación de los bienes de subsistencia en bienes de prestigio. Lo que para ellos es totalmente inaceptable.

Habiendo analizado los hábitos de vida de los bosquimanos, procederemos a entender el efecto que en nuestros organismos produce la desaparición, artificial, de la noche, que para toda tribu primitiva, todavía existe, aunque para nosotros, ya no.

Nuestra noche disipada…

La mayoría de los cielos de nuestras metrópolis carecen de estrellas visibles.

Si el ser humano estuviera a gusto bajo la luz los faroles de luz y no de la luna y las estrellas, nosotros nos adentraríamos en esta claridad felizmente. Pero no es así, la luz existente en nuestras noches es de muy poca utilidad para nosotros como resulta ser para las tantas especies diurnas que existen en este planeta. Por no ser nocturnos, nuestros ojos están adaptados a la vida bajo la luz solar. Esta misma adaptación constituye un hecho básico y evolutivo, aunque la mayoría de nosotros prefiere no creerlo, como tampoco concebimos, realmente, que seamos primates o que no constituyéramos algo, muy especial, producto especial de la mano de Dios.

¿Qué hemos hecho de la noche?

Las sombras de la noche, las hemos borrado con la luz artificial de nuestra confección.

paris from above

París por la noche

El tipo de ingeniería, para producirla, no es diferente a la que se necesita para construir una represa. Pero, sus beneficios acarrean sus propias consecuencias — que es la que nos interesa en esta tesis. A ésta abundancia de luz se la conoce como la "contaminación lumínica" — cuyos efectos sólo comenzamos a apreciar.

La contaminación lumínica es debida a diseños defectuosos de los sistemas de iluminación artificiales en nuestras comunidades, que hacen que la luz se filtre hacia afuera de los edificios y hacia arriba, en dirección al cielo, donde no es deseable; en lugar de hacia abajo, donde, en esencia, se requiere.

Iluminación mal diseñada reduce la oscuridad de la noche alterando de manera radical los ritmos luminosos de casi todas las especies — a los cuales muchas de nuestros géneros, incluyendo el nuestro, se han adaptado.

Cuando esta luz artificial se desparrama por el mundo de la Naturaleza, algún aspecto de la vida de este mundo — migración, reproducción, alimentación — resulta afectado.

Por la mayor parte de nuestra historia, la expresión "contaminación lumínica" no podría haber tenido ningún significado, por ser inexistente.

Como vivíamos…

Ahora, por contraste, la humanidad vive bajo bóvedas entrecruzadas de luz refractada y refleja, proveniente del esparcimiento de rayos luminosos originados en las ciudades y en los suburbios, procedente de las carreteras, de los vehículos que las transitan, y de las factorías que la despiden en sus chimeneas.

Casi toda la noche, Europa es visible desde los satélites que orbitan la tierra, como si fuera una nébula luminosa, como asimismo se ven la mayor parte de los Estados Unidos y todo el Japón. Mientras que en Atlántico del Sur, la incandescencia de la fleta de pescadores de calamares, atrayendo su presa con señuelos de lámparas de haluros metálicos, puede ser observada desde el espacio astral, resplandeciendo con más brillo que Buenos Aires y Río de Janeiro combinados.

En la mayoría de las ciudades del mundo, el cielo parece que ha sido vacado de estrellas, dejando como estela una calina brillante que refleja nuestro miedo de la oscuridad y que parece ser el destello urbano de una fantasía del género ficción científica.

Pero, por encima de la bóveda pálida de nuestras metrópolis queda el resto del universo, totalmente impávido a nuestro desperdicio de luces, como bajío brillante de estrellas, planetas y galaxias, brillando dentro de un infinito de oscuridades profundas.

Nosotros hemos disipado la noche, como si fuésemos animales diurnos. Lo hemos hecho así, a pesar de que entre los mamíferos solos, el número de las especies nocturnas es asombroso.

La luz constituye una fuerza biológica muy poderosa, y, en muchas especies actúa como una magneto, tan vigorosa, que los científicos hablan de aves cantoras y marinas, siendo capturadas por los reflectores en la tierra y por las flamas en las plataformas de petróleo marinas, circulando y re-circulando en revoloteos de millares hasta que se desploman abatidas por el cansancio.

Migrando de noche, pájaros pueden chocar contra las paredes de edificios altos y muy iluminados. Mientras que aves inmaduras sufren de manera desproporcionada, víctimas de la luz intensa que los ciega.

Luciérnagas en sincronía

Los insectos, por supuesto, se congregan alrededor de los faroles eléctricos de las calles, lo que hace que, asimismo, muchas especies de murciélagos se han adaptado a esas condiciones para alimentarse de ellos.

En Suiza, en algunos de sus valles remotos, variedades de quirópteros comenzaron a desaparecer, cuando se instalaron luces en las calles, probablemente, desplazados por otros murciélagos, mejores adaptados a las circunstancias, quienes repentinamente hicieron de esas regiones su nuevo hogar.

Otros animales nocturnos, incluyendo los ratones del desierto, los murciélagos fruteros, los oposumes, y los tejones rebuscan comida con más cautela bajo la luz permanente, producto de la contaminación lumínica, porque se han vuelto presas más fáciles para sus predadores naturales.

Algunas especies de aves — pájaros negros y ruiseñores nocturnos, entre otros — cantan sus canciones a horas ilógicas en presencia de la luz artificial. Científicamente se ha determinado que los largos días de luz artificial con noches cortas, también artificiales, inducen la reproducción avanzada en un sinnúmero de especies de pájaros. Y, porque días más largos permiten alimentación prolongada, puede que los nuevos hábitos afecten los cronogramas migratorios y la tendencia a acumular grasa corporal — lo que, a nosotros, nos importa.

Una especie de cisnes de la tundra, que pasan parte de sus vidas en Inglaterra, invernando en ese país, engordan prematuramente, ocasionándoles el comienzo de su vuelo a la Siberia antes de su tiempo acostumbrado. El problema siendo, que el proceso migratorio es regulado, muy precisamente, por los cronómetros biológicos, como sucede con los demás aspectos del comportamiento animal. Partiendo muy temprano, puede que signifique llegando demasiado pronto para iniciar el anidamiento en el tiempo más propiciatorio para hacerlo.

Ruiseñor nocturno

Las tortugas marinas cuando están anidando, poseen una predilección natural por las playas oscurecidas, Hoy ya casi no las pueden encontrar, porque quedan muy pocas de éstas. Sus recién nacidos, que se orientan hacia las partes más brillantes y reflejantes del horizonte, se encuentran confundidos por la presencia de luz artificial, lo que para ellos es letal.

En la Florida, solamente, las pérdidas de tortuguitas recién nacidas alcanzan los cientos de miles de víctimas cada año.

Las ranas y los sapos, que habitan las cercanías de carreteras muy iluminadas, se confunden en todos los aspectos del comportamiento instintivo, incluyendo la pérdida de sus coros de llamadas de aparejamiento, ahora fuera de sincronía.

De todas las poluciones que enfrentamos, la contaminación lumínica es la que se puede solucionar más fácilmente. Cambios simples de diseño e instalación de alambres, producen resultados inmediatos en la cantidad de luz que penetra la atmósfera, resultando a menudo, en ahorros energéticos.

Tortugas recién nacidas camino al mar

De antes se pensaba que la polución lumínica, que a todos nos afecta, era la preocupación exclusiva de los astrónomos que observan los cielos. Sin embargo, esto no es así, porque para remediar la situación local de mucho resplandor en los cielos, en Flagstaff, Arizona, hacen unos cincuenta años que se establecieran reglas para la adopción de un sistema de iluminación urbana para que el observatorio, que queda muy alto, en una loma cercana a esa ciudad, gozara de oscuridad, sin los deslumbres de fuentes luminosas artificiales. En otras metrópolis, recientemente, en la República Checa, se ha seguido este ejemplo.

Por contraste con los astrónomos, la mayoría de los seres humanos, no requieren una visión disminuida de la luminosidad celestial para hacer sus labores, si no que  necesitamos la oscuridad, para vivir y para medrar.

Repetimos, que, dependemos, de, y necesitamos la oscuridad como la especie diurna que somos. Y la necesitamos, de veras, como, adelante veremos. 

La oscuridad es esencial para nuestro bienestar biológico, para coordinar nuestros cronómetros internos, y para todos nuestros propósitos — la oscuridad es tan esencial, para nosotros, como la luminosidad misma.

La oscilación regular de dormir y estar despiertos — uno de nuestros ritmos circadianos — no es más que la expresión biológica del zigzag regular de la luz que ilumina la tierra.

Esos ritmos son tan fundamentales, que alterarlos resultaría en efectos tan graves como sería la modificación de la fuerza de la gravedad.

Oscuridad

Por los últimos cien años el ser humano ha comenzado un experimento arriesgado, con nuestra propia especie fungiendo de conejillo de indias. El experimento consiste en acortar las noches y prolongar los días, poniendo en corto circuito la repuesta normal de nuestro organismo a la luminosidad. En otras especies, afectadas por este fenómeno, los efectos se detectan con mayor facilidad. De todos modos, a lo seres humanos, asimismo, esta polución luminosa puede que les extraiga una penalidad biológica amén de psicológica. Por lo menos en un estudio publicado, se ha sugerido la presencia de una correlación positiva de incidencias mayores de cáncer del seno en mujeres, y la intensidad de la luz que alumbra los vecindarios donde viven.

Al final de todo, los seres humanos no están menos atrapados por la contaminación lumínica que las ranas y los sapos que viven cerca de una carretera muy alumbrada.

Viviendo en un resplandor, que nosotros hemos creado, hemos logrado alejarnos de nuestra herencia evolutiva y de nuestro patrimonio cultural — la luz de las estrellas — y de los ritmos cíclicos de la noche y del día.

En un, verdadero sentido, la polución luminosa nos causa que perdamos vista de nuestro indiscutible lugar en el universo, y nos hace olvidar nuestra importancia de seres que dependen de la noche oscura, en medio de la galaxia conocida como la Vía Láctea.

En resumen

En este artículo hemos visto de manera somera que los cambios que imponemos  a nuestros biorritmos pueden tener consecuencias desastrosas, tanto físicas como psicológicas, que nos afectan en la manera en cómo defendemos el peso acumulado, transportándonos a la obesidad, por todos, tan temida.

Gallina roja

En la lección 21 (en monografías.com) describimos el balance preciso con que la humilde gallinita roja controla su incubación y su peso, como modelo específico de lo que aquí hemos deseado ilustrar.

Bibliografía

·         Eaton, S: (1988) The Paleolithic Prescription: A Program of Diet & Exercise and a Design for Living Harper & Row

·         Larocca, F: (2007) Los efectos mentales y físicos de los apagones en monografías.com

·         Larocca, F: (2008) El sistema fiduciario y de cómo funciona en psikis.cl y en monografías.com

·         Larocca, F: (2007) Economista: Alquimista en monografías.com

·         Larocca, F: (2007) Centenarios y otros temas en monografías.com

·         Larocca, F: (2007) Los economistas de los gobiernos sudamericanos en monografías.com

·         Larocca, F: (2008) Síndrome del hartazgo nocturno: La epigénesis y la psicoterapia en acción en monografías.com

·         Larocca. F: (2007) Lo que hay en un nombre: La anorexia multilingüe en monografías.com

·         Larocca, F: (2007) Las memorias, la obesidad y el hipotálamo en monografías.com

·         Larocca, F: (2007) ¿Qué vas a hacer con el resto de tu vida? en monografías.com

·         Larocca, F: (2007) Lección 21-Donde se Educa de las Mini-Adicciones, de por qué los Flacos Viven Vidas Muy Largas y Donde Aprendemos Algo Acerca de las Gallinas Rojas… en monografías.com

·         Larocca, F: (2007) El Determinismo Cósmico en monografías.com

 

 

 

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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