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Mitología Griega 9: Leyendas Griegas

Enviado por Allan AAA


  1. Cibeles y Atis
  2. Orfeo
  3. Aristeo
  4. Erisictón y Mestra
  5. Midas y Sileno
  6. Polifemo y Galatea
  7. Pigmalión
  8. Clitia y Leucótoe
  9. Dafnis
  10. Baucis y Filemón
  11. Alfeo y Aretusa
  12. Hero y Leandro
  13. Píramo y Tisbe
  14. Psique
  15. Ilitía
  16. Reco
  17. Safo y Faón
  18. Íbico
  19. El Oráculo de Delfos
  20. Creso
  21. El nudo gordiano
  22. Jano y Cardea
  23. Pico y Circe
  24. Fauno y Bona Dea
  25. Vertumno y Pomona
  26. Lamia
  27. El Fénix

CUESTIÓN 174.

Cibeles y Atis

Cibeles era el nombre latino de una diosa nativa de Frigia, en Asia Menor. Era una diosa de la naturaleza y de la fertilidad venerada en Roma como la Gran Madre, un poder muy antiguo y extensamente adorado, tierno y amoroso, cuya fecundidad es inagotable, comparable, en mayor medida, con la fertilidad de una mujer.

Cibeles surgió originariamente del suelo, y era bisexual; fue amamantada por panteras y otros animales salvajes, hasta que finalmente fue hallada por el pastor Meon y su esposa Dindime, quienes la criaron como si se tratase de su propia hija. Viendo la condición hermafrodita de Cibeles, Meon y Dindime invocaron a los dioses, y éstos, con método quirúrgico, la redujeron a la condición de hembra. De la parte cortada nació un almendro de extraordinaria belleza; Nana, hija del río Sangario, tomó una flor y se la puso en medio de los pechos; la flor desapareció, y Nana se encontró con que había quedado encinta. Así nació Atis, pero al ser fue abandonado por su madre, un macho cabrío se las arregló para cuidar de él. Cibeles amó a Atis, y era en extremo celosa; mientras Atis estaba preparándose para casarse con una ninfa del Sangario, de la cual se había enamorado, Cibeles lo enloqueció, y entonces él se castró y murió desangrado. La diosa se arrepintió de su crueldad, y Zeus, accediendo a su ruego, hizo que el cuerpo de Atis jamás decayese, y que el dedo meñique continuara moviéndose y sus cabellos creciendo. En homenaje a Atis, Cibeles estableció un grupo de sacerdotes eunucos, los coribantes ("giradores"), que descendían de Coribante, hijo, sin padre, de Perséfone; los coribantes conducían a los adoradores de la diosa en ritos orgiásticos acompañados por gritos salvajes y una frenética música de flautas, tambores y címbalos.

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CUESTIÓN 175.

Orfeo

Calíope, la musa de la poesía heroica, tuvo dos amores, uno era Eagro, rey de Tracia, y el otro fue Apolo. Ambos se acostaron con ella, y el fruto de su unión fue Orfeo; Eagro le dio la vida, y Apolo sus maravillosos dones. Desde muy pequeño, Orfeo fue un devoto seguidor de Dionisio, como correspondía a un buen tracio, adepto a la magia y a toda suerte de sabiduría; cuando alcanzó la edad adulta, recibió la lira de Apolo y llegó a ser un músico tan excelente que no tuvo rival entre los mortales. De todos era conocido su "dulce canto", que acompañado por la lira encantaba no sólo a los hombres, sino también a los árboles y las rocas que le seguían para escucharle, amansaba las fieras y hasta los ríos cesaban de correr, en respuesta a sus melodías.

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Después de terminar su aventura en la expedición de los Argonautas, Orfeo se enamoró de la hermosa dríade Eurídice, pero su vida conyugal sería muy breve. En las bodas de Orfeo y Eurídice hubo pronósticos infaustos acerca de su futuro juntos; Himeneo fue invitado para derramar sus bendiciones sobre los novios, y acudió con sus antorchas características; pero entonces el humo de las antorchas se extendió entre los asistentes y provocó lágrimas en sus ojos. En efecto, unos días después cuando Eurídice paseaba por el campo en compañía de otras ninfas, Aristeo, hijo de Apolo, quiso obligarla que le prestara atención a sus galanteos amorosos, y ella, al huir de él, fue mordida por una víbora en el talón, a causa de cuya mordedura falleció.

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Abrumado por el dolor, Orfeo decidió rescatarla, y para ello descendió al reino de Hades, escapando de todos los peligros gracias a su música, llegando incólume hasta la presencia de los reyes del mundo subterráneo. Decidido, se paró frente a ellos y con su música conmovió hasta tal extremo a todas las sombras y al propio Hades y a Perséfone, que le fue concedido lo que pedía; Eurídice podía regresar con él al mundo de los vivos tomada de la mano de Orfeo, con la condición de que él no volviera la cabeza hacia atrás para mirarla hasta que hubieran llegado al mundo superior. Los esposos partieron en silencio, pero Orfeo, al no oír los pasos de Eurídice tras de sí, no pudo dominar su ansiedad, y cuando alcanzó la luz del día quebrantó la condición mirando hacia atrás, por lo que Eurídice se desvaneció para siempre en la región de los muertos. Pese a los ruegos y llantos de Orfeo, esta vez los dioses infernales se mostraron inflexibles, y sus peticiones fueron denegadas.

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Desesperado por la pérdida de Eurídice, Orfeo quedó inconsolable, y decidió alejarse de todas las mujeres, rodeándose sólo de muchachos (inventando así el amor homosexual). Finalmente, terminó renunciando a toda compañía humana, y anduvo errante y solitario en los montes de Tracia, tocando su música para las rocas, los árboles y los ríos. Afrodita, enojada, le lanzó una maldición, la cual se cumplió cuando un violento grupo de jóvenes tracias que trataron de conquistar su amor, cautivadas por la música de Orfeo, muy encolerizadas debido a que las despreciaba, se arrojaron sobre él durante una orgía dionisíaca y lo despedazaron. Arrojaron su cabeza cortada y su lira al río Hebro, y aún ésta continuó llamando a Eurídice hasta que llegó finalmente a la costa de Lesbos, donde las Musas la sepultaron; y sobre la tumba nunca dejó de cantar un ruiseñor. Aquellas mujeres fueron marcadas con tatuajes como castigo y señal de infamia por sus maridos, y de ahí procede la costumbre de que todas las mujeres tracias estuvieran tatuadas. Zeus tomó la lira de Orfeo y la elevó al firmamento, haciendo de ella la constelación Lira.

CUESTIÓN 176.

Aristeo

Aristeo fue el fruto de los amores de Apolo y de la ninfa Cirene, hija de Hipseo (el hijo del río Peneo) y de una náyade, Creúsa, hija de Gea. Cirene era una cazadora y cuando Apolo la vio por vez primera, ella estaba luchando cuerpo a cuerpo, con una mano y sin armas, con un león. Su admiración por el valor de la joven convirtióse en amor apasionado, y arrebatándola se la llevó en su carro dorado desde el monte Pelión hasta el distrito de África que lleva su nombre. Allí llegó a ser la madre de Aristeo, dios rural, inventor de varios trabajos y pasatiempos campesinos, tales como la apicultura, el cultivo del olivo y la caza de presas pequeñas. Fue instruido por su padre en las artes de la curación y la profecía; las Musas lo educaron y con ellas recorrió muchas regiones compartiendo su conocimiento y curando los enfermos. Dedicado a sus labores fue cuando concibió una violenta pasión por Eurídice, mujer de Orfeo, y la persiguió para seducirla, y ella, al tratar de huir, piso una serpiente venenosa, cuya mordedura la mató. La hermana de Eurídice, Drias, junto con otras ninfas, se vengaron de Aristeo causando la muerte a todas sus abejas; éste entonces recurrió a su madre, en demanda de consejo. Cirene a su vez lo remitió a Proteo, el cual, cuando Aristeo se las hubo arreglado para apresarle, le explicó cómo solucionar sus trastornos. Así, las ninfas fueron apaciguadas con el sacrificio de un buey, de cuyas osamentas surgieron nuevos enjambres de abejas.

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CUESTIÓN 177.

Erisictón y Mestra

Erisictón, hijo de Triopas o Mirmidón, de Tesalia, necesitaba madera para construir una nueva sala o palacio. Por tal motivo, se le ocurrió talar los árboles de un bosquecillo consagrado a Deméter, a pesar de que la propia diosa, asumiendo la figura de su sacerdotisa, le había advertido contra tal acto de impiedad (todo árbol tenía su hamadríade, es decir, su ninfa protectora, que moría si le cortaban el árbol en que vivía). Al ver que no quería hacerle caso, la diosa ordenó que prosiguiera con su obra, porque tendría necesidad de una sala para banquetes. A partir de aquel momento, Erisictón viose atacado por un hambre insaciable, y fue adelgazando a pesar de que comía constantemente. Así fue como quedó reducido a la condición de mendigo, y se vio en la necesidad de vivir de las ganancias que le reportaba su hija Mestra, la cual tenía la facultad de cambiar de forma. Mestra era vendida bajo la forma de caballo, vaca, cerdo, y otros animales degranja; luego recobraba su apariencia humana, lograba escapar y volvía junto a su padre, y éste volvía a venderla en la forma de otro animal. Finalmente, Mestra fue vendida y devorada como un animal de granja. Desde entonces, fue tal el hambre de Erisictón, que terminó devorándose a sí mismo.

CUESTIÓN 178.

Midas y Sileno

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Midas, rey de Frigia, en Asia Menor, capturó a Sileno en una fuente cerca de Macedonia. Lo consiguió mezclando vino en las aguas de la fuente, y emborrachando así a Sileno; al ser llevado ante la presencia de Midas, habló sobre la vanidad de las riquezas mundanas, y dijo al rey que el mejor destino para el hombre es el de no nacer en absoluto, y el segundo en importancia es morir lo más rápidamente después de haber nacido. No conforme con aquellas palabras, Midas dejó marchar a Sileno. Poco después, Sileno regresó a la fuente donde había sido capturado y bebió del agua hasta emborracharse; los sirvientes de Midas lo encontraron vagando en el pueblo, lo llevaron ante el rey, y éste, después de alojarlo hasta que le pase su embriaguez, lo devolvió a Dionisio. Como recompensa a su hospitalidad, Dionisio concedió a Midas la satisfacción de un deseo, y el pidió la facultad de transformar en oro todo cuanto tocase. Pero pronto lamentó su elección porque hasta su comida y su bebida se convertían también en oro. Para liberarse del encantamiento, Midas recibió el consejo de Dionisio de lavarse en las aguas del río Pactolo; así quedó liberado de su aciago poder, pero las arenas del río se convirtieron en oro.

CUESTIÓN 179.

Polifemo y Galatea

Polifemo, el cíclope hijo de Poseidón, se enamoró de Galatea, una de las nereidas, hijas de Nereo. Polifemo trataba de conquistar su favor con cantos de amor y otros métodos sugeridos por su harto escasa inteligencia. La alegre y burlona ninfa no correspondió a su amor; lo provocaba y ridiculizaba, alentando sus esperanzas con palabras amables, pero rechazándolo. Aunque su actitud frente al pesar amoroso del cíclope se hizo menos áspera, Polifemo nunca pudo obtener sus favores. Galatea se enamoró de un príncipe joven y hermoso llamado Acis, hijo de otra ninfa; se amaron en secreto, desconfiando de la cólera de Polifemo, hasta que un día el cíclope oyó como Acis entonaba una canción amorosa dedicada a Galatea, y, en un arranque de celos, aplastó a su rival bajo una enorme roca; en respuesta a sus gritos en demanda de ayuda, Galatea lo convirtió en un río que luego llevó el nombre de Acis. Finalmente, Galatea fue complaciente con Polifemo y le dio un hijo llamado Gálates o Galas; pero el dolor por la muerte de Acis no le abandonó hasta que quedó convertida en una fuente.

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CUESTIÓN 180.

Pigmalión

Pigmalión, rey de Chipre, renegaba de las mujeres y decidió no casarse nunca, pues a todas les encontraba algún defecto. Así, prefería pasar el tiempo absorto en el oficio de la escultura, que era su pasión, hasta que un día encontró un pedazo de marfil excepcionalmente hermoso; desde entonces, pasó varios días y noches esculpiendo en él una estatua que representaba la imagen de Afrodita, cuya figura a él le parecía la de una mujer ideal. Una vez terminado su trabajo, Pigmalión se enamoró de aquella estatua, y le dio el nombre de Galatea; vivía desconsolado porque la trataba como a un ser vivo, pero aquella escultura se mantenía inanimada y no podía responder a sus manifestaciones de cariño. Un día que se celebraba en Chipre un festival en honor de Afrodita, Pigmalión se acercó a la diosa y le pidió que le diese una esposa que tuviera la más posible semejanza con la estatua. Afrodita, se dirigió al taller de Pigmalión, y quedando encantada con el parecido que la imagen tenía con ella misma, hizo algo mejor, le dio vida a la estatua misma. Pigmalión se casó enseguida con Galatea y tuvieron un hijo, Pafo, que fue el que dio nombre a la isla de Afrodita.

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CUESTIÓN 181.

Clitia y Leucótoe

Clitia, hija de Océano, se enamoró de Helio y lo espiaba diariamente desde que salía de su palacio, por la mañana, hasta que llegaba al oeste por la tarde. Así atrajo la atención de Helios y se convirtió en su amante. No obstante, las aficiones amorosas de Helio se dirigieron después hacia Leucótoe, hija de Órcamo, rey de Babilonia. Debido a que el padre de Leucótoe la tenía demasiado vigilada, Helio asumió la figura de la madre de la joven, Eurínome, para lograr acceder a sus aposentos y seducirla. Celosa por lo ocurrido, Clitia contó el hecho a Órcamo, quien enterró viva a Leucótoe. Helio intentó devolverle la vida pero no pudo, así que la transformó en la planta de incienso. Después, Helio abandonó a Clitia, resentido por su traición. Inconsolable, Clitia se retiró al desierto, y estuvo nueve días sin comer, viendo continuamente pasar a Helio por el cielo. Finalmente los dioses, apiadados de ella, la convirtieron en el girasol o heliotropo, en cuya figura aún sigue contemplando a su amado.

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CUESTIÓN 182.

Dafnis

Dafnis era un pastor siciliano, nacido de la unión de Hermes con una ninfa. Desde muy joven, no quiso saber nada del amor, hasta que Afrodita lo castigó inspirándole un anhelo insaciable por la ninfa Pimplea. Ésta correspondió a su amor, pero fue raptada por Litierses, rey de Frigia; para rescatarla, Dafnis le propuso a Litierses una competición en la siega. Dafnis perdió el desafío y estaba a punto de ser decapitado por el rey cuando apareció Heracles y mató a Litierses. Juntos de nuevo, Dafnis y Pimplea fueron felices un tiempo, pero él rompió el voto de fidelidad que le había hecho, engañándola con la pastora Cloe; entonces Pimplea se vengó dejándole ciego. Dafnis pasó el breve resto de su vida componiendo tristes endechas sobre su propia desdichada suerte, y este fue el origen de las canciones y poemas pastoriles. Hermes lo llevó al cielo e hizo que en lugar donde había muerto, naciera una fuente.

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CUESTIÓN 183.

Baucis y Filemón

Baucis y Filemón eran una pareja de ancianos de Frigia, que eran extremadamente pobres. Cuando Zeus y Hermes, disfrazados de vagabundos, recorrieron Frigia, habían buscado posada en vano por la zona, pues sus pobladores no conocían la hospitalidad, y sólo fueron amistosamente acogidos por Baucis y Filemón, en su humilde cabaña. Entonces, Zeus decidió inundar toda la región de Frigia, para castigar a sus hostiles habitantes, pero salvó a Baucis y a Filemón. Como recompensa a su bondad, los dioses le otorgaron un templo maravilloso en lugar de su pobre cabaña, y ellos fueron convertidos en sacerdotes para cuidarlo mientras vivieran. Pero el deseo más ardiente que Baucis y Filemón pidieron a los dioses, fue el de morir juntos en el mismo momento. Así, años más tarde, cuando ellos llegaron a una edad muy avanzada, Filemón se transformó en roble y Baucis en un tilo, que crecieron de un solo tronco, y por tanto permanecieron eternamente entrelazados.

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CUESTIÓN 184.

Alfeo y Aretusa

Aretusa era una náyade del bosque siciliano de Siracusa, y una de las ninfas favoritas de Artemisa. Un día, mientras se estaba bañando en una corriente que pertenecía a Alfeo, el dios-río de Élide, éste apareció y le declaró su amor. Aretusa huyó y Artemisa la convirtió en una corriente de agua y le concedió el poder de fluir bajo el océano hasta llegar a la isla de Ortigia, donde la diosa la transformó en una fuente. Pero Alfeo la persiguió por el fondo del mar donde él mismo se convirtió en un río cuyas aguas se unieron con las de la fuente.

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CUESTIÓN 185.

Hero y Leandro

En Sestos, un pueblo en el Helesponto (actual Dardanelos), habitaba una bella sacerdotisa de Afrodita, llamada Hero. Ella era amada por Leandro, un joven que vivía en Abidos, un pueblo en la orilla opuesta del mar. No podían casarse porque Hero había hecho un voto de castidad, a pesar de lo cual, como ella le correspondía, Leandro nadaba todas las noches el canal que unía Asia y Europa, guiado por una antorcha, hasta la torre donde se hallaba confinada Hero. Una noche tormentosa un fuerte viento apagó la luz y Leandro se ahogó; su cuerpo fue arrastrado hasta la costa bajo la torre de Hero. Desesperada, ella se arrojó al mar para morir al igual que él.

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CUESTIÓN 186.

Píramo y Tisbe

Píramo y Tisbe eran dos jóvenes, cuyos padres habitaban casas vecinas en Babilonia; desde niños se enamoraron, pero sus padres les prohibieron casarse. Sin embargo, los amantes mantenían susurrantes conversaciones a través de una grieta del muro que separa sus casas; finalmente decidieron encontrarse en las afueras de la ciudad, en la tumba de Nino, bajo una morera blanca. Fueron allá durante la noche. Tisbe, que llegó primero, huyó espantada porque vio venir una leona que merodeaba por los alrededores, y llevaba las fauces ensangrentadas de su última caza. Al escapar, la doncella perdió el velo, que la leona desgarró con su boca manchada de sangre. Cuando llegó Píramo más tarde, y encontró el velo, lo reconoció y al punto temió lo peor. No pudiendo soportar la idea de creer muerta a Tisbe, se clavó su espada por el costado. Luego volvió Tisbe, lo encontró muerto y ella también se suicidó con la misma espada. La sangre de ambos regó las raíces del moral, y por ello su fruto blanco, fue rojo en lo sucesivo.

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CUESTIÓN 187.

Psique

El rey de Numidia tenía tres hijas, la más joven de las cuales, llamada Psique (Alma), era tan hermosa que Venus tuvo celos de ella y envió a Cupido para que la hiciera enamorar del hombre más feo del mundo. Pero el propio Cupido se enamoró de ella y persuadió a Apolo para que convenza al padre de la joven que la vista como novia y la abandone en lo alto de una montaña. Desde allí, por mediación del Viento del Oeste, Cupido la trasladó a un palacio encantado, construido en un valle escondido, y allí la visitaba, pero siempre en la oscuridad. Al cabo de algún tiempo, Psique le pidió que permitiera la visita de sus hermanas, y Cupido accedió, aunque de mala gana. Ellas se pusieron locas de celos, sobre todo cuando descubrieron que Psique no había visto jamás a su misterioso esposo; entonces le dijeron que se trataba de un monstruo antropófago, y le dieron una linterna para descubrirlo y un cuchillo para matarlo. Aguardando a que Cupido se hubiera dormido, Psique encendió la luz sobre él, pero una gota de aceite cayó sobre su hombre y le despertó. Entonces Cupido la abandonó, reprendiéndola por su desobediencia.

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Psique procedió a ir en su búsqueda, procurando vengarse de sus hermanas, a quienes asesinó mientras dormían con el mismo cuchillo que le habían entregado. Después de mucho recorrer, llegó a la morada de Venus, la cual la recibió con aspereza y le obligó a efectuar tareas imposibles; primero, separar los diferentes granos mezclados en un montón, luego ir a buscar a una montaña inaccesible un cascarón de huevo de dragón, finalmente descender al Hades y traer una cantidad de belleza de Proserpina. Las primeras tareas fueron realizadas con la inesperada ayuda de unas hormigas y de un águila; la tercera, siguiendo los buenos consejos que le dio una torre desde la cual Psique pensaba arrojarse, desesperada, quedó prácticamente realizada cuando, habiendo casi regresado al mundo superior, tuvo la curiosidad de examinar el supuesto gorro de belleza que llevaba. Sin embargo, no contenía belleza, sino un sueño mortal, que enseguida le sobrevino. Ahora intervino Cupido en persona, después de haber obtenido por fin el consentimiento de Júpiter para que se casara, y Psique fue resucitada y unida a él.

CUESTIÓN 188.

Ilitía

Ilitía, la diosa del nacimiento, tenía su equivalente romano en Lucina. En Olimpia, en cierta ocasión, se temía un ataque de parte de los arcadios. Al acercarse contra ellos los eleáticos en orden de batalla, de pronto surgió Ilitía con un niño en brazos, diciendo que era hijo suyo, y que en sueños se le había dicho que lo entregara a los eleáticos en calidad de aliado para la defensa de su territorio. Los jefes eleáticos pusieron al niño a la vanguardia de su ejército, y al avanzar los arcadios, el infante al instante se transformó en una serpiente. Esto hizo que los invasores, llenos de pánico, retrocedieran, y los eleáticos fueron en su persecución. La serpiente desapareció bajo tierra, y en aquel lugar erigióse un templo donde se tributaron al niño honores divinos con el nombre de Sosípolis ("Salvador del Estado") y también a Ilitía, puesto que ella le "había traído al mundo".

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CUESTIÓN 189.

Reco

En la ciudad de Cnido habitaba cierto Reco, quien se dedicaba al oficio de comerciante. Un día que viajó a Nínive vio un roble que estaba en peligro de caer y ordenó a sus esclavos que lo apuntalasen. La dríade del árbol se le apareció, le dio las gracias por haberle salvado la vida y le dijo que formulara un deseo y ella se lo cumpliría. Él le pidió sus favores sexuales, y ella se lo prometió, y le indicó que una abeja iría a decirle cuándo había de visitarla. Pero cuando vino la abeja, Reco estaba enfrascado en un juego de damas y le habló con rudeza; entonces la ofendida ninfa lo dejó ciego.

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CUESTIÓN 190.

Safo y Faón

La isla de Léucade fue famosa por su promontorio desde el cual se precipitaban al mar los amantes desventurados; la leyenda dio inicio cuando Afrodita, que lloraba por la muerte de su amado Adonis, hizo el salto de Léucade y así pudo aliviar su sufrimiento. La poeta lírica Safo, nacida en la isla de Lesbos, sería una de las pocas mujeres que imitaron el salto de la diosa, tras ser rechazada por el joven marino Faón. Éste, también era oriundo de Lesbos, y cierto día transportó caritativamente en su barca a Afrodita, disfrazada de anciana, y por ello la diosa hizo de él el más hermoso de los hombres; entre todas las mujeres de Lesbos, fue Safo la que más se empeñó en conquistar su amor, pero él la rechazó de la manera más cruel. Entonces Safo, desesperada, decidió renunciar a toda compañía masculina y enseñó el arte de la poesía a un grupo de mujeres jóvenes, con las que mantuvo una estrecha relación, y por las que sentía un amor lujurioso; de ahí proceden los términos lesbianismo y safismo, que aluden a la homosexualidad femenina. Finalmente, Safo, solitaria, fue a Léucade y se arrojó desde el acantilado; los habitantes de Lesbos le tributaron honores divinos, y Platón se referiría a ella como la "décima musa".

CUESTIÓN 191.

Íbico

Íbico, nacido en Regio (Calabria), fue un poeta que llevó una vida errante y pasó algún tiempo en la corte del tirano de Samos Polícrates. Fue asesinado durante un asalto a manos de un grupo de ladrones en los alrededores de Corinto, y pidió a una bandada de grullas que vengara su muerte. Poco después, en el teatro de Corinto, uno de los ladrones exclamó al ver una bandada de grullas: "¡Cuidado con los vengadores de Íbico!". De este modo el ladrón se delató y las grullas de Íbico se convirtieron desde entonces en un símbolo de justicia poética.

CUESTIÓN 192.

El Oráculo de Delfos

Después de asesinar a Pitón, Apolo se posesionó del oráculo que el monstruo guardaba en Delfos. En este santuario, la sacerdotisa de Apolo se llamó Pitia, honrando así la memoria del monstruo profético. La Pitia interpretaba la voluntad del dios y predecía el futuro. Pero el consultante, antes de recibir las palabras del oráculo, debía antes purificarse en la fuente de Castalia, cuyas aguas cantarinas estaban también inspiradas por Apolo.

Apolo tuvo que defender su oráculo de Heracles, el cual una vez que fue despreciado por la Pitia, se enojó tanto que quiso saquear el templo y fundar un oráculo en otro lugar. Apolo llegó en defensa de su oráculo y luchó contra Heracles; pero Zeus intervino en la disputa poniéndose entre sus dos hijos y puso paz.

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Los dos principales rasgos del oráculo de Delfos eran el ónfalo y el trípode. El primero significa "punto central" y marcaba el punto medio de la superficie terrestre, que fue marcado por dos águilas (las aves de Zeus) y dos cisnes o cuervos (las aves de Apolo); estas aves fueron enviadas desde extremos opuestos de la tierra y se juntaron en aquel mismo sitio. El ónfalo es el asiento del propio Apolo cuando reside en el oráculo. El trípode era el asiento de la misma profecía. En él se sentaba la Pitia o Pitonisa, la profetisa que daba los oráculos. Estando su cuerpo levantado sobre el suelo, la sagrada influencia de Apolo, en forma de vapor que salía por la una hendedura del suelo, podía pasar por debajo y penetrar dentro de ella. La Pitonisa era originariamente una joven virgen, pero habiéndola violado un impío malvado, en lo sucesivo sólo mujeres ancianas desempeñaban estas funciones.

La primera Pitonisa célebre fue Sibila, nacida en la ciudad de Eritras, y posteriormente criada en la aldea de Marpeso, en el territorio de Troya. Sibila se granjeó el favor de Apolo, a cuyo servicio se hallaba grandemente consagrada, y él la inspiraba para que diese profecías infalibles, aunque algo enigmáticas. Después de su muerte, Sibila fue tomado como un nombre común, y surgió toda una serie de sibilas, quienes generalmente vivían en grutas o cerca de corrientes de agua. Además de la original del Helesponto (es decir, la de Marpeso), hubo la de Persia, la de Libia, la de Delfos (una hermana del mismo Apolo), la de Cimeria, la de Eritras (llamada Herófila), la de Samos (llamada Femónoe), la de Cumas (Deífoba o Amaltea, la autora de los famosos oráculos sibilinos de Roma), la de Frigia (otra vez la de Marpeso) y la de Tibur (llamada Albunea). Las profecías de las sibilas usualmente estaban escritas en versos hexámetros, en un lenguaje muy enigmático y oscuro, de suerte que si el sentido aparente de la profecía resultase falso, la sibila podía refugiarse siempre detrás de otra interpretación.

Se cuenta que el último oráculo de Apolo en Delfos fue pronunciado bajo el mandato del emperador Juliano el Apóstata, que intentó revigorizar el culto a los dioses antiguos en pleno siglo VI, ante el pujante cristianismo. Fue todo en vano, los dioses paganos ya estaban destinados a extinguirse. Y el último mensaje del oráculo dijo: "Dile al emperador que el labrado salón ha caído al suelo; Febo no tendrá por más tiempo su escudo ni su profético laurel, ni su fuente locuaz; el agua del discurso se ha secado".

CUESTIÓN 193.

Creso

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Creso fue el último rey de Lidia. Expandió sus dominios a través de conquistas que incluyeron todas las ciudades griegas en la costa de Asia Menor, obteniendo una gran cantidad de botines, que hicieron famosa su fortuna. Según la leyenda, el sabio ateniense Solón visitó una vez la capital lidia, Sardis, y Creso le preguntó si el poseedor de tales riquezas no podría ser considerado como el más feliz de los mortales. Solón respondió: "No le llames feliz antes de su muerte". Después de los once primeros años de su reinado, Ciro II el Grande, rey de Persia, dirigió su ejército contra Lidia, penetrando hasta Sardis. Entonces Creso acudió al oráculo de Delfos, donde le preguntó a la Pitia si debía franquear el río Halis y atacar con sus tropas a Ciro. La respuesta fue típicamente ambigua: la Pitia respondió que si cruzaba el río Halis un gran imperio se derrumbaría. Creso entendió que se refería al imperio persa y, animado por el oráculo, se lanzó al ataque. Sin embargo, la respuesta se refería al imperio de Lidia. Creso perdió la batalla; cuando fue capturado y hecho prisionero, le pidió al victorioso Ciro que enviara sus grilletes a Delfos. Después, Creso fue condenado a muerte, y cuando estaba a punto de ser quemado vivo por Ciro, llamó con gritos a Solón, recordando las palabras del sabio. Ciro fue informado del significado de ello, y se impresionó tanto que ordenó que se apagara la hoguera. El fuego ardía tan vivamente que su orden no podía cumplirse, pero Apolo, al que veneraba Creso, intercedió con una tormenta que apagó las llamas. Creso entonces fue puesto en libertad y honrado por los persas.

CUESTIÓN 194.

El nudo gordiano

Gordias era un campesino frigio que se convirtió en rey porque entró el primero en un pueblo y cumplía con las condiciones del oráculo, según el cual los habitantes debían elegir como gobernante a la primera persona que entrara en la plaza pública en un carro sobre el cual esté posado un cuervo. En agradecimiento, Gordias dedicó su carro a Zeus y lo colocó en el bosquecillo del templo, atando la lanza del carro al yugo con una cuerda. El nudo era tan complicado que nadie podía desatarlo. Se decía que quien fuera capaz de desatar el difícil nudo se convertiría en el gobernador de Asia. Muchos lo intentaron, pero en vano. Según la leyenda, cuando Alejandro Magno (uno de los líderes militares más importantes del mundo antiguo) llegó a Frigia, en el 333 a.C., fue incapaz de desatar el nudo gordiano, así que sacó su espada y lo cortó de un tajo. Esa noche hubo una tormenta de rayos que simbolizó, según Alejandro, que Zeus estaba de acuerdo con la solución.

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CUESTIÓN 195.

Jano y Cardea

En el Lacio había una ninfa llamada Cardea, que había engañado a muchos ansiosos pretendientes invitándoles a que fueran delante de ella a una cueva y echando luego a correr, tan pronto como ellos habían vuelto la espalda. Jano, el dios romano de las puertas, se enamoró de ella, y puesto que con sus dos caras podía mirar hacia atrás, el truco de la ninfa, naturalmente, falló. Para indemnizarla por haberle quitado la virginidad, Jano le concedió a el privilegio de amparar y defender las puertas de las casas romanas. Cardea utilizó este poder para ahuyentar a ciertos seres nocturnos parecidos a vampiros, conocidos con el nombre de Striges, a petición del rey albano Procas.

.CUESTIÓN 196.

Pico y Circe

Pico, el sagrado picamaderos de Marte (el Ares griego), inicialmente fue un hombre que estaba felizmente casado con la ninfa Canens (la Cantora), hija de Jano y Venilia, y vivían en la isla de Eea. Cierta ocasión la hechicera Circe, hija de Helio, se le insinuó, pero él rechazó sus pretensiones amorosas. Para vengarse, Circe lo convirtió en un picamaderos; Canens, después de mucho tiempo de infructuosas pesquisas, fue languideciendo hasta convertirse en una voz sin cuerpo, en el lugar que posteriormente fue llamado, en su memoria, Canens.

CUESTIÓN 197.

Fauno y Bona Dea

El hijo de Pico y Canens fue Fauno ("el favorable"; asimilado al dios griego Pan), el dios de los campos y selvas; hablaba con la gente a través de los sonidos del bosque y en las pesadillas. Recorrió el Lacio, enseñando a su pueblo cómo cultivar y criar ganado. Su hija fue Bona Dea, que la tuvo de la ninfa Damia, y era famosa por su castidad; Fauno concibió una insana pasión por ella y trató de seducirla emborrachándola. Al ver que ni así conseguía nada de ella, la golpeó con varas de mirto; finalmente se transformó en serpiente y de esta forma pudo satisfacer sus deseos, introduciéndose él en el órgano sexual de su hija; una vez que Fauno recuperó su forma original, Bona Dea lo golpeó con el codo, y por ello él la apaleó hasta dejarla muerta. Por ello, el vino y el mirto fueron evitados en el ritual de Bona Dea, y para conmemorar su castidad, ningún hombre podía hallarse presente.

CUESTIÓN 198.

Vertumno y Pomona

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Pomona, diosa romana de los frutos (pomas, especialmente frutos de árboles como las manzanas o las peras), cuidaba de sus jardines y árboles frutales con gran esmero, y sólo se dedicaba a ellos, con su hoz de podar; reducía los bosques salvajes a jardines ordenados. Pomona era muy recatada, aunque su belleza era causa de que fuera cortejada por toda clase de dioses; pero ella a todos los rechazaba. Especialmente vivía enamorado de ella Vertumno, deidad de las estaciones, que se acercaba a ella bajo cualquier excusa y disfraz: ora se convertía en pastor, ora en agricultor, hasta que finalmente asumió la de una mujer anciana. Con este disfraz defendió su propia causa con tanta elocuencia, que cuando volvió a su propia forma, Pomona estaba completamente dispuesta a escucharlo, y se avino a tomarlo por esposo.

CUESTIÓN 199.

Lamia

Lamia, hija de Poseidón y de Libia, fue una hermosa mujer, amante de Zeus. Su esposa Hera, celosa, la castigó y cada vez que Lamia daba a luz un hijo, Hera le daba muerte ocultamente. No contenta con ello, Hera condenó a Lamia a no poder cerrar sus ojos, de modo que estuviera siempre obsesionada con la imagen de sus hijos muertos. Zeus le otorgó el don de poder extraerse los ojos para así descansar, y volver a ponérselos luego. Transida de dolor, Lamia se refugió en una cueva y se convirtió en un monstruo con el cuerpo de una serpiente y los pechos y la cabeza de una mujer, y cuyo hedor era insoportable. Lamia sentía envidia de las otras madres y por ello robaba y devoraba a los niños por la noche.

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CUESTIÓN 200.

El Fénix

Originario de la lejana Etiopía, era el ave Fénix y se relaciona con el culto del Sol. De enorme tamaño, tenía el aspecto de águila, con un plumaje tan colorido, nunca visto en ningún otro animal; se decía que podía vivir una larga vida, de quinientos a doce mil años. Pero al ser único en su especie, cuando sentía que llegaba el fin de su vida, preparaba una pira con plantas especiales y le prendía fuego. De las cenizas renacía el nuevo Fénix.

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Autor:

AllanAAA