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La mujer en la mitología: su significado moral, histórico y psicológico (I) (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

Las diosas del panteón mitológico

El hombre primitivo nunca dudó de las dotes especiales que hicieran de la mujer entidad única y ser especial. Los templos griegos y romanos y la evidencia del arte prehistórico reiteran la noción de un interés profundo en la mujer como forma poderosa proveída de influencia enorme en los destinos tribales.

Como diosa, la mujer osciló entre los artilugios que la representan diversamente como furia, como gracia, como musa, como instrumento fértil, nutriente y capaz de criar — como asimismo ansiosa de tomar las armas, de luchar, de atacar y de defender — atributos que se consideraban esencialmente masculinos.

Los dioses del panteón mitológico

Por su parte, la mitología representa a la par los dioses masculinos como seres egoístas, promiscuos volátiles y a menudo volubles — en principio y en comportamiento; más humanos, en sus propensiones, que los hombres mismos.

Los ritos de maternidad y la obesidad en la mujer de la Edad de Piedra

A pesar de que las esculturas más vetustas que poseemos históricamente, representan el figurín de una mujer obesa; la obesidad que hoy vemos en el ser humano moderno, no podía haber existido en el pasado. La mujer en la Edad de Piedra carecía de los medios nutritivos y ambientales para adquirir la corpulencia representada en la estatua famosa y aún enigmática de la Venus de Willendorf o en la de la Afrodita de Laussel. La explicación posible de la inspiración para esas esculturas, ricamente elaboradas en su detalle, es que esa obesidad de tipo Síndrome de Cushing, que ambas estatuas representan, era tan excepcional que el artista que las esculpiera las reprodujo para preservarlas en el tesoro de la historia como curiosidad excepcional.

Venus de Willendorf

La mujer moderna

El rol de la mujer moderna permanece todavía en estado impreciso, ya que aun se la mantiene como ser subyugado en todas las religiones y en la mayoría de las sociedades que pueblan el planeta.

A medida que nuestras sociedades se volvieran más independientes de las tareas de recoger y cazar; y, a medida que nuestras comunidades se convirtieran en naciones agriculturitas y domesticadoras de animales, la mujer se trocó en una amenaza para el control político y para la hegemonía sexual del hombre.

El hombre, convencido de su superioridad física y libre de los impedimentos causados por las hemorragias menstruales y el embarazo; decretó que la mujer era esclava y le asignó una representación inferior en los destinos tribales y comunales. De esa actitud derivó el concepto de la mujer como ser dependiente y privada de todo albedrío.

Esta mujer, que aún existe, vive en las sociedades que son patriarcales y machistas, como lo son las de los países latinoamericanos, donde a la mujer se la considera un lujo y una adquisición sin función esencial; y más que nada, sin poder económico o político — un ser trivial que ostenta sus vestimentas y sus joyas para expresar la fortuna del hombre, que sus encantos, lograron conquistar.

No se las percibe como Miriam de Magdala, apóstol y esposa espiritual del Cristo Redentor, ni como Juana de Arco, ni como una heroína, oráculo o diosa de índole mitológica. No, hoy se las simboliza como individua despersonalizada, inclinada a los ataques histéricos y a sufrir de la dispareunia y de las enfermedades del comer — un ser eminentemente trivial e insulso.

Pero, no es así como son las cosas, aunque así sea como algunos hombres y las religiones machistas lo hayan decretado.

Lady Godiva…

El papel crucial de la mujer moderna

Privada de su papel original de alma máter, la mujer de hoy ha aceptado la imposición de la muerte de su identidad única como género, y su renacimiento forzado como caricatura de lo que en los mitos de antaño fuera una figura poderosa y una figura a la par con los dioses masculinos del Olimpo — con quienes compartiera el poder, el control y el derecho igualitario de aspirar a conquistas amorosas y materiales.

En nuestra sociedad donde el papel del hombre se convierte en ser una figura representativa del poder político, económico y utilitario; la mujer se halla en una posición de desventaja insólita e injusta. De la mujer se espera que sea en esencia y a la vez, amante, esposa, y madre; mientras que permanece como entidad anónima e invisible — ella compendia todo lo que de su marido deriva y nada más…

Pero, en nuestras sociedades complicadas por una extensión exagerada de la adolescencia, por la transmisión de fortunas familiares siguiendo líneas patriarcales; y por la existencia de grupos donde se considera una calamidad que una pareja falle en la procreación de un varón, la mujer se descubre en una posición de desventaja cuando tiene que reparar el daño hecho a su imagen por el hombre rapaz que sin rodeos la desplazara.

Sin embargo, más a menudo que no, es la hembra quien está mejor preparada por la Naturaleza, para perpetuar las fortunas de la familia. Aún así, el derecho establecido de primogenitura masculina la desplaza, la incapacita y la elimina.

Las Tres Furias

Las tres furias (Vallejo)

Estas deidades horripilantes y temibles eran las hijas de Aqueronte y de la Noche. Se las confunden con las Erinias y las Euménides, de quienes es imposible separarlas. Son tres, Alecto (incesante en la ira), Tisífone (la vengadora del asesinato) y Megara (la de los celos).

Su misión era cumplir, contra los hombres, las sentencias vengadoras de los dioses. Ellas vivían en el averno, ascendiendo a la tierra sólo para castigar a los malvados. Como diosas, fueron justas, pero crueles a la vez. Implacables en su misión de castigar todas las ofensas contra la sociedad humana, tal como el perjurio, las violaciones de los ritos de hospitalidad y sobre todo, los asesinatos de sangre familiar.

Las furias, en secreto, eran capaces de ternura, de protección y de amor, pero como justicieras permanecerían inclementes y crueles.

Al final las Furias, como mujeres al fin, fueron transformadas en Euménide, diosas protectoras de los suplicantes.

Conclusiones

No hace muchos años que me preparaba para dar una cátedra acerca de la mujer para la Convención Nacional de la Organización Nacional de Mujeres (NOW) en Missouri.

Me extrañó que a mí se me invitara, ya que parecía ser lógico que a una mujer distinguida le fuera otorgado ese honor — cuando preguntara por qué a mí me escogieron, la presidenta de la organización, la doctora Doris Skiddis, respondió simplemente, "porque usted ha demostrado un respeto profundo para los dos sexos, no sólo para su propio género…"

Durante mi presentación me di por enterado que las mil quinientas mujeres en la audiencia, poseían conocimientos vastos acerca de los logros del hombre; pero que igualmente carecían de información (aún elemental) acerca de los logros significantes y de las contribuciones que su sexo había hecho para contribuir al bienestar de la humanidad.

Parecía entonces, y todavía parece, que la mujer ha aceptado una posición paranoica y deprimida en el mundo en que vive. Una posición en la que su existencia se limita a tolerar el papel que el hombre le asigna — el de ser una mujer invisible.

Esta percepción es equívoca.

Con el advenimiento del control reproductivo que la educación sexual y los métodos contraceptivos le proveen, con su entrada en todas las profesiones existentes y con el recurso del divorcio; todo me insta a pensar que la mujer debe de recobrar su lugar que otrora tuviera entre los "dioses" de nuestras sociedades civilizadas. (Véase mi artículo: La Píldora: Invención que Cambiaría el Destino de la Mujer).

Consideraciones filosóficas número (II)

La mujer en la posición singular de ser padre y madre a la vez: Su significado social, su impacto y los dilemas resultantes en el desarrollo de todo ente social

La familia es la institución que goza del arraigo más significativo en la constitución natural del ser humano.

La mujer es el más poderoso e importante de los sexos en toda la Naturaleza.

La familia existe, porque la mujer la necesita para llevar a cabo su función reproductiva en la especie humana. La familia, entonces, existe, porque debe de existir, ya que su presencia es inmanente en toda sociedad o grupo de nuestro género — Siendo, de esta manera, constante, porque nuestra especie la precisa como estructura básica para su supervivencia, su reproducción y su defensa.

Por ello la familia existe… capisce?

Que a quienes nos traicionan haciendo sus alegatos falaces de la superioridad del hombre nos les agraden estas verdades, no las cambian — porque verdades lo son…

Para nuestra especie, la agrupación familiar es módulo nato, como igualmente lo es para las abejas la construcción de colmenas, para los arácnidos la tejedura de telarañas o para las hormigas la formación de colonias — En este respecto, se puede decir lo siguiente: que la familia evolucionó como un mecanismo de adaptación especie-específico. (Véanse los trabajos de E. O. Wilson al respecto, especialmente In Search of Nature).

La familia original

La familia tradicional, por todos conocida como la familia nuclear, consiste de: padre, madre e hijos. La familia tradicional cuando abarca en su alcance, todos los parientes cercanos, se conoce como la familia extendida.

Como organización, se entiende en círculos sociológicos, que la familia es un arma insuperable… algo que, a su propio detrimento, muchos procuran ignorar.

Los cambios

La familia moderna, debido a la movilidad humana y a la creciente universalidad del divorcio, ha adquirido nuevas características en su significado. Significado que debe de ser estudiado, ya que impacta en la salud emocional de los hijos, en la de los esposos y en la economía general de las naciones mismas.

Comencemos, estipulando que para hacer un estudio meticuloso de la constitución y de la función de la familia, es esencial que se la reconozca como la organización primordial o básica que sirve de medida y parámetro para la definición de toda institución o entidad social, política, militar y económica humanas.

En resumen: la familia es el estándar con el cual de mide, se analiza y se evalúa toda congregación humana.

La familia es la creación única de la mujer, nacida de sus necesidades reproductivas y nutrientes. Todo esto resulta en la confirmación innecesaria de sus superioridades, tanto biológicas como psicológicas.

Ahora, aplicaremos lo aprendido a otras áreas inexploradas.

Las empresas, su definición y su estructura

Todos reconocemos que la definición de lo que es en esencia una organización es tarea complicada y difícil. Por esa misma razón definiciones abundan, sin que haya una de aplicación universal que sea satisfactoria — como sucede con el asunto elusivo de las enfermedades del comer.

Interpolando lo aprendido en el estudio de la familia como organización, estaremos en la posición de entendernos a nosotros mismos, de interpretarla desde el punto de vista psicológico, como también aprehenderemos la psicología de los negocios entre las estructuras conocidas humanas.

Los negocios son grupos que son más que la suma de sus componentes individuales; y la función de los grupos requiere que métodos especializados se empleen para lograr su entendimiento.

Este mismo estado de fluidez y de complejidad del problema, es lo que nos impulsa a concluir que las organizaciones en sus fundaciones están sujetas a debate continuo, a reestructura constante y a cambio incesante. Con el paso del tiempo la noción misma adquiere nuevos significados, nuevos matices y evoluciona, perdiendo la coherencia de algunos de los conceptos viejos, los que los nuevos reemplazan. En círculos psicoanalíticos, existe actualmente una tendencia progresiva de aplicar el uso de metáforas psicológicas basadas en el desarrollo humano para la definición de organizaciones — por ejemplo, las organizaciones se conciben como súper organismos vivientes con emociones propias y sujetas al análisis riguroso en sus manifestaciones de psicopatología — como si fueran verdaderos seres enfermos o disfuncionales.

Ejemplo

Individuos diferentes operando como células en un organismo dado, trabajando lado a lado en una misma institución, pueden, teniendo la misma impresión, percibirla de modo diferente. Una persona puede entenderla como fuerza malevolente y hostil, dedicada a actos destructivos. Mientras que otro puede percibir la misma empresa como un modelo de todo lo que es correcto. Negocio que se consagra exclusivamente a hacer el bien, mientras que una tercera persona la puede construir como algo donde se realiza una función para cumplir un deber, y nada más.

De modo paralelo se comportan quienes a la familia consideran.

Nuestra tesis

Para explicar la familia, nuestra tesis resta en su totalidad en la noción de que las organizaciones se entienden por la psicología de sus miembros como grupo, de acuerdo a inferencias basadas en la estructura y el desarrollo del carácter propio y personal de quien las analiza.

Las metáforas que empleamos, son función de los procesos del desarrollo y son sujetas al impacto de nuestras constituciones psicodinámicas fundamentales cuando son aplicadas al entendimiento y definición de organizaciones y familias.

El concepto de lo qué es el carácter

Esta idea importante fue originalmente desarrollada por Freud en conexión con lo que él llamara el "carácter anal", para denotar una configuración estable de características comunes: naturaleza parsimoniosa y ordenada, terqueza natural, que se desarrollan como formaciones-reacciones durante el proceso de entrenamiento de enseñar al niño el uso del sanitario. Freud predijo, con certeza, que esas configuraciones psíquicas determinarían de por vida las impresiones que esos individuos adquirirían de otros y la forma de sus relaciones con su entorno. Abraham, discípulo de Freud, extendió al significado del carácter, el impacto del desarrollo a los períodos orales, fálicos y genitales del desarrollo psicosexual. Abraham asimismo definió el carácter "como la suma de las reacciones instintivas de una persona a su entorno social".

Fue Abraham quien a su vez asignó peculiaridades distintivas a cada formación de carácter que es posible en el ser humano.

Más adelante, otros dieron ímpetus a la idea de que central a la formación y estructura del carácter son las sublimaciones y las formaciones-reacciones. La sublimación preserva los deseos que son característicos de cada etapa del desarrollo, desviándolos hacia nuevas direcciones libres de cualidades socialmente inaceptables que originalmente poseyeran. Consecuentemente, el deseo oral de succionar o morder, puede desplazarse del seno a una pipa. La formación-reacción, lleva a una ordenación diametralmente opuesta a la exhibida en la etapa temprana del desarrollo. De esa manera, un placer infantil derivado de jugar con las heces fecales se reemplaza de disgusto asociado hacia las mismas, con la, aceptación de su representación simbólica, como sería el esculpir con el barro.

Niñas bañándose. Edvard Munch (¿Voyerismo sublimado?)

El rol de la fijación

Algunos individuos, afectados por interferencias traumáticas, se detienen en etapas del desarrollo de las cuales no pueden escapar, permaneciendo de por vida supeditados a funcionar emocionalmente como si vivieran en épocas inmaduras — demostrando tendencias a acciones que son contradictorias con su edad cronológica o posición en la vida.

Aquí resumiremos los principales estilos de formación del carácter de acuerdo al psicoanálisis.

Primera Etapa. La Etapa oral: el desarrollo del carácter narcisista

Para el niño en el comienzo de la vida, el seno materno lo es todo. Lo que el niño percibe es deseo y satisfacción, nada más. El mundo debe de estar sujeto al impulso y a su satisfacción. Lo demás carece de significado. Esta etapa de deseo y satisfacción inmediata, se conoce como la etapa del narcisismo primario. Naturalmente, el niño se pone furioso cuando algo impide o interfiere con su gratificación. El mundo que lo opone es el mundo de realidades que no pueden permitir a nadie descarga instintiva ilimitada. El niño aún no advierte que el mundo no gira en su torno. Como no hay razón o entendimiento; puro amor o puro odio son los afectos posibles. Para este tipo de individuo, las cosas deben de ir sólo a su manera y nada más.

Muchos seres humanos crueles e irascibles existen fijados en esta etapa.

El narcisismo

El narcisismo primario, no debe de ser confundido con el secundario, que procura atraer energía sexual hacia el ego, haciéndose deseable. El narcisismo primario deniega la existencia de otros o de sus necesidades. No puede dar, sino solamente coger.

El narcisismo secundario es el resultado de la adaptación sofisticada de un mundo de mutualidad y de concesiones recíprocas. Este es un narcisismo adaptivo.

La familia en el Pleistoceno

La segunda etapa: La etapa anal y el carácter obsesivo

El mundo del carácter narcisista se estructura alrededor de impulsos. La normas sociales, las reglas de grupo y los roles definidos, que son los medios principales con que toda sociedad controla el comportamiento de sus miembros, y que a través la realidad social del grupo se disponen. Por el narcisista se perciben como ajenos y arbitrarios. Lo que señala el desarrollo de la próxima etapa es que el individuo comienza a comprender la operación y función de las reglas, sin que necesariamente comprendan su significado o la función que éstas sirven. La interacción con esas nociones, conceptos y parámetros; incomprendidos como son, crea un estado de ansiedad acentuado. Este estado de ansiedad sólo permite ser reducido si uno se somete a las reglas establecidas, incorporándolas como obligaciones, como compromisos que deben de ser ejecutados, sin titubeos o dudas. Los individuos en esta etapa movidos a escapar el peligro que les aguarda si dan rienda suelta a sus impulsos en un mundo indefinido y extraño, requieren y demandan reglas y dictámenes estrictos para dirigir sus acciones. La tensión que caracteriza este estado es, entre la ansiedad que deriva de existir en un mundo incomprensible e incomprendido y la necesidad de aplicar compulsivamente su adherencia a las reglas de ese mundo.

Algo que resulta complicado y difícil, a la vez.

Si personas y organizaciones en la etapa narcisista pueden perder contacto con la realidad, lo opuesto puede ser dicho que caracteriza esta nueva etapa del desarrollo, que se asocia clínicamente con el carácter anal, cuyas características primordiales son orden, rigidez y parquedad.

Control es la marca de distinción de este tipo de carácter obsesivo, control éste que, a menudo interfiere con la libertad de proceder sin los obstáculos que ellos, erigen sin necesidad, para reducir las ansiedades que resultan de la falta de preceptos y reglas de naturalezas rígidas y draconianas.

A menudo nos encontramos con personas que son compulsivamente prolijas y ordenadas, como si no ser así representa un peligro extremo. Uno ve esa persona tan profundamente controlada, como alguien sin capacidad de goce o de placer en nada. Persona que, a menudo, trata los demás con el mismo tipo de vigilancia. Estas son personas que acumulan y esconden sin ton ni son; porque lo que atesoran son boberías tontas — como si lo que acopian fueran cosas importantes y de valor. El tamaño de la pila tornándose en el elemento de la mayor importancia.

Los impulsos negativos y destructivos del carácter obsesivo poseen una cualidad sado-masoquística; su satisfacción derivando del sufrimiento y humillación que pueden infligir en otros o que otros, a ellos también, pueden infligirle. Lo que difiere de la rabia ciega del carácter narcisista. Mientras que el carácter narcisista puede desear la aniquilación de quienquiera que sea que obstruya su satisfacción propia, el carácter obsesivo puede en realidad disfrutar la experiencia del dolor prolongado. La violencia y el sufrimiento en otros, pudiendo resultarles fascinantes.

Para ventilar sus impulsos destructivos los caracteres obsesivos poseen mecanismos cuyas consecuencias son menos anti-sociales que las del narcisista. Éstas consisten en su subordinación total a rutinas mecánicas y a comportamientos basados en la repetición compulsiva. La repetición compulsiva, por su parte, representa una fuerza muy primitiva en la vida instintiva. Una fuerza conservativa que procura la reducción de los estímulos y el retorno a una vida de inercia total. Con esa adherencia mecánica a sus rutinas, los caracteres obsesivos tratan de alcanzar un estado de seguridad relativa y de inercia paralizante in a mundo complejo y desconcertante — un estado que puede entenderse como suicidio institucionalizado o como modo de supervivencia individual.

Organización, productividad y el carácter obsesivo: El estado del orden impersonal 

El carácter narcisista puede hallar un lugar en las organizaciones sociales, pero se adapta a las mismas de manera titubeante y tentativa. No puede decirse lo mismo del carácter obsesivo que se halla a sí mismo en su elemento dentro del mundo de las organizaciones de cierto tipo. Las reglas del trabajo, las rutinas establecidas, los horarios, las cuentas, los récord, la regularidad de lo previsible, que son la esencia de la burocracia, ofrecen un medio sumamente controlado, que en esencia constituye la idea del obsesivo de toda organización.

Movido por la ansiedad agobiante, los caracteres obsesivos encuentran conforte en la estructura rígida. Ellos se sienten mejor cuando aplican reglas predeterminadas para establecer el orden. Pero, la cantidad de energía psíquica que malgastan para lograr ese orden, es prodigiosa en su magnitud. Ellos se vanaglorian en descubrir errores insignificantes en cualquier récord, o en exponer una desviación inconsecuente de cualquier regla. En su deseo e interés de mantener el mandato y la consistencia, los caracteres obsesivos veneran la precedencia y la tradición viendo cualquier desviación de éstos como catástrofe potencial. En consecuencia, ellos oponen y resisten cambio e innovación con una tenacidad que es característica de su tipo de personalidad. Asimismo, los caracteres obsesivos encuentran muy difícil laborar con los caracteres impulsivos narcisistas. Creatividad, emoción e interacción espontánea son fenómenos profundamente amenazantes, engendrando ansiedades agudas, la que procuran reducir y neutralizar creando nuevas reglas impersonales y elaboradas.

Los rasgos que caracterizan esta personalidad son valiosos para cualquier organización, aunque a veces su rigidez y falta de espontaneidad obstruya el progreso, ya que los cambios los amenazan sobremanera. Son organizadores naturales, frugales, minuciosos y demandantes. Pero carecen de toda flexibilidad y no saben cuando ceder y ser flexibles. En su esencia son los burócratas por excelencia, desprovistos de toda creatividad.

No debe de ser malinterpretado que los caracteres obsesivos carecen de todo narcisismo. Todos poseemos anhelos narcisistas. Mientras que nuestro narcisismo se usa para que seamos más aceptables y por los demás deseados, el narcisista puro niega la existencia de los demás, tratando de ubicarse en el centro del universo donde, sólo él, vive.

En esencia, mientras que el carácter obsesivo atenta el control de su entorno, el narcisista le niega toda importancia que no sea la propia.

Narcissus David Bailin

La Etapa Fálica, el Complejo de Edipo y el Colectivismo

La etapa anal se sucede por la etapa fálica, que anuncia el comienzo del Complejo de Edipo. La etapa fálica se caracteriza por la preponderancia erótica de los órganos genitales, el descubrimiento de las diferencias anatómicas entre los sexos y el desarrollo divergente en el sentido psicológico entre las hembras y los varones. Algunas de las características de la etapa fálica se tornan parte del carácter sólo después de pasar a través de cambios dramáticos, que resultan luego de la resolución del Complejo de Edipo y el comienzo del desarrollo moral del niño.

Durante la resolución penosa del Complejo de Edipo el niño aprehende la noción de que él o ella no son la figura o el objeto más importante para la madre, sino que ella (la madre) posee una vida propia para ella y que la relación entre los padres, a veces, excluye la de los padres con los hijos. Con ello el desarrollo sexual infantil concluye. La mayor parte de los deseos sexuales infantiles se extinguen o se reprimen, culminando en la etapa de la Latencia.

Niños bañándose Edvard Munch

Durante la etapa fálica, es común que los niños sean fascinados con narrativos épicos, mitos narrando gestas heroicas, dragones, armas mágicas, príncipes valientes y la liberación de princesas, etc. Poder y control aparecen como preocupaciones mayores en la fantasía del niño, y en muchas sociedades el poder se asocia con la posesión del pene. Más adelante en sus vidas, los elementos fálicos reaparecen en personas con ambición desmedida, preocupados de modo intenso con el poder y el control que pueden ejercer sobre los demás, el logro de de objetivos grandiosos y con la implementación de visiones ambiciosas. (Véase mi artículo acerca del tamaño del pene).

Es durante este período de latencia, total o parcial, que las fuerzas psíquicas se desarrollan que más adelante actuarán como inhibidores en la vida sexual, reduciendo su dirección como si fueran represas. Las fuerzas psíquicas aquí descritas son, aversión, vergüenza, y demandas morales y estéticas. (Un libro para consultar: Primates and Philosophers: How Morality Evolved por F. de Waal),

Estas fuerzas no detienen los impulsos sexuales, sino que canalizan esa misma energía del ámbito sexual a otras áreas donde se expresan como la sublimación. La sublimación misma siendo responsable por muchos de los logros artísticos y culturales de los que comúnmente disfrutamos.

Ahí es donde comienza el período de la latencia.

Dos eventos importantes emergen en ese instante. Primero, los niños interiorizan la autoridad de la sociedad, encarnada en el padre punitivo, transformándola en una nueva agencia, el súper-ego; aceptando que la vida está repleta de inhibiciones y restricciones sociales y que ellos no necesitan amenazas externas para imponerlas, sino que ellos mismos se las imponen a sí mismos. Segundo, los niños descubren que la vida contiene para ellos una promesa. Los varones pueden convertirse en hombres, como sus papás, pudiendo descubrir una relación amorosa con alguien como su madre. Las hembras, en la configuración tradicional, pueden volverse mujeres como sus madres, gozando del amor de un hombre como sus padres, y procreando sus propios hijos. Para los jóvenes de los dos sexos, aspirar a ser adultos significa que están dispuestos a abandonar su inmadurez bajo órdenes del súper-ego, a cambio de de la promesa de que sus deseos serán satisfechos cuando sean adultos. Crecer envuelve este acto de fe y de idealización del mundo del adulto. De esta manera, se aprende la auto-disciplina y se contienen nuestra naturaleza impulsiva, nuestros deseos instintivos y nuestros sentimientos inmaduros.

Hicimos el desvío de la explicación psicoanalítica para dar más solidez a nuestra tesis de que la mujer, como persona, ha sido desestimada en su importancia por el hombre machista/chauvinista.

En un nivel descubrimos, por ejemplo en el colegio, un mundo amplio y extenso, uno mucho más amplio del entorno reducido y pequeño de la familia en el cual los dramas edípicos se representaran. Este es un mundo con prohibiciones y restricciones, pero que asimismo recompensa a quienes lo obedecen. En otro nivel, nosotros no sólo descubrimos este mundo, sino que lo construimos por vía de nuestras acciones y porque en éste creemos. Estas actividades superiores son las características que delinean esta etapa.

La psicoanalista Jane Loevinger llama esta etapa, la etapa del conformismo, porque provee al individuo con una espontaneidad que nace del seguimiento y la obediencia de las pautas sociales y aceptadas. El individuo se identifica con los miembros de su grupo y vive comportándose como ser maduro entre ellos.

En resumen

  • La madre y el padre son necesarios para el desarrollo harmonioso de los seres humanos
  • Cuando la madre o el padre, por necesidad deben de adoptar ambos roles par el bienestar de sus hijos, ambos papeles se desempeñan deficientemente
  • Las estructuras psicodinámicas de los hijos determinan sus tendencias evolutivas, como asimismo aplica a la de padres inmaduros y/o ausentes
  • Los negocios y las empresas son agregados orgánicos de seres cuyos comportamientos y proclividades afectan su éxito final.

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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