En todas las culturas donde se vive una situación donde la irrupción de lo sagrado adquiere una particular intensidad, la religión ofrece a la cultura su dimensión de profundidad vital. Tal sucede en las grandes áreas culturales inspiradas por las grandes religiones del Oriente, por el hinduismo o por el budismo, por el judaísmo o por la del Islam. De la misma forma ocurre en las naciones marcadas por el contacto profundo con el cristianismo. A su vez, la cultura ofrece las formas expresivas que hacen presente en la vida familiar y social los grandes ideales y valores religiosos: la verdad absoluta, la belleza sublime, la justicia incondicionada, la bondad misericordiosa.
Además la cultura popular puede ofrecer formas expresivas de la fe o de la esperanza religiosa, del ethos de solidaridad y fraternidad, de la búsqueda de reconciliación y paz a la misma religiosidad o piedad. De este modo, han coexistido siempre con la vida de la comunidad eclesial, como institución, múltiples expresiones de fe y de la vivencia religiosa popular, dotadas muchas veces de gran sinceridad religiosa y autenticidad humana en su expresión de la confianza creyente, así como de contenidos objetivos de la fe. Con frecuencia, la vivencia religiosa se ha mezclado íntimamente con las realidades culturales o sociales, coloreando el lenguaje y el arte popular, la vida familiar y comunitaria.
Las ciencias sociales contribuyeron al estudio y delimitación de lo «popular» y a la totalidad homogénea llamada «pueblo» (idealizados por discursos en los que se cruzan el ensayismo social y la política) y han propuesto la imagen de lo popular como resultado de procesos de producción simbólica de grupos subalternos en relación con otras clases sociales: lo popular no tiene un carácter esencial y, siendo algo inestable, supone una heterogeneidad que deriva tanto de sus diversas raíces sociales como de las diferentes situaciones históricas en que se produce (situaciones que pueden incluir también lo que hoy conocemos a través de la investigación de circuitos de hibridación cultural y de dinámicas de globalización). Es a partir de esto que no hablamos de una cultura o culturas populares sino de una cultura producida por grupos populares.[1]
La cultura popular es amplia y abarcadora, aunque se defina en ocasiones con aspectos netamente regionales o locales. La influencia de esta en la vida social de los pueblos es muy vasta, incluso definitoria en la formación de la identidad cultural de las naciones.
Teniendo en cuenta la relación existente entre religión y sociedad, por andar estas unidas en el transcurso de la historia de la humanidad, la primera ha aportado un gran número de costumbres, que forman parte fundamental del universo simbólico de los pueblos, donde la misma se profesa.
Cuba no está exenta de esas costumbres heredadas de la religión. La Iglesia Católica, principal institución religiosa en la isla desde la colonización hasta principios del siglo XX, aportó un gran caudal de creencias heterodoxas que, junto a las donadas por las religiones yoruba y conga, también fuertemente presentes en el territorio nacional durante esa época , formaron lo que don Fernando Ortiz catalogó como "ajiaco cultural".
La influencia de estas religiones en la cultura popular se enmarcó principalmente en fiestas de santos, que con el pasar de los años se han convertido en fiestas populares, la creencia en brujas, güijes, entes demoníacos, que son los causantes de disímiles infortunios y que aún prevalecen fundamentalmente en el imaginario popular de las zonas rurales de preferencia de ascendencia hispana, sin descartar otras etnias.
Para el siglo XX comienzan a fomentarse las iglesias protestantes en la isla, aunque estaban presentes para el año 1898[2]El universo simbólico de estas denominaciones de nuevo tipo, que aparecen en el archipiélago nacional, difiere en gran medida, con respecto a la Iglesia Católica, que se encontraba ya asentada en Cuba por más de 300 años. Estas diferencias, sin embargo, son fundamentales, pues permitieron que el protestantismo aportara nuevos matices al argot popular cubano.
También existen costumbres tomadas del catolicismo e incluso de religiones más antiguas, que formaron parte de la herencia mágico religiosa del catolicismo primitivo, de utilizar amuletos o talismanes, llamados por las religiones africanas "resguardos", para alejar de las personas que los utilizan las enfermedades y los males que los puedan atacar.
Según el doctor Alejandro Torres Gómez de Cádiz Hernández, el proceso de asentamiento de las diferentes denominaciones en la región oriental responde a la lógica seguida comúnmente a escala nacional. Como ya se ha explicado, estaba mediada por circunstancias económicas y sociales muy particulares Aun cuando las denominaciones tradicionales fueron las primeras en establecerse en la región, la posterior configuración respondió a elementos no de índole cronológico estructural sino a una peculiaridad básica: la relación denominación – tipo con su respectiva base social, entendida esta ultima como la composición étnica y socio clasista.[3].
La sanidad divina en el discurso y la liturgia pentecostal
El Pentecostalismo es un movimiento religioso que ocurre dentro de las iglesias protestantes o evangélicas, que puede tener sus orígenes en divisiones internas, en la labor de misioneros o como una tendencia autóctona.[4] También suele suceder la aparición de denominaciones pentecostales principalmente en la etapa sectaria de este movimiento.
El pentecostalismo surge entonces de las entrañas del Movimiento de Santidad, marcado por una teología premilenarista y una liturgia avivadora, extremadamente emocional, dado en lo esencial que su base social heredada, estaba conformada por las masas de obreros empobrecidos, grupos de inmigrantes, grupos raciales negros y un sector desarraigado de la clase media que se vio desplazado por el elitismo del Mainstream Protestantism.[5]
Las iglesias pentecostales se distinguen por las siguientes características: El asumir parte medular en sus creencias y prácticas el bautismo del Espíritu Santo y la seguridad de la existencia del mismo a través de sus dones, entre los que se encuentran el hablar en lenguas, la profecía, la sanidad, entre otros.
El movimiento pentecostal es una de las experiencias religiosas más importantes del siglo. Se trata, tanto de un fenómeno socio-religioso mundial cuanto de un movimiento alternativo en la vida y misión de la Iglesia cristiana. El Pentecostalismo es, ante todo, un movimiento religioso y no una "denominación" u organización religiosa. Aunque existen comunidades religiosas autodenominadas "pentecostales" y grupos religiosos conocidos como "carismáticos" en el seno del catolicismo, es el movimiento de lo Pentecostal lo que los dinamiza y produce sus expresiones orgánicas y visibles.[6]
Desde el punto de vista teológico, lo pentecostal, en América Latina como en cualquier otro país del mundo, es una experiencia religiosa de lo Divino y como experiencia religiosa, representa una prolongación ritualizada del suceso pentecostal originario.[7]
Sociólogos de la religión como el brasileño Francisco Cartazo Romil y el suizo-francés Jean Pierre Bastian, señalan que el pentecostalismo es "la religión de las camadas pobres de la sociedad" y se explica en la dinámica de las relaciones sociales del modo de producción capitalista que le imprime su sello a su condición de clase y a su ideología.[8]
Hay una variedad de "cultos" pentecostales. Los más conocidos son el culto evangelístico, el culto de oración, el culto dedicado a la enseñanza de la Palabra de Dios, los cultos especiales(aniversario de la iglesia, Navidad, Pascua, Pentecostés, Día de las Madres, etc.), y el culto dominical central (evangelístico), entre otros. Hay también cultos especiales de oración (de un día, una semana, un mes continuo, con objetivos específicos), cultos especiales de evangelización (más conocidos como campañas evangelísticas en la iglesia o al aire libre), cultos de alabanza y adoración (incluye mensaje de la Biblia), cultos de Bautismo y Santa Cena (eucaristía), cultos de acción de gracia (culto fúnebre in memorian de alguna persona), cultos para la dedicación o presentación de niños, cultos de "sanidad divina", cultos de restauración espiritual (reconciliación del converso) y , cultos de liberación (de endemoniados), entre otros. Cada uno de estos cultos procuran siempre ser extáticos, es decir, carismáticos, con manifestacionesde los "ministerios", "dones" y "operaciones" del Espíritu.[9]
Según las investigadoras Daisy Fariñas y Ana María Díaz:
"Los pentecostales cubanos se basan en una interpretación literal de Nuevo Testamento para proclamar que el pecador debe ir buscando la perfección de sus acciones durante su vida con la ayuda de la fe en el Espíritu Santo. El nuevo nacimiento se produce con la conversión, con la profesión de fe, y conlleva una transformación de la vida del creyente, que se inicia con el bautismo. Una de las más altas expresiones de ese bautismo de Espíritu Santo es darle a los salvos el don de hablar en lenguas o glosolalia"[10].
Las iglesias pentecostales se han caracterizado desde siempre por ofrecer un "clima" que posibilita la sanidad del hombre. Se piensa en la atmósfera que se llega a formar en una comunidad cuando se realiza un acto cultural. Los himnos, canciones, coros, testimonios y predicación transmiten el "mensaje de Dios" al hombre. Es así, que para los miembros del movimiento pentecostal, en el culto se celebra y vive la victoria de Dios sobre el mal y se comparte esa victoria con Dios, lo que hace que se forme un clima sanador.
"El concepto de sanidad física, emocional, espiritual y mental es característicamente pentecostal. La soberanía de Dios sobre el hombre permite la posibilidad del milagro, que no es otra cosa que la intervención directa del poder de Dios en la vida del ser humano."[11]
Para el movimiento pentecostal la sanidad está fuertemente relacionada con la labor evangelizadora del cristianismo. Estos tomando a la Biblia como principal fuente de sabiduría han creado su propia conceptualización respecto a lo que es la sanidad y el origen de la enfermedad.
Para los pentecostales, la sanidad divina "[…] es esa sanidad que se consigue de cristo mediante la oración y fe en su palabra. No es el efecto de la mente sobre la materia, sino que es el poder de Cristo sobre la enfermedad"[12].
"Teniendo en cuenta la interpretación literal que hacen los pentecostales de la Biblia, para ellos la sanidad es posible si para ello se tiene fe y se está preparado para la sanidad espiritual y física"[13], pero a pesar de que creen en la posibilidad de enfermarse por causas normales, según el pastor Mario Jorge Travieso, se le atribuyen el 85% de las enfermedades a causas espirituales, o sea a Satanás.
Otras formas de Sanidad Divina pentecostal es la unción con aceite. En la Biblia a menudo el aceite es símbolo del Espíritu Santo, por otro lado era también una especie de pacto entre las personas ungidas con ese aceite y Dios ya que estas pasaban a ser servidoras directas de él. Se debe tener en cuenta que para la civilización judeo- cristiana el aceite tuvo un lugar fundamental en su dieta, economía y comercio de ahí su gran valor simbólico.
Algo interesante dentro del movimiento pentecostal la clasificación que este hace de los tipos de enfermedades y sus causas.
En la concepción pentecostal las enfermedades pueden tener también diferentes orígenes y razones:
Enfermedades causadas por el hombre.
Enfermedades permitidas por Dios.
Enfermedades permitidas por Dios.
Enfermedades por causa del pecado o "desobediencia".
Enfermedades por causa del pecado que son un "castigo de Dios".
Enfermedades por causas naturales.
Enfermedades por causas espirituales.
Enfermedades por tomar la Santa Cena (eucaristía) en pecado.
Enfermedades como medios utilizados por Dios.[14]
Bibliografía
Campos, Bernardo: Experiencia del Espíritu; claves para una interpretación del pentecostalismo. Ecuador, (CLAI) Consejo Latinoamericano de Iglesias, 2002.
Gamaliel, Lugo: Base Social del Pentecostalismo Latinoamericano. Buenos Aires, Encuentro Pentecostal Latinoamericano (EPLA), 19-22 de Abril, 1989.
Massón Mena, Caridad: El pentecostalismo en Cuba; su visión desde el municipio. La Habana, Cuba, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana "Juan Marinello", 2004.
Naranjo Miriam:"La iglesia como comunidad sanadora". En revista Caminos, No. 35, 2005, pp.11-23
Sabater Palenzuela, Vivian M. (compiladora): Sociedad y religión; selección de lecturas. Tomo I. La Habana, Editora Félix Varela, 2003.
Kenzy Savage: La palabra sanadora. 308 N. Garden, Roswell, New México.
La Santa Biblia. Versión Reyna-Varela, Editorial UBU, 1960.
Torres Gómez de Cádiz, Hernández, Alejandro: Iglesia, cultura y sociedad; Estudio histórico del protestantismo en Holguín (1900-1960). Holguín [inédito] 2004.
____________________________: El protestantismo en Holguín; Estudio socio – histórico. (1900 – 1960) [Tesis de grado][inédito] 2002.
Vaccaro, Gabriel O: "Identidad pentecostal". En .
Autor:
Lic. Enrique Antonio Lalana Torres
Especialista de investigaciones culturales de la Casa Iberoamericana de la Décima de Las Tunas, Cuba. Graduado en Estudios socioculturales por la Universidad de Holguín, donde se especializó en antropología religiosa.
[1] Pablo Semán: “Religión y cultura popular en la ambigua modernidad latinoamericana”. En Nueva Sociedad No. 149, Mayo-Junio 1997, pp. 130-145.
[2] Alejandro Torres Gómez de Cádiz Hernández: Iglesia Cultura y sociedad; Estudio histórico del protestantismo en Holguín (1900-1960), [Inédito], p.11.
[3] Alejandro Torres Gómez de Cádiz Hernández: El protestantismo en Holguín; Estudio socio – histórico. (1900 – 1960) [Tesis de grado][inédito] 2002. p.46.
[4] Caridad Massón Sena: El Pentecostalismo en Cuba: su visión desde el Municipio. p. 3
[5] Alejandro Torres Gómez de Cádiz Hernández: Iglesia Cultura y sociedad; Estudio histórico del protestantismo en Holguín (1900-1960). p.19-20
[6] Bernardo Campos: Experiencia del Espíritu; Claves para una interpretación del pentecostalismo. CLAI, ecuador, 2002, p.14.
[7] Ibidem. p. 14.
[8] Gamaliel Lugo: Base Social del Pentecostalismo Latinoamericano. Buenos Aires, Encuentro Pentecostal Latinoamericano (EPLA), 19-22 de Abril, 1989.
[9] Ídem. p. 81-82
[10] Caridad Massón Sena: Op. cit. p. 3
[11] Gabriel O. Vaccaro: “Identidad pentecostal”. En www.pctii.org/wcc/vacarro94S.html.
[12] Kenzy Savage: La palabra sanadora. 308 N. Garden, Roswell, New México. P. 108
[13] Kenzy Savage: Ídem. p. 110
[14] Bernardo Campos: Experiencia del Espíritu; Claves para una interpretación del pentecostalismo. CLAI, ecuador, 2002, pp. 87-88.
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