Comentarios a la lectura del evangelio de Efesios 4:1–7; 11–13
Enviado por Dr. Luis Alberto Navarrete Obando
Comentarios a la lectura del Evangelio del día miercoles 21 de septiembre de 2016
Efesios 4:1–7; 11–13: Unidad en el cuerpo de Cristo.–
Efesios 4:1–7: Nueva Versión Internacional (Versión Reina-Valera 1960)[1]
1. Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido,
2. Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor.
3. Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.
4. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza;
5. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo;
6. Un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos.
7. Pero a cada uno de nosotros se nos ha dado gracia en la medida en que Cristo ha repartido los dones.
B) Efesios 4:11–13: Nueva Versión Internacional (Versión Reina-Valera 1960)[2]
11. Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros,
12. A fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo.
13. De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.
Interpretación:
Pablo, en la Carta a los Efesios, 4:1 al 7 y del 11 al 13, nos da a entender:
Este es un comentario–guía de estudio, lo que significa que usted es responsable de su propia interpretación de la Biblia. Cada uno de nosotros debe caminar en la medida del entendimiento que uno posee. La Biblia, el Espíritu Santo y usted son responsables de la interpretación dela Biblia. Usted no debe ceder este, que es su privilegio, a un comentarista humano quien quiera que éste sea.
Lea el capítulo completo de una sola vez. Identifique los temas. Compare sus divisiones de tema con las traducciones modernas. La división de párrafos no es inspirada, pero es la clave para seguir la intención original del autor, la cual es el corazón de la interpretación. Cada párrafo tiene uno y solo un tema principal.
El capítulo 4 comienza con la sección práctica de la carta (o sea caminar, Lc. 4:24; y 5:2 – 15). El conocimiento debe de afectar un estilo de vida! La verdad es relacional! La salvación no es un producto, una póliza de seguro en contra de incendios o una entrada al cielo, sino un arrepentimiento/fe continuo con Cristo esto significa la semejanza a Cristo.
Los versículos del 1 al 7 se enfocan en el tema del libro entero–unidad. La unidad de los creyentes, que está basada en la unidad del Dios Trino. El compañerismo corporal del evangelio cambia el exclusivismo de los falsos maestros y los judíos. Las cualidades espirituales que llevan a una unidad están declaradas en los versículos 2 al 3. La unidad es la responsabilidad de cada creyente. La unidad es la oración de Jesús (Jn. 17:11; 21–22).
La unidad debe ser continua e intencionalmente perseguida por los diversos dones del pueblo de Dios. Cada creyente ha recibido un don de un ministerio eficaz en la salvación (I Co. 12:7; 10). El hecho de que los creyentes son ministros dotados de Jesús, que no particularmente poseen un don especial, es la clave a la unidad en la iglesia. Los creyentes son un cuerpo y deben funcionar juntos.
La iglesia moderna occidental desesperadamente necesita de las verdades (Ef. 11–13). Líderes de la iglesia son dones para cuerpo de Cristo (la iglesia, dados para ayudar y animar al cuerpo completo para funcionar en el ministerio. El ministerio es el trabajo de todos los creyentes. No hay categorías de "clero–laicos" en el Nuevo Testamento. Si tú eres un cristiano, tú eres un llamado, con un don y un ministro de tiempo completo. No todos son llamados vocacionalmente, pero todos son llamados a servir!
El Trabajo de los líderes de la iglesia (Ef. 4:11) es entrenar al pueblo de Dios a hacer el trabajo del ministerio, el cual es evangelizar a los perdidos y madurar a los salvos (Ef. 4:12; Mt. 28:19–20).
Efesios en su libro total, describe los pecados del paganismo o bien las enseñanzas de los falsos maestros. La manera como viven los creyentes es crucial! No frutos, no raíz! Las vidas cambiadas y las que siguen cambiando, son evidencia de su salvación.
Pablo cita literalmente "en el Señor". Esta es una de la carta de Pablo cuando estuvo en la prisión, probablemente escrita en Roma. El cual tiene "prisionero de Cristo Jesús". Pablo veía a los creyentes como abarcados por Cristo. Ellos viven, se mueven y tienen su ser en Él (Job 12:10; Dan. 5:23; Hechos 17:28).
Agrega Pablo que, "andéis como es digno". Esto comienza la sección práctica de la carta. La unidad se mantiene con acciones útiles de un vivir con semejanza a Cristo (Hch. 17:28,10; 4:1,17; y 5:2,15; Col. 1:10; y 2:6). El Cristianismo es una decisión inicial seguida por un discipulado de estilo de vida. Esto sigue el mismo concepto como la temprana designación para la iglesia, "el Camino" (Hch. 9:2; 19:9,23; 22:4; 24:14,22). El término "digno" es descrito con belleza en I Jn. 2:6.
Note que debemos caminar dignos por nuestro llamado, no para recibir un llamado. Este patrón Jn. 2:6,10. Nosotros debemos hacer buenas obras porque somos salvos por gracia a través de la fe. Las buenas obras y el caminar digno son solamente posibles porque somos salvos y posesionados por el Espíritu Santo! Fluyen de no hacían. Son el resultado no los medios (Jn. 2:6).
La salvación es una puerta seguida por un camino! Es un regalo gratuito seguido por un estilo de vida que "cuesta todo".
Cuando Pablo cita literalmente "la vocación con que fuisteis llamados"; este es un INDICATIVO AORISTO* PASIVO. El llamado siempre viene de Dios (Jn. 6:44,65). La palabra "llamado" es etimológicamente relacionada al término "iglesia" (Jn. 6:44). Hay un obvio juego de palabras sobre éste término
Los creyentes son llamados a santidad (Jn. 6:44). Este es el balance teológico a la teología de la elección; la humanidad debe de recibir el llamado inicial de Dios (Jn. 6:44). El Dios soberano ha elegido recibir a la humanidad caída a través de la obra de Cristo y su respuesta de arrepentimiento por fe (Mc. 1:15; Hch. 3:16; 19; y 20:21). El soberano llamado y respuesta necesaria son los gemelos pilares teológicos de ambos pactos del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, pero el tercer pilar es un vivir santo. Dios quiere un pueblo que refleje Su Carácter, o sea Santos.
El término "toda humildad", comienza una lista de virtudes Cristianas las cuales producen unidad. "Humildad", es únicamente una virtud Cristiana la cual no fue incluida en la lista de virtudes de los moralistas (Estoicos) Griegos. Ambos, Moisés (Nm. 12:3) y Jesús (Mt. 11:29) son descritos por estos términos. Pablo lo usa varias veces (Fil. 2:3; Col. 2:18,23; y 3:12).
Cuando Pablo cita "mansedumbre", esto se refiere a "fuerza domesticada" como un animal entrenado. Los animales salvajes han sido domados para servir al hombre. Dios no quiere quebrantar el espíritu de los creyentes (Sal. 139, Él los hizo), sino el canal de su energía para Su propósito. Esta es una de las metáforas favoritas de Pablo para la vida del Cristiano (I Cor. 4:21; II Cor. 10:1; Ga. 5:23; y 6:1; Col. 3:12; I Ti. 6:11; y II Ti. 2:25.
El término "paciencia", es un sustantivo favorito de Pablo que usa Pablo, (Ro. 2:4; 9:22; II Co. 6:6; Ga. 5:22; Col. 1:11; 3:12; I Ti. 1:16; II Ti. 3:10; y 4:2). Los creyentes son pacientes el uno con el otro porque Dios es paciente con ellos. Ambos, gentileza y paciencia son frutos del Espíritu.
La frase "los unos a los otros con amor", este es un PARTICIPIO PRESENTE MEDIO. Renunciar, a menudo es una apalabra usada doce veces por Pablo en sus escritos. Así como Dios tiene paciencia de largo sufrimiento con los no creyentes (Ro. 2:4; y 9:22) los creyentes deben de continuar luchando con las faltas y debilidades (I Ti. 1:6) de otros creyentes en la misma manera de gracia. Los creyentes deben poner a otros por los cuales Cristo murió antes que ellos mismos (Ro. 14:1–15:13; Ga. 5:22; Fil. 2:3; y 4:5; Col. 3:12–13). Esto de darse así mismo e imitar a Jesús (I Jn. 3:16).
Así veremos que en este texto, Pablo utiliza un PARTICIPIO ACTIVO PRESENTE con un INFINITIVO PRESENTE ACTIVO, como: "solícitos en guardar", "haciendo todo el esfuerzo para mantener", "procuren mantenerse", o "poniendo empeño en conservar". Todo esto es de la Nueva Versión Bíblica en Inglés, lo traduce como "no escatimaremos esfuerzos". La unidad, es el motivo recurrente de toda la carta, tal como Filipenses. La unidad es la voluntad de Dios para Su iglesia (Juan 17:11; 21–23).
Así lo entiende Pablo al término "Unidad"; donde al "escudriñad este texto bíblico y al hacer comparaciones con otros pasajes bíblicos; donde, los creyentes son personalmente responsables por la salud corporal y vitalidad del cuerpo de Cristo (Col. 3:14–15). Esto significa que usted! Solamente sumisión activa para el bien del entero puede mantener paz (Ef. 5:21).
Concluyendo tenemos que afirmar que hay un Señor, una fe y un bautismo; Los apóstoles y los profetas son esenciales para la Iglesia; se exhorta a los santos a vivir rectamente; ellos son sellados para el día de la redención.
Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor; solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Un cuerpo, y un Espíritu; como fuisteis también llamados a una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, quien está sobre todos, y por todos y en todos vosotros. Pero a cada uno de nosotros dada fue la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautivos a los cautivos, y dio dones a los hombres. (Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo). Y él mismo constituyó a unos apóstoles; y a otros, profetas; y a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros; a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia las artimañas del error, sino que, hablando la verdad en amor, crezcamos en todas las cosas en aquel que es la cabeza, a saber, Cristo; de quien, todo el cuerpo, bien ajustado y ligado entre sí por todas las coyunturas que lo sustentan, según la función adecuada de cada miembro, crece, edificándose en amor. Esto, pues, digo y testifico en el Señor, que no andéis más como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así sobre Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús, en cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre que es creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, dejando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga que dar al que padece necesidad. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de que dé gracia a los oyentes. Y no contristéis al Santo Espíritu de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, y enojo, e ira, y gritos, y maledicencia y toda malicia. Más bien, sed benignos los unos con los otros, misericordiosos, perdonándoos los unos a los otros, como también Dios os perdonó a vosotros en Cristo.
Salmo 18:2–5.[3]
"A toda la tierra alcanza su pregón"
David, nos muestra que el cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra. Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Pero, ¿Cómo vivirlo?; Pide al Espíritu que limpie la oscuridad de tus ojos para ver lo nuevo que está brotando. Que tu vida sea un reflejo de la vida de Dios en ti, y tus gestos proclamen que el amor es más fuerte y que la luz vence a la oscuridad.
Segunda Lectura:
Mateo 9: 9–13[4](Cfr. Lc. 5:27–32): "La Lección Divina".
Primero, debemos entender que es "La Lección Divina", que es una fuente genuina de la espiritualidad cristiana y a ella nos invita nuestra Regla. Practiquémosla cada día para adquirir un suave y muy vivo amor y para aprender la supereminente ciencia de Jesucristo. Así cumpliremos el mandato del Apóstol Pablo que nos recuerda la Regla: "La espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, habite con toda su riqueza en vuestra boca y en vuestros corazones, y todo lo que debáis hacer hacedlo en el nombre del Señor".
Lo que nos quiere enseñar Pablo es que, Y sucedió que estando él a la mesa en la casa, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: "¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?" Mas él, al oírlo, dijo: "No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa "Misericordia quiero, que no sacrificio". Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores".
Si leemos "El Sermón de la Montaña" (Mt. 6:5–7). La parte narrativa de los capítulos 8 y 9 tiene como finalidad mostrar cómo Jesús practicaba lo que acababa de enseñar. En el Sermón de la Montaña Jesús enseñó la acogida (Mt. 5:23–25; y 38–43). Ahora, él mismo la practica al acoger a leprosos (Mt. 8:1–4), extranjeros (Mt. 8:5–13), mujeres (Mt. 8:14–15), enfermos (Mt. 8:16–17), endemoniados (Mt. 8:28–34), paralíticos (Mt. 9:1–8), publicanos (Mt. 9:9–13), personas impuras (Mt. 9:20–22), etc. Jesús rompe con las normas y costumbres que excluían y dividían a las personas, esto es, el miedo y la falta de fe (Mt. 8:23–27) y las leyes de pureza (Mt. 9:14–17), e indica claramente cuáles son las exigencias de quienes quieren seguirle. Tienen que tener el valor de abandonar muchas cosas (Mt. 8:18–22). Así, en las actitudes y en la práctica de Jesús, aparece en qué consisten el Reino y la observancia perfecta de la Ley de Jesús.
El llamado para seguir a Jesús. Las primeras personas llamadas a seguir a Jesús fueron cuatro pescadores, todos judíos (Mt. 4:18–22). Ahora Jesús llama a un publicano, considerado pecador y tratado como impuro por las comunidades más observantes de los fariseos. En los demás evangelios, este publicano se llama Leví. Aquí su nombre es Mateo, que significa "don de Dios" o "dado por Dios". Las comunidades, en vez de excluir al publicano como impuro, deben considerarlo como un "Don de Dios" para la comunidad, pues su presencia hace que la comunidad se vuelva ¡señal de salvación para todos! Como los primeros cuatro llamados, así el publicano Mateo deja todo lo que tiene y sigue a Jesús. El seguimiento de Jesús exige ruptura. Mateo deja su despacho de impuestos, su fuente de renta, y sigue a Jesús.
Jesús se sienta en la mesa con los pecadores y los publicanos. En aquel tiempo, los judíos vivían separados de los paganos y de los pecadores y no comían con ellos en la misma mesa. Los judíos cristianos tenían que romper este aislamiento y crear comunión con los paganos e impuros. Fue esto lo que Jesús enseñó en el Sermón de la Montaña, como expresión del amor universal de Dios Padre (Mt. 5:44–48). La misión de las comunidades era ofrecer un lugar a los que no tenían lugar. En algunas comunidades, las personas venidas del paganismo, aún siendo cristianas, no eran aceptadas en la misma mesa (Hch. 10:28; y 11:3; Ga. 2:12). El texto del evangelio de hoy indica cómo Jesús comía con publicanos y pecadores en la misma casa y en la misma mesa.
La pregunta de los fariseos. A los judíos estaba prohibido sentarse en la mesa con publicanos y paganos, pero Jesús no presta atención a esto, por el contrario, confraterniza con ellos. Los fariseos, viendo la actitud de Jesús, preguntan a los discípulos: "¿Por qué vuestro maestro come con los recaudadores de impuestos y con los pecadores?". Esta pregunta puede ser interpretada como expresión del deseo de éstos, que quieren saber por qué Jesús actúa así. Otros interpretan la pregunta como una crítica de los comportamientos de Jesús, pues durante más de quinientos años, desde el tiempo del cautiverio en Babilonia hasta la época de Jesús, los judíos habían observado las leyes de pureza. Esta observancia secular se volvió para ellos una fuerte señal de identidad. Al mismo tiempo, era factor de su separación en medio de los otros pueblos. Así, por las causas de las leyes de pureza, no podían ni conseguían sentarse en la mesa para comer con los paganos. Comer con los paganos significaba volverse impuro Los preceptos de la pureza eran rigurosamente observados, tanto en Palestina como en las comunidades judaicas de la Diáspora. En la época de Jesús, había más de quinientos preceptos para guardar la pureza. En los años setenta, época en que Mateo escribe, este conflicto era muy actual.
Misericordia quiero y no sacrificios. Jesús oye la pregunta de los fariseos a los discípulos y responde con dos aclaraciones. La primera está sacada del sentido común: "No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal". La otra está sacada de la Biblia: "Aprendan, pues, lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio". Por medio de estas dos aclaraciones Jesús explicita y aclara su misión junto con la gente: "No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores". Jesús niega la crítica de los fariseos, y no acepta sus argumentos, pues nacían de una falsa idea de la Ley de Dios. El mismo invoca la Biblia: "¡Misericordia quiero y no sacrificio!". Para Jesús la misericordia es más importante que la pureza legal. Apela a la tradición profética para decir que para Dios la misericordia vale más que todos los sacrificios (Os. 6:6; Is. 1:10–17). Dios tiene entrañas de misericordia, que se conmueven ante las faltas de su pueblo (Os. 11:8–9).
Conclusión:
Hoy, en nuestra sociedad, ¿quién es marginado y quién es excluido? ¿Por qué? En nuestra comunidad ¿tenemos ideas preconcebidas? ¿Cuáles? ¿Cuál es el desafío que las palabras de Jesús plantean a nuestra comunidad, hoy?
Jesús ordena al pueblo que lea y que entienda el Antiguo Testamento que dice: "Misericordia quiero y no sacrificios". ¿Qué quiere decir con esto Jesús, hoy?
Notas: [1] Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
[2] Ob. Cit.
[3] El aoristo, es un término filológico derivado originalmente del estudio del indoeuropeo, que hace referencia a formas verbales de varios idiomas, que no necesariamente están relacionadas o con significados similares. En idiomas indoeuropeos como el griego, sánscrito, armenio y macedonio, así como en lenguas influenciadas por la tradición indoeuropea (como el georgiano), el término usualmente expresa el aspecto perfectivo y muchas veces se refiere a acontecimientos pasados. Indica una acción que se toma una sola vez o de una vez por todas.
[4] Ob. Cit.
Cajamarca, 21 de Septiembre del 2016.
Autor:
Dr. Luis Alberto Navarrete Obando.
ABOGADO – EX DOCENTE UNIVERSITARIO
DOCENTE UNIVERSITARIO INVESTIGADOR
?SACERDOTE PRESBÍTERO IGLESIA CATÓLICA UNIVERSAL